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La experiencia personal de los favores recibidos (v. 2b) ha suscitado en el salmista una inalterable confianza en Dios, que hace maravillas por sus amigos (v. 4).

Esta actitud confiada -nica fuente de paz y alegra verdaderas (vs. 8-9)- le permite apelar a la ayuda divina en la dificultad presente, y dirigir una severa exhortacin a los que dudan de Dios y se apartan de l en el momento de la adversidad (vs. 3-7).

Escchame cuando te invoco, Dios, defensor mo; t que en el aprieto me diste anchura, ten piedad de m y escucha mi oracin.

Y vosotros, hasta cundo ultrajaris mi honor, amaris la falsedad y buscaris el engao? Sabedlo: el Seor hizo milagros en mi favor, y el Seor me escuchar cuando lo invoque.

Temblad y no pequis, reflexionad en el silencio de vuestro lecho; ofreced sacrificios legtimos y confiad en el Seor.

Hay muchos que dicen: "Quin nos har ver la dicha, si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?"

Pero t, Seor, has puesto en mi corazn ms alegra que si abundara en trigo y en vino.

En paz me acuesto y en seguida me duermo, porque t slo, Seor, me haces vivir tranquilo.

En paz me acuesto... y en seguida me duermo


Esa es mi oracin, la oracin de mi cuerpo cansado despus de un da de duro bregar. El sueo es tu bendicin nocturna, Seor, porque la paz ha sido tu bendicin durante el da, y el sueo desciende sobre el cuerpo cuando la paz anida en el corazn. Me has dado paz durante el da en medio de prisas y presiones, en medio de crticas y envidias, en medio de la responsabilidad del trabajo y el deber de tomar decisiones. T, Seor, has puesto en mi corazn ms alegra que si abundara en trigo y en vino, y el cuidado que has tenido de m a lo largo del da me ha preparado tiernamente para el descanso de la noche.

Dios de nuestra alegra cuando te invocamos,


haznos ver la dicha de tu salvacin y pon en nuestro corazn la alegra perfecta. Por Jesucristo nuestro Seor.

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