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Extraer el mensaje principal del texto original. Esto es, el mensaje esencial del
texto que se sumilla:
Incluye No incluye
- Las ideas centrales (hipótesis general, - Los antecedentes del tema
temas básicos) - Una introducción
- Hallazgos relevantes - Los comentarios personales o conjeturas
- Nombres, fechas, estadísticas y del autor
medias si son importantes. - Largas explicaciones
- Conclusiones - Ejemplos
- Recomendaciones - Definiciones
- Gráficos
- Datos inexactos
Emplear un estilo no técnico. La sumilla debe ser escrita con el más bajo nivel de
especialización. Los datos técnicos deben ser trasladados a un lenguaje llano.
Ejemplo:
Para los materiales artificiales de construcción, tales como acero y concreto, la experiencia ha
demostrado que la diferencia entre el material ideal y la sustancia real es prácticamente
despreciable. Por el contrario, en el caso de los suelos, sabemos por nuestra experiencia que sus
propiedades varían siempre más o menos radicalmente con respecto a la de cualquier material
ideal suficiente simple para tratamiento teórico. Una de las principales fuentes de inseguridad,
discusión y desacuerdo en Mecánica de Suelos reside en la falla general de no reconocer este
hecho fundamental. Esta actitud poco crítica y poco justificada se descubre por títulos tales como
Tensiones en una masa de suelo bidimensional e isotrópica o por artículos en los cuales sus
autores no dudan en generalizar las conclusiones deducidas de teoría pura o de ensayos en
pequeña escala con materiales que tienen muy poco parecido, si alguno, a los suelos reales. Uno
de los principales fines de la instrucción en mecánica de suelos debe ser no promover esta
tendencia a la generalización no justificada.
en el caso de los suelos, sabemos por nuestra experiencia que sus propiedades
varían siempre más o menos radicalmente con respecto a la de cualquier material
ideal suficiente simple para tratamiento teórico. Una de las principales fuentes de
inseguridad, discusión y desacuerdo en Mecánica de Suelos reside en la falla
general de no reconocer este hecho fundamental.
Las características de los suelos son muy distintas a las de los materiales ideales
(que son sencillos para el análisis teórico), lo que no necesariamente se reconoce en
la práctica efectiva de la Mecánica de Suelos, según el autor, pues con frecuencia se
extienden a los suelos reales las conclusiones sobre materiales a los que los suelos
no se parecen.
Las características de los suelos son muy distintas a las de los materiales ideales
(que son sencillos para el análisis teórico), lo que no necesariamente se reconoce en
la práctica efectiva de la Mecánica de Suelos, según el autor, pues con frecuencia se
extienden a los suelos reales las conclusiones sobre materiales a los que los suelos
no se parecen.
A diferencia de los materiales artificiales, los suelos son muy distintos a los
materiales ideales, lo que no se reconoce en la práctica de la Mecánica de Suelos,
pues con frecuencia se extienden a los suelos reales las conclusiones sobre
materiales a los cuales no se parecen, lo que debe evitarse en el entrenamiento de
nuevos especialistas.
A diferencia de los materiales artificiales, los suelos son muy diferentes a los
materiales de laboratorio, lo que no se reconoce en la práctica de la Mecánica de
Suelos, pues con frecuencia se extienden a los suelos reales las conclusiones sobre
entidades muy distintas a ellos, lo cual debe evitarse en el entrenamiento de nuevos
especialistas.
Uno de las técnicas más útiles para la comprensión de textos son los esquemas. Con los
esquemas presentamos las ideas centrales del texto, es una buena manera de presentar la
estructura o partes de un texto ya que en el mismo destacamos los puntos principales del texto y
los subpuntos que estos contienen.
Los cuadros sinópticos son gráficos de doble entrada que permiten ordenar y comparar
distintos elementos o informaciones y nos ayudan enormemente a memorizar. Para hacer estos
tres tipos de esquemas debemos:
En el menor número de palabras posibles se intentará expresar las ideas principales, los
datos necesarios e imprescindibles, presentándolos del modo más lógico posible para que el ojo
pueda captar la estructura del tema de uno o pocos golpes de vista.
Tipos de esquemas
Aunque existen diversos tipos de esquemas, los más utilizados son los numéricos y
los de llave.
OTRAS TÉCNICAS ESQUEMÁTICAS
1. EL MAPA CONCEPTUAL
A continuación hacia abajo o a los lados se escriben los siguientes conceptos por
jerarquía y así sucesivamente.
Se unen los conceptos con una flecha en el que se escriben verbos adecuados para
comprender el escrito, los que pueden estar acompañados por adverbios y preposiciones.
Se puede dibujar imágenes como fondo del concepto. Se usa mucha creatividad y
originalidad en su confección.
Ejemplo:
EL SIMPOSIO
Es una
Técnica grupal
donde
Cada especialista expone un
aspecto particular del tema
Se requiere
un
un de Y del
Tema o Coordinado 3 a 6
r especialist Auditorio
problema
en
2. EL MAPA MENTAL
Es una técnica que permite organizar la información del texto leído con los conocimientos
previos y con las representaciones mentales que trae el lector. Por ello, se considera un proceso
de transacción entre autor y lector a través de esquemas, imágenes y todo tipo de idealizaciones
en función el texto base abordado.
Ejemplo:
LA TOMA DE APUNTES
Debemos recordar que NO HAY QUE COPIAR TODO. Enumerarlos o poner la fecha al
inicio. Que nuestros apuntes deben ser fáciles de leer y que debemos dejar espacio en
los márgenes para poner anotaciones. Las siglas y abreviaturas que nos inventemos
deben significar siempre lo mismo. También es importante que revisemos los apuntes
que estamos tomando y analicemos varias cosas:
- La limpieza
- Claridad de la letra
- Brevedad
- Orden lógico de las ideas
Tomar apuntes no sólo implica que escribamos. También implica que los revisemos y los
corrijamos. Los libros de texto y los diccionarios nos pueden ayudar a completarlos.
Y, por último, una vez tomados y revisados, los archivaremos por materias y por días.
Sugerencias:
- Propón que hagan exposiciones de los temas por grupos y que el resto tome apuntes.
- Cada cierto tiempo, planifica visitas a un museo, o algún lugar donde nos hagan
recorridos guiados. Pide a los chicos y chicas que tomen notas.
- Pide que tomen notas cuando les van a explicar ciertos temas de su interés o lleva de
vez en cuando a algún experto que les hable de Educación Sexual, Educación para la Paz,
Intercultura.
EL SUBRAYADO
EL TEXTO
“Caía la tarde —una tempestuosa tarde color de aceituna de plata— cuando el padre Brown, envuelto
en una manta escocesa, llegó al término de cierto valle escocés y pudo contemplar el singular castillo
de Glengyle. El castillo cerraba el paso de un barranco o cañada, y parecía el límite del mundo.
Aquella cascada de techos inclinados y cúspides de pizarra verde mar, al estilo de los viejos ‘chateaux’
francoescoceses, hacía pensar a un inglés en los sombreros en forma de campanarios que usan las
brujas de los cuentos de hadas. Y el bosque de pinos que se balanceaba en torno a sus verdes
torreones parecía, por comparación, tan oscuro como una bandada de innumerables cuervos. Esta
nota de diabolismo soñador y casi soñoliento no era una simple casualidad del paisaje. Porque en
aquel paraje flotaba, en efecto, una de esas nubes de orgullo y locura y misteriosa aflicción que caen
con mayor pesadumbre sobre las casas escocesas que sobre ninguna otra morada de los hijos del
hombre. Porque Escocia padece una dosis doble del veneno llamado ‘herencia’: la tradición
aristocrática de la sangre, y la tradición calvinista del destino.”
“El sacerdote había robado un día a sus trabajos en Glasgow, para ir a ver a su amigo Flambeau, el
detective aficionado, que estaba a la sazón en el castillo de Glengyle, acompañado de un empleado
oficial, haciendo averiguaciones sobre la vida y la muerte del difunto conde de Glengyle. Este
misterioso personaje era el último representante de una raza cuyo valor, locura y cruel astucia la
habían hecho terrible aun entre la más siniestra nobleza de la nación allá por el siglo XVI. Ninguna
familia estuvo más en aquel laberinto de ambiciones, en los secretos de los secretos de aquel palacio
de mentiras que se edificó en torno a María, reina de los escoceses.”
“Una tonadilla local daba testimonio de las causas y resultados de sus maquinaciones, en estas
cándidas palabras: ‘Como savia nueva para los árboles pujantes, tal es el oro rubio para los
Ogilvie.’”
“Durante muchos siglos, el castillo de Glengyle no había tenido un amo digno, y era de creer que ya
para la época de la reina Victoria, agotadas las excentricidades, sería de otro modo. Sin embargo, el
último Glengyle cumplió la tradición de su tribu, haciendo la única cosa original que le qudaba por
hacer: desapareció. No quiero decir que se fue a otro país; al contrario: si aún estaba en alguna parte,
todos los indicios hacían creer que permanecía en el castillo. Pero, aunque su nombre constaba en el
registro de la iglesia, así como en el voluminoso libro de los Pares, nadie lo había visto bajo el sol.”
Subrayado
Cuando leemos un libro de estudio, es sumamente aconsejable que lo hagamos portando un lápiz y una
regla, para subrayar lo más importante y hacer anotaciones en los márgenes. El aplicar esta técnica,
sencilla y rápida, nos exigirá seguir con atención el texto y evaluar continuamente qué es lo que el
autor quiere decir y qué es lo más importante de cada párrafo. Por esto, más allá de la utilidad futura
del subrayado (para repasar o encontrar información importante con facilidad), esta técnica es
sumamente valiosa porque nos obliga a centrar la atención y a leer comprensivamente.
Si disponemos del tiempo necesario, o si el texto es de difícil comprensión, lo más recomendable será
realizar una primera lectura del mismo y, recién luego, al leerlo por segunda vez, aplicar la técnica del
subrayado. En algunos casos, si el texto no presenta mayores dificultades o si disponemos de poco
tiempo, nos veremos obligados a subrayar ya en la primera lectura, porque no habrá una segunda. En
este último caso, lo recomendable es trabajar sobre el párrafo como unidad de sentido: leer primero
todo un párrafo y luego preguntarnos qué dice, si su mensaje central es relevante para nuestra
investigación o estudio y, recién ahí, proceder a la aplicación de la técnica del subrayado.
Sólo debemos subrayar lo fundamental. Los detalles, los ejemplos, las digresiones del relato deben ser
evitados. Lo ideal —y casi siempre posible— es subrayar de modo tal que al leer sólo lo subrayado el
texto conserve su sentido y recoja toda la información necesaria para la comprensión de los temas
fundamentales.
Ejercicios:
1. Lee los siguientes párrafos del cuento policial La honradez de Israel Gow, de Chesterton (Texto), y
subraya lo más importante. Compara luego tu subrayado con el sugerido en la solución.
Solución
“Caía la tarde —una tempestuosa tarde color de aceituna de plata— cuando el padre Brown, envuelto
en una manta escosesa, llegó al término de cierto valle escocés y pudo contemplar el singular castillo
de Glengyle. El castillo cerraba el paso de un barranco o cañada, y parecía el límite del mundo.
Aquella cascada de techos inclinados y cúspides de pizarra verde mar, al estilo de los viejos ‘chateaux’
francoescoceses, hacía pensar a un inglés en los sombreros en forma de campanarios que usan las
brujas de los cuentos de hadas. Y el bosque de pinos que se balanceaba en torno a sus verdes
torreones parecía, por comparación, tan oscuro como una bandada de innumerables cuervos. Esta
nota de diabolismo soñador y casi soñoliento no era una simple casualidad del paisaje. Porque en
aquel paraje flotaba, en efecto, una de esas nubes de orgullo y locura y misteriosa aflicción que caen
con mayor pesadumbre sobre las casas escocesas que sobre ninguna otra morada de los hijos del
hombre. Porque Escocia padece una dosis doble del veneno llamado ‘herencia’: la tradición
aristocrática de la sangre, y la tradición calvinista del destino.”
“El sacerdote había robado un día a sus trabajos en Glasgow, para ir a ver a su amigo Flambeau, el
detective aficionado, que estaba a la sazón en el castillo de Glengyle, acompañado de un empleado
oficial, haciendo averiguaciones sobre la vida y la muerte del difunto conde de Glengyle. Este
misterioso personaje era el último representante de una raza cuyo valor, locura y cruel astucia la
habían hecho terrible aun entre la más siniestra nobleza de la nación allá por el siglo XVI. Ninguna
familia estuvo más en aquel laberinto de ambiciones, en los secretos de los secretos de aquel palacio
de mentiras que se edificó en torno a María, reina de los escoceses.”
“Una tonadilla local daba testimonio de las causas y resultados de sus maquinaciones, en estas
cándidas palabras: ‘Como savia nueva para los árboles pujantes, tal es el oro rubio para los
Ogilvie.’”
“Durante muchos siglos, el castillo de Glengyle no había tenido un amo digno, y era de creer que ya
para la época de la reina Victoria, agotadas las excentricidades, sería de otro modo. Sin embargo, el
último Glengyle cumplió la tradición de su tribu, haciendo la única cosa original que le quedaba por
hacer: desapareció. No quiero decir que se fue a otro país; al contrario: si aún estaba en alguna parte,
todos los indicios hacían creer que permanecía en el castillo. Pero, aunque su nombre constaba en el
registro de la iglesia, así como en el voluminoso libro de los Pares, nadie lo había visto bajo el sol.”
2. Lee los siguientes párrafos del cuento policial La cruz azul, de Chesterton (Texto), y subraya lo más
importante. Compara luego tu subrayado con el sugerido en la solución.
Solución
“Bajo la cinta de plata de la mañana, y sobre el reflejo azul del mar, el bote llegó a la costa de
Harwich y soltó, como enjambre de moscas, un montón de gente, entre la cual ni se distinguía ni
deseaba hacerse notable el hombre cuyos pasos vamos a seguir.”
“No; nada en él era extraordinario, salvo el ligero contraste entre su alegre y festivo traje y la
seriedad oficial que había en su rostro. Vestía un chaqué gris pálido, un chaleco, y llevaba sombrero
de paja con una cinta casi azul. Su rostro, delgado, resultaba trigueño, y se prolongaba en una barba
negra y corta que le daba un aire español y hacía echar de menos la gorguera isabelina. Fumaba un
cigarrillo con parsimonia de hombre desocupado. Nada hacía presumir que aquel chaqué claro
ocultaba una pistola cargada, que en aquel chaleco blanco iba una tarjeta de policía, que aquel
sombrero de paja encubría una de las cabezas más potentes de Europa. Porque aquel hombre era nada
menos que Valentin, jefe de la Policía parisiense, y el más famoso investigador del mundo. Venía de
Bruselas a Londres para hacer la captura más comentada del siglo.”
“Flambeau estaba en Inglaterra. La policía de tres países había seguido la pista al delincuente de
Gante a Bruselas, y de Bruselas al Hoek van Holland. Y se sospechaba que trataría de disimularse en
Londres, aprovechando el trastorno que por entonces causaba en aquella ciudad la celebración del
Congreso Eucarístico. No sería difícil que adoptara, para viajar, el disfraz de eclesiástico menor, o
persona relacionada con el Congreso. Pero Valentin no sabía nada a punto fijo. Sobre Flambeau nadie
sabía nada a punto fijo.”
3. Lee los siguientes párrafos del diálogo La República, de Platón (Texto), y subraya lo más
importante. Compara luego tu subrayado con el sugerido en la solución.
Solución
Libro I
Ayer bajé al Pireo (el puerto de Atenas, ubicado a pocos kilómetros de la ciudad), en compañía de
Glaucón, hijo de Aristón, con el fin de elevar mis oraciones a la diosa y para ver cómo iban a
realizar la fiesta, que celebraban por primera vez. Magnífica me pareció la ceremonia de los
pireenses, pero no menos lucida fue la que hicieron los tracios. Después de orar y contemplar la
procesión, emprendimos el regreso a la ciudad. Y habiéndonos visto desde lejos Polemarco, hijo de
Céfalo, en camino a nuestra casa, ordenó a su esclavo que viniese corriendo hacia nosotros y nos
rogara que lo esperásemos. El esclavo nos dio alcance y dijo, tomándome por el manto:
—Polemarco os suplica que lo esperéis.
Me volví entonces y le pregunté dónde estaba su amo.
—Viene hacia aquí —contestó.— Esperadlo un momento
—Muy bien, esperaremos —dijo Glaucón.
Y poco después llegaban Polemarco con el hermano de Glaucón, Adimanto, y Nicerato, hijo de
Nicias, y algunos otros que volvían seguramente de la fiesta. Y Polemarco dijo:
—Me parece, Sócrates, que volvéis a la ciudad.
—No te engañas —contesté.
—¿Ves tú cuántos somos? —replicó.
—¿Cómo no he de verlo?
—Pues bien —dijo— , habéis de poder con nosotros, o quedaros aquí.
—¿Acaso no hay —respondí yo— otra disyuntiva, la de convenceros de que nos dejéis partir?
—¿Cómo podréis convencernos —replicó— si no estamos dispuestos a escucharos?
—De ninguna manera —dijo Glaucón.
—Pues bien, tened la seguridad de que no habremos de escucharos.
Y Adimanto intervino:
—¿Ignoráis que al atardecer se efectuará la carrera de antorchas, a caballo, en honor de la diosa?
—¿A caballo? —pregunté—. Eso es una novedad. ¿Irán los competidores a caballo y llevarán en la
mano antorchas que se pasarán unos a otros con el fin de disputarse el premio?
—Sí —contestó Polemarco—. Y además habrá una fiesta nocturna que merecerá contemplarse.
Saldremos después de la cena para verla y nos divertiremos con varios jóvenes a quienes
encontraremos allí. Quedaos, pues, no os hagáis rogar más.
Entonces Glaucón dijo:
—Por lo visto, es preciso quedarse.
—Si así lo has dispuesto —dije—, habrá que obedeceros.
Fuimos pues a casa de Polemarco, donde encontramos a sus dos hermanos, Lisias y Eutidemo, y
también al calcedonio Trasímaco, a Carmántides de Peania y a Clitofonte, hijo de Aristónimo.
También estaba Céfalo, el padre de Polemarco, que me pareció bastante envejecido, pues hacía
mucho tiempo que no lo veía. Estaba sentado en un taburete, sobre un cojín, y llevaba una corona,
porque acababa de celebrar un sacrificio en el patio. Nos sentamos junto a él, en taburetes
dispuestos en círculo. Tan pronto como me vio, Céfalo me saludó y dijo:
—No vienes con frecuencia al Pireo, Sócrates. Sin embargo, tus visitas nos serían gratas. Si yo
tuviese fuerzas suficientes para ir a la ciudad, te ahorraría el trabajo de venir aquí, e iría yo mismo
a buscarte. Pero ahora te corresponde venir más menudo. Has de saber que todos los días, a medida
que los placeres del cuerpo disminuyen y me abandonan, hallo nuevos encantos en la
conversación. Ten por mí, pues, esta condescendencia. Reúnete a estos jóvenes y ven a menudo a
visitar a tus devotos amigos.
—También a mí, Céfalo —dije yo— me agrada conversar con los ancianos. Como ya se
encuentran al final de un camino que a nosotros, probablemente, nos corresponda seguir un día, me
parece natural obtener informes de ellos acerca de si la ruta es escarpada y penosa, o llana y
cómoda. Y como tú estás ahora en esa edad que los poetas llaman "el umbral de la vejez", me será
grato oír lo que me digas acerca de ella, si la consideras o no un período desgraciado de la vida.
—¡Por Zeus!, Sócrates —contestó—, te diré qué me parece. A menudo, según el antiguo proverbio,
nos reunimos, algunos de la misma edad. Casi todo el tiempo que paso con ellos se va en quejas y
lamentos. Recuerdan con tristeza los placeres del amor, de la bebida, de la mesa, y todos los demás
de ese carácter de que disfrutaban en otra época. Se conduelen de hallarse privados de tan
preciosos bienes, como si la vida que antes llevaban fuera feliz, y en la actualidad ya no vivieran.
Algunos se quejan de las ofensas a que los expone la vejez, por parte de sus parientes, y no cesan
de repetir los innumerables males que su avanzada edad les depara diariamente. A mi juicio,
Sócrates, no señalan la verdadera causa de su mal; porque si ella fuere la vejez, yo y todos los que
llegan a mi edad deberíamos sentir los mismos efectos. Además, he conocido a otros de una
disposición muy diferente; y recuerdo que un día que me encontraba con el poeta Sófocles, alguien
le preguntó: «¿Aún puedes, Sófocles, disfrutar los placeres del amor? ¿Todavía eres capaz de tener
relaciones satisfactorias con una mujer?» Y él respondió: «Calla, buen hombre; siento la mayor
satisfacción de haberme librado de él, como quien sacude el yugo de un amo apasionado y brutal.»
Juzgué entonces que tenía razón al hablar de esta suerte, y el tiempo no ha modificado mi
pensamiento. En efecto, la vejez es un estado de reposo y de libertad de los sentidos. Tan pronto
como las pasiones se relajan y dejan de hacernos sentir su aguijón, lo dicho por Sófocles se
comprueba plenamente: queda uno libre de múltiples y furiosos tiranos. Con respecto a estas
quejas de los viejos y a sus pesares domésticos, no es en la vejez, Sócrates, sino en el carácter de
los hombres donde debemos buscar la causa. Con costumbres apacibles y tranquilas encuentra uno
llevadera la vejez. Con un carácter opuesto, la vejez y la juventud son igualmente difíciles…
EL SUMILLADO
Son las anotaciones al margen del párrafo que tratan de sintetizar en pocas palabras las ideas
centrales. Por lo general cada sumilla corresponde a un determinado párrafo.
EL RESUMEN
Consiste en seleccionar lo esencial de un texto determinado .La elaboración de resúmenes
aumenta la capacidad de recepción y de organización de informaciones tendientes a configurar los
conocimientos e incrementa también la capacidad de expresión escrita.
Redacción del resumen, es decir consignar los diversos datos interpretados, siguiendo el orden
que presupone la estructura del texto.
¿Qué es subrayar?
Es destacar mediante un trazo (líneas, rayas u otras señales) las frases esenciales y palabras
claves de un texto.
· La idea principal, que puede estar al principio, en medio o al final de un párrafo. Hay que
buscar ideas.
· Palabras técnicas o específicas del tema que estamos estudiando y algún dato relevante que
permita una mejor comprensión.
· Para comprobar que hemos subrayado correctamente podemos hacernos preguntas sobre el
contenido y sí las respuestas están contenidas en las palabras subrayadas entonces, el
subrayado estará bien hecho.
· Son las que dan coherencia y continuidad a la idea central del texto
· Mejor con lápiz que con bolígrafo. Sólo los libros propios
· Utilizar lápices de colores. Un color para destacar las ideas principales y otro distinto para las
ideas secundarias.
· Sí utilizamos un lápiz de un único color podemos diferenciar el subrayado con distintos tipos
de líneas
· Nunca en la primera lectura, porque podríamos subrayar frases o palabras que no expresen el
contenido