Martins BJBRNLUND ric MARKUSEN MARTIN MENNECKE
‘DANIEL FEIERSTEIN wenn HUTTENBACH WAWAKN DADRIAN
‘zo TRAVERSO cuienwo LEVY rows BOROVINSKY
BARBARA HARFF AORN JONES BRUNO GROPPO
EDITORIAL DE LA UVahakn N. Dadrian
Introduccién
Este ensayo constituye un intento de
les genocidios del sigo XX con-el objetivo
trasladar la atencin de los estudios de casos hacia los estudios compara
‘twos sobre genocidio. Los estudios de casos son, por naturaleza, tareas
rminuciosamente concebids, sin importar cuan inusual sea el aconteci-
bistérca, En realidad, esta postura tiene cierta vader. Las masacres gene-
ralizadas y exterminadoras realmente consttuyen experiencias Unieas, pero
in de esto e& tan ldgica como simple. Aunque la victimizacin
kenocida puede constituir una experiencia Uniea para el grupo vietima en
Cuestin, desde una perspectiva més amplia, una que trascienda los limi:
‘tes de la experiencia de la vctima, esa unicidad puede ser sustituide por
igos de este énfasis en la singularidad fueron recientemente resal-
tados por un conocido autor en el campo del estudio del genocidio, que
ccasualmente es un sobreviviente del Holocausto, Me reflero a Robert Mel
son, quien escribié:
51‘tuyen la esencia del esfuerzo cienti
(e prevenir los cataclismos genocidas,
‘Aun cuando las generalizacione:
8, Que Se des los est
compara, refljan io rcges ya Prenden de los estudios
idencia de las diferencias entre
de genocidio armenio y judio
inporiantes cferencas cuando uno intenta apicar la pers-
ica. £Cémo es que los armenios y los judos se conven
Profesor Dads Review” locust end Genocide Sadies
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dad fue hecha pedazos por in que se habia asegurado la pose-
sién de estos temtitorios mediante la invasion y la corquista. En el caso
jusio, las victimas fueron aniquitadas como pueblo inmigrante por los go-
bemantes del pais anfiién. Las pérdidas culturales suffidas en conse-
ccuencia incluyeron la cultura protegida por una dléspora.
Una situacién similar de victimizacin por razones dis
"een 3 Keren anuledos pi
‘anda Bi rr caruaherin owes Go facs tor aici
los jévenes turcos, los itthadistas, eran religosos de mado signifcativo,
pero vastos segmentos de las poblaciones que controlaban se dejaban
‘dominar por la animosidad religosa y, por consiguiente, 0 bien colabora-
ban con e! proceso de aniqui
Uno no deberia subestimar la carga del legac de Martin Lutero con
relacién a la animosied antjucia en la Alemania protestante'e incluso en la
catélica. Especialmente en el caso turco, el fanatismo musulmén fue en-
‘cenddo a través de la manipulaciSn del odio religoso que alcarzé su apogee
to antiarmeénio, alimentado a través de la relgiéin, que imperaba en la era
del sultén Abdul Hamit. Las masacres de este petiodo fueron forjadas en
‘érminos de los mustimanes enfrentados con les infieles armenios. Apenas
este Contexto se puede afar que otra aiferencia signticativa
Preciso de masacres previa. En tanto el genocidio armenia pueds
‘cedentes comparables en la historia de las relaciones germano-judias. La
‘ewolucién histérica del antisemitismo en la Alemania moderna nunca se
‘manifest6 en pogromos que estallaron, por ejemplo, en la Rusia zarista
durante las décadas que precedieron ala Primera Guerra Mundial
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