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El Prado pide a la UB que garantice la

integridad de sus obras ante el encierro


de estudiantes
El director del museo telefoneó al rector expresándole su preocupación | El Prado
evalúa trasladar las obras del recinto para evitar cualquier afectación | El museo pide
al MNAC que haga un informe para valorar el estado de las obras

Miguel Ángel Trenas | Madrid | 19/02/2009 | Actualizada a las 03:31h | Ciudadanos

Precaución, que no alarma. Así califican en el Museo del Prado las iniciativas puestas
en marcha por la pinacoteca para "aclarar" la situación de algunas obras pertenecientes a
sus fondos, depositadas en el antiguo edificio del rectorado de la Universitat de
Barcelona, ocupado por un grupo de estudiantes anti-Bolonia. El museo, que se enteró
de lo que ocurría por La Vanguardia, no ocultaba ayer cierto malestar por no haber sido
informado directamente por la universidad, con la que, por otra parte, mantiene una
excelente relación.

Tras una primera conversación el martes entre el rector Dídac Ramírez, y el director del
Prado, Miguel Zugaza, en la que aquel le informó de que, a pesar de las fotos, la
normalidad reinaba en el recinto. "Los manifestantes son de confianza" o "hay un
vigilante jurado atento a cualquier peligro" fueron algunas de las respuestas del rector.
El museo decidió solicitar a los técnicos del MNAC que se personaran en el rectorado e
informaran de la situación de las obras.

Ayer se produjo un primer informe verbal de los técnicos del MNAC, que confirmaron
que no había alarma ni existía riesgo para los cuadros. Según el personal del MNAC no
se estaba cocinando debajo de los cuadros –a diferencia de lo que sí se hacía en días
anteriores–, y que existía una distancia de seguridad suficiente entre los acampados y las
obras. Pese a todo, el director del Prado evaluaba ayer la posibilidad de tomar otras
medidas: bien, negociar la salida de los manifestantes o trasladar las obras del recinto.

"En ningún caso existe fricción con la universidad –aseguraba ayer un portavoz del
Prado–, quien señalaba que la relación era muy antigua, "desde el siglo XIX",ymuy
buena "ya que la universidad colabora económicamente en el cuidado y restauración de
las obras que conserva".

El incidente coincide con una iniciativa reciente del Museo del Prado, orientada a
reordenar los depósitos que tiene distribuidos por todo el país y mejorar tanto su
conservación como su exhibición pública. Para ello, el museo quiere llegar a acuerdos
con diferentes instituciones culturales autonómicas o locales.

Precisamente, el primer acuerdo se firmará en breve con el MNAC. En paralelo, se


favorecerá la reubicación de muchos depósitos en museos de bellas artes provinciales.
Uno de los problemas es que, al tratar se de depósitos muy antiguos, no existen
protocolos definidos de cuidado ni tampoco las instituciones cuentan con medios
propios para ello. "Hoy, en la práctica -explica un portavoz del Prado- los destinatarios
de los depósitos, si se producen, son sólo museos y las condiciones de cuidados son las
mismas que se exigen para los préstamos de exposiciones".

Los depósitos de la UB se remontan al último tercio del siglo XIX, entre 1877 y 1886,
cuando llegaron las primeras 51 obras. A estas luego se sumarían otras cinco hasta las
56 actuales, entre las que destacan dos Lucca Giordano y un Ricci. Desde entonces, la
universidad ha mantenido un comportamiento particularmente ejemplar respecto a estos
depósitos, haciéndose cargo incluso de campañas de restauración regulares de los
mismos desarrollada a iniciativa propia aunque siempre autorizadas por el Prado y
realizadas bajo su supervisión.

Entre los planes inmediatos del Museo del Prado está la apertura del Centro de Gestión
de Depósitos en la Casa de los Águilaen Ávilay la firma de convenios de colaboración
con instituciones museísticas, como el MNAC, que permitirán llevar un control mucho
más exhaustivo yuna mejor distribución de los depósitos.

La relación del actual Museo Nacional del Prado con Catalunya, en lo que se refiere a
los depósitos, viene de lejos. Antes de la fusión del Museo Nacional de Pintura y
Escultura, conocido como de la Trinidad, con el Museo Real, dos reales órdenes de
depósito, fechadas en 1866 y 1867 respectivamente, permiten enviar un considerable
número de piezas a la Real Academia de Bellas Artes de San Jorge, con el fin de formar
parte del Museo de Barcelona, de nueva creación. Son de mano de artistas de los siglos
XVI, XVII y XVIII, procedentes del proceso de desamortización de conventos
madrileños y de autores del siglo XIX, que formaban parte del citado museo.

Después de la fusión de ambos museos, realizada en 1872, y ya en la década de los


ochenta, se siguen realizando envíos a instituciones catalanas. Las obras que se
depositan proceden ya, además del inventario del Museo de la Trinidad, de las
colecciones reales españolas y de las adquisiciones efectuadas por el Estado con destino
al museo. Recibe pinturas y esculturas en esas fechas, la Universitat de Barcelona, entre
otras instituciones.

Entre 1987 y 2007 han tenido lugar levantamientos definitivos a requerimiento de los
responsables de los depositarios. Es este el caso de numerosas pinturas comprendidas
entre los siglos XVI y XIX que estaban en el Museu Nacional d´Art de Catalunya. Otras
veces, las piezas han sido sustituidas por otras, como ha ocurrido en la Universitat de
Barcelona. También se han regularizado las órdenes de depósito al pasar el edificio y su
contenido a ser gestionado por un nuevo organismo; es el caso del Palau Reial de
Pedralbes. Se han hecho nuevos depósitos, como el del 2007 al Museu d´Art Modern
Jaume Morera de Lleida.

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