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LAS MAQUINAS ELECTROSTTICAS Durante el siglo XVIII, la electricidad constituy uno de los pasatiempos predilectos entre la gente pudiente

y la nobleza, y se amenizaban las tertulias con experiencias que maravillaban a los ms profanos. Con la invencin de las llamadas maquinas electrostticas, productoras de grandes cantidades de electricidad, lo que en un principio constituan fenmenos en pequea escala, se transformaron en experiencia violentan.

Fundamento de una maquina electrosttica:

1. Produccin de las cargas: Se frota un disco de vidrio, que se carga positivamente; el pao se carga negativamente.

2. Recoleccin de las cargas: El vidrio es un mal conductor, de modo que las cargas se quedan en el lugar en que fueron originadas. Es necesario, pues, recolectar todas las cargas producidas. La experiencia ha enseado que es mejor hacerlo sin tocar el disco: se provee de una punta a la esfera donde se quieren recoger las cargas, y esa punta se coloca cerca del disco de vidrio. Por induccin, las cargas negativas de la esfera van hacia la punta, y de ah saltan al disco, neutralizando cargas positivas. Por otra parte, en la esfera quedan en exceso tantas cargas positivas como negativas saltaron, de modo que todo sucede como si las cargas positivas del vidrio pasaran a la esfera.

3. Motorizacin: Es necesario ahora motorizar la produccin y recoleccin. Se mantiene fija la esfera y se hace girar el disco, de modo que toda su superficie (por lo menos la zona perifrica) vaya pasando frente a la punta de la esfera. Se logra as recoger gran parte de la carga generada en el disco.

Como simultneamente se producen electricidades de los dos signos, positivas en el vidrio y negativas en el material que lo frota, tambin se recogen estas ltimas en otras esferas. Ambas esferas, positiva y negativa, constituyen los polos de la maquina electrosttica.

FUENTE: Introduccin a la Fsica 2, Dr. Ciencias Fisicomatemticas Alberto P. Maiztegui- Prof. Fsica Jorge A. Sabato, Editorial Kapelusz, S.A. 1979 7ma Ed

icin, Grficos Pablo Paoppi e Hijos S.A, Sto. Dgo. 2257/62, Buenos Aires. Pgs. 208.

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