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1. Concepto básico.
3. Clasificaciones básicas.
1. Esencia.
1. agrupación de personas,
2. un patrimonio,
3. la finalidad no lucrativa;
1. reglas de funcionamiento,
2. publicidad.
2. Elementos materiales.
2. Patrimonio. Para que una asociación no sea una mera entelequia, es preciso que tenga un
patrimonio personal, de mayor o menor entidad, formado por aportación inicial, cuotas,
donaciones, etc. Así lo exige la Ley de Asociaciones (art. 3.2.8º).
1. Adquisición de la capacidad.
Al ser humano se le atribuye por el Derecho la capacidad jurídica por el mero hecho de
venir a la vida: el nacimiento determina la personalidad, como dice el art. 29. Por similitud
de ideas, se habla también de nacimiento de la persona jurídica cuando ésta adquiere su
capacidad jurídica, es decir, viene a la vida jurídica.
Hay dos sistemas: el de concesión (por la autoridad) por el que un determinado órgano del
Estado concede la capacidad a la organización y ésta deviene, por ello, persona jurídica;
adquiere la capacidad jurídica por la concesión.
Y el contrapuesto es el de atribución (por el Derecho) o libre constitución, por el que a la
organización que reúne los elementos esenciales que exige el Derecho, establecidos como
norma general (también al ser humano se le exigen ciertos requisitos, art. 30) se le atribuye
la capacidad jurídica.
Este último es el sistema seguido en el Derecho español que proclama la propia
Constitución, arts. 22 y 34, como derecho del ciudadano, aclarando (en el apartado 3 del
art. 22) que la exigencia de inscripción, cuando sea precisa, no es un tipo de concesión, sino
un requisito más (como el de la escritura pública en las sociedades mercantiles) que exige
el Derecho y a los solos efectos de publicidad, aunque la inscripción llevará consigo un
control de que se reúnen los requisitos que exige el Derecho (así, la inscripción en el
Registro de asociaciones).
El art. 35.1 del Código civil proclama el mismo principio respecto a las personas jurídicas
de interés público; su personalidad empieza desde el instante mismo en que, con arreglo a
derecho hubieren quedado válidamente constituidas; y en el num. 2, respecto a las de
interés privado, lo reitera: a las que la ley conceda personalidad propia. Es, pues, el
Derecho, la Ley, quien atribuye la capacidad, no un órgano del Estado. El mismo principio
se mantiene en las asociaciones por Ley de 24 de diciembre de 1964 (art. 3, num. 6).
Cuando concurren los elementos que forman la estructura de la persona jurídica no
lucrativa, tipo asociación, no nace ipso iure, sino que es preciso el acto constitutivo. Este es
un negocio jurídico multilateral que requiere declaraciones de voluntad de todas los que la
crean; son, pues, sujetos los que emiten la declaración de voluntad constitutiva, los (más de
uno, en todo caso) asociados que crean la asociación; el objeto, la persona jurídica no
lucrativa, tipo asociación, que se constituye, con todos los elementos materiales y formales;
y la causa, función económico-social del negocio jurídico, que justifica su existencia y que
debe reunir los requisitos de la causa de todo negocio jurídico; en consecuencia, la persona
jurídico no lucrativa, tipo asociación, que se constituye, debe ser lícita, entendiendo por tal
la que no sea contraria a las leyes, a la moral, y al orden público (art. 1255 C.c.); el art. 22.2
de la Constitución considera ilegales (contrarias a las leyes) las que persigan fines o utilicen
medios delictivos, y prohibe (por tanto, también son contrarias a la ley, la propia
Constitución) las secretas y las paramilitares.
En la constitución de la persona jurídica no lucrativa, tipo asociación, puede acogerse ésta a
la declaración de utilidad pública, que prevé el art. 4 de la Ley de Asociaciones de 24
diciembre 1964 que ha sido redactado de nuevo por la Ley de 24 noviembre 1994, de
Fundaciones (disposición adicional decimotercera). Debe reunir una serie de requisitos,
entre los cuales se halla el carecer de ánimo de lucro (art. 4.1.c). La declaración de utilidad
pública se hace por Orden del Ministro de Justicia e Interior, da derecho a usar la mención
"declarada de utilidad pública" y disfrutar de exenciones y beneficios fiscales (art. 4.2).
Deben rendir cuentas ante el Ministerio de Justicia e Interior u otro organismo público.
2. Capacidad jurídica.
La persona jurídica, como tal persona, es sujeto de derecho, tiene personalidad, capacidad
jurídica, lo que es inherente a su propio concepto y así lo proclama el art. 35.
Sin embargo, se siguen dos sistemas distintos en orden, no propiamente a la cualidad de
tener capacidad jurídica, sino a la extensión de la misma.
El sistema de especialidad, propio del Derecho anglosajón, significa que su capacidad
jurídica viene delimitado por su objeto; es decir, tiene la necesaria para alcanzar su fin, pero
no más allá.
El sistema ultra vires o de capacidad general implica que la persona jurídica tiene capaciad
general para todas las relaciones jurídicas.
Este segundo sistema, admitido hoy generalmente por los Ordenamientos jurídicos
modernos, es el seguido por el Derecho español, con la salvedad de que no alcanza a
aquellas relaciones jurídicas que implican un substrato humano, personal o familiar.
El Código civil recoge claramente este sistema en su art. 38 y otros, que se enumeran a
continuación. También la Jurisprudencia.
Así, la persona jurídica tiene nacionalidad y domicilio; no le será aplicable la normativa de
la ausencia e incapacitación.
En materia de Derecho de obligaciones, dice expresamente el art. 38 que pueden contraer
obligaciones, tanto como sujetos activos como pasivos, y concretamente del art. 625 se
desprende que pueden aceptar donaciones.
En materia de derechos reales, el mismo art. 38 dice que las personas jurídicas pueden
adquirir y poseer bienes de todas clases, cuya inscripción en el Registro de la Propiedad
permite expresamente el art. 2, num. 6º de la Ley Hipotecaria. Existe una especialidad en el
derecho de usufructo, naturalmente vitalicio, que si el usufructuario es persona jurídica, se
extingue por la extinción de la misma, o como máximo, a los treinta años, según dispone el
art. 515.
No caben relaciones familiares en la persona jurídica, a pesar de lo cual se prevé que una
entidad pública sea el tutor (art. 239) e incluso pueden ser tutores personas jurídicas sin
finalidad lucrativa y entre cuyos fines figure la protección de menores e incapacitados (art.
242).
Tampoco en el Derecho de sucesiones la persona jurídica puede ser causante de una
sucesión, ya que no es equiparable ni produce los mismos efectos la muerte de la persona
física que la extinción de la jurídica, pero sí puede ser causahabiente: puede suceder (art.
745.2 a sensu contrario) y (aunque esto se refiere a capacidad de obrar) aceptar la herencia
(ex art. 992, primer párrafo, y expresamente art. 993), aunque para repudiarla necesita
aprobación judicial con audiencia del Ministerio fiscal (art. 993, segundo inciso).
Por último, puede la persona jurídica hacer valer sus derechos frente a los órganos
jurisdiccionales, como expresa el art. 38: ejercitar acciones civiles o criminales, lo que se
extiende a toda reclamación o actuación administrativa.
Todo lo anterior tiene especial importancia respecto a la persona jurídica no lucrativa. Esta
tiene amplia capacidad jurídica, sin estar limitada a su función o estricto objeto social. La
sentencia del Tribunal Supremo de 7 mayo 1987 (Actualidad Civil 680/1987) admitió la
validez de una operación de garantía suscrita por persona jurídica no lucrativa, aunque no
era de tipo asociación, sino una fundación. La Dirección General de Registros y del
Notariado, en Resolución de 2 febrero 1966, contempla el caso opuesto: reconoce a una
persona jurídica con ánimo de lucro, la capacidad para hacer una donación; en Resolución
de 8 octubre 1964 declara con carácter general que al tercero no debe obligársele a que
valore y se asegure de la adecuación entre el negocio jurídico y el objeto social.
3. Capacidad de obrar.
La persona jurídica, dentro del ámbito de su personalidad, tiene capacidad de obrar, siendo
titular de derechos y obligaciones (capacidad jurídica) puede ejercitarlos por sí misma
(capacidad de obrar).
Sin embargo, este ejercicio de los derechos lo hará a través de una persona física, que es un
órgano de la jurídica (incluso terminológicamente, es evidente el símil con la persona física
que actúa por medio de sus órganos: boca, manos...).
Es un órgano de la persona jurídica aquel ser humano cuya voluntad se estima como
voluntad de aquella; forma parte integrante de la persona jurídica; está integrado en su
estructura misma; recibe su carácter de la misma organización o estructura; su posición es
monista; no actúa en nombre de la persona jurídica, sino que es ésta misma actuando
(presidente de una asociación, por ejemplo).
Distinto es el caso del representante; éste tiene poder de representación otorgado por la
persona jurídica; ésta a su vez, le ha otorgado dicho poder a través de un órgano (el
presidente de la Asociación, ante Notario, otorga poder al representante, por ejemplo a un
Procurador de los Tribunales); el representante está fuera de la persona jurídica; actúa en
nombre y por cuenta de la misma; su posición es dualista; actúa en nombre y por cuenta de
la persona jurídica y su acto es eficaz para ésta en virtud del poder de representación.
La persona jurídica no lucrativa, tipo Asociación, según la Ley de Asociaciones de 24
diciembre 1964, debe regular en sus estatutos, los órganos directivos y forma de
administración (art. 3.2.5) y el régimen de la misma (art. 6.1). La ley prevé que el órgano
supremo es la Asamblea general de los socios, que adoptan los acuerdos por mayoría y que
debe ser convocada, como asamblea ordinaria, una vez al año y puede serlo, como
asamblea extraordinaria. El órgano ejecutivo es la junta directiva (art. 6.2 y 3).
El órgano de la Asociación, que ostenta su represetación, es el Presidente (art. 10.2 del
Decreto de 20 mayo 1965).
4. Extinción de la asociación.
El art. 6.7 de la Ley de Asociaciones, dispone que éstas se extinguen por la voluntad de los
socios, por las causas determinadas en el art. 39 C.c. y por sentencia judicial.
En cuanto a lo reseñado por el art. 39 C.c. las causas de extinción comunes a toda persona
jurídica las enumera el primer inciso de dicho art. 39, concretándolas al plazo, finalidad e
imposibilidad:
3. por ser ya imposible aplicar a éste la actividad y los medios de que disponían.
1. Punto de partida.
5. Conclusión.
La doctrina del Tribunal Constitucional, seguida por el Tribunal Supremo, se centra
esencialmente en que la libertad negativa de asociación forma parte del derecho
fundamental de asociación proclamado en el art. 22.1 de la Constitución. Y consiste , tanto
en el aspecto de que nadie puede ser compelido a pertenecer obligatoriamente a una
asociación, como en el aspecto de que no puede impedirse al asociado la posibilidad de
abandonar la asociación a la que pertenece