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El hombre y la muerte ces al animal predador, que tras olfatear al falso cadver pierde todo inters por atacarle,

reaccionando de esta forma tam bin ante la muerte. Existe adems un punto muy im portante y oscuro en re lacin al com portam iento de numerosos animales, y respecto del cual no tenemos noticia de ningn estudio. Se apartan a esperar la m uerte? Por qu? Qu significan los cemente rios de elefantes, animales muy evolucionados por otra parte? Porque si es cierto, como parece, que algunos animales se com portan de una forma particular, al sentir cerca la propia m uerte, este com portam iento implica necesariamente un cier to conocimiento de aqulla. Pero de qu conocimiento se trata? Tales reacciones, semejantes comportamientos, una tal inteligencia de la m uerte, suponen en efecto una individua lidad, ya que son unos individuos quienes las manifiestan en relacin a otros individuos, pero an as son reacciones es pecficas. La m arrullera de la inmovilizacin es comn a todos los animales de una misma especie, el individuo acta como espcimen, y lo que manifiesta con sus consabidas reacciones es, no una inteligencia individual, sino una inte ligencia especfica, es decir un instinto. El instinto, al mismo tiempo que constituye un sistema de desarrollo y de vida, es tambin un formidable sistema de proteccin ante cual quier peligro mortal. En otras palabras: quien conoce a la m uerte es la especie, no el individuo; y la conoce a fondo. Tan a fondo que la especie no existe ms que gracias a la m uerte de sus individuos; se trata de una m uerte natural fatalmente entraada por la misma constitucin del organis mo individual: quiranlo o no, los individuos m ueren al fin de viejos. Y desde luego esta m uerte fatal no es extensiva a la vida en general; como tendrem os ocasin de ver en la cuarta parte de esta obra las clulas vivas son potencialmen te inmortales, y los seres unicelulares no m ueren ms que por accidente. Es la compleja m aquinaria de las especies evolucionadas y sexuadas la que lleva en s misma la muerte. Efectivamente, cuando la especie procura la m uerte na tural de sus individuos, se est protegiendo a s misma; cui da de su rejuvenecimiento constante, y al mismo tiempo se protege de la muerte-agresin, de la muerte-peligro, gra58

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