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Ttulo: Palabras difciles de

pronunciar

Las palabras de Jess en su oracin al Padre son difciles de pronunciar. De
hecho, si reflexionemos en cada una de ellas, caeremos en la cuenta de las
profundas implicaciones, que al declararlas y hacer que se cumplan, conllevan.
No se haga lo que yo quiero, sino lo que t Que contraria es al hombre natural!
A este le resulta fcil decir: "Hago lo que quiero y nadie me dice lo que tengo que
hacer". Niega someterse a una autoridad y quiere ser l quien decida su propio
destino. De la misma manera, les sucede a los discpulos de Jess. Es lo que le
ocurri a Pedro, Juan y Jacobo. Cuando tenan que orar y estar vigilantes, estaban
haciendo lo que queran, dormir. Dios desea y nos manda a orar, pero nosotros
dormimos, en muchas ocasiones Cunto tiempo dedicamos a la oracin y
comunin con el Seor al da? Ni siquiera una hora? Cmo pensamos entonces
obtener la victoria contra las tentaciones? Ms el Salvador tiene compasin de
nuestras vidas! Por eso, nos ha dado Su espritu para vencer al mal y vivir segn
Su voluntad, difcil? Si! Y aun as es agradable y perfecta. Porque lo que l
quiere para ti, es muchsimo mejor que lo que cada uno podamos querer para
nosotros. Agustn de Hipona, el mayor telogo que haya existido, segn dicen
algunos, dijo una vez una peticin muy similar a la de Jess: Seor, pdeme lo
que quieras, y concdeme hacer lo que pides. Esto me ensea que debo ser
humilde para clamar: Apidate de m, que soy un hombre pecador y sin ti, nada
puedo hacer Necesito tu favor, que aumentes mi fe, me concedas lgrimas de
arrepentimiento y el reconocer slo una cosa, que T, Jess, pagaste en la cruz
por mis pecados, moriste por amor a m, para salvarme de la muerte, que trajo
como consecuencia el pecado, para despus resucitar y vencer no solo a la
muerte sino al pecado y al maligno." l fue entregado en manos de pecadores, es
decir, t y yo. Sin embargo, hay una diferencia, los hijos de Dios reciben a Cristo
como el regalo de vida eterna y crucifican sus pecados en la cruz, mientras que los
que no lo son, crucifican una y otra vez al autor de la vida.

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