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Departamento de Filosofía y Humanidades

Escuela de Historia
Licenciatura en Historia
Historia Ambiental

Karl Marx: El ser humano, naturaleza y capitalismo


La mercantilización de la naturaleza en el modo de producción capitalista

Profesor: Pablo Camus


Ayudante: Grace Farias
Estudiante: Luis Garrido

21/11/2008
Índice

Introducción, 3

I. Las relaciones de producción en general: Ser humano, Sociedad y Naturaleza, 10

II. La mercantilización de la naturaleza: Naturaleza y Capitalismo, 20

Conclusiones, 40

Bibliografía, 45
3

Introducción

Es casi una constante que los trabajos sobre Marx, se enfoquen principalmente: a) en

los aspectos económicos de su obra -su economía política- con sus consecuencias sociales y

políticas; o b) en torno a su filosofía -especulativa- de la historia, en que el proletariado

como clase dominada por los capitalistas monopolistas, será el sepulturero del modo de

producción capitalista, instaurando en el futuro una sociedad sin clases y sin Estado. No

obstante, en los escritos sobre él es muy escasa la referencia en cuanto al ambiente o la

naturaleza, su relación con el ser humano y con la economía. Si bien, hay comentarios

sobre el tema, en lo ambiental son pocos y no muy profundos, por no decir inexistentes.

De acuerdo al filósofo-historiador Collingwood, para Marx la naturaleza no es

determinada por la mente, sino que “consideraba la mente como un producto (el producto

dialéctico) de la naturaleza”.1 Según el autor en -relación a Marx- la historia es sólo una

expresión de los pensamientos, y como tal, la historia la pueden realizar únicamente los

sujetos pensantes, es decir, los seres humanos.2 Para que pueda darse esa condición de

posibilidad para la historia, se deben cumplir dos condiciones: “primera, que la mente

surja dentro de un mundo de naturaleza y continúe habitándolo; segunda, que obre

aprehendiendo esas necesidades que se mueven detrás de la naturaleza”.3 Pues en relación

a ambas precondiciones según el filósofo, las actividades históricas del ser humano no se

llevan a cabo en la nada ni en lo etéreo, sino muy al contrario: “tienen lugar y prosiguen en

un medio ambiente natural y no podrían seguir de otra manera”. 4 No obstante, aunque

exista de hecho una dependencia del ser humano con respecto a la naturaleza, ella no da

lugar a un determinismo ecológico, pues “lo que la gente piensa en particular y lo que la
1
R. G. Collingwood, Idea de la historia, FCE, 3ª edición, 2004, México, p. 196
2
Collingwood destaca además como era realmente, según él, la concepción marxiana de la historia, no
estando de acuerdo con la “interpretación dominante” acerca de Marx. Según Collingwood: “Marx es el autor
de la famosa jactancia de que había tomado la dialéctica de Hegel y la ‘había puesto cabeza abajo’; pero no
quiso decir al pie de la letra lo que dijo. La dialéctica de Hegel empieza con el pensamiento, sigue con la
naturaleza y acaba en la mente. Marx no invirtió este orden. Se refería solamente al primero y segundo
términos, no al tercero, y quería decir que mientras la dialéctica de Hegel empezaba con el pensamiento y
seguía con la naturaleza, su propia dialéctica empezaba con la naturaleza y seguía con el pensamiento”. Véase
R. G Collingwood, Ibíd., p. 195
3
R. G. Collingwood, Ibíd., p. 196
4
R. G. Collingwood, Ibidem
4

gente hace en particular, de manera de expresar este pensamiento, no lo determina la

naturaleza sino las ‘ideas’, las necesidades que la lógica estudia”,5 dejando un espacio para

el posibilismo. Collingwood establece además, qué era la naturaleza en contraposición a

Hegel para Marx,6 que para aquél, “correspondía a la lógica determinar el modelo de

acuerdo con el cual trabajaba la historia, y la naturaleza solamente correspondía

determinar el ambiente, en que se efectuaba un trabajo, para Marx la naturaleza era algo

más que el medio ambiente de la historia, era la fuente de donde derivaba su modelo”.7 En

contraposición, para David Arnold lo ambiental en Marx desempeña un rol muy

subordinado e instrumental, donde la burguesía ha sido la clase que ha podido al fin

dominar a la naturaleza: “no fue sino una de las varias expresiones del poder triunfante de

la burguesía, una medida de su dominio sobre los medios de producción en su totalidad”.8

Sin embargo, dicha afirmación por parte de Arnold lo efectúa solamente en referencia al

Manifiesto comunista de Marx, no concentrándose así en los demás escritos marxianos -más

profundos por cierto-.

Dentro de una línea interpretativa muy parecida a la de Collingwood está la de

Hayden White, que dentro de un análisis de la filosofía especulativa de la historia de Karl

Marx, por medio de un análisis literario, establece que la evolución histórica concebida por

5
R. G. Collingwood, Ibidem
6
De acuerdo con Collingwood, “lo que hacía Marx era reafirmar el principio fundamental del naturalismo
histórico del siglo XVIII, el principio de que los acontecimientos históricos tienen causas naturales. Este
principio lo reafirmó, sin duda alguna, con una diferencia. El lado hegeliano en el pedigree de su pensamiento
le daba a éste el derecho de llevar en su divisa el término ‘dialéctico’. El materialismo sobre el cual insistía tan
vigorosamente no era un materialismo dieciochesco común y corriente, era un ‘materialismo dialéctico’. La
diferencia no carece de importancia; pero no hay que exagerarla. El materialismo dialéctico seguía siendo
materialismo. Y el meollo del acto de prestidigitación hecho por Marx con la dialéctica hegeliana era, en
consecuencia, este: que mientras Hegel había roto las amarras con el naturalismo histórico del siglo XVIII, y no
había alcanzado ciertamente una historia autónoma, excepto de manera parcial, aunque sí la había exigido (···),
Marx volvió la espalda a esta exigencia y sujetó la historia, una vez más, a ese dominio de la ciencia natural del
cual Hegel la había proclamado libre”. Véase R. G. Collingwood, Ibíd., p. 197
7
R. G. Collingwood, Ibidem
8
David Arnold, La naturaleza como problema histórico. El medio, la cultura y la expansión de Europa,
FCE, 1ª edición, 2000, 1ª reimpresión, 2001, México, p. 19. El autor destaca también que Marx “localizó la
dinámica de la historia humana no en la dialéctica de la humanidad y la naturaleza, sino en el materialismo
dialéctico en los sucesivos modos de producción, tales como el feudalismo y el capitalismo, y en la lucha de
clases. Debe notarse, sin embargo, que aunque Marx pretendía descubrir las leyes universales de la historia y
la sociedad (···) el llamado ‘modo de producción asiático’ (···) dejó entreabierta la puerta para que por ahí
ingresara en el pensamiento marxista cuando menos una de las formas de determinismo ambiental”. Véase
Ibidem
5

el filósofo alemán está permeada por el concepto de redención. Dicha redención, “adoptaba

más bien la forma de una reconciliación del hombre con una naturaleza despojada de sus

poderes fantásticos y aterradores, sometida al gobierno de la técnica y vuelta hacia la

creación de una auténtica comunidad, a fin de crear individuos que serían libres porque ya

no tendrían que combatir entre sí por su propia identidad, sino sólo consigo mismos”.9

Para el norteamericano no solamente aparecía el hombre y su relación con el ambiente,

sino que aparece la sociedad la cual tiene dos roles dentro de la concepción marxiana: por

un lado, libera al ser humano de la naturaleza, pero por el otro lado es la causa de división

entre los mismos seres humanos.10 Para entender la relación ser humano-ambiente así

como de la concepción histórica marxiana, hay que tener en cuenta que los modos de

producción sucesivos se llevan a cabo en sociedades y no por parte de individuos aislados

entre sí. Al igual que Collingwood, White plantea que la conciencia humana es la gran

intermediadora entre el ser humano y la naturaleza, pues la “conciencia en el hombre es

una mera capacidad más eficiente que cualitativamente diferente, para regular las

relaciones entre el animal humano y su ambiente para la satisfacción de sus necesidades

primarias (físicas) y secundarias (emocionales)”.11 En consecuencia, si el trabajo humano es

lo que modifica realmente el ambiente, entonces la conciencia es lo que da cuenta de

aquello con respecto a la satisfacción de las necesidades humanas;12 o en otras palabras: el

trabajo es el intermediario efectivo y la conciencia es la intermediaria mental.

Otro comentario sobre Marx y su visión de la naturaleza, proviene de Immanuel

Wallerstein, el teórico del “análisis de los sistemas-mundo”. Él plantea en una entrevista

que el pensador alemán sigue dentro de los moldes de la Ilustración, en cuanto a su

percepción de la de la relación recíproca entre ambiente y ser humano. Para Wallerstein,

9
Hayden White, Metahistoria. La imaginación histórica en la Europa del siglo XIX, FCE, 1ª edición, 1992,
3ª reimpresión, 2005, México, p. 269
10
Cf. Hayden White, Ibíd. p. 269-270. White dice textualmente que “para Marx, la sociedad ya no era la
única barrera protectora entre una humanidad sitiada y una naturaleza caótica (···) ni la barrera de obstrucción
entre los hombres en lo individual y sus verdaderas ‘naturalezas interiores’ (···) Para Marx, como para Hegel,
la sociedad era ambas cosas: es decir, el instrumento de liberación del hombre de la naturaleza y la causa de la
separación de los hombres entre sí”.
11
Hayden White, Ibíd., p. 284
12
“la conciencia humana no es más que el medio peculiar que el hombre tiene a su disposición, como parte
de su acervo natural, para explotar su ambiente y vivir de él”. Véase Hayden White, Ibidem
6

Marx sigue siendo un pensador muy influenciado por la Ilustración, porque todavía

insiste en que el ser humano debe dominar a la naturaleza -definida como hostil y externa a

aquél-. Pues de acuerdo con él, esa concepción “se trata en el fondo, del lenguaje del

propio capitalismo, de la propia visión de la sociedad capitalista”.13 Según Wallerstein,

Marx nunca llegó a tener verdaderamente una visión antiilustrada de la naturaleza, y por

ello pertenece aún a dicha tradición intelectual. Sin embargo, no estamos absolutamente

de acuerdo con Wallerstein en este punto acerca de Marx y la naturaleza, ya que en los

Manuscritos económico-filosóficos de 1844, el “prusiano rojo” no nos muestra una visión

totalmente Ilustrada del ambiente, sino más bien se le debería matizar -de lo que nos

encargaremos más adelante-. Para Fougeyrollas, la concepción marxista de la historia –no

del mismo Marx- dice que “el ser humano, en tanto animal, es un producto de la

naturaleza, un producto de la evolución biológica de las especies, pero en tanto ser social,

es decir, en tanto que ser específicamente humano, es producto de su propia actividad

productiva, es decir, del trabajo social”,14 y con ello estableciendo que a través de la

actividad productiva el ser humano se constituye como tal, pero nada dice sobre las

condiciones ambientales de posibilidad de dicha construcción histórica de la humanidad.

13
Carlos Aguirre, Immanuel Wallerstein: crítica del sistema-mundo capitalista. Estudio y entrevista, LOM
ediciones, 1ª edición, 2004, Chile, p. 216. Para ser mas específicos, Wallerstein no está de acuerdo en general,
con que Marx afirme entre líneas que la naturaleza es algo inerte: “Porque esta idea o concepción de dominio de
la naturaleza por parte del hombre proviene en realidad del dualismo de René Descartes, quien afirma que de
un lado el hombre es activo, inteligente, y es una entidad espiritual, mientras que en cambio por otro la
naturaleza es algo muerto, inerte, y además de todo es una amenaza, por lo que en efecto hay que dominarla.
Pero después de Descartes ha habido, los doscientos años siguientes, toda una gran cantidad de gente que
ha dicho que ese dualismo no es verdadero, porque los seres humanos son elementos que funcionan también
en términos mecánicos, al igual que los átomos (···) Así que la manera de tratar de contrabalancear esta
concepción de las dos culturas como separadas (···) ha avanzado entonces no solo en el sentido de aproximar a
esos seres humanos a la propia naturaleza, sino también a la inversa, de acercar a dicha naturaleza a ciertos
rasgos de los seres humanos. Y es justamente eso lo que afirma Prigogine, la tesis de que la naturaleza es, en sí
misma, también creadora; la idea de que la naturaleza realiza elecciones, y que por tanto posee una serie de
características que tradicionalmente nosotros atribuimos solo y exclusivamente a las personas.
Se trata en el fondo de la misma cosa, pero ahora no tanto afirmando que las personas son también
mecanismos, sino mas bien que la naturaleza es, en sí misma, algo vivo. Y ésta es sin duda una concepción
antiilustrada, antiilumunista, y respecto de este punto, Marx pertenece todavía a esa tradición iluminista, de
modo que nunca llegó a estos puntos de vista antiilustrados. Al respecto él estaba atrapado dentro de la
concepción clásica característica del siglo XIX”. Véase Carlos Aguirre, Ibíd., pp. 216-217
14
Pierre Fougeyrollas, Ciencias sociales y marxismo, FCE, 1ª edición, 1981, 4ª reimpresión, 1995, México, p.
162
7

Otro autor que aparentemente va por la misma línea interpretativa que Immanuel

Wallerstein -pero de carácter más filosófico- es Kostas Papaioannou, que entiende la

“unidad” entre el hombre y el entorno más bien como una lucha entre ambos, donde

aquella “sólo se manifiesta en las acciones mediante las cuales el hombre se rebela contra

la naturaleza y la somete a su voluntad”.15 Este autor quiere dejar claro que la “relación” o

“consustanciación” entre el ser humano y la naturaleza –como él lo manifiesta- no es ni

natural pero tampoco absolutamente inmediata, sino que “es histórica en grado sumo”.16

Todo el sentido de la historia humana de acuerdo a la concepción de Marx –según

Papaioannou- es que “la mediación, la negación de esa inmediatez mediante la lucha

contra la naturaleza constituye a la vez el sentido de la historia y la realización progresiva

de la naturaleza misma”,17 porque, de acuerdo con el filósofo alemán, en un primer

momento el ambiente no se presenta adecuadamente para el ser humano, sino que éste

debe modificarla (a través del trabajo y los medios de producción). Aquí el autor establece

categóricamente una separación tajante entre ser humano y naturaleza, en que la

humanidad debe realizar su esencia natural, que según Papaioannou es precisamente

combatir a su entorno,18 la cual se expresa “a través del desarrollo del poder técnico del

hombre sobre la naturaleza. Por tanto a través de la oposición cada vez más profunda

entre el hombre y la naturaleza, todo el cosmos trata de lograr su unidad: la

‘consustancialidad’ del hombre con la naturaleza sólo adoptará su forma ‘acabada’, sólo

estará al final, en tanto que resultado de la reconstrucción total de lo dado natural”. 19 Para

el autor, esa oposición entre hombre y naturaleza terminará cuando al final todo el poder

tecnológico del ser humano se imponga sobre el mundo natural.20 Aunque es interesante la
15
Kostas Papaioannou, De Marx y del marxismo, FCE, 1ª edición, 1991, México, p. 42
16
Kostas Papaioannou, Ibidem
17
Kostas Papaioannou, Ibidem. De acuerdo con éste autor,”la industria no sólo es ‘el lugar del nacimiento de
la historia’ humana; es al mismo tiempo la forma y la fuerza mediante las cuales la naturaleza misma llega
progresivamente a la plenitud de su ser”. Véase Kostas Papaioannou, pp. 42-43
18
Cf. Kostas Papaioannou, Ibíd., p. 43
19
Kostas Papaioannou, Ibidem. aquel párrafo termina afirmando que con el “comunismo cierra la
prehistoria de la humanidad y se definirá como la ‘consustanciación’ acabada del hombre con la naturaleza”.
Véase Kostas Papaioannou, Ibidem
20
“es necesario que el poder técnico del hombre se extienda a la naturaleza entera. El ‘conflicto entre el
hombre y la naturaleza’, que terminará con el comunismo, no constituye una oposición pura y simple; antes
bien expresa una escisión interna, una Entzweing del Todo que, como el Absoluto hegeliano, sólo puede
realizarse y designarse oponiéndose a sí mismo, pasando por el desgarramiento más profundo. ‘Inacabada’,
8

postura del autor, no se entiende del todo por qué existe una relación de oposición

hombre/naturaleza; lo que sí queda claro es que según Papaioannou, se aplica la dialéctica

hegeliana a ese conflicto. No obstante, no creo que exista una oposición ser

humano/ambiente, ya que la tecnología se utiliza a través de la naturaleza -canalizada en

las “leyes científicas”- y que, por lo mismo no es sobrenatural.

Otro punto que destaca Papaioannou es que según él, Marx -tanto en su filosofía de la

historia como en su crítica a la economía política- pone en tela de juicio la clásica -o mejor

dicho la moderna- distinción y separación entre “naturaleza” e “historia”. El autor destaca

en este sentido que “el reproche constante que hace a la filosofía tradicional (tanto

materialista como idealista) es precisamente haber excluido de la historia la relación real

(técnica) del hombre a la naturaleza y considerar por consiguiente el mundo de la naturaleza

y al mundo de la cultura como dos mundos independientes uno del otro, e incluso

opuestos por su naturaleza misma”.21 Sin esa distinción -de la “modernidad” por cierto-

entre ambos campos, entonces el entorno como tal deja de ser externa así como amenazante

para la humanidad, y de acuerdo con Papaioannou es en esa naturaleza antropomorfizada,

es decir, “en ese mundo artificial de máquinas y materias primas es donde debemos

reconocer la naturaleza más íntima de nuestro ser”.22 En torno a la relación historia-

naturaleza, el autor recalca que dicha distinción deja de tener sentido dentro de la

concepción de Karl Marx: en primer lugar, el mundo “natural” ya no sería una entidad

determinada para siempre por medio de las “leyes naturales” y que el ser humano deba

adaptarse inevitablemente a ellas; en segundo lugar, la historia ya no estaría solamente

limitada a los seres humanos ni solamente englobaría a las ideas, sino que se extendería

incluso al entorno natural, confundiéndose de esa forma ambas historia y naturaleza entre

sí.23

incompleta y parcial será la ‘consustancialidad’ del hombre con la naturaleza mientras las fuerzas productivas
no se hayan desarrollado lo suficiente para permitir la solución final del conflicto entre el hombre y la
naturaleza, mediante lo cual Marx designa la esencia del comunismo futuro. Mientras la naturaleza no esté
sometida enteramente a la técnica humana, la ‘consustancialidad’ del hombre con la naturaleza será ‘limitada’
y la ‘resolución’ entre el hombre y la naturaleza será ‘reducida’. Véase Kostas Papaioannou, Ibidem
21
Kostas Papaioannou, Ibidem
22
Kostas Papaioannou, Ibíd., p. 44
23
Cf. Kostas Papaioannou, Ibidem. “La reconstrucción técnica del universo adquiere en Marx el sentido de
una nueva creación, de una kainé ktisis en que el determinismo natural y las necesidades humanas se
9

Como se ha visto, se ha escrito relativamente bastante acerca de la relación tripartita

entre ser humano, sociedad y naturaleza, ya sea en términos históricos, filosóficos o

“ambientales”, ya sea en términos muy superficiales o no. El presente trabajo, pretende

abordar pues, en primer término, dicha temática pero a partir de las fuentes mismas, no

solamente basarse en los comentarios acerca de Marx. Además, se pretende abordar en

segundo término, una temática que no vimos en los comentarios expuestos, y que

consideramos que es más complicado de hacer y aún más importante: la relación entre

naturaleza y capitalismo. Dicha relación entre ambos conceptos (naturaleza y capitalismo),

se cree que se da bajo dos procesos: a) la reducción de todos los valores de uso a meros

valores de cambio, o sea, en último término, conversión de las materias primas a meras

mercancías; b) la consideración o el uso de la naturaleza como un mero capital fijo. Junto a

ambos procesos, se tendrá que agregar necesariamente un tercer proceso bajo el

capitalismo, que sería la reducción del trabajo concreto a mero trabajo general abstracto, que

tiene mucho que ver con los procesos anteriormente recalcados. En última instancia, este

último proceso de reducción de trabajo concreto al abstracto, se puede comprender como

el proceso de mercantilización del mismo. Nuestra tesis, es que todos esos procesos son

parte de lo que llamamos como “mercantilización de la naturaleza”: que en última

instancia, es la reducción de todo, o sea, de la naturaleza y el trabajo humano a valores de

cambio expresados en dinero -para la reinversión constante de capital. Para la realización

del trabajo, nos basaremos netamente en fuentes primarias, es decir, en la producción

teórica de Karl Marx. Aunque en el segundo capítulo nos daremos la libertad de usar

cierta literatura secundaria con el objetivo de proporcionar una definición breve -pero

pertinente- de lo que es el capitalismo -como modo de producción o como sistema social

histórico- puesto que a pesar de que el capitalismo era su objeto de estudio y crítica, Marx

-lamentablemente- nunca proporciona una definición breve y sintética de tal sistema, sino

sólo sus características esenciales.

confunden en una nueva unidad. Si la naturaleza es el objeto y el hombre el sujeto, el mundo histórico creado
por la industria (y sólo por ella) es un Sujeto-Objeto en que el sujeto se objetiva modificando al objeto, mientras
que el objeto se subjetiva convirtiéndose en el elemento, en un ‘momento’ de la acción humana”. Véase Kostas
Papaioannou. Ibidem
10

I. Las relaciones de producción en general: Ser humano, Sociedad y Naturaleza

En este capítulo, veremos en primer lugar, la relación entre el ser humano y

naturaleza, y en segundo lugar, la relación entre sociedad y naturaleza. En cuanto al

primer punto, nos basaremos netamente en los Manuscritos económico-filosóficos de Karl

Marx, que fueron escritos antes de la Revolución de 1848. Para ser precisos, fueron

redactados en el año 1844, y en dicho texto, el filósofo alemán, expone toda su denuncia

-mas bien de caríz “humanista”- al capitalismo, por ser un modo de producción que

enajena de sí mismos a los trabajadores. Sin embargo, no nos preocuparemos del texto en

sí, sino de aquellos pasajes que nos den pistas acerca del primer punto que nos

encargaremos. En cuanto al segundo ítem, nos basaremos en la Introducción general a la

crítica de la economía política, escrita en 1857 por Marx en su estancia en Londres. Marx al

comenzar su texto de 1844, afirma que el capitalismo o mejor dicho la economía política

capitalista, parte de supuestos ahistóricos. Todos los conceptos y categorías de dicha

disciplina -como: renta, beneficio, salario, capital, etc.- Marx los denuncia en el sentido que

la economía política no los explica; es decir, no explica el cómo se desarrollaron

históricamente para que pudiesen hacerse realidad en el mundo social, sino que los toma

como meros supuestos, como algo “dado”.24

A grosso modo, Marx expone aquí que el ser humano como trabajador debe vivir de la

naturaleza: “el trabajador no puede crear nada sin naturaleza, sin el mundo sensorial

externo. Éste es el material en el que se realiza su trabajo, en el que actúa, del cual y a

través del cual produce cosas”,25 por tanto, el desarrollo del ser humano debe tener una

base natural-material. El ser humano así concebido no puede vivir con independencia de

lo que Marx llama como “mundo sensorial externo”, pues de ahí es donde se encuentran

todas las materias primas necesarias para su existencia y es, al mismo tiempo, en donde se

objetiva su trabajo en la materia. Pareciera que el ser humano, visto desde ese punto de

vista, fuese como cualquier animal, ya que “la vida de la especie, para el hombre como

24
Cf. Karl Marx, Manuscritos económico-filosóficos, FCE, 1ª edición, 1961, 19ª reimpresión, 2005, México, p.
106-107
25
Karl Marx, Ibíd., p. 106
11

para los animales, tiene su base física en el hecho de que el hombre (como los animales)

vive de la naturaleza inorgánica”,26 entendiendo que por “naturaleza inorgánica” se refiere

a plantas y minerales; pero no es así: Marx destaca que el ser humano es el más universal de

todos los animales en la Tierra. ¿Y por qué considera el autor que el hombre es el más

universal de todos los animales en la Tierra?, simplemente debido a que todo lo que está

en la naturaleza está a disposición del ser humano, ya sea para la ciencia natural o para el

arte (goce estético): “Las plantas, los animales, los minerales, el aire, la luz, etc.,

constituyen en el aspecto teórico, una parte de la conciencia humana como objetos de la

ciencia natural y del arte; son la naturaleza inorgánica espiritual del hombre, su medio

intelectual de vida, que debe preparar primero para gozarlo y perpetuarlo”.27 En suma,

podría deducirse que para él, el hombre es el animal universal por excelencia justamente

porque está en la cima de la cadena alimenticia, por sobre los demás seres vivientes.

Pero eso sólo lo es en cuanto al aspecto teórico o de las “ideas”. ¿Qué pasa entonces en

el aspecto práctico? En el ámbito de la praxis de la relación ser humano-naturaleza, Marx

arguye que todo eso se reduce al uso efectivo de las materias primas para que sean

transformadas en artículos para un determinado valor de uso. Es decir, son objetos

materializados a través del trabajo que tienen un fin o uso específico: “en el aspecto

práctico forman parte de la vida y la actividad humanas. En la práctica, el hombre vive

sólo de esos productos naturales, ya sea en la forma de alimentos, calor, vestido, vivienda,

etc”.28 La universalidad del ser humano entonces, queda constituida por tanto, en el

aspecto teórico y práctico, pero ésta última es aún más patente ya que para Marx, la

naturaleza –lo que rodea al hombre- “constituye toda la naturaleza en su cuerpo

inorgánico: 1) como medio directo de vida; e igualmente 2) como el objeto material y el

instrumento de su actividad vital”.29 A todo esto hay que recalcar, que la naturaleza es el

cuerpo inorgánico del ser humano, o sea, una extensión del cuerpo de éste. No es que el

hombre sea algo externo a la misma, solo significa que existe constantemente un

26
Karl Marx, Ibíd., p. 110
27
Karl Marx, Ibidem
28
Karl Marx, Ibidem
29
Karl Marx, Ibidem. Marx continúa afirmando que “la naturaleza es el cuerpo inorgánico del hombre: es
decir la naturaleza excluyendo al cuerpo humano mismo”.
12

intercambio entre el hombre y la naturaleza y que debe ser así, ya que de otra forma la

naturaleza moriría. Para Marx, como podemos apreciar, la separación entre hombre y

naturaleza es consecuentemente inexistente, porque para él la interdependencia entre

ambos, expresada en la vida física y mental del ser humano, quiere decir “simplemente

que la naturaleza es interdependiente consigo misma, puesto que el hombre es parte de la

naturaleza”.30 En suma, el ser humano y el llamado “cuerpo inorgánico” de aquél,

conformarían de esa manera un solo sistema cerrado.

Ahora queda la cuestión de ¿por qué el ser humano es diferente con respecto a los

demás animales?, ¿por qué es la llamada “especie universal”? De acuerdo con Marx, el que

el hombre manipule a la “naturaleza inorgánica” -a su voluntad- es una confirmación de

aquél como un “ser genérico consciente”, es decir, “como un ser que considera a la especie

como su propio ser o a sí mismo como especie”.31 Pero ¿qué quiere decir Marx con

aquello?, pues el filósofo quiere decir que los animales producen sólo para su subsistencia

vital, y que por ende, producen solamente lo estrictamente necesario para vivir; no

producen un excedente como los humanos.32 Aunque Marx no desconoce que los animales

también tienen su propia expresión material, es decir, “también los animales producen.

Construyen nidos, habitaciones como en el caso de las abejas, los castores, las hormigas,

etcétera”.33 La diferencia crucial entre el hombre y los demás animales, es que los primeros

no solamente construyen –al igual que éstos- sino que también reproducen todo lo que está

en la naturaleza: “los animales construyen sólo de acuerdo con las normas y necesidades

de la especie a la que pertenecen, mientras que el hombre sabe producir de acuerdo con las

normas de toda especie y sabe aplicar la norma adecuada al objeto”.34 Pues, eso quiere

decir Marx con que el ser humano es la especie universal, porque gracias a su inteligencia

y por ser conciente de lo que le rodea, puede aprender lo que hacen los demás animales y

reproducirlo, es decir, hacerlo para sí mismos: “los productos de la producción animal

pertenecen directamente a sus cuerpos físicos, mientras que el hombre es libre frente a sus
30
Karl Marx, Ibidem
31
Karl Marx, Ibíd., p. 111
32
Aunque eso podría ser discutible viendo en particular a algunas especies de animales, que guardan
comida para períodos específicos.
33
Karl Marx, Ibidem
34
Karl Marx, Ibíd., p. 112
13

productos”.35 El hombre por ende, construye su propia cultura material a través del

trabajo, que es la naturaleza “hecha hombre” por decirlo de alguna forma.36

La relación entre sociedad y naturaleza no queda explícitamente establecida en los

Manuscritos económico-filosóficos, por lo que tendremos que remitirnos en este caso, en

particular, a la Introducción general a la crítica de la economía política, que fue –valga la

redundancia- escrito en 1857 en su asilo en Londres, cuando ya se había retirado de la

actividad revolucionaria después del fracaso de 1848. Hay que entender que dicho texto es

la introducción a la obra principalmente económica de Marx, en donde establece que la

economía política hace sus estudios o generalizaciones: por un lado, a partir de lo que

Marx llama “robinsonadas”, es decir, por considerar al ser humano como un ser apartado

de la sociedad -o en otras palabras, en lo que hoy podría llamarse como “individualismo

metodológico”- y por el otro, en que todo su progreso material ocurre sin alusión a ciertas

condiciones sociales de posibilidad. En términos generales, Marx habla acerca de los

procesos de producción, distribución, intercambio (o circulación) y consumo, donde la

naturaleza juega un rol importante, no sólo como la fuente primaria de los recursos, sino

como un agente que en cierta forma determina las configuraciones sociales, especialmente

desde los procesos de distribución y circulación; en el consumo no tanto, pues ese es un

acto netamente individual, y el fin de toda producción social. Ahora nos encargaremos de

este texto para ver la relación entre naturaleza y sociedad a través de dichos procesos.

A grosso modo, se puede apreciar que existe un alejamiento paulatino de la naturaleza

a medida que se avanza desde la producción, pasando por la distribución, el cambio y por

último al consumo. Antes de introducirnos de lleno en aquellos conceptos, conviene

destacar previamente que -metodológicamente- para Marx “ninguna producción es

posible sin un instrumento de producción, aunque este instrumento sea sólo la mano.

Ninguna es posible sin trabajo pasado, acumulado, aunque este trabajo sea solamente la
35
Karl Marx, Ibíd., pp. 111-112
36
“Es en su trabajo sobre el mundo objetivo como el hombre se muestra realmente como ser genérico. Esta
producción es su vida activa como especie; mediante ella, la naturaleza aparece como su obra y su realidad. El
objeto del trabajo es, pues, la objetivación de la vida del hombre como especie; porque él no se reproduce ya sólo
intelectualmente, como en la conciencia, sino activamente y en un sentido real, y contempla su propio reflejo
en un mundo que él ha construido”. Véase Karl Marx, Ibíd., p. 112
14

destreza que el ejercicio repetido ha desarrollado y concentrado en la mano del salvaje. El

capital, entre otras cosas, es también un instrumento de producción es también trabajo

pasado objetivado. De tal modo, el capital, es una relación natural, universal y eterna”, 37

dejando en claro con aquello, que las relaciones de producción -en general, y no sólo

capitalistas- sólo pueden darse en sociedad, no en sujetos separados e independientes

entre sí. Y ¿por qué?, porque solamente en un marco social, pueden tener lugar las demás

relaciones económicas: distribución, cambio y consumo. Sin sociedad alguna, no tendrían

sentido alguno, puesto que sólo se estaría en el marco de un solo sujeto, y

consecuentemente, sólo existiría una actividad de subsistencia, es decir, extracción

(producción), consumo inmediato y una acumulación limitada de recursos naturales, pero

no intercambio, ya que no existe un otro sujeto como para efectuar dicha acción. Además,

Marx deja en claro que la producción en su conjunto, depende del desarrollo histórico que

tenga una determinada sociedad.38 Dentro de la sociedad, debido a las relaciones

productivas, se originan: 1) la propiedad, en que “toda producción es apropiación de la

naturaleza por parte del individuo en el seno y por intermedio de una forma de sociedad

determinada”,39 y 2) la protección de la misma a través de la justicia, que es en palabras de

Marx la “protección de lo adquirido, etc. (···). A saber, toda forma de producción engendra

sus propias instituciones jurídicas, su propia forma de gobierno, etc”.40

Ahora bien, de acuerdo con Marx hay un movimiento tendencial en las relaciones de

producción que va desde la producción, pasando por la distribución, el cambio

(circulación), y que culmina en el acto individualizado de consumir. Cada uno de esos

estadios de tales relaciones tiene una diferente finalidad, pues la producción hace que los

objetos proporcionados por la naturaleza sean apropiados a las necesidades del ser

humano; la distribución “determina la proporción en que el individuo participa de estos

productos”;41 el cambio, “aporta la cuota que le ha correspondido a través de la

37
Karl Marx, Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse) 1857-1858 Vol. I,
Siglo XXI editores, 20ª edición, 2007, México, p. 5
38
“Por eso, cuando se habla de producción, se está hablando siempre de producción en un estadio
determinado del desarrollo social, de la producción de individuos en sociedad”. Véase Karl Marx, Ibidem
39
Karl Marx, Ibíd., p. 7
40
Karl Marx, Ibíd., p. 8
41
Karl Marx, Ibíd., p. 9
15

distribución”;42 y el consumo es cuando los productos se convierten en objetos de uso

individualizado. Cada uno de esos procesos, tiene una relación diferente con la naturaleza,

y es aquí donde se puede apreciar el paulatino alejamiento o “emancipación” relativa con

respecto a la naturaleza a medida que vayamos desde la producción hasta el consumo. En

otras palabras, la producción está determinada por la naturaleza, de acuerdo con Marx, y

es allí donde el ser humano está a la merced de la misma; la distribución en cambio está

tanto determinada por el ambiente como por la contingencia social; el cambio “se sitúa

entre los dos como un movimiento formalmente social”,43 y el consumo se sitúa más bien,

fuera de las relaciones de producción porque ese ya es un acto individual, donde el objeto

de uso se subjetiva.

Aquí hablaremos de la producción y de la distribución, vinculadas la una a la otra,

pues al ver por separada a aquella, se la concibe más bien como un proceso subjetivo y

ligado también al consumo; y está ligado a este último porque la producción empieza

cuando empieza simultáneamente el consumo. Marx en cuanto a ambos conceptos, dice

que tiene dos características dicha relación. En primer lugar, Marx arguye que un objeto es

realmente un producto cuando se lo está consumiendo. Solo “disolviendo el producto, el

consumo le da el finishing stroke; pues el [resultado] de la producción no en cuanto

actividad objetivada, sino sólo como objeto para un sujeto actuante”;44 es decir, el objeto es

un producto no porque es expresión de trabajo materializado, sino porque el fin de aquél

es que sea consumido (usado); producir para consumir. En segundo lugar, Marx también

lo ve desde el punto de vista del consumo, y es simplemente que el consumo crea la

necesidad de una nueva producción: “el consumo crea el impulso de la producción y crea

igualmente el objeto que actúa en producción como determinante de la finalidad de

ésta”.45 Pero esa necesidad de producir no solamente se ve reflejada en el objeto mismo -no

es algo meramente objetivo- sino que “el consumo pone idealmente el objeto de la

producción, como imagen interior, como necesidad, como impulso y como finalidad”.46

42
Karl Marx, Ibidem
43
Karl Marx, Ibíd., p. 10
44
Karl Marx, Ibíd., p. 11
45
Karl Marx, Ibíd., p. 12
46
Karl Marx, Ibidem
16

Por último, hay que destacar que la producción se vincula con el consumo, precisamente

porque el primero produce el segundo, y ¿cómo?, veamos qué dice Marx: “1) creando el

material de éste; 2) determinando el modo de consumo; 3) provocando en el consumidor la

necesidad de productos que ella ha creado originariamente como objetos”.47 En relación a

nuestro tema, no se ve en dicha relación producción-consumo, algo relacionado con la

naturaleza, es totalmente ajeno en ese punto, pero no así en relación al concepto de

distribución.

La distribución es un proceso especial, porque está al filo de lo que está determinado

por el ambiente (debido a la producción) y de lo que está determinado por las condiciones

sociales dentro de una determinada sociedad (en un contexto histórico determinado). No

obstante, Marx no deja en manifiesto la relación entre naturaleza y hombre con el concepto

de producción, sólo se deduce. A primera vista, puede parecer que la distribución puede

estar, mas bien, determinada por el entorno natural, pues “la organización de la

distribución está totalmente determinada por la organización de la producción”, 48 ¿y por

qué?, pues debido a que la distribución, según Marx, es un proceso precedente y

perteneciente a la misma producción, “no sólo en lo que se refiere al objeto -solamente

pueden distribuirse los resultados de la producción-, sino también en lo que se refiere a la

forma, ya que el modo determinado de participación en la producción determina las

formas particulares de la distribución, el modo bajo el cual se participa en la

distribución”.49 Es decir, la distribución no sólo repartirá lo ya producido -extraído desde

la naturaleza, o transformado por la industria- en el proceso de producción, sino que

además y es aún más importante: la forma en que el sujeto participa en la fabricación de

productos determinará, a su vez, la forma en que éste participará en la distribución de los

mismos elaborados en el interior de una sociedad determinada. 50 No obstante, puede darse

también el movimiento en sentido contrario, la producción sí puede ser determinada, a su

vez por la distribución. De acuerdo con Karl Marx: “si se consideran sociedades globales,
47
Karl Marx, Ibíd., p. 13
48
Karl Marx, Ibíd., p. 16
49
Karl Marx, Ibidem
50
“En consecuencia, los modos y relaciones de distribución aparecen sólo como el reverso de los agentes de
producción. Un individuo que participa en la producción bajo la forma de trabajo asalariado, participa bajo la
forma de salario en los productos, en los resultados de la producción”. Véase Karl Marx, Ibíd., p. 15
17

la distribución parece desde cierto punto de vista preceder y hasta determinar la

producción: aparece en cierto modo como un fact preeconómico”. 51 Marx da bastantes

ejemplos históricos para sustentar dicha tesis.52 Aunque eso más bien, pareciera que tiene

que ver con el régimen de producción que con los cambios tecnológicos aplicados a los

medios de producción. O para ser más específicos, dependen de la concepción de

propiedad y del tipo de régimen laboral, ambos dependientes a su vez de los modos de

producción históricamente originados.

Sin embargo, hay que agregar algo más. La distribución, visto desde ambas

perspectivas, no es solamente la repartición de los productos realizados dentro de la

sociedad,53 es mucho más que aquello. Esta es también, “1) distribución de los

instrumentos de producción; 2) distribución de los miembros de la sociedad entre las

distintas ramas de la producción”.54 Este proceso, desde esta perspectiva, debe partir

según Marx de una determinada distribución de los medios de producción. Aquí Marx

entiende que la producción entonces, no sería algo dado natural solamente, pues “el

mismo proceso de producción los transforma de naturales en históricos; si para un período

aparecen como supuesto natural de la producción, para otro período, en cambio,

constituyen su resultado histórico”.55 En suma, la producción sería una acción netamente

histórica al mismo tiempo que dependiente de la naturaleza. ¿Cómo se expresa aquél

componente “histórico” en la producción?, se expresa simplemente en el desarrollo

tecnológico de las fuerzas productivas, y en las distintas “ideas” o concepciones de

propiedad que surgen históricamente.56 En pocas palabras, puede verse que en el proceso de
51
Karl Marx, Ibíd., p. 16
52
“Un pueblo conquistador divide al país entre los conquistadores e impone así una determinada
repartición y forma de propiedad territorial; determina por consiguiente, la producción. O bien reduce a los
conquistados a la esclavitud y convierte así el trabajo esclavo en la base de la producción (···) En todos estos
casos (···) la distribución no parece estar determinada por la producción, sino, por el contrario, es la producción
la que parece estar organizada y determinada por la distribución”. Véase Karl Marx, Ibidem
53
“La distribución de los productos es manifiestamente sólo un resultado de esta distribución que se halla
incluida en el mismo proceso de producción y determina la organización de la producción”. Véase Karl Marx,
Ibíd., p. 17
54
Karl Marx, Ibidem
55
Karl Marx, Ibidem
56
“El uso de la maquinaria, por ejemplo, ha modificado tanto la distribución de los instrumentos de
producción como la de los productos. La gran propiedad moderna de la tierra es el resultado al mismo tiempo
del comercio y de la industria moderna, y de la aplicación de esta última a la agricultura”. Véase Karl Marx,
Ibidem
18

distribución se da una relación recíproca de aquella con el proceso de producción, en que

ambas se condicionen mutuamente, dependiendo del desarrollo histórico y tecnológico de

una sociedad; es decir, mientras más desarrollo tecnológico de las fuerzas productivas

exista al interior de una sociedad, mas determinante tiende a ser la distribución en relación

a la producción.

El cambio –o circulación- de los productos, es sólo un proceso intermediario “entre la

producción y la distribución que ella determina, por un lado, y el consumo por el otro”, 57 y

este proceso, para Marx también es perteneciente a la producción. Este transcurso sirve

solamente para distribuir los productos fabricados por y en la sociedad, con el fin de que

sean consumidos. Además este proceso de intercambio, aunque no lo parezca, está

íntimamente ligado a la producción, y consecuentemente, a la naturaleza: “el llamado

exchange entre dealers y dealers en razón misma de su organización está completamente

determinado por la producción como actividad también productiva”. 58 Se puede deducir

que el volumen de lo intercambiado (de lo que circula en la sociedad) depende de cuánta

actividad extractiva existe en el seno de la sociedad; mientras más actividad extractiva

(producción) haya más circulación de los productos es posible. No obstante, Marx afirma

que hay una manera en que el intercambio sea una actividad productiva independiente de

la naturaleza: “el cambio sólo aparece como independiente junto a la producción e

indiferente con respecto a ella en el último estadio, en el cual el producto se cambia

directamente para ser consumido”.59 Por ende, cuando el objeto es solamente considerado

en cuando a su valor de uso, poco importa que haya sido extraído de la naturaleza, y es

nula la importancia los trabajos que hayan sido necesarios para producir al objeto de

consumo en cuestión. Hay que destacar otros puntos sobre el intercambio, que de acuerdo

con Marx, éste sólo puede darse bajo tres condiciones sociales. Primero, que debe existir

57
Karl Marx, Ibíd., p. 19
58
Karl Marx, Ibidem
59
Karl Marx, Ibíd., p. 20 Esa afirmación de Marx puede sustentarse cuando el autor destaca que, “en el pan,
en cuanto valor de uso, nos interesan sus propiedades de alimento, pero en modo alguno los trabajos del
arrendatario, del molinero, del panadero, etc. Si en virtud de algún invento desapareciesen las 19/20 partes de
esos trabajos, la hogaza nos prestaría el mismo servicio que antes. Si cayese, ya acabada, del cielo, no perdería
ni un átomo de su valor de uso”. Véase Karl Marx, Contribución a la crítica de la economía política, Siglo XXI
editores, 8ª edición, México, p. 19
19

división del trabajo, sea de forma natural o generada históricamente. Segundo, el cambio

privado presupone la existencia de la producción privada. 60 Tercero, “la intensidad del

cambio, lo mismo que su extensión y su índole están determinados por el desarrollo y la

organización de la producción”.61

Se puede sostener, en primer lugar, que todo el proceso productivo está sustentado

por completo en la naturaleza, pues de ahí se extraen los recursos naturales necesarios

para el ser humano. No obstante, la sociedad es la que distribuye dichos artículos

dependiendo de sus propias leyes y no de las impuestas por la naturaleza, e incluso se

pueden dar ocasiones en que la distribución es la que determine la producción. Pero lo que

hay que destacar, es que mientras en la producción hay una actividad más cercana y

dependiente con la naturaleza, con la distribución y el intercambio (o circulación) dicho

lazo con la naturaleza tiende a ser más difuso y tenue, aunque eso no quiere decir que no

sea dependiente, pero no es tan patente como en la producción. El proceso de consumo, es

el más indiferente con respecto a la naturaleza, pues como es la apropiación individual del

objeto a consumir, poco le interesa cómo se extrajo y los trabajos que se requirieron para

hacer eso; sólo importa el valor de uso que tenga el objeto, y ese valor de uso sólo se

realiza en el consumo. En segundo lugar, se puede sostener, que a medida que hayan mas

adelantos tecnológicos aplicados al campo de la economía, aquellos suelen ser de tal

manera avanzados que incluso pueden determinar la producción; es decir, el ser humano

con su tecnología puede llegar a cambiar lo que se produzca por naturaleza llegando a

producir otras mercancías que no de daban naturalmente en un lugar. Por tanto, el

paulatino alejamiento con respecto a la naturaleza es solamente aparente, ya que en último

término se depende de ella para sacar las materias primas. Y eso sin contar con los

cambios en las “ideas” que sean aplicados en el campo de la producción social, como las

concepciones de propiedad. Pero lo más relevante no es que los tipos de propiedad

determinen la producción, sino que las fuerzas productivas determinen la misma al

cambiar las condiciones de producción: menor tiempo necesario de elaboración.

60
Cf. Karl Marx, Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse) 1857-1858
Vol. 1, p. 19
61
Karl Marx, Ibidem
20

II. La mercantilización de la naturaleza: Naturaleza y Capitalismo

Ahora queda por definir qué es el capitalismo para así apreciar de tal manera su

relación con la naturaleza. Hay que destacar primeramente, que el capitalismo es un

determinado estadio social –así como histórico- de la humanidad. Debe entenderse de

acuerdo con Marx, que los seres humanos no solamente ejercen actividades productivas

(al interior de determinadas relaciones de producción), sino que los mismos sujetos

históricos también son los que forman las relaciones de producción en el marco de una

determinada sociedad. Pero eso no es todo, Marx arguye también, que las relaciones

sociales están muy ligadas con respecto a las llamadas fuerzas productivas, puesto que “al

adquirir nuevas fuerzas productivas, los hombres cambian el modo de producción, y al

cambiar el modo de producción, la manera de ganarse la vida, cambian todas las

relaciones sociales”,62 dejando claro Marx con aquello, que el estadio social depende en

gran parte –sino únicamente- del desarrollo tecnológico,63 el cual a su vez, determinará

más adelante las relaciones sociales. Además, los distintos modos de producción

sucesivos, “producen también los principios, las ideas, las categorías, de acuerdo con sus

relaciones sociales”,64 y según Marx, tales ideas y principios, son tan efímeros e históricos

como los modos de producción mismos.65 Usando el lenguaje de Wallerstein, podría

decirse en general, que cada modo de producción de un determinado período histórico,

genera a su vez un determinado “sistema histórico”. Y siguiendo tanto a Marx como a

Wallerstein, el capitalismo -en particular- es tanto un determinado modo de producción

como un sistema social histórico. Pero queda la pregunta: ¿qué es materialmente el

capitalismo?

62
Karl Marx, Miseria de la filosofía, EDAF, 1ª edición, 2004, España, pp. 204-205
63
“El molino impulsado por brazos os dará la sociedad del señor feudal; el molino a vapor, la sociedad del
capitalista industrial”. Véase Karl Marx, Ibíd., p. 205
64
Karl Marx, Ibíd., p. 206
65
“Así, esas ideas, esas categorías, son tan escasamente eternas como las relaciones que expresan. Son
productos históricos y transitorios.
Hay un movimiento continuo de crecimiento de las fuerzas productivas, de destrucción de las
relaciones sociales, de formación de ideas; lo único inmutable es la abstracción del movimiento: mors
inmortalis”. Véase Karl Marx, Ibidem
21

Definido ya lógicamente al capitalismo como un determinado modo de producción

enmarcado en un período histórico, queda por demarcarlo en concreto y brevemente. Para

Marx, en breve el modo de producción capitalista, es aquél en donde el trabajo se ha

convertido en una mera mercancía intercambiable como cualquier otro objeto por medio

del trabajo general abstracto. El capitalismo, es definido también por Marx, como un sistema

económico en donde los objetos materializados a través del trabajo humano, se presentan

por vez primera como mercancías, es decir, como un objeto que tiene al mismo tiempo dos

características: a) el valor de uso, y b) el valor de cambio. Como existe el valor de cambio

entre las distintas mercancías, eso presupone que hay una alta división del trabajo dentro de

la sociedad, así como la presencia de la industria, o en otras palabras, la presencia de capital

fijo. Además, el valor de cambio presupone la existencia del dinero como la medida de

intercambio universal (mercancía universal) entre los distintos seres humanos dentro de la

sociedad con respecto a las mercancías producidas, y por ende, como medio de circulación

con respecto a las mercancías y el mismo dinero, lo que da a lugar a los ciclos de

circulación en Marx: M-D-M’ y D-M-D’, en que “D” es dinero y “M” mercancía, lo que da

a entender que se vende para comprar, y lo inverso, se compra para vender. Pero queda

un aspecto a considerar con respecto al sistema capitalista, que es el objetivo final de este

modo de producción: la incesante acumulación de capital por el capital. Y en ese caso,

podríamos usar la breve -pero acertada- definición de Wallerstein: “nos encontramos en

un sistema capitalista sólo cuando el sistema da prioridad a la incesante acumulación de

capital”.66 Cuando Wallerstein recalca que el sistema da prioridad a la infinita

acumulación de valores, quiere decir que hay ciertos elementos estructurales del

capitalismo, que obligan a participar en la carrera de la acumulación penalizando a

quienes no lo hagan o lo realicen de forma menos productiva.67

Definido ya al capitalismo con sus características previamente dichas, y como un

sistema que tiene como objetivo primordial, la acumulación infinita de capital -tanto en

66
Immanuel Wallerstein, Análisis de sistemas-mundo, Siglo XXI editores, 2ª edición, 2006, México, pp. 40-41
67
“Si decimos que un sistema ‘da prioridad’ a tal acumulación incesante, significa que existen mecanismos
estructurales mediante los cuales quienes actúan con alguna otra motivación son, de alguna manera,
castigados, y son eliminados eventualmente de la escena social, mientras que quienes actúan con la motivación
apropiada son recompensados y, de tener éxito, enriquecidos”. Véase Immanuel Wallerstein, Ibíd., p. 41
22

valores monetarios como en medios de producción- falta ver la relación de tal modo de

producción con la naturaleza. Veremos ahora, la mercantilización del ambiente bajo varios

prismas. Aunque queda por definir qué significa “mercantilización”. Dicho concepto,

alude a la constante aparición en el modo de producción capitalista, de las mercancías. O

dicho de otro modo, es la consideración por vez primera, de un objeto materializado a

través del trabajo humano concreto, como una mercancía. Y ¿qué es una mercancía? La

mercancía es un objeto, de acuerdo con Marx, que posee dos cualidades: en primer lugar,

tiene un valor de uso; y en segundo lugar, tiene un valor de cambio: la mercancía es “un

objeto externo, una cosa apta para satisfacer necesidades humanas de cualquier clase que

ellas sean”.68 La mercancía es meramente un objeto de necesidades humanas, y es

independiente a este objeto su determinada forma de producción así como de su consumo

individualizado;69 es indiferente a ambos aspectos, pero como tal, debe considerarse bajo

dos perspectivas: “todo objeto útil, el hierro, el papel, etc., puede considerarse desde dos

puntos de vista: atendiendo a su calidad o a su cantidad”,70 o sea, a su calidad para el

consumo individual o a su cantidad expresado en un determinado valor de cambio

(normalmente en dinero).

¿Qué es el valor de uso? El valor de uso es la utilidad que contiene cierto objeto en

tanto se le consume. Para Marx lo que constituye tal valor “es por tanto, la materialidad de

la mercancía misma, el hierro, el trigo, el diamante, etc. Y este carácter de la mercancía no

depende de la apropiación de sus cualidades útiles cueste al hombre mucho o poco

trabajo”.71 El valor de uso es meramente el consumo o el uso de un determinado objeto

materializado con independencia de quién o cómo se la haya producido. Según Marx, los

valores de uso de las mercancías, son las que forman el contenido material de la riqueza, o

sea, son la verdadera riqueza de la sociedad.72 No obstante, en la sociedad capitalista, “los

68
Karl Marx, El capital Vol. I, FCE, 3ª edición, 1999, 3ª reimpresión, 2006, México, p. 3
69
“El carácter de estas necesidades, el que broten por ejemplo del estómago o de la fantasía, no interesa en lo
más mínimo para estos efectos. Ni interesa tampoco, desde este punto de vista, cómo ese objeto satisface las
necesidades humanas, si directamente, como medio de vida, es decir como objeto de disfrute, o
indirectamente, como medio de producción”. Véase Karl Marx, Ibíd., p. 3
70
Karl Marx, Ibidem
71
Karl Marx, Ibíd., p. 4
72
“Los valores de uso forman el contenido material de la riqueza, cualquiera que sea la forma social de ésta”.
Véase Karl Marx, Ibidem
23

valores de uso son además, el soporte material del valor de cambio”. 73 Pero surge además

la pregunta: ¿qué es el valor de cambio? Este último, aparece en Marx, como una mera

categoría relacional y cuantitativa entre las distintas mercancías, para que de esa forma

pueda tener lugar el intercambio de una determinada cantidad de la mercancía A por una

determinada cantidad de la mercancía B. Sin embargo, el valor de cambio es más que la

relación entre dos mercancías para el intercambio. El valor venal es mejor dicho, la

reducción entre todas las mercancías a un “tercero común”. Marx lo explica así: “una

determinada mercancía, un quarter de trigo por ejemplo, se cambia en las más diversas

proporciones por otras mercancías v. gr.: por x betún, por y seda, por z oro. Pero como x

betún, y seda, z oro etc., representan el valor de cambio de un quarter de trigo, x betún, y

seda, z oro, tienen que ser necesariamente valores de cambio permutables los unos por los

otros o iguales entre sí”.74 Todos los artículos deben reducirse a un patrón común externo a

ellas mismas. Por eso la existencia de un “tercero” o “patrón común”, para que de tal

forma se puedan cumplir con dos condiciones para el valor venal: “primero, que los

diversos valores de cambio de la misma mercancía expresan todos ellos algo igual;

segundo, que el valor de cambio no es ni puede ser más que la expresión de un contenido

diferenciable de él, su ‘forma de manifestarse’”.75 Ese valor para el intercambio, sólo debe

expresar una diferencia cuantitativa y relacional entre las distintas mercancías, no de

calidad en el consumo, en el valor de uso.76

¿Bajo qué vara se mide el valor de cambio entre las distintas mercancías? Para Marx,

tal parámetro de diferenciación cuantitativa entre las mismas, era proporcionado por el

trabajo humano requerido para elaborar un determinado objeto. Pero no de cualquier tipo

de trabajo de acuerdo con él, sino que es un tipo particular del mismo que se da bajo el

capitalismo. Veamos en qué consiste ese tipo de acción humana. Este es un esfuerzo

considerado meramente como una abstracción, que no le interesa las formas concretas de

73
Karl Marx, Ibidem
74
Karl Marx, Ibidem
75
Karl Marx, Ibidem
76
“Como valores de uso, las mercancías representan ante todo, cualidades distintas; como valores de
cambio, sólo se distinguen por la cantidad: no encierran, por tanto, ni un átomo de valor de uso”. Véase Karl
Marx, Ibíd., p. 5
24

realización de dicho trabajo ni los materiales específicos necesarios para su ejecución. 77 En

suma, el trabajo bajo este modo de producción se reduce a mero trabajo general abstracto.

Pues bien, ¿qué es este trabajo general abstracto? En palabras de Marx éste sólo: “es la

misma materialidad espectral, un simple coágulo de trabajo humano indistinto, es decir,

de empleo de fuerza humana de trabajo, sin atender para nada a la forma en que esta

fuerza se emplee”.78 Es meramente un uso indiferenciado de fuerza de trabajo humano, en

aras de la producción de una determinada mercancía para la acumulación de capitales.

Aquí hay que entender que la mercancía contiene trabajo acumulado, por ello que la

misma es la materialización de trabajo pasado. Las mercancías, desde esta perspectiva

“sólo nos dicen que en su producción se ha invertido fuerza humana de trabajo, se ha

acumulado trabajo humano. Pues bien, considerados como cristalización de esta sustancia

social común a todos ellos, estos objetos son valores, valores-mercancías”.79 La mercancía,

por ende, materializa el trabajo general abstracto para que de esa forma pueda poseer un

determinado valor de cambio, y pueda ser intercambiada por cualquier otra mercancía al

interior de la sociedad burguesa.

No obstante queda otro problema por resolver con respecto al trabajo general

abstracto: ¿cómo se determina? La determinación de este esfuerzo humano, es cristalizado

a través de cierta cuantificación: “por la cantidad de ‘sustancia creadora de valor’, es decir,

de trabajo que encierra”.80 Pero dicha determinación es aún muy vaga, por lo que Marx

recurre a la cuantificación del trabajo a través del factor tiempo: “y a su vez, la cantidad de

trabajo que encierra se mide por el tiempo de su duración, y el tiempo de trabajo, tiene

finalmente, su unidad de medida en las distintas fracciones de tiempo: horas, días, etc”.81 Y
77
“Si prescindimos del valor de uso de las mercancías éstas conservan una cualidad: la de ser productos del
trabajo. Pero no productos de un trabajo real y concreto. Al prescindir de su valor de uso, prescindimos
también de los elementos materiales y de las formas que los convierten en tal valor de uso. Dejarán de ser una
mesa, una casa, una madeja de hilo, o un objeto útil cualquiera. Todas sus propiedades materiales se habrán
evaporado. Dejarán de ser también productos del trabajo del ebanista, del carpintero (···) Con el carácter útil de
los productos del trabajo, desaparecerá el carácter útil de los trabajos que representan y desaparecerán
también, por tanto, las diversas formas concretas de estos trabajos, que dejarán de distinguirse unos de otros
para reducirse todos ellos al mismo trabajo humano, al trabajo humano abstracto”. Véase Karl Marx, Ibíd., pp.
5-6
78
Karl Marx, Ibíd., p. 6
79
Karl Marx, Ibidem
80
Karl Marx, Ibidem
81
Karl Marx, Ibidem
25

¿qué tiene que ver la determinación del trabajo general abstracto con el valor venal de las

mercancías? Pues mucho, y ya lo veremos. La determinación del valor de cambio de un

determinado artículo es determinado a su vez por el tiempo de trabajo necesario mínimo para

la producción del mismo. Por eso, que viene al caso y tiene sentido la cuantificación

temporal de tal esfuerzo -del trabajo general abstracto- ya que “con el objeto de medir los

valores de cambio de las mercancías según el tiempo de trabajo contenido en ellas, es

menester reducir los propios y diversos trabajos a trabajo indiferenciado, uniforme,

simple, en suma, a trabajo cualitativamente igual y que por ende sólo se diferencia

cuantitativamente”.82 Aquí el modo de producción capitalista actúa bajo el supuesto que

todo el trabajo humano es un trabajo medio (promedio), y que por lo mismo, cualquier

persona tiene igual capacidad para desempeñar un mismo trabajo.83 En suma y en breve, la

determinación de los valores-mercancías, se ejecuta por medio del llamado trabajo general

abstracto el cual es de carácter cuantitativo, y dicha categoría de trabajo, se determina por

medio de la cantidad tiempo que se necesita para fabricar una determinada mercancía. Ese

tiempo, es el tiempo mínimo necesario de elaboración del mismo objeto para la venta.

No obstante, aunque los valores de cambio de las mercancías se refieran al tiempo de

trabajo mínimo socialmente necesario para producirlas, éste último no permanece

inalterable como factor productivo. Está también sujeto a cambios que se expresan en

diferentes aspectos. En general está sujeto a la alteración, “al cambiar la capacidad

productiva del trabajo”.84 Y en particular, dicha capacidad productiva del trabajo se altera, si

es que hay cambios en cuanto a: “el grado medio de destreza del obrero, el nivel de

progreso de la ciencia y de sus aplicaciones, la organización social del proceso de

producción, el volumen y la eficacia de los medios de producción, y las condiciones


82
Karl Marx, Contribución a la crítica de la economía política, pp. 12-13
83
“El trabajo que forma la sustancia de los valores es trabajo humano igual, inversión de la misma fuerza
humana de trabajo. Es como si toda la fuerza de trabajo de la sociedad materializada en la totalidad de los
valores que forman el mundo de las mercancías, representase para estos efectos una inmensa fuerza humana
de trabajo, no obstante ser la suma de un sinnúmero de fuerzas de trabajo individuales. Cada una de estas
fuerzas individuales de trabajo es una fuerza humana de trabajo equivalente a las demás, siempre y cuando
que presente el carácter de una fuerza media de trabajo social y dé, además, el rendimiento que a esa fuerza
media de trabajo social corresponde; o lo que es lo mismo, siempre y cuando que para producir una mercancía
no consuma más que el tiempo de trabajo que representa la media necesaria, o sea el tiempo de trabajo
socialmente necesario”. Véase Karl Marx, El capital Vol. I, p. 6
84
Karl Marx, Ibíd., p. 7
26

naturales”.85 Por eso hay fluctuaciones en cuanto a los valores de cambio de las distintas

mercancías, ya que dependen en última instancia, del tiempo mínimo necesario de trabajo

para producirlas. Marx lo dejó muy claro cuando argumenta que cuanto mayor sea el

desarrollo tecnológico aplicado en una rama de la producción, entonces menor tiempo de

trabajo será imprescindible para la producción de un objeto, y por ende, tanto menor será

su valor venal; al contrario, cuanto menor sea el desarrollo tecnológico aplicado para la

producción de una cierta mercancía, mayor tiempo de trabajo necesario será requerido, y

por ende, su valor de cambio será mucho mayor.86 En suma, Marx lo plantea así: “la

magnitud del valor de una mercancía cambia en razón directa a la cantidad y en razón inversa a

la capacidad productiva del trabajo que en ella se invierte”.87 En un principio, parecería que

Marx se hubiese equivocado, como si a mayor cantidad de materias primas equivale a un

mayor precio, pero ahí no se está refiriendo a la “ley de la oferta y la demanda”, sino más

bien sostiene, que cuando una mercancía contiene más materia prima, obviamente tendrá

valor de cambio más alto.

No obstante, tal planteamiento marxiano, lo hace también tomando en cuenta además

los trabajos extractivos, en que se depende en gran parte de la naturaleza, y también en

parte de los avances tecnológicos que coadyuven en esa actividad económica. Aquí se

puede apreciar el primer aspecto en la mercantilización de la naturaleza para poder

formar determinados valores de cambio por las materias primas que son extraídas del

suelo. Por ejemplo, con los diamantes: “son raros en la corteza de la tierra; por eso su

extracción supone, por término medio, mucho tiempo de trabajo, y ésta es la razón de que

representen, en dimensiones pequeñísimas, cantidades de trabajo enormes”.88 Y por la

misma razón, los alimentos necesarios para la vida, tienen un valor venal tan bajo, porque

no necesitan de muchos adelantos tecnológicos para su cultivo, y además debido a que se

85
Karl Marx, Ibidem
86
“Cuanto mayor sea la capacidad productiva del trabajo, tanto mas corto será el tiempo de trabajo
necesario para la producción de un artículo, tanto menor la cantidad de trabajo cristalizado en él y tanto más
reducido su valor. Y por el contrario, cuanto menor sea la capacidad productiva del trabajo, tanto mayor será
el tiempo de trabajo necesario para la producción de un artículo y tanto más el valor de éste”. Véase Karl Marx,
Ibíd., p. 8
87
Karl Marx, Ibidem
88
Karl Marx, Ibíd., p. 7
27

dan en cantidades relativamente más grandes que los diamantes o los metales preciosos.

Hay que destacar, que la mercantilización de la naturaleza, no mercantiliza a los artículos

directamente a los valores de uso, o sea, que éstos últimos de un determinado objeto sea

alto, no quiere decir que su valores de cambio sean igualmente altos. El valor de cambio de

las mercancías está en relación inversa a la cantidad que haya en la naturaleza de un

determinado objeto, y paralelamente en forma inversa en relación al desarrollo

tecnológico. Esta es sólo una forma de mercantilización de la naturaleza, la cual va dada

por la aparición de la mercancía y del valor venal como lo que importa en el modo de

producción capitalista para la acumulación de valores monetarios. Pero tuvimos que ver

también que para la definición del valor de cambio, se tuvo que aludir también al trabajo

humano, que es lo que extrae las materias primas de la naturaleza y las convierte en

mercancías. Y ese trabajo, se tuvo que medir como trabajo general abstracto, el cual sólo se

mide en cuanto al tiempo necesario mínimo para extraer un recurso natural y/o para

transformar un conjunto de materias primas en una mercancía elaborada. Queda por ver

ahora el proceso de mercantilización de la naturaleza, en cuanto a la consideración de

aquella como un mero capital fijo, o sea, como un medio de producción de valores-

mercancías y las consecuencias que aquello trae.

Aunque no obstante, antes de referirnos sobre la mercantilización de la naturaleza a

través de su consideración solo como capital fijo, convendría remitirnos aunque sea

someramente sobre la forma dinero que se da -universalmente- bajo el capitalismo para el

intercambio de los diversos artículos. Queda especificar en qué se convierten en particular

los múltiples valores de cambio para que puedan intercambiarse entre sí, o sea, dónde se

expresa realmente el tiempo de trabajo socialmente necesario que es la medida de las

mercancías. ¿En qué objeto se materializa dicha medida de los valores? Marx arguye que

dicho patrón se objetiva generalmente en el dinero, y en concreto en oro. Y ¿por qué es el

dinero la medida de tales valores?, ya que “por ser todas las mercancías consideradas

como valores, trabajo humano materializado, y por tanto conmensurables de por sí, es por

lo que todos sus valores pueden medirse en la misma mercancía específica y ésta
28

convertirse en su medida común de valor, o sea en dinero”.89 El dinero en suma, expresa el

tiempo de trabajo socialmente necesario de elaboración de todas las mercancías, 90 y por

ello, ese objeto es la mercancía universal catalizadora de todo intercambio y circulación de

los diversos objetos producidos dentro de la sociedad capitalista. Pero esa es sólo una

función del dinero: como patrón de los valores, ya que por otro lado, tiene una segunda:

como patrón de los precios.

¿Cuál es esta función de patrón de los precios en el dinero? Dicha función se refiere a

otro ámbito de medida del dinero, pero que no se refiere directamente a las mercancías ni

al tiempo de trabajo contenido en ellas. Esta función del dinero -entendido como oro- se

refiere en cuanto a un patrón de medida. Esta unidad de medida está en función de que las

mercancías son trabajo general abstracto materializado en ese mismo objeto, y por ende, es

sólo oro imaginario. De acuerdo con Marx, las mercancías son en sus precios, cantidades

imaginarias de oro. Y como son cantidades ideales de metal, “se igualan, comparan, y miden

entre sí, desarrollándose así técnicamente la necesidad de referirlas a una unidad

determinada de oro como unidad de medida”.91 Y ¿cómo se convierte ese metal en dicha

medida?, pues en cuanto a las unidades de peso en oro: “convertirse en patrón de medida

al dividirse en partes alícuotas, y éstas, a su vez, nuevamente en partes alícuotas”.92 De esa

forma, el dinero (oro) pasa de ser medida de los valores a ser patrón de los precios. ¿De qué

manera influye la naturaleza en el dinero (oro)? De muchas formas. Pero en términos

generales, influye: a) en parte debido a la cantidad de la misma en los yacimientos

-naturales- del metal, pero b) también por el desarrollo mismo de las fuerzas productivas.

Ambos factores, hacen que el valor de cambio del oro se vea afectado (en cuanto a tiempo

de trabajo necesario para producirlo, como cualquier otra mercancía), pero no de la misma

manera con el patrón de precios del oro, es decir, en relación con su peso físico. Ambas

causas hacen que el dinero oscile tanto en su valor como en su precio: “el dinero, como

patrón de precios, cumplirá tanto mejor su cometido cuanto menos oscile la cantidad de oro que

89
Karl Marx, Ibíd., p. 56
90
“El dinero, como medida de valores, es la forma o manifestación necesaria de la medida inmanente de valor
de las mercancías: el tiempo de trabajo”. Véase Karl Marx, Ibidem
91
Karl Marx, Contribución a la crítica de la economía política, p. 55
92
Karl Marx, Ibidem
29

sirve de unidad de medida. Sin embargo, el oro solo puede funcionar como medida de valores por ser

también él un producto del trabajo y por tanto, al menos potencialmente, un valor variable”.93

Para aclararlo más. Una nueva fuente efectiva -yacimiento- de oro para una

determinada economía capitalista, no significa que haya de por sí más riqueza al interior

de la misma sociedad burguesa. Eso sólo significa que hay un nuevo volumen –mayor, por

cierto- de oro, una nueva cantidad, y por ende, hay una depreciación del valor de cambio de

dicho metal precioso.94 No obstante, aunque el valor de cambio del oro, haya sufrido una

baja según Marx, el peso del mismo, o sea, como patrón de precios queda inalterado: “si el

valor del oro cayese en un 1000%, 12 onzas de oro seguirán teniendo un valor 12 veces

mayor que una onza de oro, y en los precios se trata sólo de la relación de diferentes

cantidades de oro entre sí”;95 es decir, por mucho que varíe el valor de cambio del dinero,

como patrón de precios en el peso -físico- específico del oro no se modifica, es inmutable.

Y aludiendo al sustrato natural de todo este proceso de circulación, la naturaleza

ciertamente es un factor altamente importante como podemos apreciar y que influye

altamente en la sociedad. ¿De qué manera?, pues influyendo en los llamados ciclos

inflacionarios del dinero96 (expresado en metal precioso), en que aquellos sectores


93
Karl Marx, El capital Vol. I, p. 59
94
“Si el valor de cambio de las mercancías permanece inalterado, un aumento general de sus precios en oro
sólo es posible si disminuye el valor de cambio del oro. Si el valor de cambio del oro permanece inalterado, un
aumento general de los precios en oro, sólo es posible si disminuye el valor de cambio del oro. Si el valor de
cambio del oro permanece inalterado, un aumento general de los precios en oro sólo es posible si aumentan los
valores de cambio de todas las mercancías. A la inversa sucede en el caso de descenso general de los precios de
las mercancías. Si disminuye o aumenta el valor de una onza de oro como consecuencia de un cambio en el
tiempo de trabajo requerido para su producción, el mismo disminuirá o aumentará uniformemente para todas
las demás mercancías, por lo que seguirá representando como antes, un tiempo de trabajo de una magnitud
dada con respecto a todas ellas. Los mismos valores de cambio se evaluarán entonces en cantidades de oro
mayores o menores que antes, pero lo harán en proporción a sus magnitudes de valor, por lo que conservan la
misma relación mutua de valores. La proporción 2:4:8 permanece constante como 1:2:4 o como 4:8:16”. Véase
Karl Marx, Contribución a la crítica de la economía política, p. 52
95
Karl Marx, Ibíd., p. 56
96
“Si la suma de oro requerido para la circulación de las mercancías fuese de 14 millones de libras esterlinas,
y el estado lanzase a la circulación 210 millones de billetes, cada uno de ellos con la denominación de 1 libra
esterlina, estos 210 millones se transmutarían en representantes de oro por un monto de 14 millones de libras
esterlinas. Sería lo mismo que si el estado hubiese convertido a los billetes de libra esterlina en representantes
de un metal 15 veces menos valioso, o de una parte de peso en oro 15 veces menor que antes. Nada hubiese
sido modificado, salvo la denominación del patrón de medida de los precios que, desde luego, es
convencional, sin que importe si se la fija directamente por modificación del tipo monetario o por
multiplicación de los billetes de papel hasta un número requerido para un nuevo patrón de medida más bajo.
Puesto que ahora el nombre de libra esterlina indicaría una cantidad de oro 15 veces menor, todos los precios
de las mercancías se elevarían 15 veces, y de hecho entonces 210 millones de billetes de libra esterlina serían
30

productivos de tal material que añadan más oro a la sociedad, le están sustrayendo parte

del precio del oro a aquellas personas que previamente ya tenían una cierta cantidad

determinada del mismo, ya que como hay más dinero en circulación que anteriormente,

los sectores que tienen más oro son los más beneficiados, debido que tienen una cantidad

de peso en oro mucho mayor. El Estado, en suma, al adquirir cada vez más cantidades del

metal dorado y al emitir más dinero como papel moneda,97 el cual es en teoría, igual a cierta

cantidad de oro, lo que en realidad está efectuando es que cada signo de valor monetario

valga menos en cuanto a cierta cantidad de oro: el signo monetario, a través de la inflación

cada vez representa una menor cantidad del metal dorado

Ahora bien, no sólo se necesita mercantilizar las materias primas para lograr la meta

de acumulación infinita de valores de cambio. En el modo de producción capitalista se

debe mercantilizar además el otro factor productivo determinante, que es el trabajo, o

mejor dicho: la fuerza de trabajo. Pero primero, ¿qué entiende Marx por trabajo?. Él lo

entiende como “un proceso entre la naturaleza y el hombre, proceso que éste realiza,

regula y controla mediante su propia acción su intercambio de materias con la naturaleza

(···) Pone en acción las fuerzas naturales que forman su corporeidad, los brazos y las

piernas, la cabeza y la mano, para de este modo asimilarse (···) las materias primas que la

naturaleza le brinda”.98 El trabajo es pues, el gran mediador efectivo entre el ser humano y

la naturaleza. Es el intermediario efectivo entre ambas “esferas”, pues el sujeto a través de

tan necesarios como antes lo eran 14 millones. En la misma medida en que se hubiese incrementado la suma
global de los signos de valor, se hubiese reducido la cantidad de oro que representa cada uno de ellos. El alza
de los precios sólo sería la reacción del proceso de circulación, el cual equipara por la fuerza los signos de valor
a la cantidad de oro en cuyo lugar pretenden circular”.Véase Karl Marx, Ibíd., pp. 108-109
97
“La libra inglesa expresa a menos de un tercio de su peso originario, la libra escocesa anterior a la Unión
sólo designa ya a 1/36 del mismo, la livre francesa 1/74, el maravedí español menos de 1/1000 (···) De este modo
se separaron históricamente los nombres dinerarios de los pesos metálicos de sus nombres generales como
medidas de peso. Puesto que la determinación de la unidad de medida, de sus partes alícuotas y de sus
nombres, por una parte es puramente convencional, mientras que, por la otra, debe poseer el carácter general y
necesario dentro de la circulación, hubo de convertirse en una disposición legal. Por consiguiente, la operación
puramente formal quedó en manos de los gobiernos”. “En su función de medio de circulación, el oro adquiere
una forma que le es peculiar: se convierte en moneda. A fin de que su circulación no se vea entorpecida por
dificultades técnicas, se lo amoneda en correspondencia con el patrón de medida del dinero de cuenta. Las
monedas son piezas de oro cuyo cuño y figura indica que contienen partes de peso de oro representadas en los
nombres de cuenta del dinero (···) Al igual que la determinación del precio de la moneda, la actividad técnica
del amonedamiento corre por cuenta del estado. Lo mismo que el dinero de cuenta, el dinero, en cuanto
moneda, adquiere un carácter local y político”. Véase Karl Marx, Ibíd., p. 57, 94-95
98
Karl Marx, El capital Vol. I, p. 130
31

su propio trabajo, así transforma a la naturaleza en un objeto materializado. Ahora bien,

¿qué entiende Marx por fuerza de trabajo? El autor la entiende como “el conjunto de las

condiciones físicas y espirituales que se dan en la corporeidad, en la persona viviente de

un hombre y que éste pone en acción al producir valores de uso de cualquier clase”. 99 La

fuerza de trabajo, es meramente la condición de posibilidad de un sujeto para producir

valores de uso. Las condiciones sociales de posibilidad de la mercantilización de la fuerza

laboral, es en primer lugar: que tanto el capitalista como el trabajador se encuentren frente

a frente como personas libres jurídicamente hablando; en segundo lugar, que aparezcan

entre sí como propietarios libres: de dinero el capitalista, y de fuerza de trabajo el obrero. 100

Además, como tercera condición necesaria es que el trabajador, como propietario libre de

su propia fuerza de trabajo, no tenga la capacidad de producir bienes finales, así como,

tampoco de comercializarlos por sí mismo; en suma, se necesita la concentración de los

medios de producción por parte del productor-capitalista.101

Ya visto lo que es el trabajo y la fuerza de trabajo para Marx, ¿cómo se determina el

valor (de cambio) de la fuerza de trabajo? Siguiendo la lógica del autor, esta determinación

viene dada prácticamente de la misma manera que las otras mercancías, es decir: por el

tiempo mínimo necesario para su producción. Aunque, claro está, eso sólo a nivel general y

más abstracto, por lo que hay que admitir que la fuerza de trabajo no es una mercancía

cualquiera, ya que estamos hablando, en último término, de una mercancía viviente. La

fuerza de trabajo, es considerada por Marx, de la misma manera que cualquier otro objeto:

“no representa más que una determinada cantidad de trabajo social medio materializado en

ella”.102 Pero como es una mercancía viva, cuando la fuerza de trabajo está produciendo

valores-mercancías, por ende, se presupone la existencia vital de tal mercancía. Desde el

99
Karl Marx, Ibíd., p. 121
100
Cf. Karl Marx, Ibidem
101
“La segunda condición esencial que ha de darse para que el poseedor de dinero encuentre en el mercado
la fuerza de trabajo como una mercancía, es que su poseedor, no pudiendo vender mercancías en que su trabajo se
materialice, se vea obligado a vender como una mercancía su propia fuerza de trabajo, identificada con su
corporeidad viva.
Para poder vender mercancías distintas de su fuerza de trabajo, el hombre necesita poseer, evidentemente,
medios de producción, materias primas, instrumentos de trabajo, etc. No puede hacer botas sin cuero. Además,
necesita medios de vida”. Véase Karl Marx, Ibíd., p. 122
102
Karl Marx, Ibíd., p. 124
32

punto de vista de la existencia del individuo, Marx afirma que “la producción de la fuerza

de trabajo consiste en la reproducción de aquél”.103 Y ¿cómo se (re)produce esta mercancía

viva?, pues a través de una suma determinada de medios de vida. En suma, Marx, hace

hincapié en igualar la (re)producción de la fuerza de trabajo a la producción de los medios

vitales mínimos que necesita para su subsistencia: “por tanto, el tiempo de trabajo necesario

para producir la fuerza de trabajo viene a reducirse al tiempo de trabajo necesario para la

producción de estos medios de vida; o lo que es lo mismo, el valor de la fuerza de trabajo es

el valor de los medios de vida necesarios para asegurar la subsistencia de su poseedor”.104 Hay

que destacar, eso sí, que lo que se le paga a la fuerza de trabajo a los obreros, no son los

medios vitales directamente, sino un salario mínimo que sea suficiente -equivalente- a la

adquisición de los medios de vida necesarios. Lo dicho anteriormente, es sólo aplicable al

tiempo presente, pues ¿qué le sucede a la mercancía-trabajo mientras trabaja? Pues bien, se

desgasta, y mientras más se le desgasta en el proceso laboral más suben los ingresos, de

acuerdo con Marx, y con ello, aumentan más los gastos de (re)producción de la fuerza de

trabajo.105 Todo ese esfuerzo, se realiza para poder mantener al trabajador en un estado

normal y saludable. Ese desgaste de fuerza laboral, no es de carácter infinito ya que acaba

con la muerte de los obreros. Por tanto, la producción de la fuerza de trabajo, no sólo tiene

que ser una mantención de los que están vivos trabajando, sino que debe ser también un

aseguramiento de la existencia de generaciones futuras de obreros, para de esa forma

reponer a quienes ya fallecieron: perpetuación de la clase trabajadora en tanto tal. Por eso,

que en este aspecto, puede hablarse tanto de producción de la fuerza de trabajo, como de

reproducción de la misma, ya que “la suma de los medios de vida necesarios para la

producción de la fuerza de trabajo incluye, por tanto, los medios de vida de los sustitutos,

es decir, de los hijos de los obreros, para que esa raza especial de poseedores de

103
Karl Marx, Ibidem
104
Karl Marx, Ibidem
105
“Sin embargo, la fuerza de trabajo solo se realiza ejercitándose, y sólo se ejercita trabajando. Al ejercitarse,
al trabajar, se gasta una determinada cantidad de músculos, de nervios, de cerebro humano, etc., que es
necesario reponer. Al intensificarse este gasto, tiene que intensificarse también, forzosamente, el ingreso.
Después de haber trabajado hoy, el propietario de la fuerza de trabajo tiene que volver a repetir mañana el
mismo proceso, en idénticas condiciones de fuerza y salud. Por tanto, la suma de víveres y medios de vida
habrá de ser por fuerza suficiente para mantener al individuo trabajador en su estado normal de vida y de
trabajo”. Véase Karl Marx, Ibidem
33

mercancías pueda perpetuarse en el mercado”.106 El factor tiempo, en la mercantilización de

la fuerza laboral, es de suma importancia, en aras de la mantención del sistema.

¿Qué realiza el trabajo en el proceso de producción? Pues para decirlo de forma breve

y sintética, esta actividad realiza una doble tarea: primero, en cuanto trabajo general

abstracto, éste transfiere valores, y por ende suma o agrega más valores de cambio; segundo,

en cuanto trabajo concreto, éste conserva los valores –de uso- de los medios de producción,

creando simultáneamente un nuevo valor de uso. Eso en términos muy simplistas. En el

proceso productivo de valores-mercancías, los instrumentos de producción son muy

tomados en cuenta, ya sea tanto en cuanto a sus valores de uso como en sus valores

venales, puesto que ambos son tomados en cuenta en el producto final. Y en este sentido,

Marx hace hincapié en establecer una cierta relación entre el tiempo de trabajo y la cantidad

de materias primas que son procesadas durante ese mismo período de tiempo para producir

un objeto para la venta. Para establecer dicha relación, Marx saca como ejemplo el uso de

máquinas en el proceso de hilado de algodón, en que un nuevo instrumento para aquello,

hace en 6 horas en vez de 36 un mismo trabajo. Es decir, es 6 veces más rápido el trabajo

que con la máquina antigua. Pero esta nueva máquina no solo permite ese trabajo más

rápido, sino que a su vez, permite también hilar 6 veces más rápido: 36 libras en vez de 6.

Lo que ocurre con dicho adelanto tecnológico es que “estas 36 libras de hilado sólo

absorben el tiempo de trabajo que antes absorbían seis. Se les incorpora seis veces menos

trabajo nuevo que con el método antiguo, y por tanto sólo se les añade una sexta parte del

valor anterior. Más, por otra parte, el nuevo producto, las 36 libras de hilado siguen

encerrando el valor sextuplicado del algodón”.107 Marx, al diferenciar claramente ambas

formas de actividad productiva -abstracto y el concreto- sostiene que: “las seis horas de

trabajo del hilandero conservan y transfieren al producto un valor seis veces mayor de

materia prima, a pesar de que a esta materia prima se incorpora un valor nuevo seis veces

menor”.108 O sea, el trabajo concreto como, tal conserva muchos más valores de uso al

aumentar la cantidd total de recursos naturales utilizados en la mercancía final, a pesar de

106
Karl Marx, Ibíd., p. 125
107
Karl Marx, Ibíd., p. 151
108
Karl Marx, Ibidem
34

que ocurra precisamente lo contrario, en relación al trabajo abstracto general y las fuerzas

productivas, es decir: conserva menos valores de cambio, debido a la reducción del tiempo

de elaboración necesario.109

Pero queda una cosa por resolver. ¿Qué sucede con los medios de producción (el

capital fijo) en el proceso de trabajo? Para decirlo de manera breve y no muy compleja, se

puede sostener que los instrumentos de producción en la elaboración de valores-

mercancías, se desgastan. Es decir, con el tiempo de trabajo, y mientras más tiempo sean

ocupados en los procesos productivos, las máquinas más rápidamente se van

destruyendo. Y siempre hay que recalcar que esto es independiente de los valores venales,

puesto que Marx arguye que “si prescindimos de la representación puramente simbólica

de los signos de valor, el valor solo existe encarnado en valores de uso, en objetos”.110 Por

ende, si el valor de uso se pierde, entonces en consecuencia se perderá de manera

inevitable el valor de cambio, porque ya no existe el objeto en donde se encarna el mismo

valor venal. ¿Y cómo opera este lento pero inevitable desgaste de los factores e

instrumentos de producción? En cuanto al valor de uso, los instrumentos de producción se

deshacen porque en el mismo proceso productivo, la máquina traspasa sus propios

valores de uso a los valores-mercancías elaboradas, al mismo tiempo que aquella (la

máquina) consume su propio valor útil, con ello destruye simultáneamente su propio

valor de cambio: se desvaloriza. Hay que recalcar, en este sentido que el proceso de

consumo implica la destrucción del valor de uso. Claro que esta descripción del desgaste

de los medios de producción es relativamente simple en esta parte, y será profundizado y

109
“Esto demuestra que el carácter del trabajo como conservador de valores durante el mismo proceso
indivisible es sustancialmente distinto de su carácter como fuente de nuevo valor. Cuanto mayor es el tiempo
de trabajo necesario absorbido durante la operación de hilado por la misma cantidad de algodón, tanto mayor
también el valor nuevo que al algodón se añade; en cambio, a medida que aumentan las libras de algodón que se
hilan durante el mismo tiempo de trabajo, aumenta también el valor antiguo conservado en el producto.
Si las condiciones técnicas del proceso de hilado no se alteran, ni se opera tampoco ningún cambio de valor en
los medios de producción, el hilandero seguirá consumiendo durante el mismo tiempo de trabajo cantidades
iguales de materia prima y maquinaria por un valor igual. En este caso, el valor que conserve en el producto
estará en razón directa al nuevo valor que le añada. En dos semanas añadirá al producto doble de trabajo, y
por tanto doble de valor que en una, y al mismo tiempo consumirá el doble de material, con el doble de valor,
y desgastará dos veces más maquinaria y dos veces más valor que para el producto de una semana; en el
producto de dos semanas, conservará por tanto el doble de valor que en producto de una”. Véase Karl Marx,
Ibíd., pp. 151-152
110
Karl Marx, Ibíd., p. 152
35

aclarado en lo que queda del trabajo. Este proceso de desgaste de los instrumentos de

producción, presenta uno de los argumentos más difíciles y abstractos en Marx.

En el proceso de producción, Marx establece una distinción clara del rol tanto de las

materias primas (y las auxiliares) como de los medios de producción, para la fabricación

de valores-mercancías. Las primeras “forman la sustancia del producto, aunque

cambiando de forma”,111 es decir, aunque sean transformadas en forma y tamaño, las

materias primas constituyen la materialidad de la mercancía recientemente elaborada. Con

los instrumentos de producción no sucede necesariamente lo mismo, ya que éstos nunca

llegan a confundirse -del todo- con las mercancías que llegan a producir, puesto que a

pesar se que se consuman en el proceso productivo, lo cierto es que después de haberlos

utilizado en el trabajo por un tiempo, estos instrumentos “mañana vuelven a presentarse

en el proceso de trabajo bajo la misma forma que tenían ayer”;112 es decir, en el proceso de

su consumo (y/o destrucción) de su valor de uso, las máquinas permanecen inalteradas. Sin

embargo, esa inalterabilidad de los mismos a través del proceso de producción, no

permanece así infinitamente, debido a que “si recorremos todo el período durante el cual

presta servicio uno de estos medios de trabajo, desde el día en que llega al taller hasta el

día en que se le arroja, inservible ya, al montón de chatarra, veremos que a lo largo de este

período su valor de uso es absorbido íntegramente por su trabajo y su valor de cambio se

transfiere por tanto, íntegramente también, al producto”.113 Por lo tanto, esta destrucción

del instrumento en cuestión a través de su consumo productivo, tiene un determinado

lapso de tiempo, o dicho en otras palabras, dura un determinado tiempo, no es

instantáneo.

Este es el tiempo en el cual, el medio de producción transfiere y añade valores, de uso

y de cambio respectivamente a la mercancía producida. Ese lapso de tiempo, de duración

del instrumento de producción, está dado por el tiempo de vida del mismo, en que “si por

ejemplo, una máquina de hilar tiene 10 años de vida, su valor total pasará al producto

decenal durante un proceso de 10 años”.114 Eso quiere decir, que los factores de producción
111
Karl Marx, Ibíd., p. 153
112
Karl Marx, Ibidem
113
Karl Marx, Ibidem
114
Karl Marx, Ibidem
36

tienen contados, en su tiempo de vida útil, el número de procesos productivos que pueden

llevar a cabo. Y es así, porque de acuerdo con Marx, tanto el valor conservado como el

añadido al producto total, nunca puede ser mayor que aquél que pierda el medio de

producción durante el proceso de trabajo limitado en un período de tiempo. 115 Esto puede

entenderse análogamente como el “principio de conservación de energía”. Aunque para

éste caso, lo que se conserva son las materias primas, puesto que la máquina se destruye

finalmente, pero toda su capacidad productiva se igualó en el total de las mercancías

producidas con ese instrumento de trabajo, o sea, el valor de cambio de la máquina ha sido

destruido en su consumo productivo y se manifiesta en los nuevos valores de uso que se

fabricó en el proceso de trabajo. Lo que se puede apreciar en este sentido, es que la

“degradación” de los medios de producción ya ha sido cuantificada en valor de cambio y

que también ha sido añadida al valor-mercancía recientemente elaborado.116 Además,

podría decirse también que debido a esta destrucción de los instrumentos de producción

por medio de su consumo y por la consecuente transferencia y conservación de los valores

de uso y de cambio, se podría sostener que en realidad la economía no crece. O sea, que la

riqueza tiene límites, puesto que lo que aumenta, es la riqueza que se extrae del entorno

natural, y consecuentemente aumenta el volumen circulante de mercancías elaboradas por

el trabajo humano, pero no se puede extraer más materias primas de lo que proporciona

en sí el ambiente. Lo que sí podría argüirse es que el número de mercancías -finales-

aumenta, o en otras palabras, aumenta el número de artículos modificados por el trabajo

humano, y en este último sentido sí podría decirse que aumenta la riqueza. La riqueza

aumenta sólo en el sentido de que circulan más artículos para la venta.


115
“Esto demuestra palmariamente que un medio de producción no puede jamás transferir al producto más
valor que el que pierde en el proceso de trabajo, al destruirse su propio valor de uso. Si no tuviese valor alguno
qué perder, es decir, si él mismo no fuese, a su vez, producto del trabajo humano, no transferiría al producto
ningún valor. Contribuiría a crear un valor de uso sin intervenir en la creación de un valor de cambio. Tal es lo
que acontece, en efecto, con todos los medios de producción que brinda la naturaleza sin que medie la mano
del hombre: la tierra, el aire, el agua, el hierro nativo, la madera de una selva virgen, etc”. Véase Karl Marx,
Ibíd., pp. 153-154
116
“Otro interesante fenómeno se nos presenta aquí. Supongamos que una máquina valga 1000 libras
esterlinas y tenga 100 días de vida. Ello querrá decir que cada día que funcione transferirá a su producto diario
1/1000 de su valor. Pero aunque su fuerza vital disminuya, la máquina seguirá actuando en conjunto en el
proceso de trabajo. Tenemos, pues, aquí un factor del proceso de trabajo, un medio de producción, que es
totalmente absorbido por el proceso de trabajo, pero que solo desaparece en parte en el proceso de valorización”. Véase
Karl Marx, Ibíd., p. 154
37

¿Pero qué sucede con el factor subjetivo, es decir, con la fuerza de trabajo en el proceso

productivo? El factor subjetivo o capital variable en la producción, sólo transfiere los valores

de los medios de producción al producto final. Pero en relación a sí mismo, el capital

variable no sólo debe trabajar para reproducirse vitalmente, lo cual dura solamente media

jornada de trabajo; es decir, no sólo debe laborar para conseguirse el equivalente a los

medios de vida mínimos para que el obrero siga con vida y continúe en el proceso de

producción de valores-mercancías. De hecho, la fuerza de trabajo debe ejecutar una

jornada laboral completa, la cual, no es pagada en su totalidad por el capitalista. Aquí

aparece el concepto de plusvalía, por lo que “la fuerza de trabajo puesta acción no se limita

a reproducir su propio valor, sino que produce un valor nuevo”.117 Y ese valor nuevo es lo

que se conoce como plusvalía, la cual “forma el remanente del valor del producto sobre el

valor de los factores del producto consumidos, es decir, los medios de producción y la

fuerza de trabajo”.118 En términos simples, la plusvalía es el excedente de lo que se tiene

que pagar, tanto por el mantenimiento de ambos tipos de capital, es decir, el capital fijo

(los medios de producción) y el capital variable (la fuerza de trabajo). Además, hay que

recalcar que existe una relación entre ambos tipos de capitales. ¿Cuál es esta relación?

Dicha correlación es que a mayor desarrollo de las fuerzas productivas, o sea, de

tecnología, mas prescindible será el uso de la fuerza de trabajo en el proceso productivo, y

por ende, mayor será el número de sujetos que queden en la categoría de superpoblación.119

En este punto, Marx rechaza y rebate tajantemente la teoría poblacional de Malthus,

quien postulaba que la sobrepoblación se debía al crecimiento demográfico del ser

humano, que es más rápido que el crecimiento de los medios de subsistencia en un mismo

espacio, lo que llevaría seguramente a la muerte de la humanidad y su desaparición.120


117
Karl Marx, Ibíd., p. 157
118
Karl Marx, Ibíd., pp. 157-158
119
“Puede ocurrir, por ejemplo, que las condiciones técnicas del proceso de trabajo se transformen tan
radicalmente, que donde antes hacían falta 10 obreros, manejando 10 instrumentos de escaso valor para
elaborar una masa relativamente pequeña de materia prima, ahora un solo obrero, pertrechado con una
máquina cara, elabore cien veces mas material. En este ejemplo, el capital constante, o sea, la masa de valor de
medios de producción empleados, crece extraordinariamente, mientras disminuye en proporciones también
extraordinarias, la parte variable del capital, la invertida en fuerza de trabajo”. Véase Karl Marx, Ibíd., p. 159
120
“Su concepción es totalmente falsa y pueril, 1) porque considera como de la misma índole la sobrepoblación
en las diferentes fases históricas del desarrollo económico; no comprende su diferencia específica y por
consiguiente reduce estúpidamente esas relaciones complicadísimas y cambiantes a una relación, a dos
38

¿Por qué Marx rechaza esa teoría?, pues porque para él, Malthus “relaciona neciamente

determinado cuanto de hombre con determinados medios de subsistencia. Ricardo le ha

objetado, con justicia, que el cuanto de trigo disponible es absolutamente indiferente al

obrero si este carece de ocupación; que por lo tanto, son los means of employment y no los

of subsistence los que ponen al obrero en la categoría de población excedente o no”. 121 ¿Y

por qué es así? Porque cada adelanto tecnológico, lo que hace es acortar el tiempo de

trabajo necesario para la elaboración de los determinados valores-mercancías, y por ende,

el trabajo -necesario- restado aumenta el plustrabajo, el cual genera mayor plusvalía.

Además, y en segundo lugar, cuando ese adelanto tecnológico puede ejecutar un trabajo

prescindiendo de un número de trabajadores mayor en comparación a la maquinaria

antigua, entonces esa capacidad de trabajo, se vuelve superflua,122 porque no es necesaria

para el proceso productivo. En palabras de Marx: “una parte de esta capacidad laboral se

vuelve superflua, ya que para ejecutar el cuanto de plustrabajo basta con una porción de

esa capacidad de trabajo, mientras que antes era necesario todo el cuanto”.123 Para aclarar,

esta relación entre ambos tipos de capital esta determinada por los cambios tecnológicos,

en que las consecuencias de dicho nexo son: 1) acortar el tiempo necesario de fabricación de

un determinado artículo; 2) hacer que los medios de producción puedan prescindir de

utilizar tantos obreros en el proceso productivo; 3) que al mismo tiempo que acortan el

tiempo necesario de trabajo, aumenta también la cantidad de plustrabajo, permitiendo

aumentar simultáneamente la plusvalía; y 4) que al utilizar menos trabajadores en el

términos, en la cual se contraponen por un lado la reproducción natural del hombre, por el otro la propagación
natural de los vegetales (o means of subsistence, como si se tratara de dos series naturales, de las cuales una
aumenta geométricamente, la otra aritméticamente (···) El idiota supone con eso que la multiplicación del hombre
es un proceso puramente natural, que requiere restraints, checks externos para no efectuarse conforme a una
proporción geométrica. Esta propagación geométrica constituye el proceso natural de reproducción humana. En
la historia encontrará que la población se desarrolla en proporciones muy diferentes y que la sobrepoblación
constituye igualmente una relación históricamente determinada, de ningún modo determinado por números o
por el límite absoluto de la productividad de medios de subsistencia, sino mediante límites puestos por
determinadas condiciones de producción”. Véase Karl Marx, Elementos fundamentales para la crítica de la
economía política (Grundrisse) 1857-1858 Vol. II, Siglo XXI editores, 15ª edición, 2005, México, pp. 112-113
121
Karl Marx, Ibíd., p. 114
122
“Como el desarrollo de la fuerza productiva puesta necesariamente por el capital consiste en aumentar la
proporción del plustrabajo frente al necesario, o reducir la porción de trabajo necesario que se requiere para un
cuanto de plustrabajo, tenemos que estando dado determinado cuanto de capacidad de de trabajo, debe
reducirse necesariamente y continuamente la proporción de trabajo necesario”. Véase Karl Marx, Ibíd., p. 117
123
Karl Marx, Ibidem
39

proceso productivo gracias al aumento de productividad de la maquinaria, aumenta

entonces la sobrepoblación humana, sobrepoblación que se podría definir como aquella

gente, cuyo trabajo se ha vuelto superflua, es decir, sobrante. Consecuentemente, y en este

punto, los problemas de sobrepoblación actuales, no deben entenderse necesariamente

como escasez de los medios de vida, es decir, de alimentos, vivienda, etc., sino como el

crecimiento sostenido del uso de maquinaria como factor productivo en desmedro del uso

de la fuerza de trabajo en la producción. O sea, la aparición en masa de gente desempleada

-y/o cesante- que no puede entrar al circuito productivo, y que no puede conseguir medios

de vida.

El concepto de sobrepoblación, puede ser igualado al de ejército de reserva de mano de

obra. La acumulación capitalista implica el crecimiento de capitales, tanto del fijo como del

variable, pero Marx arguye que la proporción del aumento de ambos tipos de capital no

crece por igual: “al progresar la acumulación, cambia la proporción entre el capital

constante y el variable, si originariamente era de 1:1, ahora se convierte en 2:1, 3:1, 4:1, 5:1,

7:1, este, por donde, como el capital crece, en vez de invertirse en fuerza de trabajo 1/2 de

su valor total sólo se van invirtiendo, progresivamente 1/3, 1/4, 1/5, 1/6, 1/8, etc.,

invirtiéndose en cambio 2/3, 3/4, 4/5, 5/6, 7/8, etc., en medios de producción”. 124 Y

suponiendo que los medios de producción invertidos, realizan el trabajo necesario en

menos tiempo y con menos trabajadores, Marx recalca que la demanda de trabajo depende

completamente del nivel del capital fijo; en otras palabras, el capital variable está en

función del volumen total de capital fijo. Lo que importa al capitalista no es la suma total

de la fuerza de trabajo, sino aquella que sea lo suficiente para ocupar los puestos de

trabajo dentro del capital fijo. Y aunque aumente el volumen total de capital, siempre el

capital variable aumentará de forma decreciente en relación al fijo, por lo que Marx, llega a

la paradoja de que “para absorber un determinado número adicional de obreros y aun

para conservar en sus puestos, dada la metamorfosis constante del capital primitivo, a los

que trabajan, se requiere una acumulación cada vez más acelerada del capital total”.125 Por ende,

la paradoja, es que esta aceleración de la acumulación, por más que intente absorber al
124
Karl Marx, El capital Vol. I, p. 532
125
Karl Marx, Ibíd., p. 533
40

sobrante de los obreros, lo cierto es que esta aceleración, “produce constantemente, en

proporción a su intensidad y a su extensión, una población obrera excesiva para las necesidades

medias de explotación del capital, es decir, una población obrera remanente o sobrante”.126 Para

Marx esa es una ley poblacional que está intrínsecamente vinculada al modo de producción

capitalista. Los trabajadores por ende, como ejército industrial de reserva, constituyen

parte íntegra del sistema capitalista en aras de la acumulación de valores, sólo que están

excluidos de la participación en el proceso de producción. ¿Y por qué está excluido?,

porque para el capitalista, ese remanente “le brinda el material humano, dispuesto

siempre para ser explotado a medida que lo reclamen sus necesidades variables de

explotación”.127 En suma y para resumir, el capitalista al acumular incesantemente más

capital lo reinvierte cada vez más en capital fijo así como en el variable, pero en

proporciones totalmente diferentes, ya que el sistema funciona de esa manera, tiene que

ser así. El capitalismo es una suerte de sistema que incluye porque precisamente sucede

también lo contrario: excluye. Y excluye a obreros porque el capitalista necesita de ese

ejército de reserva para las futuras reinversiones y expansiones para el capital fijo, pero

tiene que ser de tal modo que nunca sea posible el establecimiento del pleno empleo, de

otra forma, sería imposible proseguir con la infinita acumulación de capital.

Conclusiones

Para concluir, se puede sostener, en primer lugar que el ser humano en cuanto un

animal (“mas racional”, en comparación con los demás animales) depende al igual que los

demás animales, de su entorno. El ser humano debe depender de su entorno natural para

sobrevivir. Llama la atención como califica Marx a la naturaleza que rodea al ser humano,

catalogándola como el cuerpo extenso del ser humano, no estableciendo de esa manera

una división tajante entre los seres humanos y la naturaleza. Y arguye Marx, en ese

sentido, que el ser humano es el más universal de los animales, porque todo lo que está

presente en el ambiente, es para uso del ser humano. O sea, la naturaleza estaría -bajo esa
126
Karl Marx, Ibidem
127
Karl Marx, Ibíd., p. 535
41

lógica- por designio al servicio de la humanidad. Quizás y en última instancia, tengan

razón aquellos quienes sostienen que Marx aún era un pensador Ilustrado, ya que en

último término y de todas formas, sus escritos llaman aunque sea de manera implícita a

dominar la naturaleza, a través del desarrollo de las fuerzas productivas y también por

medio del trabajo humano, los cuales son aquellos dos factores que modifican las materias

primas y las transforman en artículos elaborados. El único punto que matizaría que Marx

sea un pensador iluminista, es que él de todas formas considera al hombre como un

animal que forma parte íntegro de ese sistema cerrado que es la naturaleza, y por ende, la

intervención humana en el ambiente no sería antinatural. En segundo lugar, la relación

sociedad-naturaleza, se ve que es algo más complejo, pues debido a que en términos

generales, los procesos económicos que se llevan a cabo dentro de la sociedad: producción,

distribución, intercambio (circulación) y consumo, pareciera que el ser humano se estuviera

emancipando realmente de la naturaleza. No obstante, lo que en realidad sucedía, es que

con un desarrollo tecnológico tan alto, no es que ya no se depende del ambiente para

extraer materias primas y para producir mercancías. Lo que más bien sucede, es que la

producción de las mercancías ya no depende exclusivamente de la naturaleza, sino

también -y en gran parte- del desarrollo tecnológico de los medios de producción. Esta

emancipación aparente de la producción de bienes -con respecto al ambiente- viene de la

circulación de las mercancías, puesto que a mayor despliegue de las fuerzas productivas,

mayor será el volumen producido de bienes finales (consumibles) y por lo mismo, que

estará en circulación de la sociedad.

En tercer lugar -y más importante- vimos la mercantilización de la naturaleza. Eso se

comprende, en primer lugar en cuanto a la asignación de valores de cambio a las materias

primas. Hay que destacar que bajo el modo de producción capitalista es cuanto los

recursos naturales, por vez primera tienen asignados un valor de cambio determinado, el

cual es referido al tiempo de trabajo mínimo socialmente necesario para producirlas. En

suma, la mercantilización de los artículos está determinada por la cantidad de materia

prima en una determinada mercancía, la cual está en relación directa; y también por los

medios de producción, en relación inversa. O sea, mientras más recurso tenga una
42

mercancía determinada, un valor de cambio más alto tendrá; mientras que mientras más

desarrolladas sean las fuerzas productivas, menos tiempo de trabajo será necesario para

producirlas, y por ello, menor será su valor de cambio. Este valor venal, no es igual a

precio, sino que este último concepto se refiere más bien a una medida específica de valor

de oro, o sea, el precio es igual al equivalente de una mercancía en relación a su peso físico

en oro. Y hay que destacar que ese metal precioso es usado como dinero porque representa

-en pequeños volúmenes- cantidades grandes de trabajo; y además porque el oro tiene una

forma homogénea que permite dividirlo en partes alícuotas. Hay que recalcar que el oro,

viene determinado por el volumen del mismo, es decir, cuando hay más volumen del

mismo circulando en la economía, no quiere decir que exista más tiempo de trabajo, sino

que el volumen total de oro se toma como el total del trabajo general abstracto de una

sociedad o en defecto, de un Estado-nación. Por ende, cuando se añade más de dicho

mineral al que previamente estaba circulando, lo que se hace es más bien depreciar al

mismo oro, o mejor dicho al dinero que encarna idealmente al oro. O sea, el papel moneda

que representaba una cantidad fija ideal de oro, representa ahora menos cantidad de metal

que antes de la suma de oro a la circulación. Ese proceso, está vinculado en último término

a los procesos extractivos de oro y de la cantidad de oro que se encuentre enterrada bajo

tierra.

En segundo lugar, la mercantilización de la naturaleza, puede apreciarse también al

reducir el trabajo concreto humano, que es entendido como el proceso mediador entre el ser

humano y el ambiente, a mero trabajo general abstracto. Este proceso de conversión de

trabajo concreto a trabajo abstracto, se realiza con el fin de cuantificar el trabajo por medio

del tiempo, pero no de cualquier tiempo. Para que este tipo de trabajo sea cuantificable, el

tiempo debe cuantificarse en medidas estándares: días, horas, minutos, etc. Y

simultáneamente, deben simplificarse los procesos de trabajo, para que de esa forma los

distintos trabajos sean equiparables e intercambiables entre sí. En este aspecto de la

mercantilización, el desarrollo de las fuerzas productivas juega un papel muy importante.

Aunque no hay que olvidar, que la fuerza de trabajo se mercantiliza también, y como es

una mercancía viviente, el valor de cambio de esta mercancía es igual a la suma de los
43

medios de vida mínimos que necesita la fuerza de trabajo para producirse, y no sólo para

producirse, sino también para reproducirse. O sea, para que en el tiempo futuro haya

sustitutos reproducidos a la fuerza de trabajo que en el futuro fallezcan -producto de su

desgaste físico y mental en el proceso productivo-. Eso en relación al capital variable.

En tercer lugar, se vio lo que sucedía con el capital fijo o en otras palabras: los medios

de producción que se aplican en la elaboración de valores mercancías. Sin entrar en los

complicados detalles, tanto de la conservación y de la tranferencia de valores (de uso y de

cambio) que realiza un determinado medio de producción en el proceso productivo, lo

cierto es que las máquinas que componen el conjunto global del capital fijo, se desgastan.

Las máquinas no tienen una duración infinita, y el valor de uso de estas herramientas se

extingue hasta que hayan cumplido con todos los ciclos productivos en la elaboración de

valores-mercancías. Lo que llama la atención, es que, lo que le sucede al capital fijo en

relación a la producción podría ser análogo al “principio de conservación de la energía”,

puesto que Marx afirmaba que, una máquina jamás podría transferir un valor de cambio

mayor al volumen total de las mercancías, aunque haya trabajado menos horas por día. La

máquina siempre transferirá y añadirá un determinado valor de cambio. Por ende, se

puede entender en Marx, que la economía más bien es un sistema cerrado, y que existirían

límites definidos al crecimiento. Pero habría que afirmar que es un sistema cerrado

únicamente en relación a los valores de uso, y éstos en último término encarnan la

materialidad de los valores de cambio, ya que los valores de cambio pueden crecer

infinitamente: sólo hace falta que modifiquen el signo de valor para que sea de tal forma

exprese un valor nominal más alto. Además, este principio análogo al de la conservación

de la energía, es más patente al ver la relación entre el capital variable y el capital fijo. Para

decirlo de manera relativamente simple, cada vez que se invierte en más volumen de

capital fijo, parte del capital variable es arrojado fuera del proceso productivo, lo que

produce sobrepoblación. Pero esta sobrepoblación existe no porque exista escasez de medios

de vida, sino porque su trabajo se ha vuelto superfluo e inútil para el proceso productivo.

Por ende, aquellos que no participan en el proceso de producción no pueden participar

tampoco en la adquisición de los medios de subsistencia. Ello, ocurre porque el capital


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variable que ha sido adquirido y ampliado por los capitalistas, disminuye el tiempo de

trabajo necesario para la producción de valores mercancías y aumenta al mismo tiempo el

plustrabajo, por lo que, con el aumento del capital variable, aumenta inevitablemente el

plustrabajo y consecuentemente la plusvalía que va a parar a manos del capitalista. Todo

aquello sucede, a costa de la formación del trabajo superfluo. Por ende, Marx rechaza

tajantemente las descripciones demográficas de Malthus quien afirmaba que el

crecimiento de la población demográfica era mucho más rápido que la de los medios de

vida, puesto que para Marx, lo que prima no es la naturaleza sino el desarrollo de las

fuerzas productivas, es decir, de la tecnología aplicada a la economía. Y es la tecnología, al

final de cuentas, lo que determina la distribución de los productos al interior de la

sociedad, puesto que la forma en que alguien participa en la producción, determina la

forma en que conseguirá esos productos, por ende, aquellos que no participen en la

producción, no participan en la distribución, ni intercambio o consumo.

Según este “ambientalismo marxiano”, la desigualdad no sería un problema cuya

solución esté fuera del radio de acción humana. Y, si la pobreza no depende netamente de

la naturaleza -como afirmaba Malthus- sino del despliegue real y total de las fuerzas

productivas por parte de la humanidad, o en otras palabras: depende de la acción

humana, entonces Marx dejó la puerta abierta a la condición de posibilidad histórica para

la solución de la desigualdad. Por tanto, es sólo una excusa por parte de los que quieren

mantener el status quo, que la pobreza y/o desigualdad es una condicición natural humana

per se. Puesto que si los adelantos tecnológicos -así como los problemas de distribución de

los bienes y las condiciones de trabajo, o sea: las relaciones de producción- son productos

humanos a través de la historia, consiguientemente sólo resta idear y cómo desarrollar de

forma efectiva unas relaciones de producción que superen realmente la contradicción

inherente del capitalismo: el crecimiento constante del capital fijo a expensas del variable,

provocando simultáneamente la sobrepoblación humana junto con sobreproducción de

mercancías. O sea, la existencia una creciente desigualdad social -no sólo a nivel local y/o

nacional sino también a escala mundial- que no cesa al acelerar la velocidad de

acumulación del capital, sino más bien acentúa ambas tendencias no-igualitarias.
45

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