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FACULTAD DE EDUCACIÓN
DIRECCIÓN DE EDUCACION CONTÍNUA
Evolución y competencia
Emociones
Maturana sostiene que no hay ningún acto de los humanos que no sea fundado en la emoción.
La emoción fundamental que nos permite estar en interacciones recurrentes y que sin la cual no
podríamos estar en convivencia, es el amor, que nos permite una interacción recurrente con el otro y
que hace del otro un legítimo otro en la convivencia, finalmente no es la razón la que nos lleva a
realizar los actos sino que es la emoción.
El fundamento emocional de lo social según Maturana es el amor, pero no el amor visto desde el
punto de vista de pareja, ya que el amor se ha desvirtuado con el tiempo, sino el amor visto desde el
punto de vista de la aceptación del otro como un par legítimo, el amor es el fundamento emocional de
los social, pero cabe señalar que no toda convivencia es social, o sea, sin aceptación del otro no hay
convivencia, todo esto enmarcado bajo el respeto. Ahora, aunque lo neguemos todos actuamos bajo
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este fundamento, todos actuamos bajo el amor, por eso cuando alguien en la calle nos pide una
limosna se la damos y si no por lo menos lo pensamos varios segundos después de porqué no lo
hicimos, o cuando nos ofrecemos para ayudar en alguna actividad social, nos damos cuenta que no
tenemos un argumento sólido como para decir que no, es por eso que se habla del amor como el
fundamento emocional de lo social.
Biología de la educación
Los seres vivos somos seres estructurados, es decir, somos sistemas que reaccionamos ante
cosas externas que nos pasan a nosotros y esa reacción depende exclusivamente de nosotros. El
lenguaje no tiene que ver sólo con nosotros o con nuestro cerebro, sino que tiene que ver dentro de
un ambiente que nos permita estar en interacción con el otro.
¿Qué es educar?
Nosotros equivocadamente hemos asumido que debemos enseñar a nuestros niños a vivir en un
mundo de competencia y lucha, como si no hubiera otra posibilidad, esta actitud es errónea, ya que
no es la agresión lo que define lo humano, sino el amor, no es la lucha sino la colaboración.
Ahora, para qué educar? Para recuperar esa armonía que se ha perdido y que era parte
fundamental en la antigüedad, específicamente en Europa, también para dejar al mundo y la
naturaleza fluir, entendiendo todo como un ciclo de vida que si se interrumpe se acaba.
El mejor ejemplo es Jesús, que Maturana lo describe como un gran Biólogo, cuando él hablaba
de vivir en el reino de Dios, habla de vivir en armonía en un mundo sin abusar de el. Para esto
debemos abandonar la postura patriarcal que adoptamos, ya que en la antigüedad se vivía bajo el
sistema matriarcal, en donde la guerra y la violencia no existía, pero ahora si existe.
También debemos actuar con nuestros niños, por ejemplos al valorizar su saber, al saber corregir
sus acciones y por sobre todo no les inculquemos la atrocidad de la competencia.