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FEDERICO URALES LA EVOLUCION DE LA FILOSOFIA EN ESPANA un est ar de RAFAEL PEREZ de la DEHESA EDITORIAL LAIA BARCELONA, 1977 Cubirts de Enrie Setué (Obra cela ajo Ia resin de José Luis Ablian con un estudio pela de Rael Pore dela Dees Primera eicin:Easiones de Cultura Poplar, Baredons, 1968 Seaund edicén (primers en "Edciones de Boslo") Teor Lats, Brcelons setiembre 1977 Propiedad de ext ein Cinctudo ol eso preliminary el dse dele cubier ‘Eoval Lai S.A CConsieion, 1-20. Baedona Ht Depo tga: B.$4:173-1977 ISBNS FET2E-ISES Impreso en; RomanydValls, Verdepuer.f,Copllades, Barsiona Printed in Span ESTUDIO PRELIMINAR por Rafael Pérez de la Dehesa tne nernneeareenvnsteitnenetnasemen ees till 1. Infancia y juventud de Federico Urales Juan Montseny Carret nacis en Reus, ciudad de. sélido abolongo obrerista, el 19 de agosto de 1864.’ Su padre, de ideas republicanas, era alfa- rero y su madre, de familia earlista, obrera textil aunque ambos alternaban estos trabajos con Ia venta de telas y mantas en los pueblos cercanos, Bra una pareja poco unida y el pequefio Juan no econocié un hogar feliz, En sus primeros afios al- terné con varias ocupaciones el aprendizaje del io de tonelero, pero a causa de su brillante inteligencia su maestro le animé a continuar sus estudios, Io que hizo con bastantes sacrificios, Cursé la carrera de magisterio. Bn 1885, a los 21 afios, ingress en la cooperativa obrera local 1 Usiizamos para estas notas biogrificas, os tres vo. imenes de MI vida publicados en 1932, Esta autobiogratia Tega hasta 1925; para la epoca posterior hemos utlizado las noticias que su hija ha tenido la amabilidad de enviar nos en ears de fecha 21 de octubre y 13 de noviembre de 1967. En los casos en que uillicemos alguna otra fuente lo haremos constar en nota. Dereamos manifestar agul nues ‘0 agradecimiento a la hija de Urales por su sooperacion ¥ por los valiosisimos datos que nos ha proporcionade. Centro de amigoss. Alli asistié al mitin que die~ ron durante una excursién de propaganda, Pablo Iglesias y Toribio Reoyo. Tras un breve periodo marsista, durante el cusl mantuvo corresponden- cia con Iglesias y fue suscriptor de El Socialista, pasé al anarquismo, ideologia dominante en su ciudad natal. En las filas libertarias ascendié ré- pidamente, Empez6 como secretario de la Seccién de toneleros de Reus y en 1887 lo era de la Fe~ deracién Comarcal Catalana adherida a la Fede- racién Regional Espafiola, En 1888 llegé a secre- tario general de Ia Federacién de toneleros de Espaiia. En 1887 fue uno de los més activos orga- nizadores de la manifestacion de protesta contra la ejecucién de los Mértires de Chicago, en cuya memoria los anarquistas espafoles organizaron un certamen literario e ideolégico en Barcelona en noviembre de 1892.* Durante ese afio, Juan Mont- seny se habia hecho cargo de la escuela Iaica de Reus, EI 19 de marzo de 1891 contrajo matrimonio con Teresa Mafié, maestra laica de Villanueva y Geltrit y poco después fue encarcelado por su Participacién en la manifestacién del primero de mayo. A partir de entonces sus detenciones serfan frecuentes. En 1892 sufrié una por la publicacién de una hoja de protesta contra las ejecuciones de los anarquistas de Jerez. Los atentados terroristas de Barcelona le levaron a escribir en 1893 Con- sideraciones sobre el hecho y muerte de Pallés 2 Véase Segundo certamen socialists (Barcelona, 1890), 0 y°EI proceso de un gran crimen, que le costaron un nuevo juicio. La serie de atentados culminé en 1896 con la bomba de Cambios Nuevos que fue el origen del célebre proceso de Montjuich. Entre los detenidos, ademas de Moatseny, figuraban Térri- da del Marmol, Anselmo Lorenzo, Teresa Clara- munt y José Llunas, es decir, Ia plana mayor del anarquismo catalan. Fueron encarcelados también algunos jévenes intelectuales de ideologia anarqui- zante, como Pedro Corominas.’ Montseny, tras varios meses en diversas cércsles y en el mismo Castillo de Montjuich, desde el que logré hacer legar al exterior varios documentos sobre las tor~ turas de que eran objeto los presos, iue desterrado 2 Inglaterra con un grupo de procesados. En va- ios de sus escritos utilizaba ya el seudénimo Fe- derico Urales. Anteriormente, habia usado ya otros nombres de montafas y cordilleras, mien- tres que su esposa firmaba como Soledad Gus- tavo. 1, La campaie de revisién del proceso de Montjuich y la fundacién de La Revista Blanca 3 Véase Joan Corominas, “Correspondance entre Mi- uel de Unamuno et Pere Corominas", en Bulletin Hispa- higue, LXI, 4 (epsiembre-noviembie,” 1959), 386-436, 9 LXIL, 1 (enero-marzo, 1960), 43-77; también G. Cheyne, “La ‘ntervencién de Costa en el proceso de Montjich correspondencia inédita con Pere Coromiass y otros", en Bulletin Hispanique, LXVI, 12 (enero-jinio, 1966), 68.85, y Armando Zubizarreta, Tras las huellas de Unamuno (Ma arid, 1960). u Urales pasé unos meses en Londres, donde par ticips en actos de propaganda, marché a Paris y finalmente volvié a Espaia; leg a Madrid el 28 de noviembre de 1897. Su retorno era ilegal —seguia vigente la condena de destierro— por lo que llevé siempre a cabo sus actividades bajo seu- dénimo, Su meta primordial en la capital era ini iar una campaia sistemitica en favor de los presos de Montjuich, a fin de que se revisase el proceso. Para ello contaba con una enorme doct- mentacién: cartas de los condenados, recuerdos, peticiones y memorias. El primer problema era en- contrar un periddico de amplia cireulacién que estuviera dispuesto a acogerla. No era tan senci- Io; la prensa anarquista habia sido prohibida en casi toda Espafa, Ia socialista habia denunciado sistematicamente el proceso, pero no tenia sufi- ciente difusién. Quedaban los periédicos republi- canos, y de ellos eligié El Progreso, de los zorri- istas, que divigia Alejandro Lerrous. Una vex aceptado su proyecto, ingresé de redactor ol 1° de enero de 1898, Lerroux habia dirigido antes El Pais, que re- cogid en sus paginas numercsas protestas contra Jas condenas. Uno de sus colaboradores ora Azo- rin, que recuerda en Charivari su primera cola boracién en él el 30 do noviembre de 1896: ata noche estaba exeibiendo Fuente un aticulo scerea det proceso anarquise de Barcelona Me ha dicho que le Syudara, he escrito nas courtly. {Mi debut en el peio= Sine nea 4 Azorin, Obrer Compleras, 1 (Madrid, 1947), 249, 2 ‘Poco después publicaba Martinez Ruiz una cerénica reproduciendo una carta de Montseny.’ El joven eseritor se habia proclamado:anarquista mi- Htante en 1894,* y la violencia de sus articulos le costaria_su puesto en El Pais.’ Cuando Leroux pasd a dirigir Bl Progreso le siguié también Azo- rin como redactor; en ese periédico fue compa~ fiero de Urales.* La campafia se inicié el 15 de diciembre de 1897 bajo el titulo general «Las infamias de Mont- juiche, En primera plana se publicaron cartas © informes documentando detalladamente los tor ‘mentos aplicados. Logré en poco tiempo un ex: 5 En “Crénica, EI Pats (22 de enero de 1897). 6 Véase E. Inman Fox, “José Martinez Ruiz. Sobre el anarquismo del futuro Azorin", Revista de Occidente, 35 (edrer0, 1966), 157-174, y “Una bibliografia anotada del periodismo de José Martinez Ruiz (Azorin): 1894-1904", Revista de literatura, 55-56 (diciembre, 1963), 231-246. Estos, importantes estudios son los primeros que permiten anslizar Ja €poca anarquisia de Azori, vilizando el enorme nimere e artieulos no recogidos en sus obras compleas 1 0c, 1, 264. 5 Alejandro Lerroux en Mis memorias (Madrid, 1937) 4a las siguientes versiones de su conocimiento de estos dos colaboradores de sv periddico: “Resibf un dia Ta visita de ‘Martinez Ruiz, scompafiado de otro sujeto que yo no con0- fa: era Juan Montseny”, pig. 221. Mi primer contacto con Jos elementos interesades en la tragedia de Montjuich fue or mediacin de Juan Montey... Por él me use en rela idn con Martinez Ruiz". pig. 385. Ambas versiones 500 Jnexactas. Azorin recverda en Charivart como le presenta ron a Lerroux el 27 de noviembre de 1896, OC, I, 246, Montseny en Mi vide afitma que fue a ver s6io a1 director de EP Progreso B traordinario eco en Ia prensa y consiguid polari- zar la opinién piblica, Represent6 en Espafia un facontecimiento paralelo al proceso Dreyfus en Francia, El 3 de abril de 1898 tuvo lugar una im- portante manifestacién, a la que asistieron Pablo Iglesias y los tres jefes de los partidos republica- nos, Pi y Margall, Salmerén y Esquerdo, que conté ‘con una nutrida asistencia “Mientras duré la campaia, El Progreso tuvo ‘un marcado tinte anarquists. El nimero comme- morativo de la proclamacién de la primera rep- blica, por ejemplo, reprodujo junto a textos de Ruiz Zorrilla, Esquerdo y Blasco Ibafiex, otros de Kropotkin’y Malato? Sin embargo, cuando se inicié 1a guerra con los Estados Unidos, eambié este tono por una postura ultrapatridtica y mili- tarista. Desde entonces encabez6 las primeras pla- nas con los lemas «iViva Espafals, «Viva el Ejército!s y «{Viva la Marinals, e inicié una in- tensa propaganda a favor de Weyler. La defensa de los presos de Montjuich pasé a segunda o ter- cera plana. Urales describe asi este cambio: Por su desgracia un dia Et Progreso inavgurd una sere de articulos que fueron su muerte. Tos maevor leetores que el diario que dirigia Lerroux habla adquirido 4 consecueacia de Ia esmpaa de Montjich fran obretos de ideas avenzadae; anarquistas, federal ¥ en ffeneral gente de Ia extrema i2guierda... pues bien, al publi arse advelos arseslor, Jos lectores de ideas avanzadas em- Pere fen ents venian a decir que ef hombre, de a reve apts ee Weylen 9 Pomeraban 2 Sho Be 9 (11 febrero, 1898). eae etna mn al como st jefe militar de Is futura sepiblica. Yo empecé 2 recibir cart quelandose del militarismo de" EI Progreso ¥ Ia administacion a recbir queas. cuando legs cl mo- fnento de las economia, pues lor gastos en El Progreso fran mayores que los ingrezos Lerroux me dijo due iban Siar Vanes Teaattores Poco despgs me comunisS Ia nueva de ave el consejo dministativo habia acordado. que s6i0 hubieze ua anar ‘quisa en la redacidn y que se quedaban con el mse sncero, El mi snosro era yo. Martince Rutz fue dado de baja: El ‘despots Azorin me Ia guards siempre creyendo due era 030 tia, yo creo que fe obra de Lerroun”™ Poco después El Progreso cesaba de existir. La participacién que habia tenido Lerroux en la campafia habria de ser fundamental para su fi turo politico, pues aprovechdndose del prestigio adquirido a través de ella entre las masas trabaja- doras de Barcelona, pudo, lanzarse durante los afios siguientes a la propaganda demagégica que le convertiria en «Emperador del Paralelo». Como puede deducirse de la cita anterior, de Ja colaboracién de Urales y Azorin no broté la ‘amistad y comprensién mutua que cabria esperar de su comunidad de ideas y propésitos. Sus di- vergencias eran anteriores a su eonocimiento per sonal. Urales habia leido en El Heraldo de Ma- Grid un comentario sobre Charivari, en el que se reproducia el pirrafo final de este folleto, En ‘Martinez Ruiz se declara y sus paginas contaron con las firmas ya mencionadas y con las de Jaime Brossa, Pedro Corominas, Jacinco Benavente, Clarin y un grupo de anarquistas entre los que destacaban Anselmo Lorenzo, Teresa Claramunt, Salvoechea y Rieardo Mella; ademas, claro esta, de la de Soledad Gus. tavo, que figura como directora, y la de Federico Urales que en sus articulos en la revista emples también otros seudénimos.* En Jos iltimos afios del siglo, la campafia en favor de los presos recibié el apoyo de toda la prensa liberal y, finalmente, tras un mitin que pre~ sidié Canalejas en abril de 1900, tuvo lugar una revisién parcial del proceso y fileron puestos en libertad los enearcelados 22 Ea ta primers época de Le Revista Blanca, Juan Montseny utlies edemas de Federico Urals los de Ricans ‘Andrés, Charles Money, Antonio Garcetin, Angel Como, Remigio Olivares, Docior Mouslin, y Un Trimarcun, Peasy Corominas utilizé también et pseuddnimo de Enrique Mer, gader; Juan Bautista Esteve el de Leopoldo Bonafulla’) Pedro Foix tos de Albert de ia Ville y Leda XE larsc, ganda época utliz6 Montseny Jos de Un profesor Ge ia Normal y Rudolf Sharfenstein, Posteriormente, La Revista Blanea luchd por Ja reapertura de los expedientes de los condena- dos en Jerez en el aio 92 y por los de la Mano Negra. El suplente de La Revista Blanca, Tierra xy Libertad, pasé de semanario a diario el 1° de agosto de 1903, y contd entre sus redactores a Julio Cambs. En 1904, Urales transfirié este dia- rio a Francisco Gonzilez Sola y a Bernardo Saa- vedra, En 1905 dejé de publicarse La Revista Blanca. Durante esta primera época madrilefa, sus paginas reflejaron fielmente Ia evolucién del anarquismo espafol. Recogié el avance progrosive de la doctrina de la hulga general, cuya prop: ganda habian iniciado José Sanjurjo y José pez Montenegro. Con este motivo celebré la Fe- Geracién Regional Espafiola dos congresos en el segundo de los cuales se voté une adhesion a este principio entre cuyos firmantes figuraba Federico Urales. En 1900 hubo una huelga general en Man- esa, que se extendié a otras partes de Catalusa En 1901 otra en Barcelona y en 1902 en La Co- rufa, Badajoz, Moréa y Barcelona. Tierra y bertad les presié apoyo y realiz6 suscripeiones en su favor. En 1903 este diario organizé una am- plia excursin de propaganda en la que habian prometido participar Reclis y Kropotkin, pero el gobierno les impidié entrar en Espaia, La Revista Blanca ha sido califieada por Diaz del Moral como epublicacién la mas importante del movimiento obrero en lengua espafola>," y 23 Historia de las esteciones competinas andaluzas (Me- arid, 196), 171 2% | | | ‘eete'mismo autor subraya Ia influencia de Tierra y Libertad entre los campesinos espafioles.* Es de extraordinario interés para los investigadores de nuestra historia social e intelectual. La Revista Blanca tenia una tirada de 8.000 ejemplares y su suplemento llegé a alesnzar los 15.000, La Revista Blanca y la presencia de Urales en Madrid contribuyeron de manera decisiva a crear en los medios intelectuales interés y, en al- gunos casos, simpatia hacia el anarquismo. En di- ciembre de 1901 tuvieron lugar en el Ateneo de Madrid una serie de conferencias, que se vieron muy concurridas, sobre Ia cuestién social. La po- sicién socialista, en sentido amplio, fue defendida por Praxedes Zancada y el doctor Jaime Vera; Ia anarquista por Urales, Azorin y Madinaveitia y Ja postura mondrquica conservadora por Leopoldo Rumeu, Gerardo Noval, Andrade y Salaverria; también intervino Ramiro de Maeztu. Manuel Aaafia evoca los grupos de participantes: y evlze Urales y ta. Gustave un joven entrerrubio. ra surado, impSvido, que silo aludia un adversacio erguisve #0 cl escafo ¥ ablertos Ios brazes, exciamaba: "|¥ yo soy hom- bre de accién, node. palabra!” Bl hombre de aseiGn, de pocat palabras, era don Joxé Martinez Roiz, todavie| sin ievdénimo.* Pio Baroja describe aquel ambiente en novelas como Aurora Roja, Le dama errante y La ciudad e ta niebla, El mismo reconoce que: 24 Pid, 190191, 25 OC (México, 1966), 1, 630. BB tipo de Nilo Bull, que aparece en La dama errante, no es la contrafigura del autor del atentado, a quien, como digo, yo no conoct; este Brull es como Ia sintesis de Tos ‘anarguistes que. vinieton desde Barcelona, después del pro- ‘ceo de Montjuich, a Madrid, y que tenfan un earécter also parecido de soberbia, de rebeldia y de amacgura.? TI, Madurez y wltimos aftos Urales, a partir de 1905, se retiré parcial- mente de la propaganda activa y se consagré a escribir y a trabajar en diversos oficios, alter- nando su estancia entre Madrid y Catalufia, En esta retirada influyeron los conflictos a que se habia enfrentado durante su época de director de La Revista Blanca, criticada por ejemplo por Ri- cardo Mella y José Prats. Urales particips apasio- nadadente en la defensa de Ferrer, que le habia ‘ayudado econdmicamente en la creacién de Tierra y Libertad, y edité para destinarlo al libro de lee- tura de la Escuela Moderna su novela Sembrando Flores. ‘En 1925, volvié a iniciar con entusiasmo Ia propaganda de les ideas anarquistas, ahora_con Ia valiosa colaboracién de su hija Federica. Rea- nudé en Barcelona la publicacién de Le Revista Blanca, que aleanz6 una tirada de 12.000 ejem- plares, y fundé y dirigié también en Barcelona fen 1932 el semanario El Luchador, del que lle- garon a aparecer 182 niumeros. ‘También en 1925, inauguré la serio La novela 26 OC, , 231 n deal, que continué hasta 1937, y cuatro aiios después inicié también Le novela libre. Eran co- lecciones de novelas sociales, de unas 32 paginas, para las que él mismo escribié numerosos origina~ les. Representaron la respuesta anarquista a las populares series El cuento semanal, La novela de bolsillo, Los contemporineos, La novela corte, ¥ tantas otras que, entre 1907 y 1936, pusieron de relieve en nuestro pais una incesante actividad creadora cuyo interés sociol6gico y valor literario estan aiin por estudiar.” Federico Urales, como tantos otros dirigentes, anarquistas, era autor literario. Empezé muy jo- ven como dramaturgo —sus primeras obras fue- ron Alma, amor y vide y Ley de Herencia— y leg6 a escribir un niimera elevado de novelas y cuentos. No vamos a examinar aqui esta produc. ign, s6lo queremos hacer algunas observaciones. Carecemos aiin én Espafia de una sociologia de nuestra literatura, Tenemos escasisimas notici de as cifras de tirada de la mayor parte de los libros, de la difusin que alcanzaron y de la clase social a que pertenecian sus lectores. Desconoce- ‘mos también, naturalmente, el papel que pudo tener Ia novela o el drama social on la creacion de una conciencia de clase y en la politizacién de obreros y campesinos. Sabemos, si, de muchos casos —de algunos de ellos nos da noticia el mis- mo Urales—, en que la lectura de una obra de 27 Véase F.C. Stinz de Robles. “La promociéa de E1 evento semanal, Estudio preliminar del volumen La novela conta espatola (Madrid, 1959), 2 este cardoter constituyé la iniciacién de In carrera de algin revolucionario. Selvoechea y Anselmo Lorenzo partieron de la lectura de El judio erran- te y los ejemplos se podrian multiplicar. Nos pax rece por ello de extraordinaria trasccndencia que wna publicacién como La novela ideal tuviera la elevada tirada de 50.000 ejemplares y La novel Hbve oscilara entre los 25 y los 30.000. Durante sus dltimos afios, Federico Urales Qesarrollé una incesante actividad, con el apoyo do su hija, representante de una nueva genera cién, Durante la guerra civil no ocupé ningin | cargo, Unas tifoideas padecidas en 1935 habian quebrantado su salud, pero siguié escribiendo no- | velas y material de propaganda, En lo posible, procurd proteger a varios perseguidos politicos ‘Tras la caida de Barcelona” paso » Montpellier. donde continué escribiendo el cuarto tomo de su sutobiografia, que habia iniciado en sus altimos meses de estancia en Espafia. Se trasladé después a Paris para reunirse con su familia, pero tuvo | due hulr de Ia capital francesa ante In entradn de Tas fuerzes slemanas. Bn Ia evacuacion perdié Varios excritos y documentos, entre ellos su auto- biografia, El gobierno de Vichy le asignd como Iu- Far'de residencia Salon pour Vergt (Dordogne) 28 Ea su domicilio de Barcelona, Fscornulhou. 37, 46 abandonada sv correspondencia con Unamuno, Cero ras y otras personalidades a donde murié el 12 de marzo de 1942." IV. La evolucién de la filosofia en Espatia. La evolucién de la filosofia en Espafia se pu- blicd en La Revista Blanca entre 1900 y 19 El mismo Urales nos hace en el prélogo la historia de Ia gestacién de este libro: Mi amigo A. Hamon, director de d'Humanité Nouvelle de Paris, me gscribio a principioe del mes de mayo vie 1900 diciéndome: “Hage usted un articulo sobre la evolveiin se 1a flosofia espatola y la inthuencia. que en ella sjesce Ie El profesor anarquista francés Hamon tuvo importantes relaciones con la juventud intelec- tual espafiola.” Azorin le dedied su folleto Anar- 29 En una nota a pie de pgina de nuesiro lo Politica ¥ sociedad en ef primer Unaniuno (Madina, 1966), 151, ine icdbamos que su muerte gcvrrid en 1940; este dato lo’ hec smos tomado de Abad de Saniliin, Contribucidn ula historia del movimiento obrero en Espaka (México, 1960) El error nos fo ha corregido 1a hija de Montseny 30 Desée el niimero 49 (1 de julio de 1900), hasta el 100 (15 de agosto de 1902). 31 Volumen I @areelona sf, pero 1934), 5. 32 Azorin lo ita frecuentemente en Cherivari Lew ciologia criminal. Em Charivari escribe: “Agustin. Mamin ‘me participa desde Paris Ia publicacion de L'Humanité Nv Yelle —sucesora de La Sociéié Nowvelle~ y me. pide. un studio sobre el movimiento iterario en Espana’, OC. 1. 284, Estos estudios no lesnron a publicarse, pero proba Dlemente se trata de los dor artcuios que reunio en Liters: ture. Ademis de la edicién de De la patria, de la Biblioteca Acrata de Barcelona, que se resefia en sus obras comple- fas, existe otra de In| Biblioteca Vértce, también de Barce fons, en forma de folito, que contenia ademés Ia obre de Pedro Gori Lo que nosotros queremos. quistas literarios y tradujo De la patria. Baroja publicé en L’Humanité Nowvelle dos importanti- simas crénicas literarias,® freeuenté su redaccidn, donde conocié-a Recliis, y en ella oyé hablar por primera vez de Gorki,” de quien fue el introductor en Espaia. Corominas habla de esta revista” y en sis paginas aparecieron textos de Mella y de Maragall.”" Como hemos visto, una peticin de Hamon fue el origen de esta obra de Urales. ‘Acogié Urales con entusiasmo esta propuesta, pero el proyecto aumenté rapidamente de volumen y decidié publicarlo en su propia revista. Mas tarde lo recogié en dos tomos publicados sin fecha por las ediciones de La Revista Blanca de Bar- celona. Comienza La evolucién de Ia filosofia en Es- pafia con un estudio de la Espafa primitiva y de lag filosofins oriental, griega y romana. Sigue un panorama general de la historia del pensamiento espaiiol desde Séneca y Averroes hasta fines del siglo x1x, enfocado siempre en el contexto de Ia filosofia europea. Procuraba mostrar siempre cua les eran los elementos progresistas de cada siste- nt See 65.267, y IV, 33 “Cronique espagnole”, II, 2 (1899), (1900), 490-493, no recogidss en sus obras completas 34 Véase “Gorki” en OC, V, 3739, y V, 219. Véame también sus Memoria (0c. vit, 711-714. ‘Revista Blanca, 43. (1 de abril Le socialisme en Espagne”, I, 2 (1897) S31-535; "La erise d'une natlonalité: Etudes sur TEspagze™, IV, 2 (1900), 94-103, asi como Ia traduccion de A. Saving ela Oda a Espanya, en 1, 2 (1898), 316317. may hasta qué punto tendian hacia el anarquis- mo cada pensador y escuela, Urales consideraba que esta inclinacién a la anarguia estaba espe- cialmente clara en los krausistas, en Giner de los Rios, Alfredo Galderén y Dorado Montero, Final- mente, estudia los origenes del socialismo en Es pai partiendo de Pi y Margall y continuando con el anarguismo. En los dltimes eapitulos anali- 2a a una serie de escritores y pensadores contem- pordneos, como Unamuno, Corominas, etc. Para hhacerlo, se basa en las respuestas que todos ellos dieron a una circular que les envié Urales en la gue les preguntaba qué autores nacionales y ex- tranjeros habian influido en su pensamiento y al qué atribuian esa influencia.” En este volumen re- cogemos la iiltima parte de sa obra, es decir, la gue empieza con los origenes del socialismo en Espafia. Bs la que hoy tiene mis interés y de la gue Urales tenia un conocimiento de primers ma- no, por haber vivide su desarrollo y mantener relaciones amistosas con varias de les personali- dades resefiadas. Ofrecemos como apéndice el in- dice de la parte no reproducida, 37 De Jos eseritores a quienes envid Ia citcular no rex pondieron Saimerén y Clarin; este dato, logo publicado en Ia revista, foe inado cuando éste sé al_volumen. Hemos cotejado lor vollimenes con ls Dbublisaci6n original y en la parte que aqul publicemos hay pocas variaciones, 3 en el volumen’ fa seccién oo ‘respondiente a Pi y Margall y afadié us timo eapftule 2 V. La ideologia del anarquiemo espaol Para Urales las ideas de Pi y Margall son el origen teérico del anarquismo espaol. Es este un punto de vista reiterado on toda la historio- grafia dcrata, que siempre consideré y sigue con- siderando al pensador federal como uno de sus profesores. Los recientes estudios sobre Pi y Mar- gall aclaran algunos aspectos de esta relacién. El excelente libro de Antonio Jutglar Federalismo y revoluoién™ examina con bastante detalle las ideas sociales de aquel politico y su conesién his- térica con el anarquismo y El jederalismo espaitol, de Gumersindo Trujillo, también Ie dedica aten- cién.” La interpretacién de Juglar difiere de Ia de Urales en que aquél subraya la originalidad de Pi y Margall frente a Proudhon; sin embargo coin- cide en mostrar la evolucién histérica que sufri el'pensamiento del tribuno federalista y en aludir fa Ing diferencias entre su doctrina y su practices. El trabajo de Urales sefiala de manera mis con- ereta influencias en el vocabulario y lenguaje de algunos dirigentes obreros. Este interesante tema requiere ain mucha investigacién.* Lo que es in- discutible es 1a herencia pimargalliana de los anar- quistas, continuamente proclamada e histérica- mente demostrable. Los mapas que publied Bre- 38 (Barcelona, 1966). 39 (Madrid, 1967). 40 Jutglar en su libro promete un estudio sobre “Rel iones entre el federalismo'y for movimientos deratas esp oles (1869-1901)", que spareceré. en Hispania 8 nan-mostrando-la-préctica coineidencia del drea de extensién de ambas ideologias hablan por si solas. Probablemente, en esta relacién estriba la explicacién de que la mayor parte de los inter- nacionalistas espafioles siguieran a Bakunin, Ex- plicacién que parece més sdlida que la que atri- buye esa preferencia de manera exclusiva a la visita a Espaia de Fanelli o la que encuentra la forma de esquivar la investigacién histérica ha- blando de caracteres nacionales. Les historias del anarquismo espafiol presen- tan una importante laguna en sus fuentes. Bl li bro basico de Anselmo Lorenzo llega hasta 1885, In excelente monografia reciente de Termes hasta 1881," la obra de Buenacasa” sélo tiene algdn valor en las noticias posteriores a 1905. Existe, por tanto, un espacio de varios afios, durante el cual escasea la bibliografia critica. Para el cono- cimiento de este periodo la obra de Urales es muy importante. Otro hecho que da gran valor a la obra del pensador anarquista es que en ella presta mis atencién de la acostumbrada al desarrollo intelectual del movimiento. Debe completarse en este aspecto con los estudios de Max Nettlau.” No podemos en esta introduccidn realizar, ni 41 EI movimiento obrero en Espaia. Le primera Inter nacional (1864-1881) (Bateelona, 1965), 42°El movimiento obrero espanol. 1886:1926 (Paris, 1965). 43 Véase Nettlau, Breve storia dellanarehismo (Cesena 1968), y Bakuain, La Internacional y la dllanca en ES: pofia (Buenos Aires, 1925), » ‘Neesemsemencimsenstomnsonieniseisninassntsiaeties siquiera de forma esquematica, una historia del pensamiento anarquista durante los afios cubier~ tos por el trabajo de Urales. Nos limitaremos a dar algunos datos complementarios sobre la polé- mica entre colectivistes y comunistas, dedicando fen cambio mis espacio a algunos aspectos del individualismo anarquista de los Giltimos afios del siglo. E] colectivismo, que concedia al trabajedor Ia propiedad del producto integro de su trabajo, ha- bia sido la doctrina del movimiento bakuninista. Sin embargo, este principio pronto empez6 a ser discutido y Ia idea del comunismo, es decir, de la colectivizacién del producto del trabajo, em- peré a surgir de manera independiente en varios pensadores. Malatesta, por ejemplo, discutié este problema con Cafiero y Emilia Covelli on octu- bre de 1876, y relata cémo legaron juntos de forma espontinea a esta idea. Al principio de ese mismo ao, esa doctrina fue mencionada on un. panfleto de Francois Dumarterail. A igual con- clusién Hegé Kropotkin, que Ia expuso en su Idée anarchiste au point de vue de sa réalisation practi- ‘que, Ieida ante las secciones del Jura el 12 de oc- tubre de 1879." Para entonces el comunismo ha- bia sido aceptado ya en todas partes excepto en Espafia y entre algunos grupos anarquistas indi- viduslistas de los Estados Unidos. Las agrupacio- nes espafiolas, al volver a la legalidad en 1881, 44 Véase Max Netty, Enrico Malatesta (Nueva York, 1924), 26 x0 | | | ‘podian considerarse con plena razén herederas ideologicas de Ia Primera Internacional, Como reficre Ureles, en 1882 el andaluz Rubio habia legado por si miemo al comunismo. Sin embargo, esta doctrina tardé algunos afios en ser aceptada. Creemos que en su propagacién en Es- pala tuvieron un papel importante la influencia de los escritos de Kropotkin y los viajes y obras do Malatests Pocos érganos del anarquismo europeo tuvie- ron tanta trascendencia para Espafia como La Re- volte, fundada por Kropotkin en 1879." Fermin Salvoechea, que dirigia en Cadiz El socialismo, empezd muy pronto a traducir los articulos del pensador ruso que iban apareciendo en aquella revista." La primera obra de Kropotkin que se publied en nuestro pais es A los jévenes (1885), que sacé Salvoechea en Ia Biblioteca del traba- jador, adjunta a su periédico, A partir de enton- 45 Su primer ttulo foe Le revolté y se fund6 en Gine- bra el 22 de febrero de 1879. Pasé a Pare el 12 de abril de 1885 y el { de septiembre de exe mismo atio cambib sv nombre por el d= Le Revoite; continuG publicindose hasta 1894. A partir de 1883, Ia divigié Juan Grave. Comenss ublisindose bimensualmente ¥ se conviris en semanario en 1887; su tirada méxima foe de 8.000 cjemolares, El 2 de marzo de 1884 se autotituld anarguista y 1 30 de ‘marzo del mismo afo anarquista comunista, En’ 1994 tenia 20 suseriptores en Espafia, una de Tas tees mayores cifras 4e suscriptores por paises; véase Jean Maitron, Hstlre de mouvement anarchiste en France, 1880-1914 (Pasia, 1981), 125-129. 46 Bl Socialiomo se publics hasta el aio 1891, 3 ces és titulos se suceden rapidamente y los re- produce practicamente toda la prensa anarquista espaficla, Entre los traductores de Kropotkin se encuentra el joven Azorin, entusiasta de sus doc- trinas.® Todos los libros del escritor ruso fueron muy Ieidos, pero La conquista del pan ocupa un lugar especial; posiblemente ha sido la obra ted- rica moderna que ha tenido mas lectores en Es- pafia. La influencia de Malatesta fue también 47 Azorin tradvjo Las prsiones (Valencia, 1897), y le aadi6 un pr6logo y notes. ‘af La mayor parte de las obras de Kropotkin aparece ron antes en perlédicos. Partes de La conguiria del pan. Como “La expropiacién”, se publicaron en Cadiz en 1867. La primera edieién que conocemos del libro es la de La Espaia Moderna de 1893, En 1839 lo publicaron conju: tamente La Revista Blonca y La Revista Nueva. Como du ante guerra se desirujeron los archivos de 1a editorial Sempere, creemos de interés reproducie aqui algunos datos Sobre, los mimeros de ejemplares, contenidos en carta de F, Sempere a Unamano fechada e] 9 de marzo de 1909 y conservads en Salamanea. Keopotkin, Conquista del pan, Sti" divin, diciembre de 1900, 4.000 ejerplares, ediciones, posteriores, 3 de. 6.000, una de'12.000, una de 12000, dos EENo00, total 50.000, venta en Espata 28,000, Amésiea 33.000, Hoy agotada, vamos a reimprimic 8.000". Téngase fen cuenta. que fue publicada antes de 1909 nor Mauss, Presa y Atlinte, tes editorsles de Barcelona, Otros bros de Keopotkin citados en la misina carta: “Palabras de un Jebelde, 1, mer20 de 1901, €.000, dos posteriores de 6.000, ‘eta. on Espata, 14.000, Amérien $000; Campos, fébrica: J iallees, 1 febrero. de 1902, 6.000, tres posteriores de 4.000, venta en Espafa 6.000, América 10.500; Las prisones, Te, mayo de 1903, 6.000, dos posteriores 4000, una.» 16000, venta. en Fspafia $800, América 11.000; El apove Imaivo, dos voldmenes, junio de 1905, 8.000, venta en Es 2 muy notable; sobre todo a partir de su viaje de propaganda por nuestro pais realizado a fines de 1891. Malatesta, tras varios afios de residencia en Ja Argentina, hablaba un correcto espaiiol y fue tuna de las figuras mas respetadas por los viejos militantes En Espafia la discusién sobre ef comunismo fue enormemente violenta en 1884 y 1885. Existia ea Gracia un grupo reunido alrededor de Martia Borrés y Emilio Hugas que lanzé en nombre de los grupos anarquistas comunistas de Barcelona ‘un manifiesto virulentamente anticolectivista. Du- rante algin tiempo se temié una escisién en el movimiento espafel, pero pronto se adopté una actitud general de tolerancia. Asi, el grupo Los desheredados publicd en julio de 1886 el mani- fiesto A los trabajadores de Jere: de la Frontera, pidiendo comprensién, y la Federacién de Barce- Jona publied el 23 de febrero de 1886 el docu- mento A todos los trabajadores de la regién es- pafiola, que expresaba la necesidad que tenia el obrero de © eanarquismo sin adjeti- vos», que preconizaba que se aplazase hasta des- pués de la revolucién la eleccién del sistema eco- némico a seguir, El comunismo, sin embargo, aca b6 por predominar totalmente y fue aceptado de manera bastante pasiva por el anarcosindicalismo de nuestro siglo, aunque el colectivismo seria Ia concepeién que se llevaria a la prictiea en un gran niimero de casos durante nuestra guerra civil. Esta discusién fue enormemente fecunda desde el punto de vita intelectual, y hace que el pensa- miento anarquista de estos afios sea de una gran riqueza y merezca un estudio adecuado. VL Anarquismo y literatura a fines del si- glo ax El interés por el anarquismo es un fenémeno 50 La Revolte (7 de octubre de 1888). u ‘comvin entre los intelectuales europeos en los timos aftos del siglo xix. Escritores y pintores fre- cuentaron durante algunos afios los circulo aera- tas y colaboraron en sus publicaciones. Fl reciente libro de Eugenia K. Herbert, The Artist and So- cial Reform: France and Belgium 1885-1900," nos ofrece un vivo cuadro de aquel ambiente. Camille Pissarro dibujaba para varios periédicos liber- tarios y hacia las cubiertas de los folletos de Kro- potkin. Felix Fénéon, el secretario de La Revue Blancke, interesante publicacién que logeé una simbiosis de vanguardismo y anarquismo, fue uno de los treinta acusados tras el atentado que costs la vida al presidente Carnot. Cuando la policia de Paris se hizo con Ia lista de suscriptores de La Revoita, hallé que entre sus nombres figuraban los de A. Daudet; A. France, 8. Mallarmé y Leconte de Lisle, ademas, claro esta, de Octavio Mirbau, que se proclamaba anarquista militante, La anar- cuia estaba de moda, Sin embargo, muy paces de estos pintores y eecritores eran realmente anar- naistas. La mayor parte de ellos buscaron en su amistad o colaboracién con los eirculos libertarios una simple forma de protesta contra la sociedad. Aislados y alineados, estaban de acuerdo con la parte puramente negativa del anarquismo, con sus criticas a la sociedad burguesa y al filisteismo, pero tenian poca simpatia por sus aspectos cons- tructivos, por sus deseos de crear una sociedad 51 ew Haven, 1961) Véase también André Billy, L'Bpoque 1900, (Pati, 1951). as algunos de sus escritores antiburgueses argo, junto a estas escasas citas, existe entre los militantes un rechazo sistemitico y constante de sus doctrinas. En trabajos de la época encontra- ‘mos una conciencia perfectamente clara de estas diferencias, En 1898, el socidlogo conservador Eduardo Sanz y Escartin pronunci6 en el Atenco de Madrid una conferencia sobre el tema «Fede- rico Nietasche y el anarquismo intelectual», que desperté gran interés, Parte de la misma se publi- €6 en la Revista Contempordnea, y aquel mismo afio se edit completa en forma de folleto, A ella pectenoce el siguiente pérrafo: ‘Socialists y anarquistas militantes pretenden fundar va soviedad sin jerargaias de honor y de riaueza; una sociedad en que desaparezca, si e8 posible, toda desigualdad. Esto para Nietzsche es absurdo... Ea 10 nico que convienen es fn la Tocha contra Ia actual organizaciGn socia, en el deseo tie vivir libres de todas Tas leyes:™ Comentando esta conferencia, E. Gomez de Baquero escribia: El sentido general de las ideas de Nietzsche dlifere ca Uicalmente del de os verdaderos aptsioles anarquista, como Reelds y Grave, por ejemplo. los cuales se hallan, © apa- rentan hallare, animados de un ardiente amor a la huma- tidad.. El anarquismo intelectual que crea atmésfera para las predicaciones de Nietsche, es otro género de anaravismo. Es un estado de algunos esieiins, una anarauia snfelectal y moral consistente en ta falta de principios que sirvan de horma at peasamiento y a la conducia.™ 57 Revista Contempordnea, CIX (30 de marzo ée 1898). «0s. ‘Se “Créniea literstis", Le Espoite Moderna, 114 Gano ee 1898). 1 w Las citas se podrian continuar indefinidamen- te." Como explicaremos ampliamente en otra par- te, la influencia de Nietzsche en Azorin tuvo lugar cuando este escritor comenzé a alejarse del anar- guismo. Exactamente en 1898 como resultade de Ja pérdida de Cuba. Como a varios escritores de su generacién, entre ellos Maeztu, la pasividad del pueblo espafiol ante la pérdida de la guerra, Ja subsiguiente inexistencia de un movimiento re- volucionario, le Hevaron a desconfier del pueblo espafiol y adoptar la mentalidad de la crevolucién desde arriba», compatible con un paternalismo progresista. En Nietzsche encontré un apoyo para reafirmar su propia individualidad y asi busear al menos su salvacién personal. Su anterior anar- quismo democratic pasé a ser un mero paterna- lismo. Ese mismo afio eseribis el joven Martinez Ruiz: «Un pueblo que pide un dia la guerra y clama al siguiente por las consecuencias de la guerra, es un pueblo inconsciente. No tiene dere- cho a ser libre el que no piensa, Después de leer ‘a Nietzsche se comprende a Cinovas.s™ Entre los militantes anarquistas, quiz el tinico que pasd por un periodo nietzscheano en su juventud es Salvador Segui.” ss cela, 1900 oc 95, se Selvador Sati, st vida, su obre (Py, 1360 Despus de este ee froduccion hs Heada nuetos Imanoy el manic bo ce Gonsla Sons Nice ot Epo (fai, BST) Em tpg. 9090) ne ee or eiempio Pompeyo Gener, Inducciones (Bar~ 39 Fl éxito de Nietzsche en Eepafia a partir de 1900 tuvo sin ombargo el efecto de despertar en nuestro pais, como en el resto de Europa, un gran interés por la obra de Max Stirnor. Stirner habia Publicado en Alemania en 1844 su obra El sinico y su propiedad, libro que pasé desapercibido y fue totalmente olvidado. Expone en él una de 1 concepeiones individualistas mis vadicales de toda la historia de la filosofia, El interés por Nietzsche hizo que se le descubriera de nuevo a fines del si- glo xrx. En Francia se publicaron en 1900 dos tr ducciones de su obra, una de ellas en Le Revue Blanche. En Espaiia tradujo este libro Dorado Montero para La Espaiia Moderna en 1901; a esta edicién le siguieron otras. Hay huellas de su pens samiento en el anarguista americano Benjamin Tucker, y a través de él en Ricardo Mella, pero las citas de este pensador son mucho més fre- cuentes en escritores independientes. En los me- dios obreros su influencia fue minima. srupo de Le Revisre Blanca recogia las doctrina de Nietz- Sche. Ineure, por tanto, en el error que hemos sefialado. Como et Iogico, entte los intelectaales que cta figuran Gos. ilez Serrano, Ruiz Contreras y Carvajal. ninguno de los ‘cues era anarquista. La misma obra de Urales contenida fen este volumen, es decit, el testimonio del director de ‘quella revista, sisteméticamene antinietscheana, ab conti nar nuestro punto de vists, Nor evita tener que insatir sabre et tema. ‘62 Sepin Ia carta ctada, Sempere publics El nico y su propiedad en septiembre de 1904, en dos vollmenes, de los ue se tiraron 6.000 ejemplores. Postriormente, se realizd ‘otra edicion de 4000. En Espafa se vendieron 3.500 ee plares; en América, 4.800 “ ‘VILL. Ibsen y el anarquismo espafiol El teatro de Ibsen se centré en los problemas éticos privados en lucha contra todo filistefsimo y convencionalismo. El problema social tenia poca importancia para el sutor noruego. En 1871, por ejemplo, escribfa a Brandés: «Realmente nuriea hhe sentido con fuerza la solidaridad.s™ En No- ruega, donde se conocian bien sus ideas politicas, se le tenia por conservader, en contra te con el radical Bjérnson." Sin embargo, la acogida que tavo Ibsen en los demas paises europeos consti- tuye una fenémeno curioso, Bn Alemania se le considerd como un ejemplo del genio germanico y logré la adhosién entusiasta de los ultranacio- nalistas. En cambio, en los paises latinos se le tuvo por un escritor revolucionario y su lucha contra los convencionaliemos sociales se confundis con una defensa del anarquismo. En Francia su fuerte dependié de Ia politica del momento, A par- tir del affaire Dreyfus, su éxito fue combatido por los nacionalistas, mientras que lo defendieron los literatos radicales. So le tenia por uno de los dr maturgos que habfan levado el naturalismo al teatro y debid las primeras representaciones de sus obras a la directa intervencién de Zole. No hay duda de que el drama Bepectros podia dar lu- Bar 2 que se le considerara naturalista, ya que se 63 Chi en A. Hauser, Historia social de te freromre » ore, 11 Madrig, 1964), 45}. 64 Ibid, 450-45 “ centraba en la problemética de la herencia pato- Togica. En todo caso, el estreno de Un enemigo del pueblo fue saludado por Ia critica francesa tomo un acontecimiento revolucionario.* Sobre la influencia de Ibsen en Espaia posee- mos el importante libro de H. Greguersen Ibsen and Spain, A Study in Comparative Drama Las primeras referencias al teatro de Tbsen que con- Signa Greguersen son de Clarin (1889) y Palau (1891). En 1892 La Espaiia Moderna tradujo Case de mufieeas, Los aparecides y Hedda Gabler, mien- tres Margall en el Diario de Barcelona analiz6 Un enemigo del pueblo, y sefald el interés que habia despertado en una parte de la juventud moderna. El 14 de abril de 1893 se representé esta obra en el Teatro Novedades de Barcelona. E] éxito que obtuvo Un enemigo del pueblo, que ‘atin no se habia estrenado en Francia, mayor al Ge obras como Casa de muiiecas, mas conocidas, y de mayor calidad literaria, es una muestra de {que a Ibsen se le acogié principalmente como ides- logo revolucionario, Su éxito fue enorme y estuvo largo tiempo en cartel, La critica no dejé de ad- vertir las contradieciones que existian entre el en- tusiasmo del pueblo y la ideologia del autor. Bl critico de La Vanguardia, por ejemplo, escribia ‘Efecto extra Fl dactor Stockmana arremete contra 1 predominio de las mayoriar; iasolta al populacho. se de lara enemigo del sufragio universal; defiende el gobierno 65 Véase A. D. Rese. Iheen, Bjirnson, Sirindhers do sant a ertgne francaise (Paris 1830) ‘56 (Cambridge, Mass, 1936) 4e los tleridos, de los inteligentes que son muy pocos, ¥ el ppblico de Ins alturas protrumpe en aplsusos, Algunos juz faron que no habian comprendido bien; otros aribufan et fendmeno cierta paridad entre las ideas que defendia ef doctor Stockmann y las que defienden algunos partidos ra Uicales dentro del (erreno social-econdmice™ Un enemigo del pueblo se represents en los teatros proletarios gracias la labor de los tips- grafos Felipe Cortiella e Ignacio Iglesias. Cortie~ Ia es el fundador de las Vetllades Avenir y de la Compaiia Libre de Declamacién. En el Homenatge dels catelans @ Enrich Ibsen (Barcelona, 1908), refiere que su agrupacién represents desde 1890 Un enemigo del pueblo en el Teatro Lara, con Casa de muiiecas, Espectros, Cuando despertare- mos de entre lor muertos y Les pilares de la s0- ciedad, junto con obras de otros dramaturgos re- volucionarios, prineipalmente, Las malos pastores: de Mirbeau, Estas representaciones corrian a ca go de obreros de tendencia anarquista e iban di- rigidas a un piblico trabajador. Representan un esfuerzo valiosisimo para crear una cultura obrera auténoma que en gran parte fue labor personal de Cortiella, quien con su propio dinero imprimia las obras de Ibsen, que regalaba a las puertas de los teatros. En 1896, la Compaiia Libre de Declamacién lanzé la revista Teatro social. Su primer némero contenfa una biografia de Ibsen y Ia traduccién de una entrevista que le habia hecho Le Petit Journal, a la que pertenecen Jas sifruientes frases: 60 thia, 57 “a Inumanidad con abs libros, pero entre l'y yo media un siglo de pie ‘copaciones: Zola es sosalista auloritario. yo soy anarquists revolucionatio™ En 1896 se presenté en Madrid Un enemigo det pueblo en adaptacién de «Zeda», pero fue un completo fracaso. Este hay que atribuirlo a su adaptador, que alterd notablemente el original; modifies desde los nombres hasta el nimero de actos y disminuyé el contenido revolucionario de la obra. Esfuerzos paralelos a los de Cortiella para di- fundir la bra del dramaturgo norvego lev a cabo el anarquizante Ignacio Iglesias, que en su teatro obrera del Poble Sech escenified varias pie- zas de Ibsen; estrené spectros en 1896. Iglesias aplicé lus ideas ibsenianas de exaltacién de los institutos y la naturaleza frente a las convencio- nes sociales a su propia obra draméticn; en esta linea eseribid Fruetidor (1897), La mare eterna (1901) y Els primers freds (1901). A partir de 68 Teatro social, | (harcelona, 23 de mayo de 1996) Ext es el unico ejemplae dle exa revbta gue hemes logrado ver Se encuenica en la Hemeroteca Municipal le Batce- Jona; ignoramos si contioud wpareciendo. Greguersen no It Uiliss tampago. usa algin bro importante, como. 1s Memorias de Pala ni la prensa anarquisa. En la Biblio teed Central de. Purcelona se encuentran los manuseitos Indites de. Covtella, ene ellos una autobiografia y unas "Notes biogrfiques” dle M, Guitar 69 En 1896 tambien se representaion en Barcelona et Jun fost de Dicenta yar fesse} ha de Camera. Pota tohra fe onsiderndn sarquits ¥” come tal prohihe 1896, empez6 a considerarse cada vez menos a Ibsen anarquista revolucionario. A finales de si- glo Espectros paso a representarse on el Teatre Intim de Gual y el simbolismo de las obras de Ibsen fue apreciado por un publico cada vex mas minoritario, La prensa anarquista acogié desde el principio: ‘a Ibsen con gran entusiasmo. La Idea Libre de Madrid dedied en 1896 una larga crénica a Un enemigo del pueblo" y poco después aparecié un articulo titulado «Bl anarquismo en el teatro>,"" fen el que se ensalzaban las nuevas corrientes. Su anénimo autor veia en Tesen una prueba de que todos los grandes cerebros, por el simple hecho do su grandeza, se acercaban consciente o incons- cientemente al ideal dcrata. La Revista Blanca publicd en 1898 una biografia del dramaturgo no- ruego muy elogiosa,”* y el mismo aio salié una parecida en Ciencia Social.” Durante los afios que siguieron, el interés por Thsen decrecié, aunque todavia en 1904 la revista de Ureles recogié bajo el titulo «De cerebro a cerebro» las cartas de Tb- sen_a Brandés." ‘Menor fue la influencia de las ideas més radi- cales de Bjérnson. Su primera obra traducida fue Las sendas de Dios (Barcelona, 1902), a la que 70 98 (14 de marzo de 1896), 12. 71-107 (5 de mayo de 1898), 1-2 72 10 (15 de noviembre de 1898), 240-283, 73 “Galera libertaria, Biogratfa de Enrique Thsen” (3 de septiembre de 1898), 4-7, 74 (1908), 289-296 4s siguié Ainor y geografia, en traduccién de Emili Vallés.” En 1903 aparecié un estudio de M. Vi- dart ™ en el que se presentaba a este dramaturgo al pitblico catalén.” Y el mismo aio se publicaba en Valencia El rey. El interés de tipo politico y social por Bjérnson, se centr6, sin embargo, en su obra Mas alld de las fuerzas humanas; un rosu- men de este drama habia aparecido en 1896 en La Idea Libre de Madrid," seguido poco después de una crénica titulada «Teatro revolucionarios" en Ia que se lo ensalzaba como modelo del teatro future. Armando Guerra Je dedieé una elogiosa critica en 1901" y, durante los afios siguientes, revistas anarquistes como Natura, de Barcelona, recopian en sus paginas obras de este autor."" En 1904, Més allé de las fuerzas humanas fue tra- ducide al catalin por Pujol y Vallés. 75 Esta traduecién habia apatecido antes en la revista Catalunya de los mmerax 19 (35 de octubre de 1908) @ 25 US de disiembre de 1903) "16 Catalunya, 19 (15 de octubre de 1903), 302-304 78 96 (28 de febrero de 1896) y 98 (14 de marzo de 1896). 79 (108 (22 de mayo de 1890). 80 "Manifeciones lerarias y ansicas", 68 (1S de abril de 1901), 625-629, BI Véase por sjemplo In traduceién de “El momento psicolégico", (1904), 113-115, 2 Estas nots sobre el teatro escandinavo se podrian completar con Strindberg. comentado por Armando Guerra fn "Manifestaciones avis y hierarins", La Revista Blan- 4, 62 (15 de enero de 1901), 436-440. Véase G. Diaz Pl rindberg en Espafia", Estudios Escénicor, 9 (1963), 1 12, 6 La prensa socialista seguia con interés el de- sarrollo del teatro de Ibsen y Bjérnson, pero adop- tando hacia él una actitud més reservada que la de los anerquistas. Como ejemplo puede aducirse Ia crénica de N. Bona «Sobre Més alld de las fuerzas humanas, de Bjérnson> publicada en La Lucha de Clases de Bilbao en 1897, a la que per- tenecen estos parrafos: Fate mievo dramas. pertensce « esa moderna forma de sie que sonsiero exacio lamar sosaistay augue epee Silent det autor y las fnshdades del taba no comedian €or las ideas» Tos métodos Ge fo tosis. Tela Toe Bermann Hautman, rion. Esha dos ot Por reivinlcaciones sciies. por intcreses de cst, or ‘eaidad de seniminto lta relana en tl are ages! oesto gus jamie le he negaco fa historia IX, Tolstoi y el anarquismo espaol Entre todas las influencias literarias extranje- ras que sufrid el enarquismo espafiol y que es tudiemos aqui, Ia mas importante es la de Tolstoi. EI evangelio de paz e igualdad de este escritor —se le llegé a lamar el quinto evangeliste— fue interpretado en varios circules como un tipo es- pecial de anarquismo cristiano; como In vuelta a 83 165 (4 de diciembre de. 1897). Para compietar panorama einai tera del soln ane eae mujer, desde el 43 (i de abril de 1900) at 54. (15 de. septiembre ‘de 1900), "Objeto de Ia vida", 72 S de junio de 1901), “Las dos fuerzas", Almancque para 1903; en Tierra Libertad, “Placeres viciosoe", 146 (1 de marzo de 1902), 188 38 (15 de enero de 1900), 378-381 89 51 (1 de agosto. de 1900),'68-74. 0 constituye una adecuada interpretacién de Tolstoi, si bien este autor cree en un origen ideoldgico comin del comunismo anarquista y del tolstois- mo." A partir de entonces los anarquistas espa- Aoles consideraron que la cuestién estaba restel- ta, Anselmo Lorenzo volvié en 1901 sobre esta figura en su escritorio «La verdad al tirano»;” donde se expresaba en estos términos: ‘Tres hombres de poderosa inteligencia agitan hoy al ‘mundo... amargan el sibarita placer de los privlegiados, Zola’ sefisia la avaricia y In concupiscencia de la bur: usta Gatdés moestra la asquerosidad deta lsga clerical Tolstoi, elevindose @ Ia cumbre del genio y aun a la més alts de la virtad, poniéndose cuando menos al nivel de aquellos contados pefo excelsos. varones que sonrojaban a los endiosados emperadozes de In antiedad con el reproche de sus crimenes, se aireve a perturbar ditectamente Ia. coD- ciencia del déspota ruse, Reproduce Lorenzo dos cartas de Tolstoi con- tra las represiones en Rusia, Subrayemes que en este articulo el veterano luchador muestra respeto y admiracién por el valor civico del ruso, pero lo analizar a fondo sus doctrin En 1903, E, Armand, director de L'Ere Now- velle, publicé en La Revista Blanca un largo 6s- tudio con el también largo titulo: ¢Tolstoi. Los anarquistas cristianos. — Los anarquistas idealis- tas. —No luce para tedos el comunismo liberta- rio” En este articulo, destinado originalmente 90 52 (15 de agosto de 1900), 101-115, 91 70 (15 de mayo de 1901),'700-708, 92 127 (1 do octubre de 1903), 214-218, a Tierra y Libertad, se realiza un violento’repro- che a Malato, que segiin él malgastaba sus ener- gias en excomulgar a Tolstoi y a los anarquistas cristianos, Se declara admirador del eseritor ruso, y recuerda que el mismo Kropotkin habia admi ‘ido la existencia de tales anerquistas en L'Avan- tarde del 15 de febrero de 1903. Repite que: «El Cristo de Tolstoi es un ser humano, ideal, un filésofo extraordinario, un individuo profunda- mente reformador, nada més... Los Torquemadas irreligiosos no son mejores, después de todo, que os Torquemadas religiosos.»" Recuerda que Tols- toi en su folleto A los trabajadores proponia un modelo de régimen muy similar al pintado por Kropotkin en La conquista del pan. Las eriticas que lleva a cabo en este trabajo son en muchos ‘casos de caricter personal. Armand acusa a Ma- Into de pertenecer a una logia masénica y a la Asociacién Nacional de Librepensadores, donde dominan los elementos burgueses. Respondid Ma- Into en «La anarquia y Ia locura mistica. Tenta- tivas para hacer desviar el anarquismos." Recuer da alli las discusiones que habia sostenido cor Armand primero en L’Ere Nouvelle y posterior mente en El enemigo del pueblo, y le acusa de desear provocar una ruptura entre él y sus ami- 08 espaiioles. Para Malato no os Cristo sino Es. partaco el modelo de los libertadores sociales, y vuelve a subrayar Ia necesidad de Ia revoluc 93 Ibid, 245 94 129 (de noviembre de 1903), 271 violenta. A-los-ataques personales que Armand le habia dirigido, responde recordandole a éste que, mientras que predicaba Ia moral cristiana, habia abandonado a su mujer y a sus hij mis tarde, Federico Stakelberg en «Sobre los mo- ralistass" denuncia el neomisticismo tolstoiano como un arma de Ia burguesia, que pretende in- troducir la resistencia pasiva, més facil de mane- jar, entre el proletariado. Lorenzo Casas en ¢El Tolstoismo en Ios Estados Unidoss™ informa de que esta ideologia representaba en aquel pais un obsticulo para le propaganda anarquista que él, con otros espafioles, llevaba a cabo en colabora- cién con Parsons y Emma Goldman. Finalmente, Carlos Albert, en ¢Tolstoismo y revoluciéns,” afir- ma una ver mis Ia absoluta necesidad de la revo- lueién, Federico Urales habia solicitado a Tolstoi al- unos articulos y éste le respondié en una carta publicada en el Almanaque de la Revisia Blanca para 1902 (Madrid, 1901), que Azorin reprodujo en La voluntad.* En esta novela Yuste le lee la carta a Azorin, que se indigna ante su contenido y replica: eLa rebeldia pasiva, ;esto es indigno! Esto es monstruoso...! el reinado de la justicia no puede venir por una inercia y una pasividad suicidas.s" Bl joven Martinez Ruiz toma asi par- 95 130 (15 de noviembre de 1903), 228.300. 96 (1908), 429-431 97 163 (de abril de 1905), 605.607. 98 OC, I, 3503851, 99 Thi, 51-852. 5 tido a favor de los militantes en una polémica que, sin duda, habia seguido muy de cerca. EI interés por las relaciones entre Toletoi y la ideologia derata trascendié a los eirculos obreros y dio origen a obras como la de Gustavo La Igle- sia: Tolstoismo y anarquismo (Barcelona, 1905), con prélogo de Sanz y Escartin. El prologuista insiste on Ia existencia de dos tendencias en el seno del anarquismo; la individualista radical, cuyo principal representante es Stirner, y Ia hu- manitaria y democrétiea; y se pregunta si se pue- de clasificar = Tolstoi dentro do esta altima. En favor de esta inclusién aporta los argumentos de Elabacher, traducido por Dorado Montero y Zene- ker, en Des individualietischer Anarchismus (Ber lin, 1898). A pesar de ello, Sanz y Bscartin no cree que sea justo considerar a Tolstoi anarquis- ta, a causa de su carencia de sentido revoluciona- rio. La Iglesia, por otra parte, se limita a exponer las doctrinas del pensador raso. Es curioso que en nota a pie de pagina se indique que Joaquin Miguel Artal, autor de un atentado contra Maura en Barcelona, se hallase eobsesionado por la lec- tura y meditacién del libro de Tolstoi La verda- dera vidas. Entre las obras de Tolstoi que mas impresio- naron a los anarquistas espafioles figura Resurrec- ‘cidn, publicada en 1900 por Maucei en Barcelona con prélogo de Clarin. En el prologo se plantes Alas el problema del sentido de las reformas so- 100 pigs. $6.57 3 | | | | ciales de Tolstoi, y sofiala que existen dos clases de reformadores; los que quieren cambiar la so- ciedad sin preocuparse de su propia transforma- cién interior, y los que buscan ante todo la pro- pia reforma: Tolstoi es revolucionario, reformista de esta clase; 1a mayor parte de los deratas, anarguistas y libertarios del dia suclen ser de Ia otra. Tolstoi es de los que empiezan por Ia propia reforma, por la disiplina interior, tanto en st vida Fea como en su tcotfa, representads por Ia accion de $08 personajes El interés de Clarin por Tolstoi era muy gran- a su defensa habia dedicado varios escri * pero buscaba mas al moralista que al soc logo y, desdo luego, no lo consideral Poco antes de aparecer esta tradu: surreccién, Leopoldo Bonafulla habia reproducido fragmentos comentados de la resefia que Gustave Geoffroy habia dedicado al libro en L'Aurore de Paris. Pedro Corominas ensalzé le obra poco después de su publicacién en una «Cronica artis. tica> y atacd de nuevo en ella a Nietzsche.™ El misino afio el argentino Ingegnieros publicé eArte social», obra que coments en los siguientes tér- 101 pi. 33, 102 Véase por ejemplo “Tolsoi", £1 Pai noviembre de 1898), 12. 103 La Revista ‘Blanca, 40 (15 de febrero de 1900), 459-461. 104 41 1 de marzo de 1900), 480-483, 105 45 (1 de mayo se 1900), 609-611, 3422 (12 de 3s Muestra las eadenas con que la presente organizacién social anigulla todas las manifestaciones de Ia vida afectiva Sustiuyendo el dnico artficio de las conveniencias & la es. ppontinea naturaided de la pasisn. Una versiin escénica de esta obra, realizada por G. Jover y J. Ayuso, se estrend en noviem- bre de 1903 en el Teatro de la Princesa de Ma- drid.™ Angel Cunillera la juegé poco después muy inferior al original.” Resurreccisn, con otras obras de Tolstoi y de Ibsen, contribuyé a crear un gran interés entre los literatos jévenes por el problema de la eman- cipacién de la mujer. Muestra de ello es la tra- duccién que hizo Manuel Bueno de El preludio de Chopin (Madrid, 1899), que inchuia un estudio preliminar de José Verdes Montenegro sobre «La ‘cuestién sexual en Ia literatura contempordnea>. X, Eetética y anarquiemo ‘Otro aspecto importante de Ia influencia de Tolstoi en el anarquismo espaiiol es la acogida que tuvieron sus doctrinas estéticas, expuestas en al libro sQué es el arte?, publicado en Barcelona en 1902. Segiin Tolstoi, habia que volver a un arte verdadero que trasmitiera sentimientos de fratemnidad y fuera comprensible para todos. Se declara en contra del arte minoritario y de v 106 Publicada et mismo afo en Bacceton: 107 “Crénica teatral", 131 (1 de diciembre de 1903), 3513382, 56 rias de Jas corrientes literarias finiseculares, como las representadas por Baudelaire y Verlaine, y en juicia también duramente a Wagner. En La Re- vista Blanoa aparecieron fragmentos de esta obra," y, poco después de publieada, Angel Cue nillera Ia comentaba," aplaudiendo apasionada- mente su antiesteticismo, Incluia Cunillera a Tols- toi en la tendencia seguida por Guyau y que partia de Ruskin, quien: Inicié esta poderosa corviente que se dire a unit ta Vida con el arte esto es, a hacer un arte pare ef engrande, simiento y posesin de ia vida, no una vids especial de refi famientos decadentistas, para este arte academico eles Bartidos y de los cendeulos que dectetan y legslan como H el arte pudiera encajonarse en un molde determinade, La influencia estética de Tolstoi llegé hasta las propias revistas minoritarias," y citas de sus ideas se encuentran en casi todos los escritores Jévenes. Azorin, por ejemplo, en un articulo so- bre la musica de Straus casi se limita @ repro- ducir un texto euyo."" Las ideas estéticas de Guyau ejercieron tam= bién una gran influencia en el anarquismo. Su libro El arte desde el punto de vista socioldgico 108 “Qué es el arte?", 92 (15 de abril de 1902), 626: 630, *Dificultades de distinguir el ane verdadero de su fal- Sfiescién”, 120 (15 de junio de 1903), 158-16] 109 "eQué es el arte?", 102 (15 de’ septembre de 1902) 161-163, 110 Véase por ejemplo “Arte modemno. El sitio libro Se Tolsoi", de Martin Espafa, Luz (12 de diciembre de 1898). 111 “Avisos de Este", EI Progreso (7 de marzo de 1898). 37 (Madrid, 1902) s¢ basaba on una concepeién re- lativamente similar a la do Tolstoi. Proponia un arte cuya finalided fuera la simpatia social. Su Esbozo de wna moral ein obligacién ni eancién (Madrid, 1903), fue comentado favorablemente por Kropotkin, que considera a Guyau un canar- quista sin saberlo>. Aunque el novestoicismo que se propugna en este libro esté muy lejos de la generosa doctrina del pensador ruso basada en cl amor y en el apoyo mutuo." XI. Conelusiones El niimero de autores acogidos por Ia prensa anarquista tnicamente por sus criticas negativas a la sociedad es muy elevado. Entre ellos figura Max Nordau, de cuya obra Las mentiras conven- cionales de la civilizacién, publicé partes impor- tantes la revista Acracia." La fe de los anarquis- tas on Ia verdad absoluta de su ideal les llevaba 112 Las relaciones desu estética con Ia de Toistoi tas expone T. S. Lindstrom, Tolsiot en France: 1886-1910 (Pa 1s, 1952); sobre las opitiones de Kropotiin en torno a ete ppensador véase James Joll, The Anarchists (Londres, 1968). ‘Oxras obras de Guyau traducidas al expafil: La moral ine lesa contemporinea (Madrid, sf), La educacion ) la he- rencia, traduccién, prélogo y notas de Posada (Madrid, 1895). Génesis de la idea del tiempo (Madrid, 1901), Las problemas de la exetica contempordnea (Madrid, 1902), La trelgion ‘del porvenir (Madrid, 1904), So inflvencia fue decisiva. en 113 Batre el nimero 19 Gulio de 1887) y el 29 (mayo de 1888), 38 a suponer que cualquier inteligencia superior lle- garia a compartirlo. Al publicar In citada obra de Nordau, afiadieron, por ejemplo, el siguiente comentarie| ‘Se ve que Max Nordau ha estudiado bien y con buen ‘riterio os errores de I ivilizaién, pero no se ha lanzado al estudio de Is aspraciones del porvenin, aunque por une especie de instinto inconseiente se dirge a 1a Acracl Por ello es muy peligroso clasificar a un pen- sador como anarquista por el solo hecho de que Ja prensa libertaria lo recogiora en sus paginas y lo calificara de tal. La inmensa mayoria de los, cscritores asi tratadqs son tnicamente individua- listas extremos, que adoptaban la postura de re- belién contra la sociedad burguesa y filistea ea- racteristica de todas las bohemias literarias. Federico Urales en La Evolucién de la filosofia en Espaia dedica dos capitules a examinar algu- nas de las direcciones individualistas finisecul res, tangenciales al anarquismo. Sefala con cla~ ridad las diferencias que las separaban de la ideologia dcrata, Describe el anarquismo mistico y tolstoiano y en. el mismo capitulo estudia a Unamuno, junto a Martinez Ruiz, Ramiro de Maeztu y Pio Baroja, ctodos creen que el escritor no debe tener ideales, lo que se lama credo, so lucién». Concluye Urales con las siguientes pa- labras sobre Unamuno: 114 Nota a pie de pagina, numero 22 (octubre de 1887), a7 eo Para anarquista le sobra espirta religioso y e falta mirar recto y ver claro. Dara socilista le sobre Independencia onde estaria mejor, aunque no com absolota propiedad, e+ fen el anarquismo mistico, a lo Tolsol, en el anarguismo fristiano, pero también alli te escapari, Examinando las opiniones que en su carta ex- pone Pompoyo Gener, comenta Repérese en In tendencia ideal de los pensadores que Pompeyo Gener presenta como maestros siyes: Carlyle, Emerson, Novalis, Ruskin, Max Stimer, Tenerbach... Son individuatistas porque creen que ellos valen mis que los firos, y que forman la casta de la arstocracia natural. no son pocos Jos intelectuales que piensan de esta. manera. ‘Tienen Ta ides de Ia indlvidvalidsd anarguisia, pero’ no com sideran a los dems capaces de una dignificacién moral ¢ imeletoal, que estiman de uso exclusive de noe cuantos superhombres... La idea del supechombre y la del neoeris: iano ce corresponden, Niega Urales que a cualquiera de ellos se le pueda denominar anarquista. Sus juicios son es- pecialmente valiosos por haber sido formulados contempordneamente a los autores enjuiciados y por estar el propio Urales influide por varias de los actitudes culturales del momento; esto lo pone: de relieve su insistencia en earacteres nacionales © regionales y on Ia importancia que da al medio y ala herencia. Todo ello no hace sina aumentar fl interés documental de su obra. Podemos resumir nuestras conclusiones dicien- do que en los iltimos afios del siglo existe una direceién anarquista representada en el terreno tedrico por Bakunin, Kropotkin, Rechis, Faure y Grave, a la que copuia una parte importante del proletariado espaticl. Defendia el mismo tiempo oo un fuerte individualismo y Ia transformacién igus litaria de Ia sociedad y de sus bases econdmicas. Era un movimiento democritico y fraternal. Para- lelamente coexistia otra corriente exaltadora dal individualismo absoluto, de una concepeién elitis- ta de la sociedad que despreciaba frecuentemente 8 las masas, y que tuvo bastantes seguidores entre los intelectuales. Algunos escritores buscaron en Nietzsche o en Carlyle su propia reafirmacién y se rebelaron contra todas Ias convenciones existen- tes. Ninguno de ellos, sin embargo, puede ser cali ficado de anarquista. Esas actitudes no encontra- ron eco en el proletariado. El tolstoismo fue un movimiento marginal al anarguismo europeo, y en Espaiia, excepto en los circulos intelectuales, su influencia fue muy rela~ tiva y mis bien do tipo estético, Las ideas de Ibsen fueron aceptadas durante algin tiempo por los elementos obreros, que buscaban en ellas prin- cipalmente la vertiente critica, En todo caso, su acogida fue de corta duracién. Muchos de los intelectuales influidos por estos escritores se auto- denominaron anarquistas, pero la validez de este rétulo es un mero problema seméntico, Desde ue 0, si nos referimos al anarguismo tal como lo entendian los obreros, no eran anarquistas puesto que sélo podian compartir con ellos ideas casi exclusivamente negativas. Con la misma vaguedad se habla frecuentemente de anarquismo en el arte; con ello sélo se indica la ausencia de una escuela or fo direccién aceptada por todos." ‘Como ilustracién de lo dicho anteriorment recogemos aqui dos citas de Unamuno, tan repre- sentativas, como siempre, de los ideales de su ge- neracién. En 1896 escribia a Mijica: ahora me he dedicado a esuxtiar el anarauismo tras: cendental, flos6fico © antidinamitera, y me he metido con Stier, Nietzsche, Bruno Wille y compafia, als ver que con Guyaw'y otros. ES un movimiento digne de esto, pero mis Titerarioy floséfieo que econsmica:"= Y¥ en 1901 escribia a Ural , era precisamente el aceptado por los obreros y campesinos espafioles. A este respecto nos parece también muy significativo el que Pio 115 Véase por ejemplo E. Gonzsler Blanco, “D'Annun- zig y el anarquismo aritocritico”, La Espaiia Modeme, 173 (mayo de 1903), 78-105, y J. Verdes Montenegro, “Ei anarquismo en el arte", Ciencia Scela, 7 (abril de. 1886), 215216. La versiéa conservadora de exe confusionismo puede encontrarse eo Gustavo La Iglesia, Caracteres del ‘narquiomo en la ectuclidad (Maid, 1903), Un estudio més Aamplio de este tema deberfa tener en eventa Tas acitades Ca ist ha Baroja hiciera de Juan, un pintor idealista con mucho de héroe de fin'de siglo, el protagonista do su novela Aurora Roja. Define Baroja su ideo- logia en estos términos: JBI snarguismo de Juan tenfa un earéeter entre humani- tario y antistico, No iefa Juan casi nunca libros anarquistas; sus obras favorit eran las de Tolstol y las de Tbsen™™ Esperamos que La evolucién de la filosofia en Espafia contribuya a iluminar el panorama inte- lectual de fin de siglo. Nos proporciona ademas valiosos datos sobre Ia historia del pensamiento ‘anarquista espafiol y la documentacién de una de las enouestas literarias © ideolégicas més intere- santes que se han llevado a cabo en nuestro pais. poliisas de pintores y esculiores, En La Revista Blanca encontramos Ta firma de Romero de Torres y Fillll lus. traba folletos de propaganda. Creemos que un minimo de Jinvestgasion sobre este tema tendrla como ‘consecusncia notables sorpresss. 116 8, Fernéndez Larrain, Cartas inéditas de Miguel de Unamuro, Santiago de Chile, 1965), 240. 117 06, T, 554, a XII. Obras de Federico Urales A continuacién ofrecemos una lista, Io mis completa posible, de las obras de Federico Ura- les. Esta bibliografia comienza con las obras pu- Dlicadas independientemente, seguidas de las apa- recidas en las colecciones Le novela libre y Le ‘novele. ideal, Por tratarse de libros de diffcil lo- calizacién, indicamos las bibliotecas donde se en- ‘cuentran con las siguientes signatures BN, Biblioteca Nacional de Madrie BA. Biblioteca Aris de Barcelona, A. Instituto Internacional de Estudies Socia. les de Amsterdam. Hemos consultado otras bibliotecas pablicas espafiolas pero en ellas no hemos encontrado ti- tulos diferentes de los existentes en las citadas de Madrid y Barcelona. En la Biblioteca Ards existe sin duda ua gran némero de libros de Urales, pero la catalogacién posterior a 1895, afio en que se publicé en forma de libro una relacién de los fondos existentes, es enorme mente deficiente. En Ia actualidad Ia coleccién mas rica es, sin duda, Ia existente en Amsterdam, donde también se conserva Ia coleccién Montseny de periédicos y revistas anarquistas. Bajo la si- gla RL. indicamos ademés los libros citados por 6 : a sd Renée Lamberet en su obra Mouvements owvriers et socialistes (Chronologie et Bibliographie), L'Es pagne, (1750-1986) (Paris, 1953), de los que no hemos logrado encontrar ningtin ejemplar, Existe correspondencia inédita de Federica Urales y su esposa Soledad Gustavo en el Archivo y Biblio- teca de Unamuno en Salamanca, entre los ma- nuscritos de Felipe Cortiella en la Biblioteca Central de Barcelona y en el Archivo de Max ‘Netlau conservado en el Instituto Internacional de Estudios Sociales de Amsterdam. Sociologia anarquista (La Corufia, 1890) (Bi- blioteca El Corsario), A. Dos cartas por Teresa Mafé y Juan Monteeny (Reus, 1891), A. Las preocupaciones de los despreccupades Barcelona, 1891), BA. Consideraciones sobre ol hecho y muerte de Pallés (La Corufa, 1893) (El Corsario), BN. La ley de la vide (Reus, 1893) (Biblioteca del grupo «La juventud andrquica»), A, EL proceso de un gran crimen (La Corufia, 1895) (El Corsario), A. Honor, alma y vida, drama (Madrid, 1899), BN. Ley de herencia, drama (Madrid, 1900), BN. La religién y la cuestin social (Montevideo, 1902) (Circulo Internacional de Estudios Soci les), A. La anarquia en el Ateneo de Madrid (Madric 1903), A. 6s Sembrando flores (Barcelona, 1906) (La Bs- cuela Moderna), A. Idem (4.* edicién espafola, Barcelona, sf.), BN. Una pelotera, sainete (Madrid, 1909), BN. Los hijos del amor. Novela de las vidas ilega- les (Barcelona, 1922), (Las grandes obras), A. Idem (4.* edicién’ espafiola, Barcelona, sf.), A. BN. Ibidem (Toulouse, 1951), A. Los grandes delineuentes. Novela de lucha so- cial (Barcelona, sf. [1923]), A. EL sindicaliomo espafiol y ou orientacién (Bar- celona, 1923), A. Prélogo a A. Hamon, La abolicién del dinero (Asuncién, 1924) (Biblioteca de la Agrupacién EI Combate), A. Prélogo a A. Hamon, La Patria (Asuncién, 1924) (Biblioteca de la “Agrupacién El Comba. te), A. Consideraciones morales sobre el funciona- ‘miento de wna sociedad sin gobierno (Nueva York, 1926) (Nuevo Horizonte, 1926), A. La anarguia al alcance de todos Barcelona, 1928), A. Ibid. (Toulouse, sf.) (con prélogo de Federica Montseny), A. Los municipios libres (Ante las puertas de la anarquéa) (Barcelona, 1932), A. Ibidem. (2.* edicién, Barcelona, 1933), RL. EI ideal y la revolucién Barcelona, sin fecha [1982]), A. 66 La religign y la cuestiOn social (Barcelona, 1982), A. Mi vida (3 voliimenes) (Barcelona, sf. [1932]), BI La barbarie gubernamental en Espafia (Bar- celona, 1832) Biblioteca del British Museum). Prologo a Max Netlau, La vida de Enrique Melatesta (Barcelona, 1933), A. Ibid. (2 edicién, Barcelona, 1934), RL. La evolucién de ta filosofia en Espaita (2 vo- Kimenes) (Barcelona, sf. [1934]), A. Flor deshojada (Barcelona, sf.)' (Coleecién Vo- luntad), A. El hombre y la locura humana (Buenas Aires, st), A. El hijo de nadie (Toulouse, sf.). Prélogo de Federica Montseny, A. Los mértires. Novela que sintetiza las luchas presentes en el orden moral, material e ideal (Bar- calona, af.), A. Mi don Juan. Novela sobre la vida de un ex- traordinario amador de mujeres, con todas las aventuras y las luchas a que ello da bugar (Bar- celona, sf.), A, Novia con y sin héjos Barcelona, sf.), A. Pedagogia eocial: Como eduear a los hombres (Barcelona, sf.), A. Por qué mo somog comunistas. Por qué somos libertarios (Montevideo, sf.) (Comité de propa- ganda anarquista), A. Renacer. Novela de elevacién moral y de amor libre (Bareclona, sf.), A. or Ibid. (4 edicién espaiola) (Barcelona, sf.), A. El iiltimo Quijote. Novela de aventuras, ‘ras, ideas, luchas y amores (Barcelona, sf.), A. Coleceién La Novela ideal: Ofrecemos aqui una lista de las obras de Ura- les publicadas en La Novela ideal; indicamos éni- camente el nimero que tenian en la coleccién, aparecieron todas on Barcelona, y s¢ conserva la serie completa on Amsterdam, iEngaiiada!, 8, El hijo de nadie, 11, Amor maliito, 17. La bella aldeana, 21. Las dos son mias, 27. Peregrino de amor, 32, Jugar con fuego, 38. Suicidio de dos enemorados, 41. Flores con y sin espinas, 45, Una aventura, 50, Un infanticidio, 54, El amante de Encarna, 60. Diez afios después, 64. Si ti me quisieras, 68. La de mis sueios, 77. gBs usted mi madre?, 81. Lo que me ocurrié con ella, 8. El casamiento de mi novia, 92. Ladrén de amores, 100. Las mat casadas, 104, El hombre adiiltero, 111, La mujer caida, 118, La moza alegre, 124. EL médico galante, 131, Luvia de flores, 138. La sembradora, 144, La vengadora, 147, Los amores de Marisol, 150. Paloma herida, 155. Paloma que levanta el vuelo, 159. Por fin un hombre, 164. Bl secuestro de Andrea, 171, Una doncelia en peligro, 177. La alegria del Ampurdén, 183, Los novios de Rosita, 192. Amor heroico, 198, Milagro, 203. La sin ventura, 212 La risa de las flores, 219. La esposa del eacique, 225. Bl aventurero sin ventura, 227. La fuga de tos enamorados, 235. La de mi desgracia, 244. Ia amapola, 252. La tragedia de Pepita, 277. Reina de ta belleza, 275. Cura de emor, 283, La repudiada, 292, Los amores de un pistolero, 302, Los pequefics delincuentes, 310. La deseada, 315. Novios 2 prueba, 320, gCuél de los dos?, 328, Aventura de un perseguido politico, 332. ‘La detencién de los autores, 336. Fin de una aventura, 340. Fecundidad, 344, Inundacién de luz, 348. Los peregrinos del ideal, 352. La cara al sol, 356. Hace falta un hombre, 360. El nifio abandonado, 364. EL hijo de si mismo, 368. Ta gracia de la huerta, 372. La persecucién de los vagos, 376. La justicia de una doncella, 384. Lo que no compra el oro, 380. Una victima, 388. Tempestad en las almas, 392. Tértola y gavilanes, 396. Después de Ia tempestad, 400. Entre suegra y nusra, 408. Cudl es mi padre, 412. La hija det pueblo, 416. La mujer del condenado, 420. Luz a los veinte afios, 424. Blancaflor y Enrique, 430. A las doce, 438, Aroma y Manuel, 442. Cuando nadie nos vea, 446. Por wna sola noche, 449. Ni una mirada, 472. Sor Maria de la Cruz, 494. Tas que tienen y las que no tienen mari do, 500, 0 = il El rapto de Matilde, 505. La sobrina del cura, 517. La hermana del cura, 521. Los perseguidos, 536. A los frentes, 553. La morena del valle, 582. Coleccién La novela libre: La querida, 5. La que no tuvo un no, 9. La favorita, 14. La enamorada, 17. La de los claveles rojos, 32. Adela y sus amigos, 35. Aurora, 39. La querida del espia, 43. Y esto es amor, 52. n LA EVOLUCION DE LA FILOSOFIA EN ESPANA Tomo II - Parte Il Por FEDERICO URALES Origen filosético del socialismo espaol Filosofia social: su raiz. — Pi y Margall: su obra politica; su obra sovialista; su obra filosdfica. — El espiritu de Pi y Margall en la evolucién socia- lista. — Serrano y Oteiza, Farga Pellicer, An- selmo Lorenzo. — La Asociacién Internacional de Trabajadores. — La alianza demécrata sociclista, su nacimiento en Espaiia, su objetivo, — Origen del partido obrero internacional, — Origen del partido obrero espafiol. — La procedencia y las declaraciones de los primeros miembros del par- tido socialista. — El anarquismo de «Revista So- cials. — El método y la literatura federal en el anarquismo, — El colectiviema y el comunismo en el Congreso del aiio 82, celabrado en Sevilla, — José Llunas y Miguel Rubio. Las razones que hacen decir a la gente pensa- dora que el progreso en todas sus fases es una can- tidad continua y no una cantidad separada, se basan en Ia imposibilidad en que se ven para de- terminar dénde nace una idea o un conocimiento, una especie de animales o una especie de plantas, Esté tan intimamente ligado todo en el orden filosdtico ¥ en el orden cientifico, en el orden ani- mal y en el orden vegetal, que no hay manera de decir: aqui empieza esta especie de filosofia y aqui acaba esta otra clase de seres. Hay quien dice que la filosofia social nacié con ‘Hegel; otros consideran que hallé su vide en Comp- te; algunos, mis exigentes, no ven filosofia social hasta Jas doctrinas de Proudhon. Sin embargo, filosofia social habia en los filésofos griegos, so- bre todo en aquellos que se dedicaban a la ex- tensién y educacién del individue y de la colec- tividad, y en las ideas de los llamados Santos Padres que tendian a la implantacién del bien social con doctrinas comunistas. Pero general- mente hay filosofia social en todo pensamiento que se dedica a mejorar el estado de les personas y de las sociedades. En estos términos planteado el problems, ipodemos saber en qué pensador nacié Ia filoso- fia social? De ningiin modo. Lo que se presenta mids claro es que los filésofos de iiltimos del si- glo xvi y principios del x1 se dedicaron, casi sistemiticamente, a Ia propagacién de la igual. dad cconémies, poniendo esta propaganda por encima de toda idea religiosa y mistica, contra- viamente alo que hacian, los pensadores de la Iglesia cristiana, Al discutir aquel periodo de la humanidad antes indicado, hemos podido ver de qué manera Ia filosoffa social se apoderé de las inteligencias relegando a segundo término cuestiones que, 6 [ | | como Ia religicsa y In motafisica, habian obte- nido la preferencia hasta entonces, Hay, no obstante, un entrelazamiento tan complicado en todo pensamiento filoséfico, que aun en el que domina cierta especial corriente se notan porciones de otras variedades intelec- tuales. Asi, por ejemplo, en todo principio me- tafisico y filosdfico existen principios morales ¥ éticos, y en toda doctrina de transformacién social existen principios metafisicos, filoséficos, morales y éticos. Es decir, Ia nota dominante de un pensador, o de una época cualquiera, podré ser la estética, la sociologia, la moral, ete; pero en Ia obra de una edad 0 de un hombre se verén siempre porciones de todos los ramos de la in- teligencia y aun de toda Ia obra intelectual de la especie humana, desde que ésta se dio a pensar en si misma y en Ins cosas que le rodeaban. Es indudable que en el idealismo filoséfico de Hegel y en el positivismo social de Compte do- minaba el elemento sociolégico reformador, con- trario a las corrientes que imperaban, y que de aguellos dos colosos del pensamiento a quienes servian de adorno y de ayuda los humanistas de las escuelas de Fourier y de Saint Simon, sa- Hieron primero Proudhon, luego Bakunin y Carlos Marx y més tarde nuestro gran Pi y Mergall, superior a los otros en conjunto e inferior a Proudhon en la lucha por la idea y a Bakunin n en Ia accién revolucionaria.' Y¥ sea de cllo lo que fuere, un hecho claro y real se presenta a nuestra vista al estudiar esta orientacién de la filosofia espafiola; a saber: que la filosofia social en nuestro pais es de origen francés, asi como la metafisica y la filosofia contempordnea son de origen alemén. Pi y Margall representa en este respecto lo que Sanz del Rio en el otro, Julian Sanz del Rio se dio a la terea de traducir y de vulgarizar las ideas de Krause, y Francisco Pi y Margall se dedieé a la traduccién y vulgarizacién de las doc- trinas del primero que en la Camara de Francia dijo que Ia propiedad era un robo. Pero en la filosofia social espafiola hay mas pensamiento espafiol que en la filosofia propia- 1 Al oxcribir la parte de La evolucién de ta filosofia en spat, soe ve referia a Ply Margall, vvia atin el autor de Las luchos de nuestros dias, y el deseo que sentiamos de Gus foes él el gue prologara esta obra, nos hizo ser parcos fn alabanzas al isigne escritor y honrado fil6sof. Muerto, hemos modifiesdo el contenido de las presentes, cvartlls, dejundo libre el pensamiento y la pluma para Gesir cuanto de bueno pensamos del hombre y de si obra, ye ave no hay temor de que padezca la honradez literaria ¥ ia modestia personal del Cal6n espaol. ‘Nuestro deseo de que Pi y Margll eseribiera un prdiogo para esta obra, cuando se publicase en libro, estaba casi Complido, pues vistado al efecto por nosotros poco tempo fftes de mori, noe contest6 que harfa con mucho gusto 10 ‘Goe Te pedlamos si sos muchas ocupaciones, sus compromi- Sos y rus aio le dejaban tiempo para ell, afiadiendo: “De- feo dejar algo escrito sobre Tas ideas que ustedes defienden YF aue tentas simpatias me inspiran, antes de dejar este mun- ory la cowsign me parece oportana.” — Nota del autor. % mente dicha, porque Pi y Margall tenia en este particular y en otros, mas ideas propias que Ju- ign Sanz del Rio. ‘No conocemos ramo del saber del que Pi y Margall no haya hablado con novedad y valen- tia. Se dedicaba, sin embargo, mas que a otros trabajos, a la critica de arte y de politica y a la exposicién sociolgica. Aunque por el lado que vnos interesa mas, dada la indole de esta obra, es por el social, no dejaremos de consignar, antes de entrar en el fondo de este estudio, que Pi y ‘Margall ha sido el mejor critico de arte de ia Espaia contempordnea. ‘Su empezada y no concluida Historia de la pintura en Espafta es un monumento de estética ¥ de filosofia. Como Victor Hugo, como Tolstoi, como Schiller, como Gosthe, como Guyau, como Zola, decia que el arte ha de tender a un mejo- ramiento moral y social de la especie humana, sin cuya condicién es artificio de inteligencias ingeniosas, pero no hermosas obras de geniales artistas, En Ja obra antes nombrada, cuya conclusin se suspendid de Real orden, dando con ello pa- tente prueba de lo perniciosa que a los grandes caracteres y grandes obras ha sido Ia autoridad, se ven pensamientos nuevos y atrevidos, de un atrevimiento y de una novedad no igualada por nadie en Espafia. Maravilla de qué manera se relaciona y compara el arte, Ia filosofia y In ciencia en este laboratorio inmenso de Ia historia artistica y de le inteligencia human: ” Porque en la Historia de la pintura en E: pafia hay que admirar, més que la inmensa eru- dicién artistica, ol gran caudal de ideas propias y de consideraciones maravillosas que se esta- lecen para deducir Ia superioridad del arte con objeto humano, sobre el arte sin objeto, que el autor llama sin seso. Y¥ como en toda obra de cerebro macho, cual Zola, cual Thsen, cual Ruskin, por un contrasen- ttido' el poeta de Ia evolucién darwinista y el poeta de la emancipacién moral de la mujer, en ia obra de Pi y Margall se puede colocar por encima de todo sentimiento y de toda idea, Ia idea y el sentimiento de un bien comén y de un bien individualista a Is vez, que no repara en ‘eastas ni en pueblos y que hace de sus creaciones ‘obras cosmopolitas e inmortales: inmortales, por- ‘que en si llevan algo de este perfecto y justo ideal humano que parece alejarse y perfeccio- narse més cuanto més avanza y se perfecciona el hombre; y cosmopolita, porque hay un senti- miento y una aspiracién comin a los hombres y falas razas de la tierra, Afiliado Pi y Margall, por sus obras y por sus palabras, a la extrema izquierda hegcliana, in arranea su radicalismo religioso, artistico, politico y social. ‘No hablaremos del politico; el politico aqui nos interesa poco, ¥ es, por otra parte, lo que 2 devoto en el mis alto grado, con devocién que picaba en lo que selen amar (mal Iamado) misticismo. Pero a la vez me daba por leer libros de controversia y apologia roligicsa y por querer raciocinar mi fe heredada e impuesta. En ol Pachi 0 de mi novela Paz on la guerra, he puesto no poco de mi propia vide. Cuanto digo en las pagi- nas 59 y 60 de la novela, es rigurosamente exacto y pinta mejor que nada mi estado de espiritu ‘entonces. Cuando legué a Madrid a estudiar, el fio 80, teniendo yo dieciséis, iba en ese estado de énimo y asi me conservé mis dos primeros afios de carrera. Prosegui en mi empeiio de racio- nalizar mi fe, y es claro, el dogma se deshizo en mi conciencia. Quiero decirle con esto que mi con- versién religiosa (tal es su nombre) fue evolutiva y lenta, que habiendo sido un catélico practicante y fervoroso, dejé de serlo poco a poco, en fuerza de intimar y racionalizar mi fe, en puro buscar bajo la letra catélica el espiritu cristiano. Y un dia, de carnaval (lo recuerdo bien), dejé de pron to de oir misa, Entonces me lancé en una carrera vertiginosa a través de la filosofia. Aprendi ale- man en Hegel, en el estupendo Hegel, que ha sido uno de los pensadores que més honda huella han dejado en mi, Hoy mismo creo que el fondo de mi pensamiento es hegeliano. Luego me ena- moré de Spencer; pero siempre interpretdndole hegelianamente, Spencer, de vasta cultura, es como metaffsico muy tosco. ¥ siempre volvia a mis preocupaciones y lecturas del problema reli- gioso, que es el que mas me ha preocupado siem- 1st pre. Bastante mis tarde lef Schopenhauer, que Heg6 a encantarme y que ha sido, con Hegel, de Jos que més honda huella hax dejado en mi. En ‘otro respecto, Carlyle, no por sus ideas, que me parecen de una extremada pobreza y nada origi- nales, sino por su manera de exponerlas, por st ‘estilo impetuoso. Carlyle ha sido acaso quien mas hha contribuide a que encuentre yo mi propio ‘estilo. Pero tanto o mis que de fildsofos © pensa- dores he sufrido la impresién de poetas, del gran Leopardi (me le sé casi de memoria) ante todo, y de Ia lirica inglesa (Wordsworth, Coleridge, Burns, ote.), que es la que prefiero. »Dificil me seria precisar los origenes de mi pensamiento, porque en un perfodo de diez o doce ‘afios, del 80 al $2, lei enormemente y de cuanto me caia en las manos, sobre todo de sicologia (de sicologia fisiolégica, Wundt, James, Bain, Ribot, ete, a que he hecho unas oposiciones) y de filosofia (he hecho otras a metafisica), aparte de mis estudios filolégicos. Pero siempre he leido de todo, fisica, quimica, fisiologia, biologia, hasta mateméticas. No hace mucho estudié geometria proyeetre pura. ‘Hard cosa de cuatro afios, atravesé una eri- sis intima de que seria larguisimo darle detallada cuenta, Fue un periodo de terribles angustias, que reflejS en mi Nicodemo* (ensayo que no revela 11 Et espirit de esta obra fee combatido por el autor cn un arliculo publicado entonces en La Revista Blanca. 102 ——— nee tntniy mi actual estado de espiritu, sino el de entonces). Bajo aquel golpe interior volvi o quise volver a mi antigua fe de nifio. jImposible! A lo que real- mente he vuelto es a cierto cristianismo senti- mental, algo vago, al cristianismo mado pro- testantismo liberal, al de los Baur, Harnck, Ritschl y la tan simpatica escuela francesa de Renan, Réville, los dos Sabatier, Stapfer, Mene- oz, etc, a la direccién que marcé Schelier macher. »En otro orden de cosas, mis lecturas de eco- nomia (mas que de sociologia) me hicieron socia- lista, pero pronto comprendi que mi fondo era ¥ €s, ante todo, anarquista. Lo que hay es que detesto el sentido sectario y dogmatico en que se toma esta denominacién. Ei dinamitismo me pro- duce repugnancia, y la propaganda de violencia, retérica, Un Bakunin me parece un loco peli- groso. El anarquismo de un Thsen me es sim- Patico, y atin el de un Kierkegaard, el poderoso pensador danés de quien ante todo se han nutrido Tosen y Tolstof, Tolstoi ha sido una de las almas que més hondamente ha sacudido Ja mia; sus obras han dejedo una profunda huelia »Me creo, no sé si con razén, un espiritu base tante complejo; pero podria sefialar a Hegel, Spencer, Schopenhauer, Carlyle, Leopardi, Tols- toi, como mis mejores maestros, uniendo a ellos los pensadores de direccién religiosa y los Hiricos ingleses. Pero le repito que en el torrente de mis lecturas me es muy dificil sefialar las influencias. 163 De espafioles, desde luego, le afirmo, ninguno. Apenas he recibido influencia de escritor espafiol alguno. Mi alma es poco espafiola. »Lo que cada dia se me arraiga mis es mi repugnancia al sectarismo, a las opiniones exelu- sivistas, a los afirmativos, a los que tratan de ignorante, 0 chiflado, débil al que como ellos no piensa. Aprendi de mi maestro Hegel a buscar el fondo en que los contrarios se armonizan, Los que lo ven_todo claro son espiritus oscuros, me ‘decia hace wias tardes of gran poeta partugués Guerra Junqueiro. No leo los escritores agresivos, cortantes, afirmativos, de batalla. Creo que hacen su obra. Pero que es obra muy pasajera. ¥ como no me siento un Iuchador de avanzada ni un propagandista, me quedo aqui, en este retiro. Doy toda mi labor de publicista socialista y en ciertos respectos anarquista (cuando colaboré en | la Ciencia Social) por mi Paz en le guerra, donde puse mi espiritu. La sequedad intelectual, sin | fondo de sentimiento, me da miedo} el arte do- | cente y al servicio de un ideal politico econé- mico, me es sospechoso. Sin sor un esteta, antes bien detestando el esteticismo, detesto mas atin al antiesteticismo, Amo sobre todo la vida inte- rior (el Trésor des humbles, de Macterlinck, me encanté). ;Adentro!, expresa este estado de énimo. »Estoy seguro de haberme dado a compren- der de usted, pues aunque diferimos ez toto di ‘metro, no nos falta un fuerte fondo comin y ‘buena fe a los dos. De lo que protesto es de que me crean un débil o un nourasténico. Gozo hoy 168 nnn de una salud a prueba de bombs, y de un exce- lente vigor fisico. A correr y saltar, respirar y digerir me pongo con los mejores, Esas explica- ciones de ciertos estados de conciencia por des- ‘equilibrio fisiolégico o debilidad, me parecen una superficialidad aplastante. Es como si yo expli- case ciertos dogmatismos o sectarismos (hay el dogmatismo del antidogmatismo) por endursei- miento cerebral. Usted sabe que es su amigo, Miguel de Unamuno.» Ante todo, advertird el autor de este libro que lag dltimas quojas y lamentaciones de Miguel de Unamuno van dirigidas a Federico Urales, por Jo que ha dicho desde Ins columnas de La Revista Blanca, del que, jubilado, continéa siendo rector de la Universidad de Salamanca como honor ¥ premio a su gran talento. No obstante, el sabio doctor contesta a las preguntas del que esto e5- cribe. Es de agradecer y queda agradecido. Es indtil discutir el contenido de la carta que acabamos de leer, porque no se trata de 50; se trata de algo mis importante: de presentar a nuestros lectores las fases del pensamiento espa- Aol. El documento del catedratico de Salamanca, que indudablemente seré objeto de muchos co- mentarios en los centros cientificos ¢ intelectua- les, es de una sinceridad acreedora a toda clase de respetos y hasta gana las simpatias de los que, como nosotros, creemos que encima de todo ideal politico y filoséfico debe colocarse este fon- 6s do de vida y de bonded que une a los hombres on al deeeo de ser Giles a los demie en el de tar por todos aprecindoe 7 qustidoe. Bel contenido de ls carta de Miguel de Un rmuno, de macho mayor mérito filosfieo y moral Que In mejor do sus cbras, un sicdlogo podria dloducir los siguientes fenémanos intelocuales. ‘Una renovacién de fe religiosa quo va del | catolicismo intolorante al cristianismo sincero 7 | trondadoso. Es la evolucién quo realisan todos ls | fs sinceramente creyentes on loe paises | dominados por el violento y agresivo. dogma | ceatélico. \ ‘Un misticinmo que se manifesta siempre 7 en cualquier periodo de in evolucion tilosiea, Sevialista y religioos de ‘nuestro autor yen cual. atuier estado de sus crisis mentales. ‘Un pesimismo relinado, producto sicolégico do las elmes complains y aristocrétican. La prime cipal bese de este escepticinme x dudar de las thuenas condiciones del hombre, de todo hombre. Hey quo suponer que el temperamento de Uns- uno debia estar prediepuesio para sentir y jure ger en sentido pesimista el mundo, los hombres Y los cosas; pero es indudable que Hegel y Scho- penhauer, dos metafisicos pesimisiag, le influen- Garon en aguel sentido, Tn ‘constante cambio de ideas en todos Toe érdenes, que puede constituir cierto fenémeno de anormalided permanente: el de vivit en una eon tradiccion perpetua en cuanto a las idess de aplicecion socal, en las que, sin embargo, queda 166 siempre inalterable el fondo de amot propio, de Jos misticos asi religiosos como ateos, Un sentido ético con earacteres decadentis- tas, tales como suavidad, debilidad y forma en oposicidn a las lineas fuertes, enérgicas y hondas. Creemos que estas manifestaciones se dedu- cen del escrito de Miguel de Unamuno, ¢ inter- pretan fielmente su estado siquico. Este estado siquico constituye una de las inteligencias esp fiolas mis complejas y uno de los fenémenos mis Faros que se han presentado en l mundo de la sicologia, La mentalidad del rector de la Universidad de Salamanca flota en todas las atmésferas, en todas las ideas, en todos los sistemas y de todos se eseaps Para anarquista, Je sobra espiritu religioso y le falta mirar recto y ver claro, Para socialista, le sobra indopendencia. Para catélico, amor y Pensamiento. Para ateo, le sobra la esencia de su sor, todo su ser. Donde estaria mejor, aunque no con absoluta propiedad, es en el anarquisino mistico, a lo Tolstoi; en el anarquismo cristiano, pero también de alli se escaparia, Muchas de Ing exeelentes condiciones que ine Miguel de Unamuno son una dificultad para ser algo, si por algo entendemos gobernante © sabio oficial en un pais donde todos los cargos, hhasta los cientificos, se obtienen por medio de 167 Ja politica y del favoritismo. ‘Los que lo ven todo claro, son espiritus os- ccaros, me decfa hace unas tardes ol gran poeta portugués Guerra Junqueiro.» Y lo que le dijo 2 Unamuno el poeta portugués, debid parecer un axioma sicolégico al eatedratico de Salamanca, porque el alma del catedratico de Salamanca lo ve todo oscuro, indefinido; el color que sobre Ix Juz meridiana esparcen Iss almas complejas. Por esto, precisamente, las almas complejas no tienen obra en la humana. Manos en una de transformacién social, ven Ia silueta del hombre ignorante y malo y desisten de emprenderla. Manos en una empresa de purificacién religiosa, ven Ia crueldad del fandtico y desisten de Hevarla a término. Manos en una obra de regeneracién politica, ven el pardsito del Estado y rasgan sus cuartillas 0 enmudecen su lengua. Y por cada empresa se les presentan cien obstaculos; por cada obra, mil dificultades; por eada proyecto, dos mil dudas. Eso les ocurre a todas las almas complejas; ven demasiades aspectos de un mismo asunto ¥ no se deciden por ninguno. Después Iaman a st falta de voluntad y de energia, libertad de con- Las grandes obras humanas se deben a las almas simples, a los que lo ven todo de un color, claro; de una sola direccién, recto; de un solo aspecto, Ilano y facil. No dudan y obran; no du- dan porque la clara luz de sit linea recta envuelve en Ia oscuridad los escollos del camino, con Ios 168 gue, sin embargo, tropiezan aquellos que veri el campo, el mar y la montaha, pero los ven de un color negruzco que oculta Ia hermosura y entibia El mundo es obra de los hombres de acein, de los solitarios, de los de voluntad poderosa que Iuchan y rien fija la mirada en un fin, en un ideal, en un proposito, y In sicologia de todos los luchadores es simple, no comple} El que de un problema moral o social ve varios aspectos, escribira muchos libros, pero no hard una obra imperecedera, Grandes caracteres se laman aquellos que, dotados de una energia superior y de un alma simple, han acumulado todas sus fuerzas en una obra. Las lineas rectas iegan siempre antes que las curvas a un punto dado; las curvas algunas veces no Tlegan, porque se pierden en el camino 0 aca- bban las fuerzas antes do legar al fin, Los defensores acérrimos, declarados, inmuta- bles de una causa justa y dificil, son los carac- teres enteros, de una pieza. La complejidad va acompafiada de Ia duda, Ja indecisién y la incertidumbre, El cardcter simple no puede obrar mis que en uno 0 en dos sentidos, pero en estos sentidos realiza algo artistico, cientifico o filoséfico que fe inmertal por su grandeza, El cardcter complejo, dotado de condiciones para obrar en diferentes sentidos, se pasa In vida pensando qué direccién debe seguir. 169 De las almas simples nacen los fanéticos, es cierto, pero al progreso humano le sirve mejor, mientras Ia fuerza sea Ia duefia del mundo, Ia accién violenta del fanético, en uno o en otro sentido, que la indolencia, la pasividad que pro- ducen las dudas y las oscuridades en las almas complejas. 170 wv La filosofia en el arte Los espiritus oriticos escépticos y los expiritus eecépticos irresolutos en la obra humana y on el arte especialmente. — EL temperament del artista en sus obras. — Bl arte en la mecénica ‘menial. — La mecénica humana en el progress. — Le filosofia y la sicologia en el arte. — Ibsen como tipo del verdadero artista. — Los artistas del norte y del sur de Europa. — Por qué serd eterno et problema de la belleza. — Caracteres ‘ertisticos regionales. — Pompeyo Gener. — El génesis de las ideas de Pompeyo Gener. — La seleccién darwiniane. — El individualismo aris- tocritico. — La decadencia de Pompeyo Gener. — Bl sociélogo. — El antioristiano, —Pedro Co- rominas y Santiago Rusifiol. — El artista y el filisofo. — Unidad del Arte y de la Filosofia. — Los modernos artistas y los pensadores moder nos. — La vida presente. — Los poetas. — Sico- logia de Pedro Corominas y de Santiago Rusifiol; lo que ambos representan on el arte y en la Filosofia espafiola. — Juan Maragall, Ignacio Iglesias y Eduardo Marquina. — Nota artistica: Alegria y amor. La sonrisa indefinide de Bena- vente en sus ereaciones artisticas. — Los enamo- rados de Ignacio Iglesias. — Las ilusiones de Marquina. — El alma de Maregall. — Bl amor por la mujer en el Arte. — gQué es la evolucién? im Los cerebros que dudan, ;tienen algo en la obra humana? Es necesario discutirlo, En sicologia se presentan varias clases de dudas; las principales son dos: la duda de los espiritus criticos eseépticos y In de los espiritus escépticos irresolutos. La composicién mental de ambos estados sicolégicos es compleja, pero no obran en igual sentido, mejor dicho, ¢l une no obra en ningiin sentido. Los espiritus escépticos constituyen el ejér- cito de los intelectuales demoledores y se dedi- can, por una necesidad organica, a destruir lo existente en el terreno de In palabra o de la plu- ‘ma, regularmente de Ia pluma. En este sentido reslizan una obra y no pocas veces favorecen la labor de las inteligencias afir- mativas y creadoras, su polo contrario. Los espiritus eseépticos irzecolutos se dedican a la literatura o al arte puro y simple. Conati- tuyen el ejército de los Iamados decadentes y estin enamorados de todo Io débil y enfermizo. Estos son también escépticos, pero su escepticis- mo, juzgado como obra intelectual, no destruye Eseribiran un libro, una comedia (para el dra- ma, mejor, para el arte emocional, no reunen condiciones), pintarén un cuadro, esculpirdn una estatua; pero no influirén en ningiin sentido den- tro del arte; forman, por decitlo asi, el centro inerto de los artistas. Rogularmente esa clase de intelectuales son todos estetas y ven de la belleza slo las lineas. m { | | ' La parte emocional y.pensante no existe para ‘ellos. Una estatua estara bien hecha si reune las condiciones téenicas de la linea, aunque nada nos diga al corazén. La causa de ese fonémeno siquico «= pura- mente fisiolégica, El que no leva vida en si, no Ia ve en nada, y Ia emocién, como Ia idea en la organica, no es més que un consumo El progreso humano les debe a esos artistas el arte que es una negacién de lo intenso y fuerte. La obra, pues, de los espiritus escépticas irreso- Iutos, es negativa, no por lo que destruyan, que zno tienen fuerza para la destruccién, sino porque afirman sélo lo triste y débil, lo que esta mas cerca do la tumba. La labor de los espiritus criticos eseépticns es de mas importancia, asi para la belleza como para Ia vida, Si bien no crean ni afirman, ayudan con sus criticas a enterrar Jo caduco. Regularmente esos espiritus son satiricos y en arte se dedican al cultivo de la caricatura. Por consiguiente, tie- nen participacién en la risa humana, que es una de las obras mas bellas y que, unida a lo emo- cional estético y @ Io emocional pensante, cons- ‘tituyen lo que nosotros llamariamos arte sano. Por lo expuesto podré comprender el lector gué tienen en Ia obra humana los cerebros que dudan. En la mécnica mental, en el movimiento de Ja inteligencia, representan lo que Ia inercia en Ja mecinica celeste. Reunen todas las condicio- i nes para estarse quictos indefinidamente. Los que creen y afirman, asf en el sentido de retroceder o de afirmar lo nuevo, representan la fuerza centripeta en el primer caso y la centri- fuga en el segundo. Como todo en el mundo es cuestién de fuerza y de energia, todo también puede ser calculado por el metro, el kilo 0 el grado, mecdnica al fin. El progreso no he sido mis que una cuestién do mecanica 0 de fuerza, fuerza creadora de si misma, que no ha aumentado ni disminuido desde que existe, pero que se ha modificado eterna- mente. Tanta fuerza desarrolla cl hombre de hoy como desarrollaba el hombre de ayer, sélo que Ia fuerza del hombre de ayer residia en los miisculos, y la del hombre de hoy, en su parte mayor, reside en los corebros. El ejemplo puede eplicarse a todo movimiento y a toda energia. La electricidad misma es una fuerza que un siglo atrés no tenia aplicacién, pero Ia fuerza existia. La labor humana en este easo se ha reducido a convertiria en lus, calor, (© movimiento tities. En arte se pueden usar los mismos términos, El arte no es una fuerza cerebral nueva, es una de las varias aplicaciones de aquella fuerza, La Filosofia y Ta sicologia intervienen, hoy como ayer, en toda obra artistica. Se modifica el valor 176 | de las partes, pero el conjunto no. La filosofia interviene para inspirar el asunto y la sicologia para dotar de alma a la inspiraci‘n, pero si en toda obra puede haber mas o menos arte o be- leza, mis 0 menos filosofia 0 asunto, mas 0 me- nos sicologia o alma, no puede haber mis 0 menos fuerza; la fuerza en grados siempre es le misma, aunque no lo sea en elementos. Toda obra filoséfica es obra artistica, y toda obra artistica es obra filoséfica; mas Ilamaremos obra artistica a Ia que domina en elementos ar- icos y obra filoséfiea, a la que domina en ele- mentos filoséficos. Y he aqui otro principio de meeinica cerebral El arte puro y simple representa la belleza, Ia forma de Ia obra; Ia filosofia, también pura y simple, representa el asunto, Ia bondad de Ia misma obra. Asi que el asunto, sicolégica y fisioldgicamente que més se acerca a la delicada decadencia, va dando a Ia forma todo el valor estético y cuanto mas cerca esta do la ruda vita- lidad, mas mérito otorga al asunto, Es todo cues- tién de temperamento y como el temperamento orgénico, el principio de nuestras ideas artis- tticas os orgénico también, 4Dénde esta el término justo? En ol equilibrio de esos dos elementos artisticos. Ibsen, para nos- otros, es el tipo humano que artistica y fisiolé- gicamente més se acerca a la perfeccién; sus obras reunen asunto y belleza, emocién estética y_emocién pensante, nos excitan el sistema ner- vioso y nos sacuden las ideas que Ievamos en el vs cerebro. Sin embargo, el autor noruego no es atin un artista completo, porque en él domina ol ele- mento filosdfico sobre el artistico. En Espafia esto casi puede explicarse con un aso préctico. En los artistas castellanos y anda- luces domina (hay excopciones) ol elemento deca- dontista, las lineas, las formas, la técnica, y en los artistas catalanes y del norte de Espaiia, pre- lemento contrario. La ley a que obedece que no calificaremos de buena ni de mala, os fisiolégica. Orginicamente considerados, los artistas del centro y sur de Espafia, son més dibiles que los del norte, nordeste y noroeste. Por eso en las obras de los unos domina la decaden- cin artistica, que es una consecuencia de la de- eadencia orgénica, y on las obras de les otros prevalece la vitalidad y la rudeza que no se sujeta a formulas nia téeni Si aplicamos la misma regla a los artistas de todo el mundo, nos encontraremos que los fild- sofos del norte, y que los artistas del norte, son mids fildsofos que los artistas del sur; es decir, nos encontraremos que lo principal en la obra del artista del norte es el asunto, su moralidad, su bondad, su ideal, y en los artistas del sur, To principal es Ia belleza, la estética, la armonia, Y¥ este diferente modo de sentir el arte, no es un problema de opinién sobre la estética En este asunto nada valen las razones ni los, tratados. La causa radica en la vida misma de cada hombre y es initil toda discusién. Por esto, y sélo por esto, ha sido, es y sera el problema del valece el 176 buenos tiempos, cuando era pensador revolucio- nario y no habia descendido a jefe de partido. Lei La Razén, revista revolucionaria, La Reaccién y la Revolucién, y devoré con ansia su campafia socialista en La Discusién y el Homo sibi Deus de Hegel, tan magistralmente expuesto por Pi, me metié en la cabeza de modo tan fuerte y arrai- gado, que no lo sacaria ni el casco de hierro que empleaba Portas en el castillo maldito, »Proudhon acabé de remachar el clavo: lei casi todo lo que de él tradujo Pi, pero lo que me impresioné mas fue una obra que creo no ha sido traducida, y que yo traduciria de buena gana si hubiera editor que quisiera publicarla, titulada: De la creacién del orden en la humanidad. pAsi se hizo mi iniciacién y mi educacién re- volucionaria. Preparado de ese modo y cumplidos unis veinticuatro afios, que recuerdo por el hecho de que para Is votacién de los Constituyentes de 12 gloriosa pude echar en las urnas un mani fiesto abstencionista en lugar de una candidatura, me encontré entre los iniciadores y organizadores de la Internacional», y entonces Ins circunstan- cias me obligaron a ser orador y escritor, ha- eiendo mi debut de Io primero en las reuniones librecambistas de Ia Bolsa de Madrid, y de lo se gundo en La Solidaridad, érgano de la seceién in- ternacional madrilefia en 1869. De ello conserve gratisimos recuerdos, y cuando pasados treinta afios comparo mis entusiasmos y mi fe en la re- volucién y en el progreso de entonces con mi fe y mi entusiasmo de hoy y me veo fuerte como si ” | ' t 1 no hubiese pasado el tiempo, me siento feliz, me respeto y casi me admiro; te lo confieso con toda sinceridad, ‘De tal modo juzgué entonces los hombres y Ia sociedad y formulé mis pensamientos, que hoy, viejo y achacoso, paréceme que tengo los veinti- cuatro afios de entonces, y estoy por asegurarte que no he sufrido desengaiios, por la sencilla ra- z6n de que de joven no me engafié en mis juicios. 2No 8é si es eso lo que me pides; tal como es, recibe este recuerdo de amigo y compafiero de fatigas. — Anselmo Lorenzo. — Marzo, 18, 1900.» La linea de Ia evolucién en la filosofia espafola se va marcando perfectamente. En vida de An- selmo Lorenzo, y con la ayuda de su talento y de su pluma, el ideal se perfecciona més ain evolu- cionando siempre. Desde Ia «Asociacién Internacional de los Tra- Bajadoresy a nuestros dias, Ia filosofia social so perfecciona en grado sumo. De esta purificacién © evolucién en las ideas es testigo, y en parte autor, Anselmo Lorenzo, que siendo de los que se reunieron alrededor de Fanelli, cuando este revo- lucionario vino a Espafia el afio 68 para fundar los grupos de Ia , es también de los que en nuestros dias contribu- yen con mayor esfuerzo a la propagacién de las doctrinas anarquistas. Fundés- en Londres la se incliné ligera y suavemente hacia la lucha par- lamentaria y politica, y para contrarrestar esta inclinacién, Bakunin fund6, con los humildes y Jos Hamados hombres de aceién, dentro de la misma cInternacional», la «Alianza demécrata- socialistas. De este hecho se produjeron dos re- sultados: el que, como hemos dicho, Falleni vi- niera a Espafia y fundara dos grupos, uno en Madrid y otro en Barcelona, de la ¢Alianzas, y {el que el obrero espafiol tomara el partido de esta tendencia, o sea de la econémica y de Ia revo. lucionaria, contrariamente a lo que pretendian Jos partidarios de Carlos Marx, que no los habia en Espafia en los tiempos de que hablamos. He aqui el programa y los Estatutos de la vAlianza de la democracia socialista» (de Ia que se derivan los socialistas anarquistas militantes), interesante, porque este documento, y otros que reproduciremos nos dardn Ia medida de la prime- ra manifestacién, aunque algo confusa, del ideal anarquista como elemento organizado para Ia lucha inmediata y de la evolucién que aste ideal hha realizado con el toncurso de nuevos elementos intelectuales de que hablaremos més adelante, «Programa. —1° La ¢Alianza» quiere, ante todo, Ia abolicién definitiva y completa de las clases y In igualdad econémica y social de los % individuos de ambos sexos. Pera legar 2 este objeto pide la abolicién de Ie propiedad indivi- dual y el derecho de heredar, @ fin de que en el porvenir sea el goce proporcionado a la produc cin de eada uno, y que conforme con las deci- siones tomadas por los iltimos Congresos de Bruselas y Besilea, la tierra y los instrumentos del trabajo, como cualquier otro capital, llegando 1 ser colectivo de la sociedad entara, no puedan ser utilizados mis que por los trabajadores, es decir, por las asociaciones agricolas e industriales. 22° Quiere, para todos los nifios de ambos sexos, desde que nazcan, la igualdad en dios de desarrollo, esto es, de alimenta instruccién y de educacién en todos los grados de la ciencia, de la industria y de las artes, con- vencida de que esto dar& por resultado que la Jgualdad econémica y social, en su principio, le- gar a ser también intelectual, haciendo desapa- recer todas las desigualdades ficticias, productos hijstdricos de una organizacién tan falsa como 93! Enemiga de todo despotismo, no reco noce ninguna forma de Estado, y rechaza toda accién revolucionaria que no tenga por objeto inmediato y directo el triunfo de la causa de los trabajadores contra ol capital; pues quiere que todos los Estados politicos y autoritarios, actual mento existentes, se reduzcan a simples funcione administrativas de los servicios piblicos en sts paises respectivos, estableciéndose la unién uni- versal de las bres asociaciones, tanto agricolas 100 como industrisles. »4 No pudiendo la cuestién social encon- ‘trar su solucién definitiva y real sino en Ia base de Ia solidaridad internacional de los trabajado- res de todos los paises, la Alianza» rebiisa toda marcha que se funde sobre el llamado patriotismo y sobre la rivalidad de las naciones. 25.2 La «Alianza» se declara atea; quiere la abolicién de los cultos, In sustitueién de Ia fe por ta clencia y de In justicia divine por la juticia y habian hecho declaraciones anar- quistas. De esta manera nacié el partido obrero espa- ol el aio 72. Dos afios antes, los individues que formaron l partido obrero habian dicho, desde el periédico La Solidaridad, lo que a continuacién se expresa «Convencidos de que la idea de Dios es Ia base fundamental del principio de autoridad y el ori- gen de ese sinniimero de preocupaciones que tien- den a perpetuar la desigualdad entre los hombres persuadidos de que la idea de eso que Haman jus- ticia divina sirve slo para hacer que los hombres, confiando en ésta, no se subleven contra el cimulo de injusticias humanas; seguros de que Jn fe es la negacién de la ciencia y la rémora de todo progreso; considerando que el Estado auto- ritario ¢s la completa destruccién del principio de libertad, y de que este principio s6lo puede subsistir en toda su integridad en Ia anarquia, haremos cuantos esfuerzos sean necesarios para propagar el principio de la abolicién de! Estado y de la Iglesia, en contraposicién al principio de la clase media de la separacién de la Iglesia y del Estado.» 10. a) «En religién, el ateismo; en politica, la anar- quia; en economia, el coleetivismo; ved shi la sintesis de las ideas que el nuevo Consejo de Re- daccién sostendra en las columnas de La Soli- daridad.» Como queda dicho, de los que habian firmado esta declaracién de principio fundé Lafargue el primer grupo en Espafia de la politica parlamen- taria obrera, algunos de cuyos miembros consti- tuyen hoy la jefatura del partido socialista, En junio del afio 71 se fundd en Madrid Lo Emancipacién. El Consejo de Redaccién estaba compuesto de anarquistas miembros de «La Alian- za», entre ellos Pablo Iglesias, En su primer nii- mero decia Le Emancipacién: «¥, por el contrario, no deberia el dipatado Lostau haber indicado la idea del Municipio, pues Ia eInternacional», que rechaza todo Estado po- litico autoritario, no puede admitir el Municipio, que es el estado politico autoritario de la locali- dad; como no puede admitir la Diputacién, que es el estado politico autoritario de la provincia; como no puede admitir el Gobierno, que es ol os- tado politico autoritario de Ia Nacidn. Los obreros sabemos por experiencia que el principio de auto- ridad es Ia base de la esclavitud y, por cons guiente, rechazamos ese principio en todas sus manifestaciones, admitiendo énicamente como or- ganizacién la libre federacién de libres asociacio- nes de trabajadores agricola-industriales.» Esto decian en el primer némera de La Eman- eipacién los que poco después se declaraban so- ros cialistas politicos desde las-mismss columnas de aquel periédico. Esta evolucién regresiva fue cau- sa de que apareciese El Condenado, al objeto de defender los principios de la cnternacional>, abandonados por los que redactaban La Emanci. pacién, entre ellos Pablo Iglesias, por cuye motivo fueron’ expulsados de dicha entidad por la Fe: deracién Local Madrilefa, Como puede notarse, Ia filosofia social, al concretarse, toma un caracter més antiautorita. rio y de lucha inmediata. Aunque esta corriente que se habia expuesto, primero en Ia «Alianza» (Programa y Bstatutos) y después en los periédicos internacionalistas, fuese abandonada por unos cuantos, la evolucién de Is filosofia social siguid su curso. Es mas; puede decirse que Ia politica del partide federal y Ia idea filoséfica de Pi y Margall engendraron fen Espafia el socialismo. Mas préctico el pro- grama del partido federal, porque empieza las reformas de carécter econémico en lo extrem: damente simple, llega no cbstante » poner di cultades a la propiedad individual. EI socialismo verdadero, no el mistificado por las convenien- cias de la aceién politica y parlamentaria em- pieza ahi, donde el partido federal concluye. Esto, en cuanto a la lucha politica; en lo referente a las concepeiones filoséficas, Pi y Margall, iba més lejos que los socialistas parlamentarios que sur- gieron poco después. Como se acaba de ver, los socialistas y los anarquistas espafioles, mas que la «Internacional» 106 | que funds Marx, proceden de Ia «Alianza» que fundara Bakunin, y habian salido casi todos de Ja concepcién filosética y social de Pi y Margall. Por esta razén, el modo federal, el lenguaje, el sistema federal se ve en los primeros y mas ilus- trados escritores anarquistas. Cuando el 81, pasada Ia persecucién que su- frieron los internacionalistas desde principios del 74, pudo manifestarse de nuevo el periodismo revolucionario obrero, aparecié Revista Social, dirigida por Serrano Oteiza. Este periédico decia en su nimero primero: * «Como quicra que nuestra federacién parte del trabajo, y en él se apoya para su valides y estabilidad, arranca aquélla en primer tarmino de la propia autonomia del individuo, pues no que- vemos el trabajo forzado ni sujeto a le explota- cin; y siendo el pacto Ia esencia de todo wrabajo, basado en la propia y mutua conveniencia, esto hace que este mismo pacto sea por nosotros con- siderado como Ia propia y genuina garantia de libertad de contratacidn, siempre que sea sinalag- mético, es decir, que cada una de las partes se reserve mayor suma de libertad que Ia que cede, dilaténdose de esta férmula hasta Ia federacion 4 Debemos advertic que en este asunto nosotros no ha ‘emos mis que transmitir hechos y presentar a los ojos de os leetores las manifestaciones y la evolucién de la fiosofia soci, sin tener en cuenta otra cosa que a idea eseri presentndola tal como la dejaron Impresa sus autores para ‘falar la lines que tecorre y In riqueza que con el empo va adguiriendo. 107 siendo, como es, la formula pac- tista, el nico medio amplio y autonémico de asegurar el derecho de todos y el de cada uno.» En el niimero 2°: «Es, pues, ineludible que el Municipio sea el micleo de todas as fuerzas vivas y Iatentes que constituyen organismo per- fecto; que en él estén las valvulas de la compren- sién y dilatacién, el sistole y didstole preciosos, ligndose de estos términos, para la circulacién de la vida, puesto que sin un desarrollo com- pleto de esta tan importante serie, otras mis elevadas serian, si no puramente imposibles, per- niciosas y mal constituidas al menos.» En Ia convocatoria del Congreso Obrero Re- gional que se celebré en Barcelona los dias 24 y 25 de septiembre de 1881, y que publieé de fondo Revista Social en su nimero 70, se lee:* «Asi, pues, todos los que consideréis los de rechos individuales imprescindibles ¢ ilegislables, sois partidarios de In cutonomia del individuo, del oficio, del Municipio, de la comarca y de It regia y considerdis el pacto sinalagmitico, con- ‘mutativo y bilateral como una formula para es- tablecer Ia gran Federacién del trabajo, os convo- amos a un Congreso Obrero Regional que tendra lugar en Barcelona, ete., ete.» Como se ve, el espiritu de Pi y Margall, conserva atin sa 5 Bl manuserito se supone eserto por Fargas Pellicer. — Nota del autor. vos | | Sobre la concepécién de Ia sociedad del por- venir, los anarquistas que el afio 81’ redactaban Revista Social, decian: «El Municipio lo componen las personas hu- manas y las sociales; el ser racional, la federacién de todos los oficios de Ia localidad, poseyendo en usufructo los trabajadores ‘odos los instrumentos del trabajo y primeras materias gratuitas de la naturaleza, todo lo que pertenece al comtin, 0 sea, a la colectividad, incluso la tierra, miquinas, edi- ficios, fabricas, talleres, etc., ete.; euanta riqueza y bienestar creé el trabajo, para que sitva de fondo social, inmenso y general laboratorio don- de el hombre desarrolle sin trabas ni obstéculos sus miltiples y variadas necesidades en Ia dilata- da esfera de ja civilizaci6n y del progreso in finidos.> ‘No negaban los anarquistas de entonces, como niegan los de ahora, todo principio autoritario; quien no queria reducirlo a funciones administra tivas como las do lag juntas de las sociedades obreras, entendia que era necesario «ponerle en condiciones de sor itil.s En la cuestién econdmica eran por entonces colectivistas, sosteniendo ol principio de Bakunin contra el principio comunista autoritario de Car- Jos Mars. un 0 Aspectos filoséficos del socialismo Los federales en el anarquismo: Ricardo Mella y Fernando Tarrida. — Colectivismo y comunismo. El anarquismo de José Liunas. — Lo rudimen- tario de la idea anarquista en el afio 85.— Una de la evolucién econdmica — El propésito de los anar- quistas sin objetivo. — De wno a otro Certamen socialista, — Afinidades psicolégicas de Fernando Tarrida y Anselmo Lorenzo. — Propésito comiin de los colectivistas y de los comunistas. — La evo- Iuoién ideal de Ricardo Mella. — cAcracia> y sus redactores. — de Paris en el Gnimo de los colectivistas de Espafia. — La evo- lucién econémica de los anarquistas que vivian ‘en Madrid. A partir de aqui el comunismo empieza a cre- ccer, fundiindose grupos en Barcelona, Madrid, Se~ villa y otros pueblos de Andalucia. El primer periddico comunista se publicé en Gracia, titulado Le Justicia Humana. Sin embargo, ol colectivis- mo absorbia ain casi todas las inteligencias que entraban en el campo anarquista. Por este tiempo se declararon tales Ricardo Mella y Fernando Ta- rida; proceden también dél eampo foderal, segiin cllos mismos nos cuentan. Habla el primero: ‘Respecto do oste particular te diré brevemen- 14 | | | | | Jos veintitin aiios; la Revista por el anarquismo, y el $2 fui Social me decic Sevilla como tal, Proudhon influy8 entonces agradablemente sobre mis ideas. Mis tarde Spen- cer. Conservo siempre carifio a los escritos de Pi_y Margall. Actualmente leo lo que puedo, y estudio; de modo que no acertaria a determinar una influencia dada.> Fernando Tarrida se expresa en los siguientes términos: «Los escritos de Bakunin, Kropotkin, Proud- hon, Tehernicheuseky y Pi y Margall, hicieron de mi un anarquista cuando s6lo contaba dieciocho afios. Siendo por aquel tiempo secretario del Co- mité Federal de Barcelona, dejé de pertenecer al partido federal para ingresar en la Seccién Varia de la Federacién Regional.» Como queda dicho, ambos elementos ent ron al campo colectivista, si bien Mella con mas decisién y por més tiempo que Tarrida, A poco de declararse anarquista Mella, desde La Solida- ridad, de Sevilla, en una serie de articulos ya combatia otros trabajos que, defendiendo el co- munismo, se publicaban en La Justicia Humana. En el Certamen Socialista organizado por el Centro de Amigos, de Reus, el aiio 85, Fernando Tarrida, Ricardo Mella y José Llunas, defendieron el colectivismo y atacaron el comunismo, Como comprenderdn los lectores, aquellos e- timados amigos nuestros continiian demostrando que procedian del partido federal, que el espiritu de Pi y Margall animaba su espiritu y que atin no us pada de un organismo director o administrador, ai la propiedad individual, Fernando Terrida, en un trabajo premiado en dicho Certamen, y que lleva por titulo Anarguia, Ateismo y Colectivismo, dice: «Este grandioso edificio no reconoce més ci miento que el respeto de la libertad individual bien entendida, que descansa en el trabajo, en la produccién, en la utilidad y en la solidaridad hu- ‘mana; jamis en la propiedad, robo que tanto se quiere hacer respetar en nuestros tiempos, y que no reconoce mis origenes que la fuerza, el abuso, «El colectivismo difiere esencialmente del co- munismo, por el mero hecho de respetar la pro- piedad bien adquirida, el esfuerzo individual y la libertad ilimitada inherente al hombre.» Ricardo Mella, en el mismo Certamen y en un erudito trabajo titulado: Diferencias entre el comunismo y el colectivismo, expor «De acuerdo, por tanto, con lo que han venido sustentando siempre los apéstoles del comunismo, digo que: la comunidad es una organizacién en le que todo es de todos; todos trabajan para todos y halla cada uno Ia satisfaccién de todas las nece- sidades en el fondo comin por todos formado; ns ‘es aquella’ sofiada-organizacién en que la jgualdad mis absoluta, la identidad més acabada es el principio, el medio y el fin de todas las cosas; es, en fin, la preponderancia del Estado por el sacrificio del individuo.» ‘Los socialstas revolucionarios, convencidos del cardcter auténomo de todas las instituciones hamanas, afirman contra los comunistas, la pro- piedad individual; contra tos individualistas, 1a propiedad colectiva o comin.’ Afirman la propie- dad individual, porque para ellos no es regla de justicia Ia necesidad sino la libertad; consagran Ja propiedad colectiva, poraue reconocen en todos Jos hombres el derecho al usufructo de cuanto por su naturaleza misma es de dominio universal | Yo particular, derecho completamente descono- cido en el régimen individualista de nuestros dias. Colocéndose # igual distancia de los individualis- | tas que de los comunistas, deducen, de esta segun- da afirmacién, la imposibilidad de que el aire, la luz, el agua, Ja tierra, los productos del genio puedan ser apropiados, no sélo por el individuo, sine también por entidad alguna colectiva, ya se 7 Advigrtase que no era la propiedad comin 0 colectiva Jo que dividia'a los anarquistas el afo 85, porave todo de- pendia para que tuvieran razén unos w otras, de que se diera 1 nombre e colectividad 0 de comunidad a las agropacio- res de personas; Io que les divdia era que les unos querfan para el individuo agregado a la comunidad el producto inte- 110 del trabajo, y otros qve este producto fuese comin como Ja tierra, las herramientas, ete, ete a lame Miiiipio, ya Nacién, ya Estado, ya Huma: nidad. En earabio reconocen al individao un de- echo absoluto a la percepcién, a la apropiacién det producto integro de su trabajo, propiedad la | sis sagrada, la més respetable, pero tambien la | ims desconocida por comunistas e individualistas | ala per> | Hacemos resaltar estas afirmaciones de los | anarquistas colectivistas que entonces dominaban | por su nimero y su ilustracidn en el campo del proletariado militante, para seguir, no ya la over lucién de Ia filosofia social espaficia que nace en | Pi y Marga, sino Ia de los mismos eolectivistas ue continuaron luchando por la implantacién de tuna sociedad més justa que la presente En este mismo Certamen, Teobaldo Nieva, que poco después se declaré comunista libre tras de tuna corta temporada que estuvo en Francia, dice en un trabajo sobre le misin de Ja mujer en la sociedad del porvenir: «Ya sabréis, compaiteras, que decir Revolucicn social es decir Foderacién, Anarquia_y Colestivismo, Invooer esta trinidad emancipadora, es proclamnar la justicia y el dare- cho, esto es, la autonomia de todos los seres y la solidaridad econémica Al poco tiempo de haber dicho lo que precede, su autor so declaraba co- ‘munista, como decimos. | José’ Liunas, después do afirmar la base del | colectivismo en el producto integro del trabajo | como Tarrida y como Mella, dice en su estudio sobre La organizacion y aspiraciones da la Fede. racién de trabajedores da la regin expaiola: «Se- ue gin los federados, Ia Anarquia constituye un sis- tema sociolégico puramente administrative, Ha de haber, pues, administracién. Es més, en los estudios filosGfico-sociales, segundo volumen de a Biblioteca del Proletario, publicado por los fe- derados, encontramos Ia afirmacién de que La persecuci6n de los crimineles, si fuera ne- cesatio se organizaria por batidas generales 6 por seeciones de servicio pablico, segin la importan- tia del caso; y si el eriminal huyese de la ju diccién de su Municipio, tratados de extradicién f solidaridad por la justicia, impedirian Ia impuni dad del crimen.> ‘A continuacién vuelve a surgir la influencia de Ia doctrina de Pi y Margall y de la politica que ‘engendré ol socialismo anarquieo colecti ‘Estas Federaciones subsisten también and quicamente, pues del mismo modo que el indi nb duo es libre on Ia seccién y ésta es libre en la comarca y puede © no pactar del mismo modo que tenga por conveniente, ereyendo los federados que con dificultad podria existir un pueblo tan salvaje que se negase a relacionarse con los de- més, aunque si tal hiciera, se Ie respetaria su de- echo, seguros de que en su mismo pecado halla- rian la penitencia, Los representantes de comareas 0 regiones, estarian también reducidos a funciones puramente administrativas, y asimismo, por el sufragio per- manente de sus administrados, podrian en todo tiempo y lugar ser cambiados o destituidos de sus cargos.» sDiferéncianse estas dos escuslas, que mien~ tras los comunistas opinan que no ha de haber en el mundo ninguna clase de propiedad, pertene- ciendo todo a todos, los colectivistas creen hallar el remedio a todos Ios males de Ia humanidad estableciendo la propiedad colectiva de la tierra y de los grandes instrumentos del trabajo, siendo usufructuario de ellos quien los haga producir y consagrando la propiedad individual mas compl ta y absoluta del fruto del trabajo de cada uno, pudiendo disponer de ella como mejor le cuadre. »Deben constituir propiedad colectiva, segin Jos ideales de los federados, la tiorra, las fabricas, Jas minas, buques, ferrocarrilos, telégrafos, edifi- cios, méquinas, instrumentos en general de tra bajo; y propiedad individual, lo que representa producto Iaborado por uno mismo.» Por consiguiente, habla en el colectivismo ma anarquista del afio 85 del siglo pasado, propiedad individual y autorided administrativa, segin unos, © reducida a las funciones en que pudiera ser ati, segiin otros. ‘Como por las luchas de que ha sido objeto ol colectivismo anarquista, ya en pro, ya en contra, pudieran nuestras palabras recordar aquel tiempo, que no calificamos de bueno ni de malo, y si séle de hecho histérico, y abrir cicatrices que debieran estar, y quiz estén, cerradas para siempre en comunistas y colectivistas, creemos necesario de- cir que, al pisar las cenizas de las luchas pasadas, no sentimos animadversi6n por ninguno de los dos bandos que las promovieron. El tiempo nos diré cual de los dos tenia razén, ya que actual- mente, ya nos ha dicho que todos erefan defender In verdad y Ia justicia. En este mismo Certamen vemos expuesto un. principio para las relaciones econémicas de los hombres, que bien pudiera significar una duda contra el colectivismo, o una inteligencia que ins- tintivamente se abre @ nuevos horizontes y con- cibe un grado mas en esta orientacién de la filo- sofia social. El principio es como sigue: «Tiene el individuo necesidad como veinte, por ejemplo, y sélo puede producir como uno, de Io cual resulta un déficit que imposibilitaria Ia vida si no se efectuase el auzilio reciproco. 2Si el individuo produce como uno, es con el fin de producir en una sola clase de productos; m arena pero ent esta clase inica produce un exceso, y este exceso Je proporciona recursos para adquirir lo que necesite, y que los demés tienen también con La ‘ociednd, pies, os un agregado do pro- ductores que viven cambiando sus productos sax Hsiociendo ast tas aniliples nocesdades morales ¥ materiales inhorentes a nuestea naturelesss EL principio cominista esta aqul pce deter- sindo, mos el principio existe en sl aust ve ciproco y en el cambio de productos; y mun cause do existe un slos demas tienen», que donota weer piedad individual, los tres parratos, en conjunto, descubron un cerebro que no ests easado son al producto ‘integro del trabajo. TTenemos, pues, el primer paso dado hacia una nuova tendencia econdmiea entre los anaruistes intelectuaes. El paso lo da Anselmo Lovano: del cual son los parratos copiados Preciso es tener en etenta gue Anselmo Loren 20 fue una de las plunas principsln ai hele oeie, Cipel, que esribieron Bl productor poriddice nese, quista que empezé a publicarse en Barcelons, a principios del afio 87, y que El productor no tenia tn crlterio carrado én economia, reprecentand con su espiitu amplio en ertar civetionce, eae fransnecién que #0 lam’ primero anarquiemo« seca, 0 sea sin adjetivo econdmico, que defondie: fom antes que nai, Ansalmo Loren, Fernando arrida y el que estas linees eacribey'y que nor centonces se dirigia, més que ol comunismo, a tir todos los anarguittas espafcles prescindiende de ns momento del criterio econémico. Después de esto vino una persecucién feros, durante la cual no pudo publicarse periédico ni discutirse nada, Al salir de nuevo a la luz los ideales, se habia transformado por completo Ia opinién de los anarquistas respecto de las cues- tiones econémicas. Pero, antes de demostrarlo, ‘es necesario retroceder al afio 87 y estudiar las ‘manifestaciones intelectuales y la evolucién de la filosofia social en el Certamen socialista celebra- do en Barcelona en el indicado ai En todo libro, articulo o coleccidn de ps cos anarquistas de aquel tiempo, vemos marcada la huella de la evolucién. Sélo han pasado cuatro afios, de 1885 en que se celebré el primer «Certa- men socialistay, a 1889 en que se celebré el se- gundo, y sin embargo, es tal la diferencia del uno ‘al otro, no sélo en la significacién, tendencia y to- Terancia de la doctrina, sino en la riqueza de argu- mentos y recursos cientifices que para defender sus ideas exponen los concursantes a aquella fiesta literaria, que no hay manera de establecer punto de comparacién, aun siendo casi las mismas les personas que coneurrieron a ambos Certémenes. En cuanto a la tolerancia en materias econémicas, ‘basta decir que, estando compuesto el Jurado del Certamen socialista celebrado en Bareclona de in- dividuos partidarios del colectivismo, premiaron fl trabajo de dos anarquistas comunistas: Teo- baldo Nieva y Sergio de Cosmos. Indudablemente que merecia premio el trabajo de aquellos dos comunistes; pero el hecho de no haber ofuscado, mm Ja razén el amor por-elcriterio propio, demuestra que los colectivistes, si no sentian menguar su fe por el credo econdmico que habia ganado su conciencia, sospechaban que podian estar equivo- cados y que el comunismo era una solucién digna de sor tenida en cuenta, concesién que antes no se habfa hecho. Nuestros lectores recordaran lo que de Fer- nando Tarrida acaban de leer, escrito el afio 85, respecto del comunismo. He aqui lo que decia en fl Certamen socialista celebrado en Barcelona 2189: «Quedan, pues, las dos aspiraciones econémic eas del campo anarquico: el comunismo y el co- lectivismo, Dice el primero: a cada cual segiin sus necesidades; de cada cual segiin sus fuereas. Dice el segundo: a cada cual segtin sus obras; de cada val segtin la voluntad. »Desde Iuego podemos afirmar que ambos principios son buenos y en nada contrarios a la idea andrquica, siempre que no se impongan en absoluto y sean hijos del contrato libre y revo- cable entre las entidades que lo practiquen. Desde este punto de vista es utilisimo el estudio de tan importante problems, con el bien entendido que los resultados que cada cual obtenga de sus es tudios serin nuevos datos que han de ayudarle a ‘tomar en su dia su resolucién; pero munca una forma dogmética, que tendria que convertirse a Ja Targa en una imposiciéa para individuos y a veces para localidades enteras. »En cualquier caso que nos coloquemos, tanto 12s Ja forma comunista como la colectivista son per- fectamente compatibles con Ia Ciencia y la Ne- turaleza.> Los pirrafos reproducidos representan una Ia- mada a la tolerancia y al estudio del comunis- mo. Tarrida sabia que la mayoria de sus lectores habian de ser colectivistas; pero habiendo hecho ya presa en su cerebro el comunismo, le presenta: ba como una solucién tan respetable como el co- lectivismo. ‘Desde esto instante no seguiremos més Ia evo- lucién de la idea econémica en Fernando Tarrida. Basta decir que poco después se declaraba anar- quista sin adjetivo econémico, tanto para provo- car el estudio del comunismo, como para apaci- guar la contienda entablada entre los partidarios de ambas tendencias, y que en la actualidad, como Ja mayoria de los anarquistas del mundo, ¢s co- munista, La evolucién de nuestro amigo fue laboriosa en apariencia, mas no lo fue realmente, Quien co- nozea la composicién psicolégica de Tarrida, es- tard enterado que concibe rapidamente las cosas ¥ los problemas; pero, para no disgustar @ sus amigos, es capaz do tolerar las ideas y los propé- sitos mas en oposicién con sus juicios, sin perjui- cio de obrar después conforme su particular eri- terio. El concibié répidamente la superioridad jus- ticiera del comunismo sobre el colectivismo; mas sus amistades, el temor de disgustar a sus ami- 03, hizo que recorriera poco a poco « insensible- mente la distancia que media de uno a otro cri- ns teria. Parte de Io dicho se puede aplicar también a Anselmo Lorenzo; pero Lorenzo, si no fue anti declaradamente comunista, tampoco fue acérrimo defensor del colectivismo desde que entre los par- tidarios de la revolucin social se discutié la solu- cién econémica: que cada eual tome del producto comin lo que necesite y ponga en él lo que pro- duzca. Un estudio psicolégico de Fernando Tarrida y de Anselmo Lorenzo seria muy curioso; ambos tienen grandes afinidades. Tarrida es més transi- gente en teoria, cuando habla con uno; menos en Ia prdctica. Lorenzo diseurre con el amigo y Je leva la contraria, para transigir después con 1 en los hechos. La causa de estas manifestacio- nes es 1a delicadeza de sentimientos de cada uno y la nevesidad que sienten de amistades. No tie- nen valor para disgustar a los que hablan con cellos, sobre todo si son anarquistas, y el uno tran- sige al instante y el otro después, es decir, en el ‘uno la transigencia es sensibilidad y en el otro re= flexién, Pero come aqui no se trata de psicologia, sino de filosofia, daremos por terminada la parte de este estudio quo se refiere a Tarrida, exponien- do una conversacién que el afio 96 tuvimos con 41 en el castillo de Montjuich, después de las lec- ciones mutuas que de francés, inglés, gramética castellana, lectura y escritura nos dibemos los esos. Como buen cientifico, Tarrida decia que la so- ciedad futura seria Io que la ciencia permitiera, irl Nosotros replicébamos que la sociedad del por- venir habia de ser lo que indicaran las pasiones, deseos y necesidades humanas en completa liber- tad y traducidas en una doctrina sociolégica; que la ciencia no seria mas que un instrumento para satisfacer aquellas pasiones, deseos y necesida- des, ésto es, que el hombre no habia de someterse fala ciencia, sino la ciencia al hombre, en el bien entendido que nosotros no comprendiamos en es- tas ciencias esclavas del ser humano a les y biolégicas, que no son mis, cuando se apli can al hombre, que el hombre mismo expuesto 0 presentado cientificamente. Y para defender nuestro juicio, deciamos: que las ciencias nunca habian constituido el ideal hu- mano, aunque constituyeran y constituyen el de una o varias personas; que las ciencias nunca ha- Bian servido de guia al hombre en su marcha hacia el porvenir, aunque hayan sido le luz que flumina el camino. Delante del hombre, desde que el hombre existe, no ha habido mas que un ideal de bienestar, cada dia més perfecto y mis com- plejo, y todo Io que el ser humano ha inventado y hecho en artes y ciencias, ha sido con el pro- Posita de hacer prictico el ideal concebido. Hin resumen, la ciencia es un medio para alcanzar la felicidad deseada, no es un fin humano; sirve para establecer Ia sociedad del porvenir, no es la so- ciedad miama. Y si esto es cierto, la sociedad anarquista, como ideal de hoy no ser lo que per- mitan les ciencias, sino que éstas representarin uno de Jos instrumentos que la hardn préctica, 128 bella y agradabie. Conviene repetir que, tanto los comunistas como los colectivistas, pretendian dotar a los hombres de la mas completa libertad y de Ia mis completa igualdad; sélo que los unos veian esta libertad y esta igualdad en el comunismo, y los otros en el colectivismo. Asi la divisién no con- sistia en el propésito, sino en el sistema. Por eso los colectivistas diciendo colectivismo y anarquii querian decir exactamente lo mismo que los co- munistas al exclamar comunismo y anarquia; esto es, igualdad, libertad. En los colectivistas, In pala- bra colectividad tenian igual significacién que en los comunistas la de comunidad: agrupacién de personas que se unian por afinidades y que con currian por igual al bien de todos. Hasta se no- taba que, indistintamente, algunas veces los mis- mos colectivistas usaban Ia palabra comunidad con igual sentido que colectividad, y vicevers Ricardo Mella el aiio 1889 continuaba siendo anarquiste colectivista, y su acometividad en de- fensa de aquel prineipio econémico era igual que fl afio 85; pero en el Cortamen socielista ccle- brado en Barcelona y en un trabajo titulado Ja Nueva Utopia, explica el funcionamiento econé- mico de Ia sociedad del porvenir, sin nombrer para nada el «producto integro del trabajo» ni el colectivieme. {1 -a respeto a las ideas ajenas? {Era duda sobre el sistema ccondmico que adoptaria la sociedad futura? Sea Io que fuere, demuestra una intoligencia trabajada por la evolucién y el 129 estudio de las ideas. Véase si no: ‘Bl sistema social de la es de ‘una sencillez admirable. Sus dos principios funda mentales son: la libertad y la igualdad. Por la primera, el hombre usa de sus naturales disposi ciones, emplea su actividad, aplica sus fuerzas si estorbo, sin razonamientos perniciosos. La Natu- raleza ¢s su tinico limite. Por la segunda, dispone de cuantos medios necesita para le traduccion real de la primera, medios de produccién, de es- tudio y de recreo que le colocan en identidad de condiciones con sus conciudadanos. El contrato pacto es el tinico medio de rel cién, de transacciones, de acuerdos entre los ‘verses miembros de Ia sociedad. No hay un pacto tinico, general y permanente. Hay diversidad de contratos 0 menos generales y variables, rescin- dibles y anulables. Todos los elementos naturales, més los pro- ducidos por la labor continua de las generaciones, pertenecen al patrimonio universal. La propiedad privada de esos elementos ha sido desterrada de Ja Nueva Utopias. El productor aislado 0 aso- eiado cuenta siempre con la posesién usufruc- tuaria de estos medios generales del trabajo.2 “Bbtas agrupaciones forman parte, por lo ge- noral, de grandes micleos federativos cuyo objeto ‘es fomentar la solidaridad de los elementos com- ponentes, asogurar el bien de la comunidad y prevenir males imprevistos, a la vez que conocer y establecer o fijar las necesidades de la produc- cin, el cambio y el consumo en sus relaciones con 10 | | | | Jas demas corporaciones econémicas.» «Las iciones se fundan generalmente en la cooperacién libre, como més apropiada a la naturaleza humana y los fines sociales. La come nidad, como Ia oxplotacién individual, constituye Ja excepeién. Por aquel otro sistema o procedi- miento, nadie se obliga a més de lo que puede © quiere; y sin mermar la fuerza colectiva, 20 en: cuentra siempre duefio de si mismo y en actitud de modificar las condiciones del contrato, 0 de romperlo para reconstituirlo con otro u otros, En las grandes fabricas estas agrupaciones se sub- dividen en secciones, segiin la naturaleza de los trabajos, y cada una so asigna su faena y se orga niza conforme a los fines de Ia misma.» Y todo el trabajo do Mella es semejante a la parte reproducida, Lo mismo puede ser firmado Por un comunista que por un colectivista, Sobre todo domina el espiritu de la libertad, que es lo rimordial para todo anarquists; porque con la Hbertad la sociedad futura podré ser colectivista, comunista o individualista, o mezcla de ambas cosas a la vez, segiin deseen los individuos o la Prictica les ensefie. Pero la diferencia que va de lo dicho por Ri- cardo Mella ‘en uno y otro Certamen, es menos de la que media entre lo que dijo antes del Con- greso anarquista eelebrado en Paris y lo que dijo después. Antes, aquel compafiero escritor anar- quista transigia con el comunismo, no para de- fenderlo, sino para tolerarlo y admitirlo como una posibilidad en el porvenir libertario; pero desde 131 ‘hace dos afios," casi todos sus argumentos en de- fensa de la sociedad futura son netamente comu- nistas, aunque él no les dé este nombre; y aun di- remos que, poco después de regresar de In confe- rencia anarquista celebrada en Paris el aio 1900, publicé un articulo en el que se hacian declara- clones comunistas, De este aserto no estamos muy ‘seguros, pero lo tenemos en la memoria y es difi- cil que en ella se hubiese metido sin motivo ni razén fundada. Pero los siguientes razonamientos, publicados en La Revista Blanca el aio pasado* demuestran sobradamente que el ideal anarguista de Ricardo Mella ha ‘evolucionado hacia el comu- Qué relacién puede establecerse entre las ne~ cesidades individuales y las energias gastadas en el trabajo? —Juan, quo es mas forzudo que Pe- dro, llevaré a éste ventaja on un trabajo de re- sistencia, Una misma unidad de obrs haréla Juan mucho més pronto que Pedro, y en una misma unidad de tiempo realizar el primero mayor ean- tidad de trabajo que el segundo, lo cual quiere decir que siempre Jusn ganaré mis que Pedro. Pero Pedro, por lo mismo que es mis débil, ne- cesitard seguramente mayor y més nutritivo ali- ‘mento, porque en la relacién de las necesidades y de las energias gastadas habré para él un gran Géficit siempre. Luego, puede establecerse como Tregla general, que las necesidades estin en razon 8 Cafotese desde el principio de sito ‘9 La misma observacién de antes 1m inversa de las fuerzas, ;Condenaremos a Pedro a ‘perpetua debilidad y a consuncién eterna? >Antonio, mas habil que Diego, realizar una obra cualquiera mejor que éste, Pero gastard me- ard en el caso de restaurar tuna menor cantidad de energia gastada. Pero, segiin Ia teoria, ganaré mia que Diego. Luego, cualesquiera que sean las necesidades de uno y otro, se paga mas al que menos fuerza gasta. Luego también, Ia retribu- cién del trabajo estd en razén inversa de Ia ener- sia gastada, y como las necesidades guardan idén- tica relacién con las fucrzas, debemos establecer que se paga mejor al que menos necesidades tiene 2Rozendo, que es mis inteligente que Joaquin, aprender mis pronto que éste cualquier leecién © cualquier faena. Luego, Joaquin, para aprender Jo mismo que Rosendo, tendrd que hacer un mayor esfuerzo intelectual. En suma: Joaquin gastard més fuerzas, mie energia; tendra, por tanto, ne- cesidad de reponer una mayor cantidad de fuerza empleads, a fin de devolver @ su organismo ol ‘equilibrio, Pero, segiin las dos leyes anteriomente deducidas, Joaquin dispondré de menos elementos para satisfacor sus necesidades, para reponer sus fuerzas quebrantadas. Luego, finalmente, se con- dena a Joaquin a creciente incapacidad fisiol6gica ya progresiva miseria econémica. >Resultado: que el principio de la recompen- se no estimula ni al més fuerte, ni al més habil, ni al mas inteligente; pero si reduce a impotencia, 133 absoluta y miseria perpetua al débil, al inhabil y al torpe. Si para los primeros es facil obtener un buen premio, es claro que la promesa de éste no les estimula. Si para los sogundos es casi impo- sible conseguir el mismo premio, y de hecho lo obtienen cada ver menor, es evidente que se les empuja a la desesperacién y al suicidio. Se paga, se nos dird, Ia aptitud; se retribuye el mérito; se recompensa a inteligencia, Y bien; una mayor aptitud, una mejor disposicién para el trabajo, significa siempre menor gasto de energia; por tanto, menos necesidades que satisfacer. Organis- mos més ricos en propiedades vitales aquéllos, mantiénense mas facilmente que éstos. Dar mas al que menos necesita equivale a colocar lo super- fluo al lado de la miseria, en constante oposicién.> ‘Ya manera de condenacién contra todo eri- terio econémico apriorista, colectivismo inclusive, Mella dice mas abajo: Quedan, pues, tmicamente subsistentes los nombres, que si bien no afectan a lo substancial de Ia cosa, aiin tiene el colectivismo Ia ventaja de armonizarse mejor con la anarquia, por cuanto no somete al individuo forzosamente a Ia comu- nidad, en tanto que el comunismo tiene el peligro de sofocar las expansiones individuales, ante la uniformidad comin, dados sus antecedentes auto- ritarios.» La diferencia entre lo que los colectivistas decian del comunismo y del colectivismo en Revis- ta Social y en el Certamen socialista celebrado en Reus el aiio 85 y Io que dijeron pocos afios des- pués en El Productor y on Acracia es bien dife- rente. Para aquéllos el colectivismo era, sin dispu- 139 ta, sin duda alguna, el mejor sistema econémico, y el comunismo una aberracién; para éstos, la diferencia entre el comunismo y el colectivismo es sédlo cuestién de nombre y casi se declararfan comunistas si no creyeran incompatible la libertad individual en el comunismo. Lo que puede el poder de Ia razén en hombres que no se easan con los ideales, De momento se recuerda lo que uno ha defendido creyéndolo justo, después este amor propio desaparece y el hombre declara francamen- te que se habia equivocado. De los que escribian Acracia y El Productor todos son hoy comunis- tas,* y sélo uno lo ha declarado franeamente. Pellicer escribe La Protesta Humana, de Buenos Aires, periddico anarquico comunista. Pedro Este- ve escribe El Despertar, de Peterson, periddico que se subtitula anarquista Gnicamente, pero cuyas doctrinas son comunistas; comunistas también Fernando Tarrida y Anselmo Lorenzo. En cuanto a Ricardo Mella, ya hemos visto que sus dltimos argumentos, en favor de la sociedad futura, son netamente comunistas. El mismo José Prat, hijo de Ia escuela colectivista barcelonesa, es hoy co munista, Conste que no hacemos resaltar estos detalles més fue para demostrar la evolucién de la filoso- fia social en Espaiia desde Pi y Margall a nuestros dias, y para exhibir o exponer Ia flexibilidad de espiritu de los escritores anarquistas espafioles, 40 Eran cuando vivian; ninguno existe ya al publicarse ‘exe libro. 140 puesto que, habiendo salido casi todos del fede- ralismo, ingresaron después en la «Internacional», mis tarde en la ¢Alianza Demécrata Socialista», que fundara Bakunin, para defender con tesén el credo econémico de ese gran revolucionario, aca- bando todos 0 casi todos, por evolucionar hasta el comunismo. Si esta evolucién se hubiera reali- zado en sentido contrario y para justifiear un em- pleo o el usufructo del poder, podria ser Namada apostasia; evolucionando siempre progresivamen- te, para no recibir mis que el premio de la satis- faccién que siento el que obra en conciencia, me- rece el titulado de sincera y honrada obra del tudio, de Ia reflexién y del amor por la justicia. Lo que hace falta, 0 mejor dicho, lo que el hombre verdaderamente despreocupado y libre debe pro- curar, es no fanatizarse en ningin ideal; mirar siempre frente a frente el porvenir, aun estendo convencido de que lo que él piensa es lo mis justo y verdadero. Antes los colectivistas no erefan com- patible la libertal individual con el comunismo; hoy los comunistas no ereea compatible la igual- dad con el individualismo, juzgando quizés el in- dividualismo moderno, el anérquico, por lo que fue el burgués-autoritario, como los colectivistas juzgaban el comunismo andrquico por lo que fue l tradicional de Marx y sus precursores Fourier y Saint Simon, Esta amplitud de espiritu que re- clamamos se logra poniendo sobre todo otro pri cipio, el principio de libertad, y considerando, que siendo la evolucién indefinida, ninguno de los ac- tuales pensamientos sociales es ef dltimo, ni el 141 més perfecto, ni el més justo. La misma evolucién que se operd entre los colectivistas de Cataluia tuvo lugar entre los co- lectivistas de las otras regiones de Espafia. Publi- caron en Madrid los colectivistas de la «dnterna- cional» un periddico titulado La Solidaridad, que defendia el colectivismo andrquico; después vio a luz La Emancipacién, que principié siendo co- lectivista, defensor de la «Internacional», con un Consejo de redaccién compuesto de los después socialistas Mora, Iglesias y otros, y acabé defen- diendo la lucha parlamentaria y la politica socia- lista. Como esto acontecia en una época en que eran perseguidos los verdaderos internacionalis- tas y revolucionarios, éstos no pudieron impedir iiblicamente la apostasfa a que ha dado origen al partido obrero y publicaron contra Ia tendencia de La Emancipacién, El Condenado, que aparecia clandestinamente. Mas tarde, y cuando se pudii ros discutir tas ideas y organizarse la Federacién Regional a la luz del dia, aparecié Revista Social, acérrimo defensor del colectivismo, como hemos visto, y sin que admitiese Ia posibilidad de otra solucién econémica. Muerta Revista Social y el que le habia dado vida, Serrano Oteiza, los ele- mentos jévenes que procedian de la Es decir, primero niio de bien que se entu- siasma delante de una lucha épica y_ generosa; después internacionalista con el fuego de un par- tidario militante, y mas tarde comunista, Esto era Salvochea cuando se sublevé en Cadiz, Su Repiiblica representaba el comunismo, Ia frater- nidad universal, el sumo bien. La misma Repi- blica y los mismos republicanos, con disgustos y persecuciones, le demostraron que se habia equivocado. Mas tarde, el estudio del anarquismo le convencié de que aguéllo era lo que habia so- ado, Desde entonces fue anarquista, y en cuanto pudo funds en Cadiz un periédieo que se titulé Socialismo, defensor de aquel ideal. Initil decir que, dados los antecedentes humanistas de Salvo- chea y el pais donde nacié, Socialismo propagaba el anarquismo comunista’ antes y después de declararse tal alld por el afio 91 bs Entre las ideas y las personas existe una in- fluencia mutua, Hombres hemos vista nosotros que, de pendencieros y bebedores, se convirtieron, en morigerados al concebir Ia anarquia; en cam- bio, ésta ha recibido no pocos refuerzos de hon- radez y de talento con otros individuos. Es indu- dable que cuando una persona de talento y de reputacién excelente abraza un ideal, aunque ese ideal sea superior al hombre, no deja de crocer y de honrarse. Otra condicién que hemos de reconocer en las ideas, es Ia de despertar las energias que duer- men por falta de ambiente. Podriamos presentar caracteres que fueron pasivos hasta que Ia con- cepcién del ides! les doté de una actividad asombrosa. Otros fueron ignorantes mientras el conocimiento de la anarquia no les inspiré amor grande por el estudio. De esos hay muchos en el ‘campo anarquista; lo son todos aquellos que, pi codiendo de familias pobres y no habiendo podido aprender en su nifiez més que las primeras letras, al llegar a la juventud, por un esfuerzo de su voluntad, se han dotado a si propios de aquella ciencia infusa de que nos habla a menudo Ansel- mo Lorenzo. La anarquia ha recibido un gran refuerzo de hombres que de manuales s¢ han con- vertido en intelectuales por el ejercicio de su vo- luntad poderosa. La lista es larga, por suerte de todos y para bien de esta raza nuestra, di de mejor suerte: Serrano Oteiza, Fargas Pellicer, 155 Anselmo Lorenzo. Ernesto Alvarez, José Llunas, Enrique Borrell, Ricardo Mella.... todos proceden de la clase humilde; ninguno de ellos recibid ins- truccién superior, y sin embargo, pueden compe- tir, en cierta clase de estudios, con los hombres mis eminentes de Espafia y de superior educa- ‘Las causas de este hecho son varias y hondas. Entran en él Ia biologia y la sociologis, mejor ain, la Naturaleza toda. Regularmente los padres de los caracteres que han reunido energias sufi- cientes para emanciparse de la ignorancia sin otra ayuda que su volunted, fueron aldeancs 0 ciudadance hijos de aldeanos. Llevan, por con- siguiente, en su organismo un shorro de vida y de salud de que carecen la mayoria de los inte- lectuales, hijos de nobles o de burgueses que gt taron sus cnergiag orgénicas on la disipaci 0 en Ia lucha moral que so libra on las grandes ciudades. Ignorantes aquéllos, hallan on su misma persona In principal base de In ciencia: la fuerza fisiea. Los sefioritos que estudian en las Univer- sidades, son, la mayor parte, hijos de familias d-generadas. La riqueza en capitales no puede © atrarrestar la pobreza fisica que padecen y la ciencia que se les ensefia no halla asiento, fuer- zas en el organismo para sostenerse. De abi la diferencia que media del hombre fuerte que aprende las cosas por su propio estudio, al hom- bre débil que ni ensefiindoselas las puede apren- der, La Naturaleza y el medio entran también en 1565 cnanissotasalbvesce ti Ja formacién de los caracteres de que hablamos. Para que nazea un genio es preciso la concurren- cia de varias leyes a un mismo fin, Primero, fuerza fisica; después, constitucién cerebral; por iiltimo, elemento social para desarrollar y excitar aguellas condiciones. Pues para la formacién de estos luchadores 0 propagandistas que surgen, de Jas clases humildes, se necesita, también, fuerza fisiea, condiciones ‘cerebrales o estructura era- neal, y después medio ambiente, Sin fuerza fisica no hay motor, falta Ia ereacién de Ia voluntad, de la constancia; sin la disposicién del cerebro no hay inteligencia natural, porque Ia voluntad, es impotente para producirla, y sin ambiente no hay excitante, elemento que provoque la mani- festacién de un cardcter. Ninguno de los nomi dos hubiera sido lo que fue o lo que es, si sus padres no se hubieran movido de Ia aldes 0 si no Jes hubieran enviado a aprender un oficio a la capital. En ella se encontraron con las luchas so ciales, con la concepcién de un ideal para tiempos venideros que no estin muy lejos, y a Ia par que les excité a la lucha y al estudio, les daba a conocer una ocasién magnifica para al empleo de sus energias. El empujén estaba dado; des- pués, Ing fuerzas internas, las condiciones fisicas, hicieron lo demés. La humanidad habia de deber- les una parte, grande o pequefia, de su riqueza moral, filosdfica y cientifica. 187 “ Si es dificil clasificar a Miguel de Unamuno como pensador, es facil encontrar en sus ideas porciones de todas las doctrinas que se disputan el predominio de las sociedades, {Tan amplio es el criterio del catedratico de Salamanca, o tan grande es su falta de orientacién ideal! Ignoramos hasta qué punto puede tener ideas el que proclama que a mayor libertad de con ciencia es no encadenarla en ningtin credo poli- tico ni filosdfico. Por descontado que a nosotros se nos antoja algo capeioso este modo de discurrir, y aunque sea reaccionario el presentarse en la lucha filo: s6fica y social con una bandera determinada, pre- ferimos tener encadenado el entendimiento por un idesl, a no tener ideales. El sofior Unamuno no esti solo en aquel espe- cial modo de pensar que presenta al hombre como una fabrica de diferentes colores y de diferentes tendoncias, segiin el gusto, el arte 0 la tiltima im- presién recibida. Le acompafian escritores de tan ta fama como Martinez Ruiz, Ramiro Maeztu y Pio Baroja. Todos creen que el escritor no debe tener ideales, lo que se lama credo, solucién. La consecuencia ideal es para ellos otta especie de esclavitud. Bs decir, el ideal ha de ser un juguete que In pluma inclina hacia equi o hacia alla; un objeto de arte, un medio para escribir hoy en este sentido y mafiana en el opuesto; no un fin de la voluntad ni de In aspiracién, Entre Ia sinceridad y la conveniencis, opta- mos por In sinceridad, presentando el caso del 138 [ | | sefior Unamuno y de sus amigos, dentro de la filosofia espafiola, como un hecho real; no como un recurso para defender, en nombre de la liber- tad, las ideas més encontradas, De este modo de discurrir ha resultado que si un autor, con textos en Ia mano, se propone convencer a sus lectores de que Miguel de Una- muno es anarquista, puede lograrlo sin gran es fuerzo, con el mismo que un monérquico consti- tucional 0 absoluto, un librepensador enragé y ‘un neoamachamartillo podrian lograr lo contrario. En los escritos y en las obras de Miguel de Unamuno y en las de los que como él piensan, se encuentran ideas de toda la evolucién intelectual, desde el nacimiento de Ia Filosofia a nuestros dias. Y es tan cierta esta afirmacién, estén de ella tan convencidos los que en Espafia leen, que nos consideramos relevados de demostrarla. De ahi la dificultad en poder deci muno sigue esta o esotra orientacién filoséfica; representa esta 0 cin de la filosofia espafiola.» En tal situacién hemos preferido exponer lo que pensamos del talento, la voluntad y Ie obra det autor que nes ccupa, y publicar lo que él mis- mo nos cuenta del génesis de sus ideas y de la influencia que otros pensadores han ejercido en su intelecto, para que el lector lo coloque, en ideas filoséficas y sociales, donde estime justo. i i i ' Es de muchisima importancia el documento que ahora van a leer nuestros lectores, tanto por ‘su contenido como por Ia sinceridad que rebosa. ‘Miguel de Unamuno podra carecer de ideas sélidas, claras, doterminades; pero es una bella persona, un corazén de nifio y un talento extra- ordinario, merecedor y afanoso de ami Despacio, atencién y pensamiento: «Sehor don Federico Urales. »Muy sefior y estimado amigo: La verdad es que con sus dos preguntas me pone usted en un aprieto, pues para contestarlas debidamente me seria preciso trazarle aqui una biografia, cosa siempre enojosa y nunca exenta de peligro. Ten- dria, ademas, ef inconveniente de tener que dar ciertos rodeos para explicarle algunas cosas, pues conozco bastante bien les ideas de usted, que si me parecen muy justas en cuanto afirman, no asi fen cuanto nicgan. Respecto al cristianismo, ver- Digracia, creo que est usted muy equivocado, Juzgandolo por el ascetismo medieval © por el ‘atolicismo, que en el fondo rifien con él, Pero no se trata ahora de esto. Voy, pues, a contestarle como mejor Dios me dé a entender. >Fue mi nifez la de un nifio endeble (aunque nunca enfermo), taciturno y melaneélica, eon un enorme fondo romantico, y criado en el seno de una familia vascongada de susterisimas costum- bres, con cierto tinte cudquero. A mi padre no le hhe conocido; murié teniendo yo seis afos. Le in- fluencia ha sido, pues, de mi madre. Fui de ehico 160 --devoto-en-el- mis alto grado, con devocién que pieaba en lo que suelen lamar (mal llamado) misticismo. Pero a la ver me daba por leer libros de controversia y apologia religiosa y por querer raciocinar mi fe heredada e impuesta, En el Pachi- co de mi novela Paz en la guerra, he puesto no poco de mi propia vida. Cuanto digo en las pagi- nas 59 y 60 de la novela, es rigurosamente exacto y pinta mejor que nada ii estado de espirite entonces. Cuando Iegué a Madrid a estudiar, el afio 80, teniendo yo dieciséis, iba en ese estado de animo y asi me conservé mis dos primeros afios de carrera. Prosegui en mi empefio de racio- nalizar mi fe, y es claro, el dogma se deshizo en mi conciencia. Quiero decirle con esto que mi con- versién religiosa (tal es su nombre) fue evolutiva y lenta, que habiendo sido un catélico practicante y fervoroso, dejé de sarlo poco @ poco, en fuerza de intimar y racionalizar mi fe, en puro buscar bajo Ia letra catélica el espiritu cristiano. Y un dia, de carnaval (lo recuerdo bien), dejé de pron- to de oir misa. Entonees me lancé en una carrera vertiginosa a través de la filosofia, Aprendi ale- mn en Hegel, en el estupendo Hegel, que ha sido uno de los pensadores que mas honda huella han dejado en mi. Hoy mismo creo que el fondo de mi pensamiento es hegeliano, Luego me ena- moré de Spencer; pero siempre interpretindole hhegelianamente. Spencer, de vasta cultura, es ‘como metafisico muy tosco. Y siempre volvia a mis preocupaciones y Iecturas del problema reli- gioso, que es el que mas me ha preocupado siem- wt pre. Bastante mis tarde lef Schopenhauer, que legé a encantarme y que ha sido, con Hegel, de os que mas honda huella haa dejado en mi, En otro respecto, Carlyle, no por sus ideas, que me parecen de una extremada pobreza y nada origi- nales, sino por su manera de exponerlas, por st estilo impetuoso. Carlyle ha sido acato quien mis ha contribuido a que encuentre yo mi propio estilo, »Pero tanto o més que de filésofos 0 pensa- dores he sufrido la impresién de poetas, del gran Leopardi (me le sé casi de memoria) ante todo, y de la lirica inglesa (Wordsworth, Coleridge, Burns, ete.), que es la que prefiero. sDificil me seria precisar los origenes de mi pensamiento, porque en un periodo de diez. 0 doce aiios, del 80 al 92, lei enormemente y de cuanto ia en las manos, sobre todo de sicologia (de sicologia fisiolégica, Wundt, James, Bain, Ribot, etc., a que he hecho unas oposiciones) y de filosofia (he hecho otras a metafisica), aparte de mis estudios filolégicos. Pero siempre he leido de todo, fisica, quimica, fisiologia, biologia, hasta matematicas. No hace mucho estudié geometria proyectre pura. »Haré cosa de cuatro afios, atravesé una eri- sis intima de que seria larguisimo darle detallada cuenta. Fue un periodo de terribles angustias, que reflejé en mi Nicodemo" (ensayo que no revela 11 Fl espirtu de esta obra foe combatido por el autor en un anievlo publicado eatonsss en La Revista Blanca. 182 mi actual estado de espiritu, sino el de entonces). Bajo aquel golpe interior volvi o:quise volver mi antigua fe de nifio, Imposible! A lo que real- mente he vuelto es a cierto cristianismo senti- mental, algo vago, al cristianismo lamado pro~ testantismo liberal, al de los Baur, Harnck, Ritschl y la tan simpética escuela francesa de| Renan, Réville, los dos Sabatier, Stapfer, Mene- oz, ete, a la direccion que marc Schelier- macher. 2En otro orden de cosas, mis lecturas de eco- nomia (mas que de sociologia) me hicieron socia- lista, pero pronto comprendi que mi fondo era ¥ es, ante todo, anarquiste. Lo que hay es que detesto el sentido sectario y dogmitico en que se ‘toma esta denominacién. Bl dinamitismo me pro- duce repugnancia, y la propaganda de violencia, retérica. Un Bakunin me parece un loco peli- groso. El anarquismo de un Ibsen me es sim- pitico, y més ain el de un Kierkegaard, el poderoso ponsador danés de quien ante todo se han nutrido Ibsen y Tolstoi. Tolstoi ha sido una de las almas que mas hondamente ha sacudido Ja mia; sus obras han dejado una profunda huella 2Me creo, no sé si con razén, un espiritu bas~ tante complejo; pero podria sefislar a Herel, Spencer, Schopenhauer, Carlyle, Leopardi, Tole toi, como mis mejores maestros, uniendo a ellos los pensadores de direccién religiosa y los Iiricos ingleses. Pero le repito que en el torrente de mis lecturas me es muy dificil sefislar las influencias. 163 \ ( / slguno. (Mi alma Je espafioles, desde luego, le afirmo, ningun. } Apenas he recibido influencia de escritor espaol poco espahiola> »Lo que tad Se me arraiga mas es mi repugnancia al sectarismo, a las opiniones exclu- sivistas, a los afirmativos, a los que tratan de ignorante, 0 chiflado, débil al que como ellos no piensa. Aprendi de mi maestro Hegel a buscar el fondo en que los contrarios se armonizan, Los que lo ven iF Oseiiros, me ‘decia hace unas tardes el gran posta portugués Guerra Junqueiro. No leo los escritores agresives, cortantes, afirmativos, de batalla. Creo que hacen ‘su obra. Pero que es obra muy pasajera. ¥ como no me siento un luchador de avanzada ni un propagandista, me quedo aqui, en este retiro. Doy toda mi labor de publicista socialista y en ciertos respectos anarquista (cuando colaboré en a Ciencia Social) por mi Paz en la guerra, donde puse mi espfritu. La sequedad intelectual, sin fondo de sentimiento, me da miedo; el arte do- cente y al servicio de un ideal politico 0 econd- mico, me es sospechoso. Sin ser un esteta, antes, bien detestando el esteticismo, detesto mis ain el antiesteticismo. Amo sobre todo la vida inte- rior (el Trésor des humbles, de Macterlinck, me encanté). jAdentro!, expresa este estado de animo. »Estoy seguro de haberme dado a compren- der de usted, pues aunque diferimos ex toto dia- ‘metro, no nos falta un fuerte fondo comin y buena fe a los dos. De lo que protesto es de que me erean un débil o un neurasténico, Gozo hoy 168 | --de-una salud-a prueba de bomba, y de un exce- lente vigor fisico. A correr y saltar, respirar ¥ digerir me pongo con los mejores. Esas explica~ ciones de ciertos estados de conciencia por des- ‘equilibria fisiolégico o debilidad, me parecen una superficialidad aplastante. Es como si yo expli- case ciertos dogmatismos o sectarismos (hay. el dogmatismo del antidogmatismo) por endureci miento cerebral. sUsted sabe que es su amigo, Miguel de Unamuno.» Ante todo, advertird el autor de este libro que las liltimas quejas y lamentaciones de Miguel de Unamuno van dirigidas a Federico Urales, por lo que ha dicho desde las columnas de La Revista Blanca, del que, jubilado, continia siendo rector de la Universidad de Salamanca como honor ¥ premio a su gran talento. No obstante, el sabio doctor contesta a las preguntas del que esto es- cribe, Es de agradecer y queda agradecido. Es indtil discutir el contenido de la carta que acabamos de leer, porque no se trata de eso; se trata de algo més importante: de presentar a nuestros lectores las fases del pensamiento espa- ‘iol. Bl documento del eatedritico de Salamanca, que indudablemente ser objeto de muchos co- mentarios en los centros cientificos e intelectua- les, es devuna’ sineeridad acreedora a toda clase de respetos y hasta gana las simpatias de los que, como nosotres, creemos que encima de todo ideal politico y filoséfico debe colocarse este fon- 165 | do de vide y do bondad que une Ios hombres "en el deseo de-ser Gilles «los damée 7 en ede Ser por todos aprecados 3 queridos, Dal contenido de la carta de Miguel de Una- sean de muha saver mero estoy orl ue la mejor de sus obras, un siedlogo postia decir los siguientes fendmenosintelectaales, Una renovaciin de fo relgiose que va’ del catoliiomo intolerante al crstianisms sincere’ hhondadoso, By la evlucién que realizan todos le espiritas_sincersmente ereyent en lon paises Scnnaos por el violonto yagresvo. dorm catolice Un misticiamo gue se manifiesta siempre y fen cualquier periodo de a evolucion owshcs, socialista y rligiona de nuestro autor y on cual Suier estado de sve crisis mentles ‘Un pesimismo relinadoy producto siolipien de las almas complejasy avistocrtices La prime cipal base de este eseptcisme es dudar de las buenas condiciones del hombre, de todo hombre Hay quo suponer que ol tomperemento de Ua amino debia estar predispuesto para sentir yj far en sentido posimiets el mundo, lor hombres Ylas cosas; pero es indudable que Hegel Scho: Penhaver, dos metafisicos peiistas, Ie iafluns Giaron en aguel sentido, Un consiante cambio de ideas en todos los srdenes, que puede constituir cert fendnicno de anormalidad permanente: el de vivir an una com, tradicoién perpetun en cuanto a les ideas do arlicacién soviel,en las que, sn embargo, queda 66 i siempre inalterable el fondo de amor propio, de los misticos asi religiosos como ateos. Un sentido ético con caracteres decadentis- tas, tales como suavidad, debilidad y forma en oposicién a las lineas fuertes, enérgicas y hondas. Creemos que estas manifestaciones se dedu- cen del escrito de Miguel de Unamuno, ¢ inter- pretan fielmente su estado siquico. Este estado quico constituye una de las inteligencias espa~ fiolas mis complejas y uno de los fenémenos mis raros que se han presentado en el mundo de la sicologia. La mentalidad del rector de la Universidad de Salamanea flota en todas las atmésferas, en. todas las ideas, en todos los sistemas y de todos se escapa. Para anarquista, le sobra espiritu religioso y le falta mirar recto y ver claro. Para socialista, | le sobra independencia. Para catélico, amor ¥ pensamiento. Para ateo, le sobra la esencia de su ser, todo su ser. Donde estaria mejor, aunque no con absoluta propiedad, es en el anarquismo mistico, a lo Tolstoi; en el anarquismo cristiano, condiciones que las_excelentes reine Miguel de Unamuno son una dificultad ara ser algo, si por algo entendemos gobernante © sabio oficial en un pais donde todos los cargos, hhasta los cientificos, se obtienen por medio de Muchas de ast Ja politica y del favoritismo. ‘Los que Io ven todo claro, son espiritus os- euros, me decia hace unas tardes el gran poeta portugués Guerra Junqueiro.» Y lo que le a Unamuno el poeta portugués, debié parecer un axioma sicologico al catedrético de Salamanca, porque el alma del catedratico de Salamanca lo ve todo oscuro, indefinido; el color que sobre la luz meridiana esparcen las almas complejas, Por esto, precisamente, las almas complejas no tienen obra en la historia humana. Manos en una de transformacién social, ven Ia silueta del hombre ignorante y malo y desisten de emprenderla. Manos en una empresa de purificacién religiosa, ven In crueldad del fandtico y desisten de llevs @ término, Manos en una obra de regeneracion politica, ven el pardsito del Estado y rasgan sus euartillas o enmudecen su lengua. Y¥ por cada empresa se les presentan cien obstéculos; por cada obra, mil dificultades; por cada proyecto, dos mil dudas. Eso les ocurre a todas las almas complejas; ven demasiados aspectos de un mismo asunto y no se deciden por ninguno. Después laman a su falta de voluntad y de energia, libertad de con- ciencia. Las grandes obras humanas se deben a las almas simples, a los que lo ven todo de un color, claro; de una sola direccién, recto; de un solo aspecto, Iano y facil. No dudan y obran; no du. dan porque la clara luz de sit Jinea recta envuelve en la oscuridad los escollos del camino, con los 168 ‘que; sin-embargo, tropiezan aquellos que ven el campo, el mar y la montafa, pero los ven de un color negruzco que oculta Is hermosura y entibia os énimos. El mundo es obra de los hombres de accién, de Jos solitarios, de los de voluntad poderesa que luchan y rien fija la mirada en un fin, en un ideal, en un propésito, y Ia sicologia de todos Jos luchadores es simple, no compleja. El que de un problema moral o social ve varios aspectos, escribiré muchos libros, pero no hharé una obra imperecedera. Grandes caracteres se Ilaman aquellos que, dotados de una energia superior y de un alma simple, han acumulado todas sus fuerzes en una obra. Las Iineas rectas legan siempre antes que las curvas a un punto dado; Ias curvas algunas veces no Ilegan, porque se pierden en el camino 0 act ban las fuerzas antes de llegar al fin, Los defensores acérrimos, declarados, inmuta- bles de una causa justa y dificil, son los carac- teres enteros, de una pieza. La complejidad va acompafiada de la duda, la indecisién y la incertidumbre. El cardcter simple no puede obrar mis que en uno 0 en dos sentidos, pero en estos sentidos realiza algo artistico, cientifico 0 filoséfico que es inmortal por su grandeza. El eardcter complejo, dotado de condiciones para obrar en diferentes sentidos, se pasa la vida pensando qué direccién debe seguir. 169 De las almas simples nacen los fanaticos, es ierto, pero al progreso humano le sirve mejor, mientras Ia fuerza sea la dueia del mundo, la accién violenta del fandtico, en sentido, que la indolencia, la pas ducen las dudas y las oscuridades en las almas comple: 170 iat nd escépticos irresolutos en la obra humana y en el arte especialmente. — El temperamento del artista en sus obras. — El arte en la mocdnica mental. — La mecénica humana en el progreso. — La filosofia y la sicologia en el arte. — Ibsen como tipo del verdadero artista. — Los artistas del norte y del sur de Europa, — Por qué seré eterno el problema de la belleza. — Caracteres artisticos regionales. — Pompeyo Gener. — El génesis de las ideas de Pompeyo Gener. — Le seleccién darwiniana. — El individualismo aris- toordtico. — La decadencia de Pompeyo Gener. — El socidlogo. — El anticristiano. —Pedro Co- rominas y Santiago Rusificl. — El artista y el filésofo. — Unidad del Arto y de la Filosofie. — Los modernos artistas y los pensadores moder- nos. — La vida presente. — Los poetas. — Sico- logia de Pedro Corominas y de Santiago Rusifol; lo que ambos representan en el arte y en la Filosofia espafola. — Juan Maragall, Ignacio Iglesias y Eduardo Marquina. — Nota artistica: Alegria y amor. La sonriea indefinida de Bena- vente en sus creaciones artisticas. — Los enamo- rados de Ignacio Iglesias. — Las ilusiones de Marquina. — El alma de Maragall. — El amor por la mujer en el Arte. — ;Qué es la evolucién? m A ee Los cerebros que dudan, {tienen algo en la obra humana? Es necesario discutirlo. En sicologia se presentan va dudas; las Ia espiritus criticos escdpticos y la de los espiritus escépticos irvesolutos. La composicién mental de ambos estados sicolégicos es compleja, pero no obran en igual sentido, mejor dicho, él uno no obra en ningiin sentido. Los espiritus escépticos constituyen el ef cito de los intelectuales demoledores y se dedi- can, por una necesidad orgénica, a destruir lo existente en el terreno de la palabra o de la plu- ma, regularmente de la pluma. En este sentido realizan una obra y no pocas veces favorecen la labor de las inteligencias afir- mativas y creadoras, su polo contrario. ‘Los espiritus escépticos irresolutos se dedican a la literatura o al arte puro y simple. Const tuyen el ejército de los Namados decadentes y estén enamorados de todo lo débil y enfermizo. Estos son también eseépticos, pero su esceptici- mo, juzgado como obra intelectual, no destruye ni crea. Escribirén un libro, una comedia (para el dra- ma, mejor, para el arte emocional, no reunen condiciones), pintarén un cuadro, esculpirdn una estatua; pero no influirén en ningtin sentido den- tro del arte; forman, por decirlo asi, el centro inerte de los artistas. Regularmente esa clase de intelectuales son todos estetas y ven de Ia belleza sélo'las li m "a pre coma y psn pt ee S30 ee Eta eT ih Secale wera BLE mea Se oe asenwsaagnadi e roc pn Big Se pe en uty i er | cerca de Ia tumba. i La labor de los espiritus criticos eset | com et Ee ae eer ey eres wa Masato ie Rana | esos espfritus son satiricos y en arte se dedican | SMCS La et | sla ec cs | de las obras mis bellas y que, unida 2 lo emo- clonal estético y a lo emocional pensante, cons- tituyen lo que nosotros Mamariamos arte sano. Por Io expuesto podré comprender el lector qué tienen en Ia obra humana los cerebros que dudan. En Ia mecénica mental, en el movimiento de Ja inteligencia; representan lo que la inercia en Ja meciinica céleste..Reunen todas las .condicio- 1 ste nes para estarse quictos indefinidamente. Los que creen y afirman, asi en el sentido de retroeeder o de afirmar lo nuevo, representan la fuorza centripeta en el primer caso y Ia centri- fuga en el segundo. Como todo en el mundo es cuestién de fuerza y do energia, todo también puede ser calculado Por el metro, el kilo o el grado, meeinica al fin El progreso no ha sido mas que una euestién de mecinica 0 de fuerza, fuerza creadora de si misma, que no ha aumentado ni disminuido desde que existe, pero que se ha modificado eterna- mente. ‘Tanta fuerza desarrolla el hombre de hoy como desarrollaba el hombre de ayer, silo que Ja fuerza del hombre de ayer residia en los miisculos, y la del hombre de hoy, en su parte mayor, reside en Ios cerebros, El ejemplo puede aplicarse a todo movimiento ya toda energia. La electricidad misma es una fuerza que un siglo atrés no tenia aplicacién, pero la fuerza existia. La labor inumana en este caso se ha reducido a convertirla en luz, calor, © movimiento titles, En arte se pueden usar los mismos términos. El arte no es una fuerza corebral nueva, es una de las varias aplicaciones de aquella fuerza, La Filosofia y la sicologia intervienen, hoy como ayer, en toda obra artistica. Se modifiea el valor 174 de.las partes, pero el conjunto no. La filosofia interviene para inspirar el asunto y la sicologia para dotar do alma a la inspiracién, pero si en toda obra puede haber mis o menos arte o be- Ieza, més 0 menos filosofia o asunto, mis o me- not sicologia o alma, no puede haber mas o menos fuerza; la fuerza en grados siempre es Ia misma, aunque no lo sea en elementos. Toda obra filoséfica es obra artistica, y toda obra artistica es obra filoséfica; mas lamaremos obra artistica a la que domina en clementos tistieos y obra filoséfica, a Ia que domina en el mentos filoséticos. 'Y he aqut otro principio de mecanica cerebral. El arte puro y simple representa Ia belleza, la forma de la obra; la filosofia, también pura y simple, representa cl asunto, Ia bondad de la misma obra, Asi que el asunto, sicolégica y fisiolégicamente que mas se acerea a la delicada decadencia, va dando a la forma todo el valor estético y cuanto mis cerea esta de la ruda vita- idad, mis mérito otorga al asunto. Es todo cues- tién de temperamento y como el temperamento es orginico, el principio de nuestras ideas artis- ticas es orgénico también. {Dénde esta el término justo? En el equilibrio de esos dos elementos artisticos. Ibsen, para nos- otros, es el tipo humano que artistica y fisiol6. obras reunen asunto y belleza, emocién estética y emocién pensante, nos excitan el sistema ner- vioso y nos sacuden las ideas que levamos en el ns cerebro. Sin embargo, el autor noruego no es ain un artista completo, porque en él domina el ele- mento filoséfico sobre el artistico. En Espafia esto casi puede explicarse con un caso practico. En los artistas castellanos y anda- luces domina (hay excepciones) el elemento deca- dentista, las lineas, las formas, la técnica, y en los artistas catalanes y del norte de Espaiia, pre- valece el elemento contrario. La ley a que obedece | esta regla, que no calificaremos de buena ni de mala, es fisiolégica. Orgénicamente considerados, los artistas del centro y sur de Espaiia, son mis Abies que Ios del norte, nordeste y noroeste. Por eso en las obras de los unos domina la decaden- cia artistica, que es una consecuencia de la de- cadencia organic, y en las obras de los otros prevalece la vitalidad y la rudeza que no se sujeta fa formulas nia téenicas. Si aplicamos Ia misma regla a los artistas de ‘todo el mundo, nos encontraremos que los filé- sofos del norte, y que los artistas del norte, son mis filésofos que los artistas del sur; es decir, nos encontraremos que lo principal en la obra del artista del norte es el asunto, su moralidad, su bondad, su ideal, y en los artistas del eur, lo principal es Ia belleza, la estética, la armonia, Y este diferente modo de sentir el arte, no es un problema de opinién sobre Ia estética. En este asunto nada valen las razones ni los tratados. La causa radiea en la vida misma de cada hombre y es instil toda discusién. Por esto, y sélo por esto, ha sido, es y serd el problema del 16 | | arte un problema eterno. Como no surge de las ideas, sino do las impresiones, de los nervios, de Ja misma célula quo se contrae 0 no se contrae ‘seqin su composicién y Ia impresién quo recibe, cada artista sionte y crea la belleza de diferente forma, y mientras los temperamentos sean infi- nitos, y lo serdn siempre, Ia belleze lo seré tam- bién. ‘La fuerza resultaré la misma, ol producto total de la emocién también resultard el mismo. Como cada artista produce para los suyos, para su raza, para sus temperamentos, todos son igual- mente comprendidos @ igualmente celebrades en. el pais en que se desenvuclven. Artistas y pueblos Jan nacido unos para otros y sienten y piensan al unisono. Ibsen en Madrid hace el mismo efec- to que Echegaray on Estocolmo; como si aquello fuese concebide y sentido para otro mundo con el cual sicolégicamente tenemos remota relacién. Entiéndase que lo que hemos dicho de los artis- tas catalanes y castellanos no lo decimos en tér- minos absolutos, porque dentro de cada pueblo se puede produciz, aunque en menor cantidad, el elemento sicolégico que mas abunda en los otros. Hay en Catalufia artistas como Pompeyo Ge ner, Santiego Rusificl, Pedro Corominas y otros, fen los que dominan los caracteres de las slmas complejas y decadentes, y como Juan Maragall, Tgnacio Iglesias, Eduardo Marquina y otros de a mentalidad simple y vigorosa ea cierto sentido. Estos afirman siempre, su inteligencia es rect alegre su cardcter y juguetons su musa. Aquéllos dudan, y como son de mentalidad extensiva y no intensiva, sus obras nada afirman y su corazén ora a menudo. De los tres primeros nombrados, Pedro Coro- minas pretende afirmar la vida, pero en él esta afirmacién es un esfuerzo de Ia voluntad y la vida de Corominas es triste, gris, muy escasa de color. Santiago Rusifol afirma el arte, pero el arte de Santiago Rusifiol es como la vida de Coro- minas, languido, quintaesenciado, suave, tranqui- Jo, mortecino; es decir, decadente, un arte sin arranques, ni impetuosidades, ni pasiones inmen- ‘sas, ni notas enérgicas que nos conmuevan y exci ten todo el organismo. Pompeyo Gener no es un ser poderoso, dominador, enérgico, inmutable, virilmente orientado y firme; es un juguete de les impresiones, de los nervios y de los gustos refinados, esto es, decadente. El superhombre de Tindose del mando y guardindose del aire; en el monte desafiando Ia Natursleza y fortifi- cando su cuerpo, para poder ser la semilla de ese hombre futuro tan poderoso y ducho de si. Veamos ahora qué nos dicen aquellos artistas catalanes de su génesis mental, para estudiarlos més atentamente, 178 ntl sSeior don Federico Urales. 2Mi distinguido colega: Contestaré a sus pre- gontas y le daré ademés algunas explicaciones sobre mi personalidad como pensedor, pues que con las simples contestaciones no podria conocer usted casi nada de lo que a mi intelecto so re- flere, Sey de los que piensen por cuenta propia, ya pesar de haber leido muchos libros, he leido iis los hombres y las cosas, en distintas clases sociales y en varias latitudes, pues mis residen- cias han sido varias y mis viajes muchos, a la par que he frecuentado gentes de ciencia, de Tetras, artistas, hombres de comercio, industria- les, obreros, politicos, ete., y esto en Espaia, Francia, Holanda, Alemania, Suiza, Bélgica, Ita: lia, Inglaterra, Grecia y Rusia. Y he pasado en estos paises mis tiempo que en Espafia, pero mu- cho mis, especialmente en Paris, mi residencia habitual. ‘De Espaiia he habitado casi exclusivamente Barcelona. En Madsid he estado varias veces y siempre me ha repugnado. Asi, comprender usted que es muy miltiple ¢l sedimiento de mi esp* itu, sobre todo si afiade usted a esto el que tenz tzes carreras, como son: Ja de Medicina (cursada en Paris), la de Cien- cias y la de Farmacia (cursadas en Hspafia), y a gran nGmero de cursos saguides en Alemania, Suiza, Bélgica y Holanda, sobre filologia compa- ada,” lenguas orientales primitivas, prehistoria, antropologia, filosofia, ete. Hecha esta explica- 179 cién provia, paso a contestarle a usted sus pre- guntas: 1. ,Qué autores nacionales o extranjeros me han influido? NacIONALES, NINGUNO; esti demasiado bajo el intelecto espafiol en este siglo para inflairme; los antiguos son de tendencias tan antihumanas, has- ta los geniales, que si en algo me han influido Como todo hombre de ciencia, he seguido ol sistema induetivo en mis es- peculaciones, y dentro de este sistema, el que me ha influido tai vez mas es sir Ch. Darwin. El, para mi, ha dado la més universal de las leyes de la Naturaleza que hasta shora conocemos. Claudio Bernard, que fue mi maestro de fisiologia en Pa- fis, influyé mucho hace ya unos veintidés afios en’ mi joven espiritu. Taine también, aunque en ‘menor grado. Admiré a Renan, al cual frecuenté, pero si algo influyé en mi, fue sélo en Io concer ite a tolerancia de ideas. Littré influyé mas, junto con Comte (a quien no conoci personalmente), pero de ello sélo tomé el método que hace renunciar a especulaciones so- bre lo que no esta comprendido en el trozo de serie fenorienal que cae bajo nuestro alcance. intelecto alemén ha influido bastante en mi espiritu: Max-Stirner y el barén de Tenerbach, el uno con su filosofia del individuo, del UNICO, que él lama y el otro con su filosofia de relacién © sea el TUISMO, me ensefiaron bastante a pen- sar, sin que les siguiera por esto en muchas de 130 | | sus:conclusiones. El haber-tenido tales maestros produjo en mi el que mis conclusiones fueran un eulto apasionado de la vida y un convencimiento profundo de que el cristianismo habia sido todo Guna obra de muerte, antihumanitaria y que ha- bia que destruirla por completo, velviendo a em- prender la evolucién humana alli donde e] paga- nistno habia muerto, apoyandose sélo en el Rena- cimiento y la Revolucién francesa, tendiéndose siempre a Ia produccién de una especie humana superior a la actual. Hstas ideas las expuse, en La Muerte y el diablo, y en varias revistas extran- jeras, ocho afies antes, por lo menos, que Nietzs~ ‘che las expusiera en su Zaratustra y en su Ante- cristo, Con este autor, que séle he conocido desde hhace unos ance afios, tengo muchos puntos de contacto, ¥ esto es, como he dicho, por educacién cientifica parecida y por temperamento anélogo. ‘También pueden haber influido en mi Carlyle, Emerson, Novalis, Ruskin y algin otro, en sus teorias sobre el predominio y utilidad social de los hombres superiores, de la religién o culto de Ia belleza, ete., ete, Pero ya digo, he pensado siem- pre por cuenta propia y he asimilado silo to que me ha parecido bueno de cada uno, influyendo algunos sélo por contraste. He odiado siempre el espiritu sectario; no me he afiliado nunca, ni a ‘un partido concreto, ni a una escuela cerrada, ni a una capilla, 2.4 ZA qué atribuyo Ia influenci autores en mi han dejado? ‘A mi temperamento y a la constitueién de mi que estos 181 espiritu. Me explicaré. Nosotros hacemos, cada ‘uno, el resumen de un sin fin de individualidades anteriores, producidas por el medio ambiente, la raza, ote., etc. En mi familia ha habido una ver- dadera dinastia de marinos, viajantes y explora- dores,. guerreros al mismo tiempo, por parte de padre. Excepto éste, que era farmacéutico, y a partir de mi abuelo, comandante de navio, hasta Megar a los tiempos de Pedro IT de Aragén, todos fueron marinos. Somos oriundos de Cambrils, Sa- lou y Tarragona. Por la parte de mi madre, cuya ascendencia proviene del alto Aragén (Pirineo), he tenido como abolengo, industriales, fabricantes, de papel, cancioneros populares y miisicos. En fin, artesanos y artistas. El primer socialista Cutanda era primo mio, aunque lejano. Con estas aptitudes heredadas, de explorador, némada y combatiente, por un lado, y de artista por otro; de hombre de mar y de montafiée pire- naico, usted mismo puede deducir lo que habia de influir mas en mi, en mi desarrollo psiquico. Para concluir, le diré que soy hijo de Barcelo- na (por accidente), pues mi padre era de Cambrils y mi madre de Barbastro; que la ciudad que ha dado el tono a todo mi ser, es Parfs, con su cos- mopolitismo y su culto a la vida, y que mis obras son las siguientes: La Mone er ux Diaaux, Edition francaise, 1880 Edicién espaiiola, 1883. Hensvias, Hotudios de critica induotiva sobre asuntos espaiioles, 1886, Tres ediciones. we Lireraruvas Marsanas, Patologia literaria, ~4893 a 1900. Cuatro ediciones. Aaoos ¥ Mazstnos, Contribuciones al estudio del espiritu humano a fines del siglo XIX, 1895 a 96. Dos ediciones. Br, caso Canin, Folleto. Los Cent Cowsziis pet Consent oz Cex, Humorada lemosina. En prensa: CEREBRACIONES CONSCIENTES, en Barcelona, LiBvanarce pe 1a vre, en Paris, Ademés, he publicado muchos articulos en re- vistas extranjeras, especialmente francosas; en pe- riddicos de Paris y de América y en algunos de Espatia, Literaturas maleanas y Amigos y Maestros, gon estudios que vieron la luz antes en Revistas francesas y en algiin periddico americano. He sido uno de los fundadores de In revista Le Livre, on Paris, y de otros. Para dar cuenta de mi personalidad intelec- ‘tual, hay que leer todas mis obras, pero viene resumida en Amigos y Maestros on el capitulo iltimo, y en La muerte y el diablo. Los articulos de sociologia que he publicado en espafiol y en francés, sobre todo, los reuniré mas tarde en un tomo. Propiamente hablando, yo no soy un pensador espafiol. Soy supernacional y forme parte del mo- vimiento intelectual europeo, no pareciéndome en nada ni al mistico Unamuno, ni al pedagdgico Gi- = ee ner de los Rios, ni al krausista Gonzélez Serrano, nia ningin otro pensador espaol, Ahora sélo me resta que usted me dispense ini larga interview y darle las mas expresivas gracias por su deferencia. Puede usted contarme en el mimero de sus amigos y aprovecharé la primera ocasién en que mis miltiples ocupaciones me lo permitan, para mandarle algo a su Revista, Sin més, es siempre suyo, afectisimo s. =. y amigo, Pompeyo Gener.» ‘Muchas cosas y algunas tristes, pone de mani fiesto esta carta; vamos a verlas. El génesis de las ideas de Pompeyo Gener es mis simple de Ie que parece, aunque su menta- lidad sea compleja por decadencia orgénica, Le filosofia que alimenta el espiritu del autor de La muerte y el diablo, surgié de aquella parte del darwinismo que trata de la seleccién de las especies y recorre todos los autores aristécratas individuslistas que se consideran un producto de la mentada seleceiéa, Reparese en la tendencia ideal de los pensa- dores que Pompeyo Gener presenta como maes- tros suyos: Carlyle, Emerson, Novalis, Ruskin, ‘Max Stimer, Tenerbach..., todos proceden del dar. rs | | —winismo (evolucién y seleccién) y constituyen esa pléyade de genios que consideran que el mundo hha de estar dirigido y gobernado por los hombres mejores y més inteligentes. Son individualistas porque creen que ellos va~ Jen mas que los otros, y.que formando Ia casta de la aristocracia natural, por ley de seleccién, de derecho les corresponde ser los guias y los ca- pitanes de la humanidad. No son pocos los inte- lectuales que piensan de esta suerte. La idea es otra manifestacién de la Espaie contemporinea que tiene algo de ridicula, no tan- to por lo que representa en Ia evolucién de la Filo- sofia en nuestro pais y on el engrandecimiento de la individualidad; jams lo debidamente alabada y asistida, cuanto por el cancepto que sobre su propia persona tienen los individuslistas aristo- craiticos. De estos defectos de orgullo selecto padece también Pompeyo Gener desde que se dio a la concepeién del superhombre, y por ser un estado mental propio de los individualistas mis o menos autoritarios del autor que nos ocupa, merece ave estudiemos las manifestaciones de su talento y de Como hemos dicho antes, Ia tendencia social de estos autores es la dircccién del mundo por los, ‘més inteligentes. Son anarquistas en cuanto nie- gan la eficacia de las actuales leyes, de los actu: les procedimientos de gobierno y en cuanto afir- man que el predominio de la sensibilidad y de la 185 mental. Pero son enemigos de una sociedad sin gobier~ no, porque consideran que si las sociedades estu- viesen regidas por los aristécratas que produce Ia Naturaleza en su constante seleccidn, el mundo presente estaria regido por ellos y seria el mejor de los mundos. Es decir, tienen la idea de la indivi anarquista, pero no consi paces de una dignificacién moral e intelectual, que estiman de uso exclusive de unos cuantos super- hombres en germen que no tienen la suerte de demostrarnos, con su vida y su fortaleza, que de ellos ha de nacer el hombre superior que anun- Llevan en su mente Ja idea do la libertad del individuo fuerte, bueno y libre, pero no evan en el corazén el sentimiento de aquella libertad, porque les falta amor y abnegacién para conceder 8 todos los hombres Tos derechos que para af re- Por eso, enemigos de todos log poderes mora- les, religiosos y materiales, no quieren despren- derse del poder, de la influencia y de Ia direccién personal de los elegidos por la seleccisn, porque se estiman un produeto-de ella. En el fondo Nietzsche no hizo mas que levar al individuo Ia teoria que Malthus sustentaba para Ia colectividad. «La clase que no tiene medios de vida piorde el derecho de vivir.» El hombre débil orgénicamente no puede aspirar a cargo genial al- a6 “guno dentro de una raza de hombres superiores.> El espiritu es el mismo, la base de ambas es la misma también: en Malthus Ia creacién de una clase superior, en Nietzsche la creacién de un hombre superior. Origen filos6fico: la selecci natural. Consecuencia: el desprecio por los des- validos de la sociedad y de la Naturaleza, Con hacer ver que el desvalido fisiclégicamente es un resultado del desvalido econémicamente, esté de- mostrada Ia justicia y Ia razén de tales asertos. La creencia en Ia direecién det mundo por los mis sabios e inteligentes, por loz aristéoratas de Ia Naturaleza, que suelen ser los aristéoratas del dinero, porque éste lee ofrece mayores condicio- nes para asimilarse la vida y el saber, ee propia de los sabios que han adguirido su sabiduria me- inte el pago al Estado (que la monopoliza) de determinada cantidad; no con su esfuerzo propio ni con sus superiores condiciones naturales, a pe- sar de que s6lo en este iiltimo caso podrian eon: dorarse el resultado de una scleccién natural. Es Geta una especie de manifestacién pedante, egoi ta, filoséfiea dentro de varias orientaciones inte- lectuales, y realmente no puede hacerse de tal par- ticularidad una tendencia determinada con vida propia en la filosofia espafiola; pero débescle tra- ter como un caso extraordinario, comin a dife~ rentes tendencias y a hombres que, en punto a doctrina, militan en diversos bandos. wer En los casos y extremos indicados, se esté a punto de caer en Ia tonteria, lo que es una ver- dadera desgracia, porque parado a tiempo el des- arreglo nervioso que produce, no la seleceién, como algunos creen, sino los refinamientos de la eivilizacién presente, podriamos encontrar algu- nos genios en los que con el tiempo se convirtie- ron en pobres de espiritu que creen poscer 1a ex- celencia de Ia idea y de las grandezas humanas. ‘Ademas de la filosofia que hemos sintetizado fen sentido general, hablando de Nietzsche, qué pone de manifiesto la carta de Pompeyo Gener? Un afan inmoderado por singularizarse, por ente- rar a los otros de los grandes y miltiples conoci- mientos que posee ¥ singularmente por propalar ue fue él el precursor de aquel desgraciado filé- sof alemén, ;Genio infeliz por falta de genio! Esto cae bajo el dominio de la psiquiatria con caracleres graves. Pompeyo Gener, hombre de ge- nio, hombre de ciencia, es hombre al agua. Como Io fue Nietzsche. No sabemos por qué a ciencia cierta, pero estamos seguros que Pompeyo Gener, antes de escribir La muerte y el diablo, no hubiers dicho lo que més arriba queda expresado. Para que lo dijera ha sido preciso una degeneracion orgénica que produjese la degeneracién mental que supone decir que habia precedido a Nietzsche fen las ideas que han dado fama universal a este artista y pensador desgraciado. No discutimos la verdad del hecho. Nos basta con saber que si fue- se cierto, Pompeyo Gener no lo hubiese divulgado cen condiciones intelectuales y fisicas capaces para 188 ~demostrar, con hechos, que realmente tiene razén. La degeneracién es manifiesta y ademds es un, resultado a que legan todas las doctrinas, todos los pueblos y todos los hombres. Nacen, se des- arrollan, llegan a la plenitud de su vida y de su vigor y decaen, La decadencia, en filosofia, es una degeneracién del valor filos6fico; en las ma ciones, una exageracién de su poder y de su valor; en religién, una exageracién de amor divino; en fisiologia, una exageracién de fuerza, y en psico- ogia una exageracidn del talento. La idea del superhombre y la del neocristia~ nismo se corresponden. Es una debilided del indi- viduo y una debilidad de Ia religién. Pompeyo Ge- ner, un anticlerical de primera fuerza, tiene el ‘alma y el cuerpo tan débil como el mistico del cristianismo. El refinamiento en cualquier orden de cosas, de animales y de ideas que se presente, es siempre una demostracién de decadencia. Los que quieren ser menos pasionales, menos vitales, menos hombres para asemejarse mas a la imagen de Dios, que ellos mismos se han forjado, y los que quieren ser mas geniales, mas hombres para acercarse al hombre futuro, que es su idolo, pre- sentan Ia misma decadencia orginica y psicolds ‘ea; In decadencia de todas las facultades creadoras, y productoras del individuo. La pretendida forta- leza espiritual y moral en unos ¢ intelectual y fi- sica en otros, es una ilusién, un delirio, decaden- cia pura; y Ia singularidad en la mayoria de los ‘easos no es més que una manifestacién de impo- tencia, porque no pudiendo lamar la atencién por 189 1a virilidad, por Ia légica, por el pensamiento, por la creacién artistica, por la sinceridad, etc., la aman o pretenden Iamarla por lo extravagante y ridiculo. Por eso casi todos los decadentistas, impotentes para la vida y para el arte emocional, visten y peinan con extravagancia para lamar s0- bre su persona la atencién que no pueden lograr de otra suerte, Son... los modernistas. Pompeyo Gener, como socidlogo, pertenece a la escuela positiva y desciende de Compte. Littré, continuador y discipulo del gran maestro, tiene un prélogo en la principal obra de nuestro autor. Se distinguid esta escuela: en lo religioso, por Ja tolerancia en las ideas, por sus campafias en favor del librepensamiento y por una justificada enemistad contra el cristianismo, que ha merecido rudos golpes. Puede decirse que cuando esta mas inspirado y es mejor artista Pompeyo Gener, es al coger Ia pluma para escribir contra la religion cristiana, El fenémeno psicolégico se comprende facil- mente. Amigos de las individualidades poderoses y del goce de Tas pasiones, ge rebelan contra la pa~ sividad, la mansedumbre y el ascetismo que repre- senta Ia religin de Jesiis, manifestacién degenc- rativa y contra la fuerza y el vigor griego, al fin y al cabo, Tienen raz6n los anticristianos. Al cris- tianismo, tanto como a la explotacién y # Ia civi Tizacién mal empleada, debemos el mal uso que 190 de la vida han hecho los hombres de muchos si- los, incluso los del presente. Esta misma moral que hoy impera, que se opone a ‘as satisfaccio- nes de la vida, y que tantas enfermedades ne viosas y mentales produce, es obra del cristianis- mo, y almas cristianas son las de aquellos ene- migos de la llamada.religién de Jeatis que quieren reglamentar la vida, supeditarla a un patrén legal © convencional. La’ vida, en cualquiera de sus manifestaciones, no es, no puede ser inmoral; opri- mirla o cohibirla es obra eristiana: son los siglos pasados que repercuten en los presentes. Sélo es inmoral aquello que naturalmente, no socialmente, puede perjudicar © perjudiea a otro. Por ejemplo: nosotros concebimos una moral que nada tiene que ver con les pasiones, que fechas, pero es muy rrigurosa en cuanto al cumplimiento de la palabra empefiada y al deber que tenemos de no perjudi- car a los demas en su persona. La moral eristiana permite que se perjudique a los otros en su vida ¥ se opone a todas las leyes del amor y de la Naturaleza, En este sentido nos es simpética toda orienta- cién anticristiana, y por eso, al criticar Ia obra del cristianismo, hemos reproducido paginas her- mosas que Pompeyo Gener eseribié en su libro Inducciones. En resumen; Pompeyo Gener representa en la Filosofia espafiola la exageracién Ja reaccién anticristiana que han nido todos los temperamentes helénicos en sentido ast de vitalidad y de fuerza. Hablamos del Pompeyo Gener que no se consideraba ario ni precursor de Nietzsche. Oigamos ahora a Pedro Corominas y a Santia- 40 Rusifol, dos almas gemelas en delicadeza y en pesimismo. «Me preguntas cémo se formé mi espiritu y temo caer al explicirtelo, en pedantescas disquisi- ciones. Cuando comprendas que me hago el inte- resante, corta por donde te parezca. ‘Vas a enterarte de una historia vulgar, vulga- risima. Empecé escribiendo malos versos en ca- talda y en castellano, Bra una furia desenfrenada. Hoabia dia que despachaba trescientas Iineas cor~ ‘tas, He ofdo decir que al entrar en la pubertad hhay nifias que comen carbén y el yeso de las pax redes. Yo hacia versos. Sin embargo, esta mania influy6 mucho en mi primera formacién, Todo lo estudiaba para hacer los versos mejor. ¥ asi fue cémo, desde Ia asigna- tura de Retérica y Poética, empecé a ser un buen ‘estud'cnte; desde entonces creo que mi carrera me ha se:~ido principalmente como disciplina y gim- istic: intelectual. Sélo me proponia sacar buenas notas, vorque no tenia ninguna aficién a mis es- tudic: fo abogado, La Txposicién Universal de 1888 influyé en mies, itu poderosamente. Creo que a la mayor i “parte de los jévenes de Barcelona nos pasé lo mismo. Fue una sacudida violenta de cosmopo- Jitismo; desde entonces empecé a formar parte de sociedades catalanistas liberales, hasta que entré en la Universidad. Mis padres no creian mucho en mi aptitud para los trabajos intelectuales. A cada momento me repetian que si tenia un solo suspenso, tendria _ que dejar la carrera. Cuando les comunicaba que me habian dado sobresaliente y premio, se que daban como si me hubieran hecho una injusticia. Nunca me han alabado delante de mi. Aunque me quieren entrafiablemente, ha sido necesario que los otros se lo dijeran para sospechar que no soy tonto. Creo que nada ha influido tanto en mi forms cién como esta conducta, que encuentro muy viril, de mi familia, Me han acostumbrado a que me hhaga las cosas por mi mismo, porque nunca se me permitié ordenar nada a mis primas, que ha- cian las veces de criadas. Quiz toda la conflanza ‘que tengo en mi mismo se la debo a eso. ‘Al entrar en Ia Universidad me sublevé el ne- cio ambiente reaccionario que alli dominaba. Me sublevé solo en mi grupo; pero al afio siguiente Gramos ya una porcién, y a los dos afios casi nos ;pusimos. Hubo mitines que acabaron a tiro impio, cayé un rector de la Universidad, la poli- cia entré en el claustro y en una batalla campal me hirieron en la cabeza. Explico esto porque a consccuencia de estas algaradas entré en un cireu- Jo politico con la mayor buena fe, y perdi, en pro- 193 pagandas hueras, cuatro afios de mi juventud. Cuando me di cuenta del tiempo que habia perdido, me entré una furia por el estudio que junto con ejercicios enfermos de la voluntad, atro- pellé mucho mi sistema nervioso. Hubo mes que lef 24 tomos. Me entré un odio feroz por la poli , y las lecturas de cuestiones sociales me Ile- varon a frecuentar los circulos obreros, donde di algunas conferencias. Lo demas ya lo sabes. Te explico estos movimientos porque creo que hha influide mucho més en mi la vida que los li- bros. Advierte que leo muy despacio y si adelanto algo es en fuerza de muchas horas de trabajo. Luego olvido los nombres con Ia mayor facilidad, y aun les ideas que no puedo apropiarme, las olvi- do también. Esto hace que en la conversacién ape nas cito nunca a nadie y doy como mias ideas que sin duda habré leido en alguna parte. Cuando tenia quince afios lei la Repiiblica, de Platén, pero no me hizo mucha impresién. Mas tarde me he entusiasmado con los Diélogos soord- ticos ¥ sobre todo con Ia Muerte de Sécrates. Las tragedias de Esquilo y de Sdfocles las conoef bas tante tarde y me gustaron much Uno de los hombres que ha influide més en mi, ha sido Carlyle. Me refiero a sus Héroes, por que cl Sartus Resartus lo encontré algo pesado. Carlyle fue el profeta de mi resurreccién y quien me apart violentamente de Ia politica. Bn cam- bio Schopenhauer me restituyé al arte, Su obra capital ha sido la base de mi educacién artistica. Shakespeare y Goethe son mis grandes artistas. 14 on oneness enmanannta l 1 ‘Me impresioné La Odisea, de Homero, pero no la he vuelto a leer. La impresién que me produjeron Ibsen y Tolstoi, no ha persistido. Victor Hugo creo que no me ha’ satisfecho nunca. ‘Supongo que no tratas de saber todos los li- bros que he leido. Mira, yo creo que todo lo que Jeemos influye en nuestro espiritu, Pero regula mente buscamos en el libro aguello que nos con- firma en el plan que nos hemos formado de Ia vida. Mas que influencias, son esto confirmacio- res. En cambio hay pocos, muy pocos libros que trasternan nuestro modo de ser, que abren nuc- vos caminos y cambian los valores de les cosas Todos estos que voy citando son los que han de- jado un surco profundo en la historia de mi alma. Observards que no cito libros raros. Mis auto- res son muy comunes. Apenas he aprendido nun- ca en los libros raros otra cosa que el slimento necesario para satisfacer mi vanidad de hombre leido. De cuando en cuando vuelvo a leer a Goethe ya Shakespeare, y encuentro que lo dicen todo. ‘Mi edueacién filoséfica es muy superficial, Unos trabajos de Renan me hicieron pensar mu- cho hace bastantes afios, cuando todavia no hab: perdido el tiempo en Tos casinos politicos. Sch penhauer es el filésofo que conozco més. El pr mer tomo de la Historia de Ine Idens Estéticas, de Menéndez y Pelayo, me ha servido bastante. Estuve mucho tiempo leyendo las Confesiones de San Agustin. Buscaba la fe religiosa y no la encontré, Lei con mucha calma toda la obra y me gusté infinitamente Ia primera mitad, mientras 195 explica su vida, pero luego, cuando entra en di-. gresiones teolégicas, lo encontré pesado y abu- rrido, He leido y estudiado muchas veces las Mézi- ‘mas, de Epicteto. Este libro es de los que me haa impresionado més. Llogué a hacerme mias muchas ideas del gran estoico, y esto me sirvié mucho cuando estuve preso. Creo que en mi libro se ha de notar semejante influencia, No he leido a Nictasche hasta hace poco. Me hha gustado mas como poeta que como filésofo, | Y¥ ahora me dedico a estudiar los economistas, en- | tre los cuales me gustan mucho Roscher y Thorold Rogers, no sdlo para asegurar mi porvenir, sino | para dar satisfaccién a una aficién que tengo a estos estudios desde hace bastantes afios. Pedro Corominas.» Sr. D, Federico Urales. Respecto a las preguntas que me dirige, he de verme muy apurado en contestarlas, y es que han sido muchos los autores gue me han impresiona- do. No me es posible sospechar qué influenci podido tener en mi modo de sentir ni de fabricar mis pobres obras. Estas las he ido haciendo cuasi al azar, segin | las impresiones que he ido recibiendo del espec- téculo, trigico 0 cémico, de la vida, y como en 196 Jo mis dramatico siempre he visto asomer la nota tristemente cémica, y como en lo més alegre he notado siempre oculto un no sé qué de tristeza, a esto se deberd sin duda el agri-dulce que he tratado de traducir en mis libros y comedias. De los autores draméticos que mas honda im- presién me han causado, recuerde de memoria: Maetorlinck, Daudet, en L’Arlesienne; Ibsen, Tour- guenef, Tolstoi, en La puissance des ténébres y otros, cuya impresién ha dependido de In sensa- cién de momento, del estado de mi espiritu, de Ja edad y de otras circunstancias que, come he dicho antes, me seria imposible descifrar, pues como toda impresién de belleza, se siente mas que no se explica. Una mujer que es hermosa, a su vista comprendemos que es hermosa, aunque nos sea dificil, por no decir imposible. explicar la clase de su hermosura. Estoy acabando de imprimir Ia comedia Li- bertad, que le mandaré estos dias. Se ha discutido mucho sus tendencias. Los retrogrados la han en- contrado revolucionaria, los liberales (2) de la clase de Himno de Riego, revolucionaria, siendo asi que; como veré usted, 'es completamente indi- vidualista, y mas que nada independiente. Sin mas que saludarle, soy de usted afectisi- mo, 5. 5. Santiago Rusifiol ;Con qué claridad creemos vislumbrar lo que ‘en estas dos almas enfermas, grandes, 197 & ies exentas de vigor, sobradas de modestia, trabsja: das por el pesimismo...! Son dos espiritus deca- dentes a los que de buen grado facilitariamos la voluntad y la coneiencia de su valer que les falta para ser dos personalidades poderosas. ‘Al llegar aqui es facil que nuestros lectores se pregunten: ;Leemes una pretendida evolucién de la Filosofia en Espafia, o bien un estudio psi- coldgico de los artistas espafoles? Es tan dificil determinar dénde concluye el filésofo y dénde empieza el artista, como decir con exactitud qué relacién existe entre la Filo- sofia y el Arte. Un filésofo que explicase sus teorias con cla- ridad y brillantez, segtin cuales fuesen aquéllas y segiin la que ahondaran en el corazén del hombre yen las entrafias mismas de la humanidad, podrfa ser un gran artista, y un artista que envolviese cuidadosamente en flores poéticas pensamientos profundos y humanos, podria ser también un gran filésofo. De suerte que In Filosofia y el Arte no tienen separacién posible, y no es de sorprender ‘que nosotros, en algunos puntos, segin los carac- teres psicolégicos del autor que nos ocupa, los con- fandamos. ‘Los filésofos contemporineos son mucho mas ligeros y agradables que los pasados, y los artistas modernos se manifiestan bastante mas pensadores que los antiguos, salvo, naturalmanta, los decaden- tes, que hoy, como ayer y como siempre, repr: sentan la expresién més inferior del Arte, porque representan Ia expresin mis infima de la vida. 198 . Pero es porque la Filosofia y el Arte tienden a unirse en los cerebros superiores y en las humani- dades futuras. Vivimos, y sin embargo andamos detris de la vida como un suefio dorado que no hemos podido realizar atin; y es que la vida presente, con ser mejor que la pasada, no lena la aspiracién de los hombres vigorosos que con mis propiedad repre- sentan la naturaleza humana. La vida que apete- cemos, la que estd ante nuestra vista y que guia nuestros actos, unos para gozarla mafiana y otros ra gozarla hoy, embellece, no obstante, cada dia mas nuestra existencia, Ya vivir no es sufrir, sino gozar; ya la vida no se compone de prosa vana, de preceptos terro- rificos ni de temores horripilantes. Ya la vida es l principio de una serie de episodios de amor es- critos en Ia imaginacién y en el corazén del poeta. iPoeta hemos dicho!... Poeta es el rudo gafidn que anhela emanciparse de la esclavitud del sala- rio y que para lograrlo sufre y lucha: vive inten- samente Ia vida de las ilusiones convertidas en realidades en su mente. Posta es el pensador que pone sus dias al servicio de los grandes ideales de justicia universal. Poeta es el sabio que tra- baja para embellecer y alargar la vida de sus se- mejantes, pensando en Ias satisfacciones morales que aquello ha de reportarle, Poetas somos todos os que anhelamos estado mejor que el presente. ;Cémo determinar, pues, qué obra es creacién ar- tistica o qué idea cae bajo el dominio de la Filo- Asi Hogamos donde so encuentran Pedro Co- rominas y Santiago Rusifiol. Son das artistas que piensan y ponen en sus obras diferontes cantida- des de Arte y de Filosofia, y si lograsen hacerlas bellas en absoluto, no por eso serfan absoluta- mente filosdficas © absolutamente artisticas, que ‘aunque la belleza no prefiera ideales, para ser bella tendria que ser necesariamente buena, y la bon- dad es un hermoso ideal; tan hermoso ideal es Ta bondad, que los artistas que no Ia sintiesen no producirian obras inmortales. ‘A medida que poetizamos las ideas, educamos los sentimientos, y de esta conjuncién hermosa del Arte en el cerebro y de Ia Filosofia en el co- raz6n, ha de resultar la vida integral, una vida que la compongan, en’ partes iguales, la Filosofia el Arte, la inteligencia y los sentimientos; lo que jente y lo que piensa, que a la postre el pensa- miento sirve para engrandecer los sentidos y los sentidos para engrandecer los _pensamientos. Pedro Corominas se engafia, Schopenhauer sélo puede gustar a Corominas en cuanto se lo re- presenta poetizado por su imaginacién. Se enga- fia, asimismo, Santiago Rusifiol. Maeterlinck es del agrado del autor de Libertad, en cuanto éste se representa @ aquél adornado de su propia Filo- sofia. Pero Schopenhauer es menos poeta que Co- rominas, ¥ Macterlinck menos pensador que Ra- sifiol. No hay mas que leer sus obras. Corominas y 200 “Rusifiol pintan y razonan; Schopenhauer razona mucho y apenas pinta, y Maeterlinck, pinta mu- cho y no razona. Sin embargo, el primero es maes~ tro de Corominas, y el segundo de Rusifiol. Por- que en el alma del iltimo hay pensamientos, cita a been como uno de sus autores influyentes, ¥ porque en el alma de Corominas hay poesin, se acuerda de Goethe, Y siendo menos poeta Sche- penhauer que Corominas y menos pensador Mae- terlinck que Rusifiol, los cuatro tienen grandes afinidades. Son individualistas y pesimistas. El pesimismo los incapacita a todos para ser grandes artistas y el individuslismo les impide ser grandes Blésofos, No fueron, no serén.una ni otra cosa Schopenhauer y Maeterlinck, Las almas pesimis tas nunca verdn la luz de las grandes creaciones. que son generosas y optimistas, ono son grandes, porque la poquedad y la cobardia de espiritu las empequefiece. Las almas individualistas en sen do aristocratico, como en cierto modo entienden el individualiemo los artistas catalanes, carecerén siempre del gran amor humano, madre de todas Ins obras eternas. Buexio es el: individualismo cuando no tiene miis aleance o cuando tiene el gran alcance de Jn fortaleza y la libertad individuales pora em- plearlos en bien de todos. En este sentido, nos- otros somos también individualistas. Individual: tes, porque creemos bastarnos para todo; indivi- dualistas, porque solos estamos casi siempre me jor que acompafiados; individualistas, porque del ‘esfuerzo individual ha de salir y saldra la emanci- 201 pacién del hombre. Pero también somos indi dualistas para trabajar mejor y mas independien- tes on bien del linaje humano, sin excepeién al- guna, No son individualistas a lo superhombre Pe- aro Corominas ni Santiago Rusifol. Un resto de: piedad para el ineapaz que nunca sintié Nietzsche, les hace pensar en Ia solidaridad humana y sentir 1 dolor del caide. q Pero tampoco son individualistas en el sentido de las grandes generosidades individuales, que re- presentan Ibsen y otros. Es més: ast como Pom | peyo Gener aiente Ia individualidad que se com: pagifia bien con el amor a la colectividad, pero que no la encarna por carecer del suficiente sen- timiento, Corominas y Rusiiol sienten tambi quella individualidad, mas no la asumen por f ta de valor pars sostener Ia Tucha moral y algunas veces material que sostenerla supone, En este res- ecto los dos autores mencionados son mas hum: nitarios; pero también més acomodaticios que Pompeyo Gener. Corominas y Rusifiol se rinden més facilmente a las contrariedades morales de la | vida, ante las cuales quedan anonadados, unas ve~ ces por no hacer sufrir a sus semejantes y otras por evitarse sufrimientos propios. Sin embargo, el sufrimiento es su estado habi- tual, un sufrimiento que no tiene realidad mate- rial en su existencia porque nunea sintieron la certidumbre del mafana, Santiago Rusifil, en lo cémico ve lo serio, ¥ Jo triste en lo alogre. Lo serio y lo triste no esta en Io que ve Rusificl, en lo que tiene ante sus ojos; esta en su alma, en lo interno. ¥ fijense bien Jos lectores. Un espiritu sano veria, en lo serio, lo cémico; de lo triste, lo alegre. A Rusifiol le ocurre Jo contrario; su pesimismo, su alma enferma le obliga a fijarse en lo serio de Io cémico y en lo triste de lo alegre. Es uno de los espiritus eri ticos decadentes de que hemos hablado. Coro- minas se ve obligado igualmente a fijarse en Ins grises maiianas de invierno, que representan los dolores morales. Fuera todo el mundo feliz, y él se empefiaria en demostrarnos la necesidad que hay del Ianto para poder apreciar la risa. Pero lo particular del caso consiste en que Corominas aparentemente esta alegre. Hay que ahondar mu- ‘cho en su alma para comprender que aquella ale- gria es un esfuerzo del pensador, no una genia- lidad det poeta. Indudablemente debe haber en Ia vida de San- tiago Rusifiol y en Ia de Pedro Corominas un pe- rigdo de grandes tristezas, que cambid por com- pleto la-naturaleza de sus cuerpos. Mas tarde, por perversion de la materia, Io anormal se torné normal, y ya no s¢ Horaba la mujer querida en la ‘tumba 0 en brazos de otro hombre, por ejemplo; 2¢ lloraba por necesidad psiquica, porque e] alma se habfa vuelto combria y fria como un anochecer de invierno y el mundo habia cambiade como el alma, ‘Pobres inteligencias, amortiguadas como esas 203 Bk plantas que viven donde jamés da el sol! (Quisie. ran alargar su tallo hasta lo alto para cubrirse de Juz y bafinrse de ealor, y no pueden realizar sus anhelos! (@uisieran vivir, quisieran gozar, quisie ran hacer un solo ideal de todos los ideales, el ‘deal de la vida, y por mucho que se empefien y se esfuercen no’ pueden lograrla! Bl horizonte se. obseurece, el sol se apaga, un manto negruzco lo ccubre todo, y en el corazén van cayendo lagrimas y suspiros. Asi se imaginan prisiones macabras y fast se ve solamente lo sombrio dela vide. ;Cudntas inteligencias de primer orden man: tione ocultas la falta de valor y la sobra de ter-| nural Bien que en iltimo término todo viene a resultar un defecto de Ia sangre: falta hierro y faltan globulos para ver, para luchar, para querer | y para reir, Santiago Rusifiol y Pedro Corominas repre sentan, pues, en la Filosofia y en el Arte espafiol | un individualismo timorato y sentimental. Bl sentimiento los llama algunas veces a la lucha por Ia emancipaciéa humana; pero el temor les hhace parar en la mitad del camino. En su casa, | fen st alma, cuando hablan o escriben para los | amigos, defienden la individualidad humana, son libertarios. Quien pudiera poner en duda nuestro aserto, Io hallaré demostrado en Ia creacién de su Martinet que artisticamente es un amante de la libertad verdadera. Lo confirman sus im: 4 ~=precaciones contra los falsos liberales en Libertad, fen cuya obra, al presentar su Martinet, Rusifiol dice: Las palabras «disolvente sensatez» nos mues- tran al libertario timorato, apocado, que se queda en Ia mitad del camino, como nos lo muestra en Corominas sus Prisiones imaginarias, que es una especie de jalto el fuego!, en su historia de lucha- dor. {Qué grande, no obstante, la simpatia que por ambos sentimos! Y tenemos, por fin, un arte y una filosofia individualista libertaria decadente, sentimental, sin vigor ni valor para luchar ni para exponer, en lineas vigorosas, Ia individualidad francamen- te demoledora de las ideas y de los sentimientos que imperan actualmente, y que no se distinguen por su amor al arte, por su amor a la vida, ni por su amor a la justicia. Juan Maragall, Ignacio Iglesias y Eduardo Marquina se presentan en este respecto con mis clara definicién y con mas alogria. La slegria es siempre en el artista y en el pensador una demos- tracién de potencia. La sonrisa puede ser engafio, ironia, tristeza, esfuerzo de la voluntad; pero la 205 risa es, ante todo, espontaneidad, franqueza, vida ¥ goz0, Los artistas que rien son potentes, vigo- rosos, aman, y sus obras son amor. En cambio, Jos que sonrien son secos de corazén y no saben pintar la vida ni el carifio, Kjemplo de éstos es Benavente, que si jamas ha reido, segiin dicen sus amigos, nunca Ilevé a las tablas una vida generosa, franca, potente. En su Amor de amar hay un cardeter ansioso de amor, pero de amor platénico, intelectual, que resulta estéril, porque no se traduce en naturaleza. La caracteristica de Maragall, Iglesias y Mar- quina es precisamente el amor pasional, el. ver~ dadero amor. En sus obras hay siempre vitalidad, gente que canta y trovadores que siembran alegria, Rebel- des por amor, por ansias de vivir vida més inten- a, vigorosa y fuerte que la presente, Estudiad el cardcter de los enamorados que presenta Ignacio Iglesias en sus obras dramati- as. Siempre son dos seres fuertes que se aman a pesar de todo, a pesar del desprecio de la gente, ‘a pesar de la maldicién de los padres, a pesar de as excomuniones de la Iglesia; y solos los dos enamorados, fuertes con su amor solitario, desa- fian al mundo y triunfan, unas veces moralmente, otras materialmente también. Y el camino que recorren los amantes est sembrado de poesia, aunque pisen nieve, eardos, arena o piedras. Quizé respiran demasiada poesia para representar la vida y el arte completo, por- que asi como Ibsen el pensador ahoga al artista 206 | | | algunas veces, en Iglesias el poeta ahoga al autor dramitico algunas veces también. Lo mismo exac- tamente podemos decir de Marquina, aunque la poesia de ambos sea diferente, Sin embargo, Tgle- sias retrata mejor la vida, domina mejor la vida, reproduce mejor lo que siente, pone mejor su ida en la vida de sus creaciones. Marquina es mis fantéstico: no dota a los personajes que crea de sus pasiones de hombre, sino de sus ilusiones de poeta oa lo menos cuida mas sus ilusiones de poeta que sus pasiones de hombre. Los dos,'* no obstante, exaltan el amor pasional y libre, y si tuvieran el nimo bien tomplado, cosa que no negamos y cuya aclaracién compete a los obs- téculos que encontrarén en su camino de artistas, podrian hacer mucho bien al arte que pone todo ‘a empefio en crear una vida mis intensa, mas natural, més vigorosa que Ia que ahora disfruta- mos en medio do esta moral y de este conven- cionalismo que ahoga y aniquila, Juan Maragall se distingue por su espiritu sereno: recuerda el alma griega. Pasional sobre todo, como buen poeta y como buen hombre, lo que mejor canta es el amor. Sus Poesies son un hermoso y amante mancebo ofreciendo flores a la mujer. jLa mujer! Quien no Ia amara, tampoco produciré obras inmortales, y los poetas mas grandes han sido aquellos que mejor quisieron 1 todos los seres en sus ansias de amor universal, 12 Desde que se escribié esia impresién de. Marquina poeta ha descendido mucho. -" Nota del autor 207 ya las mujeres, sobre todo, en sus sentimientos de hombre. He aqui lo que nos dice Juan Maragall: Sr, D. Federico Urales. Bstimado sehor mio: En contestacién a su atenta carta de 20 de septiembre dltimo, puedo decirle que el autor que mas ha influido en mi hha sido Goethe, creo que por su tendencia a la armonia serena, que es mi principal aspiracién. La obra que representa mejor mis ideas es siempre la Ultima que escribo, porque pretendo hacer de mi vida un continuo excelsior, sin estan. carme nunca. Este impulso se encuentra sinteti zado en la primera y en la dltima composicién de mis Poesies (1895. Imprenta Avene, Barcelo- na). En mi dltimo libro Visions i Cants (edicién 1900), hay la evolucién mfa entre ambas fechas. Celebraré que estas indicaciones puedan serle de alguna utilidad para su trabajo, en la genera | lidad de su conjunto; pues supongo que en su buen criterio ya habri comprendido que no tengo personalidad bastante significada para hacer de ella en singular exhibiciones que, aparte de todo, me repugnan, Me ofrezco de usted amigo y servidor, 4. b. s,m, Juan Maragall.» iGoethe! He aqui el hombre. Escribié mucho, | porque amé inmensamente; shond6 en todas las almas, porque Ia suya era la del mundo; se asi- milaba todas las artes, porque sentia todas les 20 “vidas: Y¥ era poeta, porque era bueno y amaba la belleza, porque amaba la bondad, que es lo més trascendental ‘de la belleza. . No puede engafiarse a nadie en esta materia. En arte tenemos por maestro al que mas nos con- mueve; en Filosofia, al que mis nos convence. Imposible elegir a capricho el autor que mas nos gusta, que es el que mag nos influye; el que mas tiene en su ser, de nuestro ser. Goethe, Schopen- hauer, Nietzsche... tres notas diferentes que pro- duce ‘la naturaloza sicoldgica en su_infinita variedad. Y los temperamentos de los demas artistas se inclinan a uno u otro, sin querer o queriendo, que en este caso el querer forma parte también del determinismo, obedece ya a una ley que levamos en lo interno de nuestro ser. Mara- gall habla de su evolucién. No hay tal. Hablara de su mayor precisién mental y estaria on lo cierto. Sentimos las cosas con mis potencia, se- gin estemos de sanos. Precision orgénica o men- tal se lama a eso aplicado a las pasiones o a las ideas. Libertad es la mejor obra de Santiago Ru- sifol. {Por qué? Porque la escribid cuando mejor estaba de salud. Evolucionamos si enriquecemos nuestra existencia en gérmenes de vida. Degene- ramos si, por el contrario, tenemos cada dia me- nos potencia vital. Y nuestras obras se resienten del estado de nuestro cuerpo. La vida, el progre- so, la evolucién, es una ascensién constante de fuerzas. E] que siente que ha evolucionado, ha adquirido nocién ris exacta de las cosas, y el que adquiere nocién mas exacta, mas real de las, 209 cosas, tiene mas perfecto el sisvema nervioso, y el que tiene mis perfecto el gistema nervioso ha ascendido en la escala animal, en vida, porque siente y piensa mejor, porque en su sentir y en su pensar hay més potencia, mis placer, mayor niimero de manifestaciones vitales. Por eso los pensadores y los artistas que busean la super- hombrfa en la decadencia, en los refinamientos de la civilizacién, buscan la vida en las carreteras de los cementerios. 0 v Del presente al futuro El pensamiento espafiol después de la guerra. —~ El ideal de las multitudes. — La desvinculacién social. — Sus causas y sus efectos. — La filosofia convertida en sociologia nos conduce @ la vida de la Naturaleza, — Més allé del préximo futuro. — Conelusién y resumen. an {Dénde esta on la actualidad el pensamiento espaol, podriamos decir el pensamiento univer- sal? Filoséficamente considerado, no Io hallamos en parte lguna. ¥ decimos filos6fi siderado, porque el pensamicnto filoséfico, que antes residia, Gnicamente, en lot propiamente Hamados filésofos, se ha distribuido entre los artistas, entre los hombres de ciencia que laboran pensando en un bien general y entre las multitu- des que sustentan un ideal de redencién humana La filosofia, que comentaba hondos problemas regularmente sin existencia real, ha muerto des- pués de una agonia de siglo y medio. Desde los tiempos de la Enciclopedia, que culminaron en las revoluciones de tipo democratico, hasta la In- ternacional, que produce las revoluciones de tipo ‘econdmico y que se repiten en la actualidad mas a menudo de Io que se pudiera creer diez afios atrés, El pensamiento hase vertido sobre la vida del hombre y sus problemas, creando Ia sociolo- gia, que, a su vor, ha creado al socialismo. ‘Se trata ahora de armonizar la filosofia con las ciencias naturales y fundar el naturalismo so- ciolégico, obra que no pudo llevar a eabo la filo- sofia porque no llegé a ser popular. Esto es: se trata de unir Ins ciencias naturales y la vida del hombre. En este punto se encuentra el pensamiento espafiol, que ya es pensamiento universal, porque universal la corriente, universal el problema. Todas las cuestiones se han convertido en una cuestién politica social y a esta cuestién politica social obedece el mundo. Pensamiento que a este problema no atienda, no interesa: es cosa de men- talidades que pasaron. Hasta los pensadores mas refractarios a esta, ordinariez de los problemas presentes, cual los pensadores metafisicos, se convierten en politicos, ya que para socidlogos les falta confianza en las virtudes del hombre y voluntad para colocarse al nivel de los problemas presentes. La politica como idealided socialista y como idealidad anar- quista tiene acaparados los pensamientos, y aun Ia politica propiamente dicha ha de ser social y socioldgica si quiere ponerse a tono con los pro- blemas que han planteado las aspiraciones y las agitaciones populares. José Ortega y Gasset, que hubiera podido ser el Kant espafiol de haber nacido en el siglo xvi, hha dedicado su pensamiento a la politica y sélo hablando de politica se le hace caso, aunque no ‘mucho ni tanto como merece, porque sus maneras ¥ sus soflamas politicas son metafisicas y porque ve demasiados aspectos morales para ser un ver- dadero politico. El materialismo de le guerra europea ha ma- terializado los espiritus. Lo moral no tiene valor; tignelo lo material. La vida ha perdido rango, Desde el advenimiento del capitalismo a la diree- cién de las sociedades, siempre fue ol interés el mévil de Ia mayor parte de las actividades huma- nas} pero la guerra europea agudizé el mal mate- rialista que padecen las voluntades en nuestros dias. La aristocracia era mis hidalga, mas idea- lista que la burguesia. En sus guerras habia un poco de idealidad. En las guerras burguesas no hay ni la mas pequefia porcién de ideslismo, Se salié de Ia guerra no dando importancia a las vidas por la inmensa cantidad de existen- ins que a ella se inmolaron y dindosela excesi vamente a la moneda. Se ha perdido Ia sensacién del derecho, del desinterés, del sentimiento y de la abnegacion. Este es el fruto de la guerra, pero también os fruto de ella el pensamiento agresivo de las mul- titudes. La guerra fue una leccién, quiz una mala leccién, Todo el mundo, hasta los més cie- gos, pudieron ver que la burguesia no fia el sos- fenimiento de sus privilegios a la raxén: lo fia a la violencia, Hoy existe un pensamiento proletario y una filosofia proletaria. Las masas piensan y quieren, ¥ como estén convencidas que el verdadera poder reside en sus manos, y como, ademés, la Socio- logia les ha dado un ideal, y como, por fin, la leceién de la fuerza ha sido tan concluyente, no contra el derecho ni en defensa del derecho, sino contra otra fuerza y en defensa de otra fuerza, el pobre ha resuelto emplear Ia suya en su bien. De hoy en adelante, pues, Ia fuerza de los pu blos, convertida en pensamiento filoséfieo, habra y la aplicaré a su emancipacién. Ee social que ha engendrado ciencias nuevas. Ha sido tan facil cambiar de fortuna y de suerte durante la guerra, que las masas, por el mismo procedimiento que la burguesia, quieren cambiar de suerte y de fortuna. Las masas tratan de tii a sus antigues sefiores y usan sus mismas monedas. 4Cémo ha de defender la nueva idealidad el socialismo que sélo por medio de la fuerza so ve atacado? ;Dénde estan las conferencias relativa- mente libres de un dia? ;Dénde esta la relativa libertad de prensa de un dia? Vivimos en plena dictadura, y las dictaduras no dialogan: mandan. Aqui nada hay ya de revolucién francesa: desapa- recié su espiritu, La burguesia defiende sus intereses, conver- tidos en idealidad, por medio de la guerra y- de la dictadura, quitando toda libertad de opinién y de pensamiento. Sabe que con razones no puede defenderlos y acude al ordeno y mando que su- pone el fusil. Se arma toda Ia burguesia. ;Cémo puede utilizar su razén el pensamiento obrero si al contrario no acude més que a las armas? Lastima que las masas no hayan ganado en virtudes morales lo que han perdido en respetos para con sus antiguos sefiores y para con todas las creencias de esos sefiores. Después de la gue- ra, nos hemos desvinculado todos de In moral, y el que vive desvinculado de Ia moral no puede atribuirse la representacién del porvenir. El capi- talismo ha desvinculado socialmente al proleta- riado y ahora este proletariado no tiene interés ni puede-tenerlo en vineular su vida a Ia vida 213 de Ia sociedad burguesa. Cuando impuso su pen- samiento y su economia esta sociedad cruel abusé, de su poder contra el proletariado, desvinculin- dolo por completo de todo derecho, y el proleta- riado, ahora que tiene ideal y que tiene fuerza, no halla ejemplos de tolerancia ni de justicia en ‘al pasado ni en el presente. Se fue cruel, Se con- tint siendo eruel. Ha sido el propio desheredado, con su accién casi siempre cruenta, el que ha ido ganando poco a poco el terreno del derecho a Ia vida, que tanto da qué hacer y qué pensar a go- bermantes y a pensadores desde que la sociologia y Tas masas obreras se dieron un abrazo. Hemos buscado, intitilmente, Ia unided det miento, Sin embargo, el pensamiento tiene unidad: la moral. Véase'edmo los pensadores cumbres, desde Sécrates a Kropotkin, tienen su ‘«Bticas. Ha sido la preocupacién constante de todas las inteligencias. Sin moral no tendria eje el pensamiento humano. Pero, :dénde esté Ia moral? ;Qué es la moral? Como han surgido mu- chas religiones y cada una tiene su moral, Ia moral no ha podido ser dinica y el pensamiento no ha podido tener unidad. Desde el instante que aceptan el sacrificio y la desigualdad social, todas Ins religiones son inmo- rales, porque Io es el sacrificio y Ia desigualdad. Se trata del sacrificio como principio. Mas ello no quiere decir que el pensamiento 216 “Sao tenga moral. EI eje del pensamiento habri de ser una moral basada en In Naturaleza, que es a que ofrece moral mas rigida y pura ‘Algunos lectores preguntarén: jqué es moral de Ia Naturaleza? Aquella que sélo condena las pricticas que perjudican a la salud. Es esta una moral sin dudas. Cuanto dafia a la vida, es inmo- ral. Cuanto a la vida contribuya, es moral. Ni duda ni decadencias. ‘Cuando se quiere sujetar a la moral a princi- plos preconcebidos fuera de Ia Naturaleza y fuera de la salud, se le quiere sujetar a la inmoralidad En este sentido, que es el verdadero sentido mo- ral, slo los naturalistes somos morales. Qué quieren los naturalistas? Queremos unificar la Yida del individuo con la vida de la Naturaleza. Es més: queremos que el hombre sea la Natura- Jeza misma, como lo son los otros animales que por leyes naturales se rigen. Y¥ esto no tan sélo es la unidad del pensa- miento, es Ia unidad de 1a Naturaleza propia- mente dichs con la naturaleza humana, hoy fal- sa naturaleza, y que por ser falsa, 1a Naturaleza verdadera la mata con su moral, antes de llegar al término de su vida. Es el pensamiento filos6- fico que se ha hecho socialista y es Ia sociologia ‘que se ha hecho naturalists evolucionando hasta nuestros dias y hasta més alla de ellos. “La ciencia médica vuelve a los agentes natu- rales como medios terapéuticos, Sol, aire, liber- tad, vida sencilla y frugal. Medicinas pocas y aun para aquellos casos en que Ia aceién de los agen- 27 tes naturales es demasiado Ienta pari las enfer- medades agudas. La arquitectura contribuye, también, a esta corriente hacia Ia Naturaleza. Las construcciones antiguas se levantaban teniendo en cuenta el po- sible ataque de un enemigo que se lamaba hom- bre. Estorbaban los ventanales, las galerias y aun los balcones. Ventanas y estrechas, caso de que no se exigiera aspilleras y torreones. Hoy, Ia cons- truccidn de los edificios se mira desde otro punto de vista; se mira desde ol punto de vista de Ia higiene 'y del microbio, enemigo desconocido tiempo atrés. Se busca el modo de que los agen- tes naturales penetren en las casas lo mas posi ble, Piénsase en la vida sana. Estas excursiones al campo, este cariio por la montafia es hijo del pensamiento filosSfico na- turalista. Se busca el ejercicio corporal, el equi- librio orgdnico, 1a salud; se busea el aire puro, Es una corriente general hacia Ia Naturaleza, Es también un espectaculo al aire libre, porque estas excursiones tienen mucho de agrado intimo. Las playas, en verano, son una verdader delicia. Los cucrpos se Henan de sol, agua y aire, ‘A veces se abusa del sol y del agua, pero ya ven- dra el justo medio. Bs el péndulo de la vida. Des- morales, que tuvo la existencia de las criaturas | metida en el sufrimiento y en la esclavitud, ha venido la borrachera de la libertad, del goce y de la alegria Verdad es que la vida de playa, en verano, | “tiene mucho de sensual. No importa, La playa no es el principal elemento on los bafos, actualmen- te: es la mujer para el hombre y el hombre para Ia mujer. Hoy se eshibe mas en piiblico que afios atrés se exhibian marido y mujer en la aleoba: pero no pasa nada. El especticulo es bello y como no dafia a la salud, es bueno. No dafia a la salud, sino se abusa del sol ni del agua. El mismo nudismo es bello y no dafia a la salud cuando de 6! no se hace una norma, una moda, un sistema ni una exhibicién de bien plantadas. A veces uno est mejor desnuda que vestido, No siempre, A veces se desea ver un hombre o una mujer desnudos. No siempre. En. estos momentos el desnudo es bueno y bello, por- que es sano y porque es estético. Las mo Jas formulas tiranizan. Si la mujer pudiera curar- se de este grave mal de Ia moda, seria mas libre Ja medida del ves- ny Ia latitud; no Ia y estaria mas sana. Ade tido ha de darla la esta vanidad de Narciso, Hasta ayer, como quien dice, se iba bien tapa- dito, lo mismo en invierno que en verano. Era pecado mostrar ciertas partes del cuerpo y habian de guardarse. Era pecado también usar de varén ode hembra sin el sacramento del matrimonio, que algunas veces no se encontraba y que siem- pre era inmoral. La gente se guardaba, sufria y enfermaba, porque antes que la salud, era la mo- ral. ¥ no se encontraba le unidad del pensamien- to, porque en lugar de buscarlo on Ia vida, que 5 tinica, se buseabs en Ia moral, que nunca ha 219 1 nica y que en ninguna parte se fundamen taba en la vide. Se debe vivi lo més alogremente posible y conforme demands la Neturslere, 10 Inds posible TEs todo el movimiento cientitiea, artitico, fi loséfico y social que se dirige « la vide de Ie Naturalera, que es la vide sana. Vamos, pus, ala unidad moral con un hombre sano y con un hombre bueno, de bonded natural. ¥ al dec de bonded natural, queremos decir de bondad no s0- metida a ningdn temor ni a ninguna preoeupa: No se produce un hombre bueno por temor al castigo mi por los poemnios que han de recbirse Gn la otra vide, Se produce un hombre Buen | bloldgicamente, de buena calidad, de buena salud, | Que" siendo bueno por naturalezs, sera tambien | bueno por sus actos: {Qué malas acciones se pis: en esperar de tn hombre equilibrado, sano. y_ feducado que tenga satisfechas sis nevesidades mo Srmporta el orden de eline? Ningwna, No se pueden | taporar mas que buenas acciones, Y esto no 30m | Guimoras, son verdades cientifieas, Jamas se Wo | que un hombre sano matara ni robara por satis Facer una nevesidad que no pudo sentir, 7a que las tenia todas satisfechas, ;Dénde se ha dado este caso? En parte alguns. ‘No se pueden jozgar los actos de un hombre bene, cual ser4 el de mations, por los de un hombre esclavo y enfermo, como el de hoy. Lam fieras inds fleras del desierto no. atacan si no son atacadas y si tlenen satisfechas sus necesida- 20 nos ha dicho, el lector recordara les. corporaies, las. tinicas que ellas atienden. jAtacaria a sus semejantes ol hombre que no se sintiera atacado ni privado por otros hombres de lo que necesitara? De ignorantes 0 de locos seria creerlo. Por esto, todo el mundo, lo mismo sabios, ar- tistas, que pensadores, se dirigen a la unidad de Ja vida humana con la vida de Ia Naturaleza, ¥ esta unién del hombre con la Naturaleza, slo se puede encontrar en un régimen social que ‘igual al régimen natural; en un régimen que haya desechado las ideas y las teorias contrarias a la salud de los hombres y sus libertades, que sélo los enfermos de alma y de cuerpo se someten al vasallaje de otros hombres. Nosotros estamos seguros, segurisimos, que sélo un hombre enfermo y esclavo puede sentirse bien asistido dentro de esta sociedad, compuesta de ehfermos y de esclavos. Nosotros estamos seguros, segurisimos, que la, evolucién de la filosoffa se dirige a la unidad moral del pensamiento, estableciendo como nor- ma de si moral la salud, como régimen de vida Ja unidad del hombre con la Naturaleza, Cuando ‘el hombre se considere Naturaleza estard sano, sera bueno y libre, La voz del pasado filoséfico dirigida al futuro Haz lo que te plazea.» «Huye del dolor y acércate al placer.» «Vive conforme Natura.» Y¥ esta unidad del hombre con los agentes naturales a que se dirigen todas las fuerzas vivas nt del mundo, fuerzas vives en sentido idealista, ~ sélo se encuentra, segin nosotros entendemos, en © Ja anarquia, que a todo el mundo deja libre y a todo el mundo satisface sus necesidades, no im: porta de qué orden. ‘Todos los animales, y en tedos los momentos, estén preparados para vivir Ia vida de le Nat raleza, Se los hubo de preparar, esto es, domes- tiear, para la vida esclava y para la vida social, Para la vida sana, basta con dejarles libres en medio de Ia Naturaleza. Por esto hemos de dar menos importancia a la eivilizacién y a la cultu- ra presente, que algunas veces no es mis que incultura, y hemos de darsela mas a nuestras propias virtudes naturales. {:Cudntos animales domesticados, enfermos, se curan dejindolos sueltos por el monte? Es una prueba que nosotros hemos hecho varias veces. Si la vida es una y no tiene mas que un origen, ipor qué el hombre de nuestros dias, que padece todas Ins enfermedades del animal domes- ticado, no habria de librarse de ells dejéndolo libre en Ia Naturaleza? De antemano sabemos Io que en este momen- to piensan los espiritualistas que hayan tenido Ia tolerancia de leernos. Se curan las enfermedades corporales, pero no las de orden moral ¥ siquico. ‘Se vuelve a Ia divisién del cuerpo humano, en cuerpo y espiritu, teoria rechazada por las | ciencias naturales. No hay tal division. Una es Ja vida; uno es su origen. Lo espiritual es una consecuencia de lo corporal, como el fuego lo es | de la lea, v cuando ol cuerpo se cura, 36 cara 1 espirts. Cuando todas las enfermedades, del time. Aquel aforimo antiguos ccuerpo. sano, inate sao, ce soa verdad sentfica quo el pon Semiento Iumano adivind cuando no podia Pro: Berl, como ha adivinado otras verdades, que la cioncia ha demostrado despuce Bn este instante, lo desimos gozosos, el pen- samiento ae dirige a la formacion de un hombre inculedo a todor los bienes de le tierra, Hacia toto reaultado, hacia esto fin, a la unidad de la Naturateza con ol hombre litte y dueto del ant verso, dirige In evolucién de Ta tlosotia, com vertida, hace ya varios afes, em sociologia, oa vida. En dos grandes corrientes se puede dividir a evolucién del pensamiento humano: una, que va hasta el cielo y alli se queda; otra, que llega al cielo y vuelve a la tierra, La corriente del espfritu hacia la inmortalidad y la corriente de la materia hacia la perpetuidad. Es indudable que todas las ideas religiosas surgieron en la mente humana el dia que el ani mal tuvo conciencia de su vida, ;Bn qué época del hombre surgié esa conciencia? ;Cémo era en- tonces su organismo? ;En aquella época podia ser considerado realmente hombre? ;Hay algiin otro animal que tenga conciencia de st vida, esto fs, que razone sobre ella y sobre ella fund una Dejemos en el aire estas interrogaciones, mas propias de Ia antropologia y de la prehistoria, ‘que de la filosofia y de la sociologia, y démoslas por admitidas en atencién a lo que nos dice la filosofia aplicada a las ciencias naturales y bio- ogicas. El hombre es un producto de la evolucién animal; esta evolucién ha pasado por muchas fa- ses de contenares de miles de afios cada una; el pensamiento humano se ha ido enriqueciendo constantemente en calidad, cantidad y posibili- dad; ha legado un instante en que este pens: miento se ha encontrado a si mismo y, de este encuentro, han nacido las creencias religiosas. El ser humano tuvo conciencia de su vida, y al tener conciencia de su vida la ha tenido de su muerté, Desde aquel instante todas las pugnas del pensamiento han dado vueltas alrededor de una vida después de la presente. Si tengo concieneia de mi vida, ;por qué mue- 10? He aqui la tragedia espiritual que el hombre esté sosteniendo. Se ha dicho: un animal que muere no puede ser feliz si tiene conciencia de su vida y para consuelo de esta vida que tiene onciencia de si misma, es preciso buscarle una inmortalidad. He aqui ef origen del alma inmor- tal. ‘Los animales que no tienen conciencia de su vida, no la tienen de su muerte y, por tanto, carecen de problemas y de tragedias espirituales. Pero estos problemas y estas tragedias que se producen cuando la conciencia se encuentra cea] asi misma, jhan existide siempre? ;Existirén? ;Son un momento de la vida humana o bi teniendo evolucién, no han de tener término? Aun existiendo en el pensamiento, no existen fen el instinto. Separemos, pues, a todos los ani- males, menos al hombre, de la. conciencia, Vimos llegar, pasar y adelantar el ser humano ‘con instinto y conciencia. Asi pasé en nuestra vida y delante de ella. Nuestros ojos cegaron ¥ nuestro cuerpo cayé en la fosa: la humanidad continia avanzando. ;Se a¢ en el hombre i ser todo conciencia? Mejor: jel sr conciencia pura? Nosotros lo dames por seguro y entendemos que sélo cuan- do en el hombre no habré mis que conci de sus actos, pdr ser llamado hombre. Entre- tanto, no seré mis que un animal, un animal algo mejor quo otros; pero nada més. No damos fechas porque serian eternas. La raza humana tiene millones de afios de vida y, no obstante, est en la infancia. Para creerlo asi nos fijamos en que el hombre viene del animal todo instinto; en que, el pen- samiento, en el instinto se forma; en que, el ins- tinto va perdiendo valor asi que la conciencia Jo gana, y en que, el razonamiento es ya la causa de la mayor parte de los actos humanos. Pues bien, este camino que no ha de interrumpirse porque es ley biolégica, porque es ley universal, porque estd on la especie, est en la tierra y en el sol, conduce a Ia razén pura, a la responsabi- 2s lidad completa y, como consecuencia, a la com: pleta libertad. De lo que decimos, que no se busque la hora ni el fin en el tiempo. Busquemos el principio, y el principio esti en el origen mismo de la vida, Yodo instinto; en Ia formacién del cerebro, origen de Ia razén; en el avance de la conciencia y en el retroceso del instinto; en el concepto de la responsabilidad y de Is individualidad del hom- bre. {Para qué esta lucha y esta fase evolutiva si cl fin de ella no hubiese de ser la formacién del hombre dueho de si mismo, del hombre propia- mente Iamado tal? El origen mismo de la moral, que fue reli- giosa porque en el temor a la muerte tiene su origen, nos dice que la humanidad avanza hacia iad y de Ia Iiber- que tiene conciencia de sf misma y que no se explica la muerte con aquella con- ciencia, necesita un alma; esta alma requiere una inmortalidad y esta inmortalidad un Dios. Si tenemos un alma inmortal que justifique nuestra coneiencia de la vida y de la muerte, ha de ser a condicién de que esa alma haya servido a un cuerpo bueno y, por tanto, que ella sea buena también; y para que el alma y el cuer~ po sean buenas se ha creado ta moral religios. No importa que esa moral sea distinta en cada relizién, La cuestién esta en que todas tien- den a construir un hombre digno de ser premia- 26 do, por sus respectivos dioses, con una existen- cia eterna, No importa que todas las religiones luchen entre si; la cuestién esta en que todas se desvelan por el predominio de su morsl, que es su religién, 0 por el predominio de su salvacién eterna. ‘Asi hemos visto luchar unas pretendidas al mas con unos pretendides demonios y con todos los pecados que el hombre se imaginaba en honor a su otra vida. Nadie ha podido ver un alma, nadie que por alucinacién por negocio no haya querido verla; pero la existencia del alma es in- dudable para muchos, porque si no, jeémo s0s- tener tragedias espirituales la conciencia de la vida y de la muerte? El alma existe en la mente humana como una protesta contra Ia muerte, in- segura la vida de la bondad de sus actos. La misma concepcién teoldgica sobre el origen del hombre y sus males, que e3, poco mis o me- nos, igual en todos los origenes imaginados ante el temor a Dios, demuestra nuestro aserto, Dios nos hizo puros e inmortales, pero nos castigé a la mortalidad por el pecado original. Curados de ese pecado en vida, volveremos a gozar de aquella inmertalidad. Prescindamos de la légica: sin pecedo origi- nal no hubiera habido reproduceién, y sin repro- duccién no hubjera habido humanidad. ;Qué hhubiera hecho Dios sin humanidad? ‘No vamos a discutir a las religiones, porque cllas mismas se discuten y se destruyen. Cerre- mos los ojos a la razén y admitamos los buenos ar propésitos de todas ellas: hacer del hombre, malo por su origen, bueno por su condueta en la tierra. Apesar de tode, el hombre nunca ha sido malo, como no lo ha sido ningin otro animal. Respondemos todos a nuestra ley de vida en ge- neral y a nuestras condiciones biclgicas en pai ticular. En cuanto al hombre, responde, ademé: a su atraso 0 a la seleccién que ha sufrido indi- jualmente, sin que, por su parte, haya hecho mucho para aleanzarla. Pero, moralmente, su maldad era necesaria para basar en ella la doc- trina que habia de purificarlo. ‘Mas dado por malo sl hombre, hemos de ad- mitir la eficacia de la moral, de Ia educaciin y de la salud fisica para hacerlo bueno. Si no admitimos esa posibilidad de que el hombre sea bueno, rechazamos, por ineficaces, todas las mo- rales, todas las religiones, todas les leyes y todos Jos sistemas educativos. Necesariamente hemos de creer, pues, en que ef hombre puede ser bueno; ‘es mas, necesita ser bueno para tener fe en la moral espiritualistn y en 1a moral materialista. De qué habia de servirle el sacerdote al hom- bre bueno? ;De qué le serviré el mismo temor a Dios? El hombre bueno puede ir a la inmortalidad por sus propios méritos, No necesita penas, temo- res, ni castigos. O la moral. en este caso, ha cumplido su misién y, por tanto, ya puede reti- Ya no existe mis que Dies, porque atin existe un hombre que, teniendo conciencia de su vida, no se explica la muerte, La muerte, que tanto asusta, ;puede existir sin la vida? No. La vida, que tanto nos sobre- salta, ;puede existir sin la muerte? Tampoco. Pues si la muerte es una consecuencia de la vida y la vida de la muerte, la inmortalidad que pedi- ‘mos sobre ellas sera una consecuencia de nuestra cobardia vital y de nuestro atraso cientifico y orgénico. La muerte es una necesidad de la vida; Ia vida es una necesidad de la muerte. Por con- siguiente, una y otra se deben a si mismas y a nadie mas que a si mismas. Todos los animales mueren, vivan en el aire, en el mer o en la tierra. Si mo murigramos, no cabriamos en parte alguna, y morimos para dar vida a otras vidas, que también mueren, No hay motivos para pensar en una excepcién a favor del hombre, que ningiin conocimiento ni ninguna logica abona. Si algunos pensamientos quiebran, al llegar aqui, quiebran, porque se les hace muy duro ereer en la muerte teniendo conciencia de In vida, quiebran los de nuestras cabezas, que son las cabezas regidas y sometidas aiin al temor al cas- tigo; no quiebran, y menos quebrarén, las cabezas de maiiana, poseedoras de la maxima responsa- bilidad, de la maxima libertad y del maximo conocimiento. 29 {Qué criterio ha sostenido, entretanto, aquella corriente del pensamiento que después de subir fl cielo, atolondrada, ha bajado a Ia tierra para pensar serenamente en su existencia? Es indiscutible que la vida nuestra necesita un eje, y, como lo necesita, lo busca, Lo necesi tan lo mismo la existencia humana que Ia indi- vidual, y el hombre, al igual que la humanidad, da vueltas, en espiral infinita, alrededor de aquel sie. Une ilusién, una doctrina, un propésito dife- rente en cada hombre y diferente en cada tiempo, pero que todos tienen Ig misma raiz: la felicidad. ‘Vueltos del cielo unos pensamientos que a él subjeron desasosegados en busca de explicaciones para su existencia, se dieron al estudio de si mis- mos, estudio que otros pensamientos habian abandonado. Por si acaso, se dijeron, al principio, cultiva- remos nuestro huerto, asi como otros exclama- ron: por si acago ofrendaremos a Dios. Por qué razén, si buscamos Ia felicidad, no hemos de encontrarla en la tierra, de la que s0- mos hijos y en euya corteza vivimos? "Tenemos conciencia de nuestra vida, pero también la tenemos de nuestra perpetuidad como raza y de nuestra misién como hombres en el Universo. Perpetuar la vida es inmortalizarla, ¢ inmor~ talizarla bella y buena, con nuestro esiuerzo, ha de ser gran galardén. Seamos buenos y sanos para que sanos y buenos sean nuestros descen- dientes, que hemos de ser nosotros mismos, me- jorados. Cua es nuestro idesl? La felicidad. Una feli- cidad que no estorbara la de nadie, porque en cada uno ser diferente y porque todas tendrn la misma raiz en Ia tierra. Qué hemos de hacer 0 qué podemos hacer para sentirnos felices? Esta nuestra felicidad o esta nuestra ilusién, que da lo mismo, es tan nuestra, que no la podemos dejar en manos aje- nas; hemos de buscarla y sostenerla nosotros mismos, Ios interesados mismos. No hay que en- cargirsela a nadie, ni a nadie hay que fiarla, del cielo ni de Ia tierra. Se habla de atrasos humanos. A ellos hemos aludide nosotros también, pero el atraso existe relacionéndolo con otra humanidad de razén pura, de maxima responsabilidad y de méxima libertad en Io infinito del tiempo, ‘No ha de caber duda de que todos los demés animales estin més atrasados que los hombres en el orden orgénico. Sin embargo, on el orden social y en el orden natural viven mejor que nosotros, no por carecer de une conciencia sobre sa vida, sino porque la viven en relacién con Ia Naturaleza. Y no es de suponer que la mejor organizacién nuestra como animales, haya de ser- vir para que vivamos peor, también como ani- males {Es acaso que Ia conciencia de Ia vida y de la muerte a ello nos obliga? Quicé sea dicha conciencia lo que nos ha desviado a todos de la 2 vida natural, porque ella a todos nos hizo pensar ca otra vida fuera de la tierra; mas volviendo f ella, despertando de aquel sueio de miles de siglos, quizd de millones de siglos, hemos de dar- nos aqui la vida que se dan los otros animales y que muy aproximadamente se dan, también, algunos hombres de los que quieren que los demas crean en que Ia felicidad no es de este mundo. Si todas las personas se dieran, con buena voluntad, a la tarea de buscar la dicha en la tierra, olvidando la de otros mundos y, aunque fuera pensando que siendo buenos no habria de haber Dios que nos Ia negara, porque si nos ne- gara la dicha, no seria Dios, pronto la encontra- Samos, en relacién, naturalmente, con nuestro estado orginico y mental, que es decir en relacién con nuestras ilusiones, porque las ilusiones estén fen relacién con nuestros conocimientos. Se dice: una cosa 3 In teoria y otra Ia pric: tica; 0 bien, una cosa es el pensamiento y otra la realidad. Nunea, nunca el pensamiento ha legado a la realidad. jCudntas veces hemos exclamado, al leer un suceso, no importa de qué clase: si esto se Hevara a una obra de arte, todo el mundo daria el hecho por imposible? ‘Sin embargo, lo real es siempre superior a lo imaginado. Si pensamos con nuestra cabeza y no con Ia de los tiempos futuros, nuestros pensamientos son para practicarlos hoy, no para practicarlos mafana, Al mafiana la evolucién le servira otras concepcione Cada-tiempo-tiene sus hombres y sus ideas. Lo que hace falta es seguridad en uno mismo ¥ confianza en los demés. Qué sostiene hoy mismo a la Banca? La con- fianza. Si los que tienen dinero en los Bancos retiraran sus capitales en un momento dado, todos quebrarian. Como no ocurre asi, a con- fianza sostiene al banquero y al cliente. {Por qué no hemos de establecer esta misma confianza ante el patrimonio de la vida y de la tierra, que es de todos? Cuando el hombre es capaz de pensar, es ca paz de hacer, 2 no tratarse de un loco. Ningiin desequilibrio existe entre lo que podemos pensar y lo que podemos llevar a cabo, que todo es armonia en la vida. Por eso hemos dicho antes que los pensamien- tos de hoy no son para los hombres de maiiana, sino para que los realicen los hombres de hoy, que mafiana de otros pensamientos dispondra Ia hhumanidad. Lo tinico que hace falta para que no quiebre, que no quebrar4, el propésito de ser dichoso sobre Ia tierra, es que los hombres tengan confianza en cellos mismos y que no olviden que cada tiempo tiene su pensamiento y su obra, Hemos visto la raiz y el desarrollo del pen- samiento espafiol. Lo vimos filoséfico, en Ie antigiiedad. Teolégico, en los tiempos Medios. 23 Metafisico, desde ol Renacimiento, a las revolu ciones politicas. Mas tarde le vimos sociol6gico, creando las teorias socialistas, v, por fin, amante y amigo de la Naturaleza en un hombre todo conciencia y responsabilidad, sin dioses, sacordo- tes, capitanes ni amos, vinculado a Ios bienes de Ia tierra, Aes ee ANEXO. Ofrecemos aqui el indice de las, partes de La evolucidin dle le flosofia en Espana no cccdbidas en este volumen INDICE DEL TOMO PRIMERO. Hisronts pe eer4 omnA PRIMERA PARTE TA De 14 Beran panwnva aL Crastianisn Espafa en nada se distingue de las demie naciones. — In ‘iveneia de razas. — No existe el tipo tbezo puro, — La obra de las razas invasoras. — Sin flosofia espafola. — {a eivilzacién ye! eruzamiento de razes. — La anifce cién de la raze humana. — Las conguistns mosernas. — Su objetivo fsilégico. — La Expana conguistadara, —~ El tipo evolutivo. — Ifluencia del iJesl, — Los espfiles eo- osen el erstanismo por medio de una invasion extranje- fa. — Espafia no existia para la Tlosotia antigua, — Lae religiones positvas.y Tas naturales, — Su distativo. — Cuindo una religion se convierte en comercio, — Perver sién'del ideal, — EI sacerdocio y in retéricn. — El que fultiva. su popularidaé es un tirano. — Analogia de las Feligiones. ~ El existianismo evolucién det paganismo, TL —EL rasamnro ritosémico Ex ORtENTE Ej escepticisgo. — EL mejor ideal. — La filosoa carece de base: posiiva, — Nacemos predispuesios a sustentar de terminadas ideas. — Necesidad de constituir hombres fvet- les — Diversidad del pensamiento humane, — La unidad cientifes, — Caracteres particulares de la filosofia orien- ‘al. — Budha, — Confuclo. — Zoroastro, — Caréeter dit Yintive de cada una. — Naciones que representon las tree manifestaciones de Ia fllosofia antigua. —~ La evolucign leséfica en Oriente 236 a MIL—La posorta ontmca I trayecto que recorre Ia filosafia oriental, — El ideal es tuna demostracion de virlidad. — La mision de Alejandro fen Ia filosofia griegs. — Relacién que existe entre Ia fuer- za material y ta intelectual. — La escuela de Mileto, — La ‘de Eles. — Los eclécticos. — Los atomistas, — Los pre- ccursores de Séerates. — Bn Séerates Ia flosotia se presenta por primera vez unida a la psicologia. — La cieacia y In ilosoffa socrética. —- Influencia moral de las comtumbres fen Ia idea. — El escepticsmo dle lor sofisas. — Fl ideal de Socrates. — Duelo enire los sofistas y Socrates. — La hhumanidad no puede vivir sin un ideal. — Los acusadores do Sécrates. — Su obra. — Sus contiouaderes. —— Platon. — Sus condiciones. — Sus ideas. — Diferencia intelestual y ‘moral de. Sécrates y Plat6n. — La filosofiaplaténica, — Los discipulos de Plata. — Arisételes. — Su pensamiento filoséfico. — Difereacia intelectual de Platon 'y Arist les. — Las consecvencias de la filosofla arisotdlica, — Di VisiGn de la flosoffa a la muerte de Aristételes. — Epicure y Zenén, — La filosotia huye de Grecia, SEGUNDA PARTE TV. —Ionas runosdricas ps ROMANS ¥ DE ALEIANORINOS La filosofia griege convertida en précticas sociales — Su fuerza moral a través del pensamiento humsno, — Seme janzas del imperio romano’ con el inglés. — Efectos que feaus6 en Roma una embajada grisga. — La rair del cris- tianismo es una degeneracién ‘del extoicizmo, — Socién, Fllga y Séneca fildwofos de la doctria erisians. — Los cemperadores de Roma persiguen a los filsofos y los ers fianos. — Ta fllosofia ‘en Alejandria, — La conjuncién de las ideas de Moisés con les de Platén consttaye el neopia- tonismo. — La odiosa judla. — Influeacia que tna profec ¥ un hecho histrico pudieron tener en el ctstanitmo, — Etementos de que se constituye esta doctrina. — Conside- raciones que demusstran su humanided, — Labor filossfi cn Ia capital de Egipto. — Los apolosistes. — Los llamados ‘Santos Padres. — San Agustin. — A Espafa a7 TERCERA PARTE V.—De Séveca 4 AvennoEs [Relacién que ls filosofia y el arte tienen con los estadox ‘orginicos de fos pensadores y de los artistas. — Anslogia Se los fildsofos. paganos con los naturalists presetes. — La decadeocia del crstionismo fsilbgicamente considers ga. — La muerte de la enersia Inteleetval y moral como consecusacia dela degeneracion fisica. — Diferencia de fcauess em In relaci6n orsdnica que existe de nuestros socié- Jogos naturalistas los filésofos griepos. — Dos estados fsieos y dos estadoe morales. — El ideal se concibe con- forme auestras condiciones fisieas. — Toda doctrina tene ss misicos. — La autorided y la moral son un obsticulo fla dicha homana, — Inmutabilldad ¢ iacoaseiencia de Ia evolueiéa, — Los hombres actuales no somos el tipo de Ta fevolucién, — El ial de la ciencia y de la sociologin. — Ua medio de sujetar unos hombres 2 otros ha pasado a Is categoria de Justicia. — El dualismo flosético. — El estar fo de los caracieres moraies y filos6tieos en tempo de san ‘Agustin. — La lucha entre leo especies inelectuaes. — La jnfluencia que Séneca podo tener en Espaiia por haber nacido en Cérdoba. — Los filésofos espafoies antes de la fssucla de Sevilla, — El arrianismo en Espana. — La obca fe Osorio. — La conversion de Recaredo. — La verdadera Slotoia espafiols. —~ La escuela de Sevilla. — Sus fanda- dores y.cu obra. — La invasion Grabe. — Efectos que pro- ‘dijo en Ia flosofa espafiola. — Los filésofos judios y Sra- bes espaficles. —~ Influencia que en ellos pudo tener Pela tio. Alfarabi, Avicena en Africa. — Avempace; el. positi- Yismo ye individoalismo de EI Régimen del Solitario. — Ebubeke (ofailj, su individvalisme acentuado, sa relgién. —'Shlomén Ben Gebirol; es individvalisme mistico; Fuente ide Ia Vide, canto de muerte. — Maim6nises racionalist; Ie exencia desu doctrina, — Averroes, sa doctrina; las persecuciones que le vali; arisotélico puro. VL—De 1A Boao MeoiA A LA ENcictorepna Raméa Llull; si temperamento; sus ideas; sus amores; 10 238 ve 60s infuyerom en su mistissmo, — Ramén Sabunde; ‘componente pulgico © intslestual que entta en su cuerpo de doctrina, = Renace le lorfia de Aristcee "Gow. ‘ini intelectual, — Le ‘osfla camina hacia Ia Anat ‘tia. — El misiciano de toe Pray Lulses y de sana To. fess, — El mslsmo de Loe hermanos del ein tre. Si ate en Espa y en rani, — £1 amor mano comertido en amor divine. — Caraceres psetlogos ¥ a flsicos dt amor mistco, — Enasmo, =” La Relorma. Juan Valdés. Reformisas espafolen — La sbra ioqusio Tal — Su intuenia en in Hlostia espaol, — Miguel ‘ea los Joveafintas, — El expire espafiol a principios del siglo xvi. — La metafi- sica de los fildsofes alemanes en Expafa. — Preparacién ‘Para Ta evolucion Glosétiea en muestroy dias, Iermopvcesés AL Sucusoo Towo PRIMERA PARTE, T.—De ts wensstas De BALMS A A FILOSORIA. FEDAGS. ‘ick pe Gren oe Los Rios La rafe de Ia filosofia de Balmes: su esptitu, sus herejas. —Inflvencia de Balmes en la flosotia religiosa del siglo pasado. — Donoso Corts, Ceferino Gonzalez, Ort! y Lata, Menéndez Pelayo, — EI krausismo: su origen. —- Las teo- s de Krause en Espafa. — Sanz del Rio y Patricio Arch rate: su cardeter humanist, — Giner de los Rios y sa forientacién pedagéyica. — Saimerén y su metafisicn, — Gumersindo Azcéraie y la economia politica, — Gonzsiez Serrano y la piicologia. — Alfredo Calderén y la police —Peiro Dorado y Ia antropologia. — La orlentacién. 20° ial, pedagéglea y untropolégica de los dscipulos de Giner de ios Rios. — J.a evolucién de les ideas de Giner de los Rios en Alfredo Calderéa y Pedro Dorado, IND ‘CE GENERAL RAFAEL PERSE DE LA DEHESA ESTUDIO. PRELIMINAR { Pa pee ee ial campafia de revision del proceso de Mont- 4 eee eS eae ee ee ee | VU Tbsen y ef anarquismo espasol Le Zn TX. Tolstoi y e] anarquismo espafiol, . . . « a7 | ‘X. Estética y anarquismo. . vee 56 dem cmun soll. Bes, mitogriscecionesTeistn Unis t Bs prounon ne 14 rog0mi 2 sea 2 Tomo Il-Parte 1 L—Ontcen ritoséinico pet sociatssno EsPafot Filosofia social: su rafz. — Pi y Margall: su obra politi- cc; su obra sovialsta; su obra filos6fica, — FI expiritu de Pas BL y Margall en Ia evolucién socialist, Farpa Pellicer, Anselmo Lorenzo. — ?-a Ascelaein Inter: iacional de Trabajadores, — La alienza deméerata socia- lista, so nacimiento en Espa, su cbjeive. — Osigen det partido obrero internacional. ~~ Origen del partido. cbrero espatiol. — Ta procedencia y las deslaracions de los pri. tmeros miembrot del partido socialist. — El anarguisimo’ de “Revista Social”, — El método y Ia literatura federal en el anarquismo. — EI colectvismo y ef cominismo en el Con- ‘reso del afo 82, celebrado en Sevilla. — José Livnas Migue! Rubio “75 T.—Asrectos FitosSricos pet sociatisMo Los federaies en el anarquismo: Ricardo Mella y Fernando Taide, — Colectivismo y comunismo. — Et snarquisme de José Lungs. — Lo rudimestario de ia idea anaraui fen el afo 85. —~ Una nvevs manifesicién de Ia evolucisn evondmica en la idea anarquisia. — El propésito de los lnarauisas sin objetivo. —- De tno a otro Certamen socia- list. — Afinidades psicol6gicas de Fernando Tatrida y An- selimo Lorenzo. — Propésito comin de los colectvisas y de fos comunisist. — La evolucin ideat de Ricardo Mella, — “Acraca y sus redactores. — "La Révolte” de Paris en et fnimo de los colectvisas de Espatia. — La evelucién eco- ‘némica de los anarquistas que vivian en Madrid. 114 TIE, —ConstwenscioNes Psicorsotcas Sonne Los espinrrus ANAnQUISEAS Anarquismo mfsico; su leitimidad. — Diferencias pscolé- fleas del anarguismo del norte al sur de Europa, — El ‘anarquismo en Inglaterra. — Bl eardeter moral de Jos in- sleses. — La libertad de ia mujer en Inglaterrs; sus eav- S23, — La psicologia del pueblo ingés; su mistcismo, — Los Iamados anarquistas de_acciOn; su sentimentalisme. — El smado propagandista por el hecho en Espata. — Et anar- ‘ism andaluz: el anarquiamo catalan; eiferencia peicolig- cc8 que ambos represeatan; su conjuncion en la evolveién ‘anarquista. — Fermin Salvoches, — Republicanos comunis- rar Serrano y Oteiza, —— sai een em: 188, — Cémo se convitié Salvochea al anarquismo, — Re. Pas. lacida que ve establese entre los idesles y lot hombres. — Beneficios que ambos reciben mutusmente, — Fisiologis de los obreros manuales que por so propio exfuerzo se han sanado e} tilo.de_intelectuales. —~ Miguel de Unamuno, Las almas complejas; difcultades que se. les"preseata para realizar obras imperecederas. — La duda y Ia coin= plejidad. — Simplicidad y cevteza. — Los fanatismos en la obra del progres. M5 IV. — La miosoria ex et ante Los spirits erfticos essépticos y Ios espiritus escépticos inresolutos en ta obra humana y en el arte especiaimente, — EI temperamento del artista en sus obras, — El arte la smecinica mental. — La mecsnica humana en el progress. La filosofiay Ia psicologia en el arte, — Ibsen como tipo del verdadero aris, — Los artistas del norte del sur de Europa, — Por qué sera eterag el problema de la belleza, — Caracteres artsticos tesionales, — Pompey Ge- ner. — El génesis de las ideas de Pompeyo Gener. — La feleeciin darwiniana. — El individualism aristocritin, — La decadencia de Pompeyo Gener. — EI sosiclogo. —~ Fl antieristiano. — Pedro Corominas ¥ Santiago Rusifol. — EI arista ¥ el fldsofo. — Unidad det Arte y de la Filosofia, — Los modernos artistes y los pensedores modernos. — La vida presente, — Los poctas. — Pslcologia de Pedro Coro- {mines y de Santiago. RusiGol; lo que ambos representan en cl Arte y en la Filosofia espaiola, — Tuan Maragall. Iena- io Iglesias y Eduardo Marquina. — Nota artsica? Alegria ¥ amor. La tonrisa indefinida = Benavente en s0s creacio: res artistcas. — Los enamorados de Tenacio Igekias.— Las HMusiones de Marquina. — El alma de Maragsll. — El anor por la mujer en ef Arte. — iQue es Ia evolucisn? mm V.—Det pResmsre at purine FF pentamiento etpafiol después de Ia guerre. — EI ideal e Tas multitudes. — La desvincvlaciéa ‘social, — Sus eau as sas y aus efectos, — Le filosofia comverida en sociologia Pig. once be porersch fos conduce a la vida de fa Naturalera, — MGs alld del “SP BICHON ‘rovimo future, — Conciusign y resumen, 211 = Derelos atres mis meron onto vs aa tie {gue mejor rprecantan las inguetuceseontomporenese ANEXO 2 } 8 Cece a ee Worn mites de Mase Room. 8 ree nase” Repulse Wome, Cnce : SESS a J a 24 seas ‘Uitrdotnnibe Cater Stun aa re Pel Inciein'lie epabl ae oatgere, Vent Aner FEI tte Ani ni Phe go Atay Ae les 8) dos, Ans Psa (08) Shei ae? iene haa ceate ones Be a wnscamn ESS at lene cece oo Sa aa ‘age nc nua 8 Peas ‘ands parilen naa out ES) ‘oego! aah ng an ‘Sonwej sorean Aga Stormiot (FO) SRS nM iGakvnees reat esa wich) SECIS TE crn comcrtmar mero ‘Ebmann on Sewsien. Hannah Acre AO) See eet ‘Ensayo aaore oh machomo spall M. adrguee Méndes (PE) Sia sereet la Eindonet'20%s girs Pear ape CO) SE EE ace erreun Haran regon Bung BN anc nat Erion coma en, — . Ec snze ter EE Ee cy (ER RiA LSet wom okorato! Percy) Sobre Rntarlor de Oamidowo, Hera Kosmas C0) cn iio at ‘Gero y soceans en Oh Sa ee Se a en ven! Ce ee ea ena oe onset it Mantoveny y owes hearing 3s Fer: Gri Bano 84 Mr fatanny Catme Ue (AN) ‘Ea ytangone, Uiior Stet AND Siac fl te concn aan Duron (5) ‘Fndensas data nove zor artt. Saigo Sar “Goepnntran¥ tos pombyes. Foray Mom (FE) Seater a enorame del sindicalame europao i. Jass Salvador) Caer eee ine nn ‘Groucho y yo. Grouene Mare (TU) ESSE ITC vin ents Pars Gate eI ei te tne Eriooguaye die comies rn uber nh eet a spetsnaz se peony tt i sere eee ome tes | ‘Yige maine, Hae ey {Ehmande dois miaea go. ston Kale 20 Se ET wane Sees ee reel ‘EP roratamo, sean Jaca Nara (PD sn os Sam eae, ee eat on gets wn Eee mmeaereaaes ve Beem er Se ow Sree ah seo epee ocean Ae rae eects sae Ir Aree Erie a, Soe Se me nutes ‘Soci eracre a tet deat Seesaesien Gans Soe Ger, teeter Seca valine ucla, Rost peer 6A! ‘morta ore me Bacar ERE wm Irwogucton fxn Pound: Vesa oso dm ext (BA Ee eee eon Pastas, Albena Sain tsb eaptatemo de eae Sins Gaia Avorr A) Smt ani, rey ron a an ate Back 8) Eetiamieeieac, ane Fa eS cetacean Espa, oot Cerne Pee Bement tomas St i te get dl crea, Rat ep Ca A Note aie eg nov ans 7 sr in Srtos l h Bold Bote Sei ea) Se Zea ee a amuenee entree ‘Beto saps en arte Keni (Al {ee propa ap ovo. fart Core (FI {igen nermatan lon eae eae McCoy 18) Enrorma sla votinad do poder Nets (PE) hse Nutone dos experiencia 3. M. Kemet PE) Supcla Sania’ toslane de Gotta) ae tapers ay ‘rer ge un corromido. Raf Vane (AL GetStce” Pesaran yaoi rnin Cee El cShere ee Ensvur cece det roma, Mola js LA} Pe ray stan ta Joan. Ete Cotanann FO) ‘Geh abiot' ur omprosari, Fa Coa wat See cere ipeccves. vs stacey paseo We Lenin (ay ‘ho Cortear ane mu socieded. onan Roy IPS) ESTs SEA earn os rae dt sate aman ee A) ine coerenceay ei! Sian SS, Tice tee (28) ‘Gractacion secclr'y profesional. Jeon Brewion (LA) “ogee i Praga, artiste yond manisomia. Fane Baap y teiroeia ‘cai Put WAL tata tcadres Se Sana atau. Sana fo) taba orsce' wpa noe proves a i en vn en FEN ‘rete 1 oenee Toone Kon nh Sania haa ay EASTER are ace eile, ‘Sitibne yetatance, Norman Maier PE) Inno vrs eptson Een Kio Ey Jee" St ari Sonar ines 10 oo anges 8 ‘igen, Sg Conrusoal on Expat, 4, Frtnsez Exitos onforones, fichacd Wagner LB) aay [Ereod some rane yore (ann. @8) Cea ee pe one ro Enamure'Y escent aires lS pat Sl eter Dely Domain felomal any ™* ™ reser Seger Sex toe ieee’ Boge ae a oer mx. Pe A (Stra compete ceter vlo LAY Te Rt news EDICION OF goLsiLLo Uunimos TuLGs PUBLICADOS

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