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El documento discute la relación entre el capitalismo global, la democracia y cómo Argentina enfrenta la crisis económica. Señala que el sistema mundial está fuera del control democrático y que las grandes corporaciones tienen poder sin accountability. Además, explica que la democracia en su versión restringida deja fuera temas centrales de la vida social y que la crisis actual no fue decidida por ciudadanos. Por último, detalla cómo Argentina recibe los problemas originados en otros países y cómo las discusiones económicas se sustrajeron del debate público local.
El documento discute la relación entre el capitalismo global, la democracia y cómo Argentina enfrenta la crisis económica. Señala que el sistema mundial está fuera del control democrático y que las grandes corporaciones tienen poder sin accountability. Además, explica que la democracia en su versión restringida deja fuera temas centrales de la vida social y que la crisis actual no fue decidida por ciudadanos. Por último, detalla cómo Argentina recibe los problemas originados en otros países y cómo las discusiones económicas se sustrajeron del debate público local.
El documento discute la relación entre el capitalismo global, la democracia y cómo Argentina enfrenta la crisis económica. Señala que el sistema mundial está fuera del control democrático y que las grandes corporaciones tienen poder sin accountability. Además, explica que la democracia en su versión restringida deja fuera temas centrales de la vida social y que la crisis actual no fue decidida por ciudadanos. Por último, detalla cómo Argentina recibe los problemas originados en otros países y cómo las discusiones económicas se sustrajeron del debate público local.
crisis que comenz a precipitarse en 2008 en el sector
hipotecario, financiero y de seguros de los Estados Uni-
dos, se traslad rpidamente a las mas diversas regiones del pla- neta dejando una enorme cantidad de desalojados, desocupa- dos, despojados de jubilaciones y de ahorros, fundidos y desespe- ranzados. En los grandes medios no se hacen clculos de los costos socia- les y humanos de este episodio, y por lo general se especula sobre cul ser el momento en que la recesin se revertir, como si la eventual recuperacin de niveles de actividad econmica pudiera compensar los estragos provocados en los individuos con- cretos. Proponemos entonces una reflexin en torno a los vncu- los entre el capitalismo global, la democracia y la forma en la que en la Argentina se enfrenta este tema. La inequidad del sistema mundial fuera del control democrtico Muchas veces, especialistas en ciencias polticas se congratulan por la extensin a nivel planetario del sistema democrtico. Con un criterio jurdico-contable suman los pases en los que hay for- malmente- elecciones libres, divisin de poderes, prensa indepen- Argentina u RICARDO ARONSKIND LA CRISIS, LA DEMOCRACIA Y LA ARGENTINA 105 La diente, y/o alguna otra instancia caracterstica de la democracia liberal y llegan a la alegre conclusin del imperio casi universal del sistema liberal-democrtico. Sin embargo, la vida poltica es mucho ms amplia que esa breve lista decimonnica y la vida social abarca una cantidad an mayor de cuestiones que definen el bienestar de los miembros de la sociedad. Se supone que la poltica sirve para organizar la intervencin colectiva en la regulacin de los problemas sociales relevantes. Es se el marco que realza el valor de garantizar la liber- tad para que todos puedan expresarse, debatir y dirimir puntos de vista sin violencia. El sentido profundo de la democracia tiene implcita la posibilidad real de gobernar y decidir sobre el pro- pio destino. El enfoque jurdico-contable de la democracia, no obstante, tiende a invisibilizar y ocultar que vivimos en un sistema mundial muy alejado de la idea de la democracia plena, en la cual las mayo- ras podran decidir soberanamente y sus decisiones ser ejecuta- das por quienes comisionan para llevarlas a cabo. Abordando un primer plano de anlisis, en el nivel nacional sobre qu porcentaje real de la vida de las personas decide el sistema demo- crtico? debera tener la democracia algn grado de incumbencia en relacin a la vida material de la poblacin, al ritmo y forma de tra- bajo, a la posibilidad o no de acceso a bienes imprescindibles, a la certidumbre en relacin a sus ingresos y a su destino econmico, a la mayor o menor fragilidad de su existencia material? En ese sentido, la democracia en su versin restringida deja afuera de la rbita de decisin de la mayora temas centrales de la vida social, que se terminan definiendo en otras esferas que aparecen escin- didas de la preocupacin por lo pblico. La actual crisis econmica mundial es una expresin de esto: los ciudadanos norteamerica- nos han sido duramente golpeados por un episodio provocado por gigantescas empresas financieras que se haban embarcado en una enloquecida invencin de ganancias. Sus vidas fueron repenti- namente violentadas por la irrupcin de una crisis sobre la cual no tienen injerencia alguna, porque no pueden incidir sobre el mundo 106 umbrales n 9 RICARDO ARONSKIND 107 Argentina LA CRISIS, LA DEMOCRACIA Y LA ARGENTINA de los gigantescos conglomerados. Es ms, quin tiene injerencia sobre los grandes conglomerados? Un rasgo significativo de esta cri- sis es que el propio estado norteamericano haba perdido el control de los mismos. Los polticos de los pases centrales reconocen que no pueden regular los mercados aunque los mercados s pueden provocar conflagraciones que afectan a todos-. Esta crisis es el corolario de una poca en la que escuchamos incontables argumentaciones en las que se explic que la globa- lizacin expresaba el ocaso del estado nacional. Dado que por ahora no hay otra autoridad disponible que no sean los estados nacionales, implcitamente se estaba consagrando una soberana privada, sustrada de la posibilidad de los ciudadanos de contro- lar la vida econmica y el conjunto de implicancias humanas, sociales, ecolgicas, de sus actividades. En cada economa nacio- nal, se vea como positiva la debilidad creciente del Estado, y la autonomizacin de los mercados frente a cualquier regulacin social. De todas las libertades posibles, la libertad de las empre- sas pas a ser la nica que estaba garantizada. Un segundo plano que debemos observar es el del orden pol- tico internacional. Por supuesto que no es democrtico, sino que est basado en una compleja ecuacin de poder, donde lo militar, Los potreros son comunes en Eldorado y coexisten con la vida urbana. lo econmico, lo tecnolgico, lo diplomtico, lo cultural, inciden. En ese orden, no hay decisiones importantes sometidas a debate. Al contrario: hay consenso sobre la existencia de una serie de temas sensibles que no estn sometidos a consenso. No est sometido a votacin el desarrollo de armas de destruccin masiva, ni la estrategia de expansin de la OTAN, ni la emisin free de gases efecto invernadero, ni la conformacin y polticas de los organismos econmicos internacionales que establecen el orden deseable en materia econmica global. El tercer plano es todava menos democrtico: nos referimos al orden econmico mundial. Si bien el orden poltico inter- nacional es no democrtico, est constituido al menos- por una serie de pases que formalmente lo son, con lo cual es posible encontrar algn grado de injerencia colectiva en los comporta- mientos estatales. En cambio cual es el grado de democracia en el sentido de posibilidad de intervencin conciente de las mayoras en la definicin de problemas relevantes- del orden econmico internacional? El orden del sistema capitalista mundial no tiene ninguna corre- lacin con cantidades de personas, sino que est basado en el tamao del capital, el poder de mercado, y el podero de los estados que respaldan a los capitales. Las firmas multinacionales han protagonizado un pronunciado proceso de desvinculacin de las regulaciones y controles pblicos, lo que se ha expresado, por ejemplo, en la existencia de ms de 80 guaridas fiscales que per- miten a grandes corporaciones evadir impuestos y controles, per- forando las capacidades estatales bsicas. La propia crisis actual es incomprensible sin la abdicacin de los estados ms fuertes de Se supone que la poltica sirve para organizar la intervencin colectiva en la regulacin de los problemas sociales relevantes; el sentido profundo de la democracia tiene implcita la posibilidad real de gobernar y decidir sobre el propio destino. 108 umbrales n 9 RICARDO ARONSKIND su lugar de custodios del bien pblico, en aras de la absolutamente utpica autorregulacin de los mercados. En realidad, habra que actualizar las viejas divisiones entre las ciencias sociales: hoy, las grandes empresas son actores polticos, en tanto inciden, afectan y hasta deciden polticas que generan efectos pblicos relevantes, pero como instituciones tienen la par- ticularidad de estar sustradas a cualquier forma democrtica de seleccin de dirigentes y orientaciones. En esta realidad global asimtrica, las personas y los Estados no inciden sobre lo que hacen las corporaciones, pero estas definen el orden material y tambin las catstrofes que aquejan a los otros. Argentina en la crisis: lo global y lo local Abordemos ahora el plano nacional: a todos los elementos no demo- crticos que sealamos, debemos agregarle las caractersticas especficas de nuestro pas. La Argentina recibe una crisis que surge desde el centro del capitalismo, tal cual ha recibido en las ltimas dcadas mltiples problemas provenientes de la caprichosa evo- lucin de las finanzas de los pases desarrollados. Por nuestra condicin perifrica, recibimos los generosos fondos en los aos 70, que produjeron un endeudamiento dramtico y permanente de nuestra economa. Fuimos ajustados en los 80 por los orga- nismos financieros internacionales, y beneficiados con nuevos fondos en los 90, que relanzaron nuestro endeudamiento externo y derivaron en la catstrofe nacional de 2001-2002. No es que no haya responsables locales de estas psimas polticas, pero es ineludible que las condiciones de posibilidad de estas calamidades se originan en el sistema mundial. Nuevamente en esta crisis, el Un rasgo significativo de esta crisis es que el propio estado norteamericano haba perdido el control de los mismos. Los polticos de los pases centrales reconocen que no pueden regular los mercados, aunque los mercados s pueden provocar conflagraciones que afectan a todos. 109 Argentina LA CRISIS, LA DEMOCRACIA Y LA ARGENTINA RICARDO ARONSKIND umbrales n 9 110 pas es golpeado sin haber tenido injerencia alguna en la definicin de la defectuosa arquitectura financiera internacional. En segundo lugar, en la democracia poltica local, en sus 26 aos de existencia pos-dictatorial, se han sustrado del debate pblico las discusiones sobre los lineamientos econmicos ms relevantes para el funcionamiento de la vida de los argentinos. El pblico fue sistemticamente desalentado a opinar sobre cues- tiones econmicas, y al mismo tiempo se instal la percepcin de que no hay forma de incidir sobre lo que finalmente ocurra en ese plano. Importante responsabilidad en esto toca a los partidos mayo- ritarios que se fueron subordinando, implcita o explcitamente, a las diversas fracciones de poder econmico. La poltica dej de pensar a la economa autnomamente de las visiones sectoriales, que son, por definicin, estrechas y cortoplacistas. En tercer lugar, el Estado argentino es histricamente dbil. Es proverbial su incapacidad para hacer cumplir la ley. Su escasa capacidad punitiva se ha reflejado en numerosos comporta- mientos anmicos que se observan en la vida econmica. Es decir que el propio ordenamiento jurdico emanado de las deci- siones de las instituciones democrticas es violado a discre- cin por los actores. Esto es sumamente visible en la esfera impo- sitiva, donde la evasin y elusin son sorprendentes. Las Una cra de cerdos nace en el potrero de al lado. reglas de juego econmico que surgen de las instancias repre- sentativas formales, plasmadas en las leyes, son reinterpreta- das con libertad por los actores econmicos, de facto auto- nomizados del control social. Finalmente, en el perodo reciente hemos presenciado, a par- tir de una disputa distributiva entre el Estado y un sector econ- mico especfico, una rebelin de los propietarios locales contra el derecho del Estado a establecer regulaciones pblicas que afecten sus intereses. El fenmeno excede a las corporaciones agra- rias y abarca al conjunto empresarial que coincide en este punto: se busca una tramitacin no democrtica de las decisiones econ- micas. El derecho de veto sobre las decisiones emanadas de las autoridades democrticas supone de hecho una soberana por encima de la formal soberana popular. Este conjunto de factores locales y globales obligan a repen- sar la necesidad de rearticular las relaciones entre la sociedad y el sistema poltico y entre ste y la esfera econmica. Podra abrirse, de esa forma, una posibilidad de trocar los mecanismos annimos de decisin que generan estos tsunamis econmicos arrojados impiadosamente contra la poblacin, por opciones colectivas democrticamente elaboradas y verdaderamente consensuadas. u LA CRISIS, LA DEMOCRACIA Y LA ARGENTINA Argentina 111 Una cra de patos nace en la vivienda del dueo de casa.