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Congreso constituyente (1856-1857)

Estuvo formado por una mayoría de liberales moderados, un activo grupo de diputados
liberales y otros conservadores.
La Comisión redactora del Nuevo Proyecto de Constitución estuvo integrado por:
Ponciano Arriaga (liberal, Presedente del Congreso y de la Comisión redactora). Joaquín
Cardoso (liberal). José María Cortés y Esparza (liberal moderado). Pedro Escudero y
Echánove (liberal moderado). León Guzmán (liberal, vicepresidente de la Comisión
redactora). José María Mata (liberal). Isidro Olvera (liberal, secretario de la Comisión
redactora).
Antes de iniciarse la discusión y aprobación de la nueva constitución fue promulgado el
Estatuto Orgánico Provisional de la República Mexicana por Ignacio Comonfort, que debía
regir provisionalmente al país.
Entran posteriormente a la Comisión redactora:
José María Castillo Velazco (liberal ). Melchor Ocampo (liberal).
Liberales:
Pedro Baranda, Santos Degollado, Benito Gómez Farías, Valentín Gómez Farías,
Guillermo Prieto, Ignacio Ramírez, Manuel Romero Rubio, Ignacio Luis Vallarta, Francisco
Zarco, José Emparán, Justino Fernández, Ignacio Mariscal.
Conservadores:
Antonio Aguado, Mariano Arizcorreta, Marcelino Castañeda.
En total 95 diputados firmaron la Constitución

Debates centrales
Restauración de la constitución de 1824, propuesta por los Diputados del ala moderada y
conservadora, encabezada por el Diputado Marcelino Castañeda. Fue finalmente
desechada.
Libertad de imprenta.
Libertad de enseñanza.
Abolición de la pena de muerte.
Libertad de trabajo.
Derecho de propiedad.
Juicio por jurados (no se aprobó).
Elección directa (no se aprobó).
Creación del Senado (no se aprobó).
Libertad de cultos. Fue el tema más discutido. No se incorporó textualmente a la
Constitución, por 65 votos contra 44. sin embargo, al no prohibirse la tolerancia religiosa
quedó implícita la libertad de cultos. El Diputado Ponciano Arriaga introdujo un artículo
dando facultades a los poderes federales para legislar en materia de culto.

Texto constitucional
Esta Constitución significó el triunfo del Federalismo y el inicio de la Reforma liberal.
Organizó al país en una República representativa y democrática, y estableció un sistema
unicameral que fortaleció al Poder Legislativo. Su capítulo fundamental es el que se
refiere a las Garantías Individuales.
Principales artículos.
- Artículo 3º Libertad de enseñanza.
- Artículo 4º Libertad de trabajo. Todo hombre es libre de abrazar la profesión que mejor le
acomode.
- Artículo 5º Ningún contrato puede significar la pérdida de la libertad, ya sea por causa de
trabajo o de voto religioso.
- Artículo 6º No puede ser coartada la manifestación de las ideas, salvo que violen
principios de carácter moral o derechos de terceros.
- Artículo 7º Es inviolable la libertad de Imprenta. Los delitos sobre la misma serán
juzgados por la Ley que corresponda.
- Artículo 13º Nadie debe ser juzgado por leyes privadas ni tribunales especiales. Ninguna
persona ni corporación pueden
tener fueros.
- Artículo 23º Queda abolida la pena de muerte, salvo en casos que la Ley prevé.
- Artículo 27º Ninguna corporación civil o eclesiástica podrá ser propietaria o administrar
bienes raíces, salvo los edificios destinados al objeto de la institución.
- Artículo 123º El poder federal intervendrá en materia de culto religioso, de acuerdo a la
Ley

Reacción contra la constitución


La iglesia condena a la Constitución por considerarla contraria a su dogma, por suprimir
sus fueros, impedirle administrar bienes raíces, quitarle el monopolio educativo y dejar
abierta la posibilidad de legislar en materia de culto, además de permitir la tolerancia
religiosa. Finalmente, excomulga a quienes la juren, apoya al grupo conservador
interviniendo en la guerra.
El grupo conservador: Félix Zuloaga proclama el Plan de Tacubaya desconociendo a la
Constitución de 1857 por considerarla contraria a los intereses de los mexicanos,
reconoce como procedente a Comonfort y pide la reunión de un nuevo Congreso
Constituyente.
Dentro del propio gobierno: Comonfort considera imposible gobernar con esta
Constitución que por su sistema unicameral deja maniatado al ejecutivo. Da un golpe de
Estado y se adhiere al Plan de Tacubaya.
Guerra Civil: Las posiciones de los grupos políticos se radicalizan llevando a una
polarización total a la sociedad, se inicia la Guerra de Reforma que dura tres años.
Coexisten dos gobiernos, el liberal y el conservador, de 1858 a 1867. Ambos recurren al
extranjero en busca de ayuda.

La aplicación de la Constitución en la época de Juárez,


Lerdo y Díaz.
La Constitución de 1857 ha sido considerada por los más prominentes juristas como un
documento que, aunque establecía un sistema presidencial de gobierno, contenía
matices o tintes parlamentarios, en otras palabras, como un sistema que imponía la
preeminencia del poder legislativo, supresión del senado, el establecimiento de un
segundo periodo de sesiones, la facultad otorgada al Congreso para convocar con una
mayoría simple a sesiones extraordinarias, la figura de refrendo ministerial y la obligación
de los secretarios de despacho de informar al Congreso, y la restricción al otorgamiento
de facultades legislativas al ejecutivo para los casos de emergencia y suspensión de
garantías. Emilio Rabasa, en su clásico La Constitución y la dictadura (1912), opina que
este hecho obligó al ejecutivo a gobernar al margen de la Constitución. Finalmente, y
como resultado del proceso revolucionario iniciado en 1910, se convocó a un nuevo
Constituyente en 1916 y se promulgó la Constitución Política de los Estados unidos
Mexicanos de 1917. esta sentó las bases formales del presidencialismo mexicano que
hoy conocemos.
En perspectiva histórica, Lorenzo Meyer sostiene correctamente que la evolución de la
presidencia no ha sido lineal y progresiva, sino que ha oscilado entre la absoluta debilidad
y el extremo poder. De 1824 a 1867, la presidencia fue débil, con pocos recursos de poder
y poca capacidad para mantener unida a la nación o defenderla de las amenazas
externas. Después de 1867, el péndulo se movió progresivamente al otro extremo y ahí
permaneció durante los treinta años del Porfiriato. El estallido de la Revolución regresó el
péndulo al sitio de la debilidad, el poder recayó en los ejércitos y sus líderes.
Con la victoria del gobierno republicano sobre el imperio de Maximiliano en junio de 1867
se inicio un nuevo periodo histórico que duró hasta mayo de 1911, fecha en que el general
Porfirio Díaz abandonó el poder a raíz del estallido de la Revolución Mexicana. Dividida
en dos subperiodos : el primero conocido como el de la "República Restaurada.
Los años que corrieron de 1867 a 1876 se caracterizaron por el resquebrajamiento de la
alianza liberal en facciones personalistas que lucharon entre sí como habían peleado
contra el partido conservador y la intervención extranjera.
El primer propósito del gobierno de Juárez al instalarse en la ciudad en México fue que el
país recobrara cuanto antes su vida constitucional. El 14 de agosto de 1867, se publicó la
convocatoria a elecciones para renovar todos los poderes del Estado. En ella quedó
incluido el programa político de Juárez y de su secretario de Gobernación y de Relaciones
Exteriores, Sebastián Lerdo de Tejada, cuyo fin era reformar la Constitución de 1857 para
robustecer el poder ejecutivo. Las propuestas eran cinco y consistían en:
restablecer el Senado y así equilibrar el poder legislativo en manos de la Cámara de
Diputados.; imponer el veto del ejecutivo sobre proyectos de ley emitidos por el legislativo,
ya que la Carta Magna daba mayor poder a este último que al ejecutivo; autorizar a los
ministros a contestar, en comunicaciones escritas, las preguntas del Congreso, con lo cual
quedaría testimonio de los asuntos que se trataban; limitar las facultades de la Comisión
Permanente para convocar a sesiones extraordinarias del Congreso, ya que esta facultad
se ponía en práctica con demasiada frecuencia; variar la forma en que el presidente de la
República podía ser sustituida en ausencia también del presidente de la Corte de Justicia,
con lo cual Juárez y Lerdo se proponían evitar otro problema sucesorio como el que
habían tenido en 1865 con el general Jesús González Ortega.
Juárez se enfrentó a Díaz en las elecciones presidenciales y los resultados le dieron un
triunfo contundente. El 8 de diciembre devolvió las facultades extraordinarias al Congreso
recién instalado, mismo que lo declaró presidente constitucional pocos días después.
Porfirio se separó de la vida política, no así el grupo porfirista cada vez más importante
en el Congreso y se opondría a todas las medidas dictadas por el ejecutivo, empezando
por las reformas a la Constitución.
De enero a junio de 1871 se desarrollo la campaña electoral entre Benito Juárez, Lerdo
de Tejada que dimitió del gabinete en enero de 1871 y el tercero en discordia fue Díaz.
Ninguno obtuvo la mayoría absoluta por lo que el Congreso tuvo que declarar a uno de los
tres y Juárez, el 12 de Octubre es electo. Todo desembocó en la revuelta de la Noria en
noviembre de 1871 y con esto Juárez intenta en vano reformar la Constitución el primero
de abril de 1872. Juárez muere el 18 de julio de 1872. Sebastián Lerdo de Tejada asume
la presidencia interina de la República como presidente que era de la Suprema Corte de
Justicia.
Lerdo comienza su cuatrienio como presidente constitucional el primero de diciembre de
1872. El 21 de noviembre había recibido la visita de Porfirio Díaz , quien lo tildara de "jefe
del partido conservador" cuyo propósito era volver a poner al país bajo la tutela del clero.
Lerdo se mostró como un reformista radical y rígido y emprendió una política anticlerical
que se manifestó en tres aspectos:
a) la inclusión en la Constitución de las Leyes de Reforma y su subsecuente
reglamentación;
b) la expulsión de algunos jesuitas y la prohibición a las hermanas de la Caridad de vivir
en comunidad;
c) la protección y el favoritismo mostrado con los protestantes establecidos en México
El 25 de septiembre de 1873 se anunció que se adicionaban las Leyes de Reforma a la
Constitución, y la reglamentación de la ley se hizo esperar un año y se publicó el 14 de
diciembre de 1874.
El 13 de noviembre de 1874, el presidente anunció que el poder legislativo de la nación se
depositaba en un Congreso general que se dividiría en dos cámaras, una de diputados y
otra de senadores.

Programa político del liberalismo


La constitución de 1857 tenía dos rasgos fundamentales:
- Federalista y ,
- Parlamentaria
El federalismo había estado íntimamente ligado con el liberalismo desde la Constitución
de 1824. Aparecieron en la superficie de la sociedad la fuerza de los poderes locales
representada por los caciques. El liberalismo contó con el apoyo de estos elementos
fundamentales a nivel regional. En términos generales, a lo largo del siglo XIX los
caciques fueron elementos de modernización al promover un capitalismo incipiente a nivel
local. Frente a la enorme concentración de tierras en manos de la Iglesia, los caciques se
proponían desarrollar un mercado local, y por ende, ambicionaban las tierras que el clero
explotaba pobremente.
Los caciques veían en esa forma de organización política una garantía para el
mantenimiento de su independencia respecto al poder central. Establecer un cierto
equilibrio entre los intereses locales y el proyecto nacional, el sistema federal americano
que había servido de modelo estableció dos cámaras, una de origen popular y la otra, el
senado, que representaba los intereses locales en su conjunto. En México y bajo la
influencia de la Revolución Francesa se descartó la cámara de senadores por
considerarla aristocratizante y se deposito el poder legislativo en una sola cámara.
Juárez propuso la creación de la cámara de senadores como elemento fundamental de
centralización política. El senado tendría entre sus atribuciones, la de declarar
desaparecidos los poderes constitucionales de los estados y nombrar al gobernador
provisional, resolver los conflictos que surgieran entre poderes de un estado. El senado
sería, a diferencia de los Estados unidos, una poderosa arma del Ejecutivo Federal para
intervenir en la política local.
Juárez propuso que el presidente pudiese vetar las iniciativas del legislativo, para su
nueva aprobación requeriría no de la mayoría sino de las dos terceras partes de los botos
a favor. La reforma propuesta consistía en limitar las atribuciones de la comisión
permanente para convocar, en los periodos de receso de la cámara, a sesiones
extraordinarias. El presidente quería fortalecer el poder del Ejecutivo Federal en su doble
carácter, como representante del proyecto nacional frente a la multitud de proyectos
locales, y en su calidad de poder ejecutivo, frente al poder omnipotente del legislativo.
Propuso una extensa política de conciliación. Esta respondía a la realidad; el liberalismo
representaba a una minoría ilustrada frente a la inmensa mayoría ignorante y bajo la
enorme influencia de la Iglesia. En una sociedad mayoritariamente agraria como lo era
México durante todo el siglo XIX, era normal que el liberalismo representase a una
minoría, restableciendo el voto pasivo a los miembros del clero, de esta manera la Iglesia
estaría representada en la cámara, evitándose así que se organizara al margen de las
estructuras liberales y en contra de ellas. Extendía esta política de conciliación a todos
aquellos que, ya fueran liberales o conservadores, hubieran ayudado al Imperio. Era tan
extensa esta política que sólo quedaron excluidos tres personajes: los generales
Leonardo Márquez y José López Uraga y el obispo Antonio Labastida y Dávalos. Cada
uno de ellos ejemplificaba una corriente política que había apoyado al Imperio.
Leonardo Márquez representó al militarismo más cruel.
Labastida y Dávalos representaba al sector más reaccionario y combativo de la Iglesia
mexicana. Regresó a México con las tropas francesas y ocupó nada menos que la
regencia del Imperio.
El general José López Uraga representaba al amplio sector liberal que desertó para unirse
al Imperio. El nivel de deserción en las filas liberales fue tan extenso que al restablecerse
la república Manuel Payno encontró 104,000 solicitudes de empleos. Payno quiso publicar
la lista de los solicitantes y Sebastián Lerdo de Tejada se opuso argumentando que de
hacerlo el partido liberal desaparecería. La justificación de esta extensa deserción se
basaba en la coincidencia del programa liberal con el aplicado por Maximiliano.
Frente a la deserción liberal se formó un pequeño grupo de una treintena de hombres que
se mantuvieron firmes en contra del Imperio, "LOS INMACULADOS DEL PASO DEL
NORTE", formaron desde 1867 una verdadera élite que controlaría los puestos claves del
poder hasta su paulatina desaparición física. Benito Juárez Sebastián Lerdo de Tejada,
José María Iglesias, José María Lafragua, José María Vigil, Guillermo Prieto, Porfirio Díaz,
Manuel González, Mariano Escobedo e Ignacio Mejía entre otros.
El presidente Ignacio Comonfort consideraba que una Constitución con un poder ejecutivo
débil y un parlamento omnipotente sería nefasta para el país. Comonfort concluía que en
México la tendencia general era hacia la disgregación, de ahí, la importancia de tener un
poder ejecutivo fuerte, capaz de imponer un proyecto nacional.
La Constitución pasó a ser el emblema liberal a lo larga de diez años de lucha. Al regresar
Juárez, la Constitución aparecía como la justificación a todos los sacrificios y se le
consideraba como la solución a los problemas nacionales. Las reformas propuestas por
Juárez fracasaron, pues los caciques se sintieron amenazados por la política
centralizadora que en ella se delineaba. Se le atacó argumentando que el sistema de
plebiscito no estaba contemplado por la Constitución. Toda reforma debería ser aprobada
por el Congreso Federal y por la mayoría absoluta de las legislaturas locales. La
convocatoria dio origen a la primer tormenta política de la república restaurada y se le
consideró como la causa que dividió al partido liberal en dos fracciones: la juarista y la
porfirista.
Porfirio Díaz carente de un programa político, tomó el de un constitucionalista
intransigente, frente a Juárez , de personificar la Constitución, aparecía como su primer
transgresor. Con el tiempo Díaz se convertiría en el líder de los caciques que resentían la
política centralizadora del gobierno, unidos a los caudillos militares profundamente
resentidos por un régimen civilista que les debía el triunfo y que una vez en el poder los
desplazaba. Al fracasar las reformas propuestas por Juárez en la convocatoria, el
presidente se vio obligado a vivir al margen de la constitución. Durante los 112 meses que
duró la República restaurada, tanto Juárez como Lerdo de Tejada solicitaron durante 49
meses la suspensión de las garantías individuales. Es decir, para poder actuar el
Ejecutivo se vio obligado a utilizar facultades extraordinarias.

La presidencia de Sebastían Lerdo de Tejada


Con la desaparición legal del partido conservador, el partido liberal conoció a partir de
1867 un proceso de constantes divisiones internas. La cohesión que dicho partido
mantuvo desapareció en el momento del triunfo.
Desde 1867 los candidatos a la presidencia de la República surgieron exclusivamente
de las filas liberales. Benito Juárez y Porfirio Díaz.
En julio de 1871, la división del partido se acentuó al aparecer una tercera candidatura
liberal, la de Sebastián Lerdo de Tejada. Era difícil precisar las diferencias políticas entre
estos tres candidatos, declaraban compartir las ideas liberales cristalizadas en la
Constitución de 1857, fracciones personalistas.
Porfirio Díaz, quien carecía de un verdadero programa político, atacaba a Juárez de
violar la Constitución. La posición del Presidente era la más vulnerable pues sufría un
desgaste lógico del ejercicio del poder. Sus oponentes criticaban su política y a cambio
hacían promesas para el futuro. La reelección del presidente Juárez contaba con una
oposición cada vez más creciente. El grupo civilista apoya a Sebastián Lerdo de Tejada.
Díaz, además de representar a los militares resentidos y a los caciques temerosos de
la política centralizadora de Juárez, pertenecía a una generación diez años más joven que
la del presidente. Esta generación creía que había llegado el momento de renovar a la
clase política representada por el Ejecutivo. En Octubre el congreso declaró electo a
Juárez. Al mes siguiente estalló la revuelta de la Noria encabezada por Porfirio Díaz. El
plan de la Noria se oponía a la reelección indefinida de Juárez. Añadía que el presidente
violaba sistemáticamente la Constitución al intervenir en los otros dos poderes de la
Unión y al atropellar la soberanía de los Estados. La revuelta perdió todo sentido a la
muerte del presidente Juárez. Sebastián Lerdo de Tejada ocupó la presidencia provisional
y en el verano de 1872 resultó electo en los comicios. Lerdo de Tejada se hizo cargo de la
presidencia bajo los mejores augurios y en un lapso de tres años se hundió en una gran
impopularidad.
Durante la presidencia provisional, Lerdo decretó una ley de amnistía que acabó por
desmantelar definitivamente a los rebeldes porfiristas, sin embargo perdieron sus grados
militares y condecoraciones. Porfirio Díaz se acogió a la ley de amnistía. Lerdo declaró
que gobernaría como jefe de la Nación y no de un partido político. Tranquilizó a los
juaristas e infundió esperanzas a los conservadores. En las elecciones de octubre de
1872 obtuvo 10502 votos y Porfirio Díaz solo 680 y publicó un manifiesto declarando que
su gobierno se apegaría a la Constitución de 1857 y a las Leyes de Reforma. Este
manifiesto echó por la tierra las esperanzas del partido conservador. De la declaración el
presidente pasó inmediatamente a los hechos, iniciativa para expulsar a los jesuitas del
país, enorme descontento entre los miembros de la Iglesia.
El 13 de mayo de 1873 decretó que prohibía toda manifestación pública de culto. El 20
de mayo, dispuso la exclaustración de varias órdenes residentes en la ciudad de México.
El enfrentamiento entre el gobierno de Lerdo y la Iglesia llegó a su clímax en
septiembre de 1873, fecha en que las leyes de Reforma fueron incluidas en la
Constitución de 1857, tanto el partido conservador como la Iglesia habían argumentado
que eran anticonstitucionales pues habían sido decretadas por el presidente y no
promulgadas por el Congreso, no perdían las esperanzas de que dichas leyes fueran
derogadas. Esto provocó una revuelta cristera cuyo centro de acción se situaba en el
Estado de Michoacán. Durante su presidencia, Lerdo de Tejada no pudo terminar con esta
revuelta. Continuando con esta política anticlerical, Lerdo decretó el 1º de diciembre de
1874 la disolución de la obra de las Hermanas de la Caridad, enorme descontento en las
zonas urbanas, pues estas religiosas se dedicaban a cuidar enfermos en los hospitales.
La política lerdista con relación a la Iglesia le enajenó al Ejecutivo apoyos considerables.
Durante el periodo de Sebastián Lerdo de Tejada y ante la indefinición constitucional,
el Presidente consideró que a él le correspondía nombrar a los jueces de distrito y de
circuito. El presidente de la Suprema Corte de Justicia, José María Iglesias, se enfrentó a
Lerdo. Para Iglesias la base de la separación de los tres poderes residía en la
independencia del poder judicial, encargado de vigilar el cumplimiento de la Constitución,
el poder Judicial era el único que no debería depender de los vaivenes políticos puesto
que su función estaba claramente marcada en la Constitución. Para Iglesias la
intervención del Ejecutivo en el nombramiento de los jueces creaba lazos de lealtad con
un poder que le era extraño. Lerdo dividía al poder judicial en dos sectores; la Suprema
Corte de Justicia mantendría su independencia y por la otra la base misma de dicho poder
se ligaría al Ejecutivo. Aunque este conflicto no se resolvió durante la época de Lerdo,
indiscutiblemente creó un enorme distanciamiento entre los dos poderes de la Unión.
La Ley del 19 de mayo de 1875 agravó todavía más la situación. Lerdo pretendía
restringir las facultades de la Suprema Corte de Justicia para amparar a las autoridades
políticas que fueran declaradas inconstitucionales. Provocó la renuncia de José María
Iglesias a su cargo de presidente de la Suprema Corte, y en la sesión del 2 de junio la
Suprema Corte lo obligó a retirar su renuncia.
Al finalizar el año 1875 todas las condiciones eran propicias para que estallara una
revuelta en contra del presidente Lerdo de Tejada. Esta cristalizó el 10 de enero de 1876
cuando el coronel Sarmiento se pronunció enarbolando el Plan de Tuxtepec. En este se
desconocía al presidente, se designaba al general Porfirio Díaz jefe del Ejército
Regenerador y se determinaba que el presidente interino sería nombrado por la mayoría
de los gobernadores de los estados que se adhiriesen al plan.
Tanto en el Plan de Tuxtepec como en el de La Noria se atacaba al presidente de
violar la Constitución al no respetar el federalismo y la división de poderes. Coincidían en
declarar que mediante la imposición de candidatos oficiales el presidente no permitía el
desarrollo de la democracia.
El Plan de Tuxtepec proponía un programa negativo, estaba en contra de la
reelección, el establecimiento del Senado y el mantenimiento de la Ley del Timbre. Tanto
el Senado como la Ley del Timbre tenían un claro objetivo de centralización política que
los caciques repudiaban.
La Ley del Timbre fue un impuesto federal generalizado durante la Intervención
francesa para obligar a los estados a contribuir económicamente en su lucha contra ésta.
El 21 de marzo de 1876 Porfirio Díaz aceptó la jefatura del movimiento y presento las
reformas de Palo Blanco. Díaz propuso que la presidencia interina fuese ocupada por el
presidente de la Suprema Corte de Justicia, es decir, por José María Iglesias. Intentaba
cubrirse de un manto de legalidad constitucional. Una vez llevada a cabo la reforma
constitucional que prohibiese la reelección del presidente, Iglesias no podría presentarse
a las elecciones. De esta manera, Díaz se valía y eliminaba simultáneamente del terreno
político la figura del presidente de la Suprema Corte. Porfirio Díaz logró unificar una serie
de revueltas locales y darle al movimiento el carácter nacional que requería para su
triunfo. A finales de 1873 surgió un movimiento cristero como reacción a las leyes de
Reforma, y para 1875 se había extendido hasta Guanajuato, Jalisco, el Estado de México
y Morelos.
A pesar de su aislamiento político Lerdo decidió presentarse a las elecciones
presidenciales de julio de 1876, el Congreso se reunió el 1º de septiembre y ante la
expectativa general no declaró el resultado de las elecciones hasta el 26 de octubre. Ese
lapso no hizo mas que confirmar ante la opinión pública que Lerdo sería declarado
reelecto para el periodo comprendido entre el 1º de diciembre de 1876 y el 30 de
noviembre de 1880.
El último gran golpe asestado en contra de Lerdo fue dado por José María Iglesias
quien al aparecer la declaración del Congreso a favor de la reelección lerdista, Iglesias
publicó el 31 de octubre un manifiesto proclamando ilegal dicha reelección y
autonombrándose presidente interino, contó con el apoyo de dos estados de la República
Querétaro y Guanajuato. Iglesias publicó un programa de gobierno en el que se
comprometía a que tanto él como los miembros de su gabinete no se presentarían en las
próximas elecciones presidenciales, para demostrar así que su lucha no era de carácter
personalista seno a favor del cumplimiento constitucional. La división de Iglesias debilitó al
gobierno lerdista pues para combatirlo lo obligó a fraccionar aún más sus fuerzas
militares.
La batalla decisiva, 16 de noviembre de 1876, Tecoac, próximas a Huamantla, en el
Estado de Tlaxcala. 3 mil hombres de las fuerzas lerdistas y Porfirio Díaz, 4 mil rebeldes
prácticamente derrotados de 10 de la mañana a 4 de la tarde. Antes de las 5 de la tarde
se presentó el general Manuel González con 3800 hombres. La llegada oportuna de
González transformó la derrota en una victoria porfirista. Lerdo de Tejada entregó el
gobierno civil a un porfirista, Protasio Tagle, y recomendó al general Francisco Loaeza,
comandante de la plaza, que no la entregase a José María Iglesias. En la tarde del 23 de
noviembre Porfirio Díaz hizo su entrada triunfal a la capital.
Díaz proclamó el desconocimiento del gobierno lerdista, el reconocimiento de los
gobernadores que se adhiriesen al Plan, la organización de elecciones generales en dos
meses, la reforma constitucional para prohibir la reelección del presidente y de los
gobernadores y la entrega de la presidencia provisional a José María Iglesias bajo la
condición de que aceptara públicamente el Plan de Tuxtepec.

La Formación del Estado Laico en México.


LOS DIPUTADOS CONSTITUYENTES.
Valentín Gomez Farías, Francisco Zarco, Guillermo Prieto, Pedro Escudero y Echánove,
Santos Degollado, Inacción Ramírez, José María del Castillo Velasco, León Guzmán
Isidoro Olvera, Ponciano Arriaga, José María Mata, Ignacio L. Vallarta, Mariano y Vicente
Riva Palacio, Melchor Ocampo y José María Lafragua, fueron electos diputados
constituyentes, estos dos últimos prácticamente no llegaron a intervenir en las sesiones
parlamentarias. Muchos de estos diputados poseían una regular cultura política y algunos
conocían con cierto detalle el texto de la Constitución norteamericana y habían leído el
libro de Tocqueville sobre La democracia en América, así como las obras de los
principales tratadistas de esa Constitución. Además, el funcionamiento de las instituciones
constitucionales de Inglaterra, España y especialmente Francia, no les era desconocido.
Trabajaron sobre El modelo de Filadelfia, haciendo del gobierno un equilibrio de fuerzas,
disposiciones que rompieron fundamentalmente el equilibrio constitucional: la cámara
única, la supresión del veto presidencial, la acción congresional ininterrumpida, el juicio
político sin garantías de justicia, en una palabra, la omnipotencia del legislativo.
Casi cuatro meses tardó en elaborarse el proyecto de Constitución, los debates que más
adelante dividieron a los constituyentes, sobre todo los relativos a las materias religiosas y
a la organización del propio Congreso. Los temas que se debatieron, la altura y seriedad
del propio debate, el modelo histórico que se vivía, la formación intelectual y la
responsabilidad de los constituyentes más destacados permiten afirmar que el Congreso
Constituyente de 1856-1857 es el más importante de la historia constitucional mexicana.
EN LA ARENA PARLAMENTARIA
Los debates más significativos fueron los relativos al proceso de reforma que tímidamente
había comenzado bajo el gobierno de Juan Álvarez, en concreto la libertad de culto y la
relación con la Iglesia, el nuevo equilibrio entre los poderes ejecutivo y legislativo; el
restablecimiento de la Constitución federal de 1824; y el problema de la propiedad
inmueble. Un asunto no fue puesto a discusión: la forma republicana del gobierno. Desde
Ayutla, quedó claro que los monárquicos mexicanos estarían excluidos. El Congreso
Constituyente, como fruto de una revolucion prerrepublicana, impidió que fuea discutida
abiertamente la cuestión más urgente del momento y la que a la larga costaría tanto
derramamiento de sangre: la forma de gobierno. En materia religiosa el proyecto de la
comisión incluyó las tres polémicas leyes "prerreformistas". La ley Iglesias, que declaró no
obligatorio el pago de los derechos y de las obvenciones parroquiales; la Juárez, que
ordenó la supresión de los fueros eclesiásticos y militar en los juicios civiles y renunciable
en los criminales; y la ley Lerdo, que obligó a desamortizar la propiedad vinculada tanto a
corporaciones civiles como a la Iglesia. La libertad de cultos provocó las más encendidas
objeciones. Los que la favorecían argumentaron que la república solo superaría sus
graves dificultades si admitía una considerable colonización de extranjeros,
principalmente europeos, para lo cual se hacía indispensable admitir la libertan de cultos.
Los detractores afirmaron que con ella se pondría en riesgo la unidad de los mexicanos.
El Constituyente aprobó el artículo 123 que dotó a los poderes federales de la facultad de
intervenir en las materias de culto religioso y disciplina externa, lo que equivalía a
reconocer el ejercicio de un cierto patronato sobre la Iglesia. Nadie quedo plenamente
satisfecho con la reglamentación que finalmente hizo la Constitución de esta importante
materia, que aceleró y legitimó el proceso de secularización de la vida social de los
mexicanos iniciado con las reformas de los monarcas Borbones. Esta inconformidad fue
una de las principales causas del amplio rechazo al texto constitucional y de la posterior
guerra de Reforma, aunque no la única. Otra provino del deficiente y endeble equilibrio
que estableció entre poderes.
INCONFORMIDAD CONSERVADORA
Los Conservadores prácticamente excluidos del seno del Congreso Constituyente, no
ofrecieron un proyecto de Estado alternativo al propuesto en la nueva Constitución.
También divididos, coincidieron en la defensa de la religión -como el último y único lazo de
unidad entre los mexicanos- y de la propiedad - tanto de la privada como de la
corporativa, sin embargo, con o sin la ayuda de la Iglesia pero si con la del ejército y la del
pueblo, comenzaron a organizar la oposición, defender la religión y la independencia
nacional, que se respetasen la religión y los fueros. Durante todo el año de 1857 creció el
descontento provocado por la desamortización de las fincas rústicas y urbanas de las
corporaciones civiles y eclesiásticas y de las tierras comunales de los pueblos indígenas,
y por el juramento a la Constitución exigido por el gobierno a los sacerdotes y a los
empleados públicos. Rechazo generalizado a la Constitución, y finalmente a la
proclamación del Plan de Tacubaya, el 17 de diciembre, por parte del general Félix
Zuloaga, desconoció a la nueva Constitución y Comonfort, quien no podía verse
transformado como un presidente constitucional en cierta forma sometido al Congreso se
adhirió al de Tacubaya.
El texto de la Constitución de 1857 no satisfacía prácticamente a nadie y los
conservadores la rechazaron por irreligiosa e inmoral, y por estar plagada de principios
filosóficos abstractos, ajenos al pueblo mexicano.
El papa Pío IX atacó los artículos aprobados de la Constitución en materia eclesiástica y
religiosa, acusando al gobierno mexicano de injuriar a la religión, a la Iglesia católica, a
sus ministros y pastores, a sus derechos y a la propia autoridad pontificia, por todo lo cual
condenó y declaró "írritos y de ningún valor los enunciados decretos".
El 11 de enero de 1858 el mismo Auloaga pronunció en contra de Comonfort y se convirtió
en presidente interino con su gabinete conservador.
La Guerra de Reforma, o de Tres Años, fue la más Sangrienta e Intransigente de las
conflagraciones civiles del siglo XIX mexicano independiente.
La libertad de cultos no se decretó hasta diciembre de 1860, días antes de finalizar la
guerra, lo que demuestra la cautela con la que se trataba el asunto de la religión.

Ley Juarez
Con la Ley Juárez (1855)- Elaborada por Benito Juárez mientras era Ministro de Justicia.
Consideraba a todos los ciudadanos iguales ante la ley con lo que suprimía los privilegios
del clero y del ejército. Otro de los puntos importantes declaraba que ni los matrimonios ni
los entierros eran asuntos del clero, sino del estado, lo cual le quitaba a ésta una fuente
de recursos que había tenido por más de trescientos años.
Obviamente, el descontento entre los conservadores ocasionó largos debates dentro del
Congreso instalado en 1856, formado en su mayoría por liberales radicales pero con
presencia de moderados y conservadores. Mientras que los liberales querían la división
de las grandes propiedades en pequeños propietarios, los conservadores argumentaban
que la iglesia tenía derecho a tener sus propios bienes y que las comunidades indígenas
saldrían perjudicadas con el fraccionamiento de sus tierras.
Por ser mayoría, los liberales resultaron ganadores y promovieron una nueva Constitución
que incluyera estos nuevos principios que fue promulgada el 5 de febrero de 1857:
México sería una República Federal
División de poderes
- Poder ejecutivo en manos del Presidente de la República por un periodo de cuatro años
con derecho a reelección
- El poder legislativo lo ejercería el congreso formado por la Cámara de Diputados.
- Poder judicial a cargo de la Suprema Corte de Justicia y los respectivos tribunales. (El
Presidente de la Suprema Corte de Justicia sustituiría al presidente si era necesario).
Declaraba la libertad de imprenta, de pensamiento, de enseñanza, de comercio, de
trabajo y de asociación.
Establecía la igualdad de los ciudadanos ante la ley.
Establecía el juicio de amparo.
Tales reformas significaban la pérdida de muchísimos privilegios de la iglesia, por lo que
se prohibió a todos los católicos aceptar la nueva constitución, lo cual generó una gran
tensión. Ante esto los conservadores vieron como única solución un levantamiento
armado encabezado por un experimentado general llamado Félix Zuloaga, mismo que
estalló el 17 de diciembre de 1857. En respuesta a esto, el presidente Comonfort
desconoció la Constitución que él mismo había implementado por considerarla un cambio
demasiado rápido, asimismo encarceló a algunos de sus colaboradores más cercanos,
entre ellos Juárez.
Poco tiempo después huyó del país dejando por ley constitucional al Licenciado Juárez en
el Poder, por ser el Presidente de la Suprema Corte de Justicia, por su parte, los
conservadores nombraron presidente al General Zuloaga. A esta lucha por el poder entre
liberales y conservadores se le llamó Guerra de Reforma.
Ambos ejércitos desgastados y con escasez de recursos hicieron varios intentos para
obtenerlos. Por su parte, negociaron un tratado con Estados Unidos, conocido como
McLane-Ocampo, los conservadores buscaron ayuda en España por medio del tratado
Mont-Almont; ninguno de éstos se llevó a cabo, por lo que los ejércitos se siguieron
desgastando.
Mientras la guerra se llevaba a cabo, Benito Juárez, con su gobierno establecido en
Veracruz, expidió las conocidas leyes de Reforma, cuyo principio más importante e
innovador es la separación entre el estado y la iglesia:
a) Ley de Nacionalización de los bienes del clero - Los bienes de la Iglesia ya no tenían
que pasar a manos de los rentistas, sino al estado.
b) Ley del Matrimonio Civil - Sólo el matrimonio como un contrato civil tiene validez para
fines oficiales.
c) Ley del Registro Civil - Registro de nacimientos obligatorios.
d) Ley de Exclaustración de monjas y frailes - Se prohíbe la existencia de conventos y
claustros.
e) Ley de Secularización de Cementerios - Sólo es permitida la inhumación o el
sepulcro en panteones civiles.
f) Ley de Libertad de Cultos - Cada persona es libre de elegir el culto que desee,
asimismo, se prohíbe la asistencia de funcionarios públicos a ceremonias religiosas.

La Dictadura De Díaz
Iglesias rechazó, en una conferencia telegráfica con Justo Benítez, las exigencias de los
textepecanos por consideraras contrarias a la Constitución. Al día siguiente Porfirio Díaz
se autonombró jefe del Poder Ejecutivo y designó su gabinete. El 7 de diciembre Porfirio
Díaz cedió el Poder Ejecutivo al general Juan N. Méndez, para encargarse de dirigir las
operaciones militares en contra del iglesismo.
El 21 de diciembre se llevó en la hacienda La Capilla, cerca de la ciudad de Querétaro, la
única y última entrevista entre Iglesias y Díaz. Este último se negó a entrar en
negociaciones argumentando que al principio el movimiento había buscado una salida
constitucional, pero al fracasar ésta había optado por la revolucionaria. Díaz recomendó a
Iglesias no presentar resistencia militar: las fuerzas tuxtepecanas sumaban 16000
hombres. Díaz concluyó diciéndole que la entrevista tenía por único fin darle una salida
honorable. Iglesias se embarcó en Manzanillo, el 17 de enero de 1877, con destino a San
Francisco.
Se inició un proceso de centralización que logró prácticamente para 1888 la tan anhelada
unidad nacional. Esta integración se llevó a cabo gracias a la dictadura porfirista. El 5 de
mayo de 1877 por vía electoral. Su periodo concluiría el 30 de noviembre de 1880.
Mientras los caciques pretendían mantener su independencia del poder central, los
caudillos tenderían a la centralización. Antagonismo entre el ejército federal y las guardias
nacionales, verdaderos ejércitos locales organizados por su cacique respectivo. El ejercito
federal no podía permitir, por su propia seguridad, la existencia de ejércitos paralelos.
Porfirio Díaz no intervino y dejó a los caciques en libertad para designar o bien ocupar sus
respectivas gubernaturas. La prioridad política del momento era desplazar a los
gobernadores lerdistas. Para debilitar a los caciques en sus respectivas gubernaturas,
Díaz recurrió a la ley decretada por Juárez en 1867; por ella era incompatible el cargo de
gobernador con el de comandante en jefe de las fuerzas locales. Se separaba el poder
político del militar. Una política de reorganización del ejército federal, integrando
paulatinamente al disciplinado ejército lerdista.
La política centralizadora no se podía llevar a cabo sin el previo desarrollo de los
ferrocarriles. Estos lograrían la integración geográfica del país, terminarían con el
aislamiento de los mercados locales y permitirían el desarrollo de un mercado nacional.
El ejército federal sería concentrado y movilizado para combatir de manera escalonada
cacicazgos locales. La primera gran etapa de política centralizadora se llevó a cabo
durante la presidencia de Manuel González, 5371 kilómetros y la red telegráfica, que en
1877 sumaba 9 mil kilómetros llegó en 1887 a 40 mil, hubo llegada de inversión
extranjera. Durante su primera administración Porfirio Díaz centró su actividad en
fortalecer al Ejecutivo Federal, integrando a personas capaces provenientes de otras
fracciones políticas ajenas a la tuxtepecana. La política de centralización como la de
conciliación Díaz la desarrollo al margen de la carta magna y a través de alianzas
personales.
Con respecto a la política de conciliación varios de sus correligionarios ya habían
establecido un Comité de Salud Pública para juzgar a los traidores lerdistas. Díaz dio
instrucciones para disolverlo.
Lerdo y su comitiva fueron conducidos en calidad de libres al puerto de Acapulco.
La política de conciliación fue delineada el 16 de enero de 1877 en una circular del
secretario de Gobernación Protasio Tagle. En ella negaba los insistentes rumores
respecto a una posible nulificación de las Leyes de Reforma, pero aclaraba que la
aplicación de dichas leyes no iniciaría una política de intolerancia y de persecución sino
una etapa de concordia entre mexicanos.
Existió una inestabilidad del gabinete, Hacienda cambió siete veces, Relaciones y
Gobernación, cuatro y Justicia y Guerra, tres. Ninguno de los secretarios nombrados
originalmente terminaron el periodo presidencial, hablando de personalidades juaristas. El
Iglesismo estuvo representado e incluso el sector imperialista.

La política de conciliación hacia los iglesistas


De las dos fracciones liberales desplazadas por los tuxtepecanos, la primera en ser
incorporada a la administración fue la iglesista. Su debilidad militar le vedaba la
posibilidad de regresar al poder por medio de las armas.
En enero de 1878, La Libertad con sus editores habían colaborado estrechamente con
Iglesias. La Libertad nació gracias al apoyo financiero del gobierno porfirista. La
necesidad de combatir toda empresa revolucionaria con el fin de establecer la paz que
tanto anhelaba la sociedad. Los redactores de La Libertad justificaban su alianza con el
gobierno argumentando que de hecho su posición no había cambiado. Seguían luchando
como antes, por respeto a la Constitución de 1857 pero ahora diferían. Habían llegado a
la conclusión que era necesario fortalecer al poder ejecutivo debilitando al legislativo. La
Libertad desarrolló un marco de ideas generales que le sirvieron de sustento ideológico al
régimen porfirista. Al criticar la Constitución contribuyeron a su desprestigio. Felipe
Berriozábal, ocupó el ministerio de Gobernación.

La política de conciliación hacia los lerdistas


La integración del grupo lerdista a la administración porfirista fue más tardía. Elecciones
legislativas de julio de 1880 con la entrada de cuatro destacados miembros de dicho
grupo a la Cámara de Diputados, Juan José Baz y Manuel Romero Rubio.
La lenta integración de ese grupo se debió a su fuerza política y militar. El Lerdismo
representó una amenaza militar para el régimen porfirista por más de un año y medio.
Mariano Escobedo, exsecretario de Guerra del último gabinete lerdista, organizó desde su
exilio en Nueva Cork un levantamiento militar que estalló el 19 de julio de 1878. El
levantamiento fracasó, el ejército federal se mantuvo leal a Díaz. Mariano Escobedo fue
detenido y Díaz actuó con gran inteligencia al perdonarlo. El fracaso militar del general
Escobedo inició la desintegración del grupo lerdista. Romero Rubio rompió su
compromiso político con Lerdo de Tejada pues éste trataba a sus partidarios con tal
prepotencia que logró transformarlos en enemigos, regresó al país en agosto de 1878. el
25 de junio de 1879 estalló en Veracruz otro levantamiento militar organizado por los
lerdistas y encabezado nuevamente por Mariano Escobedo. Sangrientamente reprimido
por el gobierno, que envió instrucciones al gobernador Luis Mier y Terán en estos
términos: "aprehendido infraganti mátalos en caliente". Políticamente el acto constituyó
una gran lección, pues el gobierno demostró que cualquier intento golpista sería
severamente reprimido. "Pan o palo". La matanza del 25 de junio de 1879 había
acelerado la política de conciliación a la fuerza. En noviembre de 1881 el matrimonio del
general Profirio Díaz con Carmen Romero Rubio por el obispo Gillow, quien originalmente
iba a celebrar el matrimonio, lo consideró una alianza política fundamental, pues al llegar
Díaz al poder la sociedad se encontraba profundamente dividida. Por una parte la chicana
(los tuxtepecanos) y por la otra la aristocracia (los lerdistas), una paz duradera tenía que
acabar con este antagonismo entre grupos liberales. Los lerdistas presionaron para que
se llevase a cabo el matrimonio. Efectuado éste, su integración al sistema aparecería
como un acto natural.
En enero de 1885 Carmen Romero Rubio escribía a su padrino Sebastián Lerdo de
Tejada para explicarle que con su matrimonio ella esperaba contribuir a la pacificación del
país. Carmen Romero Rubio jugó un papel fundamental en la política de conciliación,
pues gracias a ella hubo un acercamiento entre el gobierno y la alta jerarquía eclesiástica.
Cuando en diciembre de 1884 Díaz ocupó nuevamente la presidencia, nombró a su
suegro, Manuel Romero Rubio, secretario de Gobernación, puesto que mantuvo hasta la
muerte, en octubre de 1895.

La política de conciliación hacia la iglesia


Se había establecido un sistema de reacomodo entre la alta jerarquía eclesiástica y los
nuevos propietarios de los bienes nacionalizados a la Iglesia. "las contentas" consistía en
un porcentaje que los nuevos dueños pagaban sobre el valor de la propiedad al arzobispo
u obispo de su diócesis. A cambio de este pago la alta jerarquía levantaba la excomunión
al nuevo propietario. "las contentas" fueron un elemento fundamental para tranquilizar las
conciencias y esto repercutió en una estabilización del régimen liberal. Solo los
arzobispos y obispos podían levantar excomuniones, por lo que el sistema de "las
contentas" benefició al clero secular. Para llevar a cabo este proceso era necesario que el
liberalismo permitiese el regreso al país de la alta jerarquía. Juárez autorizó en mayo de
1871 que el arzobispo Antonio Labastida y Dávalos volviese a México, con su llegada se
inició un proceso de reorganización interna de la Iglesia. Al participar del desarrollo
económico la alta jerarquía eclesiástica, unió sus intereses a los de la dictadura porfirista.
El clero secular era un reflejo de la sociedad en su conjunto, pues dentro de él existían
diversas clases sociales. El liberalismo protegió al clero secular para que se apropiase de
un porcentaje de lo expropiado al clero regular. Mediante las Leyes de Reforma, que
prohibían a la Iglesia tener propiedades en el campo, la obligó a modernizar su inversión.
El capital acumulado a través de "las contentas" fue utilizado para comprar propiedades
urbanas a través de prestanombres. A principios del siglo XX la Iglesia cambió su
inversión hacia el sector más dinámico de la economía: el financiero. Las acciones
bancarias permitían mantener oculta la identidad del inversionista. A través de su
confesor, el obispo Gillow, Carmen Romero Rubio logró un acercamiento personal entre
su marido y el arzobispo de México. Antonio Labastida y Dávalos celebró el matrimonio de
ambos. A la muerte de Labastida, en abril de 1891, Díaz presidió el funeral.
Manuel Romero Rubio, suegro del Presidente, fue el artífice de un "Pacto de caballeros"
entre Labastida y Díaz, transigir en lo secundario de las Leyes de Reforma a cambio del
poder para vetar las candidaturas a las vacantes en la alta jerarquía. Así, Porfirio Díaz
logró de hecho una subordinación de la Iglesia hacia el Estado liberal. La política de
conciliación dividió al gabinete porfirista, se opusieron argumentando que los
tuxtepecanos deberían monopolizar los puestos públicos.

Medidas legislativas que fortalecieron al ejecutivo


Dos reformas fundamentales para fortalecer al Ejecutivo fueron el artículo 116 de la
Constitución, los poderes de la Unión protegerían a los estados, la reforma propuesta
daba esta prerrogativa de intervenir en la política local al Ejecutivo, quien podría declarar
desaparecidas a las autoridades de un estado y nombrar al gobernador provisional,
supresión del Senado. El 15 de septiembre de 1877, se reinstaló dicha cámara. La otra
reforma importante, elección de los jueces de distrito y circuito del poder judicial. En abril
de 1878 el Secretario de Gobernación presentó una iniciativa de ley dando esa
prerrogativa al Presidente.
La Suprema Corte volvió sobre los argumentos utilizados en la época de Lerdo.
Como último recurso de presión la Suprema Corte revocó el 30 de abril las licencias de
tres magistrados que ocupaban al mismo tiempo puestos ministeriales: Tagle, García.
Vallarta por su parte, renunció a la Secretaría y regresó como presidente de la Suprema
Corte para defender la independencia del poder judicial. Su esfuerzo fracasó al aprobarse,
el 28 de mayo de 1878, la ley que determinaba que en cada vacante de juez de distrito o
de circuito, el Ejecutivo propondría una terna a la Suprema Corte de la cual el Presidente
seleccionaría al titular.

La lucha por la sucesión presiencial de 1880


El enfrentamiento entre caciques y caudillos quedó claramente demostrado en la sucesión
de Díaz. De los siete aspirantes al cargo, cuatro eran reconocidos caciques: Ignacio
Vallarta, de Jalisco; Juan N. Méndez de Puebla; Trinidad García de la Cadena de
Zacatecas y Jerónimo Treviño de Nuevo León.
La Libertad, que ya tenía un prestigio considerable, opinaba que sólo la intervención del
Presidente podría evitar el desastre que se avecinaba. Para esta publicación Díaz debería
romper el frágil equilibrio apoyando a un candidato, para evitar así el enfrentamiento entre
caciques.
Díaz declaró el 16 de septiembre de 1879, en su discurso ante la Cámara de Diputados,
que no aceptaría su reelección. Convocó en la capital a los gobernadores para auscultar
la candidatura de mayor aceptación. Ese mismo mes salieron del gabinete el secretario de
Gobernación Protasio Tagle y el secretario de Guerra, Manuel González.
LA PRESIDENCIA DE MANUEL GONZALEZ
La presidencia de González fue fundamental para el futuro del régimen porfirista:
- Entrada de capital extranjero,
- cinco mil kilómetros de redes ferroviarias,
- mayor integración geográfica del país,
- repercutió en un lento desarrollo de incipiente mercado nacional,
- el punto de vista político fue la base de la centralización que el régimen llevaría a cabo
- EL EJECUTIVO UTILIZÓ LOS FERROCARRILES PARA LIQUIDAR POLÍTICAMENTE A
LOS CACIQUES OPUESTOS AL PROYECTO NACIONAL

La política de centralización y de conciliación


González liquido políticamente tres de los cuatro caciques tuxtepecanos que hacían
lanzado su candidatura a las elecciones presidenciales de julio de 1880; Ignacio Vallarta,
de Jalisco, Trinidad García de la Cadena, de Zacatecas y Juan N. Méndez, de Puebla.
Sobrevivió Jerónimo Treviño, de Nuevo León. Para liquidarlos González utilizó a las dos
grandes instituciones centralizadoras: el ejercito federal y el Senado de la República.
LA POLÍTICA DE CONCILIACIÓN
En relación al gabinete de Díaz que lo precedió el de González tuvo mayor estabilidad.
Manuel González hizo enorme hincapié en aplicar la política de conciliación a
personalidades dentro del ejército federal.
En 1881 liberó al general Juan N. Cortina, el otro gran cacique de Tamaulipas, en 1880
González nombró al general Sóstenes Rocha director del Colegio Militar. Miguel Negrete
fue incorporado al ejército e integrado al Senado a pesar de que organizó una rebelión al
proponerse la reelección de Díaz. Carlos Fuero recibió el mando de las fuerzas federales
en Chihuahua. Mariano Escobedo fue incorporado como miembro de una comisión
encargada de redactar los nuevos códigos militares.

Medidas legislativas que fortalecieron al ejecutivo


federal
El artículo 72 constitucional daba al Congreso Federal la prerrogativa: "DE EXPEDIR
CÓDIGOS OBLIGATORIOS EN TODA LA REPÚBLICA DE MINERÍA Y COMERCIO,
COMPRENDIENDO EN ESTE ÚLTIMO A LAS INSTITUCIONES BANCARIAS"
El artículo 7º de la Constitución de 1857, acabó con la libertad de prensa, los delitos de
imprenta serían juzgados por tribunales populares, es decir, formados por gente del
pueblo. Estos tribunales eran mucho mas benévolos que los dependientes del poder
judicial. El 15 de mayo de 1883 se reformó el artículo y los tribunales comunes tenían la
prerrogativa de juzgar los delitos de prensa. Esta reforma, unida a la que Porfirio Díaz
llevó a cabo en mayo de 1878, dando al Ejecutivo federal la prerrogativa de presentar una
terna para cada vacante de juez de distrito o de circuito permitió que el Presidente
controlase a la prensa nacional.

La segunda presidencia de Porfirio Díaz


Durante el periodo comprendido entre el 1º de diciembre de 1884 al 30 de noviembre de
1888 Porfirio Díaz consolidó la dictadura. Existió un compromiso entre Porfirio Díaz y
Manuel González para alternarse en la primera magistratura. La nueva reforma
constitucional permitió una sola reelección del presidente y con el apoyo de importantes
sectores de la clase política en el poder, se reeligió.
Para lograr la reforma, Díaz tuvo que liquidar previamente al grupo gonzalista,
desprestigiando a su caudillo y separando del poder a los gobernadores identificados con
él.
Durante su segunda administración el Presidente mantuvo la política de conciliación
iniciada en 1877, pero agregó un nuevo elemento, el enfrentamiento entre los políticos
más destacados del régimen. Con esta nueva política Díaz evitó el surgimiento de un
posible sucesor
El control sobre la prensa se fortaleció en julio de 1886 al reformarse el código postal,
dando al gobierno federal la prerrogativa de impedir la circulación de publicaciones que
considerase subversivas.
En 1889 se logró fijar una línea divisoria entre México y Estados Unidos, al oeste del río
Bravo, mediante la firma de un tratado bilateral.
El 19 de abril de 1892, la Convención hizo público que postularía a Porfirio Díaz para la
presidencia y presentaría un programa político.
En octubre de 1899 se preparó la reelección. La Convención Nacional, dirigida por
Sebastián Camacho, y el tradicional Círculo Nacional Porfirista, se encargaron de hacer lo
conducente para aparentar el sufragio.
Desde principios de 1909 Francisco I. Madero inició los trabajos para formar una
agrupación antirreeleccionista a nivel nacional. El 19 de mayo de 1909 se fundó el Centro
Antirreeleccionista en la ciudad de México, bajo la presidencia de Emilio Vázquez Gómez
y el propio Madero como vicepresidente.
El 5 de octubre de 1910 en San Luis Potosí se expidió el Plan Revolucionario, lanzado
cuando Madero estaba en Estados Unidos
El 7 de junio de 1911 Francisco I. madero entró triunfalmente a la ciudad de México.
Porfirio Díaz, el viejísimo liberal, vivía en París, era testigo de la Gran Guerra y guardaba
silencio en torno a su gestión política, y al porvenir de la República Mexicana. Murió en
1915 mientras la revolución alcanzaba su máximo grado de violencia. No había podido
terminar el sexenio para el que había sido reelecto, ni Ramón Corral habría podido
sustituirlo, pues éste, enfermo de cáncer, murió también en Europa en 1912.

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