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Entendiendo Los
Lugares Altos
Textos: Núm 33:50-53; Sal.7:9; Jer.17:10; Rom.1:28; 1ª.Cor.1:10; Tit.1:15; 1ª.Cor.2:16.
Núm 33:50-53:
“50Y habló Jehová a Moisés en los campos de Moab junto al Jordán frente a Jericó, diciendo:
51
Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis pasado el Jordán entrando en la tierra
de Canaán,52echaréis de delante de vosotros a todos los moradores del país, y destruiréis
todos sus ídolos de piedra, y todas sus imágenes de fundición, y destruiréis todos sus
lugares altos;53y echaréis a los moradores de la tierra, y habitaréis en ella; porque yo os la
he dado para que sea vuestra propiedad.”
Sal.7:9:
“Fenezca ahora la maldad de los inicuos, mas establece tú al justo; Porque el Dios justo
prueba la mente y el corazón.”
Jer.17:10;
“Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su
camino, según el fruto de sus obras.”
Rom.1:28:
“Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente
reprobada, para hacer cosas que no convienen;”
1ª.Cor.1:10:
“Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos
una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente
unidos en una misma mente y en un mismo parecer.”
Tit.1:15:
“Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es
puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas.”
1ª.Cor.2:16:
“Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la
mente de Cristo.”
Como ustedes podrán notar, estos pasajes bíblicos hacen referencia a la mente; trataremos de
encontrar claridad de cuán importante es para Dios y para nuestro beneficio estar conscientes
de la actividad mental en cada uno de nosotros. Para ello debemos partir de “los lugares
altos” a que hace referencia la Biblia.
El apóstol Pablo, bajo la inspiración del Espíritu de Dios, escribió que las Escrituras Antiguas
(El Antiguo testamento) se escribieron para que nos enseñen a vivir nuestra relación con Dios.
Veamos lo que escribió: Rom. 15:4
“Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin
de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.”
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“ENTENDIENDO LOS LUGARES ALTOS”
Sostenidos en esta verdad vamos a desarrollar algo que los RELIGIOSOS ignoran y que en vez
de ayudarnos a “sacar el carro” del atolladero, lo único que hacen es, impedir el AVANCE
arrollador del REINO DE DIOS.
“Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al
Israel de Dios.”
Al ir descubriendo cómo Dios se relacionó con la nación de Israel, nos daremos cuenta
cómo Dios se interrelaciona con las iglesias del Nuevo Testamento.
El Israel del Antiguo Testamento comenzó con los patriarcas Abraham, Isaac, y Jacob.
Alcanzó su gloria mayor durante los reinos de David y Salomón. Fue una nación sacada de
Egipto, y llevada dentro de la tierra de Canaán bajo el liderazgo de Moisés primeramente
y luego por Josué.
Dios prodigó Su amor sobre esta nación haciéndola Su pueblo. Deut. 7:6-8 registra en
forma hermosa este hecho, leámoslo:
“6Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para
serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra. 7 No por
ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues
vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos; 8 sino por cuanto Jehová os
amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado Jehová
con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón rey de
Egipto.
Así que, Israel continuó durante cientos de años bajo la guía paciente de Dios. Vez tras
vez cuando se extraviaron Dios envió jueces, o profetas, o sacerdotes, o reyes para
traerlos de regreso a una fidelidad más obediente hacia Dios.
LUGARES ALTOS
En la mayoría de los pueblos antiguos que circundaban a Israel, se tenía la idea de que
las divinidades moraban en el cielo. Por tanto, el lugar más adecuado para adorarlas era
una elevación cualquiera. A veces estas elevaciones eran montes o cerros naturales, y
otras veces, sobre todo en regiones llanas, se trataba de "torres" o montículos artificiales
sobre los que se colocaba el altar. La adoración a los dioses en lugares altos era tan
común que la encontramos hasta en las antiguas civilizaciones americanas (en las
pirámides mayas y aztecas, y en los montículos artificiales que construían algunos indios
de Norteamérica, así como los incas en nuestro país.).
En las tierras bíblicas, esta costumbre también era común. Pero la forma en que la
encontramos más frecuentemente en el Antiguo Testamento es la que los hebreos
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“ENTENDIENDO LOS LUGARES ALTOS”
Por estas razones, cuando el Antiguo Testamento habla de lugares altos no se refiere
sencillamente a un accidente geográfico. El término se emplea, por el contrario, para
designar un lugar de culto.
Cuando los israelitas conquistaron la tierra, comenzaron a destruir los lugares altos de
los cananeos. Pero esta destrucción no fue completa, y uno de los temas que aparecen
constantemente en el Antiguo Testamento es la tentación de acudir a tales lugares.
Además, los israelitas comenzaron a adorar a Jehová en lugares altos, construidos en
forma semejante a los de los cananeos. Durante los primeros años del pueblo en la tierra
prometida, la lucha no fue contra los lugares altos en sí, sino contra los baales que se
adoraban en muchos de ellos. La costumbre de adorar a Jehová en estos lugares era
aceptada.
Pero con el proceso de centralización, que puede verse en el establecimiento del reino y
la construcción del templo, los lugares altos empezaron a rivalizar con el verdadero culto
a Jehová en el templo, y el ataque contra ellos se hizo más general. Ya no se trataba solo
de lugares altos consagrados a los baales, sino también de los consagrados a Jehová. Esto
llegó a su fin con la reforma de JOSÍAS, después de la cual parecen haber desaparecido
todos los lugares altos dedicados a Jehová. Sin embargo, los profetas tuvieron que atacar
repetidamente la idolatría del pueblo, que en varias ocasiones restableció los lugares
altos dedicados a los baales.
La división del reino a la muerte de Salomón en el año 931 A.C. estimuló la adoración de
dioses falsos:
• En el reino de Israel, el cual consistió de diez tribus, su primer rey, edificó centros
de adoración en Dan y en Bet-el que enfatizaban la adoración de becerros. Esta triste
condición nunca cambió a través de toda la historia de las diez tribus de Israel.
Leamos lo que hizo uno de ellos, 1ª.Rey. 12:28-33,
“28Y habiendo tenido consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo:
Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, los cuales te
hicieron subir de la tierra de Egipto.29Y puso uno en Bet-el, y el otro en Dan.30Y esto
fue causa de pecado; porque el pueblo iba a adorar delante de uno hasta Dan.31Hizo
también casas sobre los lugares altos, e hizo sacerdotes de entre el pueblo, que no
eran de los hijos de Leví.32Entonces instituyó Jeroboam fiesta solemne en el mes
octavo, a los quince días del mes, conforme a la fiesta solemne que se celebraba en
Judá; y sacrificó sobre un altar. Así hizo en Bet-el, ofreciendo sacrificios a los
becerros que había hecho. Ordenó también en Bet-el sacerdotes para los lugares
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“ENTENDIENDO LOS LUGARES ALTOS”
altos que él había fabricado.33Sacrificó, pues, sobre el altar que él había hecho en
Bet-el, a los quince días del mes octavo, el mes que él había inventado de su propio
corazón; e hizo fiesta a los hijos de Israel, y subió al altar para quemar incienso.”
Dan: ( Hebreo: דּןque significa «juzgar» ),era el quinto hijo de Jacob y de Bilha, la criada de
Raquel. El hermano menor era Neftali. Dan era patriarca y ascendiente de la tribu de Dan en
Egipto. Vivió 120 años (40 años en Canaán y 80 años en Egipto), y murió naturalmente en
Egipto. Según la Biblia, su hijo Jusin y los hermanos lo cargaron en un cofre de madera para
sepultarle cerca de la cueva del campo de Makpelá que está frente a Mambre, es decir, Hebron,
en Canaán junto a las tumbas de Abraham, Isaac, y Jacob.
Bet-el: (La letra bet, primera de la palabra "casa", se refiere a la casa de Dios, (Gén.35:7)
Estos lugares altos fueron obviamente un acto de rebelión contra la VOLUNTAD de Dios.
No obstante, por centenares de años, Dios los toleró y bendijo especialmente a Judá a
pesar de ellos, pero, esto no pasó desapercibido delante de Dios.
“27Si aun con esto no me oyereis, sino que procediereis conmigo en oposición, 28 yo
procederé en contra de vosotros con ira, y os castigaré aún siete veces por vuestros
pecados.29Y comeréis la carne de vuestros hijos, y comeréis la carne de vuestras hijas.
30
Destruiré vuestros lugares altos, y derribaré vuestras imágenes, y pondré vuestros
cuerpos muertos sobre los cuerpos muertos de vuestros ídolos, y mi alma os
abominará.31Haré desiertas vuestras ciudades, y asolaré vuestros santuarios; y no oleré
la fragancia de vuestro suave perfume.”
Observa en esta advertencia que Dios está hablando específicamente de los lugares
altos. Esta advertencia fue dada antes que Israel entrase a la tierra de Canaán.
Pero también recuerda, Dios había dicho: haré desiertas vuestras ciudades, y asolaré
vuestros santuarios. ¿Realmente haría Dios esto? Sí, lo haría. Y lo hizo.
En el año 709 A.C. el desastre golpeó a las diez tribus de Israel. Esta nación que Dios amó
fue completamente destruida por los Asirios. El hecho es que, exceptuando a la ciudad
de Jerusalén, al mismo tiempo que las diez tribus fueron destruidas, gran parte de la
nación de Judá fue también destruida.
Solamente porque Ezequías rey de Judá quitó todos los lugares altos Jerusalén fue
librada. ¿Cómo podría Dios traer este desastre horrible sobre el pueblo a quien El había
jurado Su amor?
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“ENTENDIENDO LOS LUGARES ALTOS”
Pero hubo más. Cien años más tarde, en el año 609 A.C. la nación de Judá fue otra vez
golpeada con desastre. El rey Josías, el rey más temeroso de Dios que reinó sobre Judá,
fue muerto en batalla cuando solamente tenía 39 años de edad.
Cien años antes, el Rey Ezequías había destruido los lugares altos así que Jerusalén fue
librada en el tiempo que las diez tribus fueron destruidas; pero, a continuación de
Ezequías, su hijo y luego su nieto reinaron, y durante sus reinados ellos reconstruyeron
los lugares altos. De modo que, Judá continuó en su rebelión contra Dios.
Y luego Josías llegó a ser rey. Verdaderamente, él fue un rey maravilloso. Dios declaró
tocante al rey Josías en 2ª.Rey.23:25:
“No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo su corazón, de toda
su alma y de todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él nació
otro igual.”
Los actos piadosos del rey Josías fueron maravillosos. La Biblia registra en 2 Reyes 22 y
23 y en 2 Crónicas 34 y 35 todos los hechos de justicia de este gran rey. Incluidos dentro
de sus hechos estuvo la destrucción de todos los lugares altos.
Pero fue demasiado tarde. Cuando Dios advirtió en Levítico 26 que destruiría todos los
lugares altos, dio suficiente información a fin de que podamos saber con precisión
cuándo ocurrió esto. El había dicho en Lev. 26:33-34:
“Para que se cumpliese la palabra de Jehová por la boca de Jeremías, hasta que la
tierra hubo gozado de reposo; porque todo el tiempo de su asolamiento reposó, hasta
que los setenta años fueron cumplidos”.
La Biblia nos muestra que estos setenta años comenzaron con la muerte de Josías en el
año 609 A.C. y concluyó con la conquista de Babilonia por los Medos y los Persas en el año
539 A. C.
El cumplimiento de esta profecía requirió la muerte del rey Josías porque el año 609 A.C.
vino a ser el comienzo de los setenta años que habían sido profetizados. En efecto, ahora
la ira de Dios comenzó a ser derramada sobre Judá.
Aunque cuatro reyes más reinarían, todos ellos fueron malos. Durante su reino,
primeramente Egipto los atacó y luego Babilonia comenzó a destruirlos. Finalmente, en
el año 587 A.C., 23 años en total desde que el rey Josías fue muerto en batalla, el fin
llegó.
¡Y qué final! Jerusalén, el templo, el lugar Santísimo fueron todos destruidos. Este final
terrible se precipitó sobre el pueblo que Dios amó, el cual había sido escogido como
pueblo especial. Dios había cumplido Su advertencia de que destruiría los lugares altos.
Lo hizo así en el año 709 A.C. y luego completó la tarea en el año 587 A.C.
Verdaderamente, Dios no hace advertencias vacías o inútiles. Una advertencia vacía es
una bravata. ¿Tú crees que tienes un Dios que gasta su tiempo en bravatas que no
cumplirá? Tú sabes que no.
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“ENTENDIENDO LOS LUGARES ALTOS”
¿Pero cómo se relaciona esto a la iglesia y a la era del Nuevo Testamento, a las
congregaciones y denominaciones por medio de las cuales Dios ha enviado el Evangelio a
todo el mundo durante más de mil novecientos años pasados?
1. La iglesia eterna formada por todos los verdaderos creyentes, nunca será destruida.
3. El antiguo Israel, amado y protegido por Dios durante centenares de años, fue
finalmente destruido. La nación de Israel, en el año 709 A.C., y la nación de Judá, en
el 587 A.C.
Con este contexto en mente, debemos hacernos la pregunta lógica: ¿Qué tiene que ver
con nosotros hoy, la destrucción del Israel antiguo en el 709 A.C. y 587 A.C.? La respuesta
debe venir a nosotros fuerte y clara.
Lo que Dios hizo al antiguo Israel tiene que ver en gran manera con este asunto.
En Heb. 13:8, la Biblia declara: Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.
Jesús es Jehová Dios del Antiguo Testamento. De la manera que vimos su trato del
antiguo Israel, podemos saber cómo trata con el Israel del Nuevo Testamento, las iglesias
y congregaciones que existen por todo el mundo.
La conclusión lógica entonces tiene que ser: Puesto que los lugares altos de Israel fueron
una causa dominante para la destrucción del Israel antiguo, parece entonces que las
iglesias de hoy están a salvo del juicio de Dios, porque no tenemos lugares altos donde
se estén adorando dioses paganos.
La Biblia nos muestra que las iglesias de hoy en ninguna manera están libres de lugares
altos.
La Biblia define la naturaleza de los lugares altos del Nuevo Testamento en 2ª.Cor. 10:4-
6 y Rom.12:2, donde leemos:
2ª.Cor. 10:4-6,
“4Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la
destrucción de fortalezas, 5derribando argumentos y toda altivez que se levanta
contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia de
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“ENTENDIENDO LOS LUGARES ALTOS”
Cristo, 6y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia
sea perfecta.”
Rom.12:2,
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta.”
En estos pasajes tan reveladores, Dios nos muestra cuáles son los lugares altos de Su
iglesia o del Cuerpo de Su amado Hijo, que somos nosotros, así como nos da a conocer
Sus planes para la Iglesia del Nuevo Testamento. Y tal como veremos, son comparables
con Su plan para el antiguo Israel.
Los lugares altos en nosotros, están ubicados en nuestra mente como: FORTALEZAS,
ARGUMENTOS, ALTIVEZ y PENSAMIENTOS DE DESOBEDIENCIA.
Leamos lo que responde Jesús a una pregunta que le hicieron y que está registrada en
Mat.22:35-40,
“35Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: 36Maestro,
¿cuál es el gran mandamiento en la ley?37Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo
tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.38Este es el primero y grande
mandamiento.39Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40 De
estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.”
En esta Era, trataré de considerar la influencia de los lugares altos en dos áreas
fundamentales de la vida de la Iglesia: global e individual:
Durante los días del Antiguo Testamento, se pensaba seriamente en cuanto a cómo
diseñar y edificar correctamente un lugar alto a fin de hacer la escena total de
adoración más completa.
“para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la
iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.”
Estos son lugares altos en el sentido de que han salido de MENTES elevadas de
hombres en vez de venir de Dios. Han crecido extensamente en las iglesias en los
pasados 50 años, que nacen de una mente no renovada.
B.- EN LO INDIVIDUAL
Voy a hablar específicamente sobre nuestra relación con Dios, luego de nuestra
conversión.
Sin conversión, no hay - no puede haber, entrada al reino de Dios. Toda alma
inconversa está fuera del reino de Dios. No importa, en el más mínimo grado, quién
soy yo, o qué soy yo; si yo no estoy convertido, estoy en «el reino de las tinieblas»,
bajo el poder de Satanás, en mis pecados, y camino al lago de fuego. Leamos lo que
dice Jesucristo en Mat.18:3,
(RV60)
“y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis
en el reino de los cielos.”
(LBLA)
“y dijo: En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no
entraréis en el reino de los cielos.”
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“ENTENDIENDO LOS LUGARES ALTOS”
(RV1865)
“Y dijo: De cierto os digo, que sino os convirtiereis, y os hiciereis como niños, no
entraréis en el reino de los cielos.”
• En el pasaje bíblico que hemos leído, lo que el Señor Jesucristo está diciendo es
que, yo puedo ser una persona de una ética irreprensible; de una reputación sin
mancha; un elevado profesante de la religión; un trabajador en la viña; un
maestro de Escuela Dominical; puedo ostentar un cargo en alguna rama de la
iglesia profesante; puedo ser un ministro ordenado; un diácono, anciano, pastor
u obispo; un individuo muy caritativo; un buen sembrador; respetado, buscado,
muy demandado, y reverenciado por todos debido a mi valor personal e
influencia moral. Yo puedo ser todo esto y más; puedo ser, y puedo tener, todo
lo que es posible que un ser humano sea o tenga, y con todo, no ser convertido,
y por ello estar fuera del reino de Dios, y en el reino de Satanás, en mi
culpabilidad, y en el camino ancho que conduce directamente hacia el
sufrimiento eterno, al lago que arde con fuego y azufre. No hay posibilidad de
evadirlo.
• Esto se aplica, con igual fuerza, al degradado borracho que rueda a lo largo de
la calle, peor que una bestia, y al buen temperante o abstemio inconverso que
se enorgullece de su sobriedad, y que se está jactando perpetuamente del
número de días, semanas, o años durante los cuales él se ha abstenido de toda
bebida embriagadora. Ambos están igualmente fuera del reino de Dios; ambos
en sus pecados; ambos están de camino al sufrimiento eterno.
Existe esta diferencia entre las dos: que el abstemio puede estar edificando
sobre su temperancia, vanagloriándose de su moralidad, y engañándose así él
mismo en la vana noción de que él está bien, mientras que en realidad, él está
totalmente mal. El borracho está palpable e inequívocamente mal. Todos saben
que un bebedor está yendo precipitadamente, y con pasos pasmosamente
rápidos, a aquel lugar donde no encontrará ni una gota de agua para refrescar su
lengua. Está claro que ningún borracho puede heredar el reino de Dios (1ª.Cor.
6:10); y tampoco lo puede heredar un abstemio inconverso. Ambos están fuera.
“ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los
estafadores, heredarán el reino de Dios.”
• Un alma convertida ha cruzado el límite que separa el que es salvo del que no es
salvo - los hijos de la luz de los hijos de las tinieblas - la iglesia de Dios de este
presente siglo malo.
“9 Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han
subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le
aman.10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu
todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.”
"COSAS QUE OJO NO VIO, NI OIDO OYO, NI HAN ENTRADO AL CORAZON DEL
HOMBRE, son LAS COSAS QUE DIOS HA PREPARADO PARA LOS QUE LE AMAN. Pero
Dios nos las reveló [a los creyentes] por medio del Espíritu, porque el Espíritu
todo lo escudriña, aun las profundidades de Dios."
• Si, por ejemplo, una persona ha sido despertada, por alguno u otro medio, para
tomar conciencia de la completa vanidad y de la falta de satisfacción de los
entretenimientos mundanos, y de la urgente necesidad de un cambio de vida, el
archi-engañador procurará persuadir a tal persona a hacerse religiosa, para que
se ocupe de ordenanzas, ritos y ceremonias, para que abandone bailes y fiestas,
teatros y conciertos, la bebida, las apuestas, la caza y las carreras de caballos;
en una palabra, que abandone toda clase de alegre diversión y entretenimiento,
y que se comprometa en lo que es llamado 'una vida religiosa', ser diligente
prestando atención a las ordenanzas públicas de la religión, leer la Biblia, decir
oraciones, y dar limosnas, ayunos, vigilias y contribuir al apoyo de las grandes
instituciones religiosas y de beneficencia del país.
Ahora bien, esto no es conversión. Una persona puede hacer todo esto, y con
todo, ser totalmente inconversa. Un religioso devoto cuya vida es gastada en
vigilias, ayunos, oraciones, auto-mortificaciones y actos de misericordia, puede
ser tan completamente inconversa, estar tan lejos del reino de Dios como el
incauto cazador de placeres, que gasta su vida completa en la prosecución de
objetos tan inservibles como la hoja marchita o la mustia flor.
Sin duda, mirado desde un punto de vista social, moral, o intelectual, es mucho
mejor ser un Protestante que un Musulmán; pero con respecto a lo que estamos
estudiando, ambos están en una plataforma común, ambos son inconversos.
De uno, tan verdaderamente como del otro, se puede decir que, a menos que sea
convertido, no puede entrar en el reino de Dios.
La conversión no es unirse a un sistema religioso, por muy puro que sea ese
sistema, por muy sano, por muy ortodoxo. Un hombre puede ser un miembro del
cuerpo religioso más respetable que pueda existir a todo lo largo y ancho de la
Cristiandad, y sin embargo ser un hombre inconverso, no salvo, en su camino a la
eterna perdición.
• Esto es acerca del caso que causa más consternación de todos. Nada puede ser
más horroroso, más terrible, que el caso de un hombre que profesa creer y se
deleita, sí, efectivamente, predicando el evangelio, en toda su plenitud, y
enseñando las grandes verdades características del Cristianismo, y no obstante
ser completamente inconverso, no salvo, y en su camino a una eternidad de
miseria inefable - miseria que necesariamente es intensificada hasta el grado
máximo, por el recuerdo del hecho que una vez él profesó creer, y realmente
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“ENTENDIENDO LOS LUGARES ALTOS”
emprendió la predicación de las más gloriosas nuevas que alguna vez cayeron en
oídos mortales.
D.- ¿QUÉ ES CONVERSIÓN?
1ª.Tes.1:9-10,
La luz divina se había abierto paso en sus almas, y en el poder de esa luz ellos
se juzgaron a sí mismos y la totalidad de su historia previa. Hubo una
renunciación a fondo de ese mundo que había gobernado hasta aquí los afectos
de sus corazones; ni una pizca de él debía ser exceptuada.
Fíjese lo que hizo el apóstol Pablo cuando llegó a Tesalónica, Hech. 17:2,
“Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió
con ellos,”
El apóstol procuró traer sus almas al contacto directo con la Palabra de Dios
viva y eterna. Él no trajo una mera influencia humana para imponerla sobre
ellos. No hubo ningún esfuerzo para actuar sobre sus sentimientos e
imaginación. El bendito obrero juzgaba que todas estas cosas eran
absolutamente sin valor. No tenía confianza de ninguna clase en ellas. Su
confianza estaba en la Palabra y en el Espíritu de Dios. Él asegura justamente
esto a los Tesalonicenses de la manera más conmovedora, en 1ª. Tes.2:13,
“Por lo cual", él dice, "también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que
cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no
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“ENTENDIENDO LOS LUGARES ALTOS”
Él se regocijó que ellos no estuviesen unidos a él, sino al propio Dios vivo, por
medio de Su Palabra. Este es un vínculo imperecedero. Es tan permanente
como la Palabra que lo forma. La palabra del hombre es tan perecedera como
él mismo; mas la Palabra del Señor permanece para siempre.
Toda mera influencia humana, poder humano, y los resultados producidos por la
sabiduría o la energía humanas, son perfectamente inservibles. - sí,
positivamente dañinos.
¿Qué es la avaricia?
a.- El deseo de poseer, es decir, el deseo de obtener más, puede ser hallado a
menudo en conexión con una disposición favorable para gastar;
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“ENTENDIENDO LOS LUGARES ALTOS”
Es verdad, él desprecia al pobre tacaño que pasa sus noches sobre sus bolsas de
dinero, 'manteniendo una extraña comunión con su oro'; deleitando su corazón
y proveyendo un banquete para sus ojos con la vista misma del fascinante polvo
dorado; negándose a él mismo y a su familia las provisiones necesarias de la
vida; andando en harapos y miseria, antes que gastar siquiera un centavo del
precioso tesoro escondido; que ama el dinero, no por lo que él puede obtener o
dar, sino simplemente por lo que el dinero es; que ama acumular, no para poder
gastar, sino para poder atesorar; cuyo único deseo rector es morir merecedor
de tan miserable polvo - !deseo extraño, desdeñable!
Ahora bien, estas dos personas son aparentemente muy distintas, pero ellas se
encuentran en un punto; ellas se ubican en una plataforma común; ambas son
codiciosas (avaras), ambos son idólatras.
Las dos palabras Griegas a las que hemos aludido en el texto son, pleonéxtes - el deseo
de obtener más, y, philarguria - el amor al dinero. Ahora bien, es la primera de ellas la
que aparece en Col. 3:5 - "avaricia, que es idolatría"; y allí está colocada en la terrible
categoría con algunos de los pecados más viles que manchan las páginas de la historia
humana.
Amados hermanos, el corazón natural está formado por los pensamientos de los
hombres. Este corazón ama, idolatra, y adora los objetos que halla en este
mundo; y cada corazón tiene su propio ídolo. Uno adora el oro, otro adora el
placer, otro adora el poder.
3.- Ahora vamos a considerar lo que podríamos denominar el lado positivo del gran
asunto de la conversión.
Hech. 26:18,
“para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y
de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí,
perdón de pecados y herencia entre los santificados.”
Gál.1:4,
“el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente
siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre,”
Pero la conversión es mucho más que todo esto. No sería, en un sentido, más
que una pobre cosa, si fuera meramente un volverse 'del pecado, el mundo, y
Satanás.' Sin duda, es una misericordia de proporciones el ser liberado, de una
vez y para siempre, de toda la desdicha y de la degradación moral de nuestra
vida anterior; de la terrible servidumbre del dios y príncipe de este mundo; de
toda la falsedad y vanidad de un mundo que yace en los brazos del maligno; y
del amor y práctica del pecado - los viles afectos que una vez gobernaban sobre
nosotros. Nosotros nunca podemos estar demasiado agradecidos por todo lo
que se incluye en este aspecto del asunto.
Pero, repetimos, hay efectivamente mucho más que esto. El corazón puede
sentirse dispuesto a inquirir, «¿Qué hemos obtenido en lugar de todo lo que
hemos abandonado? ¿Es el Cristianismo meramente un sistema de negaciones? Si
nosotros hemos roto con el mundo y con el 'yo' - si hemos abandonado nuestros
antiguos placeres y entretenciones - si, en resumen, si hemos dado la espalda a
lo que hace a la vida en este mundo, ¿que tenemos en cambio?»
a.- ¿Qué he conseguido en lugar de mis "ídolos" anteriores"? ¡A Dios! ¿En lugar
de los vanos y pecaminosos placeres de este mundo? ¡A Dios! ¿En lugar de
sus riquezas, honores, y distinciones? ¡A Dios! ¡Oh, bendito, glorioso,
perfecto Substituto!
Pero quizás se nos dirá que todo esto no es más que una figura. Sí; pero,
¿una figura de qué? De una realidad preciosa, divina; una figura de lo que
sucede en cada caso de una conversión verdadera, si solamente se
contempla desde un punto de vista celestial. No se trata de un mero
abandono del mundo, con sus mil y una vanidades y locuras. Es esto, sin
duda; pero es muchísimo más. Es ser traído a Dios, traído al hogar, traído
al seno del Padre, traído a la familia; es ser hecho - no en el lenguaje de
una estéril formalidad, sino en el poder del Espíritu, y por la poderosa
acción de la Palabra - un hijo de Dios, un miembro de Cristo, y un heredero
del reino.
"Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por
los injustos, para llevarnos… - ¿Qué? ¿Al cielo cuando morimos? No, sino …
para llevarnos a Dios (¿cuándo? Ahora) siendo a la verdad muerto en la
carne, pero vivificado en espíritu"
El nos lleva a la misma posición con Él mismo. Él nos vincula con Él mismo,
y comparte con nosotros todo lo que Él tiene, y todo lo que Él es, excepto
Su Deidad, la cual es incomunicable. Nosotros somos perfectamente
identificados con Él. Fíjate lo que dicen algunas escrituras de boca de
nuestro mismo Señor: Jn.14:19, 27; 15:11, 15:
Jn.14:19, 27;
“19Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis;
porque yo vivo, vosotros también viviréis… 27La paz os dejo, mi paz os
doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón,
ni tenga miedo.”
17
“ENTENDIENDO LOS LUGARES ALTOS”
Jn.15:11, 15
“11Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y
vuestro gozo sea cumplido… 15Ya no os llamaré siervos, porque el siervo
no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas
las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.”
“8porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y
han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me
enviaste.9Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me
diste; porque tuyos son,10y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido
glorificado en ellos…14Yo les he dado tu palabra; y el mundo los
aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del
mundo…18Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al
mundo…22La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno,
así como nosotros somos uno.23Yo en ellos, y tú en mí, para que sean
perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y
que los has amado a ellos como también a mí me has amado.24Padre,
aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos
estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me
has amado desde antes de la fundación del mundo.25Padre justo, el
mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido
que tú me enviaste.26Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a
conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y
yo en ellos.”
c.- Así nosotros somos llevados a Dios. Nada menos que esto. No meramente
nos volvimos de nuestros ídolos, cualesquiera que ellos fueran, sino que
somos, de hecho, llevados a la presencia misma de Dios, para hallar
nuestro deleite en Él, para gozarnos en Él; para andar con Él, para hallar
todas nuestras fuentes en Él, para recurrir a Sus inagotables recursos, para
hallar en Él una respuesta perfecta a todas nuestras necesidades, de modo
que nuestras almas estén satisfechas, y eso para siempre.
¿Tuvo el hijo pródigo algún anhelo por las algarrobas y los cerdos, cuando
descansó en el seno del padre, cuando fue vestido en la casa del padre, y
cuando se sentó a la mesa del padre? Nosotros no, y no podemos, créalo.
No podemos imaginar que tuviera un solo suspiro por la provincia apartada,
una vez que él se halló dentro del círculo bendito de esa resplandeciente y
dichosa casa de amor.
Si no es así, ¡Que Dios nos dé de su gracia para convertirnos de una vez por todas!.
Esta destrucción fue completada cuando Judá comenzó a caer en la esclavitud al tiempo
cuando su último rey bueno, el rey Josías, fue muerto en el año 609 A.C. La destrucción
fue completa en el 587 A.C. cuando Jerusalén y el templo fueron totalmente destruidos,
en los 23 años siguientes al año 609 A.C.
“4Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la
destrucción de fortalezas… 6y estando prontos para castigar toda desobediencia,
cuando vuestra obediencia sea perfecta.”
“4 porque no son armas humanas, sino poderosas armas divinas destinadas a destruir
fortalezas,…6Utilizaré estas armas frente a cualquier rebeldía, habiéndolas utilizado
antes contra vosotros mismos para lograr que vuestra obediencia a Cristo sea perfecta.”
En este pasaje tan revelador, Dios, a través del apóstol Pablo, está declarando que
vendrá castigo contra toda maquinación mental contraria a la obediencia a Cristo. Contra
toda actitud que nace de argumentos elaborados en la mente que se oponen a la
VERDAD.
Por tanto, vemos claramente que Dios ha determinado un tiempo durante la era del
Nuevo Testamento cuando vendría castigo contra las cosas elevadas y razonamientos
exaltados de los hombres. Este castigo se está dando ahora hasta que la obediencia de
las iglesias haya sido cumplida. Todo lo que no es Dios, se caerá.
CONCLUSIÓN
Estas consideraciones permiten que nos preguntemos ¿Si una iglesia quita sus lugares altos,
cómo será su estilo de vida?
Fíjate lo que dijo Jesús, refiriéndose a las preocupaciones propias de una MENTE NO
RENOVADA de los que le escuchaban en la ladera de una montaña, por las cosas que nosotros
llamamos “materiales”, es decir: casa, comida, vestido, lee conmigo Mat.6:33-34:
“33Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas.34Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su
afán. Basta a cada día su propio mal.”
Debo decirles que lo que impide que las bendiciones dadas por Dios a través de Jesucristo, se
hagan realidad en nosotros, es porque todavía siguen imperando en nuestras MENTES, los
lugares altos y no AQUEL que debe estar entronizado, JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR.
Es por ello que TENEMOS que seguir comprendiendo las Sagradas Escrituras para que la
PALABRA DE DIOS, para estos tiempos, y para nuestras vidas, sea de verdad viva y eficaz.
APÉNDICE
LUGAR ALTO
Este nombre se halla en otras lenguas semíticas con el significado del lomo de un animal o la
espalda de un hombre (ugarítico), la ladera o «lomo» de una montaña (acádico) o el «bloque»
de piedra o tumba de un santo (árabico).
En hebreo bíblico, bamah se usa unas 100 veces y por primera vez en Lev.26:30 (rva):
«Destruiré vuestros lugares altos, derribaré vuestros altares donde ofrecéis incienso,
amontonaré vuestros cuerpos inertes sobre los cuerpos inertes de vuestros ídolos, y mi alma
os abominará».
La mayoría de los casos se encuentran en los libros de Reyes y Crónicas, con el significado de
un «lugar alto» de culto. Son contadas las veces que el término se encuentra en el Pentateuco
o en la literatura poética o profética.
El uso metafórico en la Biblia de los «lomos» (bamah) de las nubes y de las olas del mar causa
problemas a los traductores: «Sobre las alturas [«el dorso» nbe] de las nubes subiré, y seré
semejante al Altísimo» (Is.14:14 rvr), y «Por sí solo extiende los cielos y camina sobre las
ondas [«alturas» rv; «dorso» nbe] del mar» (Job 9:8).
No todos los bamah fueron literalmente «lugares altos» cúlticos; el término puede referirse
sencillamente a una unidad geográfica; cf.: «Por tanto, por culpa de vosotros Sion será arada
como campo. Jerusalén será convertida en un montón de ruinas; y el monte del templo, en
cumbres boscosas» (Miq.3:12 rva; cf. Am. 4.13).
Antes de llegar los israelitas, los cananeos sirvieron a sus dioses sobre estos montes, en los
que sacerdotes paganos presentaban sus sacrificios a los dioses: Israel imitó tal práctica
(1ª.Rey.3:2), aun cuando sacrificaban al Señor.
Los lugares altos de las naciones circunvecinas estaban dedicados a Quemós (1ª.Rey.11:7
rva), Baal (Jer.19:5) y otras divinidades.
Sobre el «lugar alto» se construía un templo que se consagraba al dios: «También hizo
[Jeroboam] santuarios en los lugares altos e instituyó sacerdotes de entre la gente común,
que no eran hijos de Leví» (1ª.Rey.12:31 rva).
22
“ENTENDIENDO LOS LUGARES ALTOS”
Los santuarios se decoraban con símbolos cúlticos; por lo que los pilares sagrados (<asherah) y
los árboles y palos sagrados (matstsebah) se asociaban con templos: «También se edificaron
lugares altos, piedras rituales y árboles de Asera, en toda colina alta y debajo de todo árbol
frondoso» (1ª.Rey.14:23 rva; cf. 2ª.Rey.16:4).
Antes de la construcción del templo, Salomón adoró al Señor en el gran bamah de Gabaón
(1ª.Rey.3:4). Esto se permitió hasta la consagración del templo; sin embargo, la historia
demuestra que Israel no tardó en apropiarse de los «lugares altos» para usos paganos.
Los bamah fueron sitios de prostitución ritual: «Pisotean en el polvo de la tierra las cabezas
de los desvalidos, y tuercen el camino de los humildes; y el hijo y su padre se llegan a la
misma joven, profanando mi santo nombre. Sobre las ropas empeñadas se acuestan junto a
cualquier altar; y el vino de los multados beben en la casa de sus dioses» (Am. 2.7–8).
La Septuaginta usa los siguientes términos griegos: hupselos («alto; altivo; elevado»), bama
(transliteración del hebreo), bomos («altar»), stele («pilar») y hupsos («altura; lugar alto»).