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Modulo: Comprensión del desarrollo del movimiento inclusivo

Docente: Rodrigo Monné de la Peña


Estudiante: Katherine Norambuena Navarro

Una escuela diferente

Actualmente la educación es una de las preocupaciones más importantes que


tiene cada país, sus esfuerzos siempre están en que todos tengan acceso a ella, pero en
esta frase se pronuncia “todos”, y por lo tanto aquí también entran aquellos niños que
tienen alguna necesidad educativa especial asociada o no a una discapacidad.
Es por esto que nuestro punto se basa en que todos los estudiantes merecen una
educación acorde a sus necesidades, así lo expresa Hergaty, Hodgson y Clunies – Ross
(1988):
Del mismo modo que otros alumnos, los de necesidades especiales acuden a las
escuelas para que se les enseñe y para aprender. La tarea de la escuela consiste
en promover el aprendizaje de los alumnos y en crear las condiciones bajo las que
tenga lugar el aprendizaje apropiado para todos. (p. 20)

Por lo tanto aquí aparece la importancia de la escuela para lograr la inclusión de estos
alumnos. Ya que es “Necesario resaltar la importancia otorgada a la institución escolar
como promotora del cambio” (Arnaiz, 2003, p. 173).

Inclusión consiste en generar las condiciones bajo las cuales los estudiantes con
necesidades educativas especiales pueden aprender en las escuelas comunes junto con
los demás niños. “El aprendizaje cooperativo constituye una excelente estrategia de
aprendizaje, facilitadora de la enseñanza en el aula para la atención a la diversidad.”
(Arnaiz, 2003, p. 213).

Uno de los ejes principales para la inclusión es que los docentes se preocupen de
entregar una enseñanza igualitaria para los estudiantes con o sin necesidad educativa
especial, tal como se expone a continuación:

El maestro se debe comprometer con la plena inclusión, lo que supone que acepte
a los alumnos, antes de excluirlos, como miembros valiosos. Si el maestro no
valora al niño y no quiere tenerlo en su clase, probablemente surjan dificultades
importantes para conseguir la inclusión plena. (Stainback, 1999, p. 29).

Es por esto que los centros deben tener profesionales competentes, que puedan enfrentar
los retos que se presenten y satisfacer las necesidades que requieran los alumnos.
Además éstos deben utilizar métodos que sean eficaces y generar adaptaciones
curriculares dependiendo del contexto. “La diferenciación curricular como respuesta a la
diversidad ha sido considerada como una enseñanza a la diferencias individuales”
(Sánchez y Torres, 2002, pp. 89-90), puesto que de esta manera se hace más accesible
un adecuado aprendizaje para los alumnos que presentan necesidades especiales, “El
reto radica en posibilitar que todo el alumnado acceda al currículo, a través de respuestas
educativas justas que, aceptando las diferencias, sean acordes a sus necesidades”
(Arnaiz, 2003, p. 182).
Otro punto importante es que los cambios se deben originar en el establecimiento y es
éste el que debe atender y eliminar las barreras para el acceso, ya sean físicas
(infraestructura) como psicológicos (profesionales de apoyo a los docentes), para que los
estudiantes que presenten alguna discapacidad puedan desarrollarse en el área educativa
sin diferencias con los alumnos normales. Por lo tanto, ya no será el alumno el problema,
sino que es el centro educativo. Cada estudiante debe recibir los beneficios de
encontrarse en un entorno común y es la escuela quien debe procurar que así sea.
(Hergaty, Hodgson y Clunies – Ross, 1988).
Lo que hemos querido plantear es que los cambios deben comenzar por el
establecimiento, sobre todo que sean los docentes los principales propulsores hacia la
inclusión, puesto que ellos pueden incentivar a los niños a la no discriminación y a
respetarse mutuamente, para sí lograr “Construir una sociedad inclusiva; supone
reconocer el derecho a la diferencia, a las manifestaciones distintas, etc. Y a la
participación, sin exclusiones de toda persona en la misma” (Cano, García, Parrilla, Pérez,
Sánchez, Susinos, 2003, p. 96).
Después de realizar los cambios dentro de la escuela, se hace más fácil generar
condiciones inclusivas fuera de ella, como por ejemplo dar oportunidades laborales para
ellos, de esta manera, se produce una interacción real entre las personas con
discapacidad y el resto de la sociedad. Cuando una sociedad es capaz de mirar al otro
como un igual, a pesar de las diferencias, ésta se torna más justa.

Referencias Bibliográficas

1. Arnaiz, P. (2003) Educación Inclusiva: Una escuela para todos. Málaga: Aljibe.

2. Cano, R., García, N., Parrilla, A., Pérez, I., Sánchez, E. y Susinos, T. (2003) Bases
pedagógicas de la educación especial: Manual para la formación inicial del
profesorado. Madrid: Biblioteca Nueva.

3. Hergaty, S., Hodgson, A. y Clunies - Ross, L. (1988). Aprender juntos la


integración escolar. (3era ed.) Madrid: Morata.

4. Sánchez, A. y Torres, J. (2002) Educación especial, centros educativos y


profesores ante la diversidad. Madrid: Pirámide.

5. Stainback, S. y Stainback, W. (1999) Aulas inclusivas: Un nuevo modo de enfocar


y vivir el currículo. Madrid: Narcea.

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