Sei sulla pagina 1di 1

No s cmo empezar una novela, tengo dificultades para hilvanar ideas, sucesos.

Tengo una tendencia a quedarme dando vueltas acerca de hechos del pasado. Tal vez, sea un defecto, tal vez, no. Slo s que hay dificultades que no puedo sortear a la hora de sentarme a redactar cualquier idea: enormes tierras en las que no puedo sumergirme sin hablar de lo que ha pasado, de lo que inexorablemente ha de volver siempre, como si las piezas de este juego se acomodaran para que esta extraeza a la hora de volver no pueda resolverse. Y me dirn que siempre las cosas, en m, giran siempre sobre los mismos tpicos, sobre las mismas cuestiones irresueltas. De seguro, tienen razn pero no me interesa demasiado ser reiterativo. Expliquemos esta tendencia: no habr un solo lugar, un solo sitio, no habr un nico tiempo en el cual estos hechos se habrn dado, volvern a darse. Y, sin embargo, de todas formas, siempre quedar algo fuera de lugar, algo que no encajar en el diseo de aquello que recorrer estas lneas. Eso ser un problema, no importar la historia que se cuente, no ser relevante el hecho de que algo habr ocurrido en algn sitio, con personajes extraos. Slo importarn los desajustes, los elementos que harn ruido en la narracin, en el despliegue de una voz en la que no se confa. Reitero: no soy alguien en quien pueda confiarse, y no soy, aclaro, un cnico. Slo soy un peregrino extrao: no conozco lejanas tierras, tan slo la lejana de aquella en la que vivo, en la que transcurren mis horas. Esta soledad de horas apenas rasgadas en la simpleza de un banco de plaza no es ms que mi fortuna, aquello que nutrir- y perdn por la cursilera, pero as son algunas cosas- esta historia, o esta histeria, como quiera llamarse. Da lo mismo, an a pesar de todo, de que algo pueda decirse en mi favor o en mi contra, desaparecer porque nunca estuve realmente en ningn lugar. Nunca me met en la vida de nadie. Ni siquiera en la ma.

Potrebbero piacerti anche