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A veces dan ganas...

Arturo Archila Psiclogo clnico arturoarchila@hotmail.com A veces dan ganas, como Zaratustra, de largarse a una montaa y gozar ah del espritu y de la soledad. Ser consecuente, es decir, no cansarse de ello hasta transformar el corazn para posteriormente encarar con nuevos ojos al sol. Vivir en el silencio y olvidarse del mundo, digamos... unos veinte aos o mejor an, trazarlo con lenguaje de cbala para que realmente sean setenta veces siete, no ms no menos. Talvez sea escapar o el boceto de otra forma de hundirse en el ocaso, pero tambin es cierto que la oscuridad de lo cotidiano a veces cansa. Existe la tradicin del hombre que por amor a la humanidad se retrae en el bosque hasta alcanzar iluminacin para luego regalar y repartir sabidura. Ese no es mi caso, el mo ser muy simple: largarme y gozar de la soledad. Es muy probable que me corra el riesgo como el santn aislado de no enterarme de que Dios ha muerto, pero no importa porque por otro lado, tambin estoy consciente que a veces tratando de escapar de los que duermen uno tambin puede quedarse dormido. Pesada humillacin que me seguir siendo necesaria para doblegar la soberbia, ms an, para continuar la necedad de la muerte bienhechora que es el arte preciso de morir a tiempo. Y aunque el mundo se me antoja como la ficcin imaginada por un caprichoso Super Ser, la muerte bienhechora (impuesta por l) seguir siendo mstil y ltima palabra para los que estamos en el treceavo peldao porque un alma adicta a beber la adrenalina que exuda su Dios, se niega a morir demasiado tarde o demasiado pronto. A veces dan ganas, tambin, por amor a la muerte quedarse entre los hombres acechando el camino y descubriendo semejanzas, despus de todo, el peor enemigo con quien puedo toparme, de zarpa afilada y pasiones subterrneas es conmigo mismo y mis siete demonios.

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