Sei sulla pagina 1di 1

El hombre y la muerte De donde, en efecto, en tanto que esta m uerte significa prdida de individualidad, resulta una ceguera animal

a la m uerte, que no es ms que una ceguera a la individualidad. La ceguera de su propia m uerte es la ceguera de su propia individualidad, que no obstante existe; la ceguera de la m uer te de otro es ceguera de la individualidad de otro, que tam bin existe. Zuckermann (2), por ejemplo, cita las observacio nes de Yerkes acerca de un mono zambo hem bra, que durante tres semanas lleva consigo a su cra m uerta como si viviera, m ientras el cuerpo se descompone, se disloca, hasta que m iem bro tras miembro, slo queda un guiapo que la ma dre term ina por abandonar. Por o tra parte algunos monos se han com portado con los cadveres de gatos, de ratas, de pjaros, como con un ser vivo. Finalmente ha podido verse a machos aparearse con su hem bra m uerta o m ontar junto a su cuerpo guardia sexual. Por todas esta razones Zucker m ann (p. 235), incluso para los parientes ms prximos de la humanidad, llega a la conclusin siguiente: Los monos y los atropoides no reconocen a la m uerte, puesto que se com portan con sus compaeros m uertos como si stos es tuvieran vivos, si bien pasivos. Para corregir esta definicin, nos basta con especificar que es la muerte-prdida de la individualidad la que no reconocen los antropoides. No obstante la ceguera animal de la muerte-prdida-de-laindividualidad no es absoluta; puede darse el caso de que animales superiores y particularm ente animales domsticos, sientan la m uerte de otro m anifestando emociones dolorosas y violentas. El caso extremo es el del penro fiel que m uere ju n to a la tum ba de su amo. Qu duda cabe de que se tra ta de casos complejos que sugieren explicaciones heterogneas. El pjaro afectado pol la desaparicin de su cra o sus huevos no reacciona indivi dualm ente por la prdida de la individualidad de su proge nitura, sino especficamente por la prdida de la herencia de la especie. Pero por otra parte, la desazn en la que cae, por la m uerte de un gato, su perro-amigo es quiz, como la m uerte de dos herm anos siameses, la ru p tu ra de una sim biosis afectiva que una a dos seres aun siendo de especies di(2) Zuckermann, La Vie sexuelle et sociale des signes, Gallimard.

60

Potrebbero piacerti anche