Martes 16 de abril de 2013

El Mercurio / Blogs
De la pobreza
Seor Director:

En su edicin del 2 de abril se public una columna de opinin de Joaqun
Fermandois sobre el tema de la pobreza. El autor parece ver la causa de este
problema en lo que l llama la "apuesta por el desarrollo econmico" como primera
prioridad de la vida humana, lo cual conlleva la adoracin del dinero, y se vuelve
"una espiral que no tiene meta, no termina nunca, que hace que la experiencia de
la vida material se asemeje a un vrtigo sin fin, exigiendo ms en un proceso
interminable de autocreacin".

Conviene precisar que en este juego participan muy contados individuos, los que
controlan el mundo y perciben cuantiosos beneficios por sobre la gran masa de la
humanidad, que solo percibe lo que ellos quieren darle para que sus ganancias no
sufran menoscabo.

El punto neurlgico del problema es rozado por el autor del texto al formular la
siguiente interrogante: "Ser entonces la pobreza un azote perenne, marca del
desarrollo natural del ser humano?". Ese punto es la palabra "natural", vale decir,
que este desarrollo sin equidad, que desarticula la trama tica de la sociedad y la
trama vital de la Tierra, no es natural. Dej de serlo hace siglos. Todo ser vivo
tiene su tcnica, pero el hombre perdi su medida y con ella el norte de su vida.
Hoy no sabe donde detenerse para parar el diluvio que l mismo est
desencadenando.

Si lo mejor de nuestras vidas se ha ido desvaneciendo en esta marcha forzada a
que nos obligan los poderosos para alcanzar sus altas cotas de poder, conviene
echar una mirada, a veces, a lo que hemos dejado atrs. En el siglo VI a. de C., el
sabio chino Lao Tse les explic a sus contemporneos la causa de la pobreza en
estos trminos: "La ley del cielo consiste en aminorar lo excesivo y completar lo
insuficiente. La ley del hombre es diferente. Sustrae al que tiene poco para
aadirlo al que tiene en demasa".

Estas palabras, que tienen su equivalente preciso en la Biblia, significan que el
problema de la pobreza no se va a solucionar sino mediante una conversin
espiritual, y eso solo para quienes les sea concedida la gracia de dar un vuelco de
conciencia.