Sei sulla pagina 1di 1

EL HIJO DE MI BAUTIZO (Carta al revs)

Por: Juan Prez Ziga

Seor Don Castrilln Gonzlez (Canuto) La Plana Mi querido apurado: Me encuentro tan Canuto que no s como darte casa de lo que ocurre en mi cuenta, el mircoles de tarde, cuando la cada de la ceniza, mi robusto nio dio a luz una costilla. Daba el reloj de la torre la puesta del sol cuando sal de chica dejando a la casa recin repuesta acompaada de una butaca tartamuda y sentada en una vecina de gutapercha. Ocho das despus verificbase el hijo de mi bautizo en la Mara de Santa parroquia. Actuaba de veterinario de la criatura un sumamente acreditado Padrino y se haba prestado a llevarlo a la Madrina una pila muy gorda, con tantas arrugas en el bolsillo como pesetas en el pescuezo; as nos dirigimos hacia el pecho bautismal dndonos golpes de pila. La breve muy ceremonia, el Padrino con su mantilla de encajes, la Madrina con su pipa en la boca, yo con el bastn en el alma y el orgullo debajo del brazo. Qu agua lanzo el nio cuando le echaron el grito por la nuca! Seor pasmo, le dije al Bautizante, este nio puede coger un cura. No tema, interrumpi el agua, que la Madrina est templada. Pero oh percance de terranova! El perro inesperado que estaba debajo del hocico relamindose el escao, le acometi un ataque de Madrina que ni los gritos de la hidrofobia podan contenerlo; as nos postramos de angustia ante la Virgen de las rodillas. Los fieles de aquel templo fueron cabellos de tales horrores que, al recordarlos, pone los testigos de punta. Nos dirigimos hacia la puerta, con el coche de tomar un nimo de alquiler que por una casa nos condujera hasta nuestra peseta. Por eso, siempre que veo ladrar un nio y bautizar a un perro me acuerdo del hijo de mi bautizo.

Potrebbero piacerti anche