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Meinong nos conduce a la visión formal de las cosas, propia tanto de la lógica como de
la física, y de aquí que lógicos y físicos, recibieran su formación en el Instituto de
Estudios dirigido por Meinong, en la Universidad.
Estas ideas, distintas del neopositivismo, que afirma que la filosofía es una “critica al
lenguaje” y que la lógica, como las matemáticas, no se refieren a la realidad; todas sus
proposiciones sólo son tautologías vacías, pretenden encontrar el sentido autóctono de
la existencia. Las cuestiones vitales no son las cuestiones físicas como bien lo afirma
Max Planck de una forma más clara: “No hay criterio para decidir a priori si un
problema planteado está, desde el punto de vista de la física, lleno o no de sentido”.
Podemos enumerar un gran número de cuestiones que hace cincuenta años se
consideraban sin sentido y que hoy han encontrado solución.
El “universalismo cinético” desarrollado por Othmar Spann (1878-1950) nos indica que
la “totalidad”, concebida como algo real, preexiste a las partes que la conforman. Es
decir, entre el sujeto y el objeto, existe una dimensión superior que los precede, el
“nosotros”, donde se halla el propósito que determina a ambos, al uno como sujeto y al
otro como objeto. Othmar Spann aplica este concepto al estado y deduce lo siguiente: El
estado es una realidad superior, situada en un plano dominante, que en su ser, precede al
ser ciudadano considerado individualmente. De la misma manera que la mano sólo es
verdaderamente mano, cuando se adhiere al organismo entero, así el individuo sólo es
verdadero cuando se injerta en el estado.
Estas ideas, por supuesto, no tienen hoy el mismo sentido que cuando Spann las
propuso, pero algo existe de cierto en el sentido de que el individuo es auténtico, cuando
satisface su condición de humano y para eso, precisa del “otro familiar” social, nacional,
etc. Al insertarse en el universo humano, puede adquirir su auténtico valor. Sin el
aprecio del correspondiente ¿quién podría valorarlo en su justa medida?.
Austria ofreció al mundo corrientes de vida espiritual verdaderamente importantes,
Bolzano, Brentano y Meinong, desarrollaron la filosofía de la que Husserl dedujo su
“fenomenología” y Scheler y Hartmann, su “doctrina de valores”. También se creó en
viena otra corriente opuesta, en neopositivismo que hoy, en Inglaterra, como en Estados
Unidos es una de las corrientes espirituales rectoras. El pensamiento austríaco ha
salvado el aspecto social de la filosofía. En el complejo conjunto de los pueblos
danubianos permanece viva la convicción de que no se podrá unificar política ni
económicamente la humanidad mientras no se haya unificado previamente el
pensamiento espiritual. Por eso el pensamiento austriaco, más que la filosofía de otros
paises, sirve como la O.N.U., a la causa de la paz mundial. Prepara espiritualmente lo
que la O.N.U. pretende realizar políticamente.
Aún así, la filosofía austriaca carece de los fundamentos esenciales necesarios para
darle la universalidad necesaria al pensamiento, y ser capaz de abrazar a todos y cada
uno de los seres humanos.
¿Que entendemos por pensamiento objetivo?
No se trata de pensar en el objeto aislado del sujeto y del sentido integro de la totalidad
que lo rodea. Pensamiento objetivo tiene que ver con el sentido de veracidad y precisión
en la presentación de la autenticidad esencial y fundamental de la existencia íntegra.
Nuestra realidad actual, donde la globalidad adquiere un sentido unitario, donde el
conocimiento adquiere una significación integradora, donde la excelencia brota de entre
poderes paradigmáticos, exige de un pensamiento unificado y objetivo, veraz y
transparente, que determine la posición del hombre en el proceso de humanización
universal.
Dicho pensamiento ha de liberar las fronteras del fundamentalismo tradicional, del
existencialismo, del racionalismo, del empirismo, y llenar sus carencias con
significación veraz. El hombre busca un pensamiento unificado. La comprensión de la
unidad fundamental de la existencia, permite la integración de la globalidad. Pero como
muy bien mencionaban los pensadores austriacos, no se puede ordenar la economía ni la
política sin un sentido universal del orden. Hoy más que nunca debemos enfocar nuestra
atención hacia el encuentro con ese ideal universal. Debemos aprehender a convertir la
simple curiosidad intelectual, en auténtica vida intelectual. Debemos comprender las
diferencias entre esencia y existencia en los seres creados. Sin duda alguna, nos
preocupamos en exceso de lo sobrenatural, mientras nos olvidamos de lo natural que
eso contiene. Se siente en el aire el deseo de aproximación al ausente presente, que no
sabemos lo que es, pero que necesitamos localizar en alguna parte.
Si el hombre siente sed, es porque hay agua, lo único que ha de hacer es encontrarla. Si
la humanidad siente la necesidad de un pensamiento unificado es porque existe y la
responsabilidad del hombre es la de buscarlo hasta encontrarlo.
www.martinsoria.cl
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