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EL HOMBRE, LA POLÍTICA Y EL ESTADO

Por Manuel Anido

Nicolás Maquiavello

Duomo de la Catedral de Florencia

Thomas Hobbes

John Locke

Barón de Montesquieu
Jean Jacques Rousseau

INDICE

Mapa Conceptual Pág. 2


Concepción antropológica del hombre en la modernidad Pág. 2
Política como Ciencia Pág. 2
Contexto histórico y ubicación geográfica de Maquiavello Pág. 3
Breve Biografía de Nicolás Maquiavello Pág. 4
Ideas Centrales de Maquiavello Pág. 4
Maquiavello, Hobbes, Locke y Rousseau- Concepción del Estado Pág. 5
Aportes de Montesquieu y Rousseau a la política Pág.10
Conclusiones Pág.11
Notas y Bibliografía Pág.11

Mapa Conceptual
Concepción antropológica del Política como Ciencia
1
hombre en la modernidad
Ideas Centrales de
Maquiavello
Maquiavello: Contexto
histórico y ubicación Breve Biografía de
geográfica Maquiavello

Hobbes, Locke y Aportes de Montesquieu Notas y


Rousseau- Concepción y Rousseau a la Política Conclusiones Bibliografía
del Estado
Concepción
antropológica del hombre en la modernidad

La exaltación de la importancia del yo y de la dignidad del hombre es uno de


los rasgos más típicos de la modernidad, que surge con el Renacimiento. Uno de los
ejemplos paradigmáticos será el genial Leonardo da Vinci que llegará a proponer al
hombre como modelo del universo: “el hombre es el modelo del cosmos”, dirá en una
frase de connotaciones épicas. Es lo que luego se daría en llamar antropocentrismo.
Todo gira en torno al hombre. La idea renacentista del hombre es la del hombre
universal que sabe de todo y lo hace todo, sin ser un profesional de nada.
Así pues, desde lo filosófico hasta lo religioso hasta lo político y lo económico, todo
estaba de acuerdo en ensalzar, más que las posibilidades teóricas del hombre en
general, la efectividades de los grandes hombres, ya estos fueran grandes
banqueros, condottieri, artistas, literatos, filósofos, no tanto por sus especialidades,
sino como ejemplos de “virtú”, en el sentido que en ese momento se aplicaba a este
vocablo, que implicaba energía, capacidad, voluntad.
Este advenimiento del yo, esta revolución de la conciencia individual, frente a
la religión tradicional y las instituciones eclesiásticas, encuentra en el ámbito el
pensamiento, queda reflejado en los dos principales representantes del platonismo
que profesa la Academia de Florencia: Marsilio Ficino1 y Pico della Mirandolla2. Hay
un escrito en particular de Marsilio Ficino, que demuestra, que pese a lo que algunos
afirman, en modo alguno, esta época, implicó un abandono de la idea de Dios,
debiendo incorporar en el analisis, el estado de corrupción, el abandono de sus
propósitos esenciales, el privilegio por las cuestiones de Estado y terrenas, que
afectaban en ese momento a las instituciones eclesiásticas.
Dice Marsilio Ficino, quien además era teólogo: “ Lo mismo que como criatura divina
que eres, encuentras a Dios en las cosas, también te encuentras en ellas a ti mismo,
Puesto que si puedes encontrar el espíritu en el cuerpo, la luz en las tinieblas, el bien
en el mal, la vida en la muerte, la eternidad en el tiempo, lo infinito en lo finito,
recuerda que eres por naturaleza espíritu incorpóreo, lúcido bueno, inmortal, capaz
de la eterna verdad, de la eterna estabilidad y del inmenso bien, hasta que poseas el
primer cielo desde cuya cumbre verás en todas las cosas a Dios y a ti mismo”.
En la Edad Media, el cuerpo era despreciado, pues se le consideraba una
simple “cárcel del alma”, lo importante era el alma y su salvación eterna pues el
alma era inmortal, en cambio en el Renacimiento, el cuerpo es algo irrenunciable y se
llega a rechazar la inmortalidad del alma. Había una Verdad Absoluta, y la misión del
hombre era seguirla. En cambio, en el Renacimiento, el humanista Erasmo de
Rótterdam, llega a ensalzar el error, porque precisamente eso, el equivocarse es
propio del hombre. Me equivoco… luego soy hombre, viene a decir. Finalmente Picco
della Mirándola dirá: “Nosotros, por el contrario, buscamos en el hombre una nota
que le sea peculiar, con la que pueda explicarse la dignidad que le es propia, y la
imagen de la divina sustancia que no es común ninguna otra criatura. Y que otra
cosa puede ser, sino el hecho de que la sustancia del hombre… acoge en sí, por su
propia esencia, la sustancia de todas las naturalezas y el complejo de todo el
universo.” No creo que el hombre abandonara la idea de Dios, sino que más bien,
rescataba o revalorizaba, a veces excesivamente, la posición del hombre, y esto
incluía a hombres y estudiosos de Dios como lo fue Ficino, que incluso llegó a ser
canónigo de la Catedral de Florencia. Lo que sí es indudable que esta corriente de
valorización de la persona humana, contrasta notoriamente con el ascetismo
medieval, su rechazo del mundo sensible y su casi excluyente valoración de la
trascendencia del hombre por sobre su peregrinaje terrenal.

2
Política como Ciencia

La Política como Ciencia es una disciplina cuyo objetivo es el estudio


sistemático del gobierno en su sentido más amplio. Sus análisis abarcan el origen y
tipología de los regímenes políticos, sus estructuras, funciones e instituciones, las
formas en que los gobiernos identifican y resuelven problemas socioeconómicos, y
las interacciones entre grupos e individuos decisivos en el establecimiento,
mantenimiento y cambio de los regímenes y gobiernos.
En la antigua Grecia ya existía gran interés por conocer la naturaleza del Estado, sus
órganos de control y las funciones de sus ciudadanos. Platón, en su obra La
República presentó de forma utópica cómo entendía debía ser la república perfecta y
en este sentido fue, sin duda, uno de los primeros filósofos políticos. Sin embargo, se
puede enfatizar en Aristóteles, como uno de los precursores de la ciencia política, al
realizar una investigación empírica sobre las diferentes formas de Estado o
regímenes de gobierno en su tratado Política, el cual sigue ejerciendo una fuerte
influencia sobre esta ciencia.
Posteriormente, y a lo largo de los siglos, fueron muchos los autores que
continuaron realizando aportes a la Ciencia Política: San Agustín, Santo Tomás de
Aquino, Nicolás Maquiavelo, Thomas Hobbes, John Locke, Jean-Jacques Rousseau,
Charles-Louis de Montesquieu, entre otros. De sus respectivas concepciones
surgieron algunas de las obras claves en la paulatina configuración de la politología:
El Príncipe (escrita por Maquiavelo, a quien muchos consideran como padre del
Ciencia Política moderna); Leviatán (en donde Hobbes expone sus teorías acerca del
surgimiento del Estado a partir de un contrato social); Tratados sobre el gobierno
civil (en el los cuales Locke, entre otras cosas, ya nos habla de la división de
poderes, considerado por algunos como precursor del constitucionalismo); El espíritu
de las leyes (en el cual analiza el origen de las leyes, defendiendo también la
separación de poderes); El contrato social (en esta obra Rousseau retoma la cuestión
del contrato social planteada por Hobbes y Locke, enfatizando sobre la preeminencia
de la libertad civil y la voluntad popular frente al derecho divino de los soberanos) .
Otros autores han hecho aportes también a esta ciencia, pero aquí sólo nos
referiremos a los específicos del presente trabajo. Estos hombres a lo largo de la
historia, con sus diferencias y coincidencias, trataron acerca de la forma en que una
sociedad puede organizarse y en mayor o menor medida, sus obras tienen aún
vigencia, ya que se ocupan de valores esenciales para el ser humano como son la
justicia, la igualdad, la libertad y el desarrollo de las cualidades humanas, y la vida
organizada en sociedad, más allá de sus diferencias de enfoque o ideológicas.
En este sentido cabe mencionar lo que al respecto expresa Germán Bidart
Campos en su libro Lecciones Elementales de Política, y refiriéndose a la ciencia
política: “…hemos de recordar que quienes la circunscriben al estudio empírico de la
realidad tal cual es, marginando conocer como debe ser, y dejando de lado toda
valoración, omiten las consideraciones éticas. …la ciencia política recoge el ámbito
del debe ser y del valor, en forma tal que acepta y recibe los principios primarios de
la ética y necesita conocerlos”. Se puede afirmar sin lugar a dudas que la política
como ciencia surge a partir del Renacimiento, y de los aportes, que estos diferentes
autores fueron haciendo, a partir de sus propias investigaciones, en donde el método
que se utilizó básicamente fue el de la observación de la realidad, el método
empírico y también el rescate de los autores antiguos o clásicos de Grecia y de
Roma, buscando en sus escritos las respuestas o los arquetipos para nuevas
sociedades, con la característica del hombre como protagonista principal, o centro de
las preocupaciones. Creo que todas fueron respuestas parciales, pero que fueron
jalonando un camino, en que el hombre por sobre todas las cosas, intentaba
descubrirse a sí mismo. Fue un tiempo de ebullición de ideas no solo en la política,
sino en las diferentes ramas del arte, de la ciencia y de la literatura. Todo parecía por
descubrir. Y las diferentes corrientes filosóficas que surgían, pugnaban entre sí. En la
Historia de la mente humana, el Renacimiento es el arranque de un largo proceso
que culmina al llegar, hasta donde estamos, aunque quizás encontrando su antítesis
en nuestra época, como una especie de final del desarrollo de aquello que se puso en
marcha en esos momentos. Los pensadores filosóficos, envidiaban en cierto modo a
la ciencia, por su seguridad matemática, y soñaban con poder hablar con la misma
autoridad, sobre los temas trascendentes, aquellos, que interesan a todos en la vida
3
real: el bien, la muerte, la sociedad, la justicia moral, Dios, etc. Volviendo al método,
creo que fue Descartes3, quien por primera vez plantea un método en 1637, en pleno
siglo de la razón, cuando publica su Discurso del Método. El método parte de la duda
y pretende superarla y establece cuatro reglas para llegar a la verdad:
1) no aceptar por verdadero lo que no se sepa evidentemente que no lo es, sin
precipitación y prejuicio
2) Dividir las dificultades en el mayor número posible de partes.
3) Pensar por orden, subiendo de lo simple a lo complejo.
4) Hacer enumeraciones que no omitan nada.
Este método, quiéranlo o no, influirá notoriamente en los pensadores de su
época y en los posteriores, y tiene su primera evidencia en la aplicación del método a
la auto afirmación del hombre como sujeto: “Pienso, luego existo”, y surgen los
principios de la respuesta filosófica: el hombre puede llegar al conocimiento de la
verdad en sí mismo y por sí mismo y alcanzar la verdad es el resultado de la
aplicación correcta de la capacidad humana de conocimiento.

Contexto histórico y ubicación geográfica de Maquiavello

La crisis de la edad comunal, que se acentúa a finales del siglo XIV con la
consolidación de la burguesía, abre un panorama histórico – cultural en el que
Florencia se erigirá como protagonista sobre otras ciudades italianas convirtiéndose
en potencia económica de rango internacional favorecida por un estado de
beligerancia. Tras el alejamiento de la ciudad de quien detentó su gobierno,
Gualterio de Brienne, empieza la etapa de la denominada “democracia florentina”,
que permitió un auge en la vida cultural y literaria de la ciudad. Es el período
creativo de Bocaccio4 y el momento de la formación de un grupo de jóvenes
clasicistas, quienes seguramente hubieran deseado la presencia de Petrarca 5 en ese
momento. El prestigio cultural de la ciudad no sólo afectaba la literatura, sino
también a las demás artes, sobre todo la pintura, a cuyo desarrollo contribuiría un
Giotto6, entre otros, por ejemplo. Florencia se convertirá en ciudad estado- modelo,
con su política de equilibrio cuyo máximo poder sería asignado a nueve ciudadanos
reemplazados cada dos meses.
Los diversos órganos ejecutivos y de control y la división de poderes
defenderían a la república de la tiranía. Es la república organizada por los primeros
humanistas a imagen y bajo el recuerdo de la Antigüedad clásica. Florencia y su
orden interno se inspiran en el tipo ideal de la ciudad justa, bien ordenada,
armoniosa y bella. Como Canciller se erige Coluccio Salutati, (hasta 1406)
continuador de Petrarca, investigador del saber latino de la filosofía y la poesía
griegas, uno de los artífices de la política exterior de Florencia. Luego con la llegada
de los Médicis al poder Florencia gozará del mayor auge conocido entre todas las
ciudades contemporáneas. Con Cosimo de Médicis7 (1463), la ciudad se adornará de
bellos y numerosos monumentos y el prestigio se resaltará por la espléndida
biblioteca que el nuevo señor de Florencia forma. Cabe destacar que ya previamente
los Médicis, banqueros del Papado y de los soberanos de Francia Inglaterra y
Borgoña, habían ido ocupando un lugar cada vez más destacado en el gobierno de la
ciudad.
Bajo el gobierno de esta dinastía medicea, Florencia a pesar de iniciar su ocaso
político y aún dentro de su apariencia de orden, será la encargada de difundir gran
parte de las teorías renacentistas gracias a la creación de la Academia Platónica por
obra del filósofo Marsilio Ficino y que también contara posteriormente con la
participación del filósofo Giovanni Picco della Mirándola. Le sucede en el poder Piero
de Medicis a quien tuvo que ayudar su hijo Lorenzo quien le sucedió en el trono.
Apoyado en la visión de la dignitas hominis y el valor humano de las letras, asume
entonces el Gobierno de Florencia, Lorenzo I de Medicis( 1469-1492), en cuya figura
de mecenas se conjugan también la de protector y poeta, representando a su vez la
viva expresión del mundo renacentista. Elaborará un programa de hegemonía
política florentina con una hábil y equilibrada actuación en los asuntos del Estado,
sino a través de la actividad literaria, impulsando el culto de la literatura en lengua
vulgar y teorizando la supremacía del toscano, con los prestigiosos antecedentes de
Dante, Petrarca y Bocaccio, fundando la Biblioteca Laurentina. En el terreno político
tuvo que enfrentarse al patriciado, que en 1478 intentó acabar con los Médicis. Se
enfrentó también al Papa Sixto IV, quien le declaró la guerra apoyado por Fernando I
4
de Nápoles, pero Lorenzo I logró atraerse al monarca napolitano, con lo que su poder
aumentó.
De sus tres hijos, Pedro II le sucedió en el poder, aliado de Carlos VIII de
Francia, fue expulsado de Florencia en 1494. Julián recuperó el poder en 1512 con
apoyo del Papa Julio II y de las tropas españolas. Le sucedió Lorenzo (1492-1519),
hijo de Pedro II y sobrino de León X, quién lo nombró Capitán General de la Iglesia y
le entregó el Ducado de Urbino. A éste sería, a quien Maquiavello dedicaría su libro El
Príncipe, buscando como dice en la dedicatoria de la obra “conquistar la gracia de un
príncipe”, expresando al finalizar la dedicatoria: “Reciba pues Vuestra Magnificencia
este pequeño obsequio con la misma intención con que os lo ofrezco; si lo leéis y
meditáis, hallareis en él mi deseo; veros llegar a la cumbre que vuestro destino y
vuestras cualidades prometen. Si vuestra Magnificencia se digna bajar los ojos y ver
la humillación a que me han reducido, comprenderéis como he soportado las
injusticias que la adversa fortuna me ha hecho experimentar”.

Breve Biografía de Nicolás Maquiavello (1469-1527)

Nació en Florencia el 3 de Mayo de 1469. ¿Cómo era la Florencia de ese


momento? Al respecto Marcel Brion8 nos dice: “… allí era fácil enriquecerse, bastaba
con ocuparse de la lana, la seda o el cuero, de vender y comprar; o lo que era aún
más sencillo, de prestar dinero a corto plazo y mediante un interés elevado, sin
riesgos, con buenas hipotecas, lo que garantizaba la holgura económica al cabo de
pocos años y la opulencia pasadas algunas generaciones… Los Machiavelli (los
padres de Nicolás) se contentaban con su sueldo, (su padre, jurisconsulto, era
funcionario) que les permitía vivir tranquilos y, a buen seguro, también felices…”
Y con respecto a la niñez de Nicolás Maquiavello dirá Brion: “frecuentó la
escuela del barrio… y dado que era inteligente y aprendía rápido le pusieron buenos
maestros…era un lector voraz de cualquier obra que cayese en sus manos, de los
antiguos, de los modernos, de los historiadores, de los poetas, de los latinos… pero
nada había en él de rata de biblioteca y prefería la calle a los libros, con sus mil
espectáculos cambiantes, sus fiestas y sus suplicios, sus procesiones y sus
ejecuciones. El mismo gentío que ayer despedazaba a un hombre de estado…reía a
carcajadas las farsas de los comediantes y escuchaba con idéntica atención las
arengas del político callejero o los sermones del predicador. Sólo con que cambiase
el viento de dirección aquellas gentes corrían a despedazar al mismo hombre que
ayer habían aplaudido, y al que quizás aplaudirían mañana, si es que escapaba con
vida”9.
Nicolás Maquiavello ingresó al servicio gubernamental como funcionario y
alcanzó su prominencia, cuando fue proclamada la República Florentina en 1498, ya
que fue secretario del Concejo de diez hombres, que conducía las negociaciones
diplomáticas y supervisaba las operaciones militares de la república, y sus deberes
incluyeron misiones al Reino de Francia (1504,1510-1511), los Estados
Papales(1506), y el Imperio Germano(1507-1508. En el curso de sus misiones
diplomáticas dentro de Italia, se hizo conocido de muchos de los gobernantes de
Italia y eso le permitió estudiar sus tácticas políticas, particularmente la del
eclesiástico y soldado César Borgia10, que en ese tiempo estaba empeñado en
engrandecer sus dominios en la Italia central.
Desde 1503 a 1506 Maquiavello reorganizó la defensa militar de la República
Florentina, si bien el uso de tropas mercenarias era común en esa época, él prefirió
reclutar tropas nativas para asegurar la permanente y patriótica defensa de la
comunidad. En 1512, cuando los Médicis, reconquistaron el poder, Maquiavello fue
sacado de su oficina, y brevemente encarcelado, bajo cargos de conspiración contra
los Médicis. Luego de su liberación, se retiró cerca de Florencia, donde escribió sus
más importantes trabajos. A pesar de sus intentos de ganarse el favor de Lorenzo de
Médicis, nunca fue reintegrado a su prominente posición gubernamental previa.
Cuando la República fue brevemente restituida en 1527, fue sospechado por muchos
republicanos de tener tendencia pro-Médicis. Murió en Florencia el 21 de Junio de
ese mismo año. Su obra más conocida es El Príncipe, pero es autor de otras como los
Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio, Del arte de la Guerra, Historia de
Florencia, Vida de Castrucccio Castracani, Mandragola. En muchos de sus escritos
anticipó la llegada de Estados nacionales fuertes.

5
Ideas Centrales de Maquiavello

La obra de Nicolás Maquiavello, nace de la conjunción de dos factores: por un


lado el teórico de sólida formación humanista, y por otro el del hombre de acción,
comprometido en los asuntos políticos de Florencia y de la Italia de aquel momento
histórico que le tocó vivir. Todo ello se podría decir que influenció
determinantemente en la formación de su pensamiento, que maduró en coherencia
de lo que más tarde él mismo llamaría “verdad efectual”. Como se dijo anteriormente
El Príncipe fue elaborado en un intento de demostrar a los Medicis su experiencia y
su desinteresada colaboración. El Príncipe fue iniciado al mismo tiempo que sus
Discursos sobre la primera década de Tito Livio, en los cuales intentaba enseñar
como se forman, se mantienen y se disuelven las repúblicas. En Los Discursos… se
teoriza sobre aquella república que para el autor era la forma más alta del Estado,
mientras que en El Príncipe, habla sobre el principado, visto como remedio posible
para cuando están ausentes las virtudes cívicas que mantienen la república y se hace
necesario llamar a ese “príncipe” o líder de excepción. Maquiavello se oponía a los
llamados utopistas políticos (Platón, Cicerón) y a ello se unía un pesimismo
concebido en los hombres, cuya naturaleza, él consideraba, era malvada. Como
solución a esta visión del hombre, surge la necesidad del Estado como único remedio
para vencer el individualismo, organizando a los hombres en una unidad con un fin
común.
A pesar de la “mala prensa” que ha tenido Maquiavello y este libro en
particular, él hoy es considerado como el padre del pensamiento político moderno, ya
que fue el primero en dedicarse a describir la realidad política tal cual es, dejando de
lado los planteamientos éticos o religiosos, teniendo la misma un carácter
esencialmente utilitario, está dirigida a un príncipe, dándole reglas practicas sobre
como es más eficaz gobernar. Él describe como son los Estados, no como deben ser,
y es de esta forma como descubre la “verdad efectiva”. Esto queda claro ya en la
dedicatoria a Lorenzo cuando dice: “…porque mi intención ha sido que no exista más
pompa y adorno que la verdad de los hechos…”
Esto se ve claramente también en el Capitulo XV cuando dice: “…siendo mi intención
escribir una cosa útil para quien la comprenda, me ha parecido más conveniente
seguir la verdad real de la materia, que los desvaríos de la imaginación en lo
concerniente a ella. Muchos han imaginado Repúblicas y principados que nunca
existieron en realidad. Hay tanta distancia de cómo se vive a como se debería vivir,
que el que deja el estudio de lo que se hace para estudiar lo que se debería hacer
aprende más bien lo que debe obrar su ruina que lo que debe preservarle de ella.”
En definitiva, a través del libro describe los métodos a través de los cuales
obtener y mantener el poder, desligando la ética de la política, aunque de su lectura
hay ciertos pasajes en los que se advierte ciertos atisbos de ética; o quizá
simplemente el instinto de que no es prudente regirse sólo por la ambición de poder,
porque esto se puede volver en contra del príncipe, sea por cualquiera de estos
motivos, y cuando comenta las acciones de Agatocles para hacerse del poder en
Sicilia, en la p.47 del Capítulo VIII dice:”No se puede llamar valor11 matar a sus
conciudadanos, traicionar a los amigos, carecer de fe, de humanidad y de religión;
estos medios pueden llevar a adquirir el imperio, pero no la gloria” La gloria es un
sentido neoclásico, el valor supremo, como ideal de trascendencia en el tiempo, para
eso sirve el poder, en la mente aún renacentista de Maquiavello, que piensa y escribe
esto en una Florencia convertida en campo de batalla entre España y Francia.
Y lo escribe, “retirado” luego de una activa vida política y militar al servicio de
Florencia, y una vez liberado de sus responsabilidades pudo mirar fríamente al
hombre y sus acciones, mereciendo de Francis Bacon12 este comentario: “Mucho
debemos a Maquiavello y a otros como él, que escribieron sobre lo que hacen los
hombres y no sobre lo que deberían hacer”
Finalmente su libro, El Príncipe, escrito en 1513, con consejos para el “príncipe” de
Florencia, Lorenzo (su nieto, no el gran mecenas), no le significó más
agradecimiento y atención por parte de éste que un envío de botellas de vino. En El
Príncipe, Maquiavello no va desde los principios hasta la realidad, sino que hace
exactamente lo contrario, parte de la realidad efectiva y luego desde allí, llega hasta
los principios generales que la realidad le enseñan.
Y es de esta forma que llega hasta la llamada razón de Estado. Por último es
importante destacar, que en el Capítulo XXVI, al final del libro, y poniendo de

6
manifiesto una de sus preocupaciones o aspiraciones, que surgirían de esa Italia
dividida en principados y reinos diversos, hace una serie de recomendaciones y
exhortaciones a su príncipe, para lograr el ideal de una Italia unida, liberada de los
“bárbaros”.
Patricio Colombo Murúa, en su obra Curso de Derecho Político13 y citando a
Charles Benorst, describe las características fundamentales que según Maquiavello
debe tener el Príncipe que debe venir:
Su realismo: debe estar atento para consultar los hechos y desentrañar la verdad
para poder operar con eficacia y precisión.
Su egoísmo: antepone su persona a cualquier consideración, y en ese esmerado
cultivo de su yo, ejercita su voluntad, disciplina su pensamiento y a él subordina sus
emociones, sentimientos y nervios.
Su sentido del cálculo: debe preferir ser temido que amado. Si logra ser además
amado, tanto mejor, por que se gobierna más eficazmente cuando hay consenso.
Su indiferencia al bien y al mal: el príncipe prefiere el bien. Pero si es necesario
ejercitar el mal para evitar amenazas al poder lo debe realizar sin resquemores.
Su habilidad: “La cualidad del esencial del príncipe es la virtú”, que es una energía
impetuosa, que combina la destreza, la astucia, la determinación y la fuerza.
Su capacidad de simulación y mimetismo: el príncipe consigue mejores resultados a
través de la simulación y el fraude que mediante el empleo de la fuerza.
Su grandeza: puede evadirse de los cánones de la moral media por que su dimensión
está por encima de la mediocridad imperante. Su genio lo ubica más allá del bien y
del mal.
Lo que importa para medir la acción política del príncipe es la eficacia y no la
moralidad intrínseca de sus decisiones.
Me interesa destacar en su obra El Príncipe, el Capítulo XXII “De los
Secretarios que los príncipes tienen a su lado”, en donde dice: “que la primera
conjetura que se hace sobre el talento de un príncipe es ver los hombres que tiene
alrededor; cuando son suficientes y fieles, siempre se le puede considerar
inteligente… pero cuando sean de otro modo, siempre se puede formar sobre él un
juicio poco favorable, pues el primer error que comete, lo comete en esta elección.” Y
se pregunta más adelante: “¿Cómo puede un príncipe conocer al ministro?... Cuando
ves al ministro pensar más en sí mismo que en ti, y que en todas sus acciones busca
su provecho, piensa que ese individuo que así se comporta nunca será buen
ministro”. Y por último, ya en el Capítulo siguiente la que titula sugestivamente “De
que modo huir de los aduladores” dice: “…No quiero dejar de lado un punto
importante…del que los príncipes se preservan difícilmente, si no son muy
prudentes… Y éstos son los aduladores, de los cuales están llenas las cortes… No
hay otro modo de guardarse de la adulación que hacer comprender a los hombres
que no te ofenden cuando te dicen la verdad… Por tanto un príncipe prudente debe
elegir en su Estado hombres sabios, y sólo a ellos debe dar arbitrio para que le digan
la verdad…” Estos consejos escritos hace cuatro siglos, siguen teniendo una plena
vigencia, y deberían ser seguidos por nuestros dirigentes contemporáneos.

Hobbes, Locke y Rousseau- Concepción del Estado

Thomas Hobbes

En cuanto a Thomas Hobbes14, o cualquier otro pensador, no creo que se


pueda entender el sentido de su obra, si la desprendemos de su época, su historia
personal, los momentos históricos que le tocaron vivir y su formación, no sólo
académico sino producto también del contacto con otros grandes pensadores
contemporáneos suyos. En este sentido, y antes de entrar en sus principales ideas, y
sin pretender hacer una biografía de su persona, mencionaré que nace en
Malmesbury el 5 de abril de 1588, hijo de Thomas, vicario de Westport, el cual
cansado de la parroquia, pronto abandona la familia, compuesta por tres hijos y su
mujer. Francis, hermano de la madre se hace cargo de la misma, cuidando
esmeradamente al pequeño Thomas. La afición y dominio que pronto demostró por
las lenguas clásicas le llevaron a traducir a los 14 años, la Medea de Eurípides en
yámbicos latinos.
A los 15 ingresa en el Magdelen Hall de Oxford, pasando poco después a la
Universidad de Cambridge, donde para costearse sus estudios, ejerce de preceptor
7
de William Cavendish, futuro Conde de Devonshire, a cuya casa estará unido toda la
vida. Acompañando al joven William realiza viajes al continente que le permiten
conocer a Galileo, el círculo del padre Mersenne y la Escuela de Padua15. En 1640
circulan en forma de manuscritos, sus Elements of Law, natural and politic, que no
era su primera obra escrita, pues en 1628 había publicado una traducción de la
Historia de la Guerra del Peloponeso de Tucídides. Temiendo sobre la reacción
política acerca de sus manuscritos, se exilia a Francia el mismo año de la publicación
de Elements…, 11 años durará su largo exilio, el cual coincidirá con su etapa más
productiva como escritor.
En 1642 publica De Cive, en donde preanuncia muchas de las ideas que luego
plasmaría en “Leviatán, o la materia, la forma y el poder de un estado eclesiástico y
civil”, pero sus preocupaciones políticas y de seguridad, no le permiten publicar el
resto de la obra, la cual se encuentra en gran parte redactada. Durante su
permanencia en París, da clases de matemáticas al Príncipe Carlos, futuro Carlos II
de Inglaterra, quien lo distinguirá con su amistad cuando vuelvan a su país. Al
regresar a Londres, en 1651 publica On liberty and necessity, libro que causó las iras
del Obispo Bramhalt, con quien mantuvo una famosa disputa epistolar. Luego De
Corpore y De homine, primera y segunda parte de su Elementa Phylosophiae. Aún
publicaría pequeñas obras, consecuencia de disputas con sus contemporáneos,
aunque no se debería pensar en Hobbes como un polemista, solamente tenía por
costumbre no dejar sin respuesta las objeciones a sus escritos. Ahora bien, por
detrás del concepto sobre él que ha llegado hasta nuestros días, ¿cuáles eran sus
ideas?
Como decía al comienzo, Thomas Hobbes está inserto en una sociedad y en
una época: la sociedad inglesa y el siglo XVII. En esa sociedad y durante es época, se
producen tres revoluciones que ubicarán a Inglaterra a la cabeza de la modernidad:
la revolución científica y las dos revoluciones políticas. La científica, llevada a cabo
fuera de los círculos académicos, culminaría con Newton, pasando por Harvey 16 y
Wallis17, todos ellos guiados por el método que Francis Bacon había inaugurado. En
cuanto a las dos revoluciones políticas, la de 1648, que decapitó la cabeza real y la
de 1688, que implantó el régimen parlamentario, se adelantaron cien años a la
francesa. Mientras el resto de Europa (salvo Italia) aún está despertando del sueño
medieval, Inglaterra pone en marcha una sociedad preparada para la etapa
mercantil-industrial que se avecina.
Sin embargo no todo fue tan fácil ya que la lucha contra los defensores del
antiguo régimen monárquico tuvo sus apoyos en las monarquías absolutas del
continente. La revolución científica por su parte, tuvo que realizarse fuera de la
universidad, muchos filósofos y científicos fueron condenados y perseguidos, y en el
caso de Hobbes, sus obras fueron quemadas tres años después de su muerte.
Cincuenta años duró la revolución política y Hobbes por su situación social y también
por su longevidad, participó plenamente de ambos procesos. Aislada de esa situación
revolucionaria dentro de la sociedad inglesa, no es posible comprender el Leviatán, y
sin Descartes, Galileo y otros de sus contemporáneos, tampoco se puede concebir la
totalidad de su pensamiento.

Pensamiento de Hobbes

Según Hobbes, en el Leviatán,(1651), el hombre en estado natural hace girar


todo en torno de sí mismo. Su derecho sobre todo es ilimitado y sus pasiones lo
impulsan a quererlo todo. En esa situación, y debido al derecho a todo de todos, y a
la igualdad natural, la tensión constante (él la llamará estado de guerra), todo
hombre guiado por su instinto de conservación, desea mantener su propia libertad y
dominar al mismo tiempo a los demás. En ese estado “el hombre es un lobo para el
hombre.” La razón, uno de los componentes del hombre junto con el cuerpo, le hace
llegar a una serie de conclusiones, por medio de las cuales comprende que debe
ceder parte de sus derechos para alcanzar más seguridad y una vida más agradable.
Es entonces, que el hombre se verá obligado a llevar a cabo la construcción de
la “sociedad civil”, para librarse de esa gran pesadilla que es la guerra de todos
contra todos, los hombres se agrupan en comunidades y delegan su poder en una
autoridad central. Desarrollará este pensamiento en su gran obra Leviatán18 “El
único modo de erigir un poder común capaz de defendernos de la invasión extranjera
y la injurias de unos a otros… es conferir todo su poder y fuerza a un hombre o

8
asamblea de hombres, que pueda reducir todas sus voluntades, por pluralidad de
voces, a una voluntad.”19 Hobbes fundamenta la necesidad de buscar y lograr un
consentimiento común para constituir un poder común que tuviera la capacidad, no
solamente de la defensa de las agresiones externas, sino que brindara la seguridad
interna, imprescindible para el ejercicio de las diferentes industrias o actividades
económicas, y que dirigiera las acciones de los hombres hacia el bien común (él en
realidad, habla de beneficio común).
“Esto es más que consentimiento o concordia; es una verdadera unidad de todos
ellos en una idéntica persona hecha por pacto de cada hombre con cada hombre…
Hecho esto, la multitud así unida en una persona se llama REPUBLICA, en latín
CIVITAS. Esta es la generación de ese gran Leviatán o más bien (por hablar con
mayor reverencia) de ese Dios Mortal, a quien debemos bajo el Dios inmortal,
nuestra paz y defensa.”
Es por ello, que para librarse de esa gran pesadilla que es la guerra de todos
contra todos, los hombres se agrupan en comunidades y delegan su poder en una
autoridad central, y esto lo hacen mediante un pacto o contrato social. El Estado, por
ser una creación artificial está al servicio de los signantes de ese pacto o contrato,
para conseguir una superación del estado natural y obtener la posibilidad del
progreso, como medio de llegar a la felicidad, único fin que mueve al género
humano. Pero para lograr ello, deberá resignar derechos y libertades que tenía en el
estado natural. Y aceptar las decisiones de la mayoría, aún cuando no estuviera de
acuerdo. “… puesto que la mayoría ha declarado un soberano por voces de
consentimiento, quien haya disentido debe ahora asentir con el resto… Pues si entró
voluntariamente en la congregación de los reunidos, ya declaró con eso
suficientemente su voluntad (y por tanto pactó, tácitamente) en el sentido de
plegarse a la mayoría. En definitiva en su obra, partiendo inicialmente de un análisis
casi psicológico y antropológico de la naturaleza humana, llega hasta el estudio y el
diseño de un poder político absoluto, plasmando su teoría del Estado, bajo el
concepto de contrato social, pero en el cual el poder residía en el soberano, este
concepto, criticado y readaptado, retomarían luego Locke y Rousseau.

Otros pensadores

No puedo dejar de mencionar en este punto del trabajo, que el primero en


plantear la idea de contrato social, es el filósofo alemán Johanes Althiusius20 (1557-
1638) quien en los Países bajos introduce la nueva filosofía política. Althiusius
incluso distingue dos niveles de contrato: uno general, que constituye a los hombres
en sociedad, y otro que específicamente establece a unos en el poder, reteniendo el
pueblo siempre la soberanía, aunque pacte aceptar mandatarios, los cuales pueden
ser juzgados y depuestos por el pueblo mismo.
Esta idea concordaba con la sociedad que pretendía formarse en los
adelantados Países Bajos, efectuando también una gran contribución a ello, la obra
de Hugo Grocio21 (Huig Van Groot) (1583-1645), quien introduce la idea del derecho
natural: los hombres por nacimiento poseen unos derechos inalienables,
básicamente análogos, cuyo respeto debe formar parte de la leyes. Grocio además
funda el derecho internacional, que hace posible los tratados, firmados por las
naciones de igual a igual, y como primera consecuencia práctica, proclama la
doctrina del mar abierto, lo que actualmente llamamos “aguas internacionales”.

John Locke

Nació el 29 de agosto de 1632 en Wrington (Somerset). En la Westminster


School, Locke recibió desde 1648, un tipo d educación que luego él no recomendaría:
los autores clásicos, en un aprendizaje rutinario y una disciplina rígida. Entró en la
Universidad de Oxford, en 1652, estudió primero, el pensamiento escolástico y, más
tarde latín y griego, que después pasaría a enseñar él mismo en esa Universidad,
impartiendo clases de griego, retórica y filosofía moral desde 1661 hasta 1664. En
1661, muere su padre, dejándole una herencia que le permitiría independizarse
económicamente, comenzando una etapa de su vida en la que adquiere una sólida
formación científica. Asistió a los cursos del matemático Wallis y del químico Boyle,
que ejercería sobre él una profunda influencia con su teoría corpuscular, y con quien
haría trabajo experimental.

9
En 1664 fue nombrado censor de filosofía moral de la Universidad de Oxford,
trabando posteriormente amistad por dicha época, con el político inglés Lord
Anthony Ashley Cooper, primer conde de Shaftesbury22, de quien fue amigo,
consejero y médico. Shaftesbury advirtió en Locke cualidades para la vida pública y
administrativa y le introdujo en el mundo de la diplomacia y la política. Shaftesbury,
que llegaría a ser líder de la oposición parlamentaria a los Estuardos y juzgado por
traición, fue ayudado por Locke en 1669, quien el desempeño de una de sus
funciones oficiales, redactó una Constitución para los colonos de Carolina, en
Norteamérica, que nunca llegó a ser aplicada. En 1671 inicia la redacción de su más
famosa obra “Un ensayo acerca del entendimiento humano”, y en 1675, después de
que Shaftesbury hubiera perdido el favor de la corona, Locke se estableció en
Francia, donde traba contacto con la avanzada científica y filosófica de la época,
ahondando en el pensamiento de Descartes y Gassendi Regresó a Inglaterra en
1679, en un momento de intensificación de la represión política, donde su amistad
con Shaftesbury complicaría las cosas, y pronto tuvo que regresar al continente.
En 1683 huye hacia las Provincias Unidas23, siguiendo los pasos de su amigo,
quien moriría ese mismo año en el exilio. Tras morir Carlos II, su sucesor Jacobo II,
impone en Inglaterra un sistema totalmente absolutista y de persecución religiosa,
iniciándose en 1687 un complot para poner en el trono inglés a Guillermo de Orange,
de quien Locke era consejero, lo cual se logra con la llamada Revolución Gloriosa de
1688 y la restauración del protestantismo, regresando de nuevo a Inglaterra en
1689. A pesar de la intensidad de estos acontecimientos, Locke supo compatibilizar
sus actividades políticas e intelectuales, escribiendo prolíficamente durante sus años
de exilio: desarrolló sus ideas pedagógicas, publicó un resumen de su Ensayo…,
redactó su Epístola de tolerantia, sus Dos tratados sobre el gobierno y la versión
final de de su Ensayo acerca del entendimiento humano.
Aunque tuvo una larga vida, todos sus escritos más importantes los concibió
en los pocos años que van de 1687 a 1693, en el período en torno a la Revolución
Gloriosa, como si la actividad política en relación a la revolución liberal hubiera
acicateado su creatividad. De esa época, data su obra Pensamientos sobre la
Educación, que para muchos lo hace el padre de la pedagogía moderna. A partir de
1691, fijó su residencia en Oates, en donde recibía las vistas periódicas de Newton y
Samuel Clarke, entre otros. En esos años escribió La racionalidad del cristianismo y
dos Defensas de esta obra, manteniendo vivas polémicas sobre temas políticos y
religiosos. El nuevo rey Guillermo III de Orange lo nombró Ministro de Comercio en
1696, cargo del que dimitió en 1700 debido a una enfermedad. Falleció el 28 de
octubre de 1704 en Oates.

Locke y el Estado

Sus Dos Tratados o Ensayos sobre el Gobierno Civil (1690), tuvieron mucho
que ver con la revolución de 1688, y contienen lo esencial del pensamiento de Locke
sobre el origen de la soberanía, propiedad, derechos y deberes en la sociedad civil.
Locke inicia sus reflexiones sobre la naturaleza del de la sociedad civil y del poder
político, describiéndonos un estado de naturaleza. En tal estado las acciones de los
hombres y el disfrute de sus propiedades dependerían de su propio albedrío y no de
la voluntad de alguien más. En el estado natural hay una ley, pero no es civil y no
hay, por ello gobierno alguno. Ante estado de cosas, la solución consiste en que los
hombres se constituyan en sociedad civil, con su correspondiente gobierno. Según
este contrato social, a cambio de la preservación de vidas y propiedades, cada uno
cederá su derecho a ejercer violencia sobre los demás a la sociedad. De este modo,
quien rompa este contrato queda sujeto a la sanción del poder civil. El Primer
Tratado sobre el gobierno civil, es una larga y elaborada refutación de la teoría del
derecho divino de los reyes.
Según Locke, la autoridad real no le fue concedida por Dios a Adán, primer
padre de la humanidad; y aunque de hecho le hubiera sido concedida tampoco hay
evidencia de que dicha autoridad fuese transmitida por sucesión de sus herederos.
Su pensamiento sentó las bases del ideario político liberal, sentando principios
básicos del constitucionalismo, ya que a diferencia de Hobbes, argumentó que el
contrato social solo podía conducir a un gobierno limitado y no a una monarquía.
Asimismo, Locke defendió la separación de poderes para impedir la degeneración
hacia un despotismo, inclinándose por la supremacía del poder legislativo, con lo

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cual también puede considerárselo un teórico de la democracia, hacia la que
terminaron evolucionando los regímenes liberales, al sostener además que por
legítimo que fuera, ningún poder debería sobrepasar determinados límites. Al decir
del mismo Locke en su obra Dos Tratados…:
”El primer poder, es decir, el de hacer lo que cree oportuno para la preservación de
sí mismo y del resto de la humanidad, es abandonado por el hombre para regirse por
leyes hechas por la sociedad…”
“En segundo lugar el hombre renuncia por completo a su poder de castigar… para
asistir al poder ejecutivo de la sociedad, según la ley de la misma lo requiera…”
Y precisa más adelante: “… el poder de la sociedad o legislatura constituida por
ellos, no puede suponerse que vaya más allá de lo que pide el bien común… Y así,
quienquiera que ostente el poder legislativo supremo en un Estado está obligado a
gobernar según lo que dicten las leyes establecidas, promulgadas y conocidas del
pueblo y no mediante decisiones imprevisibles; ha de resolver los pleitos por jueces
neutrales y honestos, de acuerdo con dichas leyes; y está obligado a emplear la
fuerza de la comunidad…para que esas leyes se ejecuten…”
Vemos como de esta forma, consagra el principio de tres poderes: legislativo,
judicial y ejecutivo, que es el que básicamente sigue rigiendo en la actualidad.
También de alguna forma introduce el concepto de rebelarse contra un poder no
legítimo cuando dice: “…nadie puede tenerme sometido a su poder absoluto, si no es
para obligarme por la fuerza a algo que va contra el derecho de mi libertad…, y la
razón me ordena que tenga por enemigo de esa salvaguardia mía a quien busca
arrebatarme la libertad…; por eso quien trata de esclavizarme se coloca a sí mismo
en estado de guerra conmigo… puesto que la libertad es la base de todo”
Respecto de la propiedad, deja en claro que lo único que la genera es “el
trabajo”, que es una capacidad, igual en todos los hombres, que se puede desarrollar
a fin de generar mayores propiedades. Luego se argumentará que el aumento de la
población terminó con las tierras disponibles, impidiendo que sea el trabajo el que
genera la propiedad, y dando lugar a las leyes positivas, que regularán la
distribución de las tierras.

Jean Jacques Rousseau

Jean-Jacques Rousseau (1712-1778), filósofo, teórico político y social, músico


y botánico francés, uno de los escritores más elocuentes de la Ilustración.
Nació el 18 de junio de 1712 en Ginebra (Suiza) y fue educado por unos tíos, tras
fallecer su madre pocos días después de su nacimiento. Fue empleado como aprendiz
de grabador a los 13 años de edad, pero, después de tres años, abandonó este oficio
para convertirse en secretario y acompañante asiduo de madame Louise de Warens,
una mujer rica y generosa que ejercería una profunda influencia en su vida y obra.
En 1742 se trasladó a París, donde trabajó como profesor y copista de música,
además de ejercer como secretario político. Llegó a ser íntimo amigo del filósofo
francés Denis Diderot24, quien le encargó escribir determinados artículos sobre
música para la Enciclopedia.
En 1750 ganó el premio de la Academia de Dijon por su Discurso sobre las
ciencias y las artes (1750) y, en 1752, fue interpretada por primera vez su ópera El
sabio del pueblo. Tanto en las obras anteriores, como en su Origen y fundamento de
la desigualdad entre los hombres (1755), expuso la teoría que defendía que la
ciencia, el arte y las instituciones sociales han corrompido a la humanidad, y según la
cual el estado natural, o primitivo, es superior en el plano moral al estado civilizado
(véase Naturalismo). Su célebre aserto: “Todo es perfecto al salir de las manos del
Creador y todo degenera en manos de los hombres”, y la retórica persuasiva de estos
escritos provocaron comentarios burlones por parte de Voltaire, quien atacó las
opiniones de Rousseau y suscitó una eterna enemistad entre ambos filósofos
franceses. Rousseau abandonó París en 1756 y se retiró a Montmorency, donde
escribió la novela Julia o La nueva Eloísa (1761). En su famoso tratado político El
contrato social o Principios de derecho político (1762), expuso sus argumentos sobre
libertad civil y contribuyó a la posterior fundamentación y base ideológica de la
Revolución Francesa, al defender la supremacía de la voluntad popular frente al
derecho divino.

Su pensamiento
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El buen salvaje es el punto de partida de las ideas sociales de Rousseau. La
naturaleza originaria era la de un bruto feliz: bruto porque al vivir aislado, carece de
lenguaje y, por lo tanto, no tiene posibilidades de desarrollo intelectual; pero feliz
porque sus necesidades básicas son fáciles de satisfacer. “Sus deseos no van más
allá de sus necesidades físicas; los únicos bienes que conoce en el mundo son la
comida, una hembra y el reposo; los únicos males que teme son el dolor y el hambre.
Digo el dolor y no la muerte, pues el animal no sabrá jamás lo que es morir, el
conocimiento de la muerte y sus terrores es una de las primeras adquisiciones que
hizo el hombre al apartarse de su condición animal”25
En el estado de naturaleza el hombre no reconoce otra ley que el instinto de
conservación, pero éste se ve moderado por un segundo instinto: la piedad, que le
hace evitar los sufrimientos innecesarios de los otros y que es la base de del instinto
de sociabilidad. “Hay además otro principio que Hobbes no ha observado, el cual,
habiéndosele dado al hombre para suavizar en ciertas circunstancias la ferocidad de
su amor propio o su deseo de conservación antes del nacimiento de este amor,
modera el ardor que siente por su bienestar con una innata repugnancia a ver sufrir
a sus semejantes… Me refiero a la piedad.”26
Me tomaré la licencia, antes de entrar en su Contrato Social, de seguir
indagando acerca de sus ideas básicas, que están plasmadas en su Origen y
fundamento de la desigualdad entre los hombres, es así que allí expresa: “Fue, pues
necesario la invención de las otras artes para obligar al género humano a ejercer la
agricultura… Del cultivo de las tierras resultó necesariamente su reparto; y una vez
reconocida la propiedad, surgieron las primeras normas de justicia: pues, para
restituir a cada cual lo suyo, es preciso que cada cual pueda tener algo… resulta
imposible concebir la idea de la propiedad inicial con otro fundamento que no sea el
de la mano de obra, pues no se vislumbra que para apropiarse de cosas que él no ha
hecho, pueda el hombre poner en ellas algo más que su trabajo.”
En este aspecto del origen de la propiedad, se advierte su coincidencia con
Locke. La Edad de Oro en la que vivía el buen salvaje no podía perdurar: los hombres
más aptos empezaron a apoderarse de una porción de los recursos naturales que era
superior a sus necesidades, reduciendo a los demás a la dependencia económica. Se
entró así en la Edad de Hierro, muy parecido a lo que Hobbes entendía por estado de
Naturaleza. Y para salir de esa inseguridad y violencia continuas, los propietarios
convencieron a los demás de de la necesidad de formar una sociedad civil basada en
el mantenimiento del estado de la propiedad en aquel momento, por lo que es
básicamente injusta, según Rousseau: “El primer hombre a quien cercando un
terreno, se le ocurrió decir esto es mío, y halló gentes lo bastante simples para
creerle fue el verdadero fundador de la sociedad civil” Nadie les dijo: ”Los frutos son
de todos y la tierra no es de nadie”
A partir de aquí, intentará elaborar un proyecto, aunque no le resultará fácil
hacerlo. Por eso, el Contrato Social puede ser incluso contradictorio con sus ideas, y
se lo explica Rousseau a partir del hecho de que la inocencia, una vez perdida es
irrecuperable, pudiéndose aspirar solamente a la virtud. Perdida la posibilidad de
justicia y de felicidad natural, al menos podría ser posible un orden social virtuoso,
donde se eliminara todo el mal innecesario. Ello sólo sería posible mediante una
especie de síntesis de los contrarios: lograr que el individuo se identificara con lo
general, sin perder su individualidad. Este es el objeto de su obra y él mismo lo
define así: “Encontrar una forma de asociación que defienda y proteja con toda la
fuerza común a la persona y bienes de cada asociado, y por la que cada cual,
uniéndose a todos, no obedezca sin embargo, más que a sí mismo y permanezca tan
libre como anteriormente. Tal es el problema fundamental a que da solución el
Contrato Social”.
Y continúa más adelante: “Inmediatamente en lugar de la persona particular
de cada contratante, este acto de asociación produce un cuerpo moral y colectivo…
Esta persona pública, formada así por la unión de los demás, tomaba antiguamente
el nombre de Ciudad, y ahora el de República…denominado por sus miembros Estado
cuando es pasivo, Soberano, cuando es activo…Respecto a los asociados, toman
colectivamente el nombre de pueblo, llamándose particularmente ciudadanos…”
El Contrato Social, busca la transformación de la sociedad y su programa, según la
propia definición de Rousseau se basa en el establecimiento de "una forma de

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asociación (...) mediante la cual cada uno, al unirse a todos, no obedezca, sin
embargo, más que a sí mismo y quede tan libre como antes"
Se trata pues, de una nueva modalidad de contrato social que devuelva al
hombre su estado 'natural' sin que por ello deba dejar de pertenecer a una
comunidad. No es, como quiere Hobbes, un contrato entre individuos, ni de los
individuos con un gobernante, como propone Locke: es un pacto de la comunidad con
el individuo y del individuo con la comunidad. Cada uno de los asociados se une a
todos y a ninguno en particular. El Contrato Social es una obra que está atravesada e
inspirada por la pasión por la unidad del cuerpo social, que se funda en la soberanía
absoluta e indisoluble de la voluntad general, frente a la cual deben subordinarse los
intereses particulares, quedando consagrado el concepto de soberanía popular,
básico en la democracia, sistema que Rousseau elige pese a vivir en un momento
donde no existía ni en los hechos ni en las palabras. Asimismo, introduce el concepto
de pueblo, pues será él, quien lo utilizará por primera vez, rescatando a su vez el de
ciudadano, que es a través del cual, intenta asegurar a cada uno, el resguardo de su
individualidad.

Concepciones del Estado de Maquiavello, Hobbes y Rousseau

Dentro de las consignas del presente trabajo, se pide hacer un análisis


comparativo, respecto de las concepciones del Estado, que sustentaban Maquiavello,
Hobbes, Rousseau. Creo que, en primer lugar, cada uno de ellos respondió a su
momento histórico, y que en algún sentido, son eslabones de una misma cadena, y
que de la interacción, y contradicción de sus posturas e ideas, fue enriqueciéndose el
pensamiento humano en su conjunto.
Sin embargo, si se debe mencionar en primer lugar que él termino Estado no
aparece sino hasta el siglo XV, y esto es porque, no es sino hasta lo que llamamos
Edad Moderna, que este concepto, adquiere vigencia, ya que en lo históricamente
inmediato anterior, o sea en la Edad Media, con el feudalismo, el poder político
derivaba de la propiedad del suelo, y los poderes territoriales, se podían comprender
a partir de expresiones como “regnum”( tierra del rey) o “land” (tierra).
Patricio Colombo Murúa27 dice al respecto: “…solo cuando va definiéndose una
nueva realidad política con un centro unitario de poder, independiente en lo exterior
e interior; concentrando en una unidad de dominación los instrumentos de poder
efectivo en un ámbito territorial determinado, la palabra Estado es empleada para
nominar esa nueva realidad que tiene advenimiento durante el Renacimiento en las
ciudades-repúblicas italianas…”, siendo los requisitos que configuran esta unidad de
dominación: la existencia de un gobierno efectivo, con un solo ejército( en Italia
cabria hacer la salvedad del fenómeno de los condottieri28), una administración
jerarquizada, un orden jurídico unitario, con la fuerza necesaria para imponer a sus
súbditos el deber de obediencia general. El primer teórico de esta nueva forma de
unidad jurídica es Jean Bodin29, quien en 1576, le adjudica las facultades de jurídicas
de legislar y de juzgar, facultades inherentes a la soberanía, haciéndola equivalente
al poder.
Es en su obra Discursos sobre la Década de Tito Livio, donde Nicolás
Maquiavello, desarrollará su idea de Estado, expresando allí su convicción en la
república como modo insuperable de organización política. El Estado maquiavélico es
laico, basado en el arquetipo romano y construido a partir de la razón. En esta obra,
y desde una perspectiva histórica propone como paradigma futuro al Estado
republicano, dejándose ver en ella, su admiración y entusiasmo por la República
romana. En su libro Del arte de la guerra30, se puede leer, refiriéndose a los romanos,
o los antiguos, como les llamaban: “Si volvemos la vista a sus instituciones,
encontraríamos muchas cosas que no serían imposibles de introducir en una
sociedad medianamente sana…La costumbre de honrar y premiar las virtudes, no
despreciar la pobreza, estimar el espíritu y las normas de la disciplina militar, obligar
a los ciudadanos a amarse los unos y los otros, vivir sin banderías, apreciar menos lo
particular que lo público…Introducirlas sería como plantar árboles, a cuya sombra se
estaría con más felicidad y placer que bajo éstos.”
Dice el historiador Marcel Brion en su obra Maquiavello: “el hombre a quien
pertenecen estas palabras era un soldado un capitán de fortuna, Fabrizio Colonna. La
escena transcurría en el jardín de Cosimo Ruccelai, donde este florentino rico, había
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intentado aclimatar todas las especies de árboles de las que trataban los libros
antiguos, lo que le valió este altivo desaire: en lugar de resucitar la antigüedad en
los árboles, que la resucitase en los hombres” Estas palabras son parte de los
diálogos de la obra de Maquiavello Del Arte de la guerra, la cual es un análisis
detallado y reflexivo, que la coloca entre los mejores escritos sobre táctica y
estrategia, acentuando sin embargo por sobre todo la búsqueda de la paz y el
bienestar social y económico, libro que fue dedicado a un influyente personaje de la
política florentina, emparentado con los Médicis, ya que Maquiavello, estaba
convencido de la necesidad que Florencia contara con su propio ejército, como forma
de garantizar el Estado.
Todas sus ideas republicanas, y admiración por el arquetipo romano,
contrastan con la realidad de su Italia dividida, llevándolo a la búsqueda de un líder,
un Príncipe, que tomara en sus manos la magna tarea de la unificación, búsqueda
que hará hasta el fin de sus días. Por eso, termina adscribiendo al absolutismo, el
cual es, en él absolutamente circunstancial. Dice Colombo Murúa: “El absolutismo de
Maquiavello es de carácter coyuntural, instrumental o de medios. El pensador
florentino se inclina por esta solución porque es la única manera… de llegar a la
unidad y consolidarla”
En cuanto a Hobbes, su concepción del Estado está suficientemente
explicitada, solo podríamos decir que existen coincidencias con Maquiavello, primero
en cuanto a la necesidad de un estado fuerte, cabe recordar, que, salvando las
diferencias, hay cierto paralelismo en la situación política que les tocó vivir, si bien
es cierto, que Hobbes plantea por primera vez el concepto del contrato social, algo
ausente en el pensamiento del florentino, ya que en esa época, y en Italia, los
Estados o los principados se “adquirían”, o se recibían como legados, y también en
cuanto a su opinión con respecto a la condición de los hombres, de quienes ambos no
tienen un buen concepto. Volviendo a las concepciones de Estado, sin embargo, y
pese a lo escrito en El Príncipe, su ideal era sin duda, la República, y no solamente,
escribiría sobre ello, sin que participaría activamente en política en su Florencia
natal, por la República, que luego caería por los Médicis.
Con respecto a Rousseau, su visión de los hombres es totalmente opuesta a la
de Maquiavello y a la de Hobbes, hasta tiene en ella un dejo de romanticismo, pues el
sostiene, que son buenos por naturaleza y que es la sociedad, la que los corrompe.
Tal vez ese romanticismo, es el que era necesario, o fue inspirador para lo que fue
luego la Revolución Francesa, que tomaría sus ideas o “banderas” para llevarla
adelante. La fundamental diferencia, se da en cuanto a la titularidad de la soberanía,
ya que según Rousseau, la soberanía residia en el pueblo, lo cual lo diferencia
notoriamente de Hobbes y de Maquiavello, a quienes podríamos calificar de
absolutistas, ya que en su visión, el poder residía en el soberano, llámese Rey o
Príncipe.
Rousseau en El Contrato Social, asegura también la igualdad de todos los
ciudadanos, la cual junto a la libertad se unen en esta sociedad democrática que él
diseña, y en la cual la ley es expresión de la voluntad general. Es al mismo tiempo la
voluntad del soberano y el mismo soberano y en las propias palabras de Rousseau:
"lo que pierde el hombre por el contrato social es su libertad natural y un derecho
ilimitado a todo lo que intenta y puede alcanzar; lo que gana en él mismo es la
libertad civil y la propiedad a todo lo que posee." "...podríamos añadir la adquisición
del Estado civil y la libertad moral, que sólo hace al hombre verdaderamente dueño
de si; porque la impulsión del solo apetito es esclavitud, y la obediencia a la ley que
se ha prescrito uno así mismo es libertad."
Los características de la soberanía popular son: es inalienable: implica que no
puede delegarse en representantes, con lo que la democracia representativa es
rechazada; es indivisible: no se admite la teoría de la división de poderes; es
infalible: la voluntad general es siempre recta y tiende a la utilidad pública; es
absoluta: el pacto social confiere al cuerpo político un poder absoluto sobre los
suyos.

Aportes de Montesquieu y Rousseau a la Política

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Charles-Louis de Montesquieu

(1689-1755), escritor y jurista francés nacido en el castillo de La Brède y


conocido universalmente por sus Cartas persas y El espíritu de las leyes. Estudió en
la Escuela de Oratoria de Juilly y posteriormente en Burdeos. En 1714 se convirtió en
consejero del Parlamento de Burdeos, del que fue presidente entre 1716 y 1728.
Montesquieu destacó por primera vez como escritor con sus Cartas persas (1721). En
esta obra, mediante el recurso de la relación epistolar entre dos aristócratas persas
de viaje por Europa, Montesquieu hace una sátira de los políticos franceses de su
tiempo, así como de las condiciones sociales, los asuntos eclesiásticos y la literatura
de la época. El libro adquirió rápidamente una enorme popularidad. Fue una de las
primeras obras de la Ilustración, que, con su crítica a las instituciones francesas
durante la monarquía de la Casa de Borbón, ya anunciaba el germen de la Revolución
Francesa.
La fama que adquirió Montesquieu con ésta le abrió las puertas de la Academia
Francesa en 1728. Su segunda obra sobresaliente fue Consideraciones sobre las
causas de la grandeza y decadencia de los romanos (1734), una de las primeras
obras importantes en la Filosofía de la historia. Pero su obra maestra es El espíritu
de las leyes (1748), tal vez el primer gran tratado de ciencia política en el sentido
moderno. En ella el autor analiza las tres principales formas de gobierno (república,
monarquía y despotismo) y establece las relaciones que existen entre las áreas
geográficas y climáticas y las circunstancias generales y las formas de gobierno que
se producen. Sostiene también que debe darse una separación y un equilibrio entre
los distintos poderes a fin de garantizar los derechos y las libertades individuales.
A lo largo de toda Latinoamérica, los textos de Montesquieu se leían con
entusiasmo a principios del siglo XIX. En el Río de la Plata, por ejemplo, tanto el
periódico Semanario de Agricultura (1802) como el Correo de Comercio (1810,
dirigido por Manuel Belgrano) eran medios de difusión de las ideas de Montesquieu y
de Rousseau, y fueron el fermento de lo que luego sería la Revolución de Mayo de
1810, inicio de la emancipación de América Latina. Con anterioridad a esa fecha los
libros de Montesquieu eran leídos en secreto y a escondidas, aunque sus seguidores
no dudaron en hacer público su furor por los principios de los fisiócratas y los
librecambistas. En El espíritu de las leyes Montesquieu pretendió describir cómo se
han originado las leyes, de acuerdo con qué condiciones, y cómo estas leyes
contribuyen a formar una adecuada comunidad política.
En realidad, la obra posee dos niveles diferenciados: el análisis de lo que son
las leyes y la descripción de lo que deben ser para poder formar una adecuada
comunidad política. Junto a esto, el autor propuso diferentes ejemplos y mostró una
abundante erudición para expresar cómo se han constituido las leyes en cada país y
cómo dicha constitución depende de las condiciones naturales y sociales, que hacen
de cada país una comunidad propia. Pero, al mismo tiempo, también aportó nuevas
ideas para el establecimiento de un régimen político diferente, caracterizado por la
división o separación de poderes políticos y por una nueva consideración del poder
real. El espíritu de las leyes está integrado por 31 libros.
A lo largo de sus páginas son analizadas las diferentes leyes de las naciones
del siglo XVIII y previamente, Montesquieu distingue entre las leyes naturales y las
leyes jurídicas, y pensando que existe un fundamento de la ordenación jurídica que
debe ser considerado antes de proponer cualquier cambio de la estructura legal.
Luego se analizan las diferentes formas de gobierno y el carácter del legislador, así
como la influencia del poder político en la vida de un pueblo. El autor distingue tres
formas de gobierno: despotismo, monarquía y república.
Sus preferencias se dirigían hacia una monarquía constitucional (semejante a
la británica) y se mostró firme defensor de la división del poder político en tres
niveles (poder ejecutivo, poder legislativo y poder judicial), teoría que contravenía
los principios del Antiguo Régimen y que le hizo célebre. Asimismo, Montesquieu
insistía en la necesidad de que el legislador elaborara las leyes de tal modo que
combinara dos elementos fundamentales: la necesidad natural y el carácter de la
naturaleza de las cosas, y la obligación de alcanzar la felicidad de la mayoría de los
ciudadanos (que consideraba una finalidad necesaria de todo sistema legal y de toda
forma de gobierno). Posteriormente estudia la relación existente entre las leyes de
un país y sus condiciones naturales (tales como el clima o su carácter geográfico),
esbozando interesantes análisis y comentarios sobre los países europeos de su
15
tiempo, presentando, a su entender la relación existente entre las costumbres de un
país y sus leyes, destacando la influencia de las creencias religiosas, las costumbres,
el comercio y el arte, entre otros aspectos, sobre la formación de las leyes y
afirmando su convencimiento de que las leyes varían a lo largo de la historia y
pueden ser modificadas para adecuarse a los cambios de costumbres. Finalmente, se
aboca al analisis de los rasgos de las antiguas leyes romanas y feudales, prestando
una especial atención al desarrollo de las leyes francesas. El espíritu de las Leyes
parece al lector actual una gran antropología.
Las leyes, es decir, las relaciones que regulan, de un modo u otro la
convivencia ponen de relieve su bondad o maldad a través de las costumbres. De allí
que sea necesario un analísis minucioso y extenso de éstas para poder elegir las
mejores leyes y regular de la manera más conforme con al naturaleza y necesidades
de los hombres, las leyes a las que obedecen. Creo que los principales aportes de
Montesquieu (sobre todo él) y Rousseau se refieren a la primaria configuración del
sistema político de un Estado, sentando las bases de lo que es nuestro actual
ordenamiento jurídico, o para ser más precisos el ordenamiento jurídico de las
sociedades occidentales en su conjunto.
Es muy importante resaltar la influencia de Montesquieu sobre los
enciclopedistas y revolucionarios, perfilándose las dos direcciones que esa influencia
tendrá: la intelectual en general y la política en concreto. El caso de Montesquieu no
es el de Rousseau, ya que en este último, apenas si se pueden diferenciar donde
comienza y donde termina la reflexión que no está condicionada por las categorías
políticas. Caber recordar que El Contrato Social inspirará a los revolucionarios
franceses en 1789 y a la comuna de 1870.
Inspiró también a Jefferson (1826), autor de la Declaración de Independencia
de los Estados Unidos de América. En Montesquieu, en cambio, los problemas
políticos son sus problemas fundamentales en el conjunto de la gran arquitectura de
las leyes, y de él se tomarán los esquemas formales de la organización política y de
Rousseau, su romanticismo libertario, que unidos y difundidos a través de diferentes
medios, sería el caldo de cultivo o fundamentación de las revoluciones que se
produjeron en la América hispana.

Conclusiones

La ciencia política moderna se ha ocupado principalmente de las ideas


expresadas por los pensadores y filósofos políticos, no sólo acerca del
funcionamiento de la política sino sobre cómo debería funcionar. Ellos han analizado
la naturaleza y la justificación de la autoridad y el deber políticos y de sus fines y
aunque sus conclusiones o postulados han sido disímiles y contradictorios, o podrían
calificarse hoy de utópicos en algunos casos, han tenido en común la pasión y el
convencimiento necesario para defenderlas no sólo en sus escritos, sino que muchos
de ellos, han acompañado la teoría con la praxis política, algo que incluso les ha
valido persecuciones y exilios. Tal vez el denominador común en ellos sea el deber
del pensador o filósofo político de posicionarse en lo que es, para alcanzar o
proponer lo que debería ser, entre la situación política de su tiempo, y aquella que
podría ser superadora, en función de sus ideales, y sus particulares visiones de la
organización política, o del Estado.
Quizás pueda escapar en algo a esta generalización el caso de Maquiavello, ya
que su teoría política, como ya hemos visto, se limitaba a la realidad concreta,
producto de su experiencia o praxis, desnudando los comportamientos políticos
concretos, y dejando de lado en algunos casos el juicio moral, que ellos le
merecieran, analizando de forma concreta las situaciones y efectuando
recomendaciones a aquellos gobiernos que intentan conservar el poder. Lo cierto es
que lo largo del tiempo, el interés esencial de estos pensadores ha girado en torno a
la organización de la sociedad civil, en torno a las teorías del Estado. Inicialmente
Platón efectuó una gran contribución en dirección a ese interés con sus diálogos de
su obra La República, obra en la cual ponía en un primer plano la teoría moral con
respecto a la práctica política.
Por su parte, Aristóteles, a quien aplica por primera vez un método científico a
la teoría política, realizando en su obra Política no solamente una clasificación de los
distintos tipos gobierno (monarquías, aristocracias y democracias), sino que
desarrolló lo que se podría llamar una investigación empírica con un análisis crítico,
16
ofreciendo un modelo para los estudios políticos. No cabe duda, que los
pensamientos y teorías filosóficas han tenido una vinculación directa con las
situaciones históricas concretas, y sus problemáticas sociales y políticas. Esto resulta
muy evidente en el caso de Thomas Hobbes, ya que la realidad que vivía influyó en la
enfatización del poder del Gobierno en el Estado a partir de su obra más importante,
Leviatán, en la cual propugna por un soberano con poder ilimitado dado que el
Estado se origina en el llamado contrato social, en el cual los individuos aceptan un
poder superior para protegerse de sus propios instintos animales y para poder
satisfacer ciertos deseos humanos.
John Locke, retoma gran parte de esta teoría del contrato social de Hobbes,
pero sosteniendo que la soberanía reside en el pueblo. Los gobernantes son solo
administradores de esta soberanía, y pueden ser derrocados legítimamente si no
cumplen con su parte en ese contrato social. Los ideales democráticos y republicanos
se vieron reforzados con los aportes de Montesquieu y de Jean-Jacques Rousseau, de
ideas similares a las de Locke y que son como ya se dijo anteriormente, precursoras
del actual ordenamiento jurídico de las sociedades democráticas occidentales.
Sociedades democráticas, que aún tienen la oportunidad de honrar su denominación,
y hacer realidad los idearios y postulados de estos grandes hombres. Jackes
Maritain31 en su libro “Cristianismo y Democracia” (1942), escrito cuando su país
estaba ocupado por los alemanes, decía: “…la igualdad debe restablecerse en un
nivel más elevado, y fructificar en la posibilidad, para todos, de tener acceso a una
vida digna del hombre, en el goce, asegurando a todos de los bienes elementales,
materiales y espirituales, de una vida tal, y en la real participación de cada uno,
según sus capacidades y sus merecimientos…” Que así sea… depende de todos.

NOTAS
1
Marsilio Ficino (1433-1499) Filósofo y teólogo italiano, sus traducciones sobre las obras de Platón,
contribuyeron a reactualizar el platonismo durante el Renacimiento. Cosimo de Médicis, le regaló una villa
en las afueras de Florencia, donde fundó la Academia Platónica. Tras ser ordenado sacerdote en 1473,
Ficino llegó a ser canónigo de la catedral de Florencia. Posteriormente tradujo también obras de otros
escritores neoplatónicos. Según Ficino, la razón platónica, mostraba una teología con centro en la
inmortalidad del alma. Su obra Theologica Platónica (1482) estudio sobre la inmortalidad del alma
humana, muestra el gran conocimiento que Ficino tenía de la obra de santo Tomás de Aquino.
Microsoft Encarta Encyclopedia 99; Enciclopedia Temática Larousse T II p.991; Historia del Pensamiento
T.2 p. 62; Biblioteca de Consulta Encarta Microsoft 2005.
2
Giovanni Picco della Mirándola Filósofo italiano. Estudió en Bolonia, Ferrara y Padua. Residió en París
y Roma y desde 1488 se acogió a la protección de los Médicis. Fue maestro en la Academia Florentina.
Erudito extraordinario, era un gran conocedor de la antigüedad; estudió árabe y hebreo, y se inició
asimismo en la cábala. Fue enemigo de la magia y la astrología. También adscripto al neoplatonismo
renacentista, en su libro Discurso sobre la dignidad del hombre (1486), plantea que el hombre es libertad
de autodeterminación en la escala del ser y libertad también para trascender la naturaleza hasta Dios, y
al mismo tiempo es la criatura que puede llevar al mundo a su completitud mediante el conocimiento y la
manipulación de sus fuerzas. La biblioteca de Pico fue una de las más importantes y globales de su
época. Hombre acaudalado, decidió con el tiempo deshacerse de todas sus posesiones y convertirse en
un predicador errante, pero murió antes de poder llevar a cabo su proyecto. El año anterior a su muerte,
el papa Alejandro VI le absolvió de cualquier imputación de herejía. Microsoft Enciclopedia Multimedia
Salvat; Historia del Pensamiento T.2 p 63; Biblioteca de Consulta Microsoft Encarta 2005
3
René Descartes (1596-1650), filósofo, científico y matemático francés. Nacido el 31 de marzo de
1596 en La Haye, hoy Descartes (Indre-et-Loire), era hijo de un miembro de la baja nobleza y pertenecía
a una familia que había dado algunos hombres doctos. Cuando tenía ocho años de edad fue enviado al
colegio jesuítico de La Flèche (en Anjou), donde permaneció 10 años. Junto a las disciplinas clásicas
tradicionales, también aprendió matemáticas y las principales doctrinas del escolasticismo, tendentes a
orientar la razón humana hacia la comprensión de la doctrina cristiana. Sus principales obras: Ensayos
Filosóficos (1637); Discurso del Método (1637); Meditaciones metafísicas (1641) Biblioteca Multimedia
Salvat; Biblioteca de Consulta Microsoft Encarta 2005
4
Boccaccio, Giovanni (1313-1375) Escritor italiano y humanista, uno de los más grandes autores de
todos los tiempos, retornado a Florencia en 1340, desarrolló diversos servicios diplomáticos para el
gobierno de la ciudad. Su obra más importante fue sin dudas “Il Decamerone”, otros trabajos suyos
fueron: L’amorosa Fiammetta, Il filostrato y Teseida. Microsoft Encarta Encyclopedia 99. Historia
Universal de la Literatura p.73
5
Petrarca, Francesco (1304-1374) Poeta y humanista italiano, considerado el primer poeta moderno.
La perfección de la forma de sus sonetos, influenció fuertemente a autores ingleses como Geofrey
Chaucer, William Shakespeare y Edmund Spencer. Poseía una profunda creencia en el rol de una Italia
unida, y la herencia cultural del Imperio Romano. Microsoft Encarta Encylopedia 99
6
Giotto, di Bondone (1267-1337) El más importante pintor italiano del siglo XIV. Renovador de la
pintura medieval al aportarle características que la convierten en un preludio del Renacimiento. Sus
17
frescos y obras pictóricas son esencialmente religiosas, habiendo proyectado el campanile de la Catedral
de Florencia. Gran Enciclopedia Salvat T.2 p.669
7
Cosimo de Médicis (1389-1464) Llamado Cosimo el Viejo. Financista y hombre de estado. Obligado
a exiliarse, en 1434 tomó el gobierno de Florencia con ayuda del pueblo. Aseguró su posición deportando
a algunos de sus enemigos y arruinando a otros con impuestos. Durante su mandato actuó como
mecenas, fundó la Academia Neoplatónica y transformó a Florencia en la capital del humanismo. Mandó
construir el Palacio de los Médicis, así como la Biblioteca de San Marco y la Iglesia de San Lorenzo.
Enciclopedia Clarín T.17; Microsoft Encarta Encyclopedia 99
8
Marcel Brion (1895-1984) Autor de fama internacional, escribió más de veinte biografías, entre las
que sobresalen las de músicos y artistas, fue nombrado miembro de la Academia Francesa en 1964.
Entre ellas figura Maquiavello, escrita en 1948 por el historiador francés Marcel Brion, en la cual plasma y
analiza la Florencia del Renacimiento, y describe a Maquiavello como un “hombre genial, lúcido, curioso y
de escandalosa discreción”
9
Maquiavello Obra de Marcel Brion Capítulo Uno Los poderes del Dinero p. 25
10
César Borgia (1476-1507) Soldado, político y eclesiástico italiano nacido en Roma, hijo ilegítimo de
Rodrigo Borgia, posteriormente nombrado Papa como Alejandro VI. El año antes de la elección de su
padre como Papa, y teniendo 18 años fue designado Cardenal, Rápidamente se hizo famoso por su
conducta licenciosa y temperamento violento, habiendo sido sospechado de complicidad en el asesinato
de su hermano Juan, Duque de Benevento y Gandia. En agosto de 1498, desistió de su cardenalato y
comenzó el camino que lo llevaría a conquistar la Romagna para los Estados Papales, conquista que luego
fue extendiendo. Como muchos de sus contemporáneos, César Borgia era inescrupuloso, traicionero y
cruel con sus rivales políticos. Era el prototipo de la astucia política retratada en El Príncipe por
Maquiavello. “Maquiavello”de Marcel Brion; Enciclopedia Clarín Tomo 4
11
“Virtú” en el original. Maquiavello entiende esta palabra en sentido de energía interna del hombre o de
capacidad, la cual podía vencer a la suerte (fortuna).
12
Francis Bacon, barón de Verulam (1561-1626), filósofo y estadista inglés, uno de los pioneros del
pensamiento científico moderno. Los escritos de Bacon se engloban en tres categorías: filosófica, literaria
y política. Sus mejores obras filosóficas son El avance del conocimiento (1605), un análisis en inglés
sobre la conciencia de su propio tiempo, y Novum Organum o Indicaciones relativas a la interpretación de
la naturaleza (1620). Enciclopedia Clarín Tomo 3 ; Biblioteca de Consulta Microsoft Encarta 2005.
13
Curso de Derecho Político Patricio Colombo Murúa- Nacimiento y Desarrollo del Estado Moderno p.
253 Editorial Universitaria
14
Tomas Hobbes (1588-1679) Filósofo inglés. Educado en Oxford, amigo y admirador de Bacon, se
distinguió por una sólida formación humanística y por su gran erudición científica. En viajes que realizó
estuvo en contacto con las grandes figuras de la “ciencia nueva”: Merssene, Gassendi, Descartes y
Galileo. Obras: Little Treatise (1637), Elements of Law (1640); Elementa phylosphiae: I. De Corpore
(1655), II. De Homine (1658), III. De Cive (1642), Leviatán (1651), On liberty and necessity (1654).
Luego publicaría aún algunas pequeñas obras, nacidas muchas de ellas de disputas con sus
contemporáneos, la obra más importante de esta época es Behemott, sobre las guerras civiles inglesas,
que fue prohibida por el propio rey. La pérdida del apoyo real supuso un incremento de las críticas a su
obra. Aunque siguió publicando incluso una pequeña obra a la edad de 90 años: Decameron
Physiologicum. Historia del Pensamiento T.2 p. 227; Enciclopedia Multimedia Salvat. Microsoft Encarta
Encyclopedia 99
15
Escuela de Padua Escuela filosófica que combinaba el aristotelismo con el averroísmo, sistema o
doctrina de Averroes, nacido en Córdoba y muerto en Marruecos, es considerado el más importante
filósofo árabe. Fue además médico, abogado, matemático y político, y durante algún tiempo estuvo al
servicio del Califa de Marruecos, acusado de herejía, fue deportado. Intenta conciliar la filosofía y la
religión: la revelación es un camino accesible a la mayoría, al tiempo que la filosofía es otra vía,
reservada a los sabios. Esta concepción será el fundamento de la teoría de la doble verdad. Enciclopedia
Multimedia Salvat
16
Harvey Williams(1578-1657) Medico anatomista inglés. Estudió en Cambridge y Padua y llegó a ser
catedrático en Londres y médico d el os reyes Jacobo I y Carlos I. A través de pacientes experimentos
llegó a precisar el funcionamiento del sistema circulatorio, superando las teorías galénicas sobre el tema,
trabajando también en embriología y obstetricia. Enciclopedia Multimedia Salvat;
17
John Williams (1616-1703) Matemático británico. Estudió en Cambridge y recibió las órdenes
clericales. Su obra más importante es Arithmética Infinotorum (1655), en esta obra en la que introdujo el
símbolo del infinito para representar el infinito, aparece su fórmula para el cálculo del pi, en forma de
cociente de dos productos infinitos. También estudió los centros de gravedad y escribió un tratado sobre
las cónicas. Enciclopedia Multimedia Salvat
18
Leviatán Término utilizado en distintos libros de la Biblia para referirse a un monstruo enorme y
escamoso. Los especialistas bíblicos suelen coincidir en aplicarlo al cocodrilo, salvo en Salmos (Sal. 104,
26) y Job (41, 1-8), donde adquiere la acepción de “ballena” o “delfín”, ya que en estos casos se dice que
el animal es una bestia marina. En Isaías (Is. 27,1) es descrito como “serpiente tortuosa”. También en el
segundo de los apócrifos libros de Esdras (2 Esd. 6,49-52) se lo menciona. Enciclopedia Clarín Tomo 15;
Historia del pensamiento Tomo 2, p.228
19
“Leviatán…” Capítulo XVII “De las causas, generación y definición de una república” P. 166
20
Johannes Althusius o Altusio (1557-1638), pensador y jurista alemán. Johannes Althaus, su
verdadero nombre, nació en Diedenshausen y profesó desde joven la fe calvinista. Estudió Derecho en
Colonia y Basilea y en 1602 fue nombrado profesor de las universidades de Herborn y Siegen. En 1603
18
publicó su principal obra, Politica Methodice Digesta (Análisis sistemático de la política), en la cual
exponía la idea (ya presente en el pensamiento de Jean Bodin) de que el Estado es un órgano federativo
compuesto de cuerpos menores (la familia, las corporaciones económicas, las ciudades y las provincias).
No obstante, y en contra de las tesis absolutistas propugnadas por Bodin, Althusius defendía, sobre bases
contractuales, el principio de la soberanía popular y el derecho de los magistrados electivos a resistir al
tirano o a cualquier otro que intentara abolir las leyes fundamentales del Estado. Historia del
Pensamiento Tomo 2; Biblioteca de Consulta Microsoft Encarta 2005
21
Hugo Grocio (1583-1645), jurista, estadista, matemático, erudito y humanista holandés. Sus
escritos jurídicos sentaron las bases del Derecho internacional moderno, pero también fue autor de
voluminosos trabajos teológicos, poéticos, históricos y tradujo a los clásicos. Huig van Groot, fue su
verdadero nombre, nació el 10 de abril de 1583 en Delft. A los ocho años de edad ya escribía elegías
latinas, y a los doce ingresó en la Universidad de Leiden. En 1598 sirvió a las órdenes de Enrique IV de
Francia e inició estudios de leyes en Orleans. Cuando regresó en 1599 a las Provincias Unidas (nombre
que recibía la parte de los Países Bajos independizada del poder español) comenzó a ejercer como jurista
y, en 1607, era ya procurador general de la provincia de Holanda. En su primer estudio sobre Derecho
internacional, Mare Liberum (1609), Grocio defendió la libertad de actuación que las naciones debían
gozar en los mares. Según la filosofía de Grocio, la idea de extender el concepto de soberanía al espacio
marítimo se oponía a la ley natural y al Derecho básico de la humanidad. Una línea análoga de
argumentación siguió en De iure belli ac pacis (Sobre el derecho de la guerra y la paz, 1625). Para él, no
todo empleo de la fuerza está prohibido por la ley natural, sino sólo el uso de la fuerza que entra en
conflicto con los principios de la sociedad, al intentar alguien usurpar los derechos de otro. Puede
entonces existir lo que se denomina guerra justa, si se entabla para alcanzar o restablecer el fin natural
del hombre, que es la paz o la condición de una vida social tranquila. Los esfuerzos de Grocio por mediar
en una amarga disputa doctrinal entre los calvinistas holandeses le implicaron en un conflicto político
entre la provincia de Holanda y el resto de las Provincias Unidas. Fue condenado a cadena perpetua en
1619, pero logró escapar a París en 1621, donde concluyó su obra De veritatis religionis christianae
(1627), exposición sobre las creencias básicas del cristianismo que fue traducida a varias lenguas con la
que obtuvo el reconocimiento generalizado de su valía como pensador y escritor. Grocio regresó en 1631
a Holanda, pero abandonó de nuevo este país en 1632. Llegó a ser embajador de Suecia en París en
1634, cargo que desempeñó hasta 1644. En uno de sus viajes a Suecia en 1645, su barco naufragó ante
las costas de Pomerania. Murió dos días después, el 28 de agosto, en la hoy ciudad alemana de Rostock,
a causa de las heridas sufridas en el naufragio. Enciclopedia Clarín Tomo 12; Historia del Pensamiento
T.2 p.222
22
Anthony Ashley Cooper, primer conde de Shaftesbury (1621-1683), político inglés, en un primer
momento partidario y después adversario del rey Carlos II. Nacido el 22 de julio de 1621 en Wimborne St
Giles, en Dorset. Actuó en el Parlamento Corto en 1640, retiró su apoyo político a Carlos I y a los
monárquicos al estallar la Guerra Civil inglesa, y se unió a los parlamentarios en 1644. En 1653, fue
nombrado miembro del denominado Parlamento de Barebones. Gran defensor del gobierno
parlamentario, se opuso al gobierno autocrático de la república bajo Oliver Cromwell. Tras la muerte de
éste en 1658, influyó en la restauración de Carlos II como rey de Inglaterra. Más tarde se convirtió en un
miembro importante de la denominada Cabal, un grupo consultivo de lo más selecto que servía al rey
Carlos. En 1660, fue nombrado consejero privado y, en 1661, canciller del Exchequer (una especie de
ministro de Finanzas). En 1672 recibió el título de conde de Shaftesbury. Este nombramiento se debió
sobre todo a su política de tolerancia y a su apoyo al Rey. En 1673, después de que Jacobo duque de
York, el hermano del rey, reconociera públicamente su conversión al catolicismo, renunció a su anterior
tolerancia y apoyó las Test Acts anticatólicas. Fue destituido de su cargo en 1673 y, en 1678, respaldó la
agitación anticatólica relacionada con el complot papista. Como líder parlamentario de la facción whig, se
opuso al duque de York como heredero a la corona. En su lugar, apoyó al protestante duque de
Monmouth. En 1681 fue acusado de traición, pero fue puesto en libertad y huyó a las Provincias Unidas
(Países Bajos), donde murió el 21 de enero de 1683. Historia del Pensamiento T.2 p.226; Biblioteca de
Consulta Microsoft Encarta 2005
23
Provincias Unidas Estado formado por las siete provincias del norte de los Países Bajos (Frisia,
Groninga, Güeldres, Holanda, Overijssel, Utrecht y Zelanda), cuyos destinos quedarían unidos a partir de
la Unión de Utrecht, acordada el 23 de enero de 1579, y se prolongarían como Estado independiente
hasta la ocupación francesa en 1795. Biblioteca de Consulta Microsoft Encarta 2005
24
Denis Diderot (1713-1784), filósofo francés, y uno de los redactores de la Enciclopedia, también
autor de novelas, ensayos, obras de teatro y crítica artística y literaria. Diderot nació en Langres el 5 de
octubre de 1713 y estudió con los jesuitas. En 1734 se trasladó a París y vivió diez años como tutor mal
pagado y escribiendo para otros escritores. Su primera obra importante, publicada anónimamente, fue
Pensamientos filosóficos (1746), donde explica y afirma su filosofía deísta (véase Deísmo). En 1747
recibió la invitación de editar una traducción francesa de la Cyclopaedia inglesa de Ephraim Chambers.
Diderot, en colaboración con el matemático Jean le Rond d'Alembert, convirtió este proyecto en una
inmensa obra de nueva redacción que abarcaba 35 volúmenes, Enciclopedia o diccionario razonado de las
artes y los oficios, más conocida como la Enciclopedia. Con ayuda de los más prestigiosos escritores de la
época, entre los que figuraban Voltaire y Montesquieu, el escéptico y racionalista Diderot empleó la
Enciclopedia como una poderosa arma de propaganda contra la autoridad eclesiástica, la superstición, el
conservadurismo y el orden semifeudal de la época. Historia del Pensamiento T.2 p. 288; Biblioteca de
Consulta Microsoft Encarta 2005

19
25
Jean Jacques Rousseau “Origen y fundamento de la desigualdad entre los hombres” (1755)
Biblioteca de Consulta Microsoft Encarta 2005
26
Jean Jacques Rousseau “Origen y fundamento de la desigualdad entre los hombres” (1755) Ídem
27
Patricio Colombo Murúa Curso de Derecho Político. Teoría del Estado p. 401 Editorial Universitaria
28
Condottieri Palabra con la cual se denominaba a los ejércitos mercenarios, que actuaban en la actual
Italia, y que existieron durante los siglos XIV y XV, época de incesante actividad bélica entre los estados
italianos de esa época, y que eran contratados por dichos estados para llevar adelante sus guerras o la
defensa de sus ciudades, ya que muchas de ellas no poseían ejércitos propios. Enciclopedia Clarín Tomo
6
29
Jean Bodin (1530-1596) filósofo, jurista y economista francés, cuyas teorías acerca de la monarquía
absoluta supusieron una importante contribución a la filosofía política del siglo XVI. Nacido en Angers,
estudió en Toulouse y fue abogado en el Parlamento de París desde 1561. La obra clave de Bodin fue un
tratado intitulado Six livres de la Republique (Seis libros de la República), publicado en 1576. Este trabajo
constituyó un estudio sobre el Estado en el que analizaba la naturaleza de los regímenes políticos y
rechazaba la visión utópica que algunos de sus predecesores, en particular Tomas Moro, habían
adoptado. Bodin distinguió tres formas del ejercicio de la soberanía: el Estado popular, el aristocrático y
el monárquico, presentando sus principios institucionales, como sus ventajas e inconvenientes. Mostró
una clara preferencia por el Estado monárquico: “una especie de República en la cual la soberanía yace
en un único príncipe”, distinguiendo tres formas de monarquía: la tiránica, la señorial y la real o legítima.
Defendió esta última forma, pues, dijo, en ella la soberanía es una e indivisible en la persona del rey, que
está por encima de las querellas religiosas y su poder no es temporal ni delegado. Aquí se encontraron
los fundamentos del absolutismo. Enciclopedia Clarín Tomo 4; Biblioteca de Consulta Microsoft Encarta
2005
30
Del Arte de la Guerra Obra de Nicolás Maquiavello, escrita en 1521, en donde se plantea, la
necesidad de ejército propio, y por primera vez la idea del servicio militar obligatorio, por parte de los
ciudadanos, de modo de librarse de la contratación de los condottieri, mercenarios de dudosa fidelidad y
efectividad.
31 Jackes Maritain (1882-1973), filósofo francés, conocido por su aplicación de las enseñanzas del
filósofo escolástico medieval santo Tomás de Aquino a los problemas de la vida moderna. Nacido en París
el 18 de noviembre de 1882, Maritain estudió en la Sorbona, donde recibió la influencia del filósofo Henri
Bergson, y en la Universidad de Heidelberg. Educado en el protestantismo, Maritain se convirtió a la
religión católica en 1906. Realizó un estudio de la filosofía tomista, que aplicó a la cultura moderna. Fue
profesor en el Instituto católico de París de 1914 a 1933, en el Instituto de Estudios Medievales de
Toronto (1933-1945) y en la Universidad de Princeton (1948-1952). Desde 1945 hasta 1948 fue
embajador de Francia ante el Vaticano. Se retiró a Toulouse, Francia, donde murió el 28 de abril.

BIBLIOGRAFÍA
El Príncipe Nicolás Maquiavello Hyspamerica Ediciones Argentina S.A. 1984
Curso de Derecho Político Patricio Colombo Murúa Editorial Universitaria

20
Maquiavello Marcel Brion Javier Vergara Editor Buenos Aires 1994
Del arte de la Guerra Nicolás Maquiavello Ediciones Libertador Buenos Aires 2004
Discursos sobre la Década de Tito Livio Nicolás Maquiavello
Lecciones Elementales de Política Germán Bidart Campos EDIAR S.A. Editora
Buenos Aires 1997
Enciclopedia Temática Larousse Ediciones Larousse España 1980
Microsoft Encarta Encyclopedia 99 Microsoft Corporation 1999
Enciclopedia Clarín Plaza y Janés Editores Argentina 1999
Gran Enciclopedia Salvat Salvat Editores Barcelona 1992
Historia Universal de la Literatura Ediciones Orbis S.A. Buenos Aires 1982
Historia del Pensamiento Ediciones Orbis S.A. Madrid 1983
Enciclopedia Multimedia Salvat 99´Salvat Editores S.A. 1999
Leviatán… Thomas Hobbes Fotocopia del Capítulo XVII y extractos de la Historia del
Pensamiento T.2 y de la Biblioteca de Consulta Microsoft Encarta 2005
Contrato Social Jean Jacques Rousseau .Extractos de la Biblioteca de Consulta
Microsoft Encarta 2005
Biblioteca de Consulta Microsoft Encarta 2005 Microsoft Corporation 2005
El Espíritu de las Leyes Charles-Louis de Montesquieu Ediciones Orbis S.A. Madrid
1984
Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil John Locke Altaza S.A. Barcelona 1998.
Extraído de “Documentos Fundamentales del Constitucionalismo”
Disponible en: www.urquizadenis.com.ar del Dr. Carlos Alberto Denis, docente de la
Facultad de Ciencias Económicas de la UBA
Cristianismo y Democracia Jackes Maritain extractos del libro publicados en un
artículo de la pagina web Ciudad Política, por el Prof. Horacio Gentile, profesor de
Derecho Constitucional de la Universidad Nacional de Córdoba y la Universidad Católica
de Córdoba.

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