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Ad Gente (AG) decreto sobre la actividad misionera de la iglesia

Habla del esfuerzo religioso que hay fuera del cristianismo, como de una pedagoga hacia el Dios verdadero o una preparacin evanglica. La misin de la iglesia contina y desarrolla a lo largo de la historia la misin del mismo Cristo, que fue enviado a evangelizar a los pobres; por lo tanto la iglesia debe caminar movida por el Espritu Santo, en el mismo camino que Cristo llev, es decir, segn lo dice el decreto, por el camino de la pobreza, de la obediencia y del servicio de s mismo hasta dar su vida, de la cual sali Jess victorioso por la resurreccin. Es en este decreto en donde por nica vez dice el concilio que la iglesia debe caminar por el camino de la pobreza en su misin (AG n 5). Los grupos en que vive la iglesia se cambian completamente con frecuencia por varias causas, de forma que pueden originarse circunstancias enteramente nuevas; por lo tanto la iglesia tiene que pensar detenidamente si estas condiciones exigen de nuevo su actividad misionera (AG n 6). Lo que est diciendo es que no es solo misin, la misin a los no creyentes o la misin a los de otra religin, sino que puede ser tambin misin, la misin a los catlicos que han abandonado su prctica o que han abandonado su fe. Como el libro de los dos sacerdotes de los que se hablaba en clase, cuyo ttulo era: Francia Pas de misin, un escndalo pues, siendo Francia anteriormente un pas plenamente catlico. Lo que dice el concilio es que, las circunstancias de un pueblo o de grupos concretos, pueden variar tanto, es decir por ejemplo, que pueden descristianizarse, de tal manera que sea necesario misionarlos de nuevo

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