0 valutazioniIl 0% ha trovato utile questo documento (0 voti)
665 visualizzazioni1 pagina
Jesús, de 5 años, fabricaba pájaros de barro que cobraron vida cuando los pintó con el resplandor del sol en un charco. Judas, envidioso de la habilidad de Jesús, destrozó los pájaros de Jesús. Ante esto, Jesús les dio alas y los pájaros volaron lejos para salvarse. Judas se arrepintió y lloró a los pies de Jesús, admirando su poder. María consoló a Judas, diciendo que nadie podía igualar la habilidad de Jesús.
Jesús, de 5 años, fabricaba pájaros de barro que cobraron vida cuando los pintó con el resplandor del sol en un charco. Judas, envidioso de la habilidad de Jesús, destrozó los pájaros de Jesús. Ante esto, Jesús les dio alas y los pájaros volaron lejos para salvarse. Judas se arrepintió y lloró a los pies de Jesús, admirando su poder. María consoló a Judas, diciendo que nadie podía igualar la habilidad de Jesús.
Jesús, de 5 años, fabricaba pájaros de barro que cobraron vida cuando los pintó con el resplandor del sol en un charco. Judas, envidioso de la habilidad de Jesús, destrozó los pájaros de Jesús. Ante esto, Jesús les dio alas y los pájaros volaron lejos para salvarse. Judas se arrepintió y lloró a los pies de Jesús, admirando su poder. María consoló a Judas, diciendo que nadie podía igualar la habilidad de Jesús.
cuando apenas contaba cinco aos, con la dctil arcilla fabricaba una serie de pjaros de barro.
En la contigua casa Judas, sobre las gradas est echado: rojo el cabello, con el gesto hosco, era feo, cubierto de araazos
Tambin como Jess se diverta en colocar en crculo sus pjaros; solo que el pobre Judas nunca pudo de tan bella manera modelarlos.
Jess psoles nombres, y deca que saban volar, que eran lejanos
Judas solo callaba y no pensaba nada de sus pjaros.
La tarde feneca; y estaba el sol tan bajo que la luz pudo entrar por la pequea puerta de la ciudad.
Color rosado de tonos vivos en la calle amplia se difunda, y todo era dorado: la tabla del anciano carpintero y de Mara el frgil velo blanco.
Pero donde ms vivo el sol brillaba era en aquellos charcos, entre los bloques duros del pavimento clsico. En el charco ms prximo Jess de pronto sumergi la mano pues quera pintar sus pajarillos con ese extrao resplandor dorado; y el sol quiso prestarse buenamente y fue en su mano un elemento plstico; y cuando el nio puso en sus figuras el agua que cogiera de aquel charco, un resplandor de oro las cubra maravilloso y mgico.
Judas, que desde lejos observaba y recontaba de Jess los pjaros, lanz un grito de asombro al ver que estaban en ese oro baados y apresurose a sumergir su mano en la brillante agua de los charcos. Pero el sol se fugaba de sus dedos infantiles y vidos
Espera, Judas, djole el pequeo- voy a pintar tus pjaros.
No, yo no quiero que los toques, le respondi el muchacho, y frunciendo las cejas con despecho sus figuras de barro hizo pedazos.
Despus se aproxim a Jess.
Brillaban sus ojos enconados y deshizo colrico el primero de los dorados pjaros.
Jess entonces replic: No ves que sienten tu maltrato?
Judas, riendo, con el pie deshizo otros ms, hasta cuatro. Jess se vio ms dbil y busc, acongojado, el dulce amparo de su madre. Pero mientras ella llegara se rompan.
Entonces, con enfado y con dulzura, grit el nio llorando: Volad! Volad!, pues que os he hecho alas!
Al momento los pjaros se comenzaron a mover; y luego ganaron una altura. Estaban salvos!
Cuando los vio volar el pobre Judas se tir del cabello, sollozando, y se arroj a los pies del noble nio, Pero desde aquel momento trgico Judas sinti un extrao sentimiento: odiaba y admiraba al nio mago.
Mara, que sigui la escena aquella, a Judas alz en brazos y con ternura maternal le dijo:
No puedes comprender, pobre muchacho, que has intentado lo que nadie puede; luchar t contra aquel que ya ha logrado pintar con el sol mismo y dar soplo de vida al duro barro!
Del Libro Rimas Serenas, del poeta costarricense Rogelio Sotela (1894-1943)