viaje & turismo
“Maciso de l’Air: núcleo montañoso formado por piedra
volcánica negra, la cual genera un paraje fantasmagórico,
roto de cuando en cuando por el exuberante verdor
de alguno de los oasis que salpican el entorno”.
Seguimos nuestro camino hacia la al que se presentan todos los jóvenes
pequeña población de Kaolak, centro bororos, que se maquillan la cara y dan
neurálgico de la cultura bororo, una etnia vida a toda una serie de gesticulaciones,
de la familia de los conocidos pastores gestos y cánticos con el único objetivo de
nómadas peuls, que dejan deambular sus que las mujeres solteras se fijen en ellos.
vidas por este extenso territorio al son de Es una verdadera explosión de color en
sus animales y de los pastos que comen. medio de la más intensa nada, un lugar
Durante el mes de septiembre, se donde la falta de todo hace de esta gente
, celebra la fiesta del Gerewol, que resulta un pueblo muy particular, habituado a su
ser un verdadero concurso de belleza duro entorno.
z. “Níger y el silencio, la extensión
de arena que se pierde en el horizonte,
el color cambiante de las onduladas
dunas según la incidencia del sol;
todo un mundo de sensaciones
se abren ante nuestros sentidos”.
Dejamos este territorio para seguir
ascendiendo hasta la puerta del Sáhara.
Tal como vamos comiendo kilómetros,
el paisaje va cambiando paulatinamente
hasta transformarse en un gran mar de
dunas y arena.
La ciudad de Agades va apareciendo
ante nuestros ojos con todo su
esplendor y con toda su energía del
pasado, vinculada al tiempo en la que
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fue una de las ciudades caravanas por
excelencia.
Continuamos por el macizo de l’Air al
norte de Agades, un núcleo montañoso
formado por piedra volcánica negra, la
cual genera un paraje fantasmagórico,
roto de cuando en cuando por el
exuberante verdor de alguno de los oasis
que salpican el entorno.
Timia es un buen ejemplo de aquellos
oasis, un lugar impactante salvaguardado
por un antiguo fuerte francés y en donde
la etnia de los touaregs convive en total
armonía con un entorno hostil para la
mayoría de los hombres.
Adentrarse en la inmensidad del
desierto es una de las experiencias
que todo el mundo tendría que vivir
una vez en la vida. El silencio, la
extensión de arena que se pierde en el
horizonte y el color cambiante de las
onduladas dunas según la incidencia
del astro rey son todo un mundo
de sensaciones que se abren ante
nuestros sentidos.
En pocas palabras, es difícil trasmitir
lo que representa un contacto con Níger;
lo más recomendable es decidirse a
visitarlo.
TEXTO Y FOTOS DE X AVIER GIL
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