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Escultura paleocristiana:

Junto con la pintura sufre las limitaciones de la religión hebraica que


prohíbe la representación de la divinidad. Sin embargo en los
sarcófagos se mantiene el estilo romano, aunque utiliza símbolos o
temática religiosa. A veces resulta imposible distinguir unos de otros.
Los primeros sarcófagos son los estrigilados, estrías o acanaladuras,
sinuosas que los cubren.
Sarcófago de San Vicente, en Valencia (M. San Pío V), con el crismón en
medio.
Con uno o dos frisos, con escenas bíblicas articuladas entre elementos
clásicos.
Vid y sarmientos con gran simbología cristiana: “yo soy la vid y vosotros los
sarmientos”.
Pavo real, símbolo de la inmortalidad.
Sarcófago en el exterior del
mausoleo de Gala Placidia
Sarcófago de Junio Basso

Finales del s IV, Antiguo Testamento: Adán y Eva, sacrificio de


Isaac (anuncio mesiánico), Daniel y los leones (la salvación)
Sarcófago de la Pasión, Representada por el Crismón.
Sarcófago de Tarragona

Adosado a la catedral, s IV, escena central curación de un


paralítico, se divide en dos paneles superpuestos: el inferior con
el enfermo postrado en la cama y el superior con el protagonista
con el lecho a cuestas.
El relieve de la derecha recrea la entrada de Cristo en Jerusalén el
Domingo de Ramos. Las escenas están divididas, a la manera
clásica, por columnas. La técnica se basa en el modelado y juega
con el efecto de claroscuro que proporciona el trépano.
La mayor parte de la escultura paleocristiana tenía también un
carácter funerario.
Sarcófago de Arbres, Louvre, s IV
La pintura
Por influencia de Bizancio, abandona el procedimiento del fresco para
acogerse al más refinado y duradero mosaico.

Mausoleo de Gala Placidia (s. V):


El interior está recubierto
íntegramente de mosaicos, cuyo
color azul intenso del fondo
homogeneiza las superficies,
proporciona al espectador una
sensación de dilatación espacial
hasta perder la noción real de los
límites de las paredes. Si su
exterior es sencillo, hecho de
volúmenes cúbicos y de ladrillo, el
interior esconde un espacio hecho de
superficies curvas: cuatro bóvedas
de cañón y una cúpula central
recubiertas de mosaicos azulados.
En los cuatro tramos que sostienen la cúpula encontramos parejas
de santos vestidos de blanco, sobre un fondo azul en las partes
altas y verde en las bajas, rígidos, esquematizados y poco
naturalistas, inicio de unas formas que serán frecuentes en
Ravena. Entre los santos aparece el motivo de las palomas y la
fuente, simbolizando a los cristianos en el paraíso celestial y su
fuente de vida: Cristo.
En la cúpula destaca una
gran cruz triunfal
dorada, rodeada de
estrellas y con el
tetramorfos: Águila:
Juan, león: Marcos,
toro: Lucas y ángel:
Mateo; en las pechinas.
En el fondo de una bóveda de cañón está Cristo como Buen Pastor,
vigilando su rebaño de ovejas. Cristo es el centro a cuyo
alrededor se desarrollan todos los otros elementos,
especialmente las ovejas, que con sus miradas ejercen un fuerte
efecto centrípeto. La postura de Jesucristo, el cruce de pies y la
mano izquierda, todavía conservan los convencionalismos de la
plástica clásica.
Baptisterio de los ortodoxos o neoniano
Baptisterio de los arrianos
Baptisterio de los ortodoxos o neoniano

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