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nerudiana

Fundación Pablo Neruda Santiago Chile nº 7 Agosto 2009 Director Hernán Loyola

antinerudismo
De la envidia
y sus alrededores

escriben

Mélina Cariz Cristián Montes Capó


Gunther Castanedo P. Enrique Robertson
Greg Dawes Alain Sicard
María Luisa Fischer Mario Valdovinos
Pedro Lastra José Miguel Varas

NERUDIANA – nº 7 – 2009 1
Sumario

De la envidia y sus alrededores 4


ALAIN SICARD

El antinerudismo iconográfico de
Javier Marías 10
ENRIQUE ROBERTSON // ALAIN SICARD

El antinerudismo delirante:
Pablo de Rokha 13
MARIO VALDOVINOS

Neruda ante la «New Criticism»


anglosajona 16
GREG DAWES

Un recado para Santí 20


HERNÁN LOYOLA

Larrea / Neruda: itinerario de una


enemistad 21
GUNTHER CASTANEDO PFEIFFER

¿De qué murió César Vallejo? 24


ENRIQUE ROBERTSON

Ricardo Paseyro, el profesional 26


MÉLINA CARIZ

Navegaciones y anclajes del


antinerudismo 30
MARÍA LUISA FISCHER

CRÓNICA 33
ADIOSES:
Jorge Enrique Adoum
(1926-2009)
Recuerdo de Adoum 34
JOSÉ MIGUEL VARAS

PUBLICACIONES 35

TESTIMONIO
Nerudiana personal 40
PEDRO LASTRA

Los juicios y opiniones vertidos


en los artículos y
demás materiales aquí publicados, son responsa-
bilidad de sus respectivos autores.

nerudiana
nº 7 Agosto 2009

director y editor
Hernán Loyola

secretaria de edición

7
Adriana Valenzuela

diseño y diagramación
Juan Alberto Campos

FUNDACIÓN PABLO NERUDA nerudiana


Fernando Márquez de la Plata 0192
Providencia. Santiago-Chile

2 NERUDIANA – nº 7 – 2009
E STE NÚMERO

P remisa necesaria: el antinerudismo no es un delito. Nuestro dossier


dedicado a algunos casos de antinerudismo no se propone denun-
ciar ni demonizar a quienes no aman a Neruda, o están en desacuerdo
la nerudología, si no fuera por el prólogo del compilador que declara una
intención combatiente. Pero aunque su verdadera intención haya sido
sólo la de ganar algún dinero, lo cierto es que su realización no habría
con su figura y/o con su escritura, o tienen frente a él reservas de cual- sido posible ni tanto menos exitosa —porque la publicación misma del
quier tipo, o que derechamente lo odian. Neruda eligió ser un personaje volumen no habría interesado a ningún editor— sin la derrota de los
público y exponer, por lo tanto, su trayectoria personal y su obra al aba- textos compilados (o sea, sin el fracaso de las tentativas demoledoras
nico de divergentes cuanto legítimas opiniones, a exámenes, a críticas que ellos representan). Es por eso que El Bacalao, visto al trasluz, fue un
en favor y en contra, a valoraciones y rechazos, a simpatías y denuestos. importante acto de reconocimiento al Bacalao mismo durante su cente-
Ni falta que le hace a Neruda, por lo demás, que alguien lo defienda nario: el homenaje del enemigo.
de los infinitos ataques o agresiones de que fue y sigue siendo objeto (y En esta ocasión consideramos en particular algunos casos históricos
que han alcanzado niveles verdaderamente extraordinarios, y únicos en de antinerudismo declarado y militante, pero también ciertas formas de
Chile, por cantidad, ferocidad y mezquindad: basta hojear el reciente un nerudismo que podríamos llamar ‘reticente’ porque fundado sobre
volumen El Bacalao para tener una idea de ello). Lejos de nuestra inten- reservas de orden ideológico que, legítimas por cierto en ese específico
ción, por lo tanto, la de defender al poeta. Nos atenemos a su lema: «Yo nivel, en el de la exégesis literaria terminan por debilitar las mejor inten-
respondo con mi obra». Nos guía sólo el propósito de dar un toque de cionadas tentativas. El resultado es una suerte de nerudismo perdonavi-
atención hacia un fenómeno histórico-cultural que, no siendo raro en los das en cuanto salva al poeta a pesar de su tenaz adhesión al comunismo.
itinerarios de las literaturas occidentales, adquiere en el de la literatura y Por supuesto que no se trata de compartir la ideología política del
de la cultura de los países que hablan español (y de Chile con particular poeta y de sus textos, pero sí de examinarla desde la óptica de Neruda
relieve, por supuesto) características y formas dignas de notar por su mismo, teniendo en cuenta su perspectiva. Es lo que NO hace, por ejem-
volumen, virulencia y vitalidad en el tiempo — dura al menos desde el plo, el crítico italiano Giuseppe Bellini, amigo de Neruda además de
11 de noviembre de 1932 (fecha de la primera agresión pública de Pablo estudioso, traductor y difusor de su obra, cuando escribe con evidente
de Rokha en el diario La Opinión) hasta hoy, a casi 36 años de la muerte buena fe: «Neruda ha sido efectivamente el intérprete de un siglo. Nin-
de Neruda. guno como él lo ha vivido con tanta intensidad y pasión. Podemos decir
El dossier se abre con un texto contextualizador de Alain Sicard, todo lo que parezca en torno a su ‘humanidad’, criticarlo por sus equivo-
“De la envidia y sus alrededores”, versión abreviada de uno de los más caciones políticas, de las que a veces, con bastante torpeza, intentó jus-
penetrantes ensayos del estudioso de Poitiers. Siguen artículos sobre al- tificarse o rescatarse, pero nadie puede negarle función de intérprete de
gunos “clásicos” como Juan Larrea, Ricardo Paseyro, Pablo de Rokha, toda una época.» (epígrafe a J. C. Rovira, Neruda, testigo de un siglo,
más una curiosidad antinerudista del español Javier Marías. Incluimos Madrid, Atenea, 2007). Pasando por alto la implícita presunción de que
también una nota de Greg Dawes sobre algunos representantes de la New las propias ideas políticas son las justas (por lo cual constituyen el indis-
Criticism norteamericana en sus análisis de Neruda. cutible parámetro que autoriza a Bellini a declarar o decretar equivoca-
Nuestra aproximación al tema del antinerudismo no quiere ser dra- das las de Neruda), es como si un crítico agnóstico o protestante salvara
mática o indignada sino, en lo posible, humorística. Porque sus numero- el alto valor literario de la poesía mística de san Juan de la Cruz, pero
sas manifestaciones constituyen en su conjunto, desde nuestro punto de precisando: a pesar de sus equivocaciones religiosas.
vista, un desmesurado cuanto involuntario homenaje al revés dedicado En suma, digamos que nuestra propuesta podría reconocerse en
a Neruda. Lo tragicómico del asunto reside justamente en que sus princi- sintonía con el propósito de un reciente libro de María Luisa Fischer:
pales actores no son conscientes del significado real de sus afanes y fati- «La historia de la constitución de “Neruda” como unidad reconocible
gas. Paseyro y de Rokha, los antinerudistas ‘profesionales’ por excelen- sería la historia de cómo realidad, ficciones textuales y lectores se
cia, despilfarraron penosamente muchos años de sus vidas, energías in- interconectan estrechamente, hasta el punto de que aquello que nombra-
mensas y hasta dinero (Paseyro) en intentar sin ningún éxito el derrumbe mos como “Neruda” se constituye en el resultado complejo de esa inter-
de Neruda. Un triste modo de quemar incienso ante el altar del odiado conexión» (Neruda: construcción y legados de una figura cultural, San-
enemigo. tiago, Universitaria, 2008). A los factores que Fischer señala como cons-
La compilación antinerudista El Bacalao, publicada en 2004 con titutivos de la figura “Neruda” querríamos agregar aquí el antinerudismo,
ocasión del centenario del nacimiento de Neruda, constituye el más em- vale decir la contrarrecepción.
blemático de los ejemplos recientes. El volumen es una importante cuanto
pintoresca recolección de documentos (diatribas antinerudianas según —El Director
el subtítulo), hoy difícilmente accesibles en su mayoría, que cabría leer loyolalh@gmail.com
sólo como el resultado de una recherche científica de gran utilidad para

NERUDIANA – nº 7 – 2009 3
De la envidia y sus alrededores*
ALAIN SICARD
Université de Poitiers, CRLA

Tengo en el Sur tantos amigos


como los que tengo en el Norte,
y no se puede poner el sol
entre mis amigos del Este,
y cuántos son en el Oeste?
No puedo numerar el trigo.
— Neruda, OC, II: 738.
Alain Sicard

1
Sin que fueran, como el trigo y como sus amigos, innumerables, Neruda tuvo mu- Al contemplar en su globalidad este cor-
chos enemigos. Sus nombres son conocidos de todo lector de las biografías del poeta pus, una constatación se impone: si la polé-
[v.gr. las de Rodríguez Monegal, Teitelboim, Schidlowsky...], aunque habría que esta- mica no está ausente, incluso violentísima
blecer jerarquías, dentro del odio, entre Juan Ramón Jiménez, Juan Larrea, Vicente como en el “Aquí estoy” contra Huidobro y
Huidobro, Octavio Paz, Pablo de Rokha, Ricardo Paseyro, para citar los más destaca- De Rokha, o acerbamente satírica como en
dos. la “Oda a Juan Tarrea” contra Juan Larrea,
Mi propósito no es explorar los antros del antinerudismo. El antinerudismo perte- no es ella la que domina. Ante los ataques
nece al contexto biográfico, y mi propósito no será biográfico. La envidia en cambio, de la envidia —o ante su veneno insidioso–
en la obra de Neruda, pertenece al texto poético. lo que Neruda expresa principalmente es
Su corpus es abundante y abarca la casi totalidad de la poesía escrita por el chi- una dolorosa incomprensión: es que, las más
leno [a comenzar por el violento “Aquí estoy” de 1935]. No hay escritor que no haya veces, los envidiosos han sido seres ama-
tenido sus enemistades: el mundo literario es muy propicio a generar polémicas y dos. Antes de encarnar el odio, han encar-
rivalidades. Pero no es frecuente —si es que existe— el caso de una obra donde la nado la amistad: antes de disimularse en la
envidia se haya convertido en un tema poéticamente autosuficiente. sombra, han compartido con el poeta el rei-
Esto significa, para empezar, que no nos interesará el punto de vista de los envi- no de la transparencia [el caso más doloro-
diosos, no nos importará sino marginalmente su identidad, y aún menos las justifica- so: los amigos cubanos que firmaron la
ciones estéticas, éticas, o ideológicas que esgrimen. Tampoco se tratará de analizar el Carta abierta de 1966] :
fenómeno desde un punto de vista psicológico — punto de vista que ha dañado tanto
al examen que se suele hacer del yo poético nerudiano, cerrando las puertas a una De uno a uno saqué a los envidiosos
verdadera comprensión del proyecto nerudiano. de mi propia camisa, de mi piel,
los vi junto a mí mismo cada día,
los contemplé
en el reino transparente
de una gota de agua:
los amé cuanto pude: en su desdicha
o en la ecuanimidad de sus trabajos:
y hasta ahora no sé
cómo ni cuándo
substituyeron nardo o limonero
por silenciosa arruga
y una grieta anidó donde se abriera
la estrella regular de la sonrisa.

Aquella grieta de un hombre en la boca!

Aquella miel que fue substituida!

[“Para la envidia”, OC, II: 1286]

4 NERUDIANA – nº 7 – 2009
Como se sabe, la sustitución es un con- desde fuera el tratamiento poético de la dos el envidioso y el envidiado. Hay, en el
cepto importante en el pensamiento de envidia, el cual, fundamentalmente, pone mecanismo mismo de la envidia, algo que
Neruda porque toca a un problema esen- en el centro de la reflexión la inseguridad obliga al envidiado, si quiere tratar de en-
cial de su personalidad poética que es la del envidioso. Sirva un ejemplo, sacado de tender su secreto, a volcarse hacia sí mis-
identidad. La enajenación de la identidad El mar y las campanas para introducir el mo para buscarlo dentro de su propia idio-
—bien sea la suya propia o, como aquí, la tema. sincrasia.
de otro ser humano— hunde al poeta en Viajando en un barco, el poeta, a
una perplejidad dolorosa, crea en él un regañadientes, acepta encontrar y conocer
ahínco casi patético. ¿Cómo entender esta a un pasajero –designado en el poema por
constante persecución de los envidiosos sus iniciales H.V. [Hernán Valdés]. Se im- 2
que, según lo cuenta en la “Oda a la envi- pone finalmente este deber a causa, dice
dia” (OC, II: 93), acompañó todas y cada maliciosamente Neruda, de su mujer «alta Ahora bien: existe una configuración
una de sus sucesivas vidas? ¿Cómo expli- y bella, con frutos y con ojos». Más tarde muy particular del yo nerudiano, y ella
car la envidia? leerá con tristeza en una revista el relato va a determinar los contornos, la temáti-
Neruda acude a diferentes tipos de ex- malintencionado que hace su compañero ca de la envidia. Destacaré dos rasgos
plicaciones. Primero —pero no son las de viaje de aquellos momentos, y conclu- esenciales.
más frecuentes ni las más interesantes— ye (OC, III: 925): El primero es la relación original que
a las explicaciones sociohistóricas, formu- instaura el pseudónimo entre poesía y
ladas al margen del texto poético: en en- Fui generoso provincianamente. biografía.
trevistas o en sus memorias. Así, en Con- El yo poético nerudiano está profunda
fieso que he vivido Neruda considera que No creció su mezquina condición y definitivamente afectado por la decisión
la envidia, a pesar de ser una plaga uni- por mi mano de amigo, en aquel barco, que tomó un adolescente, en una casa de
versal, es un fenómeno que cobra parti- su desconfianza en sí siguió más fuerte madera de La Frontera, de ser poeta y de
cular relevancia en los países latinos: «Su- como si alguien pudiera convencer llamarse Pablo Neruda. «Yo creí
pongo que los conflictos de mayor o me- a los que no creyeron en sí mismos inaugurarme» dirá, años más tarde (OC,
nor cuantía entre los escritores han exis- que no se menoscaben en su guerra III, 676). De esto, en efecto, se trataba: el
tido y seguirán existiendo en todas las contra la propia sombra. Así nacieron. pseudónimo tiene, en la vida y en la poe-
regiones del mundo. / En la literatura del sía de Neruda, una función fundacional. El
continente americano abundan los gran- Tal vez haya en este «Así nacieron» un sujeto poético se autofunda simultánea-
des suicidas. En Rusia revolucionaria, asomo de psicologización de la envidia que mente como sujeto de la escritura y sujeto
Mayakovski fue acorralado hasta el dis- refleja de modo inexacto —o, por lo me- de la biografía.
paro por los envidiosos. / Los pequeños nos, incompleto— el modo nerudiano de Otro rasgo del yo poético nerudiano es
rencores se exacerban en América Lati- contemplar la envidia. La desconfianza en su carácter expansivo. También deriva del
na. La envidia llega a ser a veces una pro- sí mismo no se puede abstraer de una re- pseudónimo. Perder sus nombres verdade-
fesión. Se dice que ese sentimiento lo he- lación en la que están igualmente implica- ros fue para el poeta adolescente un modo
redamos de la raída España colonial. La
verdad es que en Lope y en Góngora en-
contramos con frecuencia las heridas que
mutuamente se causaron.»
En la misma página extiende su re-
flexión a la literatura actual y a los escrito-
res del boom, y ve en la envidia la princi-
pal causa del exilio voluntario de muchos
de ellos lejos de su continente de origen:
«Yo los he conocido a casi todos y los ha-
llo notablemente sanos y generosos. Com-
prendo —cada día con mayor claridad—
que algunos hayan tenido que emigrar de
sus países en busca de un mayor sosiego
para el trabajo, lejos de la inquina política
y la pululante envidia.» (OC, V, 719).
Esas explicaciones de tipo sociohis-
tórico, por interesantes que sean, alumbran

NERUDIANA – nº 7 – 2009 5
de darse todos los nombres a la vez («Yo Tal vez haya en estos versos (son del hace a partir de consideraciones éticas ni,
me llamaba Reyes, Catrileo...», en OC, III, Soneto LX, en OC, II, 892) un lejano re- aún menos, ontológicas, sino a partir de la
911): el pseudónimo es la señal de que, des- cuerdo de un tema clásico de la literatura experiencia que en aquel momento –aca-
de su origen, el sujeto poético nerudiano tra- fantástica que Neruda apreciaba tanto. Y es ba de terminar y publicar Residencia en la
baja en ensanchar sus propios límites, con cierto que la solidaridad del envidiado con tierra– estructura todo su pensamiento
la perspectiva utópica de borrarlos para con- el envidioso a veces bordea la temática del poético: la experiencia del tiempo. Frente
fundir su desarrollo con el crecimiento ma- doble. «Existen porque existo», dice Neruda al trabajo frío del tiempo la envidia revela
terial: «estoy unido / al crecimiento» (OC, de los envidiosos en la “Oda a la envidia” su rasgo esencial que es la incapacidad de
II, 1261). Esta noción de crecimiento (OC, II, 96). Es preciso darle a la frase su superar los límites del «miserable tesoro
(homóloga, dentro de la poética nerudiana, sentido completo: no solamente los envidio- de persona preferida» (OC, IV, 382) y de
a la noción de canto) ocupará un puesto sos –sus escritos, sus declaraciones– sa- alzarse a ese nivel donde el poeta participa
esencial entre las causas de la envidia. can su única importancia de la existencia de los grandes movimientos cósmicos. La
La señalada confusión entre el yo de del envidiado, sino que la envidia, como lo noción de crecimiento —que luego va a
la escritura y el yo de la biografía tiene hace el vampiro –¡otra imagen sacada de ser la piedra angular de la reflexión sobre
como primera consecuencia que Neruda lo fantástico!–, se sustenta de la sangre, de la envidia— está ya presente en la evoca-
recibe y enjuicia los ataques de los envi- la vida del envidiado. ción que sigue (ibídem), aunque la pala-
diosos desde su estatuto exclusivo de poe- bra no esté pronunciada:
ta. Cuando él trate de entender el porqué
de la envidia, la referencia decisiva será 3 Ay, el tiempo avanza con ceniza, con aire y
su propia poética —por eso sus textos con agua! La piedra que han mordido el
sobre la envidia suelen tener un trasfondo No sólo hay una solidaridad del envi- légamo y la angustia florece de pronto con
metapoético—, al extremo de considerar diado y del envidioso, sino que la envidia estruendo de mar, y la pequeña rosa vuelve
la envidia como inseparable de su propio misma se inscribe dentro de una dinámi- a su delicada tumba de corola. El tiempo
trabajo poético y al envidioso como su pro- ca que es la dinámica objetiva del creci- lava y desenvuelve, ordena y continúa.
pia sombra: miento poético. Es cuando interviene la Y entonces, qué queda de las pequeñas
segunda característica que hemos desta- podredumbres, de las pequeñas cons-
Donde voy van detrás de mí pasos amargos, cado del Yo nerudiano cuyo destino natu- piraciones del silencio, de los pequeños
donde río una mueca de horror copia mi cara, ral es ser parte del movimiento irreprimi- fríos sucios de la hostilidad? Nada, y en la
donde canto la envidia maldice, ríe y roe. ble que habita todas las manifestaciones casa de la poesía no permanece nada sino
de lo viviente. lo que fue escrito con sangre para ser
Y ésa es, amor, la sombra que la vida me ha Cuando en “Conducta y poesía”, su escuchado por la sangre.
dado: prólogo al tercer Caballo Verde para la
es un traje vacío que me sigue cojeando Poesía (1935), Neruda se yergue contra las En la participación del yo al crecimien-
como un espantapájaros de sonrisa sangrienta. mezquindades de la envidia literaria, no lo to hay incidencias contradictorias con la
percepción que tiene el sujeto de la envi-
dia.
Por una parte es, como acabamos de
verlo, un estatuto que lo sitúa en un plano
donde el odio deja de tener sentido, lo apar-
ta de la tentación individual de la vengan-
za. Está condenado a la bondad, a una
bondad que no pertenece al campo de las
virtudes morales, y aun menos cristianas
—«no se trata de cristianismos» (OC, II,
734)–, sino que es el corolario de esa per-
tenencia suya a la universal fecundación,
a la fertilidad. Hace del poeta un indefen-
so, pero un indefenso dotado de una de-
fensa inexpugnable que es la evidencia de
su propio canto y del irreprimible movi-
miento material que en él se encarna: «Ven-
gan a deshacerse en mis dominios», excla-
ma en un poema del Canto general, «mor-

6 NERUDIANA – nº 7 – 2009
derán sombra y sangre de campanas / bajo
las siete leguas de mi canto» (OC, I, 825).
A la vez que hace del poeta ese inde-
fenso invencible, la participación al creci-
miento parece que exonera al Yo —ini-
cialmente al menos— de toda responsabi-
lidad : «Qué puedo hacer para restituir / lo
que yo no robé?» (OC, II, 1289). ¿Quién
puede abolir el crecimiento? El sujeto poé-
tico declara su inocencia: su única culpa
fue cantar, crecer, cantar.

Pero el crecimiento solamente abstrae


en apariencia al sujeto del proceso envi-
dioso. En realidad lo coloca ante una dia-
léctica en la que la envidia deja de tener
una existencia separada y separable para vo. La naturalización de la envidia favo- dioso es una semilla hambrienta que no
convertirse en el producto fatal de su con- rece este distanciamiento reflexivo. La gé- pudo nacer y quedó sepultada por la som-
dición de poeta. Su propio crecer al uníso- nesis de la envidia, en efecto, imita los pro- bra ajena:
no con el universo revela al envidiado la cesos naturales de la fecundación y de la
faz oscura del crecimiento, la negatividad germinación: Talvez el hombre crece y no respeta,
engendrada por la dinámica de lo positivo. como el árbol del bosque, el albedrío
Era inevitable, entonces, que la temática de lo que lo rodea,
de la envidia entroncara con los grandes El grave viento de la edad y es de pronto
temas dialécticos de la poesía nerudiana, volando no sólo la raíz, sino la noche,
y utilizara como vehículo algunos de sus trajo polvo, alimentos, y no sólo da frutos sino sombra,
símbolos predilectos como el árbol o la semillas separadas del amor, sombra y noche que el tiempo y el follaje
semilla. Así en Canto general (OC, I, 825): pétalos enrollados de serpiente, abandonaron en el crecimiento
ceniza cruel del odio muerto hasta que desde la humedad yacente
no fui a la plaza a buscar enemigos y todo en donde esperaban las germinaciones
acechando con mano enmascarada: fructificó en la herida de la boca, no se divisan dedos de la luz:
no hice más que crecer con mis raíces, funcionó la pasión generatriz el gratuito sol le fue negado
y el suelo que extendió mi arboladura y el triste sedimento del olvido a la semilla hambrienta
descifró los gusanos que nacían. germinó, levantando la corola, y a plena oscuridad desencadena
la medusa violeta de la envidia. el alma un desarrollo atormentado.
Ya están aquí presentes el tema de la
poesía como partícipe del crecimiento Ni un verso separa las «semillas se- La reflexión sobre la envidia acaba de
material y el de la inocencia del poeta, que paradas del amor» y los «pétalos enrolla- entrar en una fase nueva que es la de la
es su corolario: «no hice más que crecer». dos de serpiente». El crecimiento ha reve- autocrítica. El árbol, al crecer, no se con-
Pero la referencia a los gusanos, da al pa- lado su envés negativo, su producción abe- tenta con descifrar a los envidiosos que
saje un resabio satírico que estará ausente rrante. Esta dialectización del fenómeno de pululan en su sombra sino que se designa
de las seis páginas de “Para la envidia” del la envidia reintroduce una decisiva cues- como la causa de su proliferación. Notar
Memorial de Isla Negra (OC, II, 1286- tión: la reponsabilidad del poeta en la pro- la diferencia que establece Neruda entre el
1291), donde esta naturalización de la en- liferación de los envidiosos. árbol del bosque y el árbol-poeta: este úl-
vidia va a alcanzar toda su dimensión. En Entonces es cuando el tema adquiere timo se ha apartado de la ley ecológica que
esas seis páginas el poeta en ningún mo- su verdadera complejidad. Reaparece la rige la convivencia de las especies dentro
mento eleva la voz, excluyendo de su dis- imagen del poeta-árbol y de su sombra, de la naturaleza: no ha respetado «el albe-
curso toda alusión circunstancial suscepti- ya en Canto general, pero ahora sin la fi- drío / de lo que le rodea». Por más atenua-
ble de abrir la puerta a lo polémico: preva- gura del gusano. La reemplaza otra, de da que esté por el tan nerudiano talvez, la
lece hasta el final el puro anhelo explicati- connotación positiva: la semilla. El envi- autoacusación tiene un peso considerable.

NERUDIANA – nº 7 – 2009 7
5

Alguien podrá juzgar insuficiente este


esbozo de autocrítica que, al fin y al cabo,
no mella la estatua del poeta e incluso la
realza, pero no se puede discutir la sin-
ceridad de este esfuerzo de reflexión
sobre sí mismo que es visible desde
Estravagario y que será intensificado en
dos libros tardíos: Fin de mundo (1969)
y Defectos escogidos (1973).
“El enemigo” es el título de un poema
de la nona parte de Fin de mundo.
«Hoy vino a verme un enemigo».
Imaginamos que fue una entrevista como
ésta, «en la claridad de un mediodía
pululante», la que reunió a Neruda con su
viejo enemigo Vicente Huidobro poco
antes de su muerte en 1948. Neruda
dejó de ese encuentro dos versiones
contradictorias entre sí, una en “Búsqueda
de Vicente Huidobro” de 1968 (OC, V,
156) y otra en Confieso que he vivido (esta
última parece más fiable por la mención
de un testigo, el editor Losada). El retrato
del enemigo también podría contribuir a
la confusión : dades y de dos oscuridades: una inco- dos actitudes contradictorias ante el personaje
municación amargamente compartida. aludido: la condena y la envidia. En Antoine
Miré los años en su rostro, La punta extrema de esta igualación Courage, cuyo retrato ocupa la mitad del
en sus ojos de agua cansada, envidiado = envidioso la encontraremos en primer poema, coexisten dos hombres : «claro
en las líneas de soledad un libro póstumo: Defectos escogidos y evidente... cristalino... enseñando la verdad»
que le subieron de las sienes (1973), donde el poeta se propone archi- el uno; «impuro», orgulloso, desquiciado,
lentamente, desde el orgullo. var los defectos de algunos de sus contem- exhibicionista el otro. Es fácil ante semejante
poráneos, sin olvidar en su colección los personaje, arrogarse la calidad de juez y
Los dos hombres conversan, pero de- suyos propios: «las culpas mías sin cesar condenarlo. El poeta supera esta tentación y
bajo de las palabras está el silencio que desnudas / que al entrar en el baño cada prefiere la interrogación. Se pregunta quién,
no se puede compartir. A pesar del de- día / salieron más manchadas a la luz» entre el hombre impuro y el cristalino, era el
rroche de luz marina en torno, cada uno (“Repertorio”, en OC, III, 875). verdadero, y sobre todo «si fue aquel artesano
de los interlocutores queda encerrado en Atención a dos poemas: “Antoine del desprecio / esperando el amor del
su propia sombra: «Allí estábamos cada Courage” y “El otro”, inseparables y com- despreciado / como tantos mendigos
uno / con su certidumbre afilada / y en- plementarios. La tonalidad de ambos con- iracundos».
durecida por el tiempo / como dos cie- trasta, por su vehemencia explicativa, con En otros términos, se pregunta si de-
gos que defienden / cada uno su oscuri- el tono satírico-jocoso del resto del libro. trás de aquella arrogancia no se escondía
dad». Como si la ceguera del envidioso Y, pesar de tratarse de «gente con nom- una carencia, una búsqueda del reconoci-
prisionero de su verdad mezquina hubie- bres y con pies / con calle y apellido», la miento o del amor ajeno. Juzgar supone,
ra encontrado en el envidiado su réplica identidad de los retratados es enigmática. de parte del juez, ignorar la contradicción:
simétrica. Ya no hay vencedor ni venci- Antoine Courage: la elección de un la propia y la del otro, postularse a sí mis-
do. La luz de la verdad, si es que un día pseudónimo francés, así como el as- mo como norma de la homogeneidad, y,
los habitó, ha desertado los combatien- pecto histriónico y exhibicionista del desde esta norma, enfocar negativamente
tes: está allá, fuera de ellos, en el sol ju- personaje, orientan la búsqueda hacia las contradicciones del otro. Juzgar al so-
gando con el viento, en el movimiento Vicente Huidobro. berbio nos remite a nuestra «secretísima
incansable de las olas. Aquí no queda Simplificando mucho, el complejo soberbia», a nuestra cómoda ceguera ante
más que esta yuxtaposición de dos sole- díptico se justifica por la contraposición de las propias contradicciones.

8 NERUDIANA – nº 7 – 2009
6 lo viviente. «Muerte a la identidad, dice la NOTAS
vida», leemos en Geografía infructuosa (*) Versión abreviada. En su forma integral este
A explorarlas dedica Neruda la segun- (1972). La envidia habita a todos los hom- ensayo va incluido en Alain Sicard, El mar y la ceni-
da parte del díptico, “El otro” (OC, III, 877- bres porque, como lo enuncia el mismo poe- za. Santiago, LOM, 2009.
878), donde realiza un desplazamiento de ma, “Hombres: nos habitamos mutuamen-
OC = Neruda, Obras completas, 5 volúmenes,
la focalización desde las contradicciones de te”. Regresemos a “El otro” y a su confron-
edición de Hernán Loyola. Barcelona, Galaxia
Antoine Courage hacia las propias. Y des- tación extraña. El envidioso —el propio poe-
Gutenberg & Círculo de Lectores, 1999-2002.
cubre, no como un siniestro espantapájaros ta— mira una última vez al envidiado:
atado a sus pasos sino como una compo-
nente de su propia personalidad, a su vieja Mi camarada, antiguo
enemiga: la envidia. de rostro como huella de volcán,
cenizas, cicatrices
Ayer mi camarada junto a sus ojos encendidos
nervioso, insigne, entero (lámparas de su propio subterráneo)
me volvió a dar la vieja envidia, el peso
de mi propia substancia intransferible. y lo mira alejarse

Te asalté a mí, me asalta llevándose lo que quise ser


a ti, este frío de cuchillo y tal vez meláncolico
cuando te cambiarías por los otros, de no ser yo, de no tener mis ojos,
cuando tu insuficiencia se desangra mis ojos miserables.
dentro de ti como una vena abierta
y quieres construirte una vez más La envidia como un bien amargamente
con aquello que quieres y no eres. compartido. La envidia por fin aceptada, y
rehabilitada. La envidia como el envés de
De la serie de tres calificativos que re- esa nueva forma de solidaridad entre los
tratan al envidiado —nervioso, insigne, hombres que el poeta acaba de descubrir
entero— el último es esencial. La entereza cuando ya lo envidia la muerte.z
del personaje —su courage— es lo que el
poeta envidia en su insigne camarada, su
«seguridad independiente» que lo sitúa fren-
te a su propia inseguridad, a ese sentimien-
to de insuficiencia que es el rasgo común
de los envidiosos. Pero ahora la envidia el
poeta la examina desde su propia experien-
cia de envidioso, y se le aparece como el
deseo natural de dejar de ser el mismo:

Eso es tal vez lo que yo quería


como destino, aquello
que no soy, porque
constantemente cambiamos de sol,
de casa, de país, de lluvia, de aire,
de libro y traje,
y lo mío peor sigue habitándome,
sigo con lo que soy hasta la muerte?

¿Qué maldición, dentro del universal


cambio, me condenaría a ser el mismo? La
envidia ahora se inscribe dentro del rechazo
de aquello mismo que desde Estravagario
se ha vuelto para el poeta —recordemos
“Cierto cansancio”— la esencia misma de

NERUDIANA – nº 7 – 2009 9
El antinerudismo iconográfico de Javier Marías

1 / MARÍAS Y ALEVOSÍAS

J avier Marías representa para mí una for-


ma especial del antinerudismo: la for-
ma alevosa (vale decir, perpetrada sobre
La segunda fotografía propone a un
Neruda maduro, sesentón. «Hay que reco-
nocer [bondad del miramientador] que el
seguro, sin riesgo de réplica). En 2007, aspecto ha mejorado algo por contraste,
bajo el título Miramientos (Barcelona, pero sigue sin inspirar confianza ni resul-
Random House, prólogo de Élide tar muy noble. El antipático pelo ha des-
Pittarello), el novelista español ha publi- aparecido del todo y las cejas se han sepa-
cado nuevamente, ahora en edición rado... La nariz es ahora lo más conspicuo,
económica, quince textos breves que en- un narigón innegable, y la barbilla... se
tre marzo 1995 y septiembre 1997 habría funde con la reinante papada, logrando con
escrito para la sección “Contrafiguras” de ello un conjunto carnoso... en el que las
una cierta revista, Cuadernos Cervantes. orejas siguen desentonando. La que se ve
Quince retratos de escritores españoles e es enorme, como de animal, de no huma-
hispanoamericanos, libremente (o arbitra- no. La mirada ya no maquina, pero... esos
riamente) elaborados a partir de dos o más ojos saltones y un poco despreciativos, la
fotografías de los elegidos. Entre ellos, un cara ensanchada, confieren al hombre re-
asaz mal intencionado texto en el que de- miniscencias del batracio... ese brazo se
sarrolla el ‘miramiento’ al que sometió a enseña demasiado, es impúdico... Hay en
dos fotografías de Pablo Neruda. la expresión ensimismamiento y puede que
¿Cuáles? La primera es una un retazo de padecimiento, pero yo diría
conocidísima fotografía de estudio que ambas cosas son momentáneas, talvez
(Temuco 1919) en que aparecen Neftalí una expresión ensayada para el retrato, sólo
Reyes y su hermana Laura (a ella, por su- a éste destinada. En el fondo está alerta,
puesto, el buen Marías le ahorra su ‘mira- y no puede ser diáfana, pero es que ade- aguardando el clic de la cámara para vol-
miento’). Ambos adolescentes posan, abu- más denota maquinación y resentimien- ver a dominar la escena y la charla.» (pp.
rridos quizá por una larga espera, para un to, ambas cosas aumentadas por las cejas 81-82).
no muy avispado fotógrafo temuquense con tendencia a juntarse y con una rara Esta segunda fase del ‘miramiento’ se
que —un instante antes del fogonazo de insinuación de calvicie por sus extremos. comenta por sí sola quizás más que la prime-
magnesio— no atinó a advertirles que El pelo surge a poca distancia de ellas y ra, lo que no es poco decir. Veamos en cam-
pusiesen mejor cara y esbozasen una son- no permite asomo de nobleza en la fren- bio algunos antecedentes de la operación.
risa que talvez hubiera dado la chance de te (piel rugosa, como de naranja), ni tam- En su introducción a Miramientos
un mejor ‘miramiento’ al pobre Neftalí. poco las orejas de soplillo ni la nariz Marías declara: «La única condición que
Que en cambio sólo merecerá de Marías aviesa... Y así son los labios lo más tole- me impuse para la elección de los retrata-
perlas del tipo siguiente: rable, bastante bien delineados y con una dos fue que no entrara gente cuyo aspecto
«No me gusta señalarlo, pero ese firmeza que contrasta con el resto, algo me resultara antipático o desagradable...,
rostro lo hemos visto todos en el colegio,
Bandeja rectangular “Brazo con pistola”.

inestable, yuxtapuesto, poco fiable: todas ni de la que tuviera tan mala opinión per-
cada uno en el suyo, y si responde a algu- las facciones parecen estar bailando...» sonal o literaria que pudiera influirme a la
no de los prototipos que se repiten siem- (pp. 79-81). hora de describir y comentar su rostro» (pp.
pre en todas las aulas de todos los países y Sobran los comentarios, salvo que atri- 15-16). Menos mal que Neruda no le era
de todos los tiempos, es al del soplón, al buirle al pobre Neftalí incluso las deficien- antipático, si ya el miramiento benévolo
del chivato. Es la cara de un muchacho cias de la reproducción fotográfica (causa que le practicó debe haber suscitado pro-
nada agraciado, nublado y no resignado a de la «piel rugosa, como de naranja») me testas al aparecer en la revista. Al punto
ello. La mirada se ve estrábica malamente parece francamente un exceso. que, líneas más abajo, Marías parece sen-

10 NERUDIANA – nº 7 – 2009
tirse obligado a agregar que las circuns-
tancias hicieron que «en una sola ocasión
incumpliera la condición que me había
impuesto y maltratase al fotografiado, con
el que tuve miramiento sólo en una acep-
ción de la palabra: ruego que me discul-
pen los chilenos en general y los devotos
de Neruda, pero aquella vez no tenía otras
imágenes de las que echar mano, y por
desgracia veo en las suyas lo que digo que
veo» (p. 16).
Muy pobre idea debe tener Javier
Marías de «los chilenos en general y [de]
los devotos de Neruda» para que se permi-
ta propinarles esta tomadura de pelo como
añadidura a su incalificable miramiento al
poeta. Porque no otra cosa que una
tomadura de pelo es pedir que te discul-
pen por tu maltratamiento al fotografia-
do en el momento mismo en que reinci-
des en ello, en que estás por volver a mal-
tratarlo (ahora en formato económico, con
buena distribución y porcentaje asegura-
dos).

— Enrique Robertson
Bielefeld, Alemania

NERUDIANA – nº 7 – 2009 11
2 / ¿UN ANTINERUDISMO DEL elementos que el «miramientador»
FACIES? deliberadamente desdeña. Probable-
mente para que no empañen la
«Y fui yo, delgado niño cuya pálida «objetividad» de la mirada, la «verdad»
forma / se impregnaba de bosques vacíos que sólo las fotos evidencian.
y bodegas». ¿Quién no recuerda esos ver- En el aspecto físico del acusado
sos del Canto general al contemplar al jo- descansa el acta de acusación: el
ven Neftalí Reyes retratado, «flaco, páli- mentón, «tembloroso» (no se sabe si
do y ausente», con su «corbata de poe- de miedo o de indignación) es
ta» , en compañía de su hermana Laura? evidentemente «autoacusatorio». El
No esperen semejantes reminiscen- pelo, «antipático», «no permite asomo
cias bajo la pluma del novelista espa- de nobleza en la frente (piel rugosa
ñol Javier Marías. Otro es su alimento. como de naranja)» (¡uy qué asco !…).
Javier Marías: aquí maduro y abajo
Su «miramiento» : La oreja (tendré que medir la que el
joven.
«No me gusta señalarlo, pero ese ros- joven Marías ostenta en el par de
tro lo hemos visto todos en el colegio, cada retratos suyos que nos regala
uno en el suyo, y si responde a alguno de complacientemente en su libro) es
los prototipos que se repiten siempre en monstruosa, «enorme, como de animal,
todas las aulas de todos los países y de de no humano». El brazo que la
todos los tiempos, es al del soplón, al del camiseta de verano imprudentemente
chivato ». deja entrever es «impúdico». En cuanto
No me gusta señalarlo, pero este tipo a la mirada «bizca» (la foto es antigua
de prosa lo hemos leído todos en algún y su reproducción mala) «denota
Imágenes aptas para eventuales
momento de nuestra vida, de nuestra his- maquinación y resentimiento».
“miramientos” del lector.
toria. Los de mi generación —y también, Pero, en general, Marías desconfía
creo, los de la actual, confrontada con las de la expresión cuando no repite esta
consecuencias policiales de la «verdad» ignominiosa de la mirada
immigración— algo sabemos de esos infantil. Si el rostro de la edad adulta
«prototipos». Conocemos [los franceses] dice ensimismamiento o padecimiento,
ese momento peligroso en que el ojo hu- se trata de «una expresión ensayada para
mano convierte un rostro en facies. el retrato, sólo a él destinada». Sin duda
Después de tantos años de codearme alguna: la verdad verdadera la dice el
con el antinerudismo pensaba conocer físico. Se objetará que, si un hombre es
todas sus variantes: la literaria, la responsable de lo que escribe y de lo
anecdótica, la ideológica, la generacional. que hace, no lo es de su mentón o de su
Javier Marías acaba de inventar otra que No. Se trata de otra cosa. El anti- oreja (por los escrúpulos evocados arriba
no sé cómo llamarla sin ceder a nerudismo ordinario suele descansar en me abstengo de citar la nariz que Pablo
generalizaciones apresuradas y al fin y al juicios políticos o literarios. Por tenía muy grande). Pero ¿qué pueden
cabo injustas. Pongámosle «iconográfica». escandaloso que sea el tratamiento al cual estas consideraciones ante la evidencia
No es discutible en principio. O lo sería, su ardor iconoclasta somete escritos, del «miramiento»?
con el mismo título, el fervor con que el hechos, o comportamientos, de ellos se Creo haber entendido qué es lo que
nerudismo (de cuya medalla el antinerudismo nutre. No ocurre así con Javier Marías. Al me hace sentir molesto mirando la
es la otra cara) rodea la figura del poeta. enemigo combatido frente a frente mirada que Javier Marías pone en estos
Además: es legítimo comentar una foto, prefiere el símil callado, indefenso. La dos retratos de Pablo Neruda. Al
buscar en el retrato —con o sin polémica no es su arma sino aquellas hombre de carne y hueso con sus
miramientos— la verdad del retratado. agujas que los brujos plantaban debilidades (que eran muchas), al poeta
¿Cómo explicar entonces el malestar rabiosamente en muñequitos de cera. con su altos (altísimos) y sus bajos (a
que he sentido a la lectura de aquel par de No conozco la edad de Javier Marías, veces no tan bajos), sustituye una
páginas que Marías dedica al poeta? ¿La pero dudo que su camino haya podido figura moldeada por un odio irracional,
maldad? Sin ella el antinerudismo pierde cruzar el del poeta chileno. Es posible un odio odioso por todo lo que nos
su principal encanto. ¿Las exageraciones? —aunque nada permite afirmarlo— que recuerda.z
La veneración también tiene las suyas. ¿La conozca su obra más que de oídas, y que —Alain Sicard
mala fe [o mala leche]? Es la ley del género. sepa algo de su biografía. Pero son Université de Poitiers, CRLA

12 NERUDIANA – nº 7 – 2009
El antinerudismo delirante:
Pablo de Rokha
MARIO VALDOVINOS
Universidad Finis Terrae

Parten los trenes del destino, sin sentido,


como navíos de fantasmas

— Pablo de Rokha

L os antinerudianos —digamos los pro-


fesionales— se dividieron en obse-
sivos, como Ricardo Paseyro, y delirantes,
Neruda fue sabio en no alargar la disputa
y el conflicto histórico con De Rokha y lo
enfrentó sólo hasta donde era prudente
chaqueteo criollo. De hecho, ambos
contendores de esta más bien unilateral
polémica fueron chaqueteados hasta el pa-
sin duda comandados por Pablo de Rokha. hacerlo, los años juveniles, dejando testi- roxismo. Neruda se sobrepuso, pero no así
¿De dónde surgió ese, a primera vista, odio monio también de su certeza e imagina- De Rokha que murió ninguneado. Y lo si-
parido? ¿Esa virulencia desaforada? ¿Tal ción para insultar con estilo y elegancia, gue estando post mortem.
rechazo absoluto? Detrás de tanta energía para dar la estocada donde debía darla, para
malgastada están, a no dudarlo, la envidia practicar el legendario arte de la diatriba, En un rincón del ring algunas veces
y una indesmentible admiración. Creo que para derramar sobre el alterado De Rokha estuvo Neruda, en el opuesto aparece De
se atribuye a Napoleón una frase decisiva: la respuesta vitriólica. Rokha, desconocido, menospreciado, aun-
«La envidia es una declaración de inferio- De Rokha captó temprano la fuerza que posee una obra y una propuesta que
ridad». hipnótica no sólo de la palabra poética tienen excelentes momentos. No obstan-
Fiebres como las que padeció De nerudiana, sino también de su personali- te, el conjunto de su legado, a pesar de los
Rokha por todo cuanto oliera a nerudiano dad literaria. Ambos eran de egos monu- textos de reflexión consagrados tanto a su
no son fáciles de hallar en la historia de la mentales, por lo tanto poseedores de per- vida como a su obra, donde se destacan
literatura universal. Tal vez Góngora con- sonalidades inseguras, criados bajo esque- los de Antonio de Undurraga y de Fernan-
tra Quevedo, en el Siglo de Oro; Lope de mas familiares y sociales propios de los do Lamberg, no logra no sólo crecer, sino
Vega contra Calderón de la Barca y Tirso patriarcas decimonónicos. En el caso de De ni siquiera despegar. Tal vez el más pene-
de Molina contra Cervantes, en el Barro- Rokha con frailes de por medio. Fue ex- trante estudio sobre el conjunto de su obra
co; Shakespeare contra Marlowe en los pulsado del seminario por sus lecturas sea Una escritura en movimiento (1988)
años isabelinos, pero no llegaron al nivel anticlericales, en especial Nietzsche, y a cargo del crítico e investigador Naín
de la fijación. como en el caso del autor de Canto gene- Nómez y merece destacarse la brillante
El apodo que recibió Neruda, mientras ral poesía y vida resultan difíciles de se- tesis sobre el autor de Los gemidos, hecha
vivía, sin duda ingenioso, no contribuyó a parar. Biógrafos, exégetas y académicos las en 2007, por Mauricio Gómez, de la Uni-
humillarlo ni menos a destruirlo: el Baca- revisan con un afán incesante, las de versidad de Playa Ancha: El pensamiento
lao. Para sus adversarios o enemigos era Neruda, sin que ocurra lo mismo con su estético en Pablo de Rokha. Aun así, De
como una cucharada sopera de aceite de histórico adversario. Rokha no alcanza al público, ni forma par-
bacalao, remedio bárbaro que padecieron La polémica entre los dos poetas ha te del imaginario nacional, en tanto el mito
varias generaciones de niños. merecido poco espacio dentro del comen- y la gravitación del Neruda real no cesan
—Para fortalecerlos, se decía. tario crítico que vaya más allá de las pági- de crecer.
En la otra punta, y con el mismo frene- nas de los diarios, salvo el libro de Faride El nombre del vate nacido en Licantén
sí, están los chambelanes del Vate, secre- Zerán, La guerrilla literaria, tal vez por- lo lleva una población popular, como él
tarios, celestinos, trotaconventos, emisa- que se la ha considerado como periférica y hubiera querido, y aparece en los letreros
rios, recaderos, aduladores y acechantes de escasa gravitación intelectual, toman- de las micros que llegan a ese remoto sec-
varios que lo orbitaban. Su personalidad do en cuenta que el arte de impugnar al tor de la avenida Santa Rosa. Desconozco
magnética generaba esos mundillos y da adversario, en nuestro país, tiene su máxi- si sus aporreados habitantes saben de la
la impresión que atendía a unos y a otros. ma expresión en la actitud disolvente del pasión rokhiana, de sus excesos, de su

NERUDIANA – nº 7 – 2009 13
suicidio, de su existencia llovida y desola- Contreras—, no sólo con la crítica sino con
da, del trágico destino de dos de sus hijos, cuanto pudiese contradecirlo. Embistió a
de la muerte de su mujer, Winétt, de la todo lo que pudo. Nicanor Parra le hizo una
autoedición y autoventa de sus obras por verónica y se salvó de los cuernos del poe-
los campos y los barriales del sur chileno, ta a quien llamó «toro furioso» en su céle-
cambiándolos en las cantinas y en las es- bre “Manifiesto”: Nosotros condenamos /
taciones de trenes por provisiones. Un —y esto sí que lo digo con respeto—, la
huaso épico y hambriento, de insaciable poesía de pequeño dios / la poesía de vaca
sed, devorador y trotamundos, desmesura- sagrada / la poesía de toro furioso…, aun-
do y tierno, bonachón y bramador. Sin que la opinión de De Rokha sobre la
duda, todo un hombre. antipoesía era tajante: «Es un pingajo des-
Como puede, buena parte de la obra prendido del zapato del Cholo Vallejo».
rokhiana se sustenta en el correlato ideo- Nada de mal, después de todo.
lógico, en mayor medida que la del vate
nacido en Parral. Su vaivén político fue ma- El libelo acusatorio Neruda y Yo apa-
yor que el de Neruda. Abjuró del marxis- rece con el sello de la editorial Multitud,
mo para después abrazarlo; adoró a Stalin de la que era dueño De Rokha, en 1955, y
y a la Unión Soviética para, a continua- es un tomo farragoso y con la estética del
ción, repudiarlos y alinearse tras la gesta realismo socialista. Ha sido reeditado en
maoísta. Da la impresión que no podía 2007 por Ediciones Tácitas, Santiago de
no sólo vivir, sino ser, si no sentía tras Chile.
suyo una estela de admiración y de dis- Visto con la perspectiva del diseño ac-
cípulos. Paradojalmente no hizo escue- tual, una antiestética. Páginas duras, satu-
la, y propuso, como pocos escritores chi- radas, repletas de signos, reiteraciones y
lenos, no sólo poetas, un credo estético una cháchara que cansa hasta al más enco-
y político a lo menos aceptable, desple- nado detractor de Neruda. Llama la aten-
gado a todo pulmón en los años que ocu- ción que encabece el libro con el título de
pó. En él está el deseo de estructurar una Neruda y Yo, en ese orden, reconociendo
poesía nacional y popular bajo el alero explícitamente la superioridad del
de la escuela de su invención: El Barro- contendor. ¿Supo el residente de Isla Ne-
co Popular Americano. gra de este horror? Es probable. ¿Lo leyó?
Neruda siempre rechazó la reflexión Lo es menos. A la par, y en 1966, once
sobre el ser, el ethos de la poesía, tal vez años después, otro barquinazo —el odio
por considerarse más intuitivo que racio- seguía intacto—, un opúsculo editado bajo
nal, más cerca de la sangre que de la tinta, el mismo sello Multitud: Tercetos
y cumplió su promesa de no dejar textos dantescos a Casiano Basualto. Tercetos
sobre el modo de escribir poesía. Su arte con rima, que le habrán costado no pocos
poética la replanteó innumerables veces, desvelos, destinados a repudiar al admira-
in situ, repartida dentro de sus libros. Si do y exitoso Neruda.
bien, a lo menos en Residencia en la tierra Parte designándolo como: «Gallipa-
asimiló, y de qué forma, el espíritu y el vo senil y cogotero /de una poesía sucia,
lenguaje de las vanguardias. de macacos/ tienes la panza hinchada de
De Rokha, está claro, asumió como dinero».
buena parte de su generación —años más En el plano ideológico lo despacha
años menos— la dialéctica de la vanguar- así: «¿Tú revolucionario? La pelota / Del
dia. Como lo hizo el Cholo Vallejo, como trotskismo te cuelga del hocico / Enmas-
lo hicieron Huidobro y Oliverio Girondo. carándote. Y Lenin te azota».
Los gemidos es de 1922 y fue recibido por En la comparación de los aportes de
la crítica como un libro nauseabundo, un cada uno, proclama: «La épica social ame-
auténtico cúmulo de horrores y barbarida- ricana / La escribo yo, rugiendo pueblo
des. Desde allí empieza el choque del huaso adentro, / Con mi pluma-fusil (gran hacha
que leía a Kant —como aparece De Rokha humana)».
enmascarado en Escritura de Raimundo Y en lo biográfico desciende a lo soez:

14 NERUDIANA – nº 7 – 2009
«Lo bautizaste como Guillermina / Al brio, lo menciona de este modo en sus Me-
Mascarón” que oculta tus ‘apremios’ / De morias: «No pocos torcieron por ese ata-
bailarín de la Tía Carlina». jo su vida, hacia el delito o hacia la pro-
En el plano de las ideas políticas es pia destrucción. Mi legendario antagonis-
una disputa de la época el estalinismo ta surgió de ese escenario. Primero trató
versus el trotskismo, durante los años de seducirme, de embarcarme en las re-
treinta, cuando la actitud radical de Trotski glas de su juego. Tal cosa era inadmisible
fue considerada una traición, puro para mi provincianismo pequeñoburgués.
revisionismo, y el líder del ejército rojo No me atrevía y no me gustaba vivir del
se exilió en México. expediente. Nuestro protagonista, en cam-
Los dos libros acusatarios de De bio, era un técnico en sacarles el jugo a
Rokha contra Neruda constituyen un las coyunturas. Vivía en un mundo de con-
prontuario, para llevarlo acto seguido a un tinua farsa, dentro del cual se estafaba a
juicio, emitir un fallo, condenarlo y, en sí mismo inventándose una personalidad
definitiva, ejecutarlo sin apelación posi- amenazante que le servía de profesión y
ble. Todo aquello desde una postura beli- de protección. / Ya es hora de que nom-
gerante que hacía rato no encontraba res- bremos al personaje. Se llamaba Perico
puesta. Están destinados a demostrar su: de Palothes.» (Confieso que he vivido.
oportunismo marxista, su condición de Memorias. 1974).
pitutero, de panzista, de chanta y aprove- De Rokha sigue siendo grandilocuen-
chador, de revolucionario de trasnoche, de te, retórico, furiosamente agramatical. Es
burgués enmascarado, de mentiroso, de posible rescatar fragmentos suyos de Los
cínico e hipócrita a la vez, de plagiario, gemidos, del Canto del macho anciano,
de mediocre, de rastrero ante sus ami- de Escritura de Raimundo Contreras, de
gos ricos, de enemigo de los trabajado- Epopeya de las comidas y las bebidas de
res, etcétera. Chile, de su credo estético estridente y
En el capítulo más enconado, pues en anacrónico. El legado de Neruda gravita
esta carrera De Rokha se sobrepuja a sí mucho más y resplandece en demasia-
mismo, “Bacalao y la Banda Negra”, apa- dos momentos y etapas.
rece fustigado Alone —entre otras cosas Neruda lo dejó desgastarse, que corrie-
por cantinflesco—, quien, puesto que le ra solo, que luchara como un boxeador
gustaron las Odas elementales, le perdo- contra su sombra. Lo dejó autovictimarse
na su comunismo. Por su parte, Neruda y degradarse. Está claro que no lo perdonó
habría alterado algunos poemas para no y del mismo modo el rencor rokhiano tras-
molestar a sus amistades enquistadas en pasó la muerte. ¿Exigía Neruda sólo una
el poder y los negocios, todos conserva- actitud reverencial? Da la impresión que
dores, escribiéndolos dos veces o supri- no. Si bien sabía lo que pesaba.
miendo versos conflictivos para mostrar- Cuesta acceder al mundo lírico de Pa-
se políticamente correcto. De Rokha ex- blo de Rokha, a sus versos gigantescos, a
hibe pruebas, diarios, recortes, citas y sus poemas ciclópeos, eternizados en un
vuelve una y otra vez sobre la pérfida y despliegue metafórico furibundo, a su
falsaria condición humana y literaria de tremendismo, y se le ve, dolorosamente sin
Neruda. duda, hundirse más en el olvido impune.
Más abajo se entrega, con su habitual Ha pasado harto más de medio siglo
frecuencia majadera, al delirio narcisis- desde el inicio de la polémica. De Rokha
ta: «Cuando en 1949 yo planteé en Aren- se suicidó el año 1968 y Neruda murió un
ga sobre el Arte los términos categóricos lustro después, en 1973.
del Realismo en Hispanoamérica, como Ambos yacen bajo tierra, equidistantes
consecuencia natural y lógica de haber ve- para siempre.z
nido yo realizándolo, yo venido experi-
mentándolo, yo venido organizándolo en
mis poemas durante cuarenta años…».

Por su parte Neruda, recatado y so-

NERUDIANA – nº 7 – 2009 15
Neruda ante la «New Criticism»
anglosajona
GREG DAWES
North Carolina State University at Raleigh

1
Greg Dawes

Desde sus orígenes en los años 20 hasta paradojas e ironías para luego ver cómo se aproximarnos a la verdad. No se puede
fines de los años 50 y comienzos de los resolvían en el texto poético; y haría todo interpretar nada sin el discurso, dicen los
60, la llamada New Criticism (la Nueva ello asumiendo que el análisis de la forma deconstructivistas, y, como el discurso se
Crítica) tuvo un impacto decisivo en el literaria era primordial y que el contenido autosocava, no se puede depender de la
estudio de la literatura en Inglaterra y Es- era, a fin de cuentas, un reflejo de la for- interpretación de obras históricas, econó-
tados Unidos. Sin proponerse como ma. Este tipo de aproximación teórica cal- micas, políticas, psicológicas ni literarias.
ideología ejerció, sin embargo, un poder zaba muy bien con el escepticismo de los Y sin embargo, el método del crítico
como ideología dominante que iba de la intelectuales liberales que, con el fin de la postestructuralista es parecido al del críti-
mano con el conservadurismo y el libe- Segunda Guerra Mundial y el comienzo de co formalista: se trata de aislar el texto
ralismo y, muy a menudo, también con la Guerra Fría, preferían perderse en la li- como tal y demostrar cómo el significado
el anticomunismo. Ante la moderniza- teratura y olvidar su contexto histórico, se desmorona sin remitir al autor ni a los
ción galopante y contradictoria del capi- político y social. La poesía, siendo la for- lectores ni al contexto sociohistórico
talismo y su exaltación de la tecnología ma más condensada del discurso literario, se (Eagleton, 123-130).
y las ciencias por un lado, y el desarro- prestaba muy bien para dichos propósitos.
llo del socialismo por otro, los new critics Esta escuela teórica —pero sumamen- 2
(nuevos críticos) buscaban un lugar y una te práctica— surge en Inglaterra, en
razón de ser para la literatura y para la Cambridge, con F.R. Leavis y I.A. Richards, Esta historia demasiado sucinta de la nue-
crítica (Eagleton, 40-46). Según estos pero poco después aflora en Estados Uni- va crítica y la deconstrucción viene a cuen-
pioneros de la nueva crítica en el mundo dos, siendo la Universidad de Yale su sede to porque el grueso de los estudios canó-
anglosajón, la literatura debía ir más allá no-oficial. Durante treinta años reinará nicos en inglés sobre Neruda que se han
de los conflictos sociopolíticos para así como método dominante de crítica en las escrito en Estados Unidos e Inglaterra lo
hallar y aportar valores morales huma- universidades. No es casual, por supuesto, hacen en esta línea y desde una óptica li-
nistas y universales. Por un lado cavaría que haya tenido éxito en Estados Unidos beral o conservadora. La gran mayoría de
hondo en el alma al llevar a cabo una ex- por lo que sugería como ideología liberal y ellos se publicaron en los años 80, la épo-
ploración espiritual e individual, y por a ratos conservadora. Se trataba de una ca de restauración conservadora de Reagan
otro mostraría con el rigor de la forma aproximación individual e individualista a y Thatcher. The Poetry of Pablo Neruda,
su alta calidad. Así también la crítica la literatura que la desvinculaba de su con- de René de Costa, se publica en 1979; la
mostraría las virtudes éticas de la litera- texto pero sosteniendo, paradójicamente, significativa colección de ensayos Pablo
tura para la sociedad y echaría mano de que la literatura brindaba indispensables Neruda, a cargo de Emir Rodríguez
un método ostensiblemente científico. valores morales que, a la larga, nos mejora- Monegal y Enrico Mario Santí, en 1980;
El crítico haría caso omiso de las ob- ban como seres humanos. el estudio de Manuel Durán y Margery
servaciones del autor sobre su propia obra, Ahora bien, con los años 60 el método Safir, Earth Tones: The Poetry of Pablo
como también de los aportes de los lecto- de la New Criticism pasa por una metamor- Neruda, en 1981; el de Santí, Pablo
res; estudiaría el poema prácticamente fosis postestructuralista y deviene, concre- Neruda: The Poetics of Prophecy, en 1982.
como un objeto de laboratorio; se referiría tamente, la deconstrucción, también con Pero a este grupo se pueden sumar el libro
al autor únicamente en tanto figura litera- sede en Yale. En rigor, la deconstrucción precursor de Rodríguez Monegal, El via-
ria que entra en una pugna neorromántica lleva el escepticismo de la nueva crítica a jero inmóvil: introducción a Pablo Neruda
con sus precursores en la Tradición litera- un extremo al cuestionar de forma radical (1966) y el epigonal de Jason Wilson, A
ria (ideas que arrancan de T.S. Eliot y la referencialidad del lenguaje y el discur- Companion to Pablo Neruda: Evaluating
Harold Bloom); analizaría las tensiones, so, socavando así el potencial racional de Neruda’s Poetry (2008). El uruguayo

16 NERUDIANA – nº 7 – 2009
Rodríguez Monegal y el español Durán entonces entre la desesperación del hablan- ró, en cuanto persona, de su propio pasa-
fueron profesores en Yale; Santí y Safir, te y su empeño en escribir sus versos (66). do social, político y literario (199).
estudiantes de doctorado en esa misma Pero en la fase siguiente, desde la época
universidad. Wilson y de Costa se forma- de la Guerra Civil Española hasta la de- 3
ron durante el auge de la estilística y sus fensa de la URSS y del antifascismo, evi-
estudios reflejan esa orientación teórica dente en Tercera residencia, de Costa con- Para Rodríguez Monegal el primer hito de
hacia la poesía del vate chileno. No sor- sidera que sus poemas son «como panfle- singular importancia sería 1937, momen-
prende entonces que dichos críticos com- tos escritos casi con fervor de misionero». to en el cual Neruda proclamaría su «nue-
partan método y cosmovisión similares El libro tendría valor literario —desde el va fe» (1966: 94). Desde ese momento en
respecto a la obra nerudiana. punto de vista de la forma— pero sería en adelante, dice el crítico uruguayo, «el poeta
Es natural, podríamos decir, que los gran parte «propagandístico» (90-91). En Neruda y el combatiente Neruda serán in-
estudiosos de ese corte teórico y político el caso de Canto general —y en “Canto a separables» (96). Esta fusión de persona
se sientan incómodos con las posturas po- los ríos de Alemania”— «el mensaje es y punto de vista político se consolidaría,
líticas de Neruda. Después de todo, los simple, incluso simplista. Pero es podero- señala Rodríguez Monegal, a partir de
nerudianos de izquierda también recono- so y persuasivo debido a la forma litera- 1945. De ese momento en adelante «será
cen las virtudes de la poesía de, digamos, ria» (101). Así también para de Costa muy difícil el esfuerzo de objetividad crí-
Ezra Pound o T.S. Eliot, sin compartir para Estravagario —escrito después del XX tica que permita juzgar [sus libros] en tér-
nada los postulados políticos de esos poe- Congreso del PCUS de 1956— sería un minos estrictamente imparciales» (115).
tas. Por generosos que sean como críti- «volumen exquisitamente preparado» Difícil sobre todo para los críticos que no
cos, siempre se enfrentan (y nos enfrenta- (175) que mostraría la «liberación indivi- compartan su cosmovisión. Al igual que
mos) con los límites de su (nuestra) ideo- dual» de Neruda (188). Tendría valor el de Costa, Rodríguez Monegal rescata y
logía. Es cierto que en determinados mo- poemario «no tanto por su revisión políti- elogia la parte lírica de la obra de Neruda,
mentos dicha crítica a contracorriente pue- ca o personal del pasado cuanto por su pero excluye o critica los versos políticos.
de elucidar aspectos de la obra de un exitosa asunción del tono y estilo de lo que Así, por ejemplo, cree que para valorar
Neruda o un Pound que no se hayan apre- se ha dado en llamar antipoesía» (180). De adecuadamente el ciclo residenciario «es
ciado hasta ese momento y que la izquier- Costa no menciona siquiera el XX Con- preciso excluir por completo toda la parte
da quiere explorar, hasta donde sea posi- greso del PCUS y el impacto que tuvo en bélica y políticamente comprometida de
ble, tanto en la obra como en el pensamien- Neruda a la hora de escribir Estravagario. Tercera residencia» (204), lo que equival-
to político del poeta. En cambio los estu- Aferrándose al análisis estilístico, conclu- dría, como bien lo saben los lectores de
diosos liberales y conservadores hacen ye que con Estravagario Neruda no sólo Neruda, a eliminar la mitad de los poemas
ciertas referencias a lo extratextual pero no liberó a su escritura de su propia tradición del libro. Volveremos sobre el tema de la
se ciñen a ello. Siendo así, éstos delimitan literaria sino que al mismo tiempo se libe- política, pero por ahora basta señalar que
los confines de la ideología liberal.
En primer lugar, esos estudiosos esta-
blecen una periodización de las obras de
Neruda que obedece a sus propios
(pre)juicios políticos, pero sosteniendo al
mismo tiempo que sus estudios son objeti-
vos. Las fechas empiezan con los prime-
ros poemas del poeta adolescente y llegan
a 1936, momento en el cual Neruda ingre-
saría a una etapa de dogmatismo que dura
hasta 1958. Según varios de ellos —pero
no todos— desde esa fecha en adelante el
poeta asume su autenticidad propia, ya sin
la influencia imponente y destructora del
marxismo.
En Residencia en la tierra, según la
argumentación «no-partidaria» de René de
Costa (1979, ix), Neruda luciría la voz poé-
tica y profética que lucha con los límites
del lenguaje en una suerte de tendencia
metapoética (64). Se formaría una tensión

NERUDIANA – nº 7 – 2009 17
deconstructivista (de Paul De Man y de
Jacques Derrida), el lenguaje poético en,
digamos, las Residencias refleja esa im-
perfección; constata la insuficiencia del
lenguaje como tal (19, 35). Así, la ten-
sión que se produce entre los deseos del
vate y el objeto de su conocimiento sólo
puede manifestarse de forma alegórica. El
análisis de Santí, entonces, coincide con
los otros libros a que nos hemos referido
porque destaca el carácter formal del acto
poético en un espacio ahistórico.
En cuanto a periodización, el análisis
de la obra tardía de Neruda que hace Santí
coincide con el liberalismo del crítico. En
esta última fase el poeta se volvería más
amargado en relación con el futuro de la
humanidad (225), y criticaría por igual a
la derecha y la izquierda por el caos des-
atado en los años 60 y 70 (221). Al anali-
zar y valorar La espada escendida y Fin
de mundo, y no otras obras tardías del poe-
ta, Santí sugiere a su vez que para Neruda
la humanidad se estaría encaminando ha-
la periodización que establece el crítico En un principio el libro de Santí parece cia el apocalipsis. Esta lectura es par-
uruguayo juzga politizada la obra ser más ambiguo en cuanto a su presenta- cial y reductiva. Si bien es cierto que
nerudiana de 1945 a 1958, momento en el ción de etapas en la obra nerudiana. Como Neruda se vuelve más crítico de Stalin y
cual halla nuevamente su «equilibrio» (en el crítico empieza ya con un modelo teó- de ciertos aspectos del socialismo real en
Rodríguez Monegal & Santí, 88). rico de corte postestructuralista pero que
El estudio de Durán y Safir parece re- dista poco del enfoque estílistico al fin de
conocer la evolución natural de la obra del cuentas, y se propone analizar la poesía
vate y quiere entenderla desde la óptica de de Neruda por medio de ese punto de vis-
Neruda, pero los autores se atienen tam- ta, no parecería haber épocas bien defini-
bién a una periodización parecida. Neruda das en su estudio. Sin embargo, los pos-
deviene poeta público con la publicación tulados postestructuralistas (decons-
de España en el corazón (1937), obra que tructivistas de hecho) advierten ya una
«es una mezcla excepcional de poesía líri- preferencia por Residencia en la tierra,
ca y política», porque si bien «el tema es en que se supone que el poeta muestra un
ideológico, el tono y la pasión son líricos» escepticismo con respecto de la palabra
(Durán & Safir, 79). Lo que da valor al poética y la referencialidad como tal. Esto
libro es el dominio de lo lírico que ayuda a es, ve en Neruda la figura profética y ro-
mitigar la presencia de la postura política mántica que es a su vez un individuo so-
de Neruda. Según los autores, a esta fase litario que lucha por un lugar en la Tradi-
pública sucedería, a partir de 1958, otra ción literaria —à la T.S. Eliot o Harold
personal. Esto no quiere decir, sostienen, Bloom (Santí 1982: 14-19). Sus versos
que lo político desaparezca de la obra llegan a ser metapoéticos desde siempre,
nerudiana tardía, sino que ella privilegia subrayando así esta lucha titánica entre
la autocontemplación y la introspección. el poeta y la Tradición, y sus propias ca-
Vemos que también Durán y Safir confir- pacidades proféticas de abarcar la reali-
man la aserción de Rodríguez Monegal: dad. Pero ese fin profético, según la lec-
analizar la obra nerudiana del período tura de Santí, se socava, muestra la impo-
1937-1957 pone a dura prueba la objetivi- sibilidad de captar sus deseos en el len-
dad de esos críticos. guaje. Siguiendo el hilo del pensamiento

18 NERUDIANA – nº 7 – 2009
Memorial de Isla Negra, Elegía e, indi- nismo en la obra nerudiana hasta cierto REFERENCIAS:
rectamente, en Estravagario y Canción de grado, pero no indaga en la complejidad
gesta, se trata de un giro hacia un marxis- del marxismo, del socialismo como hu- DE COSTA, René. The Poetry of Pablo
mo más fresco, más autocrítico y no del manismo del cual se hablaba en los años Neruda. Cambridge, Mass. & London: Harvard
abandono de esa postura política. 60 y que formaba parte integrante, y en University Press, 1979.
modo central, de la cosmovisión de DURÁN, Manuel & Margery SAFIR. Earth
Tones: the Poetry of Pablo Neruda. Bloomington:
4 Neruda. Muy bien, habría que decir: el
Indiana University Press, 1981.
estalinismo, o el socialismo real, influen-
EAGLETON, Terry. Literary Theory: An
Como lectores de estos libros de crítica, ciaron el pensamiento político y la vida Introduction. Minneapolis: University of Minnesota
entonces, nos enfrentamos con las demar- del poeta, pero ¿hasta qué grado? ¿Cómo Press, 19962.
caciones de su ideología liberal y conser- cambió después del 56? ¿Hasta qué gra- FEINSTEIN, Adam. Pablo Neruda: a Passion
vadora. En su biografía reciente de do compartió los valores literarios y polí- for Life. New York & London: Bloomsbury, 2004.
Neruda, Adam Feinstein comenta que ticos soviéticos? ¿Y los chinos? ¿Por qué RODRÍGUEZ MONEGAL, Emir. El viajero
«Neruda fue uno de los grandes poetas en lo atrajeron esos pensamientos políticos? inmóvil. Introducción a Pablo Neruda. Buenos
la lengua española en el siglo veinte, y la En la biografía de Feinstein, como en la Aires: Losada, 1966.
belleza de su obra, unida a su pasión por obra crítica de Rodríguez Monegal, de RODRÍGUEZ MONEGAL, Emir & Enrico
Mario SANTÍ, eds. Pablo Neruda [compilación de
la justicia social y su amor por la vida son Costa, Santí, Safir y Durán, Wilson, esas
ensayos de diversos autores]. Madrid: Taurus Edi-
tan vitales como nunca». Y agrega: «las preguntas asoman indirectamente pero no
ciones, 1980.
convicciones políticas de Neruda —fue se contestan. Se recurre más bien a sacar
SANTÍ, Enrico Mario. Pablo Neruda / The
un estalinista por mucho años, aunque le conclusiones predispuestas y rápidas, Poetics of Prophecy. Ithaca & London: Cornell
incomodaron los acontecimientos de 1956 como cuando Feinstein dice que Neruda University Press, 1982.
en adelante— no tendrán vigencia ya, fue «el más grande de los guerreros lite- WILSON, Jason. A Companion to Pablo
pero su humanismo subyacente sigue rarios de la Guerra Fría» (319). Al elo- Neruda. Evaluating Neruda’s Poetry. Woodbridge
siendo vigente a medida que nos acerca- giar el dominio que tiene Neruda de la (UK): Tamesis, 2008.
mos a su centenario en julio del 2004» forma y de la poesía como tales, pasan
(Feinstein, 1). Se trazan en estas citas los por alto la riqueza del contenido.z
márgenes del pensamiento liberal del bió-
grafo que reconoce y comparte el huma-

NERUDIANA – nº 7 – 2009 19
Un recado para Santí

E n el número 94 de la revista Estudios


Públicos (Santiago, Otoño 2004),
Enrico Mario Santí comenta mi edición de
dado cualquier cosa por no haberlo escri-
to nunca.
No me reconozco, caro Santí, en eso
Cualquier buen lector de Neruda sabe que
“Morena la Besadora” (OC, I, 115-116) y
“Playa del Sur” (OC, I, 144-145) son poe-
las Obras Completas de Pablo Neruda en que llamas mi torpeza. Ni en mi edición mas de Crepusculario (1923). Y que tanto
5 volúmenes (Barcelona, 1999-2002). Si de Obras completas ni en mi biografía del “Almería” (OC, I, 379-380) como “Los gre-
bien le reconoce algunos méritos a mi tra- poeta me interesa «salvar una supuesta mios en el frente” (OC, I, 385) figuraban ya
bajo (y hasta excelencia a las notas), pone coherencia política y ética de Neruda ante con esos títulos en la edición 1937 de Espa-
énfasis en lamentar la ausencia de algunos los vaivenes de su tiempo». Ni falta que le ña en el corazón. Por lo que concierne al
textos menores (unas «280 lagunas»). La hizo ayer, ni le hace hoy a Pablo Neruda, poema “Es así”, una rápida ojeada a mis
lamento yo también. Y me excuso por no que alguien lo defienda en ese terreno. Tan- notas (OC, I, 1198) te habría ahorrado acu-
haber podido llenar sino dos volúmenes to menos yo, figúrate. Y a propósito de tor- sarme de una ‘laguna’ decididamente im-
(cada uno con más mil páginas) con textos peza, déjame señalarte que algunas de las posible: porque “Es así” es el título original
dispersos de Neruda, muchos de ellos di- «lagunas» que me atribuyes en Obras com- de un poema que después fue rebautizado
fícilmente accesibles. Trataré de compo- pletas no sólo NO son lagunas sino que “Explico algunas cosas”, archiconocido
ner un tercero para redimir las 280 lagu- son textos incluidos justamente en el vo- poema de España en el corazón. Puedo ser
nas (en verdad el número es menor porque lumen I que tú mismo prologaste en 1999. torpe, a veces, pero no a tal punto.z
no pocas están, pero con otro título).
De todos modos, quiero dar satisfac- — Hernán Loyola
ción al profesor Santí declarando que la
única laguna (o ausencia) que lamento de
veras es también la única que realmente
importa al académico cubano-norteame-
ricano: “Saludo a Batista. Palabras de Pa-
blo Neruda en la Universidad de Chile”
(en El Siglo, Santiago, 27.11.1944). Pero
créame Santí que no «se trata de una de-
cisión» mía por motivos políticos, ni tam-
poco de descuido, sino (peor) de simple
ignorancia. Confieso que antes de leerlo
en el libro de Schidlowsky yo desconocía
ese discurso, se me había escapado. Así
de simple. Lástima que me haya sucedi-
do precisamente con este texto. Créame
Santí que me habría gustado incluirlo en
Obras completas. Y tengo autoridad para
ser creído porque allí incluyo textos de
Neruda aún más lamentables desde su
punto de vista político, como el artículo
“Sobre Teherán de Browder” (OC, IV,
537-540), elogiosa reseña de un libro de
Earl Browder (secretario general del Par-
tido Comunista de Estados Unidos, que
será ingloriosamente expulsado poco des-
pués por ‘revisionista’) publicada en enero
1945 nada menos que en Principios, ór-
gano del Comité Central del PC chileno.
Un artículo, éste sí, que Neruda habría

20 NERUDIANA – nº 7 – 2009
Larrea / Neruda: itinerario de una enemistad
GUNTHER CASTANEDO PFEIFFER
Santander, España

Gunther Castanedo Pfeiffer

Juan Larrea, poeta y ensayista español ma “Aquí estoy”, que no incluye ninguna haber firmado el Homenaje) como al sub-
(Bilbao, 1895—Córdoba, Argentina, referencia a Larrea (texto y notas en OC, estimar su fidelidad hacia Huidobro (al
1980), fue uno de los íntimos amigos de IV, 374-380 y 1247-1249). La segunda res- respecto, ver Larrea 1967).
Vicente Huidobro: no es de extrañar que puesta de Pablo será a través del Homena- Meses antes, sin embargo, en carta del
también fuera uno de los mayores ene- je de los poetas españoles, probable ini- 13 de junio del 35, Larrea había pregunta-
migos de Pablo Neruda. Pero no siem- ciativa de García Lorca. Hubo que prepa- do a Huidobro: «¿qué graves consideracio-
pre fue así. rar dos textos. Al parecer, el primero in- nes te han impulsado a emprender campa-
Establecido en París, en 1926 publica cluía algún ataque directo o indirecto a ña contra Neruda, buen muchacho inofen-
con César Vallejo los dos números de la Huidobro, por lo que varios poetas no qui- sivo?» (en Morelli 2008: 226). La contes-
revista Favorables-París-Poema. El segun- sieron firmarlo. Se preparó entonces un tación de Huidobro (5 de julio de 1935) es
do número (octubre 1926) incluye el poe- segundo texto donde se excluía todo tipo contundente: «[Neruda] no es tan buen
ma 11 de Tentativa del hombre infinito de ataques personales y que fue firmado muchacho como aparenta sino un admira-
(«admitiendo el cielo profundamente»), por una nómina impresionante de poetas ble hipócrita», y lo acusa de propalar infa-
primera publicación de Neruda en Euro- de primera fila, precediendo a la edición mias en su contra mediante anónimos en-
pa. Sucesivamente viaja a Perú, donde re- de los Tres cantos materiales: «este grupo viados a Buenos Aires. En sucesivas car-
úne una importante colección arqueológi- de poetas españoles se complace en mani- tas del 15.11.1934, del 01.04.1936, del
ca que será expuesta como Exposición J. festar una vez más y públicamente su ad- 08.06.1937 y del 29.05.1938 (todas reco-
L. en París 1933 y en Madrid 1935. En su miración por una obra que sin disputa cons- gidas en Morelli, ed., 2008), Huidobro in-
“Oda a Juan Tarrea”, veinte años después, tituye una de las más auténticas realidades sistirá en su rol de víctima de las manio-
Neruda dirá que el bilbaíno saqueó las tum- de la poesía de lengua española». bras de Neruda.
bas incaicas y que «al indio andino / el pro- Los no firmantes más sonados fueron
tector Tarrea / dio la mano, / pero la retiró Juan Larrea y Juan Ramón Jiménez. En una
con sus anillos» (OC, II, 405). carta de noviembre 1935 a José María 2
En los años 34 al 36, Neruda y Larrea Souvirón (Neira, 19), Neruda le escribe que
coinciden en Madrid, fraguándose en es- «el pelotas de Huidobro viene a Madrid Durante los años de la guerra civil se en-
tos años su enemistad. En la Navidad de en enero. Por muchas razones creo que se cuentran los tres (Larrea, Huidobro y
1934, José Bergamín edita su almanaque acordará toda su vida de su rentrée en Neruda) en el mismo lado: el republicano.
Aviso de escarmentados del año que aca- Madrid. El imperio de Gerardo Diego hace En su “Carta a un escritor chileno...” [Raúl
ba y escarmiento de avisados para el que mucho tiempo que no existe. Su otro dis- Silva Castro] Larrea afirma que la relación
empieza de 1935, en el que convivirán por cípulo, Juan Larrea, muy buen amigo mío, entre Neruda y él se habría ido rompiendo
única vez, como creadores, los nombres de vive completamente alejado del ambiente más si no hubiera sido por la guerra (Larrea
Neruda (traduciendo “Pasto en llamas” de literario. Sólo se encontrará con 1967). La Asociación Internacional de Es-
Whitman) y Larrea con una prosa. Aleixandre, Altolaguirre, Cernuda, Fede- critores para la Defensa de la Cultura, en
A las acusaciones de plagio y a otras rico, etc., todos ellos indefectibles amigos carta del 01.05.1937 dirigida a Huidobro
agresiones que desde 1932 le dirigen Vi- míos» (el subrayado es mío). Vemos que y a Neruda (y firmada entre otros por Tzara,
cente Huidobro y Pablo de Rokha, Neruda Pablo se equivocó, tanto al creer que Larrea Bergamín, Carpentier, Vallejo y Larrea) les
responde y contra ataca en 1935 con el poe- seguía siendo amigo suyo (a pesar de no ruega que depongan toda hostilidad entre

NERUDIANA – nº 7 – 2009 21
ellos en beneficio de la causa común: el te de Larrea, ya inaugurado en sus Cua-
congreso de escritores de Valencia y Ma- dernos, y sobre el cual Neruda volverá en
drid. Huidobro comunicará a Larrea (8 de su “Oda a Juan Tarrea” («Ha ‘descubierto’
junio) haber contestado favorablemente a / el Nuevo Mundo / ... / en todas partes /
dicha carta. Neruda no responderá. sale con su discurso, / con su berenjenal /
En su nota “César Vallejo ha muerto” de vaguedades / ... / su baratillo viejo / de
(Aurora de Chile, nº 1, Santiago, agosto saldos metafísicos, / de pseudo magia /
de 1938), Neruda menciona a Larrea es- negra / y de mesiánica / quincallería»).
cribiéndole que el peruano «rindió tribu- Es la ruptura definitiva, que Larrea san-
to a sus muchas hambres», lo que parece cionará con la publicación de su ensayo El
indicar una relación no rota. Larrea afir- surrealismo entre viejo y nuevo mundo (en
mará no recordar la carta, pero la consi- tres números sucesivos de Cuadernos Ame-
dera posible. ricanos, entre mayo y septiembre de 1944),
El 13 de marzo de 1939 (la guerra ci- que incluye en su parte final el célebre pa-
vil acaba oficialmente el 1º de abril) se rangón Darío / Neruda. Entre otras muchas
constituye la Junta de Cultura Española, lindezas: «La voz de Neruda, opaca y
presidida por Bergamín, Carner y Larrea, purulenta, como de negro engrudo, gusta
siendo secretario Eugenio Imaz. Esta junta de redundar en oscuridades de cripta que
colaborará al esfuerzo de Neruda como ahueca cuanto puede para que giman lenta
cónsul para la inmigración española (el y lúgubremente»; su «sensibilidad, redimi-
Winnipeg desembarcará 2000 refugiados da en parte de aquel estado de gangrena
en Valparaíso, septiembre de 1939). gaseosa en que por entonces se encontra-
Larrea lo confirma diciendo que comie- ba...». Para terminar con un párrafo que
ron juntos y se vieron repetidamente, se- bien ilustra el berenjenal de vaguedades a
gún consta en su agenda. que aludirá la “Oda a Juan Tarrea”: «Pron-
En los años en que Neruda es cónsul ta está a superarse la etapa representada por
en México (1940-1943) y a raíz de la po- la poesía sub-realista y antimítica de
lémica con Bergamín, éste afirma que Neruda, en cuyo fértil limo sobresaturado
Neruda y Larrea se han hecho grandes sión de empleo y sueldo sufrido por causa y descompuesto sepulta ya sus raíces el
amigos. No parece ser cierto, sino que sólo de la concesión de la visa a Siqueiros. Tam- rosal luminoso de la Conciencia. Esto es
existieron contactos antes de la ruptura poco es creíble que Neruda le haya mani- traspuesto el actual diluvio de cieno y po-
definitiva. Bergamín sí que había roto con festado su propósito de abandonar la poe- dredumbre ha de entrar en vigor el con-
Larrea. Cuenta Max Aub en sus diarios que sía para dedicarse a la política y la mal- cepto inmarcesible de Realidad.»
cuando llegó a México a casa de Pablo acología.
Neruda en octubre de 1942, Wenceslao En 1942 Larrea y Jesús Silva Herzog
Roces le advirtió: «No veas a Bergamín, fundan la revista Cuadernos Americanos, 3
es un traidor. Es un traidor.» (Aub 1998: donde Neruda publicará sus poemas “El
388). Bergamín había salido en defensa de corazón magallánico” (nº 2, 1942) y “Me- En la siguiente década Neruda y Larrea no
Margarita Nelken que había sido expulsa- lancolía cerca de Orizaba” (nº 2, 1943), vuelven a encontrarse, pareciendo calma-
da del Partido Comunista. Más adelante después recogidos en Canto general. Se- dos los ánimos y apagados los incendios,
Aub (486) adjudica las mismas frases a gún Larrea, Neruda se ofreció para inte- hasta que en julio de 1954 El Nacional de
Neruda. Bergamín se molestaba con quie- grar la dirección de la revista, pero el bil- Caracas publica una entrevista de Rafael
nes hablaban a Larrea (cuenta éste), lo que baíno sutilmente no contestó. Tal desaire Pineda a Juan Larrea en Nueva York, en la
sucedió a Neruda en agosto de 1940, aún explicaría algunas líneas del prólogo de que el bilbaíno reafirma su opinión de que
no rotas las relaciones entre ellos dos. Neruda al libro Muerte al invasor de Ilyá Darío es el gran poeta de América. Decla-
Aunque el vasco intenta una cierta Ehrenburg (México 1943): «En estas pá- ración nada alarmante, pero cuando Pine-
moderación, su carta a Silva Castro afirma ginas de soberanía acongojada, los fusiles da le pregunta si no cree que lo es Neruda,
(entre otras falsedades) que Neruda consi- y los panes de un nuevo mundo —no el él responde tajante que desde luego no. (El
guió que la embajada comprara un lujoso Nuevo Mundo que ciertos fakires texto de la entrevista y sucesivas reaccio-
Oldsmobile en el que paseaba por toda la paradisíacos y mesiánicos nos quieren re- nes de Larrea, en Díaz de Guereñu, editor,
república. Sabemos que el auto pertenecía galar— brillan como centellas en la no- 2004: 37-42 y 101-115.)
a César Godoy Urrutia, con quien hizo un che negra» (en OC, IV, 487). Evidente es- La “Oda a Juan Tarrea”, escrita en no-
viaje a Guatemala aprovechando la suspen- tocada contra el «americanismo» deliran- viembre 1954 y publicada a comienzos de

22 NERUDIANA – nº 7 – 2009
1956 en Nuevas odas elementales REFERENCIAS
(154-158), es una explícita réplica a la
entrevista (incluso menciona con simpa- AUB, Max. Diarios 1939-1972. Barcelona,
tía a Rafael Pineda). Ya vimos cómo acu- Alba, 1998, p. 388.
sa a Larrea de que en «el desamparado / DÍAZ DE GUEREÑU, Juan Manuel, editor: Juan
Perú, saqueó las tumbas». En relación a Larrea. Epistolario. Cartas a David Bary. 1953-1978,
Madrid, Publicaciones de la Residencia de Estudian-
César Vallejo, añade: «Después / se col-
tes, 2004.
gó de Vallejo, / le ayudó a bien morir / y
EHRENBURG, Ilyá. Muerte al invasor, Méxi-
luego puso / un pequeño almacén / de pró-
co, Fondo de Cultura Popular, 1943.
logos y epílogos». Luego se refiere –con LARREA, Juan. Del surrealismo a
razón— a la prosa de Larrea: «Nadie pue- Machupicchu, México, Joaquín Mortiz, 1967. Inclu-
de leer / lo que repite, / pero incansable / ye: “El surrealismo entre viejo y nuevo mundo”
sube / a las revistas, / se descuelga / entre (1944), 15-100; “Carta a un escritor chileno interesa-
los capitolios, /... / en todas partes / sale do por la ‘Oda a Juan Tarrea’ de Pablo Neruda”
con su discurso, / con su berenjenal / de (1964), 101-130; “Machupicchu, piedra de toque”
vaguedades, / con su oscilante / nube / de (1966), 131-223.
tontas teorías», para terminar rechazan- MORELLI, Gabriele, editor. Vicente Huidobro.
do su charlatanería: «y no te necesito, / Epistolario. Correspondencia con Gerardo Diego,
Juan Larrea y Guillermo de Torre. Madrid, Ediciones
vendedor / de muertos, capellán / de fan-
de la Residencia de Estudiantes, 2008.
tasmas, / pálido sacristán / espiritista, /
NEIRA, Julio, editor. “De Pablo Neruda a José
chalán de mulas muertas, / yo no te doy /
María Souvirón, una carta inédita”, Ínsula, nº 694,
vasija / contra baratijo: / yo, para tu des- Madrid (2004).
gracia, / he andado, he visto, / canto». NERUDA, Pablo. Nuevas odas elementales.
Buenos Aires, Losada, 1956.
Neruda no volverá a ocuparse de OC: Neruda, Pablo. Obras completas, 5
Larrea. Éste, en cambio, el 16 y el 29 de volúmenes. Edición y notas de Hernán Loyola.
agosto de 1962 escribe a David Bary (ver Barcelona, Galaxia Gutenberg—Círculo de Lectores,
Díaz de Guereñu, ed., 2004: 31-36 y 42- 1999-2002.
44) contándole la entrevista con Pineda y comprometerse con la política, era él mis-
anticipando los argumentos que dos años mo un poeta deshuesado y crepuscular, de
después desarrollará para Raúl Silva Cas- bajo fondo y suburbio, dotado en el cam-
tro en su “Carta a un escritor chileno inte- po del lenguaje con una extraña retina
resado por la ‘Oda a Juan Tarrea’ de Pablo como de carcoma, despierta a las descom-
Neruda”, texto fechado en Córdoba, Argen- posiciones, que le había permitido reunir
tina, mayo de 1964 (recogido en Larrea en su Residencia algunos acentos de ex-
1967: 101-130). tremada oquedad y enrarecida lentitud, sin
El itinerario del largo y farragoso duda impresionantes» (139).
antinerudismo de Juan Larrea culmina con Siguen cincuenta páginas destinadas a
la escritura de “Machupicchu, piedra de demoler una de las obras maestras de
toque” (1966), extenso ensayo que, Neruda, Alturas de Macchu Picchu. Los
agregándose como novedad a sus ya cono- resultados de tan patético cuanto mezqui-
cidos “El surrealismo entre viejo y nuevo no esfuerzo, cuyos ‘argumentos’ no mere-
mundo” y “Carta a un escritor chileno...”, cen siquiera ser resumidos, están a la vis-
justificará la publicación del volumen Del ta. El poema de Neruda sigue siendo uno
surrealismo a Machupicchu (México, Edi- de sus textos más leídos y celebrados, uno
torial Joaquín Mortiz, 1967). Los tres en- de los pilares más sólidos del prestigio
sayos aparecen unidos en el tiempo por el mundial de su autor.z
odio a Neruda. En el último de ellos Larrea .
reorganiza fuerzas y lanza el ataque final,
que comienza con un breve preámbulo
anunciador del tono general: «Antes de que
a resultas de la guerra española rompiera
Neruda su compromiso con la poesía para

NERUDIANA – nº 7 – 2009 23
A propósito de la acusación de Larrea contra Neruda

¿De qué murió César Vallejo?


Dr. ENRIQUE ROBERTSON
Médico en Bielefeld, Alemania

1 Enrique Robertson

En nerudiana 6 (diciembre 2008) se Vallejo muriese de sus muchas hambres, supo que bebiese leche, era más cara que
conmemoró el 70° aniversario de la muerte por no haberlo ayudado a conseguir cierto el vino. También los huevos.
de César Vallejo. El gran poeta peruano trabajo remunerado que le habría permitido Se alimentaba de patatas, de papas —
murió durante la mañana del viernes 15 de ganar dinero para comer. Según Georgette: originarias del Perú, como él—, según está
abril de 1938 en la Clínica del Boulevard el señor Larrea está mal informado, casi indesmentiblemente documentado por
Arago de París, donde había ingresado muy no hay informe de él que no contenga Arturo Serrano Plaja. Recordando la
enfermo tres semanas antes, sin que el alguna inexactitud leve o grave. Otros llegada a París (1935) de la delegación
equipo de cinco médicos encabezados por dijeron: la muerte de Vallejo es un española al I Congreso Internacional de
el afamado Dr. Lemière hubiese podido paradigma, una página heroica, una Escritores Antifascistas —grupo proce-
establecer el diagnóstico del misterioso mal epopeya como la más grande de los fastos dente de Madrid, al que se sumaron Neruda
que lo mató lentamente. Los resultados de universales, murió por consunción y y González Tuñón—, Serrano Plaja
las pruebas de sangre y otros análisis agotamiento, en batalla contra el mal y la escribe: «para prolongar la estancia en
clínicos y radiográficos resultaron inútiles muerte, en defensa de la dignidad, el bien París cuanto fuese posible, con el no mucho
para aclarar la causa de su enfermedad. y la nobleza. Vallejo murió de España. dinero que teníamos (la mayor parte lo
Según Georgette Vallejo, esposa del poeta, Hace veinte años, el alemán Hans Magnus ponía Neruda), decidimos hacer un plan de
el Dr. Lemière le dijo: «veo que este Erzensberger dictaminó: las enfermedades austeridad o algo por el estilo. Y como en
hombre se muere, pero no sé de qué». A de que sufrió Vallejo eran desconocidas en París encontramos a Vallejo (alimentado de
falta de un diagnóstico médico, para la medicina. Una se llamó España, y la otra, casi exclusivamente patatas cocidas
explicar la causa de su prematura muerte una enfermedad muy vieja y muy mañana y noche, como cuando le conocí
abundaron otros diagnósticos establecidos venerable: el Hambre. Antes y ahora, la en España) el plan parecía sobrevenir del
por amigos, poetas, escritores, músicos e mayoría coincide en asegurar que Vallejo modo más natural.»
historiadores. Unos dijeron saber que había murió de hambre. Algo menos de tres años después moría
muerto de tuberculosis, otros que de sífilis Hay mucho de verdad en ello, estaba César Vallejo, de un modo que evidente-
secundaria, o fiebre amarilla, o malaria o crónicamente desnutrido. A más tardar mente no parecía natural. ¿De qué mueren
paludismo, diagnósticos que la Clínica desde 1923 la pobreza lo había obligado a los poetas? La ventaja es que mueren para
Arago había descartado en los 23 días que acostumbrarse a comer muy poco: «en seguir viviendo, como Vallejo. La señora
estuvo hospitalizado allí. Entonces y París tendremos que vivir de piedrecitas», Oyarzún —esposa del chileno Cuto
después, se aseguró repetidamente: dijo a un amigo. En octubre de 1923, desde Oyarzún, que en la víspera de su muerte
murió en cumplimiento de su célebre la Sala Boyer del Hospital de la Charité, le pasó toda la noche velando junto a su
profecía «Me moriré en París con escribe a otro amigo: acabo de ser operado cabecera— cuenta que a las cinco de la
aguacero, / un día del cual tengo ya el de una hemorragia intestinal. Después de mañana del 15 de abril César Vallejo llamó
recuerdo» (del soneto “Piedra negra esa operación, alimentarse le fue difícil no a su madre y poco antes de expirar, ya en
sobre una piedra blanca”). sólo por falta de dinero. Privado de buena presencia de su esposa y varios amigos,
Neruda dijo: Vallejo murió de hambre parte de su estómago, ya no pudo comer y pronunció estas palabras: «España. Me voy
y asfixia: murió del aire sucio de París, beber —carne y vino, es un decir— sin a España.» Murió poco después de haber
del río sucio de donde han sacado tantos sufrir las consecuencias. Lo que el resto escrito su testamento: el poema dedicado
muertos. Juan Larrea inculpó a Neruda de de su estómago toleraba era probablemente a exaltar la lucha del pueblo español en el
haber contribuido indirectamente a que la dieta ovo-lacto-farinácea. Pero nunca se trance de la guerra civil, que tituló como

24 NERUDIANA – nº 7 – 2009
una oración al vislumbrar su martirio y causa de muerte de unos soldados franceses
final inmolación. que saciaron sus muchas hambres —de
«Murió —escribió Juan Larrea, esta semanas, que no de años— con patatas
vez con exactitud— sin aspaviento alguno, enverdecidas y con brotes. Consumidas,
dignamente, con la misma dignidad con además, sin pelar y mal cocidas; es
que había vivido». El músico peruano decir, muy tóxicas por su alto contenido
Gonzalo More, que estaba en el grupo de de solanina. Los brotes de la patata
amigos del poeta junto a su lecho de enverdecida (porque conservada en
muerte, escribió: La expresión de su rostro ambiente húmedo y expuesta a la luz) son
muerto era verdaderamente maravillosa. muy venenosos. En tal condición, una sola
No te imaginas qué belleza interior y qué patata puede contener una dosis peligrosa
luz sobrehumana en la frente del cholo. Su de solanina.
gesto de dolor desapareció para dar vida Hay suficiente información en Internet
a una expresión de serenidad y bondad acerca de este veneno, cuya ingestión no
infinitas. mata hoy a muchos adultos porque las
variedades comerciales de patata están
2 controladas. Sí a niños, por lo que sigue
mereciendo especial mención en el capítulo
Pero ¿de qué murió? ¿Quizá envenenado? de las intoxicaciones alimentarias. Simula
Me lo pregunté porque, hace poco tiempo, una infección —que el laboratorio no
la extraña enfermedad de César Vallejo aclara— con fiebre, progresivo mal estado
despertó también el interés y la general, síntomas gastrointestinales,
imaginación de Roberto Bolaño. En su neurológicos y psiquiátricos, etcétera.
novela Monsieur Pain (Anagrama, 1999) Causa la muerte —no siempre, afortuna-
el escritor fabuló sobre la muerte del poeta damente— sin que se sepa por qué: no es
peruano en un ambiente en el que aparecen habitual pensar en la papa como causante.
formas marginales de la ciencia y supuestas Pocos acumularon nunca tantos
conspiraciones fascistas para asesinarle. factores para devenir víctima de una
Bolaño explicó que tuvo noticia de Pierre intoxicación letal con solanina como
Pain por las memorias de Georgette César Vallejo, «alimentado de casi
Philipart, viuda de Vallejo, quien contaría exclusivamente patatas cocidas mañana
en ellas que pidió los servicios de Monsieur y noche». Seguramente estaba acos-
Pain, curandero que trataba enfermos tumbrado a soportar bien el veneno, pero
aplicando fenómenos mesméricos la acumulación de éste en su organismo
(doctrina del magnetismo animal del debió —en el transcurso de muchos
médico alemán Mesmer), para que curase años— haber llegado a niveles críticos.
de un nefasto ataque de hipo que hacía No pocas veces se sintió al borde de la
sufrir mucho a su moribundo esposo. muerte. Al sentirse muy enfermo, siguió
Bolaño me contagió su interés. alimentándose de lo que a él y su mujer
Considerando aspectos anamnésticos y les parecía que era lo único que podía
otros, en cuanto médico —y en cuanto tolerar. Los jugos gástricos se encargan
aficionado a investigar misterios litera- de neutralizar parcialmente la toxina. A
rios— me atrevo a sostener un diagnóstico él, le habían extirpado parte del estómago;
que hasta ahora nadie ha emitido: César y seguramente neutralizaba los que
Vallejo falleció a consecuencias de una producía con bicarbonato de sodio.
intoxicación crónica por solanina, Además, en su pobreza, las patatas que
agudizada en sus últimas cuatro semanas compraba en 1938 en París eran
de vida. El Dr. Lemière habría debido seguramente las más baratas que podía
considerar esa posibilidad. Que se sepa, no conseguir. Enverdecidas.Y éstas había que
lo hizo, no obstante una publicación aprovecharlas al máximo, pelarlas poco
científica de su país, fechada veinte años o nada; cocerlas, bien cocidas, significaba
antes —publicación que todavía hoy se un gasto adicional.z
cita—, había tratado detalladamente la

NERUDIANA – nº 7 – 2009 25
Ricardo Paseyro, el profesional
MÉLINA CARIZ
Université de la Sorbonne Nouvelle – Paris III

Mélina Cariz

E l 5 de febrero de este 2009 murió


en París un poeta y escritor fran-
co-uruguayo de extrema derecha y ex-
suficiente como explicación. Tampoco su
proclamado amor reverencial hacia la poe-
sía (pero sólo hacia el tipo de poesía que él
jando el lujoso Hotel Georges V (el poeta
le había explicado que era para eludir a la
policía francesa y la expulsión del país,
comunista: Ricardo Paseyro. Murió, qui- practicaba), sospechosamente machacón. Lo lo que era verdad); su relación con una
zás, con poca gloria en cuanto poeta, pero triste de este asunto, y todo parece indicar- «mujer vieja», Delia del Carril, «nacida
sin duda con mucha pena en cuanto perso- lo, es que Ricardo Paseyro será recordado de la aristocracia argentina más afortu-
na porque había verificado el fracaso del sólo o principalmente por sus escritos y ges- nada» (Paseyro 2007: 62); como primer
proyecto al que dedicó al menos la mitad tiones antinerudianos, vale decir, por su es- regalo de aquel benévolo secretariado,
de su vida: destruir a Pablo Neruda. Fue téril odio al poeta chileno. Neruda le presenta a un cliente habitual
un profesional del antinerudismo, con una Paseyro nace el 05.12.1925 en Merce- del hotel, Ilyá Ehrenburg; en calidad de
virulencia y una tenacidad sólo compara- des, Uruguay. Desde niño viaja a varios paí- chofer, Paseyro acompaña a Neruda a una
bles a las de Pablo de Rokha, pero al mis- ses de América Latina bajo un nombre fal- cita con Louis Aragon y Elsa Triolet; y
mo tiempo muy diversa porque era, diría- so por la expatriación de su padre, diputado en otra ocasión a una cita con Picasso, a
mos, abstracta, no fundada sobre razones que, tras el golpe de estado reaccionario del quien Neruda solicita infructuosamente
de rivalidad personal dentro de un territo- 31 de marzo de 1933, llamó a la insurrec- una ilustración para su Canto general, y
rio común. En cierto modo quedan miste- ción y marchó al exilio. De retorno a Uru- Paseyro se complace en relatar el viaje
riosas las motivaciones psicológicas que guay, murió en 1937. El hijo se apasiona de vuelta: «El espectáculo de su vanidad
sostuvieron a Paseyro durante decenios en por la literatura, la poesía y la política ex- mortificada era deleitable, en el auto
su infatigable tarea. ¿Sólo ganar dinero es- tranjera, y es iniciado al marxismo por dos rumiaba su rabiosa decepción» (Paseyro
cribiendo y publicando sobre un tema que personajes famosos en el país: el doctor 2007: 65).
vendía, que tenía buena cotización en el Emilio Troise, amigo de la familia, y el doc- Durante un viaje a Praga, al cual son
mercado de la Guerra Fría? No parece tor Augusto Bunge, traductor al español del invitados todos los delegados sudameri-
Faust de Goethe. En el aspecto literario y canos, Paseyro toma conciencia de las
poético, Paseyro dice haber sido influen- fallas del socialismo real: «la ideología
ciado en su juventud en particular por Rubén en la que abstractamente creía me pare-
Darío, Juan Ramón Jiménez, Miguel de ció, de repente, horrible» (ibídem, 75).
Unamuno y José Bergamín. Puesto que Francia e Italia se niegan a
Adhiere en su juventud al Partido Co- acoger al comunista Neruda (por razones
munista de Uruguay y viaja con la delega- de Guerra Fría y por presiones del gobier-
ción uruguaya al Congreso Mundial de Par- no chileno), temiendo ser reconocido el
tidarios de la Paz (París 1949). Durante ese poeta pide a Paseyro ir al Consulado bri-
congreso conoce a Pablo Neruda (Paseyro tánico, haciéndose pasar por su secreta-
pretende, sin embargo, haberlo conocido en rio, para pedir una visa, trámite que no
agosto de 1945, supuestamente en Uruguay) resultó. Naturalmente Paseyro le dirige la
y trabaja durante un mes como factótum del consabida crítica de querer vivir en occi-
poeta. De aquel período las memorias de dente y no en un país socialista: «el más
Paseyro evocan algunos momentos seleccio- estalinista de los poetas estaba obligado
nados a través de un prisma malintenciona- a vivir en URSS o en cualquier ‘demo-
do y unívocamente denigrador: Neruda alo- cracia popular’» (ibídem, 80).

26 NERUDIANA – nº 7 – 2009
S u primer libro de poesía Plegaria por
las cosas es publicado en 1950, de vuelta
de su viaje a Europa, en Buenos Aires, con
dedicatoria a su «maestro y amigo» José
Bergamín, escritor y poeta español exilia-
do en Uruguay. El Partido Comunista des-
aprueba su libro, y es la ocasión para que
el poeta abandone su poco convencida
militancia.
Paseyro se instala en Francia en 1951
y en 1953 contrae matrimonio con Anne-
Marie, la hija menor del poeta francés Jules
Supervielle, de conocida familia de ban-
queros franco-uruguayos. La pareja elige
España como destinación para el viaje de
bodas y pasan allí varios meses. La activi-
dad literaria y de traductor de Ricardo
Paseyro se desarrolla sobre todo en co-
nexión con España, a donde viaja a menu-
do. Allí publica poemas y escribe para la Paseyro poco antes de su muerte.
revista Índice a partir de 1952.
Tras su fugaz militancia de izquierda y
su contacto con Neruda (objeto sólo de crí-
ticas y veneno en sus memorias), Paseyro dos y Taiwán. Fue igualmente, hasta poco fleto La palabra muerta de Pablo Neruda,
se desplaza de pronto, y con gran soltura antes de su muerte, colaborador del diario publicado en Madrid por el editor H. E.
de cuerpo, hasta el otro extremo del table- Minute y de Radio Courtoisie, ambos me- Munuesa, 1958 [y reproducido en El Ba-
ro político y se convierte así en un dios de la extrema derecha francesa. calao, Santiago 2004]. El ensayo es tradu-
anticomunista activo y militante, polemis- cido más tarde al francés por su amigo
ta infatigable, ligado a los más radicales P aseyro evocará sus reticencias hacia Dominique Roux y publicado en 1965 y
grupos de derecha en España y Francia. Neruda desde el primer encuentro, acusán- 1972 bajo el título de Le mythe Neruda.
Cumple funciones diplomáticas en dolo retrospectivamente incluso de simu- Paseyro elige, para prologar su ensayo, el
Havre y Rouen desde 1960 a 1973, año en lar su condición de perseguido político por famoso texto en que Juan Ramón Jiménez
que viene destituido por Juan María parte del presidente González Videla (lo califica a Neruda como un «gran mal poe-
Bordaberry, presidente de facto tras el ‘gol- que evidencia su mala fe). «Monótona, pro- ta» (en Españoles de tres mundos, Buenos
pe’ militar de junio 1973. Paseyro obtiene saica, estancada —le debo este último y Aires, Losada, 1942). Al desentenderse de
entonces la nacionalidad francesa. Deviene justo epíteto a Juan Ramón Jiménez—, la la —también conocida— rectificación del
redactor de Contrepoint, trimestral políti- poesía nerudiana me interesaba menos que escritor español en su “Carta pública a Pa-
co-literario de circulación confidencial su mito. Inventando un falso peligro, debi- blo Neruda”, escrita en Florida en enero
(1970-1976) , propiedad de Patrick do a la situación política de su país, viajó de 1942, Paseyro exhibe una nueva prueba
Devedjian, ex-ministro y presidente del a Francia, donde el partido le preparó una de su mala fe.
Conseil Général de Hauts-de-Seine. La estrepitosa publicidad.» (Paseyro 2007: El panfleto se divide en dos partes. En
colaboración en Contrepoint es el apogeo 62). la primera, “Sobre dos fundaciones de su
de un período muy político, precedido por «Un día —recordará un amigo— a mito: la americanidad y la política”,
el ensayo L’Espagne sur le fil (Laffont, Ricardo Paseyro le dio la ventolera de es- Paseyro sostiene que «Neruda y el
1976), uno de los primeros libros sobre la cribir una crítica acerba, feroz, de la poe- Nerudismo tuercen la poesía sudamerica-
transición española, donde curiosamente se sía y de los escritos y actividades políticas na» y que el poeta chileno no es realmente
denuncia el peligro rojo que amenazaría a de Pablo Neruda, el gran tótem de la poe- un comunista sino un oportunista, un «poe-
España tras la muerte de Franco. sía hispanoamericana del siglo XX. Dar a ta burgués». Según Paseyro, la poesía de
Paseyro colabora también en la revista la imprenta aquella crítica constituyó un Neruda no sigue ni contiene huella alguna
L’Aurore, que se interesa en política exte- suicidio literario, juzgó Mario Parajón, di- de filosofía, de pensamiento ni de visión
rior. Enviado como corresponsal por esta rector de la Editorial Verbum, de poesía.» marxista del mundo, y se limita sólo a aca-
revista, vive en Irán durante casi un año, y (Fernando-Guillermo de Castro, en Dia- tar las órdenes del partido. Y a seguir sus
viaja también a Afganistán, Estados Uni- rio de Ibiza, 20.03.2009). Alusión al pan- intereses particulares. Así, en su libro Las

NERUDIANA – nº 7 – 2009 27
ajena a la animadversión que el uruguayo
profesó infatigablemente a Neruda.z

REFERENCIAS
Ricardo PASEYRO, “La palabra muerta de Pa-
blo Neruda” [1957], en L. Sanhueza, ed., El Baca-
lao. Diatribas antinerudianas y otros textos (Santia-
go, Ediciones B, 2004), 135-159.
Ricardo PASEYRO, Toutes les circonstances
sont aggravantes. Mémoires politiques et littéraires.
Paris, Éditions du Rocher, 2007. [Trad. de citas:
Mélina Cariz.]
Pablo NERUDA, Obras completas, 5 vols., edi-
ción de Hernán Loyola. Barcelona, Galaxia Gutenberg
De izq. a der.: Paseyro joven, Jorge Guillén y Fernando-Guillermo de Castro en Ibiza, 1958. & Círculo de Lectores, 1999-2002.

uvas y el viento (1954) ataca a todos los de literatura a Neruda, a través de virulen- El inefable Paseyro
gobernantes hostiles a Moscú, salvo a uno: tos artículos y citas de textos del poeta (so-
Juan Domingo Perón. Y esto porque su bre Stalin) en Le Figaro, o de intervencio-
principal editor, Losada, tiene asiento en nes radiales. En sus memorias Neruda mis- Fragmentos de una carta de Ricardo Paseyro
Buenos Aires. mo refiere las fatigas y afanes de su ene- al profesor Giuseppe Bellini (Universidad de
En la segunda parte, “El mito litera- migo: «Más inconcebible y más aventura- Milán), estudioso, editor y amigo de Neruda
rio”, el nivel de la crítica es aún más pe- do aún fue el viaje a Estocolmo de este en Italia, fechada en Roma el 17.08.1967.

noso. Condena en particular como mismo uruguayo, en el año de 1963. Se «Distinguido señor Bellini: ... Es inútil re-
apoética la «enumeración amorfa» en las rumoreaba que yo obtendría en aquella calcarle que si usted no se acuerda conmi-
Odas elementales y en Las uvas y el vien- ocasión el premio Nobel. Pues bien, el tipo go en casi nada, a propósito de Neruda, yo
to. Luego subraya y critica el carácter he- visitó a los académicos, dio entrevistas de no me acuerdo con usted en nada, prácti-
roico, triunfalista y egocéntrico del yo prensa, habló por radio para asegurar que camente en nada, de sus opiniones favora-
poético. Más adelante condena la «vul- yo era uno de los asesinos de Trotski. Con bles a él. Ello no impide que podemos ha-
garidad», la «grosería», la «indecencia» esa maniobra pretendía inhabilitarme para blar tranquilamente del tema, como se ha-
de la poesía amorosa en Los versos del recibir el premio.» (Confieso que he vivi- bla entre gente bien educada, es decir, no
capitán (refiriéndose a los poemas “El ti- do, en OC, V, 722-723). contaminada por la vulgaridad, la soecia,
gre”, “El cóndor” y “El insecto”). Termi- Si bien los esfuerzos de Paseyro —su- el fanatismo y la megalomanía que com-
na su ‘investigación’ con esta sentencia: mándose a los de la CIA— alcanzaron un parten —¡Fuenteovejuna, todos a una!—
«Al fin de este periplo ya sabemos qué éxito transitorio en 1963 y 1964, en defini- Neruda y la unanimidad de sus adictos
destino da Neruda a las palabras que le tiva no lograron impedir que la academia —salvo usted, honrosa y sola excepción
prestó la lengua para inventar mundos sueca otorgara finalmente a Neruda el Pre- que yo conozca. Pues usted, seria y ra-
nuevos. No las cuida, las corrompe... Su mio Nobel de Literatura en 1971. zonablemente, se refiere a mi ensayo,
palabra muerta es hojarasca de la tierra.» Despechado, como si lo hubieran ofendi- me atrevo a mi turno, sin ánimo agresi-
(Paseyro 2004: 158-159). Condena total, do personalmente, Paseyro escribirá enton- vo alguno, y porque la poesía es lo úni-
absoluta. Ni siquiera el buen gusto, por ces: «La consagración del señor Neruda co que me interesa en la vida, me atre-
parte de alguien que se autodefine «poeta instituye la irresponsabilidad como norma vo a decirle que si no estuviese yo cura-
decadente» (ibídem, 148), de intentar al de la vida intelectual» (Le mythe Neruda, do de espanto, su texto sobre Neruda me
menos la ‘comprensión’ de un poeta dife- edición 1972, trad. mía). afligiría. Que un hispanista de su cultura,
rente, o del fenómeno histórico-cultural- La campaña personal de Paseyro con- de su agudeza y de su calidad pueda citar a
literario que Neruda innegablemente en- tra Pablo Neruda se prolongó hasta el final Neruda a la altura de Góngora o de Darío
carnó durante el siglo XX. de sus días, según lo manifiesta su libro de (¡de Rubén, Señor, de Rubén, el Dios de la
memorias publicado en 2007. Sus motiva- poesía, de Rubén, ese artista incompara-
A principios de los años 60, Paseyro ciones aparentes revelan una compleja y ble, esa alma religiosa, ese corazón asom-
animó una encarnizada campaña de pren- curiosa mezcla de ojeriza política y enco- brado de la música astral, ese espíritu im-
sa para impedir que le otorgaran el Nobel no personal. Acaso la envidia no haya sido pregnado del sentimiento de lo infinito!),

28 NERUDIANA – nº 7 – 2009
que pueda usted colocar a la vera del me-
tafísico Machado ese pedazo de materia
bruta y mimética a la vez a que se reduce Neruda sobre Paseyro
Neruda, sobrepasa mi imaginación...
«Usted se preguntará, y yo también me
lo pregunto, por qué me explayo así ante Se irán los crueles dioses con anteojos,
un adversario. Que somos adversarios, los peludos carnívoros con libro,
aun si usted no se considera mi adversa- los pulgones y los pipipaseyros.
rio: yo lo soy, irreductiblemente, de to-
dos aquellos que, como usted, contribu- Y cuando esté recién lavado el mundo
yen al mito vergonzoso de Neruda, bus- nacerán otros ojos en el agua
cón de la poesía, angurriento de premios, y crecerá sin lágrimas el trigo.
bufón de honores...
«Para nueva y última muestra de con- — Cien sonetos de amor, soneto XCVI
tradicción perpetua, propia de toda
démarche intelectual honesta, aquí le en-
vío “En la altamar del aire” y “Mortal amor Tan insana, e igualmente persistente, ha
de la batalla”. No me placería que estos sido la folletinesca persecución literario-
poemas le pareciesen malos, pero si le política desatada contra mi persona y mi
gustaren, me desconsolaría. Porque si lo obra por cierto ambiguo uruguayo de ape-
que yo hago es poesía, no lo es lo que hace llido gallego, algo así como Ribeyro. El
Neruda. Una cosa excluye la otra. Le agra- tipo publica desde hace varios años, en
dezco que me considere usted un poeta de español y en francés, panfletos en que me
valor, y le agradeceré más aún si mi libro descuartiza. Lo sensacional es que sus
lo confirma en ese juicio. Pero no puedo proezas antinerúdicas no sólo desbordan
aceptarlo, porque aceptarlo implicaría que el papel de imprenta que él mismo costea,
el amor del coro y la búsqueda del infinito sino que también se ha financiado costo-
son compatibles entre sí.»z sos viajes encaminados a mi implacable
destrucción.
— de Quaderni Ibero-Americani nº 99,
Torino (junio 2006). —Confieso que he vivido, en OC, V, 722.

NERUDIANA – nº 7 – 2009 29
Navegaciones y anclajes del
antinerudismo
MARÍA LUISA FISCHER
Hunter College of the City University of New York

¿Qué motiva el activo antinerudismo que tas como las que se identificaban en el
persiste hasta hoy? O, mejor, ¿qué nos Cominterm, el mundo socialista, o el Par-
muestra acerca de los requerimientos a que tido Comunista chileno. Hay polemistas
debían responder poetas, poesía, intelec- destacados y reflexivos (Octavio Paz, Juan
María Luisa Fischer
tuales, ciudadanos? Los antinerudismos Ramón Jiménez) y otros mucho menos (un
son de larga y variada estirpe. En el ámbi- incansable Ricardo Paseyro que dedica
to nacional, la guerrilla literaria de los años toda su energía a campañas en contra de implicación es durísima, hasta insultante.
30 a 50 enfrentó a personalidades en ex- su odiado ante la Academia Sueca; un Jor- El lenguaje, de una agresividad pasiva que
pansión que se disputaban una estrecha ge Délano, Coke, que habla del “oro de se oculta en el género íntimo de la carta
esfera pública enfocada en la literatura. Se Moscú” y, aludiendo a Stalin, de «la musa para hacer públicos el dogma y una conde-
enfrentaban visiones de la poesía entendi- bigotuda» que inspiraría Canto general1 ). na radical. Se ha establecido que a través
das como únicas y excluyentes: si había En los sesenta, erigido en símbolo re- del ataque a Neruda se expresaba una dis-
vanguardismo y surrealismo de marca se- volucionario, el nombre de Neruda se uti- puta por la orientación de los movimientos
llada y registrada, no podía existir un liza para ventilar las diferencias de orien- de transformación social en el continente
Neruda; si contábamos con un fundador tación que la dirigencia cubana mantenía (la línea guevarista vs la de profundización
de la poesía latinoamericana en vigencia, con el PC chileno respecto al carácter de de la democracia), pero resulta revelador
el otro debía extinguirse; si un poeta po- la lucha por el cambio social en América que se considerara apropiado apelar a la fi-
día mediar entre la política, el mundo po- Latina. La carta abierta de julio de 1966, gura de un poeta para la misión3 . Demues-
pular y el proyecto de modernidad litera- firmada por más de 100 escritores y artis- tra, por una parte, el escrutinio al que esta-
ria en el país, el otro tenía que ser un ad- tas, conocida como la “Carta de los cuba- ba sometido el accionar de Neruda y la exi-
venedizo y un plagiario a la moda. Hay nos”, acusaba con retórica retorcida a gencia de que cada uno de sus actos repre-
una larga historia de rencillas, infidelida- Neruda de haber abandonado sus principios sentara algo más, mejor y mayor. En un
des y fidelidades enceguecedoras, antipa- y lo convocaba, con un tuteo fraternal que sentido más amplio es, por otro lado, de-
tías personales, chisme y cahuineo, envi- pretendía ser amistoso, a reconocer que la mostración del papel central que se le asig-
dias y susceptibilidades que vincula los única línea correcta estaba marcada por el na a la poesía y los poetas en un momento
nombres de Neruda, el grupo Mandrágora, enfrentamiento con el imperialismo en el en que predomina, paradójicamente, un dis-
Pablo de Rokha, Huidobro, Teófilo Cid, ámbito internacional, y por la violencia curso antiinte-lectualista (al cual el propio
Rosamel del Valle, Tomás Lago, y un lar- como método de lucha en América Lati- Neruda no se sustraía), que rechaza la ex-
go etcétera que incluye a un grupo de pa- na2 . Con la misma lógica que se observa perimentación formal y la noción de auto-
res vinculados por publicaciones, antolo- en las explicaciones conspirativas paranoi- nomía del ámbito de lo social, enfatizando
gías, casas, bares, calles de la capital, bal- cas, se llamaba a considerar, a partir del he- formas artísticas que se asimilan al trabajo
nearios y la provincia, en un tiempo cuan- cho de haber obtenido el visado a los manual y aporten a la causa. Desde una trin-
do la literatura era también, y de manera E.E.U.U, por qué se lo habrían otorgado a chera ideológica opuesta a la que motivaba
importante, un asunto de grupos y capi- Neruda y quién sacaría ventajas con su pre- las diatribas de Coke, la “Carta de los cu-
llas. Con la mala leche y peleas contras- sencia en el país. No hay détente ni comien- banos” propone una lógica basada en la
tan amistades y afectos profundos que for- zo del fin de la guerra fría, se afirma en el continuidad sin fisuras entre la persona pú-
jaron prólogos, poemas, iniciativas com- libelo, sino un “programa de castración” blica, el ciudadano comprometido y las per-
partidas. Más tarde, cuando el poeta ciu- que intenta neutralizar a los intelectuales sonas de los libros. Por eso, no es casual
dadano y hombre público alcanza relevan- de izquierda más influyentes; los EE.UU. que ambos mencionen al poeta de Canto
cia nacional e internacional en un mundo “[e]stán a la búsqueda de quienes, preten- general, un volumen cuya ficción se sos-
marcado por la guerra fría, surge un fé- diendo hablar a nombre nuestro, presentan tiene, precisamente, en la fusión intrincada
rreo antinerudismo en el que se conjuga la revolución y la violencia como algo de de estas categorías.
el rechazo a sus posiciones y compromi- mal gusto. Y encuentran, pagando su Con ocasión del centenario se publica
sos políticos, con un juicio parcializado precio, a esos sensatos, a esos colabo- El Bacalao: diatribas antinerudianas y
de su obra que encuentra en ella tantas fal- racionistas, a esos traidores.” (5: 1395). La otros textos que, recordando el apodo que

30 NERUDIANA – nº 7 – 2009
le dedicaba Huidobro a Neruda, recoge la revista Anales de la Universidad de más conflictivas que admirativas4 . Vale la
una prosa en ocasiones desafortunada. El Chile rinde homenaje al Nobel de Litera- pena citar en extenso esta sección que to-
compilador Leonardo Sanhueza arguye tura de 1971. Como un aporte a la cele- davía hoy ilumina los porqués y los cómo
que la antología busca ser una respuesta a bración, el texto pone en el tapete los re- de los antinerudismos. En un país «medio-
lo que se estima una excesiva exposición paros de intelectuales y escritores que bus- cre en personalidades culturales», Valdés
pública y mediática del poeta, y un inten- can desplegarse bajo la sombra amplia del detecta en su propia actitud crítica,
to de mirar críticamente el sitial que le co- poeta, en un entorno de acelerados cam-
rrespondería en una historia de la poesía bios sociales que exigen definiciones y una exigencia aberrante de que las perso-
chilena demasiado regida por la presencia compromisos. El número especial de Ana- nas sean una cosa distinta de lo que objetiva-
de los 4 grandes de la lírica nacional. El les acoge una mirada conflictuada sobre mente son. . . . [L]a sobresaliente situación in-
Bacalao parece identificar con justeza el el homenajeado lo que, a mí entender, re- telectual de Neruda conduce a que uno exija de
su conducta una coherencia y una lucidez su-
agotamiento de una forma de aproxima- presenta un gesto revelador de indepen-
periores. Debido a esa situación . . . uno hace a
ción a Neruda que privilegia repetiti- dencia y distancia críticas. En “Navega-
Neruda responsable de representarnos en sus
vamente su personalidad, pero no logra si- ción con Neruda y conflictos de la admi-
actos. Uno exige que Neruda actúe exactamen-
tuarla en contextos que la hagan compren- ración”, el autor de Apariciones y desapa- te como lo habría hecho uno si ocupara su lu-
sible más allá de un afán de figuración riciones (1964), Tejas verdes (1974) y A gar. De ahí el conflicto y los reproches. De ahí
apabullante que resulta, en el caso que nos partir del fin (1981) analiza el significado la enorme cantidad de desencantamientos que
ocupa, a todas luces insuficiente. Consi- de su interacción cotidiana con el poeta, ha producido en su vida y las opiniones contra-
dero más certera la observación de Sergio con quien coincide durante una larga tra- dictorias que existen sobre él. . . . Neruda ten-
Missana quien, apuntando algunos efec- vesía por barco desde puertos europeos a dría que haber sido un prodigio para responder
tos negativos de su elevación en ícono na- Valparaíso. Valdés apunta las pequeñeces afortunadamente a tantas exigencias . . . (301)
cional, señala que «resulta difícil una mi- y mezquindades propias y las de Neruda,
rada fresca . . . sobre Neruda, que se ha de quien anota sus estrategias para preser- Enfrentado a la incomodidad o recha-
transformado en símbolo, en póster y tam- var la intimidad y observa, tanto sus sus- zo ante el Neruda-símbolo, Valdés descu-
bién en marca. Es difícil entablar un diá- ceptibilidades a la crítica, como sus res- bre tardíamente una respuesta alternativa
logo íntimo con un monumento. . . . Su puestas a las formalidades y exigencias en la poesía: “sus versos son la única po-
edificación siempre tiene algo de arbitra- sociales. Hacia el final del fragmento del sibilidad de encontrarlo y de reconocerlo
rio (los centenarios, por ejemplo, son oca- diario se entrega la evaluación más com- en su verdadera grandeza” (301).
siones dudosas, homenajes al sistema mé- pleta sobre “[e]l fenómeno Neruda . . . en En una amarga ironía final, Neruda re-
trico decimal) y conlleva un obligado fer- la sociedad contemporánea. (299)” El mar- acciona al diario de navegación con
vor nacionalista. Celebramos a las figuras co de la reflexión lo provee el bloqueo “(H.V.)”, un poema de ocasión que se re-
literarias como íconos patrios.» (“Apun- creativo que enfrenta el autor durante la coge en El mar y las campanas (OC 3:
tes sobre la poesía política de Neruda”). composición de la novela Zoom (1971), 924-925). En él, un sujeto poético “fati-
Como ilustra El Bacalao, es posible iden- es decir, a la fertilidad nerudiana se opone gado de rostros” que persigue, a pesar de
tificar en la actualidad una extendida re- la parálisis temporal de un sujeto todo, la comunicación, fustiga al compa-
acción de disgusto-pataleta entre escrito- hipercrítico que no se permite salidas fá- ñero de barco, acusándolo de mezquindad
res y animadores culturales jóvenes que, ciles a conflictos internos y externos. Lo e inseguridad, y de menoscabarse en “una
sin embargo, fallan a la hora de que explica el prestigio excepcional de guerra / contra la propia sombra”. Al co-
contextualizar para comprender el fenó- Neruda es que, con él, la poesía rompe «su tejar poema y diario se descubre que
meno Neruda, historizándolo, y fallan círculo de transmisión elitivo», quien bien subyace en ellos una temática común que
también a la hora de leer de manera re- podría ser “el último caso de un individuo acaso no se explicitó a tiempo: el deseo
novada y cuidadosa su poesía, más allá que, a través de [ella], establece una co- de ambos de escapar a sujeciones y obli-
de las nociones estereotipadas que circu- municación con la sociedad” (ídem). El gaciones sociales (desde la figura símbo-
lan, sobre todo con respecto de los libros yo nerudiano de la poesía social “trascien- lo con su generosa sombra, hasta la más
capitales. de la naturaleza y la historia”, asume per- pedestre de la buena educación) que res-
En el contexto de la dificultad de sonalmente los conflictos sociales, cons- tringen la comprensión e impiden relacio-
historizar la figura del poeta que detecto truye “un discurso moral revolucionario nes menos mediadas y más libres. Asimis-
entre los jóvenes antinerudianos, puede re- del vate del pueblo”, en fin, se instala como mo, pienso que la réplica del poema do-
sultar particularmente significativo un tes- una renovación y sobrevivencia del roman- bla y reitera los puntos ciegos del propio
timonio de la historia reciente del ticismo. Neruda y de sus detractores de hoy, que
antinerudismo. Me refiero a las páginas del En el texto de Anales se incluye una no consiguen dirimir y distinguir las mu-
diario personal de Hernán Valdés de 1970 “Nota final” en la que el diarista relee y chas capas que componen una compleja
incluidas en el número especial con que revisa sus impresiones que a todas luces son figura.z

NERUDIANA – nº 7 – 2009 31
OBRAS CITADAS
“Carta abierta a Pablo Neruda”. Obras Com-
pletas de Pablo Neruda. Vol. 5. Ed. Hernán Loyola. Apostilla del Director
Barcelona: Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores,
2002. 1390-1396.
DÉLANO, Jorge (“Coke”). Yo soy tú. Santia-
go: Zig-Zag, 1956.
L a publicación del testimonio de Hernán Valdés (aquí aludido por M. L. Fischer)
tiene una pequeña historia que quiero contar en el ámbito del antinerudismo. Pocos
meses después de la asignación del Nobel a Neruda (octubre 1971) el secretario general
FERNÁNDEZ Retamar, Roberto. Recuerdo a.
La Habana: Unión de Escritores y Artistas de Cuba, de la Universidad de Chile, Raúl Bitrán, me encargó la edición de un número de homena-
1998. je en la revista Anales de ese ateneo, que aparecerá a comienzos de 1973 pero fechado
LOYOLA, Hernán. “La otra escritura de Pablo 1971 (nº 157-160). Valdés era un escritor en ascenso que yo estimaba mucho, por lo cual
Neruda II”. Prólogo. Obras Completas de Pablo le solicité aquel testimonio cuyas «observaciones», como él las llamará en su libro Fan-
Neruda. Vol. 5. Ed. Hernán Loyola. Barcelona: Ga-
tasmas literarios (2005), me sorprendieron por lo que entonces juzgué, tratándose de un
laxia Gutenberg-Círculo de Lectores, 2002. 9-36.
MISSANA, Sergio. “Apuntes sobre la poesía homenaje al Nobel de Pablo, inoportuna desmesura o iconoclastia de un escritor joven.
política de Neruda”. 30 jun. 2005 <http:// La publicación de aquel texto de Valdés no fue un gesto mío de independencia crítica
www.consejodelacultura.cl/ (como M. L. Fischer generosamente supone) sino el difícil resultado, a contrapelo, del
index.php?op=articulo&artid=1404>. duro e inesperado conflicto que me fue impuesto. Hoy no lo publicaría en el contexto de
NERUDA, Pablo. “(H.V)”. Obras completas.
un homenaje a Neruda. Lo sentí entonces como una respuesta poco amistosa de Valdés a
Ed. Hernán Loyola. Vol. 3. Barcelona: Galaxia
Gutenberg-Círculo de Lectores, 2000. 924-925.
mi petición, pues él no podía ignorar (aunque hasta ahora finge lo contrario) que su
SANHUEZA, Leonardo, ed. El Bacalao: testimonio suscitaría irritación en Pablo. Más aún, ahora creo que era precisamente lo
Diatribas antinerudianas y otros textos. Santiago: que buscaba. Y lo logró.
Ediciones B, 2004. La responsabilidad es mía, sin embargo, porque por un falso sentido de independen-
—.“Neruda, vivo o muerto”. Prólogo. El Baca- cia crítica no fui capaz (no tuve el coraje) de rechazar un texto no exento de méritos pero
lao: Diatribas antinerudianas y otros textos. 11-15.
tan ajeno al espíritu del volumen. Falso porque, en verdad, de lo que no supe
VALDÉS, Hernán. “Navegación con Neruda y
conflictos de la admiración”. Anales de la Univer- independizarme (y rechazar) fue de la violencia que Valdés ejerció sobre mí al enviarme
sidad de Chile 157-160 (1971): 297-301. ESE texto. Obviamente no era la única cosa que él podía (y sabía) escribir acerca de
—.“1970. Navegación con Neruda”. Fantasmas Neruda en ESA ocasión, e incluso aquélla, la elegida, habría podido escribirla en otra
literarios. Una convocación. Santiago: Aguilar, clave menos insidiosa y más equilibrada o más dialéctica. Y sobre todo más generosa.
2005. 181-185.
Motivaciones no le habrían faltado, a comenzar por la publicación de Zoom que le debía
a Neruda, como el mismo Valdés —y no el poeta— declarará mucho después, en sus
NOTAS Fantasmas literarios de 2005, y no entonces como habría podido… y debido, quizás.
Porque fue durante esa navegación que Neruda ofreció su intervención ante Orfila para
1
El periodista y dibujante publica su Yo soy tú, que la novela que Valdés estaba escribiendo entonces, Zoom, destinada a la modesta Zig-
mezcla de autobiografía, crónica y libelo con un largo Zag chilena, fuera publicada en cambio por la muy prestigiosa —a nivel internacional—
subtítulo que alude al interés por el cine del autor:
editora mexicana Siglo XXI. Lo que puntualmente había ocurrido ya (1971).
“Argumento de Jorge Délano F. Dirección de ‘Coke’.
Los episodios que aparecen en esta película son Sin embargo Valdés prefirió hacerme llegar un testimonio en antipatía, cuyo título
auténticos y no una mera coincidencia. No alude a «conflictos de la admiración». Pero ninguna real admiración se advierte en el
recomendable para señoritas”. Se ilustra, entre otros texto: su brillante escritura oculta una gélida distancia, una mirada oscura y unilateral,
materiales, con caricaturas de Neruda. sin empatía ni ánimo de ecuanimidad. Pablo no me dijo nada esta vez (habíamos tenido
2
La “Carta de los cubanos” se puede consultar
otras discrepancias), pero la publicación le dolió mucho a juzgar por el poema “H. V.”
bajo “Carta abierta a Pablo Neruda” en Obras
Completas de Galaxia Gutenberg-Círculo de
incluido, póstumo, en El mar y las campanas. Sólo muchos años más tarde el libro Fan-
Lectores, Tomo 5, 1390-1396, edición por la que cito. tasmas literarios —testimonio de una época que leí, yo sí, con auténticos «conflictos de
3
Ver las notas de H. Loyola que acompañan el la admiración»— me aclaró la reacción de Pablo. Con respecto a varios de los fantasmas
texto de la “Carta” y su prólogo “La otra escritura de evocados Valdés se comporta como con Neruda. Al cierre del libro, y a pesar del tiempo
Pablo Neruda II” que explica el contexto de la misma, transcurrido, Valdés vuelve sobre aquella navegación con Neruda, y sobre aquel testimo-
(OC: 5, 12-16). También en las memorias de uno de
nio suyo, con la misma mezquindad de treinta años antes y fingiendo no comprender
sus redactores, Roberto Fernández Retamar, Recuerdo
a (1998). aún: «Qué opiniones sobre él, qué imagen de su persona, o qué capítulo de la novela
4
Para otra interesante reelaboración del episodio desataron su ira, como para dedicarme después unos versillos resentidos y enconados,
del viaje en barco, ver en las memorias literarias del fueron un enigma que entonces no pude resolver.» Cuando leí estas líneas comprendí
mismo autor Fantasmas literarios. Una convocación finalmente que Pablo no había exagerado al dedicarle esos ‘versillos’ (y hasta llegué a
(2005), “1970. Navegación con Neruda”. Allí se
pensar, por primera vez, que tras esas líneas y otras de su libro se esconden las razones
consigna, por ejemplo, que Neruda facilitó la
publicación de la novela Zoom en la editorial
últimas que han impedido a Valdés devenir, de hecho y de reconocimiento, el gran escri-
mexicana Siglo XXI. tor que en potencia es).z

— Hernán Loyola
32 NERUDIANA – nº 7 – 2009
CRÓNICA

La Cátedra Neruda en la
Universidad de Chile
H. V.
Me sucedió con el fulano aquél
U n acuerdo firmado en junio 2009 entre la Universidad de Chile (Facultad de
Filosofía y Humanidades) y la Fundación Pablo Neruda puso en marcha el funciona-
miento de la Cátedra Neruda. Su primera actividad será (en octubre) el curso del profesor
recomendado, apenas conocido, visitante Greg Dawes (North Carolina State University at Raleigh, USA), autor del recien-
pasajero en el barco, el mismo barco te libro Verses Against the Darkness / Pablo Neruda’s Poetry and Politics (2006), quien
en que viajé fatigado de rostros. dictará también conferencias en las tres Casas de la Fundación (La Chascona, Isla Negra y
Quise no verlo, fue imposible. La Sebastiana). El Departamento de Literatura ofrecerá cursos de magíster y doctorado
Me impuse otro deber contra mi vida: sobre Neruda y la poesía chilena, y habrá becas para estudiantes interesados en el tema.
ser amistoso en vez de indiferente El convenio fue firmado en La Chascona por el presidente de la FPN, Juan Agustín
a causa de su rápida mujer, Figueroa, y por el profesor Jorge Hidalgo, Decano de la Facultad de Filosofía y Humani-
alta y bella, con frutos y con ojos. dades de la UCh, en presencia del Vicerrector Académico del ateneo, profesor Íñigo Díaz.
Ahora veo mi equivocación Ambos firmantes recordaron las relaciones que el poeta Pablo Neruda mantuvo, durante
en su triste relato de viajero. toda su vida, con la principal universidad del país.
La biblioteca del Departamento de Literatura formará una sección especial dedicada a
Fui generoso provincianamente. la bibliografía nerudiana, a comenzar por las Obras completas del poeta, nueva edición de
H. Loyola en 5 volúmenes (Barcelona, Galaxia Gutenberg, 1999-2002). La Cátedra, coor-
No creció su mezquina condición dinada por Manuel Jofré, propiciará también un número monográfico nerudiano de la Re-
por mi mano de amigo, en aquel barco, vista Chilena de Literatura, que aparecerá en 2010 con ocasión del Bicentenario.z
su desconfianza en sí siguió más fuerte
como si alguien pudiera convencer
a los que no creyeron en sí mismos
que no se menoscaben en su guerra El 105º cumpleaños de Pablo
contra la propia sombra. Así nacieron. en La Chascona
–Pablo Neruda
El mar y las campanas, 1974
E l viernes 10 de julio, a las 19:00 horas, en la Casa-Museo La Chascona hubo una
sesión literaria para celebrar el 105º cumpleaños del poeta. En ella participaron:
— Cynthia González (estudios de postgrado en España y de Doctorado en Literatura
Chilena e Hispanoamericana en la Universidad de Chile) sobre el tema “El tiempo en la
obra de Pablo Neruda”.
— Brenda Müller (escritora, concluye su Magíster en Literatura Chilena e Hispano-
americana en la Universidad de Chile) con un “Examen de La espada encendida”.
— Juan Manuel Silva y Simón Villalobos (poetas, editores de la revista Contrafuerte,
ambos con grado de Magíster en Literatura) con lecturas de poemas de Neruda.
— Manuel Jofré (profesor de la Universidad de Chile y miembro del Directorio de la
Fundación Neruda) dirigió la ceremonia y explicó su significado.z

Cynthia González y
Brenda Müller

NERUDIANA – nº 7 – 2009 33
ADIOSES necesarios para proporcionar a sus
pensionistas las calorías indispensables para
que pudieran levantarse, ir hasta el comedor
Jorge Enrique Adoum y tomar desayuno: unas tostadas con
(1926-2009) láminas translúcidas de dulce de membrillo
y una taza de té muy pálido. La científica
calculaba luego en gramos los nutrientes
E l notable escritor, político y diplomá-
tico ecuatoriano Jorge Enrique
Adoum falleció en Quito el viernes
para generar la energía que les permitiera
tomar el tranvía, llegar a sus centros de
estudio y llegar de vuelta casi arrastrándose
03.07.2009, a los 83 años, a causa de un
a la comida, una sopa clara de cabellos de
paro cardíaco en la clínica donde se en-
ángel, que les daba exactamente la fuerza
contraba hospitalizado.
adecuada para levantarse de la mesa y
Nacido en 1926 en Ambato, 120 kiló-
Universidad de Santiago de Chile, que en dejarse caer en las camas. Si alguna vez
metros al sur de la capital de Ecuador, es
los años 40 no existía, sino en la tenían que correr tras el tranvía, se
recordado por una obra que apela al cora-
Universidad de Chile. desmayaban. Si por un golpe de suerte
zón más fiel de los amantes de la palabra
Lo conocí en aquellos tiempos, muy extraordinario surgía la posibilidad de echar
escrita, pero también por ser uno de los
joven y muy flaco, con unos ojos negros y un polvo, iban a dar al hospital. Los sábados
representantes de una generación de inte-
prominentes que escudriñaban sin piedad con la infaltable sopa de letras fueron
lectuales que rechazaron con la fuerza de
a hombres y mujeres. Sobre todo a mujeres. bautizados por Cases “los sábados
un huracán las injusticias sociales en su
Eran los años de la represión de González literarios”.
país y en América Latina. Y dentro de su
Videla, el tiempo de la Guerra Fría La hambruna sólo tenía tregua cuando
fuerte compromiso social brindó su apoyo
chilena, al decir de Carlos Huneeus. Me Adoum recibía su mesada desde Ecuador.
a la Revolución cubana.
lo presentó Joaquín Gutiérrez en la Librería Venían entonces dos o tres días
El Turco, como lo llamaban cariñosa-
Nascimento. También estaban presentes el pantagruélicos. Después se retornaba a la
mente, fue el autor de Entre Marx y una
pintor Julio Escámez y el escritor Alfonso penuria anterior. La persecución política
mujer desnuda, El amor desenterrado y
Alcalde. Los tres vivían en el mismo cuarto arreciaba. La policía buscaba a Neruda,
otros poemas, Notas del hijo pródigo, No
de una casa de pensión paupérrima y entonces senador comunista, por todo el
son todos los que están y Postales del tró-
atravesaban pellejerías inauditas. país. El Presidente González Videla
pico con mujeres, entre otras muchas obras.
Según los relatos verbales de Julio pretendía procesarlo por “traición a la
En sus años juveniles estudió Derecho y
Escámez, a veces el hambre los despertaba Patria”. En la Universidad de Chile los
Filosofía primero en la Universidad Cen-
a medianoche. Juntaban las chauchas, estudiantes organizaron un mitin de
tral del Ecuador y, más tarde, en la Uni-
atravesaban la Alameda y llegaban a la protesta. Uno de los oradores más fogosos
versidad de Santiago, Chile, país donde
fuente de soda “El Negro Bueno”, uno de fue Jorge Enrique Adoum. Logró a duras
tuvo el honor de ser, por cerca de dos años,
los pocos locales de Santiago que penas escabullirse de los carabineros que
el secretario privado de Pablo Neruda.
funcionaban toda la noche. Allí tomaban llegaron a interrumpir el acto y luego tuvo
Luego de un golpe militar que tuvo lu-
una taza de café o de chocolate con leche, que pasar a la clandestinidad. Algo después
gar en Ecuador, Adoum residió en París
acompañada de unas tostadas. Sólo les pidió asilo en la Embajada de Ecuador y
donde se desempeñó como lector de lite-
alcanzaba para una taza que compartían en 1949 regresó a su país.
ratura en diferentes lenguas para las edi-
entre los tres. En los años del exilio leímos su famosa
ciones Gallimard, al tiempo que ejercía
A veces los visitaba Pepe Cases, un novela Entre Marx y una mujer desnuda
como periodista de la Radio y Televisión
español extravagante, amigo de Alcalde, que (1976) llevada con éxito al cine. Una
de Francia, traductor de la ONU y la OIT.
compartía con ellos exiguas provisiones. estremecedora visión de vidas juveniles
[Michel Hernández, Cuba.]
La verdad es que su principal aporte era el azarosas en Ecuador. Es autor de otras
ingenio. Los mantenía en vela noches novelas notables, pero seguramente lo
enteras con el chisporroteo de su portentosa principal de su obra es su abundante y
Recuerdo de Adoum imaginación. Reían de tal manera que los valiosa producción poética, muy influida
JOSÉ MIGUEL VARAS vecinos daban golpes en la muralla para en sus primeros tiempos por el Neruda de
Premio Nacional de Literatura hacerlos callar. Pepe Cases sostenía por las Residencias. Citamos de su poema “El
ejemplo que la dueña de la pensión era una desenterrado”:

L a noticia de su muerte en la prensa


nacional fue breve y errónea. No
completó, como dicen, sus estudios en la
dietista, que tenía su laboratorio en el
sótano. Allí medía, con rigor en una balanza
de precisión, los gramos de alimentos
Si dijeras, si preguntaras de dónde
viene, quién es, en dónde vive, no podría

34 NERUDIANA – nº 7 – 2009
hablar sino de muertos, de substancias PUBLICACIONES
hace
tiempo descompuestas y de las que sólo
quedan los retratos…

Sin embargo, pronto descubre y


afianza su propio estilo, su voz, su tono,
que contiene un curioso sentido del humor.
Su obra poética es caudalosa. Destacan
sus Cuadernos de la tierra. He aquí una
muestra de su libro Yo me fui con tu
nombre por la tierra, de 1964:

LA VISITA
(Capítulo de novela)

Llamo a la puerta.
—Quién es, pregunto.
—Yo, contesto.
—Adelante, digo.
Yo entro.
Me veo el que fui hace tiempo.
Me espera el que soy ahora.
No sé cuál de los dos está más viejo.

En 1990 lo vimos y lo escuchamos por


última vez leyendo sus versos en el Centro
de Extensión de la Universidad Católica, jofré
en compañía de Gonzalo Rojas, Humberto
Díaz Casanueva y Nicanor Parra. Nada Manuel JOFRÉ, Pablo Neruda / De los mitos
menos. Frente a ese estado mayor de la y el ser americano. Santo Domingo (República
poesía chilena, la de Adoum no desmereció, Dominicana), Ediciones Ferilibro, 2004.
antes bien brilló con luz propia.z
Con el fin primero y último de develar el ser
Santiago, julio 2009. americano y caribeño en la poesía de Neruda,
este libro imbrica y hace dialogar perspectivas
teóricas de distintas y variadas matrices
epistemológicas. Por ejemplo, para dar cuenta
de la inscripción y evolución del mito en algu-
nos momentos de la obra nerudiana, Jofré re-
curre al modelo actancial estructuralista de
Algirdas Greimas (Semántica estructural. In-
vestigación metodológica, Madrid, Gredos,
1976). Ello le permite, por ejemplo, visualizar
cómo el sujeto residenciario se concentra en
las diversas expresiones de la materia, al tiem-
po que el objeto se expresa en que dicha mate-
ria llegue a alcanzar la categoría de existencia.
Pero el esquema actancial deja de serle ope-
rativo a Jofré para dar cuenta de una caracterís-
tica fundamental de la creación nerudiana: la
búsqueda de una obra global, que se expresa en
la renovación constante de estilos. Apela enton-

NERUDIANA – nº 7 – 2009 35
ces a los postulados de Northorp Frye Eliade (Patterns in Comparative Religion, gunda gran etapa se inicia en 1936 y se
(Anatomy of Criticism, Princeton, Princeton New York, Meridian Books, 1974). De él extiende hasta 1957. Es el momento de la
University Press, 1973), quien, desde la po- toma algunas reflexiones acerca del senti- conversión de Neruda, producto de su vi-
sición de la Nueva Crítica, postula que el do de lo mítico y la morfología de lo sagra- vencia en España: poesía «objetiva» y
mito central de toda obra literaria es el fe- do. En la obra de Neruda este espacio cen- comprometida con las circunstancias so-
nómeno de la búsqueda. Específicamente, tral se condensa en el sujeto poético y en ciales. Por último, en 1958 se abre una
Jofré remite a Frye en lo que refiere al la vegetación, expresión de la naturaleza etapa que concluye en 1973, tiempo en que
develamiento de las relaciones entre la Na- que representa la fertilidad. se produce un equilibrio entre lo subjeti-
turaleza y los procesos psicológicos activa- Finalmente, para visualizar las metá- vo y lo objetivo, y con ello la integración
dos en el discurso poético nerudiano. Esto le foras de lo masculino y lo femenino ins- de lo social y lo individual, lo luminoso y
permite constatar cómo a cada período del critas en el imaginario nerudiano y en el lo oscuro, la política y la poesía.
día (amanecer, atardecer) y a cada estación ser americano y caribeño en general, la Según Jofré, en la primera etapa la
del año se adscriben determinadas signifi- investigación apela a la fenomenología de poetización del sur chileno implicó una
caciones. En el caso del verano, por ejem- la percepción de Gastón Bachelard (Psi- visión luminosa de esa realidad. Posterior-
plo, dicha temporada se vincula a los esta- coanálisis del fuego, Madrid, Alianza Edi- mente, la experiencia amorosa del hablan-
dos de plenitud, de integración de lo mas- torial, 1996). Jofré plantea que «el ser ame- te parece requerir de una atmósfera más
culino y lo femenino, etcétera. ricano y caribeño, al haber perdido el fue- bien crepuscular. Desde comienzos de 1920
Sin embargo, para develar la dualidad go iniciático, por el colonialismo que se le la oscuridad comienza a insinuarse paulati-
luz / oscuridad, eje de significación pre- impuso, quedó amputado del tiempo míti- namente y a intensificarse en la segunda
sente en toda la obra de Neruda, Jofré abre co, sagrado, circular, propio de las cultu- etapa. El tipo de subjetividad activada y la
nuevamente su caja de herramientas y re- ras nativas». presencia de los procesos materiales acen-
curre a las propuestas que ofrece la Una vez aclarado esto, Jofré se sumer- túan la atmósfera gris que define el temple
mitocrítica y en especial Gilbert Durand ge en la tarea de organizar el complejo en- de ánimo del hablante residenciario. Pero
(Estructuras antropológicas de lo imagina- tramado de la obra de Neruda, proponien- desde la conversión de Neruda en España,
rio: Introducción a la arquetipología gene- do tres grandes etapas que se suceden de en 1936, vuelve a reinar la luz sobre la os-
ral, Madrid, Taurus, 1982), estudioso que manera dialéctica. La primera de ellas cu- curidad. El descubrimiento del otro y los
ha organizado los mitos discursivos desde bre los años 1915-1935 y se caracteriza valores de solidaridad que esto conlleva,
el punto de vista de la relatividad de la luz. por ser una poesía eminentemente «sub- hacen de la luz un portavoz del cambio
Sus postulados ayudan a Jofré a entender jetiva» y centrada en el yo, con un claro social que el mundo espera. Por último, en
el proceso de la luz en el discurso dominio de la función expresiva. Dicha Odas elementales se produce lo que Jofré
nerudiano, cómo en una primera etapa etapa se define además por «la búsqueda define como la «victoria definitiva de la
(desde 1915) la presencia de lo luminoso de un lenguaje poético propio», la aven- luz» y la alegría de vivir, aunque advierte
y lo solar poseen una activa presencia que, tura amorosa, «la presencia de la palabra que posterior a ese libro se inicia una «ex-
sin embargo, irá desdibujándose en una poética» y el despliegue del primer térmi- periencia de otoño crepuscular» donde la
atmósfera crepuscular. no de la dualidad agrario / mineral. La se- melancolía y la nostalgia es lo que prima.
Sobre los conceptos de mito y héroe se
recurre a la semiótica de Juri Lotman (“Myt-
Name-Culture”, in Soviet Semiotics, Daniel
P. Lucid, Editor, 1973), quien define el mito
como «el cruce por parte del héroe del lími-
te de un estrecho espacio cerrado y su pasa-
je a un mundo sin límites». Jofré aplica tal
definición al proceso que va desde Residencia
en la tierra hacia el Canto general, donde
«el héroe parte del espacio cerrado, estre-
cho y oscuro de la subjetividad, (...) hacia un
pasaje a un mundo externo sin límites, esto
es, a una realidad abierta donde no hay res-
tricciones que detengan el desenvolvimien-
to de los diversos sectores».
Para ver de qué manera se fundan los
mitos posicionales en la obra de Neruda,
Jofré dialoga específicamente con Mircea

36 NERUDIANA – nº 7 – 2009
La división en unidades de sentido lítico a partir de 1958.1 Este muy valioso
como etapas, fases, etc., no anula la exis- libro de María Luisa Fischer se propone
tencia de un continuum responsable del explorar precisamente los muchos Nerudas
carácter unitario y articulador de las par- que se generan incluso antes de la consoli-
tes. Y el proyecto que regula ese continuum dación de su figura en el Canto general.
es justamente la indagación del espacio Su objetivo, dice la autora, es «lograr
americano y caribeño. Dicha matriz co- explicar la contradicción entre imagen
menzó a proyectarse tímidamente en la estatuaria y mutabilidad poética y (…)
primera etapa (con el motivo de la búsque- poner a circular otros Neruda, construidos
da amorosa), se acentuó en la segunda (con ahora conscientemente de tinta, en un es-
el tema de la subjetividad) y alcanza su máxi- pacio cultural específico» (30). Se trata
ma expresión en la tercera y, específi- de ver las personas poéticas que se inventa
camente, en el Canto general, que «puede el poeta, así como datos biográficos, y las
ser leído como una apertura entre la luz y interpretaciones de críticos, amigos, y de
la oscuridad» y como el libro donde con- los medios de comunicación, para así su-
vergen todas las líneas de sentido que van perar la imagen monumentalizada tanto en
configurando el ser americano y caribeño. vida cuanto en obra poética.
En consecuencia, el ser americano y En el primer capítulo, “Autobiografías
caribeño en la obra de Neruda se define en y memorias” el prisma consiste en las
primer lugar por ser un dispositivo de bús- Memorias del poeta, la biografía de su que-
queda y creación transversal a todas sus rido amigo Volodia Teitelboim, Neruda
épocas. En segundo lugar el ser americano fischer clandestino de José Miguel Varas, Mi vida
y caribeño es una forma de existencia don- junto a Pablo Neruda de Matilde Urrutia,
de se debate y se gestiona la esencia de la María Luisa FISCHER, Neruda: construcción y Adiós poeta de Jorge Edwards. Si el
cultura en sus múltiples expresiones: es- y legados de una figura cultural. Santiago: Canto general establece una imagen pú-
tructuras sicológicas, identidades genéri- Editorial Universitaria, 2008. 231 páginas. blica del poeta que afirma su seguridad
cas, etc. En tercer lugar el ser americano sobre su relación con la marcha de la his-
es una praxis, una acción sostenida en tor- «Pero cuando pido al intrépido / me sale el toria, Confieso que he vivido solidifica su
no y desde la cual se generan las relacio- viejo perezoso, / y así yo no sé quién soy, / certeza en el relato de su vida y su lugar en
nes discursivas que el sujeto establece con no sé cuántos soy o seremos», decía Neruda la historia. A manera de ver de Fischer,
el género humano y con la naturaleza. Al en “Muchos somos”, Estravagario. Se Neruda se vuelve estatua que proyecta una
constituirse en la historia y al proponerse sabe que todo el mundo representa una fa- imagen dominante que se asocia ineludi-
como una argumentación es a la vez un ceta diferente de su personalidad pública blemente con Chile y la lucha contra la
mito, es decir, un «dispositivo estructural y privada según el contexto social. Somos, injusticia social. La conocida biografía de
articulador del discurso». por naturaleza, seres sociales. Nada más Teitelboim sostendría y no cuestionaría esa
El corpus nerudiano se erige así como lógico entonces que explorar las dimensio- percepción canonizada. Su libro es «ga-
agente de reivindicación de un sujeto co- nes variadas de la personalidad del vate rante de la cara más pública y oficial del
lectivo preparado para la gesta liberadora. chileno. Y sin embargo, si bien es cierto poeta» (36). El de Varas enfocaría al
En Canto general se condensa el impulso que la crítica ha solido ver al menos dos Neruda anterior a la «oficialización de [su]
de reescribir poéticamente la historia vol- caras del poeta, no ha ido más allá de la proyección mundial». El autor de Neruda
viendo la mirada hacia el origen intocado. dicotomía Neruda auténtico versus Neruda clandestino hilvana los diálogos y pone en
De esta forma en la obra poética de Neruda dogmático (sus obras hasta 1936 y a partir orden las versiones distintas del cruce sim-
se recupera el mito para dar cuenta de una de 1958, serían las del auténtico; las obras bólico de la cordillera de los Andes. Lo
nueva forma de bautismo, o, en palabras de escritas entre esas fechas, las del dogmáti- que sobresale, entonces, es un Neruda de
Manuel Jofré, un «nuevo rito redentor».z co). El poeta desatado con sus plenos po- carne y hueso inmerso en un ambiente y
deres poéticos contrasta con el que estuvo momento sociohistórico (1948) y no el
— Cristián Montes Capó altamente comprometido con el marxismo. poeta mítico. Así también, sostiene
Universidad de Chile Una exploración más fructífera de las fa- Fischer, en general «contrariando imáge-
ses en la vida y obra de Neruda la hace nes estereotipadas, en la organización de
Hernán Loyola al describir al poeta mo- la clandestinidad hay lugar para el humor,
derno y posmoderno, este último siendo la flexibilidad, el error y la precariedad en
el que despliega varios aspectos de su per- las soluciones» (45). En cambio, Matilde
sonalidad y su pensamiento poético y po- Urrutia resulta ser una «fidelísima herede-

NERUDIANA – nº 7 – 2009 37
ra de Neruda», defensora de su marido y talista y del ‘socialismo real’2 . De ahí el
narradora que representa a los silenciados peligro de enfocar un solo libro como si
por el régimen de Pinochet. Finalmente, fuera el representante de la obra tardía en
el libro de Edwards (al que da demasiado su totalidad. Si en cambio enfocáramos
peso en mi opinión) narra ante todo sus otros entre los muchos libros publicados
propios recuerdos personales del poeta, a partir de 1958, como Canción de gesta,
queriendo así descubrir, dice Fischer, una Memorial de Isla Negra e Incitación al
«imagen nueva de quien es su objeto» (62). nixonicidio y alabanza a la revolución
Si bien la autora reconoce que el libro del chilena, podríamos concluir que sigue la-
narrador chileno estriba en muchas anéc- tente una nueva formulación no-
dotas antinerudianas, no lo critica a sufi- apocalíptica del socialismo en la obra tar-
ciencia para mi gusto. Hay que depender día del poeta.
demasiado del punto de vista subjetivo de Aunque esa parte del capítulo no re-
Edwards, que, en rigor, logra recrear un sulta tan convincente, sí logra darnos una
Neruda binario: el que se aferra ‘ciega- idea de una paradoja fundamental en la
mente’ al Partido Comunista y sin embar- vida del vate: que en los últimos años de
go ‘subvierte’ la supuesta postura estética su vida Neruda gozaba de una populari-
del Partido. No se trata, entonces, de una quierda chilena. El novelista logra hacer dad irrefrenable pero no se lo leía (108).
visión fresca y múltiple que le permitiera eso, de manera parecida a Edwards, al Su personalidad y su postura política, dice
a Fischer explorar las caras distintas de mismo tiempo que quiere recobrar a Fischer, ya se había institucionalizado para
Neruda, y por eso sorprende que la autora Neruda como persona (su afán coleccio- esa época, dificultando así el entendimiento
no lo critique abiertamente. nista, sus casas, etcétera). Si es cierto que del poeta canónico (113). Ese tema se en-
En el capítulo 2, “Muertes y reapari- La desesperanza desmonta la «recepción laza con el siguiente capítulo, “Los libros,
ciones literarias”, Fischer sostiene que la ahistorizada de la figura de Neruda», lo el libro”. El Canto general consolida la
imagen de Neruda se consolidó y se vol- hace al desarticular la síntesis entre el poeta imagen del «yo poético, autobiografía y es-
vió más monolítica durante la dictadura, y su cosmovisión política (92-93). Y esta critura de la historia» de una manera insó-
cuando el poeta llega a ser el símbolo de postura refleja la desilusión con la izquier- lita que perdura aún, y especialmente, du-
la resistencia. Basándose en comentarios da que sufre Donoso a la par que permite rante los años de la dictadura.
de Edwards y de José Donoso, en esta guardar una imagen particular del poeta. A continuación, Fischer pasa a obras
época, dice, Neruda deviene figura icónica Algo similar sucede en el caso del de Raúl Zurita y Enrique Lihn, que procu-
aunque su obra misma no se leía (69-70). cuento de García Márquez “Alquilo para ran reescribir y reelaborar la imagen pro-
Fischer busca, entonces, la manera de soñar”, según Fischer. El cuento del Pre- yectada en el Canto general. Anteparaíso,
aproximarse a la figura del poeta de una mio Nobel colombiano nos permite co- de Zurita, no ofrece una resurrección de
forma más realista, más íntima, al anali- nocer a Neruda, la persona de carne y los oprimidos y muertos —como el
zar Ardiente paciencia de Antonio hueso, cotidiano, sólo que en este caso no poemario nerudiano— sino en las mentes
Skármeta, “Carnet de baile” de Roberto percibo la desilusión que la autora cree de los sobrevivientes. Esta interpretación
Bolaño, y La desesperanza de Donoso. Se ver. Por añadidura, no hay esa bifurca- de la obra de Neruda, sugiere la autora,
refiere en primer término al desfase entre ción —evidente en los libros de Edwards convalidaría la mitificación del poeta (128-
Il Postino —la versión fílmica de la no- y Donoso— entre la persona de Neruda 32). En cambio, El paseo Ahumada, de
vela— y el libro de Skármeta, señalando y su pensamiento político. Lihn, «no es profética ni menos instrumen-
que se descontextualiza la riqueza geográ- El segmento más largo de ese capítulo, to para la salvación de nadie». El Pingüi-
fica e histórica de la época de la Unidad que versa sobre Fin de mundo, saca con- no percibe a la gente aplastada por la his-
Popular tan palpable en la novela, la cual, clusiones a base de la obra tardía del poeta toria en época de la dictadura. El discurso
en cambio, logra asociar al poeta con el que guardan semejanzas con los estudios del Canto general, parecería decirnos Lihn,
Chile del pre-golpe en una suerte de des- de Enrico Mario Santí (101-113). Se pre- ya no puede tener el mismo alcance histó-
pedida nostálgica (75-79). El ensayo de senta una visión de la totalidad de las obras rico y político. Sólo se puede recurrir a un
Bolaño resulta ser para la autora —si- tardías apoyándose sobre un análisis de Fin «canto particular» (134-35). De 1973 a
guiendo las ideas de Harold Bloom— un de mundo. Se sugiere así que Neruda quie- 1989, asevera Fischer, una de las pocas
rechazo a los padres literarios y una «em- re completar el ciclo profético con ese li- armas que le queda al escritor es esa ópti-
bestida contra la biografía conocida» de bro siguiendo una “modalidad apocalíp- ca desde lo que Adolfo Sánchez Vázquez
Neruda (85). El libro de Donoso, publi- tica”. Según esta intepretación el fin de ha llamado el socialismo posmoderno.3
cado durante la dictadura, cuestiona la mundo sería el apocalípsis y no, como sos- El capítulo siguiente, “Los libros, el li-
cultura política y los postulados de la iz- tiene Hernán Loyola, el fin del mundo capi- bro II”, uno de los más interesantes en el

38 NERUDIANA – nº 7 – 2009
estudio de Fischer, se concentra sobre toria americana y anuncia un futuro me- NOTAS
Estravagario y el trayecto de la obra jor», sostiene la autora, «va quedando re- 1
Ver “Modernidad/Posmodernidad como pro-
nerudiana a partir del XX Congreso del legada a un segundo plano...» (199). Y se puesta de periodización histórico-cultural”, A contra-
PCUS. Dada la fragmentación del sujeto celebra una «excesiva exposición pública corriente, vol. 4, No. 3 (primavera del 2007): 69-85.
y la «crítica a las convenciones sociales», y mediática del poeta» que resalta sobre http://www.ncsu.edu/project/acontracorriente/
este poemario reanuda un lazo, dice todo los aspectos biográficos a expensas spring_07/Loyola.pdf
Fischer, con las Residencias. Neruda de su propia obra (la lectura de ella) y de 2
Ver las notas de Loyola en Pablo Neruda, Fin
retomaría ciertos principios vanguardistas su pensamiento político (200). Basta pen- de mundo (Buenos Aires: Debolsillo, 2004), 143-
—neovanguardistas a estas alturas— para sar en el desfase entre Il Postino y Ardien- 45; y en OC, III, 978-985.
afrontar otra crisis personal y política. Sin te paciencia —que, notoriamente, se titu- 3
Adolfo Sánchez Vázquez, “Radiografía del
embargo, como apunta acertadamente la la ahora El cartero de Neruda— y el mar- posmodernismo”, Nuevo Texto Crítico, segundo se-
autora, Neruda no abandona sus convic- keting que desata, así como en la venta de mestre (1990): 14.
ciones políticas ni el Partido, ni tampoco todo tipo de objeto con la imagen del poe-
se desahoga en público (aunque sí en Me- ta. Se ha creado, entonces, un monumen-
morial de Isla Negra, Elegía, e indirecta- to en la sociedad de consumo a Neruda,
mente en Canción de gesta) a la hora de haciendo de su biografía, mercancía (200-
las revelaciones de Jruschov. Se trata en- 203). Irónicamente, como muy bien seña-
tonces de la coexistencia del compromiso la Armando Uribe, esto se da en el mo-
político, por un lado, y una poética experi- mento en que la sociedad queda corta de
mental, por otro en Estravagario. Fischer los ideales y de la sociedad a que aspiraba
presenta un análisis muy valioso de los di- el vate. «Hoy somos ordinarios», dice,
seños y su relación intertextual con los «porque el Chile que Neruda representaba
poemas, la tipografía y el diseño de la so- no está a la vista» (cito por Fischer, 202).
brecubierta, elementos que no se destacan Se corre el peligro de que Neruda repre-
en las ediciones posteriores a la primera. sente un pasado ya caduco sin dejarle un
Este experimento poético, afirma la auto- legado siquiera a los poetas de la actuali-
ra, es una manera de reconfigurar el com- dad. Pero ahí Fischer toma el caso de José
promiso entre el poeta como individuo y Emilio Pacheco —poeta eminente del
el proyecto colectivo (172). neovanguardismo— que, antes de la pu-
“Figuraciones fotográficas”, en cam- blicación de Estravagario, se había aleja-
bio, a mi ver, es menos persuasivo. Al ver do de la obra de Neruda, pero que la vuel-
las identidades diferentes que asume ve a encontrar. Es más: afirma el poeta
Neruda a lo largo de los años, pero en par- mexicano que sin Neruda «no hay poesía
ticular en la estadía en el Oriente, en las ni narrativa hispanoamericana del siglo
fotos, Fischer buscaría una figura más veinte” (206). Por eso hay que buscar en
multifacética y menos estatuesca (177). esa «sombra de un porfiado ausente» que
Interpreta las fotos de corte vanguardista es el poeta, las lecciones de la historia y la
que revelarían los disfraces y los trajes que inspiración para el futuro. Y el libro de
mostrarían el intento del poeta de integrarse Fischer nos ayuda a dar un paso importan-
y simultáneamente alejarse de la multitud. te en esa dirección.z
Ya para Estravagario Neruda intentaría
disolver su identidad, así como se —Greg Dawes
autorrepresentó, mutatis mutandis, en Re- North Carolina State University
sidencia en la tierra. Habría que añadir
que si es así su auto imagen se va consoli-
dando —a veces a pesar suyo— a partir
de este momento con una nueva modali-
dad autobiográfica que incorpora también
a su compromiso político.
Esto último lo aborda Fischer en el su-
gerente epílogo del libro. Después del
golpe y de la muerte de Neruda, la «ima-
gen del escritor político que revela la his-

NERUDIANA – nº 7 – 2009 39
Nerudiana personal
PEDRO LASTRA
Universidad Católica de Chile

¿Cómo empieza esta relación? Lo prime- me: la vivencia de un límite entre la exalta-
ro fue el fulgor de una poesía que los adoles- ción suscitada por los poemas que admiro y
centes que fuimos encontramos de pronto e el desencanto –nunca la indiferencia– que
incorporamos a nuestras vidas de un modo experimento frente a los demás. No es que
casi natural. Hernán Castellano-Girón rese- esperara oír la misma voz: buscaba voces dis-
ñó alguna vez esa experiencia en una nota tintas, pero de algún modo tan intensas como
titulada «El Neruda que nos trajo al mun- aquélla. Y así fue cómo, gracias a las que se
do». Así fue, y yo me apresuro a suscribir oían en el vasto PAÍS NERUDA, sentí lle-
ese título. Vuelvo a verme en un colegio de gar las otras, las deseadas, que me abrieron
internos en Chillán, a fines de los años cua- el mundo y me fueron revelando que si el
renta, leyendo y releyendo los escasos poe- personaje de Rilke tenía razón al afirmar que
mas de Neruda que la avaricia del Estado «no existen trescientos poetas», la primera
ponía a disposición de los estudiantes. Fui lección nerudiana, para mí, debía ser ésta:
entonces, por obra de una circunstancia que amar y honrar en sus palabras toda poesía, y
ya no siento como negativa, lector y relector buscar las nuestras, pero no repetirlo.z
de Neruda. Entre sus muchas enseñanzas de
vida verdadera le debo ese hábito, intensifi-
cado por los años hasta convertirse en una
amada costumbre. Apetencia de poesía, po-
dría llamarla, de toda la poesía a mi alcance,
y al comienzo sin más discernimiento entre
lo bueno y lo dudoso que la aplicación de la
precaria tabla de valores que me había fija-
do: quería encontrar y vivir un deslumbra-
miento parecido en todos los poemas que leía,
y me ganaba una suerte de tristeza (no acier-
to a describir de otra manera tal sentimiento)
cada vez que la lectura frustraba esa expec-
tativa. Me ocurre aún, y seguirá ocurriéndo-

40 NERUDIANA – nº 7 – 2009

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