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De jura, políticos viajeros y maletas vacías…

Por Miriam Ventura


La autora es periodista

Westchester, Nueva York.- Mientras los febriles cerebros de Wall Street se jalan
los moños, sin acertar porqué diablos sus decamillones de la noche a la mañana se
convierten en quintillones, la 181 Street, el área que alberga la colmena de
comercios en el Alto Manhattan dominicano, cuenta sus ganancias… Y no es para
menos.

Las boutiques, las sastrerías, las joyerías, tiendas de regalos, calzado, camisas
de seda de Armany, y maletas Louis Buitron han hecho su 16 de agosto, con el
sunami de invitados especiales a la retoma de posesión presidencial en Quisqueya.

Ya desde el mismo 17 de mayo, cuando se supo que el hombre repetiría, se agotaron


las corbatas italianas moradas, los vestidos de noche, los sombreros, los aretes
de piedra aguamarina, y se sabe de cierto de una emperifollada señora, que se
impuso a la competencia a tarjetazos limpios, para llevarse unos monos guantes
morados con incrustaciones de perlas amarillas que le daban hasta el codo.

No se queda nadie: Quince aspirantes a cónsules, tres a comisionados de Cultura,


desde la simple y ubicua Jacquelin Guillamo, miembro del Partido de la Liberación
Dominicana y Ayudante Civil del Presidente Leonel Fernández, hasta los más
encumbrados dirigentes del PLD como Rafael Evan, Isidro Martínez, Ramón Santana,
Carlos Féliz, Francisco Fernández (aspirante a legislador si se aprueba la Ley de
Escogencia de Senadores y Diputados de la diáspora), y Frank Cortorreal,
presidente del partido y soñador con la investidura consular, así como Luis
Ligouth, con el ojo en el Senado, todos… una jauría de 220 miembros que integran
el Comité Político del partido morado, están dejando el solar vacío, para abordar
sus respectivos vuelos, algunos por Continental Airline y en primera clase, no sin
antes abarrotar las tiendas, detrás del último "guay" de la moda.

Es más, algunos proveedores hasta recurren a las magias del mercado negro para no
defraudar a esta súbita clientela, que no se anda con regateos, y que pregunta por
las mejores y exclusivas fragancias europeas, lo último en sombreros y tocados,
pero lo ultimito de Yves Saint Laurent y De la Renta, aunque fuera pirateado.

Uno se vería tentado a creer, esperanzado, casi al borde de la silla con la


expectación de que esta comitiva de a pie detrás de la carreta reeleccionista,
vaya con carpetas llenas de propuestas futuristas de dos vías, reflejos de los
tumbos y trastumbos de sus comunidades. Se esperaría que por encima del granel de
felicitaciones, usen sus minutos de acceso presidencial para otear o calibrar los
vientos del cuatrienio que arranca, las intenciones del estadista y su entorno
hacia la gente fuera del terruño que dicen representar, en Nueva York, para no ir
más lejos.

Pero las copiadoras no dan abasto, los printers chillan, no con propuestas que
apuntalen las fortalezas de la millonada de dominicanos aquí, y reduzcan sus
debilidades, pues no hay tiempo en lo que queda para la rejura sino el de pulir
las mentiras de los resumés desempolvados, exagerar un poquito aquí, otro allá, y
añadir algunas proezas laborales inventadas que penetren la máscara de hielo de
quienes escogen a los próximos papeadores – comedores, sería más apropiado.

El entorage de los merecedores, estimulados por los fuegos artificiales del 16 de


agosto, todos, pero toditos, van haciendo sus motetes, acicateados por el ruido de
la gran parranda morada -- y esta vez con promesas de reparto de abundantes
monedas constantes y sonantes, para quienes más vociferaron que "es pa’lante" que
iban.

Se atreven a decir las malas lenguas excluidas de la repartidera y del banquete,


que cada uno en la comitiva, desde la Guillamo para arriba, hasta se lleva dos
maletas, una vacía, para traerla reventando del oro de sus muchos merecimientos...

Pero ay de las veleidades del poder... parece que el honorable Presidente


Fernández, ha decidido congregarlos en trulla, y se trasunta, que en vez de
lamerlos uno a uno, les va a rugir a todos en un circo político en un estadio
capitalino... Qué león...

Aconsejo a quienes sólo toque la baba de los discursos, cuidarse de frustración…


no descarten las maletas vacías que llevaron, y que las traigan llenas de todo
cuanto se pueda vender aquí a siete por uno, como hicieron con su candidato.

Tienen mucha salida, sobre todo en Washington Heights, el Brugal de mallita -lo
haces, resuelves o te vas -, el Ponche Crema de Oro, las prendas de ámbar, el
orégano criollo y hasta la muy cacareada "pela", que no falta en la dieta nocturna
de cuarentones y cincuentones.

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