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TELECRECIENDO EN

SOLIDARIDAD

Adhesión circunstancial a la causa o a


la empresa de otros
En un mundo rápido y competitivo muchas
personas tienden a pensar que la clave para
sobrevivir está en buscar sólo su beneficio
personal, sin importar lo que ocurre con los
demás. Se les llama individualistas. Al no dar
ayuda, no la reciben. Piensan en sólo en sí
mismas y efectúan cada acción evaluando
su propia conveniencia.

Como ignoran que forman parte de una comunidad


creen que sólo importan sus opiniones y necesidades.
Es como si pensarán “si yo no me mojo, no importa que
diluvie”. Mediante esa actitud ellos mismos dejan de
importar a los demás, y su mundo se convierte en un
horizonte estrecho y pobre. Por más que un hombre se
esfuerce es poco lo que puede hacer solo. Entregarse a
una causa común, vincularse con los demás para
obtener un logro, impulsar la vida en sociedad,
enriquece el pensamiento, el corazón y las
LA ABEJA REINA
Tres hermanos habían partido, cada uno por su lado, en busca de fortuna.
Los mayores eran apuestos e inteligentes. El menor, llamado Benjamín, no
tan guapo y un poco distraído.
Meses después se encontraron. Los grandes se rieron de Benjamín y le
comentaron: “Si nosotros, con todo nuestro ingenio no hemos podido salir
adelante, cómo quieres hacerlo tú, siendo tan bobo?”Andando, llegaron a
un hormiguero. Los mayores quisieron revolverlo para divertirse viendo
cómo corrían los asustados insectos. Pero

Benjamín intervino:

—Déjenlas en paz. No las molesten.

Pasos más adelante encontraron un lago con docenas de patos silvestres.


Los mayores propusieron apoderarse de un par de ellos para asarlos y
comerlos. Pero Benjamín se opuso:
—Déjenlos en paz. No los molesten.

Por último, en el tronco de un árbol, hallaron una colmena. Producía tanta


miel que ésta escurría por las ramas. Los hermanos mayores planeaban
encender una hoguera para hacer un espeso humo, expulsar a las abejas y
comerse toda la miel. Pero Benjamín salió en su defensa:
—Déjenlas en paz. No las molesten.

Cansados de caminar sin rumbo, llegaron finalmente a un pequeño pueblo


donde, por efecto de un hechizo, todos los animales y los habitantes se habían
convertido en figuras de piedra.

Entraron al gran palacio. La corte y el rey habían sufrido el encantamiento de


otra manera: habían caído en un sueño profundo. Tras recorrer las galerías los
tres hermanos llegaron a una habitación donde había un hombrecillo de corta
estatura.
Al verlos, éste no les dijo nada. Simplemente los tomó del brazo y los condujo a
una mesa donde estaban servidos ricos manjares.
 
Cuando terminaron de cenar, sin pronunciar palabra, llevó a cada uno a un
confortable dormitorio. Los tres durmieron un sueño reparador, y despertaron
llenos de energía al día siguiente.

El hombrecillo fue por el hermano mayor y lo llevó a una mesa de piedra para
darle de desayunar. Sobre ella estaban escritas las tres pruebas que debía
superar para librar al pueblo del encantamiento.

La primera era ésta: en el bosque, bajo el musgo, estaban las mil perlas de la
princesa. Había que buscarlas todas antes de que el sol se pusiera y traerlas al
El mayor fue pero, a pesar de su esfuerzo, sólo halló cien, y se convirtió en piedra.
Al día siguiente, el segundo hermano realizó la prueba, pero sólo halló doscientas y
también se convirtió en piedra.

Llegó el turno de Benjamín. Éste llegó temprano y se puso a buscar en el musgo. Casi
no encontraba ninguna y se sentó en una piedra a llorar de aflicción. Pero por allí
andaba el rey del hormiguero que él había salvado. Venía acompañado de cinco mil
hormigas para ubicar las perlas.

En muy poco tiempo habían encontrado todas y las juntaron en un montón.


Cuando volvió al palacio para entregarlas, Benjamín encontró que le esperaba la
segunda prueba. La llave de la alcoba de la princesa se había caído al fondo del lago.
Era necesario recuperarla.

Al llegar a la orilla vio a los patos que había protegido de sus hermanos. Todos se
sumergieron bajo el agua y, en cuestión de minutos, uno traía la dorada llave en el pico.
La tercera prueba era la más difícil. Entre las tres hijas del rey, que estaban dormidas
hacía meses, había que escoger a la menor, que era la más buena.
 
El problema es que eran muy parecidas. Sólo las diferenciaba un detalle. Las dos
mayores habían comido un terrón de azúcar, y la menor, una cucharada de miel. "¿Qué
haré?” pensó Benjamín muy apurado.

Pero entonces, por la ventana entró volando la reina de las abejas y se posó en la boca
de la que había comido miel. De este modo, Benjamín reconoció a la más buena.

En ese mismo instante se rompió el encantamiento. Los habitantes del palacio


despertaron y todas las figuras de piedra recuperaron su forma humana. Benjamín se
casó con la princesa más joven y, años después, llegó a ser rey. Sus hermanos,
liberados también del hechizo, se casaron con las otras dos hermanas.
VIVIENDO EL VALOR
El valor de la solidaridad se manifiesta al
reconocer que, para cualquier objetivo, no bastan
los esfuerzos individuales. Quien lo vive se abre a
la posibilidad de recibir ayuda, y también esta
dispuesto a darla. Implica la búsqueda de una
fraternidad que comienza entre dos personas, se
extiende a la sociedad, alcanza a un país entero,
trasciende las fronteras y abarca a la humanidad
en su conjunto sin distinguir credo, sexo, raza,
nacionalidad u orientación política.  
PARA LA VIDA DIARIA
•  Conversa con tus vecinos. ¿Que esta haciendo falta en su cuadra?
Organicen una acción comunitaria para resolver el problema.

• Al saber de algún caso de necesidad (por ejemplo, un pueblo afectado


por las inundaciones) participa en las campanas de apoyo, en la
medida de tus posibilidades. Si cada persona lleva una bolsa de arroz,
pronto habrá suficiente para alimentar a los damnificados.

• No permanezcas ajeno a lo que ocurre en tu ciudad, en tu país o el


mundo: escucha las noticias, lee el periódico. Piensa como puedes
participar en la búsqueda de soluciones.

• Aprende a conocer la sociedad en que vives. Es tan grande que, con


seguridad, ofrece algún mecanismo para ayudarte en lo que
necesitas.
POR EL CAMINO DE LA
SOLIDARIDAD
• No veas en los demás un obstáculo para tus propósitos. No
seas un obstáculo para los de ellos. Visualiza tu
comunidad como una red de apoyo que enriqueces con tus
aportaciones y puedes usar para apoyarte.

• Si perteneces a un grupo (un equipo deportivo, una


comunidad religiosa, etcétera) procura que vaya más allá
de su propósito original: aprovechando que ya están
juntos hagan algo en bien de los demás.

• Comparte tus inquietudes con tu comunidad e invita a sus


miembros a trabajar juntos en asuntos clave: la seguridad
de tu barrio o la ayuda a personas muy necesitadas (por
ejemplo, los niños de la calle).
FRASES

Haz clic en la imagen para leer los pensamiento de estos


personajes
La solidaridad no es un sentimiento de
vaga compasión, o una pequeña
incomodidad por las cosas malas que le
pasan a mucha gente, cerca y lejos de
nosotros. Por el contrario, es una
determinación firme y perseverante para
comprometernos en el bien de todos y
cada uno de los individuos. En realidad,
todos somos responsables de todos.
El lazo más fuerte de simpatía
 

humana debería ser unir a las


personas de todas las naciones y
todas las lenguas.
—Abraham Lincoln
Nacimos para unirnos con los
demás hombres y formar una
comunidad con la raza humana.
—Marco Tulio Cicerón
 He comprendido que mi
bienestar sólo es posible cuando
reconozco mi unidad con todas
las personas del mundo, sin
excepción.
—León Tolstoi
 Creo en la unidad esencial de
todas las personas y, en general de
todo lo que vive.
—Mahatma Gandhi
stamos en la Tierra para ayudar a los otr
—W. H. Auden
Nuestro espíritu humano exige sin 
 

demora la solidaridad y la unión entre 
pueblos y naciones, más allá de las 
diferencias que podrían separarlos.
—Augusto Roa Bastos
Fomentar la comprensión entre los
 

seres humanos es condición y


garantía de la solidaridad
intelectual y moral de la
humanidad.
—Edgar Morin
 El mejor camino hacia la
solidaridad humana es la
búsqueda y el respeto de la
dignidad individual.
—Pierre Lecomte du Noüy
ORANDO EL VALOR DE LA
SOLIDARIDAD
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