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Cumbia, dilisis, insomnio, juramento, querella, antnimo, diabetes, muerte, misa, saldo, tiempo algunas de las palabras que

odio, su simple eufona estremece la calma, nubla mi garganta y augura el desasosiego, tal como la estridencia de la voz del demonio que amaneca a diario conmigo, aun as no tendra problemas en hacer un poema articulando estos trminos que fungen de verdugos, pues si se puede dominar lo ms detestable, sin duda podra dominar la incertidumbre que siembra la frase -nunca ms volver- - adis- -ya est- la chica perfecta se decide , y ella siempre fue acertada , la del compromiso, la del bouquet , la de la narizota, la del guion de madrastra, la del sexo desquiciado que amordazaba mi desnuda pantomima, mi osa con rabia, la de muchas otras cosas que pensbamos juntos mientras fumaba de mi pipa. As es como se fue, como tantas veces, sin ganas de volver creo que era en lo nico que se equivocaba, pues siempre estaba de vuelta, cada da con ms determinacin a seguir ensendome como ser perfecto y graduarme de novio con honores, es confuso dejarte ir, y para aliviar el bochorno doy rienda suelta a la letra que en mis plidas e indigestas memorias de un nuevo fracaso terminan poniendo punto final de los finales, a los puntos suspensivos que apurabas en tu redaccin, (grande Sabina). Parte uno, la pequea siempre juro haber dado todo de s, para este amor, que nunca encontrara alguien como ella as me esforzase con merito, me regalo su virginidad, su confianza se convirti en mi principal virtud, su msica cursi de Amaia Montero por instantes me haca sentir un adolecente torpe, tierno, romntico, de la familia solo conozco el apellido empachado, me haca bailar a pesar de la falta de aceite en mis engranajes coreogrficos, estuvo en mi peor momento cuando lo perd todo, vacuno con sonrisas mis deseos de venganza, y se banc una convivencia parcial que hasta pienso que sigue siendo realidad, pero nada por arriba nada por abajo ya no hay sonrisas, ella ya no est.

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