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La opción de educar
Ética y pedagogía
OCTAEDRO
I e
7 •
Colección Recursos, n.o 40
••
Titulo ol"iginal:
Le c1lOix d'edllq//er,
Esf éditeur. P¡lrís, 1995'
••
Traducción al castellano de Ángels Mata
e
el
La traducción de este libro ha recibido una ayuda
• el
del Ministcl"io de Cuhura fran~'és ~
~
A Daniel Hameline.
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que conoce ya toda la r
historia y cuyas obras
me han ayudado
e
('
a encontrar el camino,
r
e
A Jacek Rzewuski, que
ha ido hasta el final de
e
la historia y que casi (:
Primera edición: julio de 2001
no retoma, "..
'
ID Philippe Mcil"icu
ID De esta edición:
e
A todos los que, como ellos, (
Ediciones OCTAEDRO, S.L.
(
ISBN: 84-8063-487-1
e
Diseño y producción: Servicios Gráficos Octiledro
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(
Impresión: Hurope 5.1. ,
i
CAPíTULO 3
Barbiana y a su Carta a IIIW maestra de escuela. La lectura de esta obra fue para mi
queda a un lado y corre el riesgo de no sobrevivir durante todo un acontecimiento, sin duda porque las palabras que se decían venlan como (
anillo al dedo con mi propia historia. y me ofrecían, con una radicalidad absoluta.
r.
palabras, el principio de educabilidad desaparece si no es nas almas poco crédulas ponen en duda la autenticidad dd escrito. y consideran que
\
...
Don LOI'enzo Milani --que siempre lo ha negado-- es el \'erdadem autor de la obra.
empleado por un educador que, frente a un ser concreto, cree, a Pero, al fin y al cabo. poco importa; sin duda atormentado por el proyecto de ser ,...
.eficaz. en mi acción educativa. quizás movido por una voluntad de poder y el
la vez e indisolublemente, que este último conseguirá hacer deseo de vengarme de mis propios educadOl'es, había encontrado algo con lo que ali·
aquello que él intenta enseñarle, que tiene el poder suficiente mentar mi determinación. La posición no estaba exenta de impurezas... pero tam
poco lo estaba la de mis adversarios .fatalistas•.
para permitir este éxito y que debe actuar como si fuera el único 2. Los resultados de las investigaciones sociales confirman actualmente estas (
en ten_er~:>..te_poder. Por poco que este poder se divida, vuela en' constataciones. J. M. Monteíl explica, en efecto, que esta disciplina -no puede, por si .
(
sola., fijar los límites de un campo de intervención, ni prescribir un modo de in
pedazos, desaparece en un juego de preámbulos ridículos que tervención-, pero que puede .mostrar en qué condiciones v por qué hay que esperar
condena al sujeto irremediablemente a la desesperación: talo tal otra producción de efectos» (Eduquer el (om/er, peGo Grenoble, 1989, página
198). Ahora bien, la p~icología ~ocial pone de ,'dk"e lo que nombra -según la expre
"Puede que consigas tener éxito, pero no conmigo. Vete ¡¡ otm ",;ón ¡H:ui)ada por ... 1 p",ic()togo anH')'lc;U)O Ro... " ~!"(.·l t'ITor fllndanl,~ntal". que con~blc
28 I LA OPCiÓN DE EDUCAR
(
constitutiva de su propia existencia. ¿Qué es lo que busca incan
#
sablemente si no es el alcanzar la capacidad de comprender las
condiciones materiales y los mecanismos mentales gracias a los
'(
que un sujeto dado construye conocimientos determinados? Su
. proyecto es, de algún modo, implantarse en la génesis misma de
r
los aprendizajes, comprender su movimiento, entender lo que
(
estructuralmente ha podido permitirlo y, coyunturalmente, fa
(
vorecerlo, con el fin de hacer escapar todo ello a lo aleatorio de (
(
individuales. Su objetivo es instituir, en los lugares específicos
destinados a los~prendizajes, un sistema de recursos y de obn
(
gaciones que represente las condiciones óptimas para aprender. (
~
.
más a los trabajos sobre el éxito escolar que a los trabajos sobre
"
el fTacaso escolar, y quizá por ello su desan·ollo ha sido tan tar
un espesor humano. guarda siemp¡'e un carácter abstracto y tinación didáctica con esta tolerancia pedagógica que no es
voluntarista que puede inquietar con toda legitimidad. A pesar indife~encia hacia el otro, sino la aceptación de que la persona
de las peticiones de principio o de las reservas retóricas de los del otro no se reduce a lo que yo he podido programar.2 <.
didácticos, para ellos se trata siempre de estructurar las situa
ciones de aprendizaje intentando ,controlar el conjunto de las
<
variables. de detectar lo aleatorio, de suprimir lo imprevisto,
hasta el control completo de un dispositivo que funcione «con
toda seguridad».
Ya he mencionado todo lo que esta voluntad incluye de posi
2. En su obra La 4l11!·\{irH/ de /'é¡híqlle dalls le champ édl/emir (Matdce, Vigneux.
tividad, todo lo que la organización de lugares específicos para 1987), F. Imbert desan-olla l¡l idea -COI1 la que estoy totalmente de acucrdo- de que
aprender, donde puedan ponerse en marcha procesos rigurosos, .Ia ética plantea que 1;1 ,dación no tiene como objetivo el control del otro, su defi·
nición, sino que se confronta a lo inagotable, a lo inlinito de las personas y de las
había hecho ganar en justicia social; mido el camino que aún ~ituaciones. La ética es l·~te reconocimiento de que la relación es no-sistematizable,
queda por recorrer en este sentido y milito por el desarTollo de que se escapa a la totalidad» (página 70). Explica, en e~te sentido. que lo que per
mite a lo pedagógico asumir la ética es la existencia de la ley por la cual el deseo -se
la investigación didáctica, que me gustaría que fuera tornada pone en juego» y, ~obl-e todo, «se pone en yO». Pero la ley no es .Ia regla» puesto que
la regla remite, según él. a d¡¡r forma al edu('ando por parte del educador. mientras
con tanta seriedad. al menos, corno la investigación médica. Y, que la ley emana dd «tacer objeto» (es esta la que, en la pedagogía institucional a
sin embargo, estoy convencido de que la obstinación didáctica la que se refiere F. Imbert, emerge de las obligaciones de la propia situación, en oca·
sión, por ejemplo, de un trabajo de imprenta en clase).
sólo puede esperar servir para facilitar un aprendizaje, que, ine En esta perspectiva, d autor fustiga .la técnico-didáctica» (páginas 35 a 37) que
vitablemente, debe ser efectuado por el sujeto, y sólo por él. por Sé ..declara a la \'ez capaz de garantizar las modalidades de una producción cientí
fica de los saberes y la autonomía de los sujetos» (página 36). Describe, a continua
su propia iniciativa. Incluso en una situación didáctica ideal, ción, de un modo resumido, una secuencia de aprendizaje que yo presenté en mi
que hubiera conseguido tener en cuenta el conjunto de los pará obra Owils pOllrapl'rmdre t?Il grollpe (Chronique social, Lyon, 3" edición. 1990, pági·
nas 159 a 168) y que tiene que ver con el aprendizaje de los tiempos del pasado en
metros que he mencionado anteriormente. es el educando quien una historia. Denuncia entonces d hecho de que yo crea, gracias al dispositivo pro
aprende, mediante un trabajo sobre sí mismo--deIqü~~~~a puesto, formar a los alumnos en d .pensamiento dialéctico>, mientras que la foro
deja de ser el amo, y que sólo puede llevar a la modestia a aque adquisición de las reglas d ... gramática, sino que com:iema y movilice al conjunto de
llos y aquellas que, desde el exteriOl~ por muy sabios psicólogos Sin adentl-amos en \lna discusión completa y limitándome a lo que concieme al
o didactas que sean, pretenden ser sus «maestros». Ello no sig tema que he desarrollado en c~tt' capítulo, debo señalar aquí un grave malentendi·
nifica que la organización de los sistemas de ayuda sea inútil, o tll'O de aprendizaje escolar dallo -evidentemente discutible-, sobre la operación
que el sistema educativo pueda prescindir de la puesta en prác méntal que el sujeto debe efectuar para apropiárselo, A partir de aquí, se pone en
tica sistemática de dispositivos didácticos ... Ello significa que, interpersonal y se disminu~-e pro¡!resivamente, según los pl"incipios de Vygotsky, con
'en el seno mismo de estos dispositivos. los sujetos son los que el fin de que el sujeto pueda dl'c\uarla de forma intrapersonal y por su propia ini·
ciativa_ Este procedimknto cs, para mí. la única manera de salir de la pedagogía
deben tomar la iniciativa ..Ello significa que la eficacia de la exh0l1aliva y repetitiva que, al no inten-ogarse sobn~ la génesis de los saberes, remi·
t... la apropiación de éslOS al nar más completo_ Ahora bien, yo no puedo cl'eer que
vivir con esta contradicción. Preverlo todo sin haberlo previsto Sin embargo, no nit'go completamente el cal-jcte!' inquietante de mi procedi·
todo. Organizarlo todo dejando, sin embargo, espaciopara lo podemos planteamos abandonarlo, sino permitir su subversión por el sujeto.
Imprevisible. Trabajar incansablemente para poner en- pd"Ctlca Además. he consagrado un capítulo sobre este tema en el tomo 1 de la obra incri
minada por F. Imbert, con el título de -El fracaso del enmarcamiento didáctico>
dispositivos que favorezcan la construcción de saberes: acepo (páginas 178 a 182), que concluía señalando la importancia de crear situaciones de
tando al mismo tiempo que no sabemos realmente ni cómo rii apl-endizaje diferenciadas en las que .la desviación siempre reinstaurada entre el
por qué cada uno lo consigue ... o no lo consigue. Asociar la ~bs- es Jecir su constitución \-l'rdadera l'n tanto que sujt'to» (página 182).
137
CAPfTULO 22
De la cultura escolar
En efecto, hay que recordar que las disciplinas enseñadas no En efecto, si observamos lo que estructura una (,disciplina de e
cubren actualmente -ni de lejos- las categorías epistemológicas enseñanza» nos vemos obligados a convenir que en primer lugar t
de los investigadores; eddentemente, esto es cierto para disci son las «tareas», es decir, los ejercicios que obedecen amplia (
plinas compuestas como la historia-geografía, las ciencias natu mente a convenciones y que constituyen el referente de la ense ('
rales o la tecnología, pero también lo es para las disciplinas que ñanza dispensado así como el medio de evaluar sus resultados.
(
aparentemente disponen de una cierta homogeneidad: el fran Sea como sea, además, programas de nociones, tramas concep
cés remite a la vez a la gramática, a la lingüística, al análisis lite tuales, intenciones pedagógicas de todo tipo, la piedra de toque ('
rario, a la historia y a muchas otras cosas; del mismo modo que de cada disciplina es «el producto» para cuya fabricación se (
las matemáticas -desde la escuela primaria- recun'en tanto al forma a los alumnos y que organiza la formación que reciben: (
aprendizaje de técnicas opemtorías como al de la representa ya se trate de recitar un poema ante la clase, de resolver un pro
ción simbólica de figuraciones espaciales. blema de álgebra, de redactar una disertación literaria o el resu r
Algunos, lo entiendo perfectamente, se lamentan de este esta men de un experimento biológico, de fabricar una pieza o de
(
do de hecho y lo imputan a limitaciones materiales como la trazar la curva de una producción económica... estamos siem (
falta de tiempo o la parcelación de los horarios que impondría pre frente a tareas escolares que pueden, en algunos casos, recu (
de forma inevitable la presencia en la Escuela de todas las dis rrir a campos disciplinarios relativamente heterogéneos en rela
ciplinas científicas existentes. Se resignan a la situación actual ción con la ortodoxia científica, pero que tienen una identidad
r
escolar de la que deben hacerse cargo tanto los docentes como (
como uno se resigna a un mal menor, lamentando la poli valen
,.
cia forzada de los maestros y esperando que un día se solucio los alumnos para conseguir trabajar con objetivos comunes. \
ne... Pero, por mi parte, me parece que esta aspiración está fun Además, no veo cómo se podría evitar esto en la medida en
dada, en gran pdrte, en un malentendido o, más exactamente, que la representación de una tal'ea es, sin duda, el medio más (
en la ignorancia de lo que ha constituido hjstóricamente las dis eficaz de iniciar y orientar la actividad humana, desde el
(
ciplinas escolares, así como de la manera cómo éstas pueden, momento en que ésta no es una actividad de investigación alea
hoy, articularse con las finalidades de la Escuela. toria, cuando se la somete a imperativos sociales definidos por (
adelantado y se quiere evaluar los resultados obtenidos. No hay (
sauvage, Grenoble, 1982. volumen 3.1): demuestran que la noción de di~tancia uti pues nada que lamentar ni nostalgia alguna que sentir: una for
lizada en la enseñanza para nombrar la distancia entre dos puntos "ada el signifi (
cado que le habían dado sus promotores en el registro del análisis funciOlial. mación está siempl-e sujeta a tareas cuyo dominio tiene como .
M. Develay y J. P. Astolfi. al examinar la noción de transposición didáctica en el objetivo y que presiden su institucionalización. Toda la cuestión \
campo de la biologfa. señalan. pOI' su pane. que -las tl'ansformaciones qu.: sufre cn
la escuela el saber científico deben interpretarse no tanto en términos de dcsviación consiste en saber si, a través del aprendizaje de la realización de
o de degradación e.,) como en términos de necesidad constitutiva 'lllt: ha\ qut: ana. estas tareas en la situación de formación misma, el sujeto
Iizar como tal. (La didacliqllt! dt!s sciences, PUF. colección "Oue sais.jc'''. París. (
1989, página 46). Yo. por mi pane, estoy de acuerdo con este análisis. al n>nsidcrar adquiere también algo más y alcanza el dominio de herramien
par de lo aleatorio del encuentro con el saber y ahorra por una pane -pero sólo por problemas que puede encontrar, ya no sólo en su formación,
cación_ de la cultura cienlífica. puesto que no tienen la misma vocación: la prime. cicio de su ciudadanía. !'"
ra se caracteriza por el hecho de que puede y debe ser compal1ida por d mayor
número de personas, la segunda por el hecho de que es una herramienta de uso para Soy consciente de que el término "problema» implica, en
los especialistas que, a nlt'dida que profundizan en los puntos de vista cada \'t'l más nuestra lengua, numerosas connotaciones negativas; evoca,
particulares, son cada vez menos numerosos ... lo qU0 no quiere d<,ci/', c\'idc'llIclllt'n
te, que no tengan ningún tipo de relación c'ntre ell:.s. seguramente, a muchos lectores, al «adolescente en crisis», o nI
manitas que se enh'enta a dificultades muy concretas para an'c Illológicas originales centradas alrededor de «tareas» particula
glar dos piezas de una máquina. Sé también que, en su acep res qué' son, precisamente aquellas de las que se puede apren
ción anglosajona, remite a situaciones de pura funcionalidad y der a afrontar ciertos problemas considerados esenciales... la
sugiere una actitud de pragmatismo sistemático. Pero en el disertación de filosofía, el comentario de un mapa en geografía,
sentido en que yo planteo aquí las cosas, un poema de el ejercicio de matemáticas o la traducción al inglés son, en
-Baudelaire, una teoría física o un análisis histórico constituyen efecto, tarens que, en 'tanto tales y tanto para aquel que intenta
respuestas posibles a «problemas» tanto como el dominio de la efectuadas C(J!l10 para el que quiere hacerlas aprender a otro,
proporcionalidad, la concordancia del participio pasado o de la deben ser objeto de una repl'esentación en términos de «pro
fonna interrogativa en una lengua extmnjera. Y es que, para ductos elaborados». En una situación didáctica, habrá, pues,
mí, un problema es simplemente una «situación en espera de que precisar, de la forma más rigurosa posible, los criterios del
sentido», un momento en que las cosas se presentan con la e\'i· éxito para orientar correctamente las propuestas del maestro y
dencia de que son incompletas y nos llevan a girarnos hacía la actividad de los alumnos. Pero, en realidad, sabemos que
objetos que nos pernliten, por un momento, \'i\'ir la felicidad de estas tareas sólo tienen interés porque, a través de ellas, un suje
una consecución. Obra artística o teOl'Ía científica, dominio to se enfrenta a problemas y se apropia de los medios para
artesanal o técnico, el «objeto cultural" tiene pues este privile resolverlas.
gio extraordinario de llevarnos a la orilla de una especie de Entiéndanme bien: ello no quiere decir que, para mí. las dis*
arnlonÍa eterna entre lo que descubrimos de nosotros mismos' ciplinas sean simples pretextos y que, en ocasión de su estudio,
y lo que percibimos fuera, cuando nuestra mirada se reconcilia se adquieran capacidades muy generales que no tienen ninguna
con lo que encuentra y el objeto encontmdo le confiere todo su relación con ellas o solamente una relación muy lejana. Al con
alcance.! trario, estoy convencido de que las disciplinas sólo pernliten
En esta perspectiva, creo que se puede considerar la cultura aprender a resolver los problemas que permiten plantear y creo
escolar como el conjunto de las herramientas intelectuales que estos problemas varían suficientemente el uno del otro para
capaces de dar al sujeto la comprensión de sí mismo, la capaci· que la elección de uno u otro nunca sea indiferente. Pero insis
dad de vivir un poco más plenamente todas las dimensiones de to en añadir también que estos problemas son quizás más com·
su existencia, sus tensiones afectivas y su vida profesional, sus piejos de lo que uno piensa, en especial porque implican, más
relaciones con el otro y su relación con el mundo. Las discipli: allá de su especificidad cognitiva, dimensiones afectivas y a
nas escolares se convierten entonces en configuraciones eRi.s!~ veces psicomotrices que no se pueden dejar de lado sin com
prometer gravemente su resolución. Así, por ejemplo, animar
2. G. Snyders, que sin embargo es el gran derensor de la no-directividad y ar
diente defensor de una «pedagogfa de la cultura., escribe en su última obra. (CEe":,,
una reunión para tomar una decisión en materia de gestión de
peut-elle ellseigner les joies de la /1/lIsique?, EAP, París. 1989): .EI docente se con>.:! empresa, realizar un experimento para mostrar que un animal
grará (... ) a mostrar cómo los realmente gl'andes se conrunden con las tendendas,
las preocupaciones de sus semejantes. se subscriben a las es¡xranzas humanas; su respira, someter un documento histó¡-jco a un examen crítico
genio es dar forma, llevar hasta el final formas de pensar y de sentir ya existentes, sobre su autenticidad, lanzar un balón hacia un objetivo verti
pero que permanecfan indistintas, inciertas. solamente Csb07~1da5 o mezcladas con
tantos elementos heterogéneos> (página 38). Y. más adelante. utiliza el propio ter cal, son tareas que plantean problemas multidimensionales, que
mino de .problema> para designar Jo que puede dar sentido al conjunto de di~.:i recun-en, cada vez, a conocimientos técnicos particulares, a
pUnas enseñadas. Es decir que mi concepción, a pesar de las apariencias, no es la
del relativismo cultural. En cambio. los que claman la universalidad de la cultura \ capacidades de recolección de informaciones -en sí relaciona
no buscan en absoluto los medios para hacerla apa¡'ecer a cada uno como una nt'':~.
sidad, aquellos n;olati\'izan de {acto su proyecto al reservar la apropiación a una
das con la existenda de memorias de trabajo específicas- como
minorla (véase, sobre este tema, el capítulo 14... La modestia de lo universal.), a la tolerancia de la incertidumbre, a la aceptación del riesgo,
1421 LA OPCIÓN DE EDUCAR
22. DE LA CULTURA ESCOLAR 1143
etc.) Lo que es importante para el sujeto es que sea capaz de
capaz progresivamente de efectuar él mismo esta correlación, y
identificar muy concretamente la naturaleza de estos problemas
después que acceda a una creación original que es precisamen
y ajustar las respuestas cada vez ... sin reproducirlas en contex
te la invención de una nueva correlación.
tos inadecuados, pero sin impedir movilizarlas en contextos
En resumen, la cultura que se adquiere a través de una disci- )
idénticos, incluso si estos contextos son ajenos a la Escuela yapa
plina de enseñanza sólo libera al que la adquiere si llega a ser.
rentemente están muy alejados de la situación de aprendizaje}
capaz, progresivamente, de descubrir lo que caracteriza a un 1
O bien, en efecto. hay que resignal-se al hecho de que lo que
tipo de problemas frente al que puede movilizar un deterrnina- \
se aprende en la Escuela sólo sirve para tener éxito en la Escue
do tipo de respuestas, de soluciones, de correspondencias. La
la, o bien hay que estar de acuerdo con que lo que se forma
cultura libera sólo si, tras los habituales enunciados escolares
en la Escuela es la capacidad de poner en con-espondencia una
que remiten a tareas convencionales, frente a realidades nuevas I
,
fecundidad. es el que garantiza la eficacia intelectual. El rechazo radical de G. Di
Lorenzo a separar método y saber corresponde, en mi propia presentación de las
cosas, a la afirmación de que no hay nunca anterioridad ni identificación de una
familia de problemas en r~lación con las herramientas que permiten tratarlas, ni el
dominio de estas herramientas en relación con la identificación de la familia de pro
blemas ... sólo existe apreh~nsión interacti\"a de los dos elementos (d, EllSeig'ler. see.
nairo pour 1m mélíer /lOIII",'Q/I, ESF Editeur, París, 3" edición, 1990, páginas 152 y
siguientes).
\ 185
CAPITULO 29
La soledad y el equipo
(
suradas que les hacen so!'>tener, cuando se espera de ellos que de a priori sus divagaciones hacia la dictadura demagógica de los '(
palien sistemáticamente las debilidades de sus miembros, que iguales o los ucases tecnocráticos de los expertos. Los excesos de (
les dispense de autenticidad, e incluso les excuse sus traiciones. la Historia están ahí, en efecto, para recordarnos que, por poco (
Demasiados equipos se constituyen así en la complicidad para que las circunstancias se presten y que los líderes sean hábiles,
esconder aquello de lo que no se está demasiado orgulloso en se alcanza el consenso en las decisiones más discutibles ... Pero,
e
conjunto o, simplemente, para permitir a algunos que se escon (
simétricamente, la competencia -aunque se reconozca y se
dan en el conjunto. El mito del equipo es tan fuerte actualmen honre al más alto nivel- no evita, tampoco, la improvisación, la -(
te que a veces se llega a cubrir los proyectos más banales con sus
oropeles sin que nadie descubra el engaño. La existencia de un
ceguera testaruda, la confiscación del poder por algunas elites r
que creen estar habilitadas para decidir sobre el bien común... (
grupo que se supone que ha actuado en concierto desactiva, así, Estas últimas, además, alimentan sus convicciones con su des
en la mayoría de los casos, el menor espíritu crítico; la más (
deño por los vagabundeos de la masa, mientras que ésta fortale
mínima sospecha sobre la pertinencia de sus propuestas se per ce su determinación al chocar con la suficiencia de las elites. Por (
cibe como un crimen de lesa majestad, una infracción grave a la ello, si hay un desafío que nos impone la modernidad democrá (
solidaridad social. Según e:,[á lógica, gentes con buenas inten
ciones del siglo XVII habrían rechazado, sin duda, las Medi
tica, este es el de mantenernos a la misma distancia de los arre ,
t'
bien que de su propia coherencia y de la inventiva de que dé la ética es lo que realmente está en el centro de lo político; que
muestra para hacer que los alumnos tengan éxito.
es ella, y sólo ella, la que puede transformar un colectivo en
Esta derÍ\'ación procede, en realidad, de una confusión entre
comunidad.' Porque la ética -perdónenme la repetición- es esta
la democracia como sistema de gestión política de la decisión
to: ahora bien, el experto niega esta posibilidad cada vez que uti
soluciones pertinentes y contribuye automáticamente a la pro
(
liza el argumento de autoridad, impide el examen y prohibe, por
moción de todos sus miembros al rango de sujetos autónomos.
el status que da a su discurso, toda discusión y todo cuestiona
Ahora bien, la democracia SUpone precisamente, si no la exis
miento... Pero los iguales pueden, también, negar esta posibili
tencia de sujetos autónomos, al menos el esfuerzo para consti
.:sfuerzo paciente, y que precisa renovación cons'tante, para puramente formal, requiere la existencia de sujetos capaces de (
crear las condiciones de la constitución de los individuos en
~~jetg~:la democnlcia corre el riesgo d~ no ser más que una peti
comprometerse lúcidamente, y, por lo tanto, alejarse de la pala-
ción formal, especialmente e:;tim:lhl,> pCI'Q en la que
L Sobre e,te pllllto, n'.",c d (;\pítlllo JI:>: "De lo políticu»"
188 I LA OPCiÓN DE EDUCAR
29, LA SOLEDAD Y EL EOUIPO 1189
bra seductora a la vez que de la presión de la masa. Yel equipo, profundo, lo más auténtico posible. Yo no formo un equipo con
si quiere dejar de ser un simple tótem, requiere, también, indi tigo si no somos capaces de interpelamos el uno al otro sobre
viduos capaces de colaborar resistiendo a las presiones de la todas estas pequeñas facilidades por las que traicionamos a la
facilidad y al peligro de la complicidad. Ambos requieren, de
persona que hay en nosotros, porque no dejamos emerger a la
hecho, una determinación ética fundadora que algunos disposi
persona que hay en los otros: cada vez que pegados a la medio
tivos pueden venir a apuntalar, pero nunca a reemplazal~ Sin
cridad, renunciamos a la esperanza de lo maravilloso; cada vez
duda, gracias al equipo uno puede estar menos solo para afl"on qlle privamos a otro de la posibilidad de comprender lo que
tar la experiencia ética, pel"O no debemos esperar que el equipo
decimos, de examinado. de experimentado paJ"a desecharlo o
nos dispense de ésta. El mismo hecho de estar sometido a
adop~arlo; cada vez que nos dejamos llevar por la tentación de
influencias, situado frente a modelos positivos de identificación, exigir, si no la sumisión, al menos los agradecimientos o las feli
no puede suprimir la adhesión de una conciencia al principio
citaciones sometidos por lo que hemos dado... En cambio,
según el cual ésta tiene la responsabilidad de la emergencia de
puedo fOI"mar un equipo contigo si nuestro trabajo en común
la del otro. Yen la medida en que, precisamente, la educación,
nos permite explicitar mejor nuestras palabras y excluir de ellas
en cuanto es requerida por el propio proyecto demoCl"ático, es
);¡ imposición y la demagogia; si somos capaces de permitir al
el trabajo de elaboración de las condiciones de constitución de
otro que influya en lo que decimos sin, por ello, ceder; si pode
esta conciencia, sería como mínimo paradójico que se pudiera
1110S comprender, incluso en su torpeza, la agitación de un suje
soñar con dispensar al educador de lo que quiere suscitar en el
otro. to que intenta existir frente a nosotros; si sabemos aceptar el
riesgo de permitirle que se exprese, y asumimos conjuntamente
Se puede decir entonces que, en materia educativa más que
I()s peligros de ayudarle en esta empresa ... » En realidad, formo
en otros temas, la ética es quien salva al equipo. y no a la inver
II n equipo con otros cuando circula entre nosotros esta «espera
sa. Es mi determinación ética la que me permite -con la de mis
positiva» que no es exigencia de reciprocidad mercantil y de la
iguales que, como la mía, nunca está definitivamente asegura
que hemos visto que era constitutiva de la ética en pedagogía.
da- hacer del grupo en el que participo una empresa colectiva al
Que exista además, aquí. un isomorfismo entre la relación peda
servicio de lo humano. Además es esto lo que da grandeza a la'
gógica y la que los educadores intentan vivir entre ellos no es
ética, le confiere su carácter irremplazable y fundador, pero
algo que me desplazca. y ello, en el fondo, puede ayudamos a
también lo que explica su telTible precariedad: puesto que suce
avanzar un poco sobre una cuestión que debe picar al lector
de que estoy solo en un grupo manifestando esta exigencia,
desde hace ya algunas páginas, la de la «formación» de la ética
minoritaria y ridícula, amenazado por todas partes, tentado de en el educador.
ceder a las facilidades de la obediencia ... y es realmente difícil
resistir.
Por ello, sin nunca dispensar a nadie de ejercer su libertad, el
equipo puede ser al menos un lugar de exigencia recíproca, un
encuentro entre personas que se prohiben toda complacencia
entre ellas en nombre de la solidaridad que les une: «Formo un
equipo contigo, no si excusas mis debilidades o me permites
camuflarlas, sino si tu mirada me invita a ser más fuerte y tu
presencia a dar lo mejor de mí mismo, lo más riguroso, lo más
.. ~