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RAZONES
un turno,
un día,
una escena,
el momento.
Entretanto, esperar.
La gente pasa.
En la espera se sueña,
se alargan amores,
se manosean recuerdos.
El tiempo pasa.
Llamo a tu puerta.
HABITACIÓN DE HOTEL, 1931
“Eres libre"—dijiste.
Yo te miré en silencio
con la expresión absurda
de esas viejas muñecas
que se pierden un día
tras haberse arrastrado
por todos los caminos
sin rumbo de la infancia.
Tengo miedo.
Jugábamos al escondite.
Yo me ocultaba
y tú me perseguías.
Pasaron largas horas
y tú no me encontrabas.
Pasó la primavera,
se esfumaron los largos días de verano
y vino el otoño con su crujir de madera seca
y vino el invierno con su dolor de corazón sepultado en la nieve.
Te espero en mi rincón
y tengo miedo.
ORÁCULO
Desde hoy
todos los lechos
donde busques descanso
se llenarán de pozos
y caerán confundidos
tu rostro y sus caretas.
TIENDA EN CASA
Si no queda conforme,
le devolvemos su tristeza.
AMANECER
Me recuerdas
el frío de las fuentes en los labios,
el prado debajo de la espalda,
la indescifrable danza de las nubes,
el dulce sabor de diminutos dedos en la masa,
la tierra en las uñas,
los pies mojados en los charcos,
los bolsillos repletos.
Contigo junto a mí
los días recobran la suave textura de la cera
y repiten mil veces el amanecer.
Contigo junto a mí
veo pasar de largo la tristeza.
Es extraña la sangre.
Son extrañas las manos.
La montaña,
que no te oiga suspirar sobre su pecho.
El bosque,
que ignore que podría extraviarte.
Más tarde
le pidió con los labios que se fuera con ella.
No hablemos de poesía.
La tarde está perfecta,
llueve y la gente corre a sus refugios.
Pensemos adónde irá la mujer de hermosas piernas salpicadas de barro
o el hombre sin paraguas que cruza sin permiso la avenida.
Pronto se quedará desierta nuestra calle
y tendremos que hablar de cualquier cosa,
de poesía quizá,
de cualquier cosa.
INFANCIA
Soñaba el corazón…
¡Oh sueños de la escuela!
Concha Méndez
Calles estrechas,
balón,
cristales rotos,
la rodilla escociendo sobre el suelo,
última fila en clase,
solitarias vocales buscando consonantes,
los números en serie bajo las uñas sucias
y un nombre escrito en todos los cuadernos,
en todas las paredes,
sobre tu propio aliento en el espejo,
tu mano en el alféizar alimenta a los pájaros
mientras repites
que España limita al norte con el mar Cantábrico
y alguien te clava espigas
en el jersey de lana.
CARPE DIEM
No entiendo tu lenguaje
de promesas al viento.
F.G. Lorca
Tú,
libro abierto en las manos,
de pie,
en el pasillo de la biblioteca,
tan lejos de relojes y de inviernos,
reinas
en patrias de papel y tinta negra.
Yo,
a prudente distancia,
te persigo.
Voy cogiendo los libros que tú dejas
y rastreo tus huellas
por ciudades perdidas en la faz de los mapas
y te encuentro
en medio de contiendas,
con los vencidos,
entre los vencedores,
a campo abierto
y en torres de marfil
donde a veces te encierras y devoras
versos de amor. Amor,
así pasas las horas
robadas a mis sueños.
Tu luna es un satélite
que gira solitario en su sistema.
La mía es una diosa
que agita el corazón y las mareas.
Y tú volvías siempre
con los bolsillos llenos de calor
cuando empezaba el frío.