Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
1
El Pequeño Tablero Local
2
Ernesto Milà
Ernesto Milá
El Pequeño
Tablero Local
Geopolítica de España
Colección Geopolítica 6
Editorial PYRE
3
El Pequeño Tablero Local
4
Ernesto Milà
Introducción
5
El Pequeño Tablero Local
6
Ernesto Milà
7
El Pequeño Tablero Local
8
Ernesto Milà
9
El Pequeño Tablero Local
10
Ernesto Milà
11
El Pequeño Tablero Local
12
Ernesto Milà
13
El Pequeño Tablero Local
14
Ernesto Milà
15
El Pequeño Tablero Local
I PARTE
¿Poder terrestre o poder marítimo?
18
Ernesto Milà
19
El Pequeño Tablero Local
21
El Pequeño Tablero Local
22
Ernesto Milà
23
El Pequeño Tablero Local
25
El Pequeño Tablero Local
26
Ernesto Milà
27
El Pequeño Tablero Local
29
El Pequeño Tablero Local
30
Ernesto Milà
31
El Pequeño Tablero Local
32
Ernesto Milà
33
El Pequeño Tablero Local
34
Ernesto Milà
35
El Pequeño Tablero Local
36
Ernesto Milà
37
El Pequeño Tablero Local
38
Ernesto Milà
39
El Pequeño Tablero Local
41
El Pequeño Tablero Local
43
El Pequeño Tablero Local
II PARTE
Geopolítica de lo centrífugo
45
El Pequeño Tablero Local
46
Ernesto Milà
47
El Pequeño Tablero Local
48
Ernesto Milà
49
El Pequeño Tablero Local
50
Ernesto Milà
51
El Pequeño Tablero Local
52
Ernesto Milà
53
El Pequeño Tablero Local
55
El Pequeño Tablero Local
56
Ernesto Milà
57
El Pequeño Tablero Local
58
Ernesto Milà
59
El Pequeño Tablero Local
60
Ernesto Milà
61
El Pequeño Tablero Local
62
Ernesto Milà
La Euro–región de Maragall
Es en este contexto en el que hay que insertar el intento del
presidente de la Generalitat de Catalunya Pascual Maragall de
crear una región transpirenaica o euroregión que agrupara a las
autonomías de Valencia, Catalunya, Aragón, Baleares en Es-
paña y al Languedoc francés. Sobre el papel, la propuesta no
es completamente absurda y Maragall, a principios de diciem-
bre de 2004, ha intentado activarla creando un Centro Tecno-
lógico Aeroespacial en Viladecans en sintonía con la industria
aeroespacial francesa (no languedoquiana, hay que recordar-
lo) de Toulouse. La aspiración de este centro es la creación de
un eje tecnológico Barcelona–Toulouse que contribuya a dar
un impulso a la cooperación entre ambas capitales regionales.
Pero Maragall se equivoca pensando que este proyecto es
el producto de una lúcida proyección geopolítica. De hecho, el
principal argumento para justificar su existencia, es que buena
parte de los intercambios comerciales de Catalunya tienen lu-
gar con esa región francesa… como es normal y como ocurre
entre dos ámbitos de cualquier espacio fronterizo. En las rela-
ciones económicas internacionales rige el principio de la conti-
güidad (los intercambios comerciales son más intensos entre
espacios geográficamente contiguas incluso en estos tiempos
de globalización) y esa contigüidad se realiza sin esfuerzo, por
la misma dinámica de los hechos.
Maragall, en el fondo, lo que intenta (o a lo que lleva
automáticamente) es algo muy diferente: disminuir el peso del
Estado Francés y del Estado Español en sus ámbitos políticos
actuales, mediante la creación de una tercera pieza intermedia,
el famoso «Estado encabalgado« que ya fracasó con Pedro El
Grande en la batalla de Muret… precisamente por imperativos
geopolíticos y no sólo por la fuerza de las armas.
63
El Pequeño Tablero Local
64
Ernesto Milà
La Euro–región alternativa
Por lo demás, es evidente que Maragall no va a poder con-
tar para su proyecto con lo que constituiría el «apéndice sur»,
el antiguo reino de Valencia. Es más, el proyecto de Maragall
no es sino una constatación de la progresiva disminución de
influencia de Barcelona en el seno de España, incluso en el
terreno económico, en beneficio de la ciudad de Valencia. La
polémica sobre el transvase del Ebro ha contribuido a envene-
nar las relaciones entre Catalunya y Valencia y, dentro de este
esquema de rivalidad regional hay que enmarcar la polémica
lingüística.
La ausencia del nacionalismo catalán en la gobernabilidad
del Estado durante 25 años ha generado en el Estado una des-
confianza hacia las verdaderas pretensiones de la autonomía
catalana y esto ha hecho que, automáticamente, aumentaran
las inversiones y el interés de los distintos gobiernos (socialis-
tas, populares, centristas) hacia la ciudad de Valencia.
Desde este punto de vista, es evidente que el gobierno del
Estado ha promocionado un eje estratégico distinto pero de
mayor calado: Lisboa – Madrid – Valencia. Las tres ciudades,
situadas prácticamente en el mismo paralelo, en la práctica cons-
tituyen otra «euro–región« con mucha mayor entidad en la me-
dida en que cuentan con el apoyo de los dos gobiernos centra-
les protagonistas (español y portugués), con la linealidad de las
vías comerciales, y con desembocadura en dos mares apoya-
do por dos grandes puertos en sus extremos. Esto sin olvidar
que Valencia se ha configurado como el gran puerto del Oeste
65
El Pequeño Tablero Local
66
Ernesto Milà
67
El Pequeño Tablero Local
68
Ernesto Milà
69
El Pequeño Tablero Local
70
Ernesto Milà
71
El Pequeño Tablero Local
72
Ernesto Milà
73
El Pequeño Tablero Local
ANEXO I
América se escribe con «Ñ»
75
El Pequeño Tablero Local
La marejada hispana
EEUU mantiene con México una frontera de 3500 km de
longitud. Se trata de una frontera peligrosa, mucho más, desde
luego, que la que EEUU mantiene con Canadá. Y es lógico que
así sea. Existe una igualdad de ingresos medios entre la pobla-
ción canadiense y la estadounidense, pero, en el Sur ocurre
justamente lo contrario: la diferencia de ingresos a uno y otro
lado del Río Grande es la mayor que existe entre dos países
contiguos en todo el mundo.
78
Ernesto Milà
79
El Pequeño Tablero Local
80
Ernesto Milà
81
El Pequeño Tablero Local
82
Ernesto Milà
84
Ernesto Milà
ANEXO II
La política exterior española:
de Franco a ZP
85
El Pequeño Tablero Local
86
Ernesto Milà
87
El Pequeño Tablero Local
88
Ernesto Milà
89
El Pequeño Tablero Local
90
Ernesto Milà
91
El Pequeño Tablero Local
Aznar o el paradigma de
lo que no debe hacerse en Exteriores
Cuando Aznar subió al poder, todo este esquema ya había
quedado atrás: el Telón de Acero había caído, estábamos per-
fectamente integrados en Europa recibiendo, además, unas su-
culentas inyecciones de fondos estructurales gracias a los cua-
les era posible abordar la realización de faraónicas obras pú-
blicas, Iberoamérica vivía una situación de relativa estabilidad
política por primera vez en un siglo y, finalmente, Maastrich
había hecho del «Mercado Común« una futura unión política.
En la primera legislatura, Aznar no varió absolutamente nada
las orientaciones en política exterior, heredadas del felipismo.
Pero la situación internacional jugaba contra él en el Medite-
rráneo. El Magreb, aquejado de una demografía explosiva,
empezaba a presionar y enviar miles de inmigrantes ilegales,
miles de toneladas de haschís y a formular reivindicaciones te-
rritoriales en el Sahara, en Ceuta, Melilla y, finalmente, en Pe-
rejil en donde pasó a la acción.
También había variado la postura de alguno de los actores.
EEUU estaba priorizando su relación con el mundo árabe y
consideraba a Marruecos como la fachada atlántica de éste.
En esa época, algunos observadores norteamericanos empe-
zaban a augurar el distanciamiento entre Europa y EEUU. Hasta
Perejil no se supo si la UE iba a tener una reacción unánime
92
Ernesto Milà
93
El Pequeño Tablero Local
94
Ernesto Milà
95
El Pequeño Tablero Local
97
El Pequeño Tablero Local
98
Ernesto Milà
99
El Pequeño Tablero Local
Esto sin olvidar que con Marruecos la situación sigue igual que
en los últimos 10 años, sólo que España ha cedido en la cues-
tión del Sáhara y tiene ya 600.000 marroquíes en su territorio
de los que la mitad son simpatizantes de Bin Laden…
Resumiendo, podemos decir que el franquismo logró esta-
bilizar durante más de treinta años una política exterior. Duran-
te la transición se realizaron las rectificaciones necesarias en la
época, pero esa política se tornó inestable. Los cambios inter-
nacionales de 1989–2002, no hicieron que los distintos go-
biernos españoles pudieran reconstruir una línea política propia
en este terreno y, finalmente, los giros copernicanos realizados
por Aznar y por ZP, han contribuido a restar credibilidad a
España en los foros internacionales y entre las diplomacias
mundiales.
En estas condiciones, ni ZP ni Moratinos, ni la política exte-
rior española, son tomadas en serio… sean cuales sean, por
ninguno de los principales actores internacionales. Como ya
hemos dicho, en ésta área sólo las políticas estables son toma-
das en consideración. El resto es obra de ilusos o alucinados.
Tanto a Aznar como a ZP, les cuadran bien estos calificativos.
En efecto, ambos han confundido en distintos grados sus filias
y fobias personales con políticas de Estado. Y así estamos como
estamos.
100
Ernesto Milà
Anexo III
El eje de la Defensa Nacional y sus
exigencias en el siglo XXI
101
El Pequeño Tablero Local
102
Ernesto Milà
103
El Pequeño Tablero Local
104
Ernesto Milà
105
El Pequeño Tablero Local
107
El Pequeño Tablero Local
108
Ernesto Milà
109
El Pequeño Tablero Local
110
Ernesto Milà
111
El Pequeño Tablero Local
bipolar del mundo que había regido desde 1945 hasta ese
momento, a una distribución unipolar. Esta nueva situación partía
de la base de que ninguna potencia podía disputar a los EEUU
la hegemonía mundial. No es de extrañar que en 1995, el Plan
Estratégico Conjunto aludiera a la «inexistencia de enemigos»,
haciéndose eco de las directivas de la OTAN. Pero las cosas
distaban mucho de estar claras y, por lo demás, el paréntesis
unipolar, como luego se ha demostrado, apenas ha podido ser
mantenido durante veinticinco años, pues, no en vano, las la
reordenación de fuerzas con posterioridad a la invasión de Irak,
y a las dificultades del ejército de ocupación norteamericano
por pacificar el país, quedó claro que las potencias que com-
ponían el tablero euroasiático, habían percibido, perfectamen-
te, cuál era la principal amenaza para su estabilidad: los EEUU
y, mientras que especialmente a partir del segundo mandato de
George W. Bush, EEUU aparecía como una potencia en decli-
ve, resultaba evidente que la Unión Europea se sentía cada vez
más reforzada, Rusia había manifestado de nuevo su voluntad
de recuperar el espacio perdido en el terreno internacional y
China se configuraba como una potencia emergente, lo que
sólo podía implica, la desembocadura en un mundo multipolar.
Pero ni en los últimos años del primer período de gobierno del
PSOE, ni siquiera en la primera legislatura del PP, cuando aún
no tenía la mayoría absoluta, podía preverse todo esto.
112
Ernesto Milà
113
El Pequeño Tablero Local
114
Ernesto Milà
115
El Pequeño Tablero Local
116
Ernesto Milà
que existía una célula de ETA en tal o cual zona? ¿no era más
prudente instar a la seguridad del Estado francesa a que inter-
viniera? Y otro tanto podía decirse si el foco terrorista se situa-
ba en Marruecos. Está claro que Aznar aludía a otros países y
que era una forma de justificar la intervención en Irak. Ahora
bien, está demasiado claro que el Golfo Pérsico está demasia-
do alejado de España como para poder incluirlo en nuestra
zona de influencia geopolítica. Este tipo de apreciaciones pue-
de generar errores definitivos en la conducción de los asuntos
del Estado. Recuérdese que mientras Julio César, militar inven-
cible y apoyado por la maquinaria militar más temible de su
época, se detuvo ante los boques de Germania y autolimitó la
zona de influencia imperial al estanque mediterráneo y a sus
accesos, demostrando ser, además de un gran caudillo militar,
un hábil político y un estratega notable, Alejandro Magno, salió
del área geopolítica propia de Hélade para llegar, de victoria
en victoria, hasta las puertas de la India… y no poder dar acom-
pañar la extensión espacial de una duración temporal, demos-
trando, precisamente por esto, ser un brillante general, pero
carecer de cualidades políticas. España en Irak estaba muy
lejos de su zona geopolítica de influencia. En realidad en la
Revisión Estratégica de 2003, se aludía a que «España debe
mantener una capacidad operativa propia y suficiente que le
permita mantener el control del Estrecho». Y no estaba claro
que los programas META, FACA y PRONA hubieran conse-
guido –tal como el Instituto Español de Estudios Estratégicos
proclamó en 1987- alcanzado el nivel adecuado para asegurar
nuestras exigencias defensivas en la zona del Estrecho. Diga-
mos que Aznar aspiraba a jugar en primer división, cuando te-
nía un equipo propio para una liga regional. Reconocer la rea-
lidad del propio espacio geopolítico, las capacidades reales
117
El Pequeño Tablero Local
¿AMENAZAS IMPREVISIBLES O
AMENAZAS DEMASIADO REALES?
Cuando la impreparación y el amateurismo se instalan en el
poder, la defensa nacional salta en pedazos. Pues bien, hoy la
impreparación, el amateurismo y la demagogia están en el po-
der. En el Ministerio de Defensa las únicas actuaciones de su
titular han tenido dos ejes en absoluto militares, sino simple-
mente políticos: las reiteradas acusaciones al PP de haber en-
gañado a la opinión pública por el incidente del Yakolev-42
(nadie va a discutir que existen responsabilidades políticas del
Ministro Trillo y que, probablemente existen también respon-
sabilidades de mandos de la Defensa Nacional que en otro
tiempo hubieran depurado «tribunales de honor», proscritos en
la actualidad) y las reiteradas alusiones a la unidad nacional y al
papel de las FFAA en dicha unidad (declaraciones que son la
contrapartida equilibrante de las declaraciones en sentido con-
trario realizadas por los aliados más conspicuos del PSOE,
gracias a los cuales gobierna, ERC, PNV e IU, hasta el punto
de que puede dudarse de la sinceridad de tales declaraciones y
de que no intenten otra cosa que neutralizar las declaraciones
en sentido contrario). Por lo demás, en estos ocho meses del
segundo mandato del PSOE, no se sabe de ninguna otra inicia-
118
Ernesto Milà
tiva digna de tal nombre que haya partido del ministro Bono.
La doctrina oficial actual es que la «amenaza es imprevisi-
ble». Pero no lo es. En realidad, cualquier amenaza es imprevi-
sible desde el punto de vista de cuando se va a concretar, pero
muy previsible si se examina de desde dónde va a proceder.
Hoy más que nunca, el enemigo está al Sur, siempre al Sur y
solo al Sur. Es más, el enemigo tiene nombres y apellidos, se
llama Marruecos y la monarquía alhauita, se llama «Gran Ma-
rruecos» y se llama islamismo. Y lo que es peor, el «enemigo
del Sur» ya ha iniciado una guerra de baja cota contra España.
Negarse a reconocer esto, en beneficio de un simplista, inge-
nuo y amateur propuesta de «diálogo de civilizaciones» es sui-
cida e irresponsable para la defensa nacional.
Mientras los planes de la defensa vayan a remolque de las
iniciativas de políticos obtusos e insensatos que ni siquiera tie-
nen una mínima visión de Estado, carecen por completo de una
visión geopolítica de la situación mundial (y ni siquiera los respon-
sables de Exteriores estén en condiciones de realizarla), mien-
tras no haya una voluntad política de asegurar la defensa nacio-
nal y de llamar a las cosas por su nombre, España seguirá sin
poder articular una estrategia realista de defensa. Y lo que es
peor: el flanco sur de la defensa europea estará desguarnecido.
Decimos que Marruecos tiene planteada una guerra de baja
cota contra España. Este concepto implica la existencia de un
conflicto iniciado por una de las partes que evita recurrir a «mé-
todos calientes», y basa su actuación en un desgaste progresi-
vo del adversario. Es el modelo de conflicto que Marruecos
está siguiendo contra España, especialmente a partir de 1998,
cuando muere Hassan II, y llega al trono Mohamed VI y su
camarilla. Este período, por lo demás, coincide con tres he-
chos fundamentales a tener en cuenta:
119
El Pequeño Tablero Local
120
Ernesto Milà
121
El Pequeño Tablero Local
122
Ernesto Milà
123
El Pequeño Tablero Local
124
Ernesto Milà
125
El Pequeño Tablero Local
129
El Pequeño Tablero Local
Sumario
Introducción ............................................................................. 5
I PARTE
¿Poder terrestre o poder marítimo?...................................... 16
II PARTE
Geopolítica de lo centrífugo .................................................. 44
Anexos
ANEXO I
América se escribe con «Ñ» ................................................. 74
ANEXO II
La política exterior española:
de Franco a ZP ...................................................................... 85
Anexo III
El eje de la Defensa Nacional y sus exigencias en el siglo
XXI ........................................................................................ 101
139
El Pequeño Tablero Local
140