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Introduccin general ferentes, quizs en rigor se trate de una relacin amorosa, es decir de apego a una individualidad.

Puede optarse por esta doble hiptesis en el caso del perro que no puede so brevivir a su amo. Podra pues inferirse que la muerte-prdida-de-individualidad, afecta al animal cuando el orden de su especie ha sido alterado, por la domesticacin por ejem plo; la domesticacin sustrae al animal de la tirana vital, le ap arta de sus antiguas actividades especficas, le individua liza en un sentido y lo deja disponible, ante el ser indivi dualizado por excelencia: el hombre. As pues, si bien an no conciencia, slo hay sentimiento y traum atism o provoca dos por la muerte-prdida-de-individualiad, cuando la ley de la especie es perturbada (3) por la afirmacin de una individualidad. Estos casos excepcionales nos aportan la prueba a contrario de que la m uerte no aparece ms que cuando se da una promocin de la individualidad con respec to a la especie. Y de todas formas, esta promocin perturbadora, aunque llegue a m anifestarse en el animal, no puede, falta de con ciencia de s, llegar a la conciencia de la m uerte, y a fortiori, a la creencia en la inmortalidad. Ningn lamento funera rio ha significado nunca t vivirs en el otro mundo. As pues no hay ignorancia animal de la muerte; slo exis te un doble sector: por una parte clarividencia, por la o tra ceguera, que el esquema que tra ta de oponer la con ciencia hum ana a la inconsciencia animal, o el que opone abusivamente la individualidad hum ana a la ausencia de in dividualidad animal, no podrn percibir m ientras olviden la relacin individuo-especie. En efecto, lo que caracteriza al animal es la afirmacin de la especie con respecto al indivi duo. Por tal motivo, en la vida individual, la inteligencia es pecfica es lcida ante el peligro de muerte, m ientras que el individuo es ciego a su m uerte o a la m uerte de otro. Schopenhauer, en las admirables pginas que dedica a de m ostrar con qu desprecio la especie tra ta al individuo, ha subrayado el sentido profundo de la ceguera animal a la muerte: El animal, a decir verdad, vive sin conocer la
(3) A propsito de estas perturb acio n es, puede tam bin consultarse De Ven t r aide, de K ropotkin.

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