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APRENDER Y OLVIDAR, O, LA LETRA CON SANGRE…DUELE!!!

Por Zoraida Rodríguez

Frank Smith, (1998), investigador del lenguaje, el pensamiento y el


aprendizaje en The Book of Learning and Forgetting (El libro del
aprendizaje y el olvido), sostiene que las escuelas y las autoridades
educativas sistemáticamente obstruyen las poderosas habilidades de
aprendizaje inherentes a los niños generando aprendices inhábiles que
con frecuencia persisten así a lo largo de la vida. El autor contrasta una
falsa y fabricada “teoría oficial” de que el aprendizaje es trabajo (lo cual
para él es una forma de justificar el control de profesores y estudiantes a
través de excesivas regulaciones y evaluaciones masivas) con una
correcta pero oficialmente suprimida “visión clásica” de que el
aprendizaje es un proceso social que puede ocurrir natural y
continuamente a través de actividades colaborativas.
Se sabe que se aprende a leer leyendo o que los/as niños/as que leen
más aprenden más acerca de la lectura y de muchas otras cosas; ese es
un principio ignorado ampliamente y hasta eliminado por la teoría
oficial. Smith Se refiere a que a los niños no se les ha acercado al
proceso de la lectura y escritura en una forma más natural y por el
contrario, se cree que el aprendizaje tiene lugar sólo si hay dificultad o
que posiblemente no estamos aprendiendo si estamos disfrutando lo
que estamos haciendo.
Con frecuencia los adultos pensamos que hay que hacer el aprendizaje
innecesariamente complicado para los niños diciendo que hay que
retarlos, incluso algunos suponen que, si quien lee mucho se hace un
buen lector hay que dejar que su interés se genere espontáneamente
sin considerar que es necesario el acompañamiento y el modelamiento
por parte de quienes tienen habilidades más desarrolladas quienes
podemos preguntar, invitar a deducir, ayudar a imaginar para que luego
lo hagan de manera independiente. Sostiene que tal y como aprendimos
a hablar escuchando y hablando, se aprende a leer leyendo y
escribiendo y que lo que necesitamos son demostraciones y
acompañamiento de lectores más avanzados para mejorar los procesos.
Propone el concepto del “club de los lectores y escritores” es decir,
espacios escolares o familiares que así lo permitan.
Smith nos invita a reflexionar sobre las prácticas pedagógicas
tradicionales no sólo como víctimas, sino también como practicantes de
ellas, como profesores/as y miembros de una sociedad donde ejercemos
diversos roles con prácticas oficiales o de control. Como padres y
madres, algunas veces desechamos las propuestas o los intentos de
los/as hijos/as por hacer algo y preferimos hacerlo por ellos/as pues no
creemos que sean capaces; como hijos o hijas, hemos sido igualmente
desconocidos desde nuestra realidad de aprendices e, igualmente,
nuestros padres, madres, profesoras y profesores han hecho las cosas
por nosotros/as, o nos las han complicado más. Es decir, la teoría oficial
educativa toca la escuela y la vida en general: no creemos en lo que
pueda hacer el otro, no permitimos sus intentos, tal vez porque no
creemos en lo que hacemos.
Esto lo ejemplifica cuando dice que al leerles a los niños usualmente se
pasa por tres etapas. En primer lugar, leemos para el niño que quizás
está sentado en frente nuestro, mirando la boca y la forma como salen
las palabras. Luego, el niño está al lado, sentado en nuestro regazo o
mirando por encima del hombro el libro, no a nosotros. En este punto ya
no estamos leyendo para el niño sino con el niño. Y finalmente, muchas
veces sin llegar siquiera al final, él/ella cierra el libro. En este punto el
autor cree que son los autores de los libros los que están ya
enseñándoles a los niños y que una de las poderosas razones por la cual
los niños nunca serían dependientes de nosotros los adultos es que ellos
confían en hacerlo por sí mismos. Así como alguna vez alguien nos
cepilló el pelo o nos amarró los zapatos, ahora no necesitamos quien lo
haga por nosotros, incluso, ni siquiera los niños que insisten en que se
les ayude aunque ya puedan hacerlo porque ellos simplemente están
probando nuestra paciencia.

LECTURA Y ESCRITRUA COMO PRÁCTICA SOCIAL

Jerome Harste y Christine Leland, profesores e investigadores de la


Universidad de Indiana, Bloomington, Estados Unidos han investigado
sobre el desarrollo de la lecto-escritura y promovido el aprendizaje
integral apoyando la filosofía del lenguaje integral que incluye muchos
otros sistemas de símbolos además del lingüístico. Hablan de la
existencia no de una sino de múltiples lecturas y escrituras y desde sus
investigaciones plantean que, ofrecer a los y las estudiantes múltiples
oportunidades de otras lecturas, permite una mirada más crítica de los
textos y del mundo. Sugieren un modelo semiótico de aprendizaje de la
lectura y la escritura y se apoyan en otros sistemas como las artes pues
consideran que, no sólo ofrecen nuevas experiencias sino que también
propician lecturas más críticas.
Habla de la lectura y la escritura como práctica social donde es central
la comprensión crítica que conduzca a nuevas observaciones, nuevas
perspectivas y nuevas acciones inherentes a las lecturas múltiples. Esas
nuevas comprensiones llevaron a Harste y al grupo de investigadores
con que trabaja, a pensar en la semiótica y la relación de ésta con la
lectura crítica, las artes y el currículo. Su propuesta ayuda a entender
que los significados que se dan en un texto particular son temporales y
pueden cambiar en las lecturas y las posibles escrituras que le sucedan.
Nuestra tarea, entonces, es ayudar a desarrollar una meta-conciencia y
un meta-lenguaje sobre lo que los y las estudiantes ya saben hacer y
ayudarles a aplicar estos recursos a los textos y a las situaciones de la
vida escolar, lo cual, se aspira, se extenderá a la vida diaria. Aquí, las
artes se convierten no sólo en una experiencia estética sino también en
una herramienta usada con propósitos claros para crear tensión y servir
de mediador que apoye la observación, la reflexión, la teorización y la
articulación.
Para que profesores/as podamos apoyar el llegar a esta instancia, es
necesario trabajar desde tres frentes: Ampliando sus habilidades críticas
examinando ejemplos como dibujos, películas, caricaturas, ofreciendo
nuevos recursos discursivos: demostrando a los niños nuevas formas de
analizar, pensar y hablar críticamente. Cualquier sistema semiótico
contiene: Los sistemas de signos conformados por un plano de sentido y
otro de expresión y posicionamiento o sea la forma como ellos nos
posicionan frente al mundo.
Nuestra elección de sistemas de signos para expresarnos, influye
nuestra relación con el mundo. Como los sistemas de signos, los
sistemas de conocimiento y los sistemas culturales que nos rodean
apoyan ciertas relaciones de orden y privilegio, es importante que como
personas en un sistema alfabetizado, aprendamos a ser críticos.
Imposible estar por fuera de estos sistemas que construyen significado y
traen consigo mensajes de género, clase, raza y poder. Es el uso de un
sistema de signos para analizar otro el que nos da el poder de
reflexionar sobre la experiencia, articular pensamiento y re-
posicionarnos en el mundo.
Las escuelas tienden a descartar los sistemas de signos excepto por el
lenguaje y las matemáticas que terminan posicionando límites en el
aprendizaje. El aprendizaje de la lectura y la escritura desde una
perspectiva semiótica sugiere un currículo que motiva a mirarla en
términos de prácticas sociales particulares que benefician la educación y
la democracia: Si cada cultura tiene formas diferentes de conocimiento
entonces la semiótica, o por lo menos una visión más amplia de la
lectura y la escritura, puede facilitar el acceso a poblaciones de
estudiantes que regularmente no han sido bien servidos en las escuelas.
Entonces la comprensión de la semiótica como una primera etapa en el
desarrollo de un modelo de educación basado en la diversidad y la
diferencia, es un modelo más apropiado que el modelo de conformismo
y consenso de aprendizaje que regularmente tiene lugar en las escuelas.

DESCUBRE ALGO NUEVO

Harste presenta una estrategia inventada por la profesora Dorothy


Watson que llamó “Nota o descubre algo nuevo” utilizando entre otros el
libro The Quilt Maker's Gift (Brumbeau 2000). Profesores y profesoras
invitan a dos estudiantes del grupo a sentarse en el rincón de lectura del
salón, cerrar sus ojos y señalar al azar un punto en la página que se
acaba de leer, luego, los niños deben responder preguntas que los lleva
a ilustrar, representar, o crear una nueva historia, a discutir acerca del
lenguaje que se utiliza o sobre las distintas circunstancias sociales o
internas que rodean la situación, a imaginar la historia si los personajes
fueran otros o si fueran los niños. Se habla del objeto que se señaló, se
discute sobre quién se podría beneficiar con ese objeto, si el rey,
personaje central de esa historia, donaría ese objeto y a quién, para
finalmente pasar a dramatizar, ilustrar o escribir acerca de cómo esa
donación se haría y qué consecuencias sociales e internas generaría,
qué lenguaje se usaría si el mismo regalo se hiciera a los padres, a un
amigo, a un extranjero o a una persona de la calle. Se habla también
sobre las relaciones de poder y sobre el tipo de regalos que nos dan o
que damos las personas o sobre otros regalos no necesariamente
materiales.
Harste y su equipo plantea la importancia de ofrecer nuevas
experiencias y múltiples lecturas que conduzcan hacia nuevas
observaciones, nuevas perspectivas y nuevas acciones, punto central de
lo que es la lectura crítica. El hecho de decir “No vi esto antes” así como
imaginar acciones diferentes de las que los personajes realizan allí,
ayuda a los lectores a comenzar a entender que los significados que se
dan en un texto particular son temporales y pueden cambiar en las
lecturas que le sucedan además de que posibilita que los lectores
tengan una visión más amplia y usen la información que leen para re-
pensar el mundo. Este ejercicio contribuye también a verificar que los
niños llegan a la escuela con un inmenso repertorio de habilidades y
vivencias, todas válidas y que la lectura no sólo se hace a través del
texto impreso.

ARTES Y LECTURA CRÍTICA

Surge entonces la relación de la lectura crítica con las artes, el


currículo y la semiótica. Ésta involucra el estudio del lenguaje, los
gestos, el arte, la música, la danza, el juego dramático, filmes, para
construir significado y ofrece la oportunidad de interactuar usando
formas diversas de comunicación. Aquí es importante aclarar que no se
habla de las artes como una experiencia estética solamente, sino
también como un mediador para crear tensión.
Importante reconocer que los textos nunca son neutrales. En la lectura
como práctica social los lectores pueden argumentar, interrogar los
supuestos verdaderos representados en los textos y que tienen que ver
con verdades culturalmente adquiridas. Eso permite interrogar esos
sistemas de significado que operan consciente e inconscientemente en
los textos y en la sociedad, hacer preguntas que permitan “sospechar”
sobre la parcialidad, la no neutralidad de los textos: ¿qué puntos de
vista están ausentes? ¿Cuáles de los que están allí permiten entender o
lograr lo que quiero? ¿Vale la pena lo que quiero buscar? ¿Cuáles serían
las consecuencias si eso ocurriera? ¿Qué propondría si pudieras
cambiarlo?

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