Santos y Santidad en el Per

Una Cultura de Santidad

La Santidad, plenitud del hombre fiel a su destino Estamos frente al retablo de los Santos peruanos. Si hay un aspecto que caracteriza al tiempo de Santo Toribio es la Cultura de la Santidad. La medida del hombre no estaba dada por cunto sab a o ten a, sino por la medida de su entre!a a ser "l mismo, a buscar la plenitud de su #ida, a la Santidad. Persona$es como el #irrey sol an pedir conse$os a personas aparentemente iletradas pero de reconocida #ida cristiana. Los santos no eran considerados % y de hecho no lo son& personas fuera del mundo, sino que saben #er el mundo y #i#ir la #ida desde la certeza de la trascendencia, del fin ltimo de las cosas. La Santidad no es una anormalidad, y esto se ten a muy claro ya en tiempos de Santo Toribio. Por el contrario, la Santidad es la realidad humana que se cumple se!n el desi!nio que la ha creado. El santo es el hombre #erdadero, porque se adhiere a 'ios, y por tanto, al ideal del que est hecho su coraz(n, del que est constituido su destino. Cumple la #oluntad de 'ios dentro de la humanidad que es la misma y a su #ez la transforma. El santo es la persona que realiza plenamente su personalidad, cumple libremente aquello a lo que est llamado a ser, de forma tan inte!ral que cada acto, an el ms m nimo, adquiere, desde esta perspecti#a de lo Eterno, la nobleza de un !ran !esto. ) esto es solo posible si el hombre obra siendo consciente del moti#o ltimo de sus actos. El santo actualiza la presencia de Cristo en la *!lesia y el mundo en cada momento, porque en el santo +ess determina de manera transparente su obrar lle!ando a una unidad en su #ida. Se trata de una #isi(n de la #ida muy sencilla, consciente de su desproporci(n, el santo es humilde y su mirada est toda diri!ida hacia esta Presencia, fin ltimo de la #ida. Esta concepci(n de la #ida, esta cultura de la Santidad se ha #i#ido en el Per desde los primeros a-os de la E#an!elizaci(n. Es una herencia que hemos recibido !ratuitamente El llamado a la Santidad es un llamado #i!ente, actual, y que perdura en el tiempo, pues el hombre tiene siempre el deseo de la plenitud, de totalidad, de .bsoluto, es el destino del hombre, y s(lo en esa correspondencia con el llamado a la plenitud es que el hombre encuentra su camino. /0ui"n de nosotros no desea esta unidad en su #ida1.