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Boto mi voto. Leste bien. Est bien escrito: Boto mi voto.

Eso es lo que decimos cuando no votamos y podemos hacerlo. Botar, tirar, desperdiciar, llmalo como quieras. Y claro si fuera por el pedazo de papel en el que se marca un nombre dara lo mismo, pero se trata de algo que nos afecta ms de lo que creemos. Las cifras nos dicen que alrededor del diez por ciento de los j venes estn inscritos en el registro electoral chileno. Terror fico! dicen golpendose el pecho nuestros padres. Pero indica el grado de compromiso de nuestra juventud con la sociedad? Creo que no. Al lado de esta cifra tenemos la impresionante participaci n de jvenes en actividades de voluntariado del ms diverso tipo. Ya no aceptamos la crtica de que la juventud no est ni ah. Desde mi punto de vista el sistema actual de inscripcin voluntaria y voto obligatorio no es un factor positivo para la votacin juvenil. A lo mejor tendremos que esperar que los timoratos le pierdan el respeto al temido cambio de sistema para intentar atraer el mpetu y la fuerza juvenil al espacio poltico. S, porque al final de cuentas se trata de eso, de que seamos ms polticos, de que nos involucremos con la polis, con nuestro barrio, el club deportivo, la parroquia. Me contaban de unos vecinos que, muertos de fro, se reunieron con mesas y sillas en la calle para articular una junta vecinal que responda a sus intereses. El pa s que soamos lo podremos construir slo desde actos casi poticos como ese, que manifiesten que somos los responsables, no slo como voluntarios sino tambin como lderes comprometidos, de lo que ocurre en nuestra patria. Si nos decimos pertenecientes a una familia marcada por la libertad, hijos de un padre que luch por ella poniendo en riesgo su vida en el campo de concentraci n de Dachau, la situacin electoral de los jvenes no nos queda ajena. En las palabras del P . Jos Kentenich se respira abundante el anhelo de un hombre nuevo y una nueva comunidad. No es posible seguir mencionando ese ideal si no estamos dispuesto al menos a ir estampar nuestro voto ante la sociedad. Pero tampoco bastar con eso, es preciso que ese voto sea respaldado con acciones concretas de responsabilidad ciudadana. As puede surgir una nueva poltica, la que anhelamos como cristianos y jvenes, basada en el amor y la verdad, tal como la plantea Benedicto XVI en su recin promulgada Encclica social.

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